Cumplir penitencias

Despues de una falta que en el fondo me gustó, tenía que cumplir una penitencia para librarse de su castigo.

Estábamos a finales de curso y entre un examen y otro decimos que hacer estas vacaciones de verano. Quedamos en ir de camping a un pueblo cercano a orillas del mar, ya se sabe, algo barato y donde te lo puedas pasar bien con los amigos.

Llegó el día y después del viaje, conseguimos encontrar por fin el camping que estaba algo escondido. Fuimos 5 amigos: Sonia y Oscar que son pareja, Pablo, Isabel y yo. Después de cenar unos bocadillos, nos dirigimos a la playa con el radiocassette, las bebidas y unas toallas.

Pasaron las horas y el efecto del alcohol ya se notaba. Sonia y Oscar estaban en el agua haciendo "sus cosas", a pesar de la poca luz que había se les veía, y Pablo, Isabel y yo bailando, cantando y haciendo el tonto, la verdad es que nos lo pasamos muy bien.

Se hizo una buena hora para irse a dormir ya que estábamos algo cansados de la fiesta y también del viaje del que no habíamos descansado, así que nos fuimos a las tiendas de campañas, Sonia y Oscar a una, Pablo , Isabel y yo a la otra.

Yo me quedé dormida enseguida hasta que de pronto unas caricias por el cuello de despertaron. Abrí los ojos, vi que era Pablo y rápidamente los cerré para que no se diera cuenta que me había despertado. Estuvo un buen rato acariciándome el cuerpo, de arriba abajo, desde el cuello hasta los pies pasando por el pecho, la cintura y el culito. Yo no me considero una chica fea, soy normal, aunque esté mal que yo lo diga, dicen que soy bastante guapa, mido 1,68 cm., soy rubia, pelo largo, y aunque no se mis medidas, se que tengo una 105 de pecho y un culito bien formado.

No se que me pasaba pero no me podía mover, me sorprendió y hasta me molestó. Nos conocíamos hace años y no esperaba que hiciera esto aunque en el fondo estas caricias me gustaban y al final, sumado al cansancio que tenía me volví a quedar dormida.

A la mañana siguiente, nos levantamos y nos encontramos con otro grupo de amigos que estaban allí. Después de desayunar nos fuimos a pasear por el pueblo, pensábamos comer allí y luego a la tarde volver a la playa a darnos otra fiestecilla con los nuevos amigos con los que habíamos quedado.

Estuve todo el día hablando lo justo con Pablo, no sé porqué pero me sentía mal con su comportamiento. Vimos el pueblo, comimos y regresamos a la playa a comenzar con la fiesta. Allí, Pablo me cogió del brazo, me separó del resto y me preguntó:

¿Me vas a decir que te pasa conmigo o vas a seguir así los 7 días que nos quedan?

·

¿Seguir como?

Así, sin hablarme, o si lo haces, lo justo, si, no.......

·

Es que no he dormido bien....

¿Qué no has dormido bien?

·

Mira, anoche me despertaste y ahora no se qué decirte.

A pesar de que se puso rojo de la vergüenza, me dijo:

¿Y si no te gustó porque no me dijiste nada?

·

Porque quería saber hasta donde eras capaz de llegar.

Pues lo siento si te molestó, no era mi intención, simplemente estaba admirando tu cuerpo que ya en la playa me había intrigado.

Justo en ese momento llegó Isabel, nos agarró y nos llevó otra vez a la fiesta. Yo no dejaba de darle vueltas a lo que me había dicho, algo que me halagó y me gusto cuando de repente noté como mi tanguita se mojaba, me estaba excitando mientras recordaba aquella escena y añadía cosas de mi imaginación, Pablo recorriéndome con su mano y más tarde con su boca, su lengua pasaba por cada rincón de mi cuerpo,..... De repente, Pablo me tocó el hombro con lo que me hizo "despertar" y me pidió bailar con él como penitencia. Yo acepté y nos pusimos a bailar.

