Cumpleaños delush

Era su cumpleaños e iba a ser un día muy muy largo. Varias sorpresas la aguardaban con un objetivo, llevarla al límite de su placer.

  • ¡AHHHH JODER CABRÓN!

Me relamí al escucharlo. Ese era el sonido que había estado esperando durante todo el día. Ese era el límite que quería que cruzara, buscando que perdiera el control y explotase para mí.

Poco importaba ya que su curiosa vecina fuera capaz de escucharnos por todo el escándalo que estábamos montando. En su fachada de amargada no dudo que albergaba una viciosa de cuidado y que, tras escuchar cada vez que María se corría, iba en busca de su vibrador particular para apagar su calentón, elemento que no sé si su marido conocía.

Noté los temblores que desprendían sus piernas y algo del caliente líquido que manaba de su coño y fui en busca de sus labios para acallar sus últimos gemidos.

  • ¿Te ha gustado? - pregunté.

  • Joder… - es lo único que fue capaz de articular María. Y es que había sido un día…diferente, que merecía terminar de aquella manera.

Muy buenas a todos lectores, os pido disculpas por no haberme presentado, y es que la situación me mantenía algo ocupado. Me llamo Jorge, y lo que os vengo a contar comenzó aquella misma mañana.

Y es que aquel día se trataba de un día señalado ya que era su cumpleaños, el vigesimosegundo cumpleaños de mi zorrita insaciable y tenía un par sorpresas preparadas para ella.

Algo debió anticiparse mi subconsciente ya que aquella mañana amanecí con un visible problema entre las piernas. Palpé con mi mano derecha sobre el pantalón del pijama y acaricié mi polla suavemente. Esta reaccionó ganando volumen y facilitó que mi molesto pantalón desapareciera de inmediato. Agarré mi teléfono móvil de la mesilla y busqué su nombre entre mis contactos.

Mientras la paja avanzó lentamente mientras observaba la foto que me había mandado mostrándome su nuevo tanga el día anterior. Su duro y redondo culo se veía contenido a duras penas en un pequeño tanga azul que favorecía sus nalgas para ser objetivo de unos buenos azotes por mi parte, algo que ella admitiría desear.

Me encantaba que me pidiera consejo cuando se compraba nueva ropa interior y mi valoración, claramente subjetiva, se basaba en lo fáciles que pudieran ser de quitar y la forma de redondear su precioso culo. En el momento que noté como mi polla, ya con su grosor completo, me pedía acelerar el ritmo en busca de una corrida temprana abrí la aplicación de la cámara y capturé la imagen de mi polla agarrada por el tronco con las piernas bien abiertas.

  • Buenos días cumpleañera, espero que disfrutes de tu rico desayuno - la escribí acompañando la foto que acababa de tomar.

  • Mmmm delicioso, mi coño ya anda mojado por tu culpa - no tardó en responder.

  • Pues así va a seguir durante el resto del día María, ya que hoy tienes prohibido correrte hasta recibir mi permiso. PD: ¿Hoy vas a llevar ese tanguita que me mostraste?

  • Como ordenes. ¿Quieres que lo lleve puesto para ti Jorge?

  • Sabes que sí.

Me encaminé hacia la ducha donde el agua fría me ayudó a bajar la erección. Una de las cosas que más me sorprendían de ella era su capacidad de saber lo que yo quiero, unida al morbo que le da ser dominada y follada con rudeza, algo que recibiría por ser tan buena chica.

Imaginaba que le costaría salir de la cama, sobre todo después de haber comenzado su día mojada desde el principio. Estaba previsto que el paquete fuera entregado antes de las 12 de mañana y no tardaría en descubrir lo que este contenía.

Recibí una foto a media mañana mientras estudiaba en la biblioteca, se trataba de un aparato rosa con forma huevo del que sobresalía una antena. Su nombre era Lush para ser más exacto.

-          Mira lo que ha dejado mi madre antes de marcharse con mi hermana, al parecer ha llegado un paquete…para mí, acompañado de una J, ¿te suena de algo Jorge?

-          ¿No trae algún tipo de tarjeta o nota que desvele más información?

-          Lo haré tal y como dice…amo - fue la respuesta que recibí a aquella pregunta, veo que no había dudas en lo que había dispuesto.

