Cuñadas
Una siempre desea lo que tiene la otra, más en familia donde la lujuria sigue caminos que no conviene recorrer
CUÑADAS
Benito mira como Raquel recoge los platos y las copas después de la reunión familiar. Sigue siendo atractiva a sus 48 años, sabe que tiene que estarlo, a él le gusta la calidad y si no la tiene en casa, la busca fuera. Aunque lo de buscarla fuera siempre lo ha hecho, le gustan las mujeres y sabe darles lo que necesitan.
Cuando se agacha las nalgas , enfundadas en una falda tubo, se marcan insinuantes, como los pechos en la remera, se mueve a su alrededor buscándole, como lo que es y son todas : una viciosa que ansía que la usen como una perra.
- ¡ Que puta sos!. Te ha calentado el que se garcha a tu cuñada. Te da igual que sea el que la pone donde la puso tu difunto hermano.
Raquel le mira asombrada, ha procurado disimular pero es verdad que Santiago, el novio de su cuñada Marisa le ha impactado,sobre todo cuando, mientras ella le enseñaba la casa, ha visto sus libros y sus trabajos y sin darle importancia pero con curiosidad ha descubierto el mundo de erotismo en el que ella se mueve. Trabaja en una editorial y el mercado pide sexo,y a ella le toca seleccionar, traducir a veces, elegir portadas para satisfacer las expectativas de ese mercado. Y mientras él se entretenía mirando, ha pensado en lo que le ha contestado Marisa cuando después de ponerlo por las nubes por lo bueno y amable que era y lo bien que le había caído a sus hijos,ante su pregunta :
-
Pero ¿y en esto?
.- había hecho un gesto procaz para indicar cómo cogía.
- ¡
Uau! una maravilla. Muy bueno.
Le había mirado con nuevo interés y su marido se había dado cuenta. Vuelve los ojos sumisa hacia él. Benito es fuerte, todos los días se machaca en el pequeño gimnasio que tiene la casa, a sus 52 años es todo músculo, potencia, poder. Y la cabeza rapada, con ojos negros de fuego, a veces ella piensa que es un cipote enorme, porque para él todo es sexo y eso a ella le gusta. Le gustó desde el primer día en que se conocieron y acabaron acostándose. Ella era virgen, había ido al Colón a oír y ver Aida y aquella misma noche él la hizo conocer los placeres de la penetración. Se habían casado cuando él tuvo su primer trabajo como anestesista, Benito es médico.
-
Raquel, voy a poner Nabuco, te has portado como una zorra, ya sabes lo que tienes que hacer.
Lo sabe y la excita, va hacia el dormitorio mientras suenan los primeros compases del la ópera de Verdi. Se desnuda, deja la ropa ordenada, a él no le gusta el desorden. Del placar saca un collar, se mira en el espejo de la puerta, los pechos grandes, con areolas enormes rosas, donde los pezones, caliente como está, se alzan orgullosos. No está gorda, tampoco flaca, su marido quiere que tenga carne suficiente pero no blanda. El pubis cubierto de vello negro, no deja que se lo depile, dice que ella es una hembra como se debe ser.
Y recuerda cuando le dio el collar, una tira de oro, otra de piel de leona y la tercera de plata. Al ponérselo parece el collar de una gata o una perra. Estaban en un hotel junto al Kilimanjaro, disfrutando de unos días de aventura en un safari tras un congreso de anestesiología en Nairobi, en compañía de otra pareja, Janet , una inglesa pelirroja, muy guapa y Noel, un medico sudafricano, fuerte, grande. Era la primera noche , estaban tomando unos gintonics y los hombres les ordenaron que se desnudaran.
Janet había comenzado a obedecer inmediatamente, ella miró a su marido y le dijo:
- Por favor, no me hagas hacer eso.
- Estas argentinas siempre tan orgullosas. Vas a tener que domarla.
- Luego, ahora desnúdala mientras yo la sujeto.
