Cumplir una promesa - 5
Don Alberto le compra a la Duquesa Esmeralda, Rodrigo le venda a Duquesa a Venus, Afrodita y pandora
CUMPLIR UNA PROMESA – 5
Rodrigo y Alberto, tenían una mercancía, Venus, Afrodita y Pandora, tenían que deshacerse de ellas lo antes posible, también tenía un número de teléfono y un nombre La Duquesa, no sabían si ese número correspondía a la tal Duquesa y se decidieron a llamarla y ofrecerles la mercancía.
Suponían que las más factibles serian Afrodita y Pandora, ya que eran las más jóvenes, 24 y 25 años, Venus pasaba de los 27, seria más difícil colocarla.
Llamaron al número que tenían, tardo en contestar, cuando lo hizo salió la voz de un hombre:
Diga, quien es.
Quiero hablar con la Duquesa.
Departe de quien
De un amigo de Sebastián.
Un momento.
Parecía que habían dado con el número correcto, esperaron un momento.
Diga quién es, decía una voz de mujer.
Soy un amigo de Sebastián, que se ha tenido que ausentar y me pidió que le llamase, que tiene tres paquetes para entregarle por si le interesan.
Pero cuál es su nombre, señor.
Mi nombre no importa, es Ud. la Sra. Duquesa.
Si yo soy, y que paquetes son, que contienen?
Eso no se lo puedo decir, si quiere le mando unas fotografías y si le interesa me da contestación en tres días que yo la llamare. Dígame donde puedo mandarle las fotografías. O mejor se las dejo en la barra de la Discoteca que Ud. conoce a su nombre y después la llamare.
Así lo hicimos, nos fuimos a la clínica, despertamos a las tres chicas cuando ya estuvieron espabiladas le dijimos que para su bien les haríamos unas fotografías y las mandaríamos a nuestros contactos para encontrarles marido, y evitar que sufriera humillaciones
Primero se las fotografió vestidas, maquilladlas y con caras alegres, luego fueron en ropa interior y finalmente desnudas. Ellas se extrañaron, pero les hicimos creer que los clientes quieren ver las mercancías ya que no se les permite tocarlas antes de adquirirlas. Como ya se les había informado de lo que les esperaba y no lo recordaban eran un poco como zombis después si eran aceptadas les daríamos una serie de pautas de comportamiento para poder desenvolverse en su nuevo mundo.
Las metimos en un sobre a nombre de La Duquesa y las llevamos a la discoteca, a un muchacho que encontramos fuera, le dimos el sobre, con la orden de que lo entregase en la barra para la Duquesa que iría mañana a buscarlo.
Mientras Esmeralda comenzaba a participar en los desfiles pero cuál fue su sorpresa que en el primero que participo, estaba D. Alberto, aquel buen hombre de 72 años que fue el que evito que la violasen brutalmente.
Al llegar, Don Alberto, había hablado con Camila, para que le reservase a Esmeralda, para ello le había dado una buena propina. Y Camila le indico que eso estaba hecho, que no se preocupase.
Cuando, estaba a punto de comenzar el desfile, Camila, le indico a Esmeralda de que se retirase a su cuarto que tenía que hablar con ella.
Obedeció y allí en la soledad de su cuarto, nerviosa espero a Camila. Una vez terminado el desfile, Camila fue a verla y le dijo:
Esmeralda, tienes mucha suerte, hay personas que están interesadas en estar en tu compañía, pero eso no puede ser, y ahora vas a atender a este Sr. como tú sabes hacerlo. Salio del cuarto y fue a buscar a D. Alberto.
Cuando entro ella se alegro de verlo, el se acerco, le cogió de la mano y se la beso. Y dirigiéndose a Camila le dijo: Esta chica me cuida muy bien y quiero que me la reserven todos los días, si es necesario hablare con La Sra. Duquesa, puede dejarnos solos.
Si Sr., dijo Camila, informare a la Sra. de sus deseos.
Cuando se quedaron solos, Esmeralda se acerco a D, Alberto se colgó de su cuello y le dio unos besos de nieta a abuelo, dándole las gracias.
Pequeña, quiero ayudarte a salir de aquí, seguiremos con la comedia. Me quito la chaqueta y la camisa y me siento en el sillón y tú te pones de rodillas como si me estuvieses haciendo una felación, por si nos están viendo, de acuerdo, todo esto se lo decían mientras Esmeralda estaba colgada del cuello de D. Alberto y en voz baja para que no les oyesen.
