Culpable de haber vivido / Natalia
Relato Real - Compañeros de secundaria en encuentro casual y ... Despedida ?
Baje las escaleras hacia la calle y mientras contaba las monedas que iba sacado de mis bolsillos pensaba lo que iba a comprar para merendar y tomar unos mates disfrutando de mi día libre. La panadería estaba a solo unos 50 mt de casa… entro, compro y salgo rápido rumbo a casa con la bolsa de facturas colgando de mi mano y pensando en cualquier cosa, y escucho que me saludan por mi nombre y paro mi marcha levantando la cabeza para encontrarme de frente con Natalia.
Habíamos cursado toda la secundaria juntos, nos conocíamos desde muy chicos y siempre nos habíamos llevado muy bien, pero por una cosa o por otra desde que habíamos terminado la escuela no nos habíamos vuelto a ver y de esto había pasado un año.
En ese momento vivía en un piso que me había alquilado la madre de una amiga. A mitad de camino para cumplir los 20 años vivía solo, estudiaba y trabajaba en un bar de moda de la ciudad.
Luego de unos buenos abrazos y besos, nos pusimos a conversar y noté que ella al igual que yo no estaba apurada, así que la invité a tomar unos mates a casa. Entre mates, facturas, risas y recuerdos, cuando nos dimos cuenta ya era de noche y la hora de cenar estaba cerca así que le propuse no cortar el bello encuentro y propuse que cocinemos juntos algo para cenar, cosa que le encantó pero que tenía que ir hasta su casa (a dos calles de donde yo estaba viviendo) y volvía enseguida con algunas cosas que faltaban para la cena completar la cena.
Apenas se fue aproveche para darme una ducha rápida y ponerme presentable. Puse música, destape una botella de vino tinto y me dediqué a esperarla copa en mano. Saboreando el primer trago de vino, se me vino a la cabeza lo inesperado y placentero de la situación que había pasado durante la tarde y la que podría darse a partir de ese momento con Natalia, que si bien siempre fuimos buenos amigos, ella era de esas chicas que jamás se fijarían en un chico de su edad… ella era de esas chicas para las cuales sus compañeros de secundaria jamás seriamos algo más que amigos y eso en el mejor de los casos, mientras ellas tienen ojos para los mas grandes, y lo digo en plural ya que lo mismo pasaba con las demás chicas del grupo. Lo interesante es que tanto yo como los demás varones que fuimos parte del grupo de amigos durante los 5 años de secundaria teníamos muy clara la situación y no nos molestaba en absoluto, aun teniendo que ocultar nuestras erecciones mientras les mirábamos el culo o siendo víctimas de “esa” amistad supuestamente asexuada algunas de ellas se sentaban en nuestras piernas por unos minutos dejándonos locos por el resto del día.
La cosa es que aun teniendo claro todo lo anterior contado, sumada la merienda y una inminente cena juntos en casa, puso en marcha mi inconsciente (¿o mi instinto? je) y me veo a mi mismo con las luces de mi piso en formato “intimo”, con una copa de vino llena en la mano y otra vacía esperando su llegada, pero también bañado, perfumado, de jeans, remera, y lindo calzado esperando a UNA AMIGA … ¿??
Cuando uno está en paz, confiado en su instinto y atento a las señales no deberíamos hacernos tantos planteos tontos… Y sin ser muy consciente de mi inconsciente, eso fue lo que hice esa noche y lo pasé realmente muy muy bien.
El sonido del timbre me saca de mis cavilaciones, atiendo y me pide que baje a ayudarla, así que bajo las escaleras y cuando abro la puerta la enorme caja que traía en sus manos pasaron a las mías como si hubiera sido un movimiento coordinado con anterioridad. Asimilando el peso de la caja siento como ella encuentra paso y atraviesa el umbral subiendo el primer escalón emparejando así nuestras alturas y apoyándose en mis hombros a mis espaldas me da un beso a todo labio en la mejilla para luego comenzar a subir a los saltos la escalera de casa mientras decía: “te he traído una sorpresa”!
Cocinamos y comimos entre charla, risas y copas de vino. Habíamos terminado, despejamos la mesa y puso la enorme caja sobre la ella sacando en primer lugar una botella de whisky JYB añejado dejando a la vista una cantidad impresionante de fotos y recuerdos de nuestros 5 años en la escuela secundaria.
Ella no era la chica más bella pero siempre tuvo una sensualidad increíble a flor de piel. Mientras veíamos fotografías las anécdotas surgían naturalmente al igual que nuestras risas y carcajadas hasta hacernos lagrimear… y los minutos pasaban y el whisky acercaba nuestras sillas cada vez más dando lugar a roses y caricias “tontas” que hasta ese momento estaban prohibidos por “amistad”.
Me meo encima si no voy ya al baño! Me dijo, dejándome en un mar de recuerdos en papel sobre la mesa que si hoy a mis 47 años me los encontrara frente a mí me harían llorar de emoción, pero en ese momento todo paso muy rápido y luego de pasar algunas fotos sin importancia Natalia salió del baño y camino velozmente hacia la mesa, quitándole al asiento que antes ocupada el placer de recibir sus nalgas para regalárselo a mis piernas… ella sabía que nada seguiría siendo igual luego de sentarse sobre mí en ese momento.
Para ambos todo era como si rompiéramos una regla establecida en el grupo de amigos, rozando lo permitido y lo que no, juego que ya habíamos pasado ambos, pero ahora estábamos solo y el grupo de amigos ya no existía, al menos no como antes.
Ella no tenía ni un pelo de tonta y yo tampoco. Sus nalgas se dividían apoyándose en cada una de mis piernas quedando mi erección hermosamente ubicada en el lugar correcto y no era momento para tonterías o disimulos, pero tampoco para prisas. Ella sentada sobre mi inoculable erección con mis manos acariciando su espalda, sus brazos, su cuello y todo lo que estaba a mi alcance con una falta de apuro divina, nos puso en una situación de calentura de no retorno que debíamos aprovechar, lo que dio lugar a que su resfiegue sobre mi sea más intenso y que girarla un poco para comernos la boca sea un movimiento sin esfuerzo.
Ahí estábamos, ella sentada arriba mío de costado, besándonos, pero casi sin abrazarnos cuando sentimos el estruendo de los truenos de la tormenta que empezaba a desatarse con toda la furia.
Me levante de mi asiento y tomándola de la mano y nos fuimos juntos a la terraza. Abrazado a ella desde atrás apoyando todo mi cuerpo en ella quedamos los dos mirando hacia el cielo, disfrutando de como los rayos iluminaban todo para luego escuchar el ensordecedor trueno produciendo que casi en un acto reflejo ella se pegue más a mí. La violencia de los estruendos terminó por hacerla girar sobre mi haciéndome sentir sus dos tetas en mi pecho mientras uno de los besos más lindos que me hayan dado en la vida.
Era una típica tormenta de verano luego de varios días de calor sofocante. Ella había vuelto de su casa con un vestido de esos que no son ni sueltos ni ceñidos al cuerpo apenas por debajo de la cola y de una tela que era imposible dejar de acariciarla y de ahí nos fuimos terminado de desprendernos de esos tontos, pero genuinos límites de amigos adolescentes.
Protegidos por los muros de la terraza no fuimos quitando la ropa mutuamente quedando solo nuestra calentura expuesta ante nosotros y la tormenta. Me senté en uno de los sillones que tenía en la terraza siendo correspondido con mi movimiento el del cuerpo de Nati sentándose sobre mi pegándonos en beso y abrazo de todo cuerpo con una intensidad desbordante (ponerse en situación de edad, y hormonas de ambos please… ) quedando mi verga entre sus labios vaginales, sintiendo sus movimientos, mientras nos besábamos y nos tocábamos todo. Como en toda tormenta de verano el viento cesó y comenzaron a caer gruesas gotas de lluvia sobre nosotros, nos miramos con diversión y disfrutamos de ese alivio que caía sobre nosotros e intentaba refrescar una calentura que solo iba en aumento.
Ella puso sus pies en él piso levantando su cola y tomando con una de sus manos el tronco que tenía entre sus piernas apuntó a su lugar de placer y se dejó caer quedando los dos Unidos en un abrazo de ternura y calentura.
Su cabalgata comenzó lenta para luego tomar un ritmo que tuve que detener porque iba a acabar, ella se levantó de mí, y con una plasticidad hermosa caminó unos pasos hasta el centro de la terraza y se puso a bailar bajo una lluvia que ya en ese momento era intensa, extendiendo una de sus manos me invitó a que la acompañe en su danza.
Entre manoseos obscenos nos fuimos directo al sillón dentro de la sala de estar, ella se arrodilló sujetándose con sus manos al respaldo del mismo dejando su culo expuesto a lo que sea y no pude evitar meter mi cara entre sus nalgas y saborearla toda, jugué con mi lengua de abajo hacia arriba, ida y vuelta para luego volver a hacerlo muchas veces más, estaba encantado con lo que pasaba y ella también lo estaba y me lo hizo saber varias veces.
Yo no era virgen y ella tampoco, pero tener sexo con ella fue diferente. Si bien yo sabia donde meterla, en ese momento aprendí a “como”, “cuando” y “donde” meterla de acuerdo al momento, también me hubiera gustado aprender el “porque”, pero eso me tocaría aprenderlo más adelante.
Volviendo a mi sillón y a Natalia con el culo pidiendo guerra delante mío… luego de jugar un buen rato con mi boca y mi lengua, me pare y me puse a jugar con mi glande pasándolo por su Concha y su asterisco hermoso disfrutando lo bien que se sentía el Rose aprovechándome de todos los jugos que había en la zona, pero esto no duró mucho, su paciencia y su calentura hicieron pedirme gritos que le de con ganas de romperla y así lo hice. A ese ritmo sabía que a mí no me quedaba mucho para acabar, pero no conocía su cuerpo y no quería dejarla a medias, así que me ensalivé un dedo y se lo metí por el culo desatando una tormenta increíble … su cuerpo se arqueaba, se tensaba y me apretaba la pija bañándome con su orgasmo y ahí fue cuando aceleré un poco más el ritmo buscando un orgasmo mutuo y me vacié dentro de ella.
Luego de un rato ya más tranquilo mientras terminamos nuestros vasos de whisky que habíamos dejado abandonados sobre la mesa, nos secamos y nos fuimos a la cama a disfrutar de las caricias de nuestros cuerpos desnudos mientras conversábamos hasta quedar dormidos. Me despertó el sonido del timbre, era ella trayendo todo lo que se necesitaba para un buen desayuno y yo apenas reaccionando aun tenia sin saber como en qué momento se había ido y había vuelto.
Y así pasamos toda una semana de charlas, de buenos momentos, de buen sexo y momentos de diversión y complicidad. Eran tiempos sin móviles o redes sociales, solo podías comunicarte con el otro mediante el teléfono fijo de su casa y personalmente, pero tras intentar dar con ella luego de tres o cuatro días sin tener noticias suyas decidí llegarme hasta su casa, la misma que compartía con su madre y a la cual yo había ido muchísimas veces en los años escolares. Luego de tocar a su puerta me atiende su madre con una sonrisa enorme acompañado de un abrazo de igual tamaño. Me invito a pasar tomándome del brazo cariñosamente, caminábamos hacia interior de su casa cuando mirándome a los ojos me pregunto: ¿Porque no has venido a la fiesta Seba?
Nos despedimos a los besos y manoseos un vienes y era un marte o miércoles de la otra semana cuando toque el timbre de su casa materna.
Natalia se había casado el sábado y mientras yo escuchaba a su madre contarme los detalles de la boda que me había perdido de su boda, Natalia estaba en una playa del caribe en pleno viaje de bodas.
No es mi primer Relado, antes tenia otro perfil pero no he podido ingresar nuevamente a el. Bienvenidas las criticas y mensajes. Saludos a Todos