Sabes que ninguna orden sería necesaria para que llevases a cabo todo lo que te digo, pero aquí vienen una serie de sugerencias que harán de tu cumpleaños un día inolvidable. Este juguete que has recibido es un vibrador a distancia cuyo control esta en mi poder María. Te lo vas a poner esta tarde cuando vayas al trabajo y me vas a ir contando como te sientes en cada momento muy detalladamente. Más te vale no tocarte María, o tendrás que atenerte a las consecuencias.

Atentamente, J.

Ya tenía la aplicación descargada en el móvil y vía internet podía controlar a mi antojo aquel juguetito que había encargado hace un par de días en un céntrico sex shop de Madrid. La dependienta estaba convencida de que el satisfyer era lo que necesitaba y me costó un rato convencerla de que era algo que se me quedaba corto, yo quería morbo, algo que generase un contexto donde ella sacara la zorra que llevaba dentro. Y para eso necesitaba algo que la expusiese, que la situase en un sito público donde la pudieran ver y donde ella también pudiera observar a quien le rodeaba.

Se encontraba en medio de una reunión importante cuando encendí el dispositivo, desde el móvil encendí la potencia más baja, que comenzaba una lenta pero continua vibración.

-Joder Jorge, ahora no puedo responderte, tienes que esperar por favor.

Mi respuesta fue subir la intensidad, con frecuencias aleatorias.

-María, más te vale dar una buena imagen y ser una buena chica.

-Van a notarlo seguro cabrón.

Empecé a jugar cambiando los tipos de frecuencia, pasando de altos niveles de intensidad a los más bajos. La imaginé a ella, bien arreglada delante de sus jefes, exponiendo su parte del trabajo con elegancia, gracia y…un ligero temblor en su voz. Sabía lo mojada que podía llegar a estar, y la silla en la que estuviera corría serio peligro de sufrir desperfectos. Me imaginaba el olor que debía impregnar toda la oficina y sabía que podía llegar un punto donde ella se corriera allí delante de todos, sin ningún reparo, por lo que traté de no pasarme en ningún momento.

El juego siguió así veinte minutos hasta que me llegó su llamada.

-          Joder Jorge, ya hemos terminado. ¿Eso es lo que querías, qué todos se dieran cuenta?

-          Hola María, espero que haya sido una fructífera reunión y hayas… disfrutado de ella.

-          ¿Qué si he disfrutado? No sabes lo mojada que estoy además de que…he terminado tocándome.

-          No has conseguido aguantarte por lo que veo… Bueno, ya sabes lo que toca entonces. Recibirás la información por mensaje.

Baño de mujeres. Sección D. Desnuda por favor. x10.

No había sido capaz de cumplir lo que le había pedido así que recibiría su castigo. Un castigo que se trataba de uno de sus premios favoritos y cabía la posibilidad de que… lo hubiera hecho aposta.

Cuando entré a los diez minutos en aquel aseo me la encontré tal y como la había ordenado. Con las manos apoyadas en el lavabo, las piernas abiertas y el culito en pompa. Noté como se dio cuenta de mi llegada a través del espejo y me pareció ver como se relamía.

Sabía lo que iba a recibir, diez duros azotes por mi parte. Azotes que se había ganado… a pulso. Acerqué mi mano a su boca para que escupiera sobre ella, algo que hizo con gusto.

-          ¿Estás lista?

-          Sí amo.

ZAS

Sonó el primero con fuerza. Acto seguido acaricié el punto donde había golpeado, se podía apreciar una débil marca roja.

-Gracias Jorge - gimió como sabía que debía hacer tras cada azote. Tenía la lección muy aprendida.

ZAS

El segundo fue menos sonoro pero provocó un ligero movimiento por su parte.

-Mmm gracias Jorge.

ZAS

Gimió al sentirlo y bajo su mirada un segundo al suelo, para después volver a observarme por el reflejo, con ganas de querer más, muchos más.

-          Gracias Jorge.

