Cumpleaños de Gabriela

Estoy seguro que la fiesta que le he preparado a mi hermana le va a encantar

Para su cumpleaños, Mamá le ha regalado a Gabriela un vale para tres sesiones en un instituto de belleza donde puede elegir diversos tratamientos. Papá, en un sobre con una escueta nota de felicitación, ha puesto dos billetes de cincuenta. Yo como hermano mayor, mucho más cercano a ella, me he esforzado por acercarme más a sus gustos, y le he regalado la entrada a un concierto de una cantante que sé que le encanta.

No imagina que la verdadera sorpresa vendrá después. Tengo preparada una noche “especial” para ambos. la llevaré a cenar y cuando ya crea que el día ha terminado, en vez de llevarla a casa, la llevaré a un hotel de lujo donde he reservado habitación para los dos. Será como si fuésemos una pareja cualquiera que quiere tener una noche de celebración muy especial. Mi hermana Gabriela se merece esto y mucho más.

Capítulo 1: Lencería

Al pasar por delante de la recepción, la chica que allí había no ha podido reprimir una mirada de envidia hacia mi hermana Gabriela. Ésta iba exultante de alegría, ha ido a un concierto de su cantante favorito, después ha disfrutado de una estupenda cena y ahora va cogida del brazo de su pareja, que soy yo. Nos encaminamos hacia una velada que no sabemos cómo va a trascurrir. La incertidumbre forma parte del encanto de la sorpresa que le he preparado para celebrar su cumpleaños.

Estoy con Gabi en el ascensor del hotel subiendo hacia la habitación que he reservado, se abre la puerta y salimos a un pasillo con una gran cristalera. Estamos en la última planta donde están las mejores suites del hotel con un montón de servicios extra. Caminamos unos metros hasta llegar a la habitación 7D. La veo impaciente, deseosa de estar a solas conmigo, seguro que se muere de ganas de darme un beso de agradecimiento por haber sido tan atento con ella.

Tras cerrar la puerta a nuestra espalda nos fundimos en el apasionado abrazo. Está tan emocionada que, cosa rara en ella, no encuentra las palabras para expresar el orgullo que siente por tenerme como hermano y lo contenta que está.

Después del abrazo inicial, salimos a la terraza para disfrutar de la vista al mar y de la brisa. Es el edificio más alto de la zona y nadie podrá descubrirnos en este nido. Ya de vuelta en la habitación puedo contemplar lo hermosa que esta mi hermana Gabi con el vestido que ha elegido para hoy. Veraniego, bonito de corte, y sobre todo que le sienta fenomenal.

La veo contenta, se siente atractiva, elegante y una pizca provocadora por el generoso escote y la falda corta. Mientras preparo dos copas de vino blanco fresco, me gusta piropearla y acariciar sus oídos con mis comentarios sobre lo bonita que está y lo mucho que me gusta verla tan animada.

Ella se mueve por toda la habitación como una gatita curiosa y cautelosa. Se pasea por dando vueltas para ver todo lo que nos rodea. Me gusta ver como se deja caer sobre un pie y sobre el otro, alternativamente para que sus caderas se balanceen de forma maravillosa. Parece sentirse como la ganadora de un concurso: feliz y con ganas de compartir el premio con quien más quiere.

Después de cada sorbo de vino, me hace un mohín con los labios que me encanta. Se sienta en el borde de la cama y me hace señas para que vaya con ella. Debo tener cuidado para que la situación no se me escape de las manos. Es muy impulsiva y se de sus habilidades, por lo que debo hacerme con cuidado. Tomo un paquete que tenía sobre el escritorio y se lo ofrezco. Está envuelto como un lujoso regalo.

-        Es para ti… aunque lo vamos a disfrutar los dos juntos - le digo ante su cara de sorpresa.

-        Toma cariño … por favor, ve al baño, te lo pones y luego vemos que tal te sienta -

Gabi no esperaba ningún otro regalo, la expresión de su cara me dice que le ha gustado mucho esta nueva sorpresa, siente mucha curiosidad por ver lo que hay dentro del abultado paquete. Además, conociendo mi gusto por el juego, creo que le hace ilusión descubrir que hay dentro. Al decirle que lo vamos a disfrutar entre los dos ha hecho aparecer un toque de intriga.

-        Me encantan las sorpresas. Estoy deseando ver que es, voy a ponerme lo que hayas elegido para mí - me dice contenta e ilusionada antes de irse hasta el baño para cumplir mi deseo.

Me sirvo otra copa de vino, me acomodo sobre la cama, mientras espero me relamo recordando cómo se me ocurrió esta aventura y lo que tengo planeado para celebrar su cumpleaños. Se entreabre la puerta del baño, pero Gabi no termina de aparecer.

-        ¿Te pasa algo, cariño? ¿acaso no te gusta, no te queda bien? - le pregunto.

-        Me gusta, me gusta mucho… y además me sienta bien… pero… - dice sin atreverse a salir del baño.

Finalmente cruza la puerta y se presenta ante mí con el conjunto tal como yo lo había imaginado. Lleva puesto un set de tres piezas de fino encaje negro. El sujetador tiene aros y dobles tirantes muy originales que resaltan mucho su pecho.

