Cura de pueblo

El nuevo sacerdote sodomiza a la rolliza panadera

CURA DE PUEBLO

Me quedé en paro hace 6 meses y vivo de cualquier cosa que me sale: desde ayudar en mudanzas, chapuzas a domicilio, clases particulares, incluso he hecho un par de salidas como boys, suerte que no tengo cargas familiares ni hipotecas y económicamente tiro con lo que voy sacando.

En el tema de los boys me metió Juan, un amigo bastante gamberro. No pagan mucho pero acepté un par de encargos por diversión y unos cuantos euros extras nunca van mal.

Precisamente Juan es el principio de esta historia. Se puso con gastroenteritis un sábado que tenía que hacer una salida a un pueblo del interior, se trataba de un show para una cuarentona y le regalaban un strip-tease.

Tenía que simular un cura que venia ha echar un sermón y acabar como siempre, en pelotas y montando un show. Es una variante que inventamos entre Juan y yo a partir del clásicos strip-tease del policía

Me depilé a fondo y Juan me prestó la sotana de cura, debajo solo un tanga de cuero, una muda para después y cogí el coche para dirigirme a mi destino.

Llegué al pueblo a las 12 de noche y no había manera de encontrar la dirección exacta. En estos pueblos, como todo el mundo conoce las calles, no se molestan en poner los nombres. Y encima no había nadie por la calle.

Paré en lo que parecía ser la plaza mayor, con una iglesia en un lado y la alcaldía enfrente. Un pórtico con casas de piedras señoriales rodeaban la plaza y se oía el rumor de la fuente del centro. Salí del coche a ver si veía a alguien para preguntar.

Alguien me llamó:

Ya era hora de que llegará, llevo toda la semana esperándole.

Me giré y era un señor mayor, con un jersey marrón viejo. De cerca pude comprobar que llevaba sotana. Era el cura del pueblo.

No entiendo como el obispado ha tardado tanto. Debía estar en la capital para mi tratamiento de reuma desde hace 4 días. A los de pueblo nunca nos hacen ni el menor caso. Ya casi no me puedo ni agachar.

Bueno, disculpe que no me haya presentado, me dijo, soy el padre Damián.

Yo estaba alucinado, me cogió del brazo y me llevó a la puerta lateral de la iglesia.

Que joven es usted. Pensé que había crisis vocacional, supongo que acaba de salir del seminario. Todavía no me ha dicho como se llama.

Santiago, padre Santiago.

A mi me entró gracia, pero no sabia como explicar a aquel pobre hombre que yo venia a montar un show erótico a unas cuarentonas. Mejor no le decía nada y desaparecía a la primera oportunidad.

Me guió hasta la casa, anexa a la iglesia, sencilla pero limpia.

Estaba cenando solo, ¿querrá acompañarme? Siempre es más agradable en compañía.

Julia!!, grito, ponga otro plato en la mesa que seremos dos.

Julia entro con platos de loza, puso un plato hondo que llevaba con sopas y puchero casero.

Olía divino.

Añadió pan recién hecho, butifarras y queso, embutidos artesano y jamón.

Aquí todo es natural. Los parroquianos son muy generosos. Julia me hace la cena y me ayuda a recoger. Si le parece sacamos un vino. Tengo un tinto cosechero que me pasa Manuel el de la bodega que es excelente.

Llenó dos vasos de buen vino. A mi todo me parecía buenísimo. Acostumbrado a mis pizzas congeladas y comida rápida, cuando la había, aquello era gloria.

Poco a poco hombre, que parece que no ha comido en tres días.

Fue sirviendo otro vaso de vino y un tercero, y un cuarto cuando atacamos el pan con embutidos. De postre peras con crema y un poco de bizcocho.

Yo siempre tomo un anisete, es para la circulación, usted ya me entiende.

Nos pusimos al lado de la chimenea de leña en dos mecedoras con el anisete y me estuvo contando las costumbres del pueblo, la gente, los problemas, etc. Con la compañía del padre Damián, e iluminados sólo por el fuego, inevitablemente me fue entrando sopor.

Lo siguiente que recuerdo es que Julia me abrió las ventanas ya de día.

Venga padr, que ya son las 10. Se ha corrido la voz por el pueblo, aunque créame que no he soltado ni prenda, que tenemos un nuevo cura joven y guapo. Me han dado medio litro de leche recién ordeñada y yo le he hecho una bandeja de torrijas para su desayuno.

¿Y el padre Damián?

El padre Damian se fue pronto a la capital. Me dejó las llaves para usted.

Desayuné abundante y después de una ducha me fui a recorrer el pueblo. La gente me saludaba y me invitaron otro café en el hogar del jubilado. En la carnicería me prometieron medio conejo para el domingo. En la plaza mayor me paré hasta el medio día, al lado de la fuente, charlando con los lugareños.

Qué relax. Aquello era vivir y lo demás son cuentos.

Me fui acostumbrando a la buena vida. No tuve ningún problema en representar mi papel de cura, yo había de monaguillo seis años y me conocía bien las oraciones y la liturgia.

Empecé a asistir a actos sociales, con el alcalde inauguración de un puente, me toco bendecirlo y luego, por supuesto, el convite de rigor a base de licores, dulces y embutidos.

El aire limpio de las montañas, la buena alimentación y la vida relajada me estaban haciendo engordar, aunque echaba de menos un poco de vida sexual, aunque iba a tener pronta solución.

Estando preparando la iglesia, un tarde tranquila de jueves, entro a verme la mujer del panadero:

Necesito confesión, don santiago.

Charo, la mujer del panadero era una mujer madura, de unos 45 años, guapa pero un poco entrada en carnes. Movía con salero las caderas y tenia un pecho que exhibía de manera escandalosa por su provocativo escote. A mi me ponía.