ZAS

Los azotes se sucedían, uno tras otro y ella no dejó de decir las gracias. Tras el noveno pude pasar la mano por su coño y vi cómo estaba por culpa del castigo. Juntar la experiencia con el lush, el cuál seguía teniendo colocado y apagado, con los azotes la tenían al borde del orgasmo. Sabía que era capaz de correrse solo siendo azotada, eso se lo demostraba la voz que ponía después de cada uno de ellos, que ganaba en morbo e iba acompañada de gemidos más potentes.

ZAS

Recibió el último azote sacando más el culo y buscando todo el contacto posible. Gimió con fuerza y se mordió el labio mientras decía.

-          Joder, muchas gracias Jorge.

-Espero que hayas aprendido la lección - me acerqué para besarla y pasé las manos por sus nalgas, que habían quedado bastante sensibles de aquella sesión, completamente rojas.

-Ahora te vas a vestir y te vas a venir conmigo a tu casa para que recibas el resto del regalo. ¿Tienes las bragas que te pedí?

-Sí.

-Pues póntelas y guarda el lush en tu bolso.

Desfiló delante de mí camino del coche, que había conseguido aparcar no muy lejos de la salida. Sus caderas se contoneaban como si no hubiera acabado de pasar nada y sus manos se ajustaban a su pequeño bolso oscuro. Se había vestido muy elegante para la reunión. Llevaba una blusa azul marino, ligeramente arremangada y que mostraba un fino escote en el que se apreciaba el volumen de sus pechos. Las arrugas eran patentes tras haber estado tirada por el suelo y se introducían bajo una ceñida falda color vino ligeramente rosado. Me encantaba como se curvaba mientras avanzada, su redondo culo daba paso a unos turgentes muslos y atractivas piernas.

-          ¿Qué miras Jorge? - Escuché detenerse el sonido de sus tacones negros en el asfalto mientras se giraba para observarme.

-          Te responderé en cuanto lleguemos a tu casa.

Subimos en el coche y arranqué. Busqué la ruta que nos dirigía a su casa mientras ella ponía algo de música. Entablamos una conversación corta, yo desviaba la mirada hacia su cuerpo cuando la carretera me lo permitía y ella tatareaba una canción que sonaba en la radio. Esa canción me sonaba, pensé, la había debido escuchar un par de días atrás viendo alguna película, el cantante era The Weekend y la canción…

-          Earned it. Se llama Earned it Jorge, ¿y sabes por qué te suena? Porque es la canción que sonaba mientras los de 50 sombras follaban.

Cuando me giré a replicarla me la encontré con una sonrisa pícara y noté como su mano se posaba sobre mi polla.

-Veo que la recuerdas. Poco a poco…

Desabrochó muy lento mi pantalón vaquero, palpando con la palma de su mano izquierda lo dura que se iba poniendo por su culpa. Alargó el elástico de los boxers y agarró mi polla con su mano. Esta no era excesivamente larga, pero sí muy gorda, no llegando su mano por completo a cerrarse sobre ella. Cuando empezó a recorrerla de arriba a abajo consiguió arrancarme un par de jadeos, llevaba desde esta mañana con ganas de tocarme y mi polla necesitaba su atención. Giró el torso orientándose hacía mí y se dispuso a agarrar la polla con sus dos manos, cubriéndola ahora sí por completo.

-Concéntrate en la carretera, quiero llegar a casa para que me folles como me merezco Jorge.

Dicho esto, escupió sobre ella y comenzó una deliciosa paja en la que se olvidó del posible riesgo de que la descubrieran. De vez en cuando posaba su lengua, que rozaba contra el glande y volvía a envolverla en saliva. Sabía que me encantaba masturbarme muy lento y tardar mucho en correrme, pero si quería que la follara sin parar necesitaba que me corriera. Y así descargar todo lo acumulado por el morbo que me daba intentar tenerla cachonda todo el día y haberla propinado una buena serie de azotes, que me había dejado como una estaca. Estábamos ya próximos a su barrio cuando noté como engullía toda mi polla con su boca, se quedó quieta un par de segundos para después ir sacándola poco a poco hasta quedar babeando sobre ella.

-          Acaso no me vas a dar lo que es mío.

-          Mmmm María…

Sus manos empezaron otra vez a moverse, pero ahora cada vez más rápido y su boca se colocó a la altura de la punta, apresándola con los labios cada vez que sus manos bajaban. Apretaba mi glande con fuerza, sabía que así me haría correr en muy poco tiempo.