También viste un liguero con seis elásticos, cierre tipo corsé en la parte trasera y una capa de raso que le da un efecto faldita muy sensual. Para finalizar incluye una tanga de encaje negro y unas medias negras. Alrededor del cuello luce una gargantilla de encaje y tul que le da un aspecto muy sofisticado.

Completa el look un maquillaje muy llamativo y sensual, sobre todo en esos labios rojos que tanto me gustan de Gabi. Está divina y supera mis expectativas.

-        Me siento casi como una fulana… en serio… ¿quieres verme así? - dice un poco enfadada.

-        me veo muy extraña, con estos ligeros, y estas transparencias, parece que soy una puta de lujo que viene a hacer su trabajo - añade mientras se mira en los espejos que decoran la habitación.

-        Estas preciosa y muy, muy sexy… goza mientras haces el papel de mujer fatal, da rienda suelta a tus fantasías y dame todos esos placeres que guardas para mí - le digo.

Poco a poco va aceptando el papel, se mira en el espejo y empieza a encontrarse guapa y sobre todo, muy sexy. A medida que pasa el tiempo, cada vez se siente más cómoda con su nueva personalidad, empieza a hacer guiños a su imagen reflejada en los espejos, y comparte con ella la complicidad de sus movimientos cada vez más atrevidos.

Me encanta ver su evolución, ha pasado de ser una jovencita convencional a la mujer dueña de su presente, dispuesta a dar rienda suelta a su instinto de seducción y a disfrutar de su cuerpo. Lo celebro tomando otro sorbo de vino. Mi hermanita es toda una mujer.

En muy pocos minutos Gabi se ha transformado, se insinúa,  se mueve, pone esas caritas de niña mala que tanto me gustan, y se toca el cuerpo como una modelo. Ella sabe que eso me enciende mucho y lo desarrolla muy bien.

Mientras ella está contoneándose, aprovecho para desnudarme por completo. Sin tapujos he dejado que viera el resultado de su actuación sobre mi miembro. Los dos sabemos que esta noche va a ser muy especial.

Capítulo 2: Nos bañamos juntos

Completamente desnudo paso por delante de ella luciendo mi pene en ese estadio justo antes de la erección, gordito aunque todavía blando y sin consistencia. No la tengo muy grande, yo diría que normalita, regordeta y bastante cabezona. Sé que le gusta verme así, sabe que bajo el influjo de sus caricias rápidamente se endurece y se empina como un palo. Conozco mi cuerpo y siempre me debo cuidar al hacer ciertas cosas, pues tengo la punta muy sensible. Me he dirigido al baño y meto en la bañera que lleno de agua calentita, esperando a ver lo que Gabi hace a continuación.

Estoy cómodamente sentado en el fondo de la bañera de hidromasaje. La espalda apoyada sobre el lateral, un brazo sobre el borde y en la otra mano una copa de vino blanco seco y fresco. El agua caliente me cubre hasta la mitad del pecho produciéndome un dulce bienestar.

Mientras tanto, Gabi se ha hecho una cola en lo alto de la cabeza para recoger su melena. La imagen me resulta simpática y sexy a la vez. Diría que tiene un ramo de flores en la cabeza, mientras que su cuello desnudo me ofrece la posibilidad de hacer mil travesuras con él.

-           ¿se está bien ahí? – pregunta al entrar al baño

-           ¿hay sitio para mí? – poniendo carita de súplica.

Se acerca hasta el borde de la bañera. Le lanzo un brindis y un beso al aire, mientras observo como se contonea suavemente para mi deleite. Con mucha parsimonia mueve la cadera, la inclina, cruza un poco la pierna, y pone una postura muy sexy. Pone un dedo delante de los labios para pedirme silencio, mientras, la otra mano recorre lentamente el trayecto que va entre su estómago y el principio del tanga.

-           Para el baño…¿me tengo que quitar ese conjunto tan bonito que llevo puesto? -

Gabi se siente atractiva, poderosamente sexy y quiere hacerme disfrutar al máximo de estos momentos. La ropa interior que le he regalado le ha encantado, y ahora la luce para mi. ¡Qué cuerpazo tiene la condenada! Me pone cachondo el verla en bragas y sujetador moviéndose a mi alrededor.

Me encanta ver cómo le sienta el conjunto que elegí para ella, aunque lo que más me gusta es … gozar del cambio que se ha producido dentro su cabecita. La veo llena de vitalidad, contenta, atractiva… con muchas ganas de disfrutar de esta situación, mi hermanita está creciendo como mujer y pronto será ella la que me seduzca.

Sabe moverse muy bien, se coloca bien para mostrar sus piernas, sus caderas, su trasero…tiene una habilidad especial para dedicarme muchas posturas de lo más sugerente, cual sesión fotográfica. Va mucho más allá, se toca por encima de las prendas haciéndome visualizar los roces que más placer le causarían, y también cuela los dedos debajo del tul.

Lanzo un brindis al aire para hacerle ver que me encanta la escenificación que hace para mi. Tras sonreírme, hace ver que a partir de ahora se incrementa la intensidad. Hace un mohín con la boca, se desabrocha el sostén y lentamente se desprende de él. Juega, me enseña, tapa, destapa hasta que finalmente se planta enfrente mostrando sus bonitos pechos, como diciendo: “esto es lo que hay, a que te gustan”.

Gabi tiene un buen par de tetas, pezones grandes, tentadores coronados por un medio garbancito erecto y duro. Consigue mi aprobación y doy un largo sorbo de vino. Con el tanga no se toma tanto tiempo, tras lucirlo por delante y por detrás, se desprende de él, dando un pequeño saltito se mete en la bañera como con un cierto pudor por verse completamente desnuda.(¿?)

Se acomoda sentándose entre mis piernas, apoya su espalda sobre mi pecho, deja que la abrace desde atrás. Le acerco una copa con vino, brindamos y le doy un beso en la mejilla. Se ha sentado tan cerca que no puedo evitar que mi polla se aplaste contra sus nalgas.

-           Ven acá… quiero que nos bañemos juntos… igual que cuando éramos pequeños… te frotaré la espalda… y te hare cosquillas…jejeje – le advierto haciendo que recuerde lo que hacíamos dentro de un barreño con agua caliente.

-           Si, si…nos bañamos juntos… -  me dice muy alegre al recordar aquellos días de juegos.

Tengo su cuello justo delante de la boca y no me resisto a darle unos besicos, y unos bocaditos cariñosos. Me gusta mucho poner la boca cerca de su cuello. Me toma la mano y la lleva hasta su pecho. Me hace coger su seno bajo el agua y acariciarlo muy suavemente mientras ella permanece recostada sobre mí.

-           Tócame el pecho…me gusta mucho. Antes no tenía…jaja…ahora te puedes aprovechar -

Pongo más vino en las copas y damos un largo sorbo. Dejo el pecho, pongo la mano sobre el estómago y la bajo lentamente por su vientre. Me detengo justo antes de llegar al pubis, como para tomar impulso… Gabi, pone una pierna por encima de la mía indicándome que el camino está despejado y que espera mis caricias.

-           ¡Qué bien se está así! – dice apoyando su cabeza sobre mi hombro.

Pongo la mano sobre su sexo, aprieto atrayéndola hacia mí para arrancarle el primer suspiro. Dejo la copa, cruzo el brazo por delante de su cuello, poniendo la mano en el hombro opuesto. La sujeto con firmeza mientras la otra mano se sumerge en el agua y busca en su pubis los labios de su coñito para llenarlos de caricias.

Es mi prisionera de mi abrazo y cautiva de sus deseos, ya sabe que la voy a acariciar hasta que tenga su orgasmo dentro del agua. Disponemos de todo el tiempo del mundo, me gusta jugar con mis dedos para arrancarle todos sus suspiros, la tengo bien cogida y sé que le encanta dejarse llevar.

Le separo ligeramente los labios, puedo variar a mi conveniencia la presión y los movimientos. Le trabo una pierna para impedir que se pueda escapar, mientras le acaricio lentamente, presionando y aflojando, moviendo la mano de arriba abajo sin perder el contacto, haciendo que sean sus labios los que se muevan.

Arriba y abajo, muy despacio, presionando levemente, intercalando movimientos circulares con el desplazamiento vertical. De vez en cuando dejo que mi dedo medio se cuele dentro de la raja y rozar con la punta su perlita. Ésta quiere salir de su capuchón para dar la bienvenida a mi mano que tan delicadamente la acaricia.

Trato de acariciarla de forma parecida a como ella misma lo haría, con la diferencia que ella no puede elegir la secuencia ni la intensidad. La tengo cogida firmemente, mi pierna tiene prisionera la suya para impedir que se escape de mi presa. Así mi mano hace todo lo que yo quiero, la domino y busco darle un orgasmo que no pueda controlar.

Es la fiesta de cumpleaños de mi hermana Gabriela por lo que quiero que lo disfrute muy intensamente.

Cuando los temblores y sacudidas me anuncian que llega su clímax, le doy unas palmaditas sobre la raja, interrumpiendo la secuencia. Luego, enseguida continuo con el frotamiento de la yema del dedo medio.

Me encanta sentir como todo su cuerpo se estremece y ondula, mientras la mantengo sujeta con el abrazo. Tengo los dos dedos medios metidos dentro, aprieto para presionar la pared interna con la yema. La parte carnosa de mi mano que hay junto al pulgar queda justo encima de su perlita, y con ella consigo darle unos roces muy especiales.

Doy varios apretoncitos seguidos, con intensidad creciente hasta que se descompone, gime, grita, patalea, se quiebra y se abandona a disfrutar de su orgasmo. Permanece recostada sobre mi pecho, y tiene que apoyar sus manos sobre mis muslos para buscar la estabilidad que ha perdido en este aluvión de sensaciones.

Le he proporcionado un primer orgasmo manteniéndola bien sujeta, sumergida en el agua caliente y con mi mano dándole las caricias que su coño esperaba. La dejo paladear un rato esta dulce sensación antes de continuar con la velada de celebración que le he preparado.

Deverano.