Benito la agarró las muñecas, llevándoselas a la espalda. Noel sin prisas y acariciándola comenzó a quitarle la ropa, usó un cuchillo para soltar el corpiño y romperle la tanga. Estaba asustada, pero también excitada.
Y aquella noche fue la primera vez que estuvo con otra mujer, con otro hombre, con dos hombres....A la mañana les pusieron los collares y durante una semana fue un juguete de lujuria. Le gustaba, hizo lo que nunca pensó podía hacer bajo las estrellas de la sábana africana. De eso habían pasado trece años. Cada dos había un congreso, y allí acudían, se juntaban y el desenfreno no tenía límites.
Toma del fondo del zapatero el extraño calzador. Está hecho de piel de pene de elefante, lo compraron en aquel viaje, y allí lo usaron con ellas. Una fusta dura, elástica, que no marca, sólo duele y pone colorada y ardiendo la piel donde golpea.
Cuando va hacia el salón va erguida, sabe que tiene que demostrar que es una perra contenta que busca el placer de su amo. Benito está bebiendo una copa de champagne, Le da la fusta y le mira sumisa , entregada,pero también caliente, excitada, ansiosa.
- Ven y desnúdame
.- exige el hombre
Le suelta la camisa, la abre dejando al aire el torso musculoso, va a su espalda para bajar las mangas, sabe que no lo debe rozar. Se arrodilla para desabrochar el cinturón, suelta los botones y la cremallera, tira del pantalón que cae a los pies, se agacha aún más para sacarlo, cuando él levanta los pies , aprovecha para quitarle los zapatos y los calcetines. Está desnudo salvo el silp que se alza orgulloso por la polla dura. Le besa los pies, los lame. Se alza, sigue arrodillada, con delicadeza agarra la tela y baja la última prenda masculina. Queda erguida la pija.
Benito está totalmente depilado, su miembro se hunde en el escroto donde los testículos grandes parecen dos piedras. El hombre toma el miembro con la mano y comienza a golpear el rostro de Raquel. Ella abre la boca, la pija le da en los labios, en la lengua que tiene fuera.
- ¡ Chúpala!
La toma en la boca,, sabe que no debe usar las manos, ni los dientes , sólo los labios y la lengua para darle placer. La opera sigue sonando.
- ¡Ponte como lo que eres : una perra viciosa y en celo.!
Obedece poniéndose en cuatro como una bestia para ser montada por el macho. Benito la azota con la fusta en las nalgas, le duele, pero siente un extraño poder al ser sometida y darse cuenta de la dependencia de su marido de ella. La necesita para saciar sus deseos libidinosos. Él se arrodilla tras ella y mete la verga de un golpe.
- ¡ Muévete!
Es ella la que empieza a ir adelante y atrás para que la polla se deslice por la vagina lubricada. Benito le da nalgadas siguiendo el ritmo de la música, lentas, rápidas, como si dirigiera la orquesta. Le duelen, pero la excitan.
- Ahhh...ahhh
.- gime Raquel mientras se mueve más deprisa.
-
Así me gusta viciosa que sepas quien te hace gozar.
- AAAYYY....AAYYY...¡ que placer!.... mi amo.....mi dueño.
- Así , asií....perra....muévete
.- y acelera los golpes en el culo
Raquel chilla como una posesa, moviéndose acelerada. Por fin para, pegada al hombre, con toda la pija dentro, y se estremece teatralizando un orgasmo, que no ha llegado. Sigue la música sonando.
- Mi perrita se ha venido y su amo todavía no ha empezado
.
Raquel está muy caliente, pero desde hace tiempo le cuesta alcanzar el fin del placer, por eso lo simula, y lo hace bien, su marido no se ha dado cuenta y sigue creyendo que es un mujer multiorgásmica.
Beinto le golpea con la fusta en la espalda, siente el súbito ardor en la piel del azote, lo hace tres veces , ella decide volver a moverse para evitar que el macho la pegue más. Él para cuando ella renueva sus gemidos y su traqueteo.