Así se pasaron un buen rato, después ella se quito la ropa y se paseo ante el poniéndose en cuatro patas mientras que el hacia como si le estuviese metiendo los dedos en el coño, y ella gritaba de placer. Y el daba de vez en cuando también algún grito de satisfacción. Cuando terminaron D. Alberto solicito hablar con la Duquesa. Que inmediatamente le invito a su despacho.
Dígame, D. Alberto, tiene alguna queja con respecto a Esmeralda.
No, ninguna todo lo contrario, desearía que me la reservase en exclusiva para mí y mejor todavía, quisiera llevármela a mi casa para que me sirviese como esclava sexual, día y noche, ya sabe, los viejos no podemos estar caminando mucho y el venir aquí me es un trastorno.
Bueno D. Alberto, es que Esmeralda es por así decirlo, la joya de esta casa y me supondría unas pérdidas muy importantes, comprende?
De qué cantidad estamos hablando, diga una cifra.
La Duquesa dijo una cifra, el saco su chequera y extendió un cheque por dicha cantidad.
¿Le parece correcto? Dijo.
Si Sr. espere un momento.
Llamo a Camila y le dijo. Dile a Esmeralda que venga.
Esmeralda, acudió callada y con la cabeza baja, tenía miedo. Entro en el despacho y Duquesa le dijo.
Esmeralda, eres muy buena en esta profesión y siento decirte de que a partir de ahora solo tendrás un cliente, D. Alberto, recoge tus cosas y te vas con él, si en alguna ocasión quieres volver tienes las puertas abiertas. Y Ud. D. Alberto si se aburre de Esmeralda o no se porta bien me lo dice y la mando a buscar.
En el interior de Esmeralda la alegría estaba a punto de darle un infarto pero se mantuvo serena obedeciendo en todo, se retiro del cuarto y fue a su habitación en compañía de Camila, ya en el, esta le dio la enhorabuena, y le dio algo de ropa de calle y ropa interior, se lo metió en una mochila y la acompaño de regreso junto a D. Alberto.
De su brazo salió de aquel infierno, prometiendo que volvería para sacar al resto de las chicas.
Un mensajero de la Duquesa, recogió el sobre con las fotos y lo traslado a la destinataria rápidamente.
La Duquesa, vio las fotos, las estudio y leyó las indicaciones que las acompañaba, decían que no eran vírgenes, pero eran de vagina estrecha.
A las 24 horas de recibir las fotos, volvieron a llamarles para saber la respuesta.
Sra. esperamos que las fotos hayan sido de su agrado y sean el tipo de paquetes con los que Ud. está acostumbrada a recibir, si no le interesa, tenemos otras personas interesadas en este tipo de paquete, le informamos que estos paquetes no se sabe de dónde proceden ya que su remitente falleció al entregárnoslo, con ellos puede darles el uso que quiera, son multiusos.
Si le interesa díganos como podemos hacer la entrega.
Duquesa, contesto: El contenido parece de buena calidad tienen buena presencia pueden interesarme los tres paquetes si llegamos a un acuerdo.
Díganos cuanto está dispuesta a ofrecer.
Ella pensó, que por Esmeralda le habían dado una cantidad, perdiendo una chica, tal vez aceptasen la misma cantidad por las tres, además le habían pagado con un cheque que aunque era al portador, la policía podía seguir la pista, les pagaría con el mismo cheque.
Que les parece esta cantidad por los tres, creo que es un precio justo.
Sin pensarlo, dijeron:
Aceptamos, envíen un cheque al portador al mismo sitio donde recogieron las fotos a nombre de ISYAD, lo mandaremos recoger y luego le llamaremos para indicarle donde pueden recoger los paquetes.
Al día siguiente, un mensajero, pasó por la Discoteca y pregunto en la barra si había un sobre a nombre de ISYAD, se lo entregaron y se marcho, Rodrigo, lo siguió, para comprobar si dicho mensajero había sido seguido por algún secuaz de Duquesa,
al comprobar que no, lo recogieron en la central de mensajería.
Después, llamaron a la Duquesa y le dijeron que los paquetes llegarían en el autobús número 58 procedente de una ciudad, y que llegaría a la capital a las 7,30 PM por las fotografías podrían reconocerlos, que estarían un poco deteriorados por el viaje, pero que no se preocupasen que después de un sueño reparados en una mullida cama estarían en disposición de actuar en lo que se les mandase.
