¡Cumpleaños Feliz!

El mejor regalo de mi cumpleaños. Mi maestro me descubre, otra vez, placeres nuevos y maravillosos.

Había sido mi cumpleaños y ese mismo fin de semana organice una fiestecita en mi casa, unos pocos amigos y amigas, unas copas y algo de picar, poca cosa, más por cumplir que por otra cosa. Éramos unas diez o quince personas y entre ellas estaba Pedro, aquel maravilloso hombre que me abrió, hace ya algún tiempo, las puertas del placer entre hombres, había venido con una amiga suya a la que, hasta esa noche, yo no conocía. Benito también había estado pero ya se había ido, como la mayoría de mis invitados.

Yo estaba de pie junto a la terraza charlando con la amiga de Pedro y una de mis amigas, también quedaba una pareja de amigos que charlaban con una compañera de trabajo en el sofá y Pedro. El estaba detrás de la barra americana que separa el salón de la cocina, solo a ese lado poniéndose una copa.

Comencé a estar un poco cansado de la conversación que mantenían las dos chicas sobre un programa de televisión y me fui distrayendo pensando en mis cosas, hasta que advertí la mirada fija que me estaba clavando mi buen amigo, con su característica media sonrisita dibujada en la cara. Le sonreí intentando copiar ese gesto tan suyo, creo que sin mucha fortuna, pero a él le hizo gracia el intento y sonrió esta vez mostrándome toda su dentadura. Estaba muy guapo, hacía unas semanas que no lo veía y me había sorprendido con su nuevo pelado, bueno, realmente se había rapado al cero. Me encanta esto en los hombres que son realmente guapos, no tanto en los demás. Aquella noche llevaba una camisa blanca muy bonita que ya, a estas horas de la noche, estaba abierta hasta el tercer botón dejándome ver bastante su bonito pecho de nadador.

Yo me preguntaba en que estaría pensando pero pronto despejo mis dudas. Cogió su copa y tras darle un pequeño sorbo paseo su lengua de manera tremendamente insinuante por el borde, manteniéndome fijamente la mirada, luego se paso el vaso lentamente por el pecho erizándose la piel y erizándomela a mí que ya empezaba a vislumbrar sus intenciones. Di una rápida mirada a mi alrededor, las dos de mi grupito seguían absortas en su discusión al igual que los del sofá, nadie se estaba percatando de nada así que lentamente me puse una mano en la entrepierna agarrándome el paquete y luego icé mi copa un poco, en el gesto de brindar, hacia él.

-Te aburre este tema ¿No?- Dijo Toñi, la amiga de Pedro, al percatarse de mi distracción y mi gesto.

-No… Es que Pedro esta allí un poco solo. Voy a ir a ver qué le pasa.

Me acerqué hasta la barrita y me senté frente a él, en uno de los bancos altos que tengo en la barra por la parte del salón.

-¿Qué te parece mi amiga?- Esa pregunta, así de repente, me sorprendió.

-Es muy simpática.

-¿Simpática? ¡Vete a la mierda! No te hagas el correcto con migo. ¿Qué si esta buena joder?

No pude evitar soltar una carcajada. La verdad es que estaba muy buena. Era una morena de pelo rizado hasta los hombros y más de metro ochenta con una figura espectacular. Llevaba un trajecito suelto verde pastel estampado en flores muy corto, no más de diez centímetros por debajo de su cintura, y a partir de ahí se podían admirar una largas y esbeltas piernas que parecían no tener fin. Por la parte de arriba el traje se sujetaba con dos finas tirantas que dejaban ver sus bonitos hombros y las tiras del sujetador del mismo tono que su vestido. Pese a lo suelto de su ropa sus pechos se marcaban imponentes, más de una cien había calculado, además tenían una forma y una firmeza que me habían hecho pensar que podrían ser operados ¡Vendita medicina plástica!

-Tú sabes que yo soy muy correcto. Pero es evidente que esta para mojar pan.

-Pues vestida pierde mucho.- Dijo queriéndose hacerse el interesante.