Nos fuimos al confesionario:

A ver, a ver, que pasa con tanta prisa.

Mire padre, yo quiero mucho a mi marido, es honrado y trabajador. Siempre procuro complacerle en todo lo que me pide, pero lleva unos meses emperrado en hacer el "acto contra natura" y para mi que eso es pecado. ¿Qué dice la Iglesia?

¿"acto contra natura"? a que se refiere, me hice el tonto.

No se como decirlo, que me la quiere meter por el culo!!.

Je, je, el asunto me estaba empezando a divertir.

Cuénteme.

Eso le excita mucho y no aguanta más, si no le dejo me amenaza con irse al pub de carretera "El 7 cielo". Me dice que allí por 50 euros se queda uno a gusto.

No, no, eso nunca.

Se me ocurría que ya que el panadero me surtía de pan y bollería artesana al menos le iba a ahorrar 50 euros. Convencería a su mujer para que se dejara y de paso yo también podría poner mi polla en algún sitio estrechito un rato

Pero no dicen que eso es pecado.

No, no, vamos a ver Charo, pecado es cuando se hace por lujuria o depravación, pero si hay amor nada de eso es pecado. A ver, ¿usted quiere a su marido?

Si claro.

Entonces, ¿no querrá que se vaya por ahí de mujerzuelas?

No eso no. Pero es que me duele, ya lo ha intentado dos veces y me ha dicho que esta noche vamos a volverlo a probar.

¿Pero como lo hace?

Me la estaba poniendo dura oír en el confesionario a una mujer explicando los torpes intentos del panadero por darle por el culo.

¿Pero no pone vaselina o la dilata?

No, no, mi marido va directo en saco.

Vamos a ver Charo venga conmigo a mi casa que esto lo tenemos que hablar más tranquilos.

Cerré la iglesia y pasamos a mis dependencias. Me senté con ella en el sofá.

Haber Charo creo que en este caso la iglesia entenderá que ayude a esta pareja en su matrimonio.

Encendí el ordenador del padre Damian y entré en algunas de las webs que suelo ver de videos porno. Elegí un video de sexo anal casero.

Mira, mira, como disfrutan. Acércate.

Es verdad y le entra toda.

Charo estaba inclinada mirando la fabulosa enculada del video y yo aproveché para pasarle la mano por el culo. La situación había animando a mi pajarito y supongo que con la sotana se notaba y Charo se estaba poniendo cachonda.

Metí la mano por las mallas que llevaba y empecé a acariciar la raja del culo. Charo seguía absorta viendo la peli porno y seguí hasta el chocho, noté como habría las piernas para favorecer los tocamientos y empezaba a mover el culo en círculos.

Uyyy esta pareja si que saben.

Creo que es momento que yo te enseñe para que disfrutes como el video.

Estoy en tus manos.

Empezó a manosearme la entrepierna, mientras yo le seguía acariciando los glúteos. Le baje las mallas, llevaba un tanga negro que no podía esconder la abundante mata de pelo.

La estiré en el sofá, aparté la tirita del tanga y me lance a comerle el ojete, mientras le seguía acariciando el clítoris. Los labios los tenía hinchados, señal de una fuerte excitación.

Lo primero que hay que hacer es dilatarlo.

Me chupé un dedo y le metí la mitad de golpe por el culo. No me extrañó que le doliera, lo tenia muy estrechito. El anillo del esfínter presionaba y empecé un movimiento rotatorio para intentar dilatarlo. Costaba, pero poco a poco se iba abriendo como una flor.

Ahora un poco de aceite.

Acerqué un poco de aceite y le endiñé un buen chorro en el ojete. Lo esparcí. Las nalgas quedaron relucientes y el dedo entraba ya con mucha facilidad.

Sigue sigue!!

Luego hay que entrar un segundo dedo. Lo notas Charo.

Continúe con el mismo tratamiento que antes, movimientos en circulo.

Un poco de aceite también en el miembro.

Me unté bien la polla que quedó brillante y retire mis dedos del abierto ano.

Ahora a ver si entra la punta, esto es lo más difícil.

Empecé a apretar, su orificio ofrecía resistencia, pero poco a poco se abría al paso de mi rabo.

Ya ha entrado la punta, la siento toda, me dijo.

Esperemos a que se amolde un poco.

Estuve unos minutos y aproveche para sobarle las tetas. Se las saque del jersey y las estruje.

Empecé a deslizar mi polla por su recto, se abría paso hasta tocar con los cojones en sus nalgas.

Esto es otra cosa, que bien se siente.

Empecé un mete y saca, sacando la polla casi hasta el glande y entrando de golpe, una y otra vez. Charo gemía de gusto y yo estaba sudando. Menudo culazo tenia la panadera, no me extrañaba que su marido se muriera de ganas de meterla por ahí.

Pensar que la estaba estrenando me entró mucho morbo y note como mi pene se hinchaba, señal que me iba a correr, la hundí hasta el fondo para inundar el recto.

Ohhhhh, que bien, gimió mientra también alcanzaba el orgasmo.

Nos quedamos un rato quietos y saque mi polla, hizo el mismo ruido que al abrir una botella de vino espumoso.

Bueno, Charo, creo que ya está lista para esta noche. Si le parece mañana me cuenta como le ha ido. Le doy mi absolución y la bendición.

Charo se fue muy satisfecha moviendo su culete a derecha e izquierda.

Al día siguiente me acerqué a la panadería en mis paseos después del desayuno, el panadero estaba más contento que nunca.

Qué magnifico día hace, verdad señor cura.

Pues si. Me pondrá un cruasán, con los cuernos bien grandes. Je, je.

Y así es como acabó la primera semana del nuevo cura del pueblo.