Culón me seduce 2
El culón del gimnasio me vuelve a seducir.
Este relato es la segunda parte de un relato anteriormente publicado, por lo que recomiendo la lectura del anterior para mayor disfrute de este
Como sabéis el otro día me follé al chico nuevo del gimnasio en el vestuario. Tras ese acontecimiento tuve serias dudas sobre mi sexualidad pues nunca antes había tenido una experiencia con un hombre. Si bien había disfrutado de aquel encuentro, del cual no me arrepentía, seguía sin sentir una atracción clara hacia los hombres, y por supuesto seguían gustamdome las mujeres.
Los acontecimientos narrados anteriormente sucedieron un viernes por lo que no volví al gimnasio hasta el Lunes. La verdad es que si de algo estaba avergonzado era de haber mantenido relaciones en un sitio como un gimnasio, lo encontraba una cosa bastante obscena y no quería que se repitiera. Cuando el Lunes volví al gimnasio a la hora habitual había los de siempre y el chico nuevo no estaba, así que procedí a hacer mi rutina habitual. Debía llevar una media hora de entrenamiento cuando entró por la puerta el chico nuevo, llevaba unas mayas cortas que se ajustaban a su redondo culo y una camiseta de deporte negra. En ese momento pensé que podría ser un poco incómoda la situación de saludarnos después de lo que había pasado, pero como él me saludó con total naturalidad yo hice lo mismo. Cada uno siguió entrenando por su propia cuenta. Yo estaba en la maquina de cuadriceps y el estuvo un rato en la bicicleta estática. Cuando terminó con ese ejercicio, se acercó hacia mí, que estaba sentado en la máquina de cuadriceps pero sin estar haciendo el ejercicio en ese momento. Él empezó la conversación:
-Hola que tal?
-Bien tú?
-Bien, que tal el finde ?
-Bien, en casa.
-Me gustó mucho lo del otro día...
-Si... bueno... en cuanto a eso.... la verdad es que no me gustaría que se repitiera algo así, la verdad es que yo no suelo hacer esas cosas...
En ese momento me puso la mano en el muslo y subió hasta encontrar mi pene, pues con los pantalones de deporte nunca usaba calzoncillos.
-Que haces? No ves que hay gente por aquí?-Dije retirando su mano- además ya te he dicho que no quiero que aquello se repita.
-Claro que quiere, además nadie nos ve.
En ese momento volvió a meter su mano por mis pantalones agarrando mi pene que se empezó a poner erecto, y empezó a acariciarlo suavemente.
Yo me quedé inmóvil unos 10 segundos hasta que volví a serenarme y le retiré la mano y le dije:
-Venga basta ya, lo del otro día no volverá a suceder.
-Apuesto a que sí.
-A si? Te digo yo que no.
-Mira voy a ir al baño y te voy a esperar. Me apuesto lo que quieras a que vas a venir.
-Ya verás como no.
-Ya veremos...
Y se marchó por la puerta. Yo estaba convencido de que no iba a ir y seguí muy entrenamiento. En esos momentos me empezaron a venir a la cabeza los momentos en las duchas del otro día y me excité mucho. Entonces la pasión pudo a mi orgullo y me dirigí hacia el baño. Cuando estaba delante de la puerta dude un momento pero ya no había marcha atrás y entré. Y allí estaba él, cerré la puerta y puse el pestillo y cuando me giré me agarró del paquete y me tiró hacia él entonces se puso de rodillas me bajó los pantalones y se puso mi polla, ya totalmente dura, en la boca. Si algo sabia hacer ese hombre era una buena mamada, ninguna mujer me había causado nunca tanto placer con una felación. Tras unos minutos así yo solo tenía ganas de encularlo así que le hice parar y le dije que se sentara en el lavamanos que era de estos grandes de mármol en donde uno se puede poner encima sin problema. Una vez li tenía allí sentado me acabé de despojar, me acerqué a él, lo cogí de los tobillos y le levanté las piernas hasta que sus pies quedaron a la altura de mi cabeza entonces de un tirón la subí las mallas hasta los tobillos. Él se separó las nalgas con las manos y en su ano había un diamante . Al principio me desconcertó pero rápidamente me di cuenta de lo que era. Se trataba de un plus anal de esos que algunas veces había visto en el porno .
-Veo que te has preparado, eh puta.
Después de esas palabras cojí el diamante y lo tiré con fuerza a lo que él respondió con un grito de dolor. Con esta acción dejé al descubierto un ano ya completamente dilatado y rojo. Así que sin más preámbulos se la metí de un empujón hasta el fondo con gran facilidad y me quedé parado dentro, mientras las paredes de su ano se adaptaban perfectamente a la forma de mi pene dándome un placer enorme, el contraía y descontraía su ano dándome un placer enorme y entonces empecé a bombear como un loco cogiéndole los tobillos y mantenienolos en alto. Mientras le daba a base de bien le terminé de quitar los pantalones y el hizo lo propio co la camiseta. Mientras le perforaba el ano el se empezó a masturbar y me fijé por primera vez en que tenía un pene bastante grande. Tras un rato así me cansé de tanto bombear así que paré, saqué mi polla de su ano y me senté en e váter indicándole que se sentara encima de mí. Se puso de espaldas a mi, cogió mi polla y se fue sentando hasta introducirse mi miembro dentro de él dirgiendolo con su mano. Entonces empezó a moverse arriba y abajo con movimientos circulares muy sensuales y soltando algún que otro gemido que a mi me ponían más cachondo. Cuando ví que mi corrida era inminente cordiné mi mi movimiento con el suyo y sin avisarle me corrí en su ano. Entonces se levantó y de su ano empezó a salir mi corrida.
Me vestí y le dije que esperara un rato a salir para que la gente no sospechara y yo me dirijí a las duchas .