- Así me gusta, que mi nena le de placer a su dueño.
La ópera avanza mientras ella lanza sus
aahhh.....sus uuuuy....qué bueno.
..sabe que no debe salir de ese libreto. Decide simular otro orgasmo, chilla como si el placer la rompiera, se encastra en la verga , se queda quieta, tiembla y lanza un enorme:
- AAAAH.....me matas ...mi macho.
La música sigue, cuando él se retira de ella y se levanta. Ella espera para imitarle y ponerse de pie, sabe lo que viene y desea que a su marido no le haya frustrado mucho la visita de Marisa.
Parada ante él, erguida, sabe que las tetas tienen que estar bien altas, los brazos pegados al cuerpo, espera.
Benito está excitado, mucho. Siempre le ha puesto su cuñada, una puta viciosa, desde que la conoció con apenas 20 años y ya con una hija. Sólo valía para follar, no trabajaba, todo lo que hacía era satisfacer a su marido, y cuidar a sus hijos, pero lo más importante era tener bien cogido a Daniel , el hermano de Raquel, su mujer. Y la perra estaba buena, y jodía bien, muy bien, como le confesó su cuñado un día en que él le había semi emborrachado.
Mientras vivió Daniel, sólo había podido espiarla, apretarla en los bailes familiares, acariciarla con disimulo. Cuando quedó viuda la atacó. Y ella se dejó hacer. Algunos besos, algún abrazo apasionado, algún dejarse tocar las pechugas, el culo, pero siempre negándose al final. Luego mucho cariño, él era el macho de la manada, pero se resistía a ser suya. Y cuando había preparado una encerrona para cogerla sí o sí, aparece aquel maldito gallego
Golpea las nalgas de Raquel que con los azotes aumentan el color rosa. Piensa que le gusta, es una perra, como todas, y necesita saber quien es el amo.
Se coloca frente a ella, está buenorra, es una hembra que gusta, que excita, y es suya. La fusta cae sobre los pechos, que se enrojecen con el castigo. La mujer tiene los ojos cerrados.
- Abre las piernas, ¡ zorra!
Obedece . Le gusta ese coño peludo , pasa la fusta por entre los muslos, la saca mojada.
- ¡ Cómo te gusta que tu dueño sepa tratarte!
Golpea la concha despacio, sólo para que sienta la dureza de la piel del instrumento de castigo en la vulva. Ella gime. Él quiera soltar su semen.
- ¡Mámala! , perra.
Sigue la opera sonando en la sala.
Raquel vuelve a arrodillarse, sin tocarla con las manos, tantea con los labios la pija del hombre hasta que logra tomarla. Empieza a chupar, la boca- la polla, nada más. Se esfuerza en sacar la leche del hombre, él se mueve y la punta le llega a la garganta, ha aprendido a dominar las arcadas. Usa los labios para reducir los ataques de su marido, teniéndola bien apretada a la mitad del falo y jugando con la lengua en la base del glande, sabe que es la forma que no siga taladrándola.
-
Bien...puta...saca todo
.- le ordena Benito cuando empieza a soltar su semen.
Ella logra que no quede ni una gota de macho, se lo traga todo, y cuando la verga sale la lame, límpiándola. Después , sabe que a su macho le gusta, se relame los labios con la lengua como si se hubiera tomado un helado.
- Limpia y recoge todo, mientras me tomo un güisqui. Me esperas en la cama.
Raquel obedece, quedaba poco en el salón, prácticamente sólo la ropa de Benito, la lleva al dormitorio , cuelga los pantalones, y echa el resto en el cesto de lavar.
Se quita el collar, toma la fusta en la mano, la acaricia, piensa en el miembro del animal de cuya piel está hecha. Y se la pasa por la vulva, la usa como un consolador. Está muy caliente, cachonda perdida, todavía no se ha venido. Antes no tenía que simular, se corría sin problemas, ahora le cuesta la mayoría de las veces.
