Cumpleaños de Gabriela (2)
Continua nuestra fiesta privada para celebrar su cumpleaños.
Celebramos tu cumpleaños.
Capítulo 3: Gata salvaje
Después de acariciarla dentro de la bañera hasta provocarle un primer orgasmo, los dos salimos del agua nos secamos y nos vamos a la cama. Tengo una erección de campeonato y estoy impaciente por hacerle el amor con todas mis ganas. En varias ocasiones me ha dejado entrever que quiere que la folle bien duro… un poco salvaje… sabe que si le hago daño sabré reconocerlo y la cuidaré.
A pesar de verme tan bien armado y que esta sería una buena ocasión para follarla con todas mis ganas, parece ser que ella quiere tomar la iniciativa, me empuja sobre la cama, me hace colocar sentado apoyando la espalda sobre el cojín.
Gatea por encima de la cama hasta colocarse encima de mi a cuatro patas. Baja la cabeza buscando mi boca, me da un mordisquito en el labio y luego me besa de forma pastosa. Me mordisquea la barbilla, luego me besa el cuello para seguir bajando por el pecho en busca de mis tetillas. Tengo la sensación que es una gran gata que me olisquea y prueba mi sabor justo antes de devorarme.
Me mantengo pasivo para que sea ella la que lleva todo el peso, y para que deje salir a la gata que tiene dentro. Me mira, me sonríe maliciosa, tiene asumido su papel y lo está gozando. La contemplo en todos los ángulos posibles gracias a los diversos espejos que hay por la habitación. En cada uno de ellos obtengo la gratificación de ver su imagen sexy haciéndome lo que más me gusta…que juguetee con mi cuerpo una chica como Gabi
Me coge la cara entre las palmas de sus manos para dirigir mi mirada hacia ella, se coloca a horcajadas sobre mí, endereza mi polla y tras apuntarla hacia su coño, desciende lentamente para hacerla desaparecer por completo dentro de su cuerpo.
- ¿le gusta al caballero?… - me pregunta con voz melosa mientras mueve sus caderas adelante y atrás dándome un masaje increíble.
Gabi está como poseída, me agrada ver como ella lo está viviendo y disfrutando. Se siente extremadamente sexy, dueña de hacer todo lo que le venga en gana, sin obligaciones ni convencionalismos, a su ritmo, sin prisas y sin pensar que eso no lo hace una amante “corriente”.
Pone ambas manos detrás de mi cuello para apalancarse bien sobre mí, sube y baja las caderas con ímpetu, mi polla se clava una y otra vez hasta las bolas, cabalga con mucha fuerza, lo que la hace gemir y resoplar… me está follando a conciencia. Cuando pierde el aliento, se detiene, inclina el cuerpo hacia mi y me da a chupar sus pechos. ¡uhmmm que rico!
De momento solo debo dejarme llevar, Gabi ha tomado la iniciativa y no le falta repertorio. Deduzco que en algún momento debió fantasear con todo lo que me hace. Tan pronto le da por cabalgar duro sobre mí, como parar para darme a lamer sus pezones. También se coloca dándome la espalda para que yo pueda ver mi verga clavarse en su chocho al tiempo que su culo se aplasta una y otra vez sobre mi pubis.
- ¿te acuerdas cuando éramos críos lo mucho que nos gustaba subir a caballito? – me dice haciendo un alarde de flexibilidad y de dominio del movimiento de sus caderas.
Las mueve adelante y atrás, al principio lentamente, recreándose en los movimientos. Luego cada vez más deprisa, con más amplitud y con mucha intensidad. Siento como mi miembro frota intensamente con las paredes de su chocho, percibo su cálido abrazo y como cada vez está más mojado.
Por un instante hago intención de apoyar mis manos sobre sus muslos, reacciona rápidamente y me devuelve a la postura pasiva que me ha asignado. Para compensarme inclina su cuerpo mi poniendo los pechos al alcance de mi boca.
Uhmmm!!! que rico bocado. Le lamo los pezones, primero uno, después el otro. Le paso la lengua, lo chupeteo, pongo mi cara entre las tetas y dejo que me golpee las mejillas con ellas. Le gusta maltratarme dándome golpecitos con sus tetas en la cara, y poniéndome difícil el alcanzar el pezón.