-¿Y tú eso como lo sabes?

-Me la he tirado alguna que otra vez.

-Pero tú no eras

-¡Venga ya! Tu vas a venir a darme lecciones- Me cortó. Y los dos nos echaos a reír. –Además ¿Sabes por qué la he traído?

-¿Por qué?

-Ella sabe perfectamente como soy yo y más de una vez me ha dicho que le encantaría montárselo con dos hombres sin complejos, como nosotros. Esta puede ser su noche ¿No? Ya he hablado de ti… -Aquel tonito suyo dejaba muy a las claras a que se estaba refiriendo.

-¡Y la nuestra…!- Apuntille. -Pero no sé, para decir, la acabo de conocer.

-No te preocupes por eso. Yo me encargo. Ya está casi todo hecho, solo falta encontrar el momento.

Mientras charlábamos yo me había pasado al otro lado de la barra para ponerme una nueva copa, de manera que ahora me encontraba junto a él, dentro de la cocina, solos a este lado. Entonces fue cuando me fijé en sus pantalones, eran unos pantalones de pinza beis y lo curioso eran lo ajustado que le quedaban, marcándole de manera descarada su paquete y su formado trasero.

-¿Te has comprado los pantalones pequeños o es que has cogido unos kilitos?- Le dije mientras le pasaba la mano por el culo y le agarraba una nalga fuertemente, con la mano abierta.

-Esta sí que la tengo gorda.- Me susurro mientras me cogía la mano y se la ponía en el paquete.

Yo la mantuve ahí y comencé a palpar notando entre mis manos sus huevos y su, todavía no muy gorda, polla. Debido a la altura de la barra, el resto de la gente no podía ver lo que hacíamos de abdomen para abajo, de manera que seguimos disimulando a la vez que se la magreaba un poquito. La situación me estaba poniendo a cien. El trío del sofá seguía charlando divertido y las dos chicas, junto a la ventada de la terraza, también seguían metidas en su conversación, aunque vi que Toñi desvió su mirada alguna que otra vez, como curiosa, seguramente se preguntaba que estaríamos hablando, o haciendo, a este lado de la barra.

A este lado de la barra yo ya le había abierto la cremallera a Pedro y buscaba bajo sus calzoncillos. Se la cogí suavemente envolviéndola completamente con mi mano, estaba blandita, maleable y note el tacto suave de su piel y el, un poco más áspero, de su prepucio desnudo. Se le estaba poniendo dura por momentos con mis caricias y aquello no tendría que ser muy soportable en la estrechez de sus pantalones, por que se desabrochó el botón y se la sacó por encima de la ropa interior. Aquello me asustó un poco, allí había amigos y compañeros de trabajo y yo soy una persona muy discreta, no me gusta dar que hablar así que retire mi mano intentando dar por zanjado, al menos hasta un poco más tarde, el sobeteo pero él no parecía estar dispuesto a que aquello terminara tan pronto, estaba disfrutando con el riesgo de la situación.

Dio un vistazo general a toda la habitación y tas comprobar que todo seguía tranquilo se acercó más a mí, como si fuera a susurrarme algo, se puso tan cerca que su dura polla ya casi tocaba mi paquete, mire discretamente hacia debajo maravillándome con la visión de aquel tronco de carne duro y recto como apuntando a mi entrepierna y no pude aguantar la tentación al menos de agarrarla.

-Háblame, si no vamos a dar mucho mosqueo.- le dije bajito mientras mi agarre comenzaba a subir y bajar convirtiéndose en una paja en toda regla.

Él se acomodó dejando caer un brazo en la barra y comenzó a hablarme bajito. –¿Te gusta mi polla, verdad? ¡Qué puta eres…!- Su rostro no reflejaba para nada lo que salía de su boca, permanecía impasible con cara de póker, podría estar hablando de futbol o de lo que fuera… pero lo que decía era… -Te gustaría metértela en la boca ¿Verdad?- Pues claro que estaba deseando chupársela, incluso pensé en tirar algo al suelo y aprovechar la bajada a recogerlo para metérmela en la boca, aunque solo fuera un poco, pero aquello se me antojó demasiado, ya habría noche para dar rienda suelta a todos mis deseos, y los suyos.