Piensa en Marisa y en su novio: Santiago, mientras se masturba imagina en lo que debe ser hacerlo con él y montarlo y que es ella la que controla la cabalgada de la cogida , se viene.
Marisa está abrazada a Santiago que duerme. Ronca un poco, no muy fuerte, eso le hace más y más sensible, suave, vulnerable.
Tras pasar el día y cenar en casa de Raquel, la hermana de su difunto marido, han vuelto al departamento de él. Y han hecho el amor. Se ha venido tres veces. Le encanta que le coma la concha y él es un experto. Se lo hace o antes o después. No sabe cuando le gusta más. Al principio tiene la ventaja que tras la explosión está más sensible y los orgasmos con la pija dentro son más rápidos, más seguidos. Cuando se lo chupa después de venirse es un subir a una montaña y volar, un maremoto de placer, su clítoris que ya está excitado, cuando siente la lengua que lo acaricia se convierte en un volcán. Sonríe recordando la vez que ha perdido la consciencia.
Nunca se lo habían hecho antes, miente, una vez su marido, pero luego le dijo que era una cosa de mujeres, que él prefería meterla bien metida. Ha sido un descubrimiento maravilloso. La hace verse mujer plena, cuidada, mimada, con alguien que busca el placer de ella.
Santiago es así, la coge con sensualidad, saca la lujuria de cada centímetro de su piel. Pero...pero hay veces como hoy , pese a las veces que se ha venido, algo le falta en su mente.
Benito la excita, siempre la ha excitado, desde que le conoció. Es tan sucio, tan libidinoso, tan guarro, tan macho, que cuando anda a su alrededor deseándola, babeando por ella, ella se calienta, se moja, lo nota en su vulva que se empapa.
Daniel se reía, siempre la decía:
- A Benito un día se le va a salir la leche de sólo mirarte
.
Y le divertía cuando ella coqueteaba con él para ponerle aún más y más cachondo. Cuando se quedó viuda, él se volvió más atrevido, la tocaba, la sobaba disimulando al principio, pero cada vez más claro, como un lobo que acecha a su presa, sabiendo que va a devorarla y disfruta del miedo de ella.
Porque era una mezcla de miedo y deseo lo que la recorría cuando estaban juntos. Luego sola fantaseaba con su poder, su dominio, con lo que la haría si caía en su garras y se masturbaba en la cama solitaria.
Sabe por qué no ha cedido a sus propios deseos: por sus hijos. Nunca entenderían que se liase con su tío. Habían aceptado a Santiago, hasta se llevaban bien y le tenían de consultor para su futuro profesional, pero estaba segura que no hubieran admitido que se entendiera con Benito. No les caía bien, les parecía un autoritario y un poco fascista y habrían pensado que el tema era anterior, de cuando vivía su padre.
Sonríe , sus hijos están bien. Luís pensando en qué estudiará mientras disfruta del final de su adolescencia . Daniela recién acabada su carrera y con novio: Pablo que es un buen chico. Se queda dormida
Este relato, al igual que los anteriores (La reina , La cazadora y La delantera prodigiosa) , pertenecen a una serie de historias encadenadas que la autora quiere escribir, donde el último personaje es el protagonista del siguiente.
¿Cuál es la idea? Un hombre, Santiago, llega a un mundo que gira alrededor de Marisa. Un clásico en el cine desde Shane ( Raíces profundas) Ellos son la base, pero alrededor hay muchas historias diferentes, con distintos protagonistas, en las que el sexo tiene su campo.
A la autora le gustaría que
opinen sobre los personajes, cuales les gustan más, cuales menos, y si quieren aportar alguna idea de lo que puede ocurrir.
La historia dará saltos, los relatos serán independientes, pero intentarán ser reflejo de un mundo que gira al redor de Marisa y su familia y el “forastero”
Gracias de antemano por vuestros comentarios e ideas.