Querida Gabi ¡que juguetona eres! ¡Dame con tus pechos, restriégalos con mi cara, es delicioso!
- ¡Chupame las tetas cabrón… quiero verlas brillar con tu saliva…! -
Domina bien el tempo y la secuencia de cada una de las posturas, con lo que mantiene al máximo mi excitación y placer, pero sin dejar que derrame ni una gota. Ha tomado bien la dimensión, sube y baja haciendo que entre y salga justo hasta el límite. De vez en cuando incrementa el ritmo y la intensidad, mi polla frota en su interior y el capullo llega hasta el final golpeando en el fondo de su vagina.
Que buena amazona es, me encanta como me monta, como cabalga, como domina el paso, el trote y el galope. Se le escapan gemidos cuando nota mi polla hurgando en lo más profundo, quiere contener sus quejidos, se muerde los labios, pero yo la animo a que grite, que gima, que se desahogue.
- Vamos, vamos… Gabi…grita…dime lo mucho que te gusta mi polla dentro de tu coñito – le digo para encabritarla todavía más.
A mí me gusta verla, me gusta oírla, me excita, me estimula, la envidio mientras goza de esta forma tan efusiva, tan escandalosa. Viéndola brincar sobre mi, tan alegre, con ese ímpetu, gimiendo tan intensamente me voy acercando al orgasmo. Tengo que hacer enormes esfuerzos para no correrme. Por suerte, cuando ya no lo puedo resistir más, me controlo apretando los músculos y cerrando los ojos un instante.
Pasados un momento vuelvo a abrirlos, cada vez estoy más cerca del precipicio. No lo puedo controlar, es el torbellino que me arrastra hacia un clímax inaplazable.
Me gusta mucho verla cuando levanta los brazos por encima de los hombros, se recoge el pelo haciéndose una coleta con la mano y sigue botando sobre mí. Sus tetas parece que adquieran vida propia, suben y bajan con un movimiento hipnótico desafiando la gravedad y mostrando su turgencia.
Siento ganas de chupetearlas, de atrapar los pezones entre mis labios al tiempo que los sorbo delicadamente. Me gusta ver el movimiento de tus tetas, cuando se las toca, se las aplasta, me las ofrece y cuando se aprieta o estira el pezón para darte un estímulo extra.
Está en plena forma, sus movimientos son armoniosos y con ritmo. Sube un nivel cuando cambia la postura, se coloca en cuclillas sobre mi pubis y hace una larga serie de sentadillas.
Necesita apoyar las manos sobre mi pecho para mantener el equilibrio, su culo sube y baja con buen ritmo haciendo que mi polla entre y salga bien mojada. Contemplo el mete y saca emocionado. Me gusta ver como se clava, desaparece dentro y vuelve a salir brillante por la película de jugos que la envuelven.
Me gustaría ayudarle poniendo mis manos debajo de las nalgas y así facilitar el movimiento ascendente, pero no me ha dejado… también me gustaría acariciarle los muslos, el culete… pronto lo conseguiré.
Es una postura que permite una penetración de amplio recorrido, a mí me gusta verla “trabajando” así… como la piel de todo su cuerpo adquiere un tono brillante por el sudor que empieza a aparecer por todos sus poros.
Mientras se toma un respiro, le cojo de las manos, voy a proponer una alternativa más descansada para ella…
Capítulo 4: De pie
- Gatita, ponte de pie frente a mí. Pon tu sexo delante de mi cara, quiero verlo de cerca, olerlo, ver como palpita –
- Quiero ver como rezuman tus jugos, como los labios mojados se presentan como un jugoso manjar- ofreciéndose para ser devorados por mi como si fuera un animal hambriento.
- Hazme caso, déjate conducir. Agárrate fuerte a mi brazo, atrévete y deja que yo me encargue. Vas a disfrutar de mis caricias -
Como buena chica que es, me obedece, deja que haga realidad mis fantasías y también las suyas. Pone las manos sobre el cabecero, su sexo frente a mi cara y espera con impaciencia mi lamida. Me incorporo lo justo para tener acceso fácil y una postura consistente para poder recrearme en la tarea.
