Cumpliendo mi sueño (14)

Final de la serie.

Los meses siguientes fueron tan intensos y efímeros que parecía que el tiempo volaba. Mike le enviaba todos los documentos, diseños, cálculos y planos. Tardaron casi un mes en tener el diseño final decidido. Sería un edificio de tres plantas y dos sótanos. La planta baja sería para la recepción, el gimnasio, comedor y cocinas. El primer piso tendría las habitaciones individuales para los “pacientes”. El segundo tendría los despachos y oficinas. En el primer sótano se denominó sala de inmersión. Allí los sujetos serían preparados para entrar en los tanques. Con un sistema de arneses serían descolgados a través de agujeros en el suelo para llegar a los tanques que estaban en el segundo sótano. En el segundo sótano estaba el servidor principal y los tanques. Eran grandes cilindros de cristal con iluminación interna y sistemas de soporte vital. En el traje que se ponía a los sujetos iba incluida una máscara para el aporte de oxígeno y dos pequeños emisores que proyectaban las imágenes directamente en la retina. También tenía dos pequeños auriculares. Así nos ahorrábamos los tanques de privación sensorial. El sujeto estaba suspendido en el fluido viscoso y solo podía ver y oír lo que le proporcionaba el sistema.

Después de tener el edificio decidido Mike envió una empresa especializada para empezar la construcción. Una vez apartado ese aspecto pasamos a la elección y selección de personal. La clínica tenía capacidad para treinta pacientes por lo tanto se necesitaría ayuda externa. Al final lo dejamos en seis personas para servicio y limpieza, cuatro celadores, un médico, tres enfermeras y seis guardias para la seguridad. Mike me envió centenares de expedientes y yo elegí lo que mejor se adaptaba a mis necesidades y gustos, seis hombres y catorce mujeres. Los hombres se alojarían en la casa del servicio compartiendo habitaciones. Las mujeres vivirían en la casa principal también compartiendo habitaciones.

Durante los meses que duró la construcción y la selección de personal Beatriz preparó a Carol para que nos ayudase con la parte informática. Yo terminé de preparar el programa para hacerlo mucho más abierto y flexible. Carmen se agenció a Petra para que la ayudase. Durante seis duros meses trabajamos de sol a sol. El sexo era nuestra única forma de ocio, ya fuese en parejas, tríos u orgías, ya fuese solo sexo o juegos eróticos. Incluso las chicas se turnaron para sodomizar a Paco.  Ya ni siquiera hacía falta hacerlo como castigo. Le había tomado gusto y disfrutaba tanto como ellas. Por otro lado Paco se estaba volviendo más sociable gracias a las pruebas que yo hacía con el programa. Necesitaba un conejillo de indias y él era el único varón del que disponía. Los tratamientos resultaron increíblemente efectivos y me sirvieron para descubrir montones de nuevas aplicaciones para el sistema. Sin duda en el futuro me sería muy útil sorprender a Mike con mejoras en el programa.

Por supuesto durante ese tiempo también tuve en mente mi otro problema, mis hijos. Al día siguiente de quedarnos solos en la isla reuní a las cuatro mujeres.

  • He estado pensando en la petición que me hicisteis – con eso capté su atención y pude comenzar mi explicación -. Es cierto que durante mi matrimonio albergaba la esperanza de tener hijos, pero después del divorcio ese asunto quedó enterrado en mi mente. No había vuelto a pensar en ello hasta que me soltasteis la bomba. Lo he estado pensando, he hecho listas de razones a favor y en contra. Pero estaba planteándomelo mal. No tenía que buscar una razón, no tenía que pensarlo, tenía que sentirlo.

Ellas contenían el aliento y me miraban anhelantes. Y en ese mismo instante me convencí de que la decisión que había tomado era la correcta. Les sonreí y abrí los brazos asintiendo con la cabeza. Un segundo después estábamos los cinco tirados sobre la cama y yo recibía y daba besos a diestro y siniestro. Carmen atrapó mi boca mientras una de ella me desabrochaba los pantalones y me los bajaba a tirones. Carol comenzó a besarme el cuello mientras me abría la camisa. Un momento después noté como una boca comenzaba a succionar mi glande aumentando el caudal de sangre que lo llenaba. No necesité mucho más para conseguir una erección. La felación continuó a todo ritmo para detenerse bruscamente. Bea se colocó a horcajadas sobre mis caderas y se introdujo mi pene de un solo golpe. Durante un segundo me sorprendió que estuviese tan lubricada de forma tan rápida, pero cuando Petra se colocó detrás de ella agarrando ambos pechos y mordisqueando sus hombros. Carmen llevó mi mano a su entrepierna mientras seguía besándome. Carol se acercó por el otro lado y suavemente comenzó a besar la punta de mis dedos y seguidamente pasar a chuparlos con delicadeza, jugando con su lengua en el interior de la boca.

