Culitos tiernos para un jardinero (32)
En la preparación del carnaval, dos de las chicas se somenten a las perversiones de nuestro protagonista.
1.1 Carnaval en el colegio - uno.
La siguiente semana fue tranquila y la dediqué a elaborar el material de los vídeos grabados y mis relaciones no pasaron más allá de alguna buena mamada por parte de las dos hermanas Gemma y Elsa durante las clases. La semana siguiente era la fiesta de carnaval para las chicas de ultimo año en el colegio y Elsa me contó que se iba a disfrazar de caperucita roja con sus amigas Ainhoa y Paula. La chica se reía diciendo que era un disfraz super sexy porque era una minifalda super corta que si se agachaban se les veían las bragas. Su otra amiga Arancha se iba a disfrazar de osito de peluche ya que por lo visto tenía un disfraz tipo buzo de una hermana mayor que quería ponerse.
Observé que las 3 chicas hacían vida totalmente normal y desde luego no estaban en absoluto humilladas ni nada parecido como consecuencia de mis super polvos.
Dos días antes del carnaval llamé por teléfono a Arancha y a Paula para citarlas en mi despacho a Paula a las 6 de la tarde y a Arancha a las 7:30. Las dije que viniesen con el disfraz, porque era un tema de la fiesta. Las chicas se sorprendieron mucho por mi llamada y aún más cuando les pedí que trajesen el disfraz en una bolsa.
De todas formas yo preparé todo en el despacho de forma habitual y pasado un minuto de las 6 la primera chica Paula llamó al timbre.
"Hola Paula, puedes pasar", le dije abriendo la puerta y cerrándola a su paso.
La chica no dijo ni una palabra. Vestía un pantalón negro de pierna ancha ajustado de rodillas hacia arriba y un jersey de manga larga también bastante ajustado a su cuerpo. Esta vez llevaba el pelo recogido en 2 trenzas que a su vez había pegado a la cabeza con unas horquillas muy vistosas.
"Bueno Paula, puedes relajarte, que te veo bastante tensa chica. Te he hecho venir para que me enseñes tu disfraz de mañana. Me han dicho que llevas un disfraz muy bonito y quiero verte con él puesto".
"¿Mi disfraz?. Sí, esto bueno está en la bolsa. ¿Qué quiere señor Adolfo, que me lo ponga?".
"Pues claro preciosa puedes pasar por aquí al baño y te lo pones tranquilamente. Quiero que te disfraces completamente: ropa, pelo, maquillaje, todo. ¿Has traído todo lo necesario?".
"Eeeeh, sí, creo que sí".
"Está bien, pasa por aquí" le dije levantándome de la silla y cogiéndola por la cintura suavemente la guié hasta el baño. "Ponte bien guapa", le dije abriendo la puerta y dandole una palmada suave y cariñosa en el culo que terminó con un suave apretón de nalga".
La chica dio un pequeño respingo ante mi sobada de culo pero por supuesto no dijo nada.
20 minutos más tarde, que yo aproveché para seguir montando las películas con mi portátil la chica dijo desde el baño.
"Señor Adolfo, ya estoy".
"Estupendo Paula, puedes salir. Estoy deseando verte".
La chica abrió la puerta del baño y salió mirandome a la cara. Su disfraz era realmente lo que yo necesitaba para ponerme aún más cachondo. Llevaba unas botas de tela rojas hasta por encima de las rodillas y una realmente corta minifalda también roja de terciopelo terminada en un pequeño remate blanco. Arriba llevaba una camiseta de licra blanca escotada en redondo que dejaba entrever justo el inicio de sus preciosos pechos y por encima una especie de capa corta hasta la cintura, roja con una capucha sin poner. Las dos trenzas del pelo se las había soltado y las llevaba una a cada lado de la cabeza tiesas al estilo Pipi Calzaslargas. Por último estaba chupando una gran piruleta roja también. La cara no la llevaba especialmente maquillada, pero la piruleta y el pelo en dos trenzas estiradas la daban un aspecto de "lolita" increíblemente sexy.
"Paula, enhorabuena. Estás preciosa".
"¿Le gusta el disfraz, Señor Adolfo?".
"Sí. De verdad que sí. Estas realmente preciosa y super provocativa. Vas a poner cachondos a todos los compañeros de clase. Ya lo verás".
"Gra gracias, señor", respondió la chica un poco ruborizada.
"Ven acercate un poco más para que te vea bien", la dije reparándome de la mesa rodando la silla haciéndo la una señal para que se pusiese justo delante de mí a unos pocos centímetros de pie entre mis piernas. "Tienes unas piernas realmente bonitas. Mucho más bonitas que lo que parecen con el pantalón". Era verdad, porque tenía unos muslos gorditos realmente perfectos que no me había fijado hasta ese instante.
Mis manos cogían a la chica por la cintura haciéndo que se ruborizase pero sin poner impedimiento ninguno según habíamos acordado.
"La capa también es muy bonita y te queda muy bien".
En ese momento mientras hablaba mis manos se deslizaban hacia arriba por debajo de la capa recorriendo su espalda.
"Vaya, creo que además no llevas sujetador, ¿verdad?".
"No, ehhh. No señor, es que sino se marcaba y hacía feo".
"Claro además tienes unas tetas perfectas que no lo necesitan. Así estás mucho más guapa".
Me moría de ganas de follárme a mi caperucita ya mismo, pero esperé un poco más calentándome yo mismo.
"Sigue chupando la piruleta preciosa. Me encata ver como juegas con la lengua. Quiero que se te ponga la lengua roja roja del caramelo".
La chica obedeció y sacando la lengua todo lo que podía chupaba con fuerza el dulce, mientras mis manos soltaban la lazada de la capa, que quité y dejé sobre la mesa.
- "Con la capa estás muy guapa, pero así estás mucho más provocativa y cachonda. Date un momento la vuelta mientras sigues chupando la piruleta.
La chica obedeció y aunque un poco dubitativa se dio la vuelta, dandome la espalda.
"Bonita espalda, si señora. Tienes un tipazo impresionante. ¿Lo sabías?".
"Bueno, ehh, no sé. La verdad, no sé señor Adolfo".
"Ya, pues la verdad es que sí. Vamos que estas buenísima cariño. "Fíjate que cintura más estrechita tienes", le dije cogiendo con mis manos abiertas por la cintura, que casi la podían abarcar. "Una espalda perfecta" decía mientras mis manos recorrían muy suavemente masajeando arriba y abajo su espalda desde la cintura hasta el cuello. "Una tripita absolutamente lisa y sexy", decía mientras mis manos recorrían su barriga desde la parte inferior de sus pechos, sin tocarlo, hasta la cintura.
A la chica no la debía estar disgustando en absoluto lo que le estaba haciendo, porque se dejaba hacer sin problema y su respiración era poco a poco más acelerada.
"Y luego tenemos una de las partes más preciosas tuyas, que están aquí arriba, las tetitas", le dije mientras mis manos rozaban casi sin tocar la parte de abajo de sus pechos. "Ven siéntate aquí un momento Paulita", le dije juntando mis piernas para que se pudiese sentar sobre mis rodillas mirando hacia delante.
La chica obedeció y se sentó sobre mis rodillas dejando ahora sí a mi alcance sus pechos mientras estaba cómodamente sentado en el sillón del despacho.
"Son de un tamaño perfecto. Ni muy grandes ni muy pequeños, nada caídos, pero es otro día la verdad es que no pude disfrutar de ellos nada, ni hacerles disfrutar. Seguro que les gusta un buen masaje, ¿verdad que sí?". Mis dedos índices recorrían sus pechos en círculos que cada vez se iban cerrándo más y más hasta llegar a sus pezones que rozaban también en círculos muy suavemente por encima de la camiseta.
"Por favor, señor Adolfo. Por favor, no siga", decía la chica sorprendentemente no muy convencida.
"Te he hecho una pregunta Paulita, ¿te gusta un buen masaje de tetas?".
"No lo sé señor Adolfo, por favor, no lo sé", respondió muy bajito.
"Pues habrá que probarlo. Por que tienes unas tetas perfectas que se merecen un buen masaje y no unos simples sobetéos como los que te habrá pegado algún noviete tuyo. Por que seguro que algún amiguito ya ha jugado con estas tetitas, ¿verdad?", mientras hablábamos mis manos dibujaban formas sobre sus pechos solamente rozándolos sin aplastarlos ni estrujarlos ni lo más mínimo. Sus pezones iban respondiendo al juego, porque ya estaban duros como piedras y se podían notar perfectamente a través de la camisa. "¿Verdad que sí preciosa?, ¿a que algún noviete tuyo se a puesto morado a sobarte las tetitas sin ningún cuidado?".
"Solo dos señor Adolfo. Solo dos chicos me las han tocado hasta hoy".
"Pero ninguno te ha dado un masaje como este, ¿a que no?".
"No, ninguno. Basta por favor, señor Adolfo, basta, ya ha visto mi disfraz, por favor se lo pido".
"¿Qué me pides, pequeña?. No me digas que no te está gustando el masaje, porque tus pezoncítos me dicen que sí. ¡Míralos!". En ese momento por primera vez mis dedos pulgar e índice de ambas manos cogieron muy suavemente los pezones de la chica apretándolos un poquito".
"¡¡Aaahhhh!!", gimió la niña al notar el muy suave pellizco, "por favor señor Adolfo, basta" y mis manos siguieron rozando en círculos sus pechos por encima de la camiseta.
"Respondeme preciosa. ¿Te está gustando o no?".
"¡¡Aahhh!!", volvió a gemir la niña. "Sí, me está gustando, pero no quiero que siga, por favor se lo pido, ¡¡aaaahhh!!". Estaba claro que su cuerpo la estaba traicionando y mi delicadísimo masaje la estaba poniendo cachonda.
"Ven, pon el culete más atrás pequeña", la dije tirando por su cintura hasta atrás haciendo que quedase sentada justo sobre mi polla, teniendo para ello que abrir sus piernas colocándolas a ambos lados de las mías. "Ves, ¿lo notas?, a mí también me está encantando este masaje. Túmbate sobre mí preciosa, quiero que estés relajada", cogiéndola por los pechos tiré de su cuerpo hacia atrás para que su espalda se recostase sobre mi pecho colocando su cabeza a un lado y pegada a la mia de forma que mi boca comenzó a mordisquear su oreja derecha a la vez que le seguía susurrando al oído.
Ahora el masaje de pechos había subido de intensidad y mis manos ya no solo rozaban por encima de la camiseta. Ahora cogían de verdad sus tetas, apretándolas de un lado y de otro, jugando con sus pezones que rozaban con la tela.
"Pero cómo te gusta que te masajéen las tetas ¿eh preciosa?. Ahora vas a tener algo que pedir a esos novietes tuyos porque ya sabes como se hace un buen masaje de tetitas".
"¡¡Aaaaahh!!, sí señor Adolfo".
"¿Notas algo duro en tu culete, cariño?".
"¡¡Aaahh!!, sí señor Adolfo. Lo noto".
"¿Qué es, Paulita?. ¿Tú qué crees que es?".
"Es su polla señor Adolfo".
La chica estaba loca de cachonda con mi sobada de tetas que seguía ahora ya con fuerza sobándoselas pero todavía por encima de la camisa. Mientras con una mano seguía sobando las tetas y estrujándolas con fuerza por fuera de la ropa, con la otra volteé su cara hacia mi plantándola un beso en los labios al cual la chica respondió. No solo dejó que mi lengua se hundiese hasta el fondo de su garganta, sino que la suya también se metió en mi boca. El labor de fresa dulzón invadió mi boca como consecuencia de la piruleta que estaba comiendo segundos atrás. Mientras mis labios seguían en los suyos, mis dos manos recorrían su torso desde la cintura hasta los pechos, sobando y magreando descarada y fuertemente sus tetas. Sus pezones estaban duros y los gemidos escapaban contínuamente de los labios de la chica. Mis manos ahora ya sí levantaron la camiseta y entraron en contacto directo con los pechos de la chica.
"¡¡¡Mmmmmmhhh!!!", gimió la chica con la boca tapada por mis labios.
No menos de 10 minutos seguímos en esa postura en la que la chica ya totalmente recostada se dejaba trabajar los pechos y los labios sin poner obstáculo ninguno.
"Levantate un momento caperucita", le dije a la chica dejando libres por un momento sus labios. "tienes la boca más cachonda que había probado en mucho tiempo".
La chica obedeció sin rechistar y dándome la espalda se levantó.
"Veámos otra zona que se merece un buen masaje".
Empujándola suavemente la llevé hasta apoyarse con sus manos en la mesa del despacho. Golpeándola despacito con los piés en sus tobillos la hice entender que quería que abriese las piernas un poco más. Su cara estaba desencajada de cachonda debido al masaje. Esa chica se iba a dejar hacer lo que yo quisiese en ese momento sin rechistar. Su cuerpo le estaba pidiendo guerra y necesitaba correrse como fuese. Sin yo decirle nada apoyó los codos en la mesa del despacho dejándome via libre.
"Veamos ese culito", dije levantando con las dos manos su mini falda y dejándola apoyada sobre su espalda. "Preciosa vaya mini tanga que llevas. No me digas que serás tan guarrilla de disfrazarte y no ponerte unas bragas, ¿verdad?".
"No lo sé señor Adolfo. Lo estamos hablando las amigas y no lo sabemos".
"Ya. Joder con las amiguitas. En cuanto os agachéis a por algo se os verá hasta la garganta. Tú desde luego ese día no solo no llevarás bragas sino que no llevarás ni tanga. Yo me quedaré este tanga de recuerdo y te buscaré para comprobar que bajo esta pequeña faldita llevas el conejito al aire. Sino me voy a enfadar contigo. ¿Está claro?". Mientras iba diciendo esto, bajé el tanga de la chica hasta sus tobillos y levantando sus pies uno a uno se lo saqué dejándola su entrepierna completamente desnuda.
"Sí, señor Adolfo, lo que usted mande".
"Así me gusta preciosa. Y ahora déja que te haga pasar un buen rato".
Coloqué uno de los pies de la chica sobre la mesa dejándo el otro en el suelo, para tener su entrepierna completamente abierta y a mi merced. Me senté en el sillón y en esa postura tan perfecta y cómoda comencé a jugar con mi lengua en su clítoris desde atras.
"¡¡¡¡Aaaaaahhhhhh, siiiiiii!!!", chilló la chica al notar mi lengua ahí abajo.
"¿Te gusta eh pequeña zorrita?".
"Sí, me entanta. Sigue por favor señor Adolfo".
Mi lengua jugaba entre su almejita y su anito, tratando de meterse en ambos agujeros. La chica estaba empapada y se dejaba hacer todo levantando un poquito más el culo en pompa para disfrutar al máximo. Así llegó a su primer orgasmo, pero no dejé de comerla y su estado de excitación no decayó ni un segundo. Su entrepierna seguía pidiendo guerra y su coñito goteaba de lo mojada que estaba.
"¿Metemos un dedito por aquí, cariño?, le dije.
"¡¡Aaahh, siii!!. Por favor señor Adolfo, fólleme, no aguanto más fólleme entera por favor", decía la chica entre gemidos mientras mi dedo índice derecho desaparecía en su coñito.
Era increíble. De todas las chicas a las que había chantajeado ninguna se había portado así.
"¿Y por aquí, metemos otro dedito?", dije colocando mi pulgar izquierdo en la entrada de su ano.
"No por favor, por ahí no que me duele. Por el otro lado señor Adolfo".
"¡Que no te duele tonta, el otro día bien que te entro de todo!. ¡Ves!", afirmé mientras mi dedo pulgar se iba haciendo paso por el super ensalibado ano de la niña
"¡¡Aaauuuuu!!, mi culo, