Cuñados
Una violación es siempre algo deleznable, pero en ocasiones el camino más corto para llegar al objetivo deseado, y llegar al alma de una mujer no siempre se logra con buenas palabras. Bea necesitaba quedarse embarazada y Abel cubrió esa necesidad.
Toque en el telefonillo y poco después sonó ese ruido tan desagradable. ¡No habían reparado el sistema!
.- Abre soy yo.
Sonó un chasquido y la puerta se abrió, subí al tercer piso muy ilusionada, quería compartir con mi hermana las buenas noticias y no quise llamarla; como siempre la puerta del piso estaba abierta y recorrí el largo pasillo hasta el salón, de una de las puertas que había dejado atrás salió Abel que me abrazó por detrás aprisionándome las tetas.
.- ¿Qué haces, donde está mi hermana?
Siguió estrujándome con sus enormes manos y notaba su tremenda erección contra mi cuerpo, sus labios besaban mi cuello y sentí tanta repulsión como la otra vez.
.- ¿Dónde está mi hermana? ¡Suéltame! ¡Te digo que me sueltes!
Sin soltarme siguió lamiendo mi cuello hasta que me dijo con esa voz que tantas pesadillas me ha provocado.
.- ¡No me obligues a arrancarte la ropa, hoy no te podrás poner nada de tu hermana como la otra vez; no te cave nada de lo que ella emplea!
Era cierto, aunque solo estaba al principio del cuarto mes de embarazo lucía una prominente panza; la ecografía que me habían hecho apenas una hora antes confirmó lo que sospechábamos, se trataba de mellizos con un tamaño normal y con casi total seguridad serian niño y niña.
Ese degenerado me tenía en sus manos y sabía que no tenía otra opción que obedecer, si cuando me violó la primera vez lo hubiera denunciado ahora no estaría en esta situación, una punzada de dolor me hizo reaccionar; me estaba retorciendo los pezones que tenía muy sensibles desde el principio del embarazo.
.- ¡Sácate la ropa ahora! ¡Ya te he dicho que no te la quiero arrancar pero no lo dudaré si me obligas!
Me desabroche la blusa y él me la sacó con delicadeza, soltó el sujetador y lo retiró también y comenzó a besarme los hombros ahora de forma más dulce, casi agradable si no fuera por las circunstancias; solté la falda que deje caer al suelo y me hizo dar un paso adelante para sacar los pies de ella; bajó sus manos y las posó sobre mi vientre acariciándolo con mucha más dulzura que Carlos y es que mi marido no es nada detallista al contario que Abel.
Me estaba excitando aunque no quería; no quería que pensara que me gustaba lo que me hacía aunque la verdad era muy diferente; era un cerdo y me habría gustado que me conquistara y haber llegado a eso mismo por un camino más normal, pero eso de violarme lo consideraba sucio, repugnante, y me horrorizaba legitimarlo mostrándole mi complacencia con lo que me estaba haciendo pero no tenía forma de ocultar mi excitación.
Le pregunté entre suspiros.
.- ¿Dónde está mi hermana? He venido a darle una buena noticia y me encuentro contigo que eres un cerdo que me violará otra vez.
Calló y se abrió el kimono y al hacerlo noté su verga entre mis muslos, eso me enloquecía y supe que estaba totalmente mojada pues me llegaba el aroma a hembra que incluso a mí me excita; me doblo sobre el respaldo del sofá y apartó lo suficiente el tanga para enchufarme esa verga que a pesar de lo que pensara entonces y ahora, me había proporcionado los mejores orgasmos de mi vida y no por el morbo de la violación que también; fue entonces y tenía la certeza que ahora también por su forma de tratarme.
Me penetro lentamente, sin esa urgencia que he visto en todos los hombres que le precedieron que no fueron pocos y es que he de reconocer que soy una perra y lo que más me gusta en este mundo es follar; metía su vástago hasta el fondo y lo retiraba lentamente también, pero cada vez parecía que llegara más adentro y es que mi excitación seguía creciendo al mismo ritmo que bajaba mi resistencia, me estaba llevando a ese punto en que dejaba de ser la respetable esposa para convertirme en la más ardiente de las perras.
Comencé a jadear y el primero de los muchos orgasmos llegó devastador haciendo que me retorciera como si quisiera escapar de algo que en realidad no quería, ya no y es que ese cerdo sabe darme lo que necesito. Pasó sus manos adelante y aprisionó mis pechos pero esta vez no los castigó; los acariciaba como me gusta, hundiendo los pezones y soltándolos de súbito, esa sensación como si se fueran a escapar disparados me resulta de los más excitante y el muy canalla bien que lo sabe.
Me besaba la espalda al mismo tiempo y eso hizo que me fallaran las piernas pero estaba bien asegurada y era imposible caer; poco después continuó manchando ya que no se había corrido; siempre sospeche que tomaba algo por la insistencia, potencia y aguante con que mi hermana decía que la follaba, aunque la otra vez que me violó perdí la cuenta después de los primeros cinco orgasmos y es que ese sátiro me tubo encamada desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde y solo se corrió en dos ocasiones y paró para ir al baño en otras dos dejándome rota después de tanto sexo.
Estaba en medio de otro orgasmo y me estaba tirando del cabello para que me arqueara, cada vez estaba más y más excitada y casi contenta de que me hubiera sorprendido de ese modo; estaba babeando y no podía controlarme, culeaba al mismo ritmo como si de ese modo pudiera llegar más y más adentro en sus largos y potentes caderázos. Ese otro orgasmo se alargó ya que Abel comenzó a soltarme potentes descargas de semen que me inundaron las entrañas como la vez anterior y es que es exagerado en todo cuanto hace, cuando besa parece que quiera sorber el espíritu.
Me llevó hasta el sofá y me hizo sentar en él sin preocuparse porque se manchara con lo que rezumaba de mi sexo, y se abatió sobre mis pechos mordisqueando los pezones como si fuera un perrillo travieso.
Por un momento pensé en si podía perjudicar a mis hijos pero recordé lo que me dijo la ginecóloga al respecto.
— El sexo, solo puede perjudicarlos si se hace sin cuidado ejerciendo mucha presión sobre el vientre de otro modo no hay riesgo; además de que es recomendable si apetece, para rebajar el estrés.
Carlos, dejó de hacerme el amor en cuanto le comenté mi sospecha de estar embarazada, incluso antes de que el test lo confirmara y es que está obsesionado con la paternidad; nos hicimos pruebas de fertilidad porque hacía dos años que lo intentábamos sin éxito y unos análisis de esperma desvelaron que tiene una escasa, casi nula movilidad de sus gametos, en cambio yo estaba perfectamente.
Por suerte para ambos poco después de que Abel me violara quedé embarazada y por una de esas casualidades de la vida fue lo mejor para nosotros, a mí para tratar de olvidar ese episodio de mi vida y a Carlos porque no tuvo necesidad de someterse a ningún tratamiento para estimular la movilidad de sus bichitos; cada vez que Rosa trataba de montar algún encuentro entre los cuatro, hasta el momento de un modo u otro había conseguido librarme; no quería estar jamás junto a ese depravado que aunque sabía cómo satisfacerme no lo hacía como me habría gustado.
Retomé la conciencia de la situación cuando una serie de calambres anunciaron un nuevo orgasmo y es que Abel es muy bueno en todo lo que hace; estaba tendida en el sofá y me estaba haciendo sexo oral, con su lengua había logrado llevarme tanto o más allá que antes con su sexo; ya la vez anterior me hizo una demostración de lo que es capaz de hacer y de lo poco que le importa encontrar restos propios.
Me estaba retorciendo y perdí de vista el mundo una y otra vez, ese canalla sabe muy bien cómo lograrlo y lo estaba haciendo mejor que nadie que haya conocido. Los espasmos comenzaban en mi sexo y se reproducían en los riñones subiendo por la columna haciendo que me arqueara y los pechos parecían querer reventar por lo duros que estaban.
Me desplomaba unos instantes y a continuación vuelta a empezar hasta que prácticamente perdí el sentido y me dejó terminar. Me ayudo a sentarme y consciente que seguiría en sus manos mientras así lo dispusiera, me acurruque en él y le pregunté otra vez imaginando que ahora si me respondería.
.- ¿Dónde está mi hermana?
En esta ocasión, mientras me acariciaba el cabello respondió.
.- Ha ido a una entrevista de trabajo y me ha llamado poco antes de que llegaras para decirme que se tenía que quedar hasta las siete de la tarde para hacer una prueba ya que su currículum daba el perfil y querían ver como se manejaba durante una jornada entera; no te apures porque podrás darle la noticia en breve y en persona; este domingo vendréis a comer aquí y le contaras eso de que llevas mellizos y quizás incluso su sexo.
Me sorprendió mucho su capacidad para suponer y muy intrigada sin pensar en lo mucho que lo odiaba por todo lo demás le pregunte.
.- ¿Cómo sabes eso? ¿Qué te hace suponer que acertaré convencer a Carlos para venir a esta casa de forma voluntaria estando tú aquí? Si he venido hoy es porque Rosa no me dijo que marcharía; aquí cerca tengo la ginecóloga que me ha hecho la ecografía y quería contarle lo que me ha dicho.
Me pasó la lengua por la cara hasta llegar a mis labios y me besó de ese modo que me desarma; notaba como mi corazón se aceleraba y mi pecho intentaba coger ese aire que me faltaba y cuando por fin se apartó lo suficiente fue para contestarme con esa sonrisa que siempre me causaba pavor.