Era demasiado, iba a terminar muy rápido, pero eso era lo que buscaban. Mientras eyaculaba en su interior Bea no dejó de cabalgarme con furia hasta llegar ella misma al orgasmo. En ese momento liberó mi miembro y entre ella y Carmen comenzaron a recuperar mi erección con una felación a dúo. Petra y Carol se dedicaron a acariciarme, a besarme y chuparme mientras mis manos no daban abasto con sus cuerpos.

No tardaron en conseguir que mi pene despertase, esta vez fue el turno de Carmen. Me montó y comenzó misma cabalgada demencial que había llevado Bea. Esta, mientras tanto, se encargó de aumentar el placer de su compañera, frotándole el clítoris y besando y acariciando su espalda. Después de la primera eyaculación pude aguantar algo más, pero el tratamiento al que me sometían era demasiado placentero. Para mi satisfacción Carmen alcanzó el orgasmo al mismo tiempo que yo soltaba los primeros chorros de semen en su interior.

Después de Carmen le tocó el turno a Petra y por último a Carol. Acabé felizmente destrozado tirado sobre la cama y con Bea y Petra a mi derecha y Carmen y Carol a mi izquierda.

  • Tenemos que regular esto, si todas las noches me dais este tratamiento no aguantaré mucho – comenté sonriendo. Ellas rieron alegres -. Lo mejor sería dedicar todo el interés a una y después pasar a otra.

  • Yo quiero ser la primera – propuso Carmen -. Soy la mayor y la única que ya tiene experiencia.

  • De acuerdo, la siguiente será Beatriz, después Petra y por último Carol. Aunque quizá sería mejor que esperásemos un par de años...

  • ¡Ni hablar! Yo quiero tener un hijo tuyo igual que las demás. Puede que sea joven, pero tengo el mismo derecho.

  • Bien, tienes razón, tienes el mismo derecho y me encantará que tengas un hijo mío. Pero tampoco tenemos prisa.

A partir de ese día se fueron turnando, de dos en dos, pero siempre con Carmen para recibir mi semilla. Hasta que un día, casi dos meses después de tomar la decisión, justamente el día en el que llegó el primer grupo de trabajadores para empezar la construcción.

  • Tengo un retraso – soltó Carmen como quien no quiere la cosa.

Estábamos comiendo y durante un segundo se hizo el silencio. Después comenzaron las risas y todos nos levantamos para abrazarla. Yo traté de ocultar mi nerviosismo mientras la besaba y la estrechaba entre mis brazos.

  • Espero que no creáis que por esto voy a dejar mi puesto en la rotación – afirmó Carmen -. Esta noche nos tocaba a Bea y a mí y pienso cubrir mi puesto, mañana será Petra con Bea y pasado será el turno de Carol.

Petra y Carol hicieron muecas pero no protestaron, Bea, por otro lado, sonreía feliz. ¿Era posible que el tratamiento fuese el responsable de aquello? No podía saberlo, pero prefería pensar que en el fondo, pese a todas las putadas que me hizo antes, durante y después del divorcio, me seguía queriendo.

En esos seis frenéticos meses solo Carmen se quedó embarazada, Bea comenzaba a frustrarse pero se consolaba al saber que, mientras tanto, compartiría cama todas las noches conmigo. En el otro extremo estaba Carmen, a las demás colmaban de atenciones. Para cuando la empresa de construcción dio por terminada la obra y abandonaron la isla, Carmen estaba en su cuarto mes de embarazo. Su cintura ya había desaparecido, sus caderas habían ensanchado y las molestias y nauseas de los meses anteriores habían desaparecido. Además se había vuelto insaciable.

  • No sé que me está pasando - me comentó -. Cuando estuve embarazada de Carol fue todo lo contrario, no me apetecía nada. Y sin embargo ahora... no me puedo contener.

Ciertamente no se podía contener y eso enardecía más a las demás que trataban de dar el resto para no quedarse atrás.

La obra terminó a finales de diciembre, unos días antes del día de navidad. Las chicas se alegraron de volver a estar solas, los obreros solían ser muy curiosos y procuraban averiguar que era lo que pasaba en la mansión a la que tenían prohibido acercarse. Paco tuvo que ponerse violento un par de veces. Cuando llegó estaba fondón y no era gran cosa, ahora, gracias al condicionamiento, se había fortalecido bastante. Estaba bastante fuerte, más de lo que había estado nunca. Solo tuve que incluir una orden para que moldease su cuerpo. Todos los días buscaba tiempo para ejercitarse y mejorar su físico. Lo mismo le pasaba a las chicas pero por envidia. Beatriz tenía un cuerpo escultural porque se había dedicado toda su vida a machacarse en los gimnasios. Petra y Carol comenzaron a acompañarla en sus sesiones de aerobic y a dejarse aconsejar por ella.

