Cumpliendo un compromiso (EBA XVI)

pronto me di cuenta de que no pensaba en nadie más, sólo en asumir el dolor que aquella situación me estaba produciendo, en vivirlo y sentirlo en cada parcela de mi cuerpo y mi piel.

Cumpliendo un compromiso (EBA XVI)

Cap. III

Buscando el límite

De pronto me di cuenta de que no pensaba en nadie más, sólo en asumir el dolor que aquella situación me estaba produciendo, en vivirlo y sentirlo en cada parcela de mi cuerpo y mi piel.

El castigo estaba siendo muy duro, Jana colgaba de la soga y su cuerpo era ya de color rojizo, pues los verdugones y en algunos casos las heridas ya producidas por el látigo que de forma indiscriminada e implacable la Mistress aplicaba conciencia sobre su piel, ocupaban ya un importante espacio del mismo.

Dieter seguía su violento mete saca en el dilatado culo de la esclava, mientras Svetlana arengaba en rumano al hombre para que la destrozara literalmente el ano, de hecho en algunos momentos el pene, también voluminoso del hombre salía con rastros de sangre del triturado esfínter de la mujer, que aguantaba estoicamente las embestidas furiosas del macho, mientras su piel era meticulosamente cruzada una y otra vez por los latigazos del Ama, ejerciendo a conciencia su trabajo.

"¿Aguantas despierta puta?" le preguntaba mientras seguía manteniendo su cabeza contra el suelo bajo su bota, pero no contenta con ello, decidió apoyar el fino tacón de la bota sobre su nariz, dejándole algunos surcos, que pronto se convirtieron en moratones, los ojos hinchados y enrojecidos, y las mejillas magulladas, pues la obligaba a mover la cabeza pegada al suelo mientras con habilidad seguía lanzando sus latigazos por todo su cuerpo.

Tan sólo cuando Dieter exploto con violencia vertiendo todo su semen en el interior del ano de la esclava, la mujer dejó de azotar su cuerpo.

"Una buena hembra, y un magnifico culo" dijo mirando a Dieter que una vez termino su trabajo, volvo a accionar la polea para levantar del todo el cuerpo de Jana dejando su cabeza a la altura adecuada para que su boca acabara el trabajo de limpieza de su polla, impregnada de sangre, semen y restos fecales.

Jana con los ojos amoratados y medio cerrados por la hinchazón, no tuvo más remedio que tragar aquella mezcla del pene del hombre.

Me dolía enormemente la cabeza, la sangre se me agolpaba en las sienes y me dolía como punzadas, casi no veía, sentía la cara magullada y el cuerpo entumecido y dolorido y mi boca degustaba aquella mezcla de sangre, semen y mierda.

Me sentía, vejada, torturada y humillada, pero seguía consciente mientras la Mistress me contemplaba satisfecha de su trabajo.

"¡BUENA ESCLAVA, PUTA!" me grito mientras cogía mi cara y la miraba con satisfacción "Ya no eres tan guapa, al menos ahora tienes la cara deformada de una puta esclava nacida para sufrir, peo no temas, volverás a recuperar esa belleza, mis clientes no quieres follar con monstruos y les gusta a ellos mimos causar dolor a sus esclavas, creo que hemos descubierto una gran puta y será mucho el dinero que ganaremos contigo, pues encajas muy bien el castigo, aunque esto no es ni la mitad de lo que te haremos y sufrirás aquí"

Me tiro del pelo y tras escupirme en la boca entreabierta en busca de oxigeno, se marcho satisfecha.

También Dieter, después de darme unas cuantas palmadas con la mano bien abierta y sin compasión en el culo maltrecho y dolorido y de escupirme también en la boca, se marcho subiéndose sus pantalones.

Me quede sola, colgada del techo esta vez a unos pocos centímetros del suelo. Trate de incorporarme con las manos aún atadas a la espalda, y entre brumas vi mi cuerpo amoratado, sanguinolento, mis pechos colgaban choreando sangre, y las heridas que yo podía ver en mi torso, vientre y muslos estaban en carne viva, pero lo que más me aterraba era mi rostro que sentía tumefacto e hinchado.