.- Vendréis porque no te queda otra, has de ponerte a buenas con tu hermana ya que con Carlos es posible que no puedas contar en un futuro no muy lejano; eso será cuando nazcan esos críos y descubra sus cabellos rojos y los rostros redondos y llenos de pecas que lucirán orgullosos; será entonces cuando si no lo has prevenido antes tendrá que decidir si seguir contigo y criar los hijos como suyos aunque sean mi vivo retrato, o dejarte y perder para siempre la oportunidad de tener hijos al menos de su esposa, ya que biológicos ambos sabemos que nunca tendrá.
Me quedé impactada al oírle decir lo mismo que sospeche desde que supe de mi embarazo; no quería aceptar esa posibilidad por la forma en que lo hizo; a mi pesar, tenía la certeza, que Carlos a pesar de cualquier tratamiento no habría logrado embarazarme y pasado un tiempo habría hablado con Abel para que me preñara a espaldas de Rosa y Carlos pues siempre me ha atraído como hombre, aunque con todo respondí.
.- ¿Qué te hace pensar eso? Solo estuvimos juntos una vez y con Carlos hago el amor a diario.
Con su eterna sonrisa replicó.
.- Solo tenemos que esperar, pero te aseguro que lo mejor que puedes hacer es pensar que será como te digo y actuar en consecuencia para evitarte disgustos luego, ahora quiero que hagas algo por mí.
No necesité que me dijera de que se trataba, sabía muy bien que me estaba dando la oportunidad de hacer aquello que más me gusta, me acomodé y comencé a pasarle la punta de la lengua por el capullo; despacio y saboreando el instante; es cierto que lo considero un animal pero la forma de hacerme perder el mundo de vista es sensacional y llegados a ese punto. ¿Por qué no disfrutar también yo?
Ese día sería difícil de olvidar, fueron muchos buenos momentos los que pasé y si olvidaba como había comenzado habría pagado por algo así aunque no lo he hecho nunca. Cuando comenzó a caer el sol me ayudó a ducharme para que no se me mojara el cabello y después me acompañó con el coche hasta casa, llegue una hora antes que Carlos y me quedé pensando sumida en la oscuridad en lo que me había dicho Abel.
En lugar de a mi hermana, le pedí a mamá que nos invitara a todos a comer en su casa ese domingo porque quería contarles algo; mamá trató de sonsacarme pero solo le dije que no era nada malo.
Les conté que no solo tendríamos mellizos, sino que además casi seguro serían niño y niña; la noticia fue muy bien recibida y mientras tomábamos los postres bromee un poco; siguiendo la indicaciones de Abel comenté lo que supuestamente me había dicho una tía de Carlos poco después de la boda; la abuela materna de Carlos le hablo de un hijo pelirrojo; al parecer durante la primera guerra mundial mantuvo un romance con un joven Irlandés que había venido a España huyendo del reclutamiento forzoso y los hijos fueron pelirrojos como el padre.
Todos rieron y Abel me hizo un gesto imperceptible pero suficiente al ver que Carlos tomándome la mano exclamó.
.- Bueno, si aparece ese gen y salen pelirrojos como el bisabuelo, cuando los críos crezcan no se sentirán raros al tener un tío que también lo es.
También de eso reímos y poco después mi hermana y mamá se fueron a la cocina a recoger un poco y me dijeron que me echara un rato, me fui a la biblioteca y me senté en el sillón de lectura de papá que estaba encarado a la chimenea, me acurruque recordando lo que sucedió el jueves anterior y comencé a notarme húmeda, me estaba acariciando cuando oí abrirse la puerta y poco después a Carlos que a media voz y bastante irritado exclamó.
.- Eres un canalla, la volviste a ver ¿Verdad? No me mientas porque lo vi en sus ojos; tenía esa mirada de satisfacción que no logro conseguir proporcionarle desde hace años. ¿Por qué? ¿Me la quieres quitar?
Entonces se oyó la de Abel que respondió airado.
.- No te la quiero quitar. ¡Estás loco!
Continuó Carlos en voz baja pero firme.
.- El día que te conté mi problema, mientras me seguía lamentando tomamos tres güisquis cada uno y cuando por fin me contaste porque no buscabas un empleo me quedé a cuadros.
.- Recuerdo que te dije algo así como. ¡¡¡ ¿Cómo que te anuncias como semental en internet?!!! Y te dije que si preñabas a Bea te estaría eternamente agradecido, pero en ese momento hablaba el alcohol, cuando me llamaste el lunes y me dijiste que lo hiciera como pudiera pero que le tomara la temperatura y te avisara cuando esta subiera medio grado sin causa aparente, tome conciencia de que existía la posibilidad de tener un hijo y no pensé en nada más.