El día de navidad lo celebramos en familia, incluso permití que Paco se sentase a nuestra mesa, aunque solo para la cena, la fiesta de verdad fue después, solo para las chicas y yo. Un tiempo después Bea me dijo que estaba segura de que en esa noche fue en la que se quedó embarazada.

No tuvimos muchos días de descanso, dos días después de año nuevo llegó el barco con el personal. Les habíamos hecho creer que era una clínica de desintoxicación para ricos y famosos con  un contrato de confidencialidad. Mike me había preparado una sorpresa, dos de las mujeres que me había mandado para la prueba vinieron con el personal.

  • Mi nombre es Kim – se presentó la joven asiática -. Seré la encargada del personal de la isla. El amo ha ordenado que sean vinculados a mí.

  • Mi nombre es Esperanza – se presentó la latina -. El amo ordena que sea la encargada de seguridad. Los guardias serán vinculados a mí.

No me gustó la falta de confianza, pero no dejaba de ser igual que en otro tipo de negocios, el socio quería gente de su confianza en puestos clave.

  • Bien, los seis guardias de seguridad serán vinculados a ti, Esperanza. Los cuatro celadores estarán vinculados a Kim. El resto se vinculará a mis chicas.

  • Eso no es lo que quiere el amo – protestó Kim -. Se va a enfadar.

  • Si Mike quiere algo diferente que venga y me lo diga. Hablad con él y decidle que ha sido decisión mía.

Con la excusa de una entrevista personalizada separamos a los trabajadores y los fuimos llamando de uno en uno. El engaño fue el mismo para todos. Entraban en mi nuevo despacho de la clínica y con la escusa de la importancia de la hidratación le entregaba una botella de agua y bebíamos mientras le iba haciendo preguntas. Su botella tenía un fuerte sedante que en minutos hacía efectos. Bea y yo lo colocábamos en el ascensor privado y lo enviábamos al sótano. Allí Petra y Carol los desnudaban, le ponían el traje y lo metían en uno de los tanques.

Los trajes originales medían las constantes vitales y llevaban incorporados unos vibradores para vagina y ano. Los nuevos eran trajes de neopreno con mayor densidad de sensores y electrodos para estimulación. Los femeninos llevaban estimuladores para los pezones y vibradores para ano y vagina. Los masculinos llevaban un anillo vibrador y un tubo de silicona con vibración. El sistema garantizaba la máxima capacidad de excitación, tanto para el placer como para el dolor.

Fue un proceso largo, pero al final los tuvimos a todos en los tanques. La base del programa era la misma, una media de seis sesiones de doce horas con la posibilidad de ampliarlo en dos sesiones para los sujetos de personalidad más fuerte. Vinculamos los cuatro guardias a Esperanza y los cuatro celadores a Kim. Después los seis del servicio se vincularon a Carmen y las enfermeras y la doctora se vincularon a Beatriz.

En una semana todos completaron el tratamiento y les enseñamos en lo que consistiría su trabajo. Solo en momentos puntuales estaría todo el personal, el resto del tiempo sería tiempo libre que podrían gastar como quisieran por la isla. Finalmente tuvimos que limpiar toda la isla, Paco, con la ayuda de dos celadoras y dos guardias, se encargó del trabajo. Dejaron toda la isla como un gigantesco jardín.

El nuevo personal no tuvo mucho tiempo para aclimatarse y yo desde luego, con las sesiones de sexo a la que me sometían las chicas no tenía muchas ganas de buscar un nuevo objetivo, pero ya tendría tiempo porque desde luego todas las que había elegido eran candidatas para visitar mi cama. El primer grupo de pacientes llegó el lunes de la siguiente semana, con la promesa de que el lunes siguiente tenían que coger el barco para regresar. Ninguno de ellos era peligroso, eran casos sencillos, amantes de millonarios, prometedoras estrellas de cine, secretarias de políticos... En todos los casos recibimos el avatar virtual del controlador para vincularlos. Solo hubo un par de altercados, uno de ellos con un cantante enviado por un gran sello musical. Querían que dejase las drogas y se volviese más comprensivo para firmar la renovación del contrato. Una vez que le dieron su habitación intentó escapar por la ventana. Cuando llegó abajo dos de los guardias le estaban esperando y lo aturdieron con las porras eléctricas. Fue el primero en recibir el tratamiento. El otro caso fue una estrella de cine, se coló en la habitación de otra paciente e intentó forzarla para que se acostase con ella. Ciertamente el estudio había descubierto que tenía un problema grave con el sexo y necesitaban que se centrase. Sería vinculada a su marido, un productor que había invertido bastante en la carrera de su esposa.