El roce de nuestros cuerpos me hizo notar que su "amiguita" también quería participar en la fiesta y salir de su escondite. Cada vez estaba más dura y a mi me excitaba todavía más de lo que ya estaba. Me cogió del brazo y nos metimos en el agua. Allí, después de jugar un rato, nos fundimos en un largo y tierno pero a la vez, apasionado beso al que le siguieron caricias y besos por el cuello. Me cogió el culo y, a la vez que lo masajeaba, me presionaba hacia él, hacia su enorme polla, esa polla que me llamaba a gritos y a la que cogí y le di un suave masaje con la mano de arriba abajo, para acabar haciéndolo a más velocidad. Pablo intentó bajarme la parte de abajo del bikini, y aunque no lo hizo del todo, lo dejo lo suficientemente abajo como para acariciar mi concha y buscar mi clítoris. Me metió un dedo despacio mientras yo sigo mi trabajo con su polla la que estaba a punto de reventar, y así lo hizo. Pero mientras se corría no me dejaba, entre gemido y gemido me metió un segundo dedo, el cual me terminó de rematar y yo también reventé. Nos abrazamos y le dije al oído:

Penitencia cumplida.

Volvimos con los demás y al de un rato, viene Pablo y me dice con una sonrisa picarona que por que no le pongo otra penitencia. Yo no me podía olvidar de esa polla que había pajeado y me corrió algo por el estómago para abajo. Después de un par de bromas nos fuimos hacia nuestra tienda de campaña de la que salían unos gemidos, nos pareció raro que Sonia y Oscar estuvieran en la nuestra y no en la suya pero nos metimos en la otra. Al darnos la vuelta vimos a Sonia y Oscar bailando, le pregunté que quien estaba en nuestra tienda de campaña y me dijo que Isabel con un chico del otro grupo. Me alegré, así todos podríamos disfrutar estas vacaciones.

Nada más entrar en la tienda nos besamos apasionadamente, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Me quitó la parte de arriba del bikini, me cogió las tetas, las mordisqueaba, las chupaba, parecía que se estaba volviendo loco, que no daba abasto (recuerdo que tengo una 105-110 de pecho), de estaba haciendo vibrar. Le separé y le tumbé en el suelo, me senté encima suyo y le fui besando el cuello, el pecho, le chupaba los pezones, les daba pequeños mordisquitos mientras que con la mano buscaba la polla que otra vez me llamaba a gritos. Le baje el bañador dejándole completamente desnudo. Seguía besándole el pecho, el abdomen hasta que le cogí esa enorme polla y poco a poco la fui recorriendo con la lengua de arriba a abajo. Despacio, mi lengua jugueteaba con su glande, subía y bajaba y con suavidad fui metiendomela en la boca mientras que con la otra mano masajeaba sus huevos. Muy poco a poco la fui saboreando, para después, dejándome llevar por la pasión y por sus gemidos, hacerle disfrutar follandome la boca una y otra vez. Me hizo un gesto con la mano en la cabeza como que se iba a correr pero a mi no me importaba, estaba deseando probar su leche, la leche de esa polla que tan buena estaba. Se corrió en mi boca y yo no desperdicié nada, le chupé toda la polla y los huevos que se habían manchado algo hasta dejarlos brillando.

Me dio la vuelta y me terminó de desnudar, después de chupar mis tetas y masajearlas, se acercó a mi conejito y empezó a lamer mi clítoris. Yo estaba en la gloria. Mientras me comía el coño me metía un dedo y lo sacaba, lo metía y lo sacaba, AAAHHHHHHH!!!!!!! Mis caderas se movían a su ritmo, mi espalda se arqueaba y mi garganta gritaba de placer.

Se sentó encima y fue metiendo su polla en mi coño, primero despacio y después rápidamente, rodeé con mis piernas su espalda para atraerle más a mí y así permitir a esa fantástica polla entrar más y más. Entre gritos y gemidos chupaba mis tetas mientras yo arqueaba la espalda llena de placer y gozo. Esa enorme polla entraba y salí de mí una y otra vez, volvía a entrar y volvía a salir y a mí me volvía loca hasta que los dos, él segundo después que yo, en un profundo orgasmo nos corrimos de placer. Cayó desplomado a mi lado y abrazados, nos quedamos dormidos pensando en que si esto había ocurrido el segundo día, que podría suceder los 7 días que quedaban de vacaciones.