Me sentí tentado de agarrar su nuca para volver a llenar su garganta, pero las maniobras para buscar un aparcamiento cercano me prohibían soltar el volante. Empecé a gruñir de placer su nombre, cada vez me sentía más cerca.

-María, me voy a…Ahhhhhhh.

Levanté la cadera ligeramente del asiento y exploté dentro de su boca a la vez que el coche se detenía. Al notarlo abrió su boca todo lo posible y masajeo mis huevos mientras mi polla daba sus últimos espasmos. Al notarlo me fui relajando e incorporando sobre el respaldo. Se había tragado toda la corrida, vi como se relamía con los ojos vidriosos toda la leche que había soltado, y recogió un poco de ella que se había escapado para volver a metérsela en la boca.

-          ¿Hemos llegado? - me preguntó como si nada.

Sonreí de medio lado y desabroché el cinturón de seguridad para volver a guardar mi polla dentro de los pantalones. Nada más salir nos aventuramos hacia su piso, el cuál estaba a unos cinco minutos andando.

-          ¿Hemos aparcado un poco lejos no Jorge?

-          Bueno, este es el mejor sitio que he encontrado - su risa se oyó por la calle desierta.

-          ¿El mejor Jorge? ¿O el más espacioso? Parece que alguien no sabe hacer dos cosas a la vez.

-          Con una distracción así…

Llegamos al ascensor de su casa y nos quedamos mirándonos, dio dos pasos hacia mí y se giró para darme la espalda. Pulsó el botón del cuarto piso y posó su culo sobre mi paquete, mi mano reaccionó instantáneamente agarrando su cintura. Ella se empezó a mover en círculos muy lentamente, provocando que mi polla empezara a dar señales de vida. Se recreó en cada uno de sus movimientos, como si estuviéramos juntos en mitad de una discoteca, siguiendo el ritmo de una lenta canción imaginaria. Sus movimientos me dieron paso a elevar la presión contra su cuerpo y justo en el momento en el que mi boca fue en busca de su cuello el ascensor se abrió.

Salió delante de mí sin ni siquiera mirarme y caminó directa a su puerta. A mitad de camino la interrumpí agarrándola del brazo y me abalancé contra su cuerpo buscando sus labios con los míos. Nos besamos ferozmente mientras nos tambaleábamos hasta contactar contra su puerta, la cuál pudo abrir gracias a que me tomé 10 segundos de respiro. Nada más entrar sonó un portazo y saltó su bolso en dirección al sofá, fallando por un gran trecho. En apenas segundos nos encontrábamos besándonos apoyados en el marco de la puerta y deshaciéndonos de la ropa.

-          Mmmm Jorge, ¿me has a follar? Necesito esa polla dentro joder, llevo todo el día cumpliendo todo lo que me pedías.

Tapé su boca con un dedo y la coloqué de rodillas, situada entre mi paquete y la puerta. Mis pantalones cayeron al suelo seguidos de mis boxers, me empecé a masturbar ligeramente para recuperar por completo la dureza y con la otra mano aparté los cabellos de su rostro.

-          Mmmm abre la boquita María.

Le clavé la polla dentro de la garganta y empecé a moverme sin parar. Sus manos empezaron a acariciar sus pechos, cada vez más llenos de saliva que echaba mientras su boca era follada duramente. Me miraba fijamente mientras bombeaba de forma que la apretaba contra la puerta. La saqué y ella aprovechó para respirar de forma entrecortada. Apretaba sus pezones ya erectos, que sobresalían de aquella blusa. Acaricié su mejilla mirándola fijamente.

-          ¿Solo eso? Podría seguir follándome la garganta amo.

-          Mmmm me encanta tener la polla ahí metida - dije rozando sus labios con mi hinchado rabo - Pero tengo otras cosas pensadas para ti.

Me terminé de desnudar y me dirigí hacia la habitación, donde la esperé sentado con la polla en la mano. No tardó en aparecer vistiendo únicamente sus oscuros tacones y su nuevo tanga

-Aquí me tienes.