La meneaba lentamente para no levantar sospechas, estaba muy dura y caliente y su desnudo prepucio comenzó a humedecerse de un liquidito blanco y viscoso. Aquella había sido la polla que me descubrió un mundo nuevo de placeres hace ya algún tiempo… casi una eternidad, y la que de cuando en cuando, me retornaba a mis inicios. Por esto mismo creo que con el siempre es diferente que con los otros, él me domina, hace con migo lo que quiere y eso me gusta. Tengo con él una eterna deuda pendiente.

De repente vi como mis amigos al otro lado de la frontera visual se levantaban y comenzaba a despedirse entre ellos. –Creo que nos vamos a ir ya.- Dijo mi compañera de trabajo dirigiéndose a mí, a la vez que las otras dos se acercaban al grupo, pero la amiga de Pedro siguió el paso, hacia nosotros. Retiré mi mano rápidamente cogiendo el vaso y los dos nos pusimos mirando hacia ella. Pedro luchaba disimuladamente con su pantalón para intentar que aquella verga entrara en el, una autentica misión imposible, suerte que Toñi se quedo al otro lado, frente a nosotros, si no se habría dado de bruces con la polla de su amigo.

-¿Nos vamos nosotros también?- Pregunto ella con tono de tener más ganas de quedarse que de irse.

-Como tú quieras.- Le contesto Pedro.

-Quedaros un rato más.- Apuntille yo rápido que no pensaba quedarme con aquel calentón. -Yo aún tengo ganas de tomarme alguna copa más y a una malas, si bebemos más de la cuenta, os podéis quedar a dormir. Tengo muy bien puesto el cuarto para invitados- Termine simpático, y salí de la cocina para ir a despedir a mis amigos.

Cinco minutos después me encontré solo en el salón de mi casa. Ya se habían ido todos, menos Toñi y Pedro y estos habían desaparecido por el pasillo que daba a las habitaciones, después de que ella le preguntara por el baño y él se ofreciera a acompañarla con la escusa de enseñarle también el cuarto de invitados.

Me dirigí hacia el pasillo, a la izquierda está la habitación, estaba con la luz encendida, pero vacía, frente a esta otras dos puertas abiertas daban al cuarto que uso para trabajar y a uno de los baños, ambas estancias permanecían con la luz apagada, solo veía luz al fondo del pasillo en mi dormitorio. Estaba con la puerta abierta y la luz venia del pequeño baño que esa habitación tiene dentro.

-¿Qué hacéis?- Pregunte mientras me dirigía hacia la luz.

-Estamos aquí, en tu baño, ven.- Sonó la voz de Pedro

Al entrar y mirar hacia el baño mis ojos se abrieron como platos. Pedro estaba dejado de caer en el lavabo con los pantalones y los calzoncillos a la altura de los tobillos y la camisa totalmente desabrochada, mientras, Toñi, de cuclillas frente a él y tan solo ya vestida con un tanguita verde se afamaba con ahínco en darle placer. Se la chupaba como una posesa, como si temiera que alguien se la fuese a quitar, algo que en cierto modo podría suceder, pero ella en ningún momento dejaba que la polla saliera del todo de su boca, ni tan siquiera cuando yo aparecí en escena. En este momento me miró fijamente a los ojos manteniéndome la mirada mientras su cabeza no paraba de moverse a lo largo y ancho de aquel jugoso trozo de carne, Pedro también tenía sus ojos clavados en mí.

Me recosté en el marco de la puerta, sin decir nada, me gustaba lo que veía y ya que no pareció incomodarles mi presencia para nada, me dispuse a disfrutar un poco de las vistas.