En la cabaña se había hecho la obscuridad y yo allí suspendida por los tobillos que me dolían también a rabiar, me consolaba pensando que no moriría, al menos esa noche, pues mi Ama me había pronosticado momentos mucho más dolorosos y terribles, dentro de lo malo era un consuelo.

Tirando un poco de la cuerda haciendo fuerza con los riñones logre acercarme un poco más al suelo y apoyar al menos mi dolorida cabeza, un sopor me domino y entre sombras note que alguien entraba.

"Un magnífico trabajo, una gran paliza" Svetlana comentaba a dos hombres uno de ellos africano, que contemplaban el cuerpo suspendido de la soga.

"Magnifico sin duda para ser su primer gran castigo" dijo el hombre, tocando con cuidado alguna de las zonas magulladas del cuerpo de la esclava "¿Y dice Ud. Que no perdió la consciencia en ningún momento?" se volvió a la Mistress que lucía satisfecha y radiante.

"No Mister Haussman, ni un segundo" levanto por los pelos la cabeza de la joven "es más creo que aún sigue consciente" dijo mientras con la otra mano soltaba dos sonoras bofetadas a la joven que grito de dolor "¿Lo ve?" dijo radiante "¡le gusta encajar a esta zorra, tenemos buena madera para hacer de ella una esclava para todo tipo de torturas" y dejo caer la cabeza que golpeo contra el duro suelo.

"La bajaremos" dijo el hombre y haciendo una seña al que le acompañaba, este acciono el mecanismo y el cuerpo descendió lentamente quedando tumbado sobe el frio suelo de piedra, "y tras limpiarla, empezaremos la siguiente fase" el hombre se acerco al cuerpo convulso y que se retorcía y miro su rostro "¿recuperara su aspecto normal?" pregunto a la Mistress.

"Por supuesto Mr.Haussman, es una de mis principales virtudes, el cuerpo volverá a estar intacto, para la siguiente sesión, me gusta empezar de cero y ver como el cuerpo se va erosionando" dijo con un sádico brillo en los ojos.

El hombre que había permanecido impasible durante toda la conversación se acercó al cuerpo y lo golpeo con la puntera de su zapato, en las costillas, bajo los pechos, y en los riñones, "creo que haremos un gran trabajo con esta Puta" dijo sonriendo mientras Jana se retorcía, aún con las muñecas atadas a la espalda y los tobillos a la cuerda.

El otro hombre se acerco a ella y desató los tobillos de la cuerda, accionado el mecanismo para que este volviera a ascender hasta el techo. Después siguió al africano y la Mistress.

Entre nebulosa había oído la conversación que se había mantenido junto a mi cuerpo, el tirón de pelos de la Mistress, el golpe en el suelo de mi cuerpo maltrecho y las patadas de aquel hombre como punzadas en mis costillas y mi costado, me habían hecho comprender que estaba viva, pero que lo que seguramente planeaban con mi cuerpo sería mucho peor y el terror me invadió: ¿Podría resistir otra paliza igual?.

La posición horizontal sobre el suelo era confortable y el frio de la piedra refrescaba mi entumecido cuerpo, a duras penas pude mover las piernas y comprobar que no tenía nada roto, aunque seguía viendo entre sombras por mis entumecidos ojos. Mi boca pastosa de sangre, semen, mierda y los escupitajos, era como de corcho y tragaba a duras penas, pero al menos podía respirar.

De pronto el nombre del hombre se abrió paso en mi cabeza, no había podido verlo pero su nombre… Haussman, me recordaba a algo… el nombre siguió girando en mi cabeza.

Trate de ponerme boca abajo, para que la frialdad del suelo de piedra calmara los dolores y tumefacciones de mis pechos y torso y mis muslos se pegaron la frio suelo buscando calmar mi dolor. Pero seguía consciente. ¿Era ese quizá mi verdadero castigo?.