Me levanté hacia ella y la cedí mi sitio en la cama donde se tumbó, dejando todo su cuerpo a mi merced. Le quité los tacones delicadamente y le pedí que me entregase su tanga, cosa que ella hizo encantada. No me resistí a olerlos y pasar mi lengua sobre ellos, comprobando lo mojada que estaba en este momento.

Mi boca con ánimos de exploración fue subiendo y besando sus tobillos, sus gemelos, muslos, ombligo hasta desembocar en sus redondos pechos. Tenía unas tetas redondas y turgentes con pezones grandes y rosados. Empecé a besarlos mientras los agarraba atrayéndolos hacia mi boca. Los besos, al principio castos, fueron tornándose en juegos de lengua mucho más lentos cuyo objetivo principal eran sus erguidos pezones.

Mis manos dejaron el trabajo sucio a mi boca y empezaron a serpentear en dirección descendente buscando su fuente de humedad. Mientras disfrutaba de cada uno de sus gemidos cada vez que ejercía presión sobre sus aureolas, acaricié con un par de dedos su caliente coño llenándose estos de fluidos por completo. Detuve mis juegos mamarios para que chupara ambos dedos y se probara a sí misma.

-          Mmmm estoy riquísima Jorge.

-          Lo estás María - la contesté mientras volvía a besarla, saboreando también todos sus jugos.

Mis dos dedos empezaron otra vez a recorrer en círculos sus labios vaginales mientras el pulgar buscó su sensible clítoris acariciarlo. Su humedad era latente y me pedía clavar esos dos dedos por completo, pero me centré en frotar muy lentamente su botón del placer. Su nivel de gemidos aumentó sin poder ser ya acallados con mi boca. La presión sobre su clítoris iba en aumento y eso la estaba matando.

-Mmmm Jorge por favor necesito que me folles. No me he corrido en todo el día joder, por favor, te lo…suplico.

Me había suplicado, ella sabía que no me podía resistir a eso, que su voz cachonda unida a esa forma de pedírmelo me hacía ceder en cualquier situación. Se colocó a 4 sobre la cama, su postura favorita.

-          ¿A qué esperas Jorge? ¿A que te repita lo zorra que soy? ¿O acaso quieres que te suplique otra vez? Porque lo haría encantada…

Acaricié sus sensibles nalgas y escupí sobre mi polla, para colocarla en la entrada de su coño. Podría haberme andado con los preámbulos o jueguecitos, pero ella ahora lo necesitaba, necesitaba sentir esa polla dentro de ella y necesitaba correrse como nada en el mundo. Con una mano sobre su cintura arremetí con fuerza y le clavé la polla por completo en su lubricado coño.

-          ¡Por fin joder! Vamos cabrón, ahora sí.

La saqué para volver a embestir y así comenzar una follada intensa y dura. Sus gemidos llenaron la habitación junto al sonido de mi cintura chocando con su culo. Ahora estábamos solos y ella podía gemir lo alto que quisiera. Sus tetas se balanceaban sin parar y sus manos agarraban las sábanas hasta arrancarlas.

Sentir como mi polla entraba por completo en su caliente coño y como este parecía nunca decir basta me estaba acercando de nuevo al orgasmo, pero tenía que hacerla explotar a lo bestia así que escupí sobre uno de mis dedos y lo coloqué en la entrada de su culito. Lo moví en círculos sin bajar el ritmo de las embestidas y presioné sobre él hasta abrirme paso.

-Joder, joder, joder Jorge. Me corro - gritó.

Empecé a meterlo y sacarlo de su culo mientras se empezó a convulsionar, lo cerró apretando mi dedo.

  • ¡AHHHH JODER CABRÓN!

Rápidamente saqué la polla y con un par de movimientos terminé corriéndome sobre sus nalgas. Apoyó su cabeza en el colchón y se dejó caer.

-          ¿Te ha gustado?

-          Joder...

Me giré para tumbarme junto a ella.

-          Feliz cumpleaños María - susurré.

Puede ser que la noche continuara y es lo que tienen las personas insaciables, que siempre queremos más. Puedo decir que de la mañana siguiente surgió la idea de dejar esto escrito y así culminar su regalo de cumpleaños, para que así pueda leerlo y correrse siempre que quiera.

Un beso María.