Curiosidad

Todos tenemos un poco de curiosos...

Curiosidad.

Cuando se levantó estaba totalmente desnuda, corrían por su entrepierna hilillos de semen que provenían de lo profundo de su vagina, se miró en el espejo que cubría toda la pared frente a la cama, y le gustó lo que vio, su cuerpo era armonioso, delgada pero con curvas, su tetas si bien eran pequeñas estaban bien paradas, los pezones tenían el tamaño exacto, y su color era suave, invitante.

Caminó al baño, sintiendo en su interior aún la sensación de la penetración, él la seguía con la mirada, se detuvo en la cola de ella, no grande, pero si parada erguida, destacándose del resto de la espalda, y aún saciado de sexo, tuvo un estremecimiento, unos cosquilleos que venían de sus testículos tan exigidos durante la noche anterior.

Entró en el baño, se sentó en el bidet, y dejo que la lluvia refrescara el interior irritado de su sexo, y el agua barrió (no del todo), el liquido seminal que él le había obsequiado (y con abundancia, sin mezquinar nada).

Corrió la mampara de acrílico, penetró en la ducha, bajo un torrente de agua caliente, tuvo un estremecimiento de placer al sentir en su epidermis correr la misma.

Sintió como él entraba en el baño, luego el correr del agua del inodoro, no tuvo ninguna sorpresa cuando asomo su cabeza en el cubículo, e ingresó a la ducha con ella.

Él le enjabonó la espalda con meticulosidad, luego los pechos, su vientre, y al llegar al monte de Venus, detuvo brevemente su marcha jabonosa, luego con delicadeza bajó al clítoris, que aún se mantenía irritado, y suavemente con un solo dedo lo frotó, por encima y los costados.

Ella sintió como un choque eléctrico de placer, y se abrazó a él, buscando con su boca el cuello, y bajando a las tetillas, que mordisqueo suavemente.

Mientras la mano de él seguía su camino evidente, bajando por el pliegue de los labios superiores, que normalmente están muy juntos formando una línea delgada, pero que ahora estaban separados mostrando los inferiores y la abertura del placer dilatada por los excesos de antes.

Ella notó como la excitación volvía, en oleadas que invadían su cuerpo, potenciados por el agua caliente que corría en abundancia, abrió su piernas un poco más, y cuando un dedo curioso exploró su interior, llegó a una cumbre de excitación.

Bajó una de sus manos hasta el miembro que notaba erguido, y con jabón que tenia en la misma, lo comenzó a frotar en forma leve, bajando a los testículos, palpándolos con mucha suavidad, comprobando que estaban altos, pegados a la base del pene, él suspiró.

Mientras el agua corría sobre ellos, seguía la exploración de los cuerpos en búsqueda del placer, la mano libre de él busco entre las nalgas el acceso trasero, y suavemente sin hacer ninguna presión, recorrió su contorno, mientras uno de los dedos de la otra seguía la exploración del interior de la vagina, y con el pulgar de la misma mano, masajeaba el clítoris que se notaba muy erguido.

Mientras la mano de ella aumentaba el masaje al pene en intensidad, él presionó el dedo que estaba en el ano de ella, forzándolo e iniciando una muy leve penetración en el mismo.

Sus bocas se buscaron, y un beso muy intenso y ardiente comenzó, prolegómeno de una mayor intensidad en las acciones que estaban ocurriendo. Ya que con mayor fuerza el dedo que estaba en el trasero, y el que estaba en la vagina parecieron querer buscar el encuentro aún con la separación de las paredes interiores.

Llegaron a un punto que parecía ya de no retorno, pero él hizo una separación entre los dos, y la levantó como una pluma agarrándola de las nalgas, y la elevó hasta que su pene y la vagina estuvieron al alcance, y la penetró, mientras el interminable beso seguía y seguía.

Ella pasó las piernas sobre las caderas de él, y puso todo su peso para obtener aún más penetración, consiguiéndola sin ninguna duda, hasta notar la presencia de los testículos en sus labios inferiores.

Se sintió totalmente penetrada, que llegaban a su fondo, que la cabeza del pene golpeaba contra algo interno de ella, produciéndole sensaciones de plenitud y placer inmensos, nunca había sido cogida con esa intensidad y pasión, y él no recordaba tanto placer y tan explosivo.

Y fue cuando comenzó el paroxismo, y comenzó a cabalgarlo con movimientos que momento a momento aumentaban en intensidad y fuerza, hasta el estallido del placer, que desembocó en las contracciones del orgasmo profundo, que atraían a el interior de la vagina el semen vertido en abundancia y en espasmos por el pene invasor.

Se quedaron un instante en la posición, en plena penetración, y luego comenzaron a relajarse, él la depositó con cuidado nuevamente en sus pies, mientras seguían obnubilados por las sensaciones tan fuertes que recibieron.

Ella reposó su cabeza contra el pecho de él, mientras recibía un abrazo de protección y ternura.

Volvieron a enjabonarse, tratando de que no quedaran residuos, pero eso es imposible, porque ella sabía que seguiría manchando su tanga durante un tiempo ese día del semen dejado por el en su interior.

Se secaron con los toallones, entre bromas y ternura, y volvieron a la habitación, descansaron unos minutos en la cama, pidieron café y bocadillos dulces a la conserjería por el teléfono interno, conversando animadamente.

Tomaron el café cuando este les fue servido, a través de un mueble giratorio que había en la puerta de acceso, que no permite la vista al interior de la habitación al conserje.

Ella fue desnuda a buscar la bandeja, para gratificación de la vista de él.

Luego cercana la hora al vencimiento del último turno de los tres que habían contratado, comenzaron a vestirse, y al salir ya de la habitación, él le dijo- perdóname, ¿pero como me habías dicho que te llamabas?

Navegante.