.- Unos 14 días antes de que le bajara la regla le dije que me encontraba raro; por la mañana me tomaba la temperatura y como estaba normal hacia que se la tomara ella para comprobar que el termómetro no fallaba, el día que ella tuvo más temperatura de lo normal le dije que lo pasaría en Tarragona por trabajo y te llamé sin querer conocer los detalles de cómo lo harías.
.- Esa noche le vi esa misma mirada que el jueves pasado y supe que habíais estado juntos, pero no pregunté a ninguno de los dos y la regla ya no se presentó.
Me quedé totalmente quieta escuchando lo que siguió y parecía que mi corazón saldría del pecho o que ellos lo oirían palpitar; entonces quien hablo fue Abel.
.- Antes de conocer a Rosa ya era donante de esperma en España y lo seguí siendo de forma prácticamente gratuita hasta que un tipo que conocí en el banco de esperma me dijo que le habían propuesto hacer donaciones en clínicas privadas, lo acompañé a Lyon y esa fue la primera vez que cobre 300€ en lugar de los 50€ que solían darme en España al hacerlo de forma anónima, no fue exagerada la diferencia porque el billete de tren costó algo menos de 100€ ida y vuelta, pero me gustó la experiencia y por consejo del tipo me anuncie en internet como “Semental pelirrojo”.
.- Unas semanas después me llegó un correo preguntando si estaría dispuesto a hacer una “donación directa” y al principio no comprendí de que se trataba, pero como ofrecían 1500€ netos por estar disponible una semana en un hotel de Niza con todos los gastos pagados acepté encantado; a Rosa le dije que era un posible negocio y que no sabía si estaría toda la semana fuera o regresaría antes; por entonces aún no vivíamos juntos.
.- Se trataba de una mujer de alrededor de los 30 que había leído mi anuncio junto con su esposo, son Irlandeses y hacía tiempo que querían un hijo pero ella no quería someterse a una inseminación artificial por considerarlo deshumanizado y tampoco estaba ilusionada con lo de la adopción.
Fue el marido quien me contactó y estaba también en el hotel pero después de hablar los tres para fijar las condiciones se instaló en otra habitación y pasé una semana maravillosa.
.- Unas semanas después me envió tres giros postales de 500€; su esposa estaba embarazada y fue su forma de agradecerlo; cobré ese dinero y fui gastando efectivo en lugar de lo que cobraba como vendedor a comisión de seguros. Ya sé que es mucho dinero si se compara con lo que suelen pagar en la mayoría de clínicas, pero es que de los más de cuarenta casos en que he participado hasta el momento, todos han sido mellizos; niño y niña pero todos pelirrojos; solo en dos casos fueron trillizas y pelirrojas también.
El promedio es de unos 3000€ y cada vez son más las personas que solicitan mis servicios; al parecer mi carga genética es tan potente que prácticamente anula o casi a la carga genética de la madre, o algo así es lo que me explicó el médico Italiano que asistió en las primeras donaciones en Lyon.
.- Desde ese día la cosa fue a más, cuando Rosa y yo nos fuimos a vivir juntos fue más fácil camuflar el dinero y cada mes salía un par de veces a donde me llamaran pero siempre iba en tren porque el avión me estresa. ¡Lo demás ya lo sabes!
.- ¿Pero porque la has visto otra vez? No hacía falta, ya estaba embarazada.
.- Carlos, tu abriste la caja de los truenos y ahora es difícil de cerrar. ¿Qué me has dicho de su mirada? ¡Pues ahí lo tienes! Bea necesita la seguridad que tú le das y el sexo que puedo y quiero ofrecerle; es esa combinación lo que la mantiene viva y será lo que le daremos entre los dos y si intentas separarnos tendrás un disgusto. No es mi intención quitártela ni a los niños tampoco pero si me obligas a reclamarlos como míos lo haré.
Supongo que el sexo con ella sigue siendo bueno.
Con sorpresa oí como Carlos decía con la resignación del hombre derrotado.
.- No te apures porque no intentaré apartarla de ti, pienso que entre los dos podemos hacerla feliz como dices, solo te pido discreción y que Rosa no se entere de nada, quiere mucho a su hermana y seguro que se sentiría traicionada.
.- Rosa ya sabe cómo gano ese dinero y está encantada de que ayude a otras personas dándoles alegría y eso que a ella no le interesa en absoluto. Ahora es mejor que salgas, en un rato saldré yo porque si se dan cuenta que hemos estado juntos seguro que nos preguntaran de que hemos hablado.
Al salir de acercó al sillón donde estaba y me besó tiernamente, después cambiamos de lugar y me sentó en su regazo, seguimos besándonos pero en esta ocasión ya no fue necesario que me sujetara, era yo quien trataba de evitar caer y me agarraba a él como una lapa.
© PobreCain
Agradecería todo tipo de comentarios tanto aquí como en mi correo [[email protected]
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