Efectivamente, en el autobús número, 58 procedente del interior llegaron las tres chicas, Camila y el portero, estaban para recibirlas, como estaban medio inconscientes, fueron muy fáciles de manejar, las metieron en un coche y se las llevaron a la mansión. Las metieron a cada una en una habitación y las dejaron dormir hasta el día siguiente.
En el autobús había viajado con ellas Rodrigo, quería ver las caras de las personas que las recogían, para después actuar en consecuencia. Alberto lo esperaba a las afueras de la Estación de autobuses en un auto, se subió a él y los siguieron a cierta distancia, no querían que se diesen cuenta de que estaban siendo seguidas.
Esmeralda, mientras, se había instalado en la casa de D. Alberto, al llegar, se dio cuenta que D. Alberto no era un viejo cualquiera, su casa era casi un palacete, amplios salones hermosas habitaciones una doncella, un mayordomo y una cocinera cuidaban del mantenimiento de la casa. En un gran salón había colgado en la pared el cuadro de una Sra. muy hermosa ya mayor pero mostraba en su rostro que tenía porte y distinción, se paro ante ella mirándola y unas palabras le salieron de su boca. Gracias Sra.
D. Alberto, estaba detrás de ella, le dijo. “Era mi esposa, siempre hablo con ella cuando tengo alguna duda, el otro día al conocerte, le pregunte que debía de hacer, y ella me dijo muy bajito aquí en mi corazón, que te sacase de allí”
Esmeralda, se dio la vuelta, y con los ojos llenos de lágrimas se echo a su cuello y lo lleno de besos repitiendo constantemente, Gracias D. Alberto un millón de gracias, no se arrepentirá de haberme sacado de allí.
Bueno hija, lo primero que tienes que hacer es dejar de llamarme D. Alberto, si quieres puedes llamarme abuelo.
Lo segundo, vas a ir a tu habitación a descansar, mañana iremos de compras, necesitas ropa nueva para una chica tan bonita como tú y después ya hablaremos de tu futuro y el de tus hermanos.
Esa palabra, le recordó a Esmeralda que no le había dicho la verdad, pero creyó que no era el momento, y pensándolo bien se lo diría en la primera ocasión que tuviese.
Subió a su dormitorio, acompañada por la doncella, al entrar en el se quedo con la boca abierta.
La doncella, que se llamaba Lupe, le dijo, D. Alberto es un hombre muy bueno, su santa esposa, que Dios la tenga en su gloria nunca se cansaba de hacer el bien, es un hombre muy rico, tiene varias estancias con ganado y fabricas de productos lácteos. Tiene un solo hijo y una nieta de su edad Srta. es una linda chica pronto se harán amigas ya verá.
Ahora, mientras le traigo algo para cenar, dese una ducha y acuéstese, enseguida regreso.
A los 10 minutos, Lupe estaba de vuelta con un vaso de leche caliente y un sándwich. Se lo dejo en una mesita y se despidió dándole las buenas noches.
Recién terminado el vaso de leche, apareció D. Alberto, y le dijo.
Hija, has sufrido mucho y seguro que en aquella casa has echado de menos a una persona que te de las buenas noches, ahora estoy yo. Ella le dijo Abuelo, como puedo pagarte todo esto que estás haciendo por mí, quieres que te haga algo especial.
D. Alberto, la separo de su lado y le dijo, Esmeralda, no te saque de allí para que siguieses haciendo aquí lo que te obligaban, te saque de allí porque mi corazón no podía permitir esa explotación que hacían de ti. Todo lo que dije ante la duquesa era mentira, era puro teatro para que no se diesen cuenta que quería sacarte de ese mundo. No vuelvas a decir nada con respecto a esa vida, olvídala.
Perdóneme D. Alberto, yo solo quería pagarle de la única manera que se todo lo que ha hecho por mí, perdóneme, por favor.
Basta hija, le dijo D. Alberto, abrazándola, olvida lo que te dije, me subió el coraje que tengo guardado, y no te olvides de llamarme abuelo, mi nieta, a la que veo pocas veces siempre me lo llama, ya la conocerás algún día. Y ahora a dormir, Descansa hija, buenas noches.