Diez minutos por paciente, eso es lo que tardamos en procesarlos e introducirlos en los tanques. Las dos enfermeras fueron poniéndole las vías con el suero salino mientras la doctora iba comprobando los expedientes por si había algún alérgico a los medicamentos que íbamos a usar. En esta ocasión no había ninguno de manera que pasó inyectando el relajante en cada una de las bolsas de salino. Los celadores fueron bajándolos hasta el sótano donde, con la asistencia de Carol y Petra,  les pusieron los trajes y los metieron en los tanques. Tres horas y media para veinte pacientes. Después de eso el trabajo se reducía mucho. La doctora cogería la primera guardia de los monitores, cuatro horas después sería relevada por una enfermera con un turno similar y por último la otra enfermera se quedaría con las horas restantes.

Después del exceso de trabajo del lunes la cosa se calmó, pero no demasiado. El martes por la mañana los celadores fueron sacándolos uno a uno de los tanques bajo la atenta mirada de Carol. Esta vez los guardias de seguridad estuvieron presentes, no podíamos arriesgarnos a tener un altercado con alguno de los pacientes. Después de sacar al sujeto en cuestión uno de los celadores acompañaba al paciente hasta su habitación, allí le estaba esperando su desayuno. Por supuesto en esta ocasión los guardias fueron cerrando con llave las habitaciones. En cuanto todos los pacientes estuvieron en sus habitaciones empezó la limpieza de los tanques. Tenían un sistema automático de limpieza, filtrando los fluidos y aplicando chorros de agua caliente a presión. Después de una inspección visual Carol informaba al servicio de limpieza si alguno de los tanques necesitaba una atención especial.

Carmen estaba en la cocina desde primera hora, tenía a las seis chicas a su disposición hasta que hiciese falta un servicio de limpieza. Había preparado los desayunos y tenía en marcha las comidas. Después de pasar la comida a las habitaciones dos chicas se quedarían hasta que los pacientes fueran trasladados a los tanques, en ese momento se encargarían de hacer las habitaciones.

Petra se encargó del ejercicio, a media mañana los pacientes fueron trasladados a la sala de rehabilitación. Bajo las directrices de Petra los celadores y las enfermeras animaban a los pacientes ha realizar ejercicios para desentumecer los músculos. Los guardias estaban dispuestos para actuar al primer indicio de problemas.

Bea y yo nos encargamos de revisar los registros de las sesiones para asegurarnos de los avances y de los posibles errores a corregir. Con el tratamiento del personal me había dado cuenta de que se podía ahorrar mucho tiempo al programa tomando algunos atajos, el sistema actuaba por ensayo y error, pero aunque hubiese encontrado la solución probaba todos las variables para asegurarse. Se podía acelerar el proceso si se tomaban esas decisiones por él.

A media tarde comenzó el proceso para devolverlos a los tanques. La primera sesión intentaba condicionarles para que no se negasen a la segunda sesión, pero no funcionaba en todos los casos. Hubo que sedar a un par de ellos mientras los guardias los reducían.

El resto de días de la semana fueron similares, hasta llegar al fin de semana. El tratamiento del sábado era solo para fortalecer el condicionamiento, los pacientes ya no daban ningún tipo de problema, solo habría sido diferente si alguno de ellos no hubiese llegado a completar el proceso, pero todos lo habían completado en la cuarta sesión de manera que la sexta no era muy importante. Los mismos pacientes colaboraban en el proceso, con el traje, entrando en los tanques… Bea y yo no teníamos trabajo porque todo había terminado, Carmen estaba bastante relajada porque lo único que tenía que hacer era organizar la cocina y los turnos, las seis chicas del servicio estaban vinculadas a ella y hacían lo que ordenaba sin rechistar. Carol y Petra por otro lado seguían teniendo obligaciones. Carol, la vigilancia del mantenimiento y limpieza de los tanques y sus clases de programación. Petra, las dos horas diarias de aerobic a las que sometíamos a los pacientes.

Lo cierto es que algunas de las tareas se podrían haber reducido mucho si Kim y Esperanza hubiesen colaborado, pero lo único que hacían era espiarnos y comunicar todo lo que averiguaban a Mike.

