Cumplí mi fantasía

Despues de años de animarla logré que mi mujer se acostara con otro hombre.

Creo que desde siempre tuve la fantasía de que mi mujer estuviera con otro hombre. No me importaba mucho participar o ver, sino simplemente saber que eso estaba ocurriendo, saber cuando, donde y con quien.

Por años fue un secreto absoluto. Pensé que estaba loco, que tenía un trauma y que lo mejor era que fuera al psicólogo. Me avergonzaba y nunca pensé que fuera a contárselo a nadie. Sin embargo después de ver todos los gustos extraños en materia sexual, y sobre todo por leer en Internet que muchas otras personas se excitaban con la misma idea, me fui convenciendo de que era solo una fantasía inofensiva. Pero la idea seguía allí y a medida que pasaba el tiempo fui tomando conciencia de que o me la jugaba y lo hablaba con mi mujer o que sencillamente eso nunca iba a ocurrir.

Increíblemente una madrugada me despierto y veo que mi mujer no está en la cama, voy al escritorio y estaba chateando en Adult Friend Finder, sitio que descubrió accidentalmente, pero en el que de inmediato se registró. Lo tomamos como un juego de pareja y quedamos que chatearía delante mio o que guardaría registro de todos los mails y chat para que yo los viera. No tardaron en aparecer uruguayos en el chat y en empezar el intercambio de comunicaciones calientes. También un inglés con el que tuvo varios episodios de sexo virtual tan intensos que me hicieron temer que perdiera el juicio.

El asunto es que con un par de contactos la cosa se planteó en serio. Y ahí le conté claramente que a mi me excitaba mucho la idea de que se acostara con alguno de ellos y luego me relatara la experiencia con todos los detalles.

Se cito con F. en un bar céntrico para conocerse y ver que pasaba. Demoró más de cuatro horas y yo estaba convencido que se habían ido a un hotel. Disfrutaba enormemente imaginandome a M. desnudandose para otro hombre. Siendo tocada, abrazada, lamida, besada y penetrada por otro hombre. Pero cuando volvió a casa me contó que no, que simplemente hablaron por horas, se conocieron, se sacaron dudas y temores y quedaron de encontrarse 48 hs después para, ahí si, concretar una relación sexual. Fueron las 48 hs vividas con más ansiedad. Finalmente se encontraron el miércoles 27 de abril a las 18 y 30 en un bar cercano a un hotel de alta rotatividad...¡Y finalmente ocurrió!

Cuando llegó a casa yo la esperé con una botella de champán, nos metimos en la cama y me contó todo con lujo de detalles. Me contó que tomaron un café y retomaron la charla del primer día, hasta que después de un prolongado silencio ella le tomó la mano y le dijo "¿Vamos?". Llegaron al hotel, se abrazaron y se besaron largamente mientras él le acariciaba la espalda y la cola por encima de la ropa y luego le metía la mano por dentro del pantalón para tocarla. Comenzaron a desvestirse mutuamente muy despacito entre besos y caricias y cuando quedaron en ropa interior el la condujo a la cama donde terminó de desnudarla y entre palabras suaves, besos y pequeños mordiscos comenzó a acariciarle magistralmente la vulva y luego a practicarle sexo oral. En determinado momento ella le introduce la mano debajo del slip y le acaricia el pene, que no obstante encontrarlo de tamaño pequeño, esta muy erecto. El se saca el slip, se coloca un preservativo y le introduce el pene en la boca, luego de unos momentos de sexo oral, lo retira, la pone a M. boca ariba sobre la cama y la penetra. Minutos después ella le pide para estar arriba, a lo que él accede. Entonces M. comienza a cabalgarlo lo que le provoca a F. el primer orgasmo. Ella le pide que no le retire el miembro a pesar de haber perdido la erección y continúa frotandolo unos instantes contra el clítoris hasta llegar también ella al orgasmo.

Una pausa para un cigarrillo, elogios reciprocos, palabras cariñosas y reanudan los mimos: largos minutos de besos y caricias hasta que aparece el primer preservativo saborizado: Menta, que M. devora con fruicción hasta que su amante le pide que se detenga para penetrarla.

F. no era el único contacto que rondaba, también E. quería lo suyo. Una tardecita llego a casa del trabajo y M. me recibe con una sonrisa cómplice. Le pregunto que pasa y me contesta "Me encontré con E."

-¿Y?

  • Y fuimos a "Ajedrez" (un motel)

  • Te lo cogiste?

-Si

  • Y como estuvo?

  • No, mas menos

Y me empezó a contar. Resulta que estuvieron chateando por varios días, dándole vueltas a la cosa, y esa tarde (9 de mayo) ella le propuso encontrarse en la puerta del jardín botánico a las 5 de la tarde. Puntualmente E. estacionó alli su Citroen Xara blanco y ella se subió, apenas se saludaron el se le fue encima besándola y acariciándole piernas y pechos, a lo que ella lo frenó exigiéndole ir a un lugar discreto. Este motel era el más cercano y allá fueron. Apenas entraron el le empezó a quitar la ropa hasta dejarla en ropa interior. A partir de allí ella lo empezó a desnudar a él hata dejarlo en slip, se fueron a la cama y se besaron y acariciaron por largo rato hasta que en determinado momento el le pide que le agarre el pene con la mano y se lo sacuda con fuerza, se deja masturbar unos minutos unos minutos y luego le pregunta:

¿Y ahora que vamos a hacer?

"Ahora te la voy a chupar"- contestó ella colocándose un preservativo en la boca y de inmediato le quitó el slip y le puso el preservativo en el pene con la boca. Luego de unos minutos el cambia de posición y hacen un espléndido 69. Antes de llegar al orgasmo el cambia nuevamente de posición quedando de frente sobre ella, le hace elevar las piernas y la penetra todo lo profundo y firme que puede, permaneciendo así unos segundos. Luego la pone de cuclillas a los piés de la cama con la cola para arriba y la cabeza en la cama y el de pie en el suelo la toma por las caderas y la penetra rítmicamente y con fuerza hasta que ámbos estallan en un orgasmo casi simultáneo.

Mientras M. me lo contaba me exité tanto que eyaculé antes de tocarla.

A estas experiencias siguieron otras que le han dado un voltaje inesperado a nuestra vida sexual, si esta les gustó, en unos días les escribo otras. Pueden enviarme sus comentarios a despro@montevideo.com.uy