- Apóyate bien en el cabecero, mantén los pies pegados a mis caderas y déjame que te coma este chochito tan rico que tienes –
Veo que su chocho está caliente, húmedo y muy sensible. Mi lengua lo lame lentamente de abajo a arriba, y luego mi labio superior hace el recorrido inverso. Mi saliva se mezcla con los jugos que no dejan de salir como si fueran un néctar delicioso.
Primero le acaricio la vulva con los dedos, separando con cuidado los labios para descubrir su sonrosado interior y el brillo de sus fluidos. Un ligerísimo toque sobre su clítoris logra arrancarle un involuntario espasmo y un sonoro gemido.
- ¡Ufff Gabi… ¡¡que perlita tan sensible tienes! La voy a castigar un poco!
Con una mano me aferro a uno de sus glúteos, y la otra me ayuda a abrir la vulva para que mi boca se hunda lamiéndole cada rincón. Su botoncito requiere atención especial, lo lamo, lo aprisiono fuerte entre los labios y sobre todo lo succiono haciendo que Gabi tiembla de forma incontrolada.
Su abundante flujo se mezcla con mi saliva formando una baba es se desliza por la parte interior de sus muslos. Me encanta ver como mi comida se traduce en este fluir que moja sus piernas.
Gabi entra en un bucle de temblores y espasmos, de gemidos y gritillos entrecortados, que delatan que está teniendo otro bonito orgasmo. Yo sigo chupando los labios al tiempo que con una mano le restriego los flujos por los glúteos y la raja del culo, dejándolo todo bien mojadito para luego continuar explorando sobre esta zona.
- ¿te gusta verdad? ¿te lo habían comido así antes?...ha tenido que venir tu hermanito para comerte así de bueno -
La oigo gemir de gusto y eso me anima a continuar mi lamida lentamente pero sin pausa. Alterno momentos de más ritmo e intensidad con otros más relajados.
- Nunca he comido un chocho tan rico como el tuyo, así me puedo pasar horas, hasta dejarte seca o hasta que no puedas mantenerte de pie – le digo en una pausa.
Le agarro por los tobillos para asegurarme que no se pueda mover, a continuación la punta de mi lengua busca entre sus labios el clítoris. Deslizo su capuchón hacia atrás, así puedo acariciarlo con la punta de la lengua de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
- Uhmm!!! que durito está y cuanto jugo para sorber… estas muy perrita –
Me gusta mucho darle golpecitos con la lengua, repetidamente… cambiando la orientación, de lado, de arriba abajo… uhmmm!.
Siento sus estremecimientos, el temblor de sus piernas y su respiración acelerada. Le gusta que le coma el coño y a mí me encanta hacerlo. Tanto es así, que desde hace rato mi polla chorrea liquido preseminal que anuncia que mi orgasmo también está muy cerca.
Tengo una última sorpresa para ella. Acerco mi mano a la raja, separo los labios mayores y dejo al descubierto su clítoris, acerco la boca, saco la lengua y te doy unas ultimas lamidas. Lo aprisiono entre los labios y sorbo con mucho cuidado mientras noto tus manos temblorosas en mi cabeza, enredadas con el cabello y dispuestas a intervenir si la caricia no es lo que espera.
Le lamo, le chupo, le sorbo…. quiero que se corras en mi boca.
Por fin llega su orgasmo, se derrumbas, cae sobre mi mientras gime y tiembla. Le abrazo y lee acojo junto a mi, pongo la palma de la mano sobre la raja, sin moverla solo manteniéndola presionada, como para mantenerla protegida.
Reposa, disfruta, goza del momento…esto es lo más cercano a la felicidad que podemos estar.
Capítulo 5: Prisionera
Tengo mi cuerpo encima del tuyo, me apoyo sobre las palmas situadas a ambos lados de tu cabeza, con los brazos extendidos mantengo el cuerpo en el aire dejando que solo mi pubis entre en contacto. Mi polla está bien dura y ha encontrado refugio entre nuestros cuerpos apoyándose justo encima de tu raja.
Balanceo la cadera adelante y atrás para que mientras en tu entrepierna la rotundidad de mi sexo, a lo que respondes separando un poco más tus piernas y poniendo tus pies encima de mis pantorrillas. Te percibo deseosa de ser asaltada, y me preparo para hacer que mi verga te acaricie.
- Métela ya… quiero que me folles duro y que desparrames toda tu leche dentro de mi –
Está impaciente, fuera de control, su petición me atraviesa el cerebro y el animal que llevo dentro se apodera de mi. Me inclino sobre ella, empiezo con la tortura que varias veces he soñado que le haría a la linda jovencita que tengo por hermana.
Ahora me vienen a la cabeza los recuerdos de aquellas peleas en las que nos enzarzábamos rodando por el suelo abrazados, tratando de aprisionar al otro. Estos juegos de niños que se han convertido en un apasionado abrazo. Mis besos empiezan entre la nariz y los ojos, bajan hasta un lado el labio superior, y luego mis labios van a dar varios roces con los tuyos, un beso en la barbilla y luego en el cuello.
Voy bajando…. el cuello, la clavícula, hombro…vuelvo al pecho y busco el inicio de tu seno, saco la lengua y subo lentamente hasta llegar al pezón. Que durito se te ha puesto, un besito, paso la lengua blanda y húmeda, lo rodeo, me lo pongo entre los labios. ¡Uhmmm que rico! Mientras lo chupo, con la mano atrapo el otro seno, lo aprieto con cariño, haciendo que el pezón emerja hacia delante.
Mi boca sigue el tránsito hacia su vientre, me entretengo en el borde de tus costillas antes de llegar a su ombligo. Se que tiene muchas cosquillas, a eso jugábamos de pequeños, a ver quién aguantaba más tiempo soltar una carcajada. Yo no quiero que ría sino que su cuerpo vibre por la emoción, que sienta que voy a por ella y que pronto me va a sentir dentro. Voy a darle fuerte para que su placer sea intenso, incontrolable.
Antes de bajar a su pubis, me gusta ver como arquea la espalda tratando de evitarme, de escaparse…pero es mi prisionera, está atada por las manos y el peso de mi cuerpo impide que pueda mover las piernas. Solo puede ondular la espalda, mover ligeramente el cuerpo a un lado y a otro…eres mía y te voy a cocinar a fuego lento antes de comerte.
Me clavo de rodillas entre sus piernas, apoyo el culo sobre mis talones manteniendo el cuerpo erguido. Te atraigo hacia mí, hago que sus nalgas se apoyen sobre mis muslos y que sus piernas rodeen mis caderas. Estoy delante de ella viendo su cara llena de excitación y ha pocos centímetros su chocho esperando a que lo acaricie.
Luce bien rasurado, con unos labios apretados, ligeramente abultados que son continuación de un carnoso bulto que marca la transición entre el bajo vientre y su vulva.
Con el cuidado de quien va a tocar el pétalo de una flor, acerco los dedos para separar los labios y descubrir una mariposa rosa justo debajo. La contemplación me maravilla y siento ganas de lamerlo, de acariciarlo con la lengua hasta hacer que se derrita y llene mi boca con su precioso jugo.
De pequeño siempre soñé con hacer una cosa así… tenia curiosidad por ver que escondían esos labios y ahora, por fin puedo hacerlo.
La percibo impaciente, algo temblorosa y sobre todo deseosa por sentirme dentro. Esta es mi gran oportunidad, ese chocho tan bonito y tan jugoso tiene que ser mío. Me coloco entre sus piernas, hago que levante las caderas, que doble las piernas y que apoye las plantas del pie sobre mi pecho.
Su coño queda justo enfrentado a mi polla, empujo y esta se hunde suavemente, por completo, hasta que mis bolas tropiezan con sus nalgas. Le cojo por las caderas y corrijo el ángulo para que la penetración sea agradable, una vez conseguido con las manos aprieto sus muslos entre sí para conseguir que su vulva me apriete la polla al máximo.
Uhmmm! con que ganas balanceo las caderas adelante y atrás, viendo entrar y salir la polla de su ardiente vagina. Se que le gusta y me regodeo con el movimiento oscilante de mi cuerpo contra el suyo.
Hago que separe las piernas lo justo para ver como mas abajo, mi polla entra y sale dulcemente de su sexo lleno de flujos. Me gusta mirar, me gusta ver la cara que pone, me gusta ver como mi miembro se desliza brillante por los líquidos que lo envuelven.
Echo la cadera hacia atrás hasta que sale completamente y queda el capullo apoyado sobre sus labios. Me vuelvo lentamente para restregar el glande por encima de la vulva, especialmente sobre el clítoris. ¡Uhmmm como nos gusta…!
Su sexo es como una rosa con los pétalos totalmente abiertos, sonrosado, suave, bonito, perfumado. Me encanta jugar con el, me da mucho gusto y disfruto viendo en su rostro las reacciones que le provoco.
La vuelvo a meter toda y doy nuevos empujones para que me sienta bien adentro. Sus pechos se acompasan con el movimiento, los veo como se mueven y me encanta, entran en un movimiento armónico con mis embestidas que me tiene cautivado. Me gusta alterar el ritmo para poder dominar mis sensaciones y controlar como se derrite.
Sé que su cuerpo es flexible, hago que se ponga con las piernas estiradas hacia arriba apoyándolas sobre mi pecho, cruzadas, dejando cada pie a cada lado de mi cara. Su chocho queda bien apretado alrededor de mi polla, a pesar de todos los líquidos presentes me cuesta meterla, el frotamiento es tan intenso, tan delicioso… que me está llevando al paraíso.
Gabi siente como mi glande choca una y otra vez, y el tronco roza con la parte posterior de tu clítoris. Nos vamos a correr…qué rico… así, así…el vaivén es intenso, nuestra respiración está acelerada… no puedo parar.
- Ay! Ay! Para…para, que me haces daño…Ayyyyyy – dice entre gemidos.
Me quedo paralizado, estaba convencido que lo estaba gozando tanto como yo, y resulta que sus gemidos eran también consecuencia del dolor que mis duras embestidas le estaban causando. De inmediato detengo mis empujones y espero recomponer la postura para aliviar su sufrimiento.
Gabriela aprovecha mi inactividad para darle la vuelta a la tortilla, en una rápida maniobra me voltea y se coloca ella encima.
- Te he vuelto a ganar… siempre caes en mis engaños – dice entre risas.
Me ha tomado el pelo otra vez, igual que cuando de críos nos peleábamos, si iba perdiendo empezaba a llorar de forma fingida y me engañaba para coger ventaja y contraatacar al cogerme desprevenido. Lo ha vuelto a hacer y yo he caído en la trampa.
Eta vez no se saldrá con la suya, tengo fuerza suficiente para recuperar la posición que teníamos y la dejo debajo para poder continuar con la tremenda follada que le estaba dando. Esta vez mucho mas duro, sin contemplaciones… me muevo con amplitud…con fuerza…haciendo que nuestros cuerpos choquen con violencia hasta hacer crujir la piel en cada encontronazo. ¡Esta es mi respuesta a su engaño… ahora sabrás quien es el que gana!
- Asi, asi…sigueeee – me dice apretando mi culo con sus manos hasta clavarme las uñas.
Me encanta… me gusta ver su cara de placer… querida, me siento feliz, me gusta darle este gusto y yo no puedo retrasar más mi eyaculación. Uffff, que estallido!, ¡que gozada! Tengo que agarrarme fuerte a sus muslos para mantener el equilibrio mientras varios espasmos recorren mi cuerpo desde el coxis hasta la nuca, como si una corriente eléctrica recorriera la columna.
He cumplido mi deseo. Quería follarte duro, intenso, y a la vez con cuidado de estimular cada centímetro de tu coñito… y sobre todo viéndote gozar.
Querida hermana, ¿descansamos un poco? Yo no puedo continuar… necesito tomar aire… deja que repose a tu lado… dame un beso y acompáñame, disfrutemos de esta agradable sensación que nos inunda.
- ¡ Feliz cumpleaños, querida Gabriela! –
- ¿Te gusta mi regalo? –
- ¡Mucho!, ¡muchooooo!…estoy encantada… y en deuda contigo -
Deverano.