Cuando llegó el lunes los pacientes tratados subieron al barco mientras los nuevos pacientes desembarcaban.

Nuestro único día libre fue el domingo y solo medio día, Petra tenía que dar la sesión de ejercicio y Carol supervisar la limpieza de los tanques. Así estuvimos varias semanas, docenas de pacientes pasaron por la isla, con pocas complicaciones, pero siempre con un éxito completo. Mike cumplió lo prometido y abrió una cuenta a mi nombre y por cada tratamiento depositaba cincuenta mil euros. En teoría era la mitad de los beneficios de cada tratamiento, pero sospechaba que inflaba los gastos para reducir mi parte. De todas formas no hacía aquello por el dinero, era una cuestión de supervivencia. Al crear el programa había abierto la caja de pandora y ahora tenía que vérmelas con las consecuencias.

Como siempre la rutina se ve rota por los imprevistos. La “familia” estaba excitada porque Carmen salía de cuentas en esa semana y eso significaba que en cualquier momento podría nacer mi primer hijo. Sumando esa tensión al trabajo ya habría sido una semana interesante, pero además tuvimos una visita inesperada. En vez de venir los veinte pacientes de rigor se presentó Mike con seis peces gordos y sus seis amiguitas. En cuanto me avisaron fui a recibirles.

Mike los presentó como sus superiores en la organización. Ellos eran los que movían el dinero y gestionaban la compañía. Querían comprobar de primera mano como funcionaba aquello. Habían elegido a las que querían que fuesen sus esclavas, todas ellas eran modelos de alta costura que habían accedido a unas pequeñas vacaciones pagadas a cambio de una pequeña fortuna. Por supuesto habían dejado claro que nada de sexo, pero claramente ellas no conocían nuestro trabajo.

A media mañana las seis modelos estaban en los tanques y Mike y yo terminábamos de dar el tour de presentación a nuestros jefes. En ese momento la cosa se desmadró un poco. Los guardias de seguridad y los celadores se presentaron en el segundo sótano mientras estábamos observando los hermosos cuerpos de las pacientes flotando en el fluido de los tanques. Las chicas de Mike, incluidas Kim y Esperanza le flanquearon.

  • ¿Dónde están el resto de tus chicas? – me preguntó Mike.

  • Carmen necesitaba descanso y Petra está con ella para que nunca esté sola. Está en el último tramo del embarazo.

  • Felicidades, pero creo que tendré que mandar que vayan a buscarlas, las quiero aquí contigo, deben acompañarte.

  • ¿Que es lo que está pasando? – pregunté.

  • Sencillo – contestó Mike -. Estoy dando un golpe de estado en la organización. Estos gilipollas van a ser mis “putitas” a partir de ahora.

Los jefes de Mike se exaltaron y se abalanzaron sobre él, o al menos lo intentaron, los guardias hicieron uso de las porras eléctricas y dejaron a los seis en el suelo temblando. Los celadores los fueron arrastrando hasta el ascensor y subieron con ellos al piso superior. De mi lado solo estaba Beatriz y Carol, del lado de Mike estaban las cinco chicas y los seis guardias de seguridad.

  • Sabías que esto llegaría, Gonzalo – se disculpó mientras sacaba una pistola de una sobaquera.

  • Ciertamente – respondí mientras asentía con la cabeza -. No puedes dar tanto poder a un hombre sin que se corrompa.

  • Lo que me extraña es que no hayas intentado alguna jugada para escapar. Mis chicas tardaron en averiguar como funcionaba todo. Tú podías haber hecho que eso se retrasase bastante, pero no lo hiciste, les dejaste campo abierto.

  • No veía razón para evitarlo. Si lo hubiese hecho habrías encontrado otra manera de intentar averiguarlo.

  • Es verdad. Pero te hacía una persona luchadora. No creí que fueras un derrotista.

  • Y no lo soy. El problema es que cuando te enfrentas con un oponente más fuerte que tú debes elegir bien tus batallas. Cualquier escusa que te hubiese dado habría desencadenado consecuencias. Como lo que has hecho, también generará consecuencias. No creo que seas el único agente que usan en la compañía. ¿Qué pasará si hay más peces gordos y descubren tu maniobra?

  • No lo harán. La semana que viene tendré a seis topos dentro de la esfera más alta de la organización y en unos meses podré traer aquí a más peces gordos. En unos meses controlaré toda la compañía. Tú no sabes lo grande que es. Decidimos el futuro de muchos países, controlamos mercados y luchamos guerras sin que la gente se entere de que existimos. Y yo seré el dueño de todo, lo controlaré todo.

  • Es absurdo. A partir de cierto punto se convierte en una batalla sin sentido, solo por mantenerte arriba. No merece la pena, el control absoluto conlleva una dedicación absoluta, nunca podrías ser feliz.

  • Ahí es donde te equivocas, con tu programa se vuelve un objetivo realizable. Quizá si hubieses sido algo más ambicioso podrías haber salido de esta con vida, pero no puedo dejar que sigas viviendo, serías una amenaza. Nunca puedo saber cuando me vas a traicionar y vincular a alguien a ti en vez de hacerlo a mí.

  • ¿Y que te hace pensar que no lo he hecho ya? – le pregunté.

  • ¿No es evidente? Tengo a seis guardias y cinco chicas a mi servicio. Cualquiera de ellos podría matarte sin perder la sonrisa. Y de hecho lo harán, te matarán a ti y a tus chicas.

  • ¿De verdad? ¿Estás seguro?

Me miró durante un segundo y yo no pude reprimir una sonrisa.

  • Es un farol, probé a las chicas durante semanas. Pasaron un verdadero infierno y no se desviaron ni un milímetro, están vinculadas a mí.

  • Bea está vinculada a mí. Bea, si yo te diese la orden de obedecer a Mike como si fuese yo mismo… ¿Qué harías por él?

  • Cualquier cosa que me ordenaras. Sería mi amo y señor. No me gustaría porque tú eres mi verdadero amo pero obedecería porque es una orden tuya.

  • No me lo creo. Yo estuve atento todo el tiempo, nunca hablaste con ellas antes de la prueba. Estoy completamente seguro de que es un farol.

Mentía, no estaba seguro, comenzó a observar de reojo a sus acompañantes mientras recolocaba la mano sobre la culata del arma.

  • Bien, entonces habrá que hacerte una demostración. Todos los presentes, es una orden, dejad de obedecer a vuestros amos y volved a obedecerme a mí.

Los guardias al unísono guardaron las porras en sus fundas. Mike al advertir el ruido se giró levantando el brazo del arma pero Esmeralda le agarró la muñeca y con una sencilla llave de artes marciales le desarmó y le hizo caer al suelo.

Uno de los guardias le dio unos grilletes y Esmeralda lo esposó con los brazos a la espalda.

  • Mike, no hace falta hablar con los sujetos después del tratamiento. El tratamiento les vincula a mí avatar y mi avatar ordena obediencia al avatar del controlador. Me resultaba más fácil eso que tener que modificar todo el programa para insertar un avatar nuevo en cada una de las partes.

Me giré y miré a Kim.

  • Ordena a los celadores que cuando terminen sigan con su trabajo y después vuelves a bajar.

Seguí impartiendo órdenes para dejar las cosas claras con todo el mundo atajando cualquier tipo de malentendido. Cuando los seis jefes estuvieron en los tanques regresé con las chicas a la casa. Éramos demasiados para la habitación de juegos de manera que tuve que prepararlo todo en el jardín. Paco preparó a Mike, parecido a cuando él recibió su primer castigo anal. Desnudo, con las piernas abiertas y sujetas al suelo por los tobillos y los brazos extendidos delante sujetos por una soga con polea. Si se tiraba de la soga se veía obligado a estirar los brazos y colocar el culo en posición. Paco estaba a su espalda y Mike sudaba profusamente sin dejar de observarle. Paco había mejorado su físico considerablemente, pero no llegaba al atlético cuerpo de Mike tras años de entrenamiento. Tampoco quedaba mal en tamaño del pene, pero de momento lo tenía escondido entre las piernas.

A nuestro alrededor se colocaron mis chicas, Carmen, Beatriz, Carol y Petra y las que fueron sus chicas, Kim la asiática, Esperanza, la latina, Isolda, la rubia tetona, Helen, la exprostituta y Erin la pelirroja.

  • Bien, estáis aquí porque todas habéis sufrido algo por culpa de Mike. Ahora ha llegado el momento de la venganza. Hoy simplemente será la mía. Me ha subestimado y ha amenazado las vidas de las mujeres que amo y eso no puedo dejarlo pasar por alto. Supongo que las pruebas que os hizo pasar serían como él lo describió, un infierno. No voy a vincularlo de momento. Primero cada una de vosotras tendrá un día para descargar toda la ira que acumuláis contra él. Elegid un castigo, el que queráis. Decídmelo y lo organizaré para que reciba el castigo.

  • A mi me usaba como retrete – comenzó Kim -. Quiero que sufra lo mismo.

  • Paco se encargará de ello a partir de mañana mismo.

  • A mi me torturó durante días – dijo Isolda-. Y encima me obligaba a darle las gracias por cada dolor que recibía.

  • Paco, asegúrate que cada vez que te corras sobre él te de las gracias. Si no lo hace le das diez latigazos. Comprobaremos cuanto tarda en agradecer tus servicios.

  • Yo no sé que castigo sería suficiente – susurró Helen de forma casi inaudible -. A mi me obligó a seducir a mi hermano y a follármelo en casa de mis padres para que nos pillaran haciéndolo. Hasta ese momento había mantenido esa parte de mi vida apartada de la familia. Ahora me han repudiado.

  • Ahora nosotros somos tu familia y te aseguro que vamos a encontrar la forma de que te pague el dolor que te ha provocado.

  • Pues yo si sé como castigarle por lo que me hizo – finalizó Erin -. A mi me hizo follarme a un gran danés que casi me destroza. Yo quiero destrozarle, quiero meterle el puño por el culo y desgarrarle hasta que se desangre.

Con cada uno de los castigos Mike iba palideciendo. Era un tipo duro, pero no veía salida posible, sabía lo que le iba a pasar. Si solo hubiese sido dolor lo habría soportado, pero allí no se hablaba solo de dolor, no era una cuestión de arrancarle las uñas o cortarle un dedo, era la vejación, el sufrimiento moral, iba a recibir más que dolor y eso es lo que le preocupaba.

  • Bien, Paco, esto no es una prueba, esto es un castigo. Pero queremos que dure de manera que he traído algunos juguetitos.

Repartí tres cinturones con consoladores de distintos tamaños, uno para Kim, otro para Isolda y el tercero para Erin. El tamaño iba aumentando hasta llegar a un falo de veinticinco centímetros de longitud y un grosor considerable.

  • Mike, te van a sodomizar varias veces cada una hasta que nos resulte aburrido. Hoy mis chicas solo van a mirar, pero las tuyas van a disfrutar. El juego va a ser el siguiente. Primero te va a follar Kim que tiene el tamaño más pequeño, no será mucho, pero servirá para desvirgarte. Después de cinco minutos cambiará el turno a Isolda, después Paco y por último Erin. Después los cinturones cambiaran de chica para que puedan disfrutar las demás.

Le pasé un tubo de lubricante y este lo extendió generosamente por el culo de su futura víctima.

Tensaron la soga para que Mike cayese sobre los codos y quedase con el culo en pompa. Kim se colocó detrás y colocó la punta de su pene de plástico en el ano de su anterior amo.

  • Kim – avisé -. Quiero que dure, hazlo con cuidado, y lo mismo va para las demás. No quiero que se acabe la diversión demasiado rápido.

¿Cómo me había vuelto tan sádico en tan poco tiempo? A mi no me excitaba el dolor, la sumisión y la obediencia si, pero no el dolor. Sin embargo, ahora, estaba dispuesto a convertir la vida de Mike en un verdadero  infierno sin ningún tipo de remordimiento, pero lo cierto es que el me habría matado y después habría hecho lo mismo con las chicas.

El gruñido de Mike me sacó de mis pensamientos. Kim estaba penetrando lentamente y Mike se resistía. Si hubiese sido un pene de verdad hubiese podido hacerlo, pero a Kim no le dolía de manera que presionó con más fuerza hasta que entró del todo.

  • Putita, si te relajas de dolerá menos – le dijo Kim -. ¿No era eso lo que me decías? Pues hazlo tú.

Poco a poco fue aumentando el ritmo pero no conseguía más que algunos gruñidos de su víctima. Cuando pasaron los cinco minutos le tocó el turno a Isolda. La penetración fue algo más fácil pero no demasiado porque el consolador era más grande. Desde el principio lo hizo con un ritmo rápido penetrando una y otra vez como un pistón neumático. En ese momento Bea se colocó a mis pies y comenzó a buscar en mis pantalones.

  • ¿Te excita esto? – le pregunté sorprendido.

  • ¿Qué si me excita ver como una mujer encula a un hombre contra su voluntad? SI, mucho y no solo a mí, mira a tu alrededor.

Carol y Petra se acariciaban y besaban mientras observaban la escena, Kim se había quitado el arnés y se lo estaba poniendo a Helen mientras le mordisqueaba el cuello provocando suaves gemidos en ella. Carmen se había sentado en una tumbona y metía la mano bajo las voluminosas prendas que cubrían su enorme barriga. Esperanza acariciaba el pene de Paco para conseguir la máxima dureza antes de la penetración.

Pasaron los cinco minutos y Paco tomó el puesto, agarró por las caderas a Mike y comenzó una violenta carrera hacia el orgasmo.

  • ¿Te gusta zorra? ¿Te excitas con un macho dentro de ti? Me vas a dar las gracias después de esto y seguiremos así muchos días.

Bea había sacado mi pene y lo estaba chupando con todo el arte del que disponía mientras se masturbaba. Lo cierto es que no le costó mucho conseguirme una erección, había un fuerte olor a sexo y los suaves gemidos de las chicas aumentaban mi excitación. Estaba a punto de eyacular en la boca de Bea cuando ocurrieron tres cosas, la primera es que Bea se sacó mi pene de la boca y apuntó a la cara de Mike, La segunda es que Paco si eyaculó sobre la espalda de su víctima, lanzando potentes chorros que llegaron hasta el pelo de Mike. Y la tercera es que Carmen soltó un grito de alarma. Me giré mientras mi pene soltaba chorros de esperma como una torreta justo para ver como Carmen regaba la tumbona con una gran cantidad de fluido… No era fluido, había roto aguas.

  • Se acabó la diversión por hoy. Esperanza, manda dos guardias para recoger a Mike, Paco, encárgate de que se haga de la forma más segura posible. Carol, adelántate y avisa a la doctora.

En un momento subíamos a Carmen en uno de los carritos de golf y la llevamos a la clínica. Unas horas después la doctora ponía un precioso bebé en mis brazos. Era un niño, Carmen le dio el nombre de Arturo. No se de donde había sacado el nombre pero me gustaba. Arturo no pasó mucho tiempo en mis brazos, estaba rodeado de mujeres y todas querían cogerlo. Yo de todas formas tenía suficiente con verlo, era una sensación extraña, esa pequeña criatura lo cambiaba todo. Todos los planes, todas las ideas que revoloteaban por mi cabeza se descompusieron y se hundieron en un mar de dudas. Todo el futuro que tenía pensado, doblegar a los demás directivos de la compañía y hacerme con su control ya no tenían el sentido que tenían antes. Ahora la cosa había cambiado.

Pasé la noche en vela pensando y buscando una solución. No sería rápida, pero si efectiva. Hable con las chicas y les hice ver el porqué de esa decisión. Ellas aceptaron encantadas aunque quizá un poco asustadas por si algo iba mal. El primer paso era aplicar el tratamiento a Mike. Lo vinculé y le ordené obedecer en todo a las cinco chicas. A Paco también le ordené eso. Las chicas se encargarían de castigarle de forma privada mientras era la nueva fachada de la clínica. Kim y Esperanza habían aprendido suficiente del programa para que con un par de clases pudiesen entender el resto. A los seis directivos les ordené preparar una tapadera para simular que la clínica, la isla y el programa habían sido una idea de Mike y que él había organizado toda la empresa con el beneplácito de ellos seis. Mi nombre y el de las chicas serían eliminados de todos los informes si en algún momento mi nombre salía a la luz en la empresa ellos se encargarían de tomar medidas para controlarlo y silenciarlo.

EPILOGO:

Habían pasado dos años desde que abandonamos la isla, Arturo correteaba por la mansión seguido a trompicones por la pequeña Bea. Alfonso, mi hijo con Petra todavía no andaba, pero era el nuevo entretenimiento de las mujeres. Tanto Carol como Carmen volvían a estar embarazadas y al parecer había sido con pocos días de diferencia de manera que nos esperaba una época llena de emociones.

Nos habíamos mudado a un pequeño pueblo a las afueras de una gran ciudad europea. Como siempre el dinero no era un problema de manera que la mansión contaba con las mejores medidas de seguridad que se podían comprar pero además me mantenía alerta. Por seguridad no mantenía contacto con la isla, pero habíamos ideado un sistema de comunicación a través de distintos buzones online. Las cosas iban tranquilas, sin fallos en el programa y con un gran nivel de aceptación. La compañía había comenzado a usar el programa en algunos políticos que no eran muy favorables a sus negocios y en ciertos miembros de organizaciones rivales. Pero aquello no me afectaba, mientras no se cuestionase el origen del programa mi identidad estaría a salvo. No iba a echar de menos la vida de riesgos y aventuras que había programado antes de ser padre.

Mi vida sexual seguía siendo igual de intensa, pero con el tiempo había descubierto que no tenía alma de amo, me gustaba la sumisión, si, pero me gustaba más el amor. Y lo que había encontrado en esas cuatro mujeres era el amor.

FIN

Nota del autor:

Gracias a todos los que han seguido esta serie y a los que la han valorado. En especial a los que han dejado sus comentarios animándome a continuar escribiendo. Gracias a todos y espero que os haya gustado, o al menos entretenido.

Un Saludo.