Ella estaba realmente muy buena y aún más de aquella guisa, su cara estaba medio tapada por su melena rizada, rizos que con aquel ajetreo le pasaban de un lado a otro, de vez en cuando hacia un rápido giro de cabeza para echárselos a un lado y volvía a mirarme de nuevo. Sus grandes tetas, pese a todo, se mantenían firmes y me llamaron especialmente la atención sus pezones, tiene dos aureolas del tamaño de una galleta, muy rosaditas y con dos enormes pezones súper hinchados. La postura en la que se encontraba ella, en cuclillas, me daba una impresionante perspectiva de su trasero, un magnifico trasero en pompa solo manchado por un triangulito de tela verde que se le perdía entre las nalgas. Mientras con una mano aguantaba la larga berga que se estaba comiendo la otra se escondía dándole placer en el interior de su tanga.

Pedro se termino de quitar la camisa dejándola caer sin más al suelo. A mí también empezaba a sobrarme ropa, comenzaba a tener calor y mis pantalones, aunque fuesen holgados ya se estaban quedando estrechos así que tranquilamente, mientras no perdía detalle de la escena, me descalcé y me quité los pantalones, luego también me desnudé por arriba, quedándome vestido solamente con unos simpáticos bóxers estampados que marcaban descaradamente mi prominente erección, luego me senté, tal cual, en la taza, justo detrás de Toñi y frente por frente a Pedro para seguir contemplando el espectáculo mientras me sobaba tranquilamente por encima de la tela.

-Bonitos calzoncillos.- Dijo Pedro. –Tú siempre tan original.- Es verdad que cuido mucho mi ropa interior que tengo y me gusta que sea desenfadada. En aquella ocasión eran unos bóxer azules con dibujos de Warner multicolores, iban a juego con los calcetines que ya me había quitado.

Al escuchar esto Toñi dejo por un momento de chupar y se giro hacia mí, no pudo evitar soltar una sonrisa al ver a Bug Bunny, el monstruo de Tasmania y toda la tropa.

-A que son chulos- Le dijo a la mujer que estaba arrodillada delante de él. –Pues te aseguro que aún es mejor lo que hay dentro.

Ella se giro sin levantarse, quedándose justo delante de mí y me puso la mano sobre la polla. –Además son muy suavecitos- dijo. Me acarició un poco por encima de la tela, bajó hasta los huevos y terminó metiéndome la mano por debajo. Mi polla ya no podía más, mi piel ya estaba totalmente bajada y la que ella decía suave tela, comenzaba a molestarme en el prepucio así que me los quite… -¿Pero a que esto está mejor?- Le dije mientras mi polla casi le golpeaba la cara al ser liberada.

-¡Guau! ¡Qué pedazo de polla! No me extraña que te tenga loquito.- Le dijo a Pedro mientras sin perder ni un segundo me la agarraba.

-Yo la tengo más larga.- Dijo él, un poco dolido en su ego.

-Sí, pero él la tiene más ancha, que es lo que nos gusta a las mujeres.- La abarcaba con toda su mano, como intentando medir o comparar con algo el grosor.

-Lástima que el prefiera a otra polla antes que a un chochito.- Apuntillo Pedro acercándose a mí.

-Eso ya lo veremos…- Dijo ella riéndose.

Pedro tenía la polla súper dura y recta y me apuntaba con ella. El la tiene bastante larga aunque Toñi tenía razón en que no es muy gruesa, al menos comparada con la mía, pero a mí eso me da igual, al contrario, así son realmente como me gustan a mí. Su camino termino directamente en mi boca, yo no había dicho nada, aquel debate no me interesaba, tenia mejores cosas en las que ocupar mi lengua.

Después de todo lo ocurrido aquella noche, al fin se la estaba comiendo, me la metí todo lo que pude en la boca acariciándola con mi lengua y cerré los ojos un momento para que todo su sabor entrara en mi, por un momento supo a saliva, a boca de mujer, pero pronto el sabor a macho resurgió llenando todos mis sentidos. Al abrir los ojos me encontré una vez más con aquella media sonrisa de niño pillo que ha conseguido que la travesura le salga bien y ella, mientras, seguía acariciando mi polla lentamente, también lo miraba, de seguro que, como yo, había aprendido a reconocer aquel gesto de boca ligeramente torcida y chispa en los ojitos.

Toñi me bajó completamente la piel y comenzó a chuparme el prepucio, aquello me estremeció, chupó muy fuerte, quizás demasiado para empezar, pero pronto se la fue introduciendo lentamente en la boca lo que lo suavizo un poco. El estaba muy cachondo, su polla estaba súper caliente y tan dura que parecía que fuera a explotarme dentro de mi boca, yo no quería que se viniera tan pronto así que mi mamada era tranquila, se la chupaba por fuera intentando no estimular demasiado su prepucio, cuando notaba algún espasmo me dirigía a sus huevos, tan rasurados como siempre, para que no se corriera. Le estaba haciendo sufrir mientras yo me ponía tan a tono como él con la mamada que me estaban haciendo. Ella se la metía y sacaba de su boca rápidamente, me la estaba follando por la boca pero pronto se cansó de ser follada por ahí y se incorporó

Se subió a horcajadas encima de mí ensartándose mi polla lentamente con los ojos cerrados y la respiración aguantada pero el lugar no me pareció muy cómodo, así que la abracé y me levanté con ella en peso. Fuimos como uno, unidos por nuestros sexos hasta la habitación donde me tiré sobre la cama con ella debajo, comenzando una bestial follada en el mismo instante en que caíamos, yo había quedado de rodillas y ella tirada boca arriba, mis manos agarraban su culo elevándola un poco para facilitar mis metidas, seguí culeaba brutalmente mientras ella soltaba un fuerte gemido con cada envestida. Tenía una delgada línea de bello que terminaba justo donde mi polla, a una velocidad que casi no me la podía ver, entraba y salía. Sus tetas eran increíble, pese a estar boca arriba se mantenían mirando al techo mientras ella se las magreaba fuertemente, pellizcaba incluso sus enormes pezones.

Estaba como ida, sus gemidos ya eran un continuo grito y bandeaba la cabeza de una lado a otro con los ojos cerrados. Me pareció muy pronto, tan solo habían pasado unos minuto pero se soltó las tetas abriendo los brazos y agarrando la colcha, su cuerpo se retorció desasiendo completamente la cama y sus gritos subieron a un nivel que de seguro escuchó media comunidad, se había corrido… se estaba corriendo.

-¡No pares!!!- Grito cuando relaje mis envestidas, pensando que es lo que ella querría.

-Es multiorgasmica… muy multiorgasmica.- Escuché la voz de Pedro a mi lado. Yo ya casi ni me acordaba de él, estaba sentado a un lado de la cama, fui a decirle algo pero no me dio tiempo. En el instante que miré hacia el lado ella se me abalanzó tirándome a un lado y se puso a dar botes sobre mí. ¡Dios! Era increíble. Estaba dejada caer sobre mí con sus cabellos alborotados cayéndoles alrededor de su cabeza y la cara descolocada, parecía una loca, se aguantaba con las manos sobre mi pecho mientras hacía botar su cintura brutalmente produciéndome un placer inconmensurable. Sus piernas descansaban sobre la cama una a cada lado mío y en el centro, mi polla se enterraba una y otra vez en su interior. Gemía y gritaba sin cesar haciendo imposible saber si se estaba corriendo o simplemente era un placer continuo y desmesurado. Sus pechos botaban lujuriosamente sobre mi cara, en ocasiones llegaba a meterme un pezón en la boca y chuparlo un poco, hasta que con el incesante vaivén se me escapaba, mis manos se aferraban a su cintura en un vano intento por relajar sus subidas y bajadas.

Fue Pedro quien momentáneamente consiguió pararla cuando decidió unirse al espectáculo. Se puso detrás de ella, sobre los dos, yo a duras penas podía ver lo que hacía con ella sobre mí, pero era evidente. Pude notar con mi polla como su miembro entraba también dentro de ella por detrás. Los ojos de Toñi se abrieron como platos al igual que su boca, pero sin llegar a emitir sonido alguno, gritaba en silencio mientras su interior se iba acomodando a todo lo que tenía dentro, unos segundos después Pedro comenzó a moverse y Toñi le acompaño, yo comencé a culear desde mi difícil posición abajo del todo. En un principio fue un poco caótico, pero pronto nos acompasamos aumentando la velocidad de nuestros movimientos.

Estaba como en volandas entre los dos a cuatro patas mientras cada uno de nosotros le taladraba uno de sus agujeros, nuestras vergas casi se tocaban en su interior, yo podía notar la de Pedro muy cerca de la mía, incluso sus huevos me rozaban la polla de vez en cuando. Ella estaba como loca, regresaron los gemidos… los gritos… Sus uñas se clavaron en mi pecho produciéndome un dolo punzante que en semejante situación no izo más que ponerme aún más cachondo si cabe. Yo nunca había follado de aquella manera tan brutal, tan salvaje y la verdad es que lo estaba disfrutando al máximo.

-¡Haaa! ¡Dios! ¡No puedo más! ¡Haaaa!- Grito a pleno pulmón.

No sé cuantos orgasmos había podido tener ya, pero aquel pareció definitivo. Se tiró completamente sobre mí inmovilizándome, el movimiento también izo que a Pedro se le escapara así que toda la acción se paró de golpe.

-Seguid sin mí, chicos.- Dijo ella en un suspiro y echándose a un lado.

Cuando Toñi se echo a un lado de la cama Pedro no se ando con tonterías, los dos estábamos a tope, a punto de corrernos y no íbamos a parar. Rápidamente enfiló mi agujerito y yo abrí las piernas para facilitarle la entrada. Empujó fuerte y noté como su polla entraba en mí lentamente, pero paró pronto, yo ya conocía aquella polla y sabía que no había entrado del todo. Comenzó a bombera entraba y salía de mi pero no me terminaba de convencer, quería más, quería que me taladrara entero, hasta sentir su ingle chocar con mis nalgas. Me incorporé en la cama y le indique que se tirara, el obedeció y segundos después estaba sentado sobre él y, esta vez sí, totalmente lleno. Me quede un momento así, me encanta esa sensación, y mire a Toñi que permanecía atenta recostada a nuestro lado, disfrutando del espectáculo.

–¡Chúpamela!- Me salió sin pensar, me había contagiado de aquella especie de locura sexual colectiva. Hacía unas horas yo ni conocía a aquella mujer y ahora le estaba pidiendo que me la chupara mientras que su amigo me follaba… visto ahora, desde la distancia, me parece algo surrealista pero ella sin parpadear izo lo que le pedí.

Se acomodó entre los dos y engulló mi verga a la vez que yo empecé a subir y bajar a lo largo de la de mi maestro. Dios aquello era fantástico, creo que la mejor experiencia sexual de mi vida hasta el momento, sentía a la vez los dos mejores placeres que se pueden sentir, una fantástica polla recorriéndome por dentro mientras una maestra boca no dejaba un centímetro de miembro sin estimular. Gemía como yo nunca lo había hecho y no pude evitar soltar un grito de placer cuando descargué dentro de aquella mujer todo mi placer. Cerré los ojos y creo que casi pierdo el conocimiento, por lo menos perdí la noción de la realidad durante unos instantes

-¡No pares… no pares…!- Los gritos casi desesperados de Pedro me sacaron de mi trance. Estaba atontado… me quité de encima de él, para chupársela… o al menos creo que eso fue lo que pensé, pero en el mismo momento que me aparte aquella boca aún chorreante de mi semen, se colocó para recibir también los de él mientras lo pajeaba desesperadamente. La cara de aquella mujer volvía a estar descolocada de nuevo mientras recibía los chorros blancos que disparaba aquella polla. En ese momento vi claramente que esa mujer estaba otra vez en plena ebullición y que la noche no había hecho más que empezar.