Cumplí mi fantasía
Siempre quise tener sexo con un mujer. Mi prima me concedió el deseo
Toda mi vida siempre había tenido atracción por el sexo femenino, mis primeros encuentros sexuales fueron al redor de los seis años cuando frotaba mis partes con amiguitas solo por la sensación que sentía. En ese momento no tenía ni idea de lo que estaba haciendo simplemente disfrutaba de tan grandiosa sensación. Toda esta felicidad se acabo cuando fui descubierta por mi madre y me golpeo tan fuerte que mas nunca lo volví hacer, pero siempre sintiendo atracción por el mismo sexo, las mujeres.
Al rededor de los 18 años empecé a vivir con una prima hermana, la cual era muy inocente por tal razón no era de mi agrado, hasta que tantos mese conviviendo nos agarramos confianza y nos contábamos de nuestros múltiples amantes. Una noche empezamos hablar de nuestra vida sexual y ambas confesamos nuestras sequía y que la matabamos mansturbandonos. Cuando se hizo muy de noche y decidimos ir a dormir estábamos un poco caliente y mi curiosidad por saber que se siente estar con ella fue más grande y la empecé a tocar disimuladamente.
Primero la abrace y fui moviendo mis dedos rozando le los senos con mucha paciencia lo que hizo que se le pusieras duros, pero me apartó la mano. A este punto yo estaba muy caliente y no me iba a rendir tan fácilmente.
Volví a acariciarla y se dejó, fui siendo más atrevida y meti mi mano bajo su camisa y para mi sorpresa también se dejó y se acomodo para que tuviera más acceso a ella. Luego de ese masaje en sus senos fui bajando lentamente por su abdomen, pero me detuvo y me hizo subir la mano, nuevamente a sus senos, está vez me acerque un poco más y le pasé mi lengua por sus apetecibles pesones lo que hizo que se le escapara un gemido que fue la señal para saber que podía ir más abajo, baje mi mano lentamente y sus piernas se abrieron automáticamente esperando mi entrada.
Mi dedo índice tocó se mojada vagina y fui directo a su clitoris, la acarisee en círculos lentamente e iba subiendo el ritmo a tal punto que me pedía más, en ese instante pare, la terminé de desvestir y admire todo lo que esa noche iba a ser mío. Me sumergi entre sus piernas las bese y pose mi lengua en su sexo, empecé a devorarla como un rico manjar mientras introducía un dedo y lo movía al mismo ritmo que mi lengua, ella se rerocia de placer, lo que me instaba a seguir comiendole la vagina hasta que llegó al orgamo y empapo todas las sábanas. Una vez se recompuso acercó mi cara a su cara y me dijo ven te voy a devolver el doble del placer que me diste "primita"...
Gracias por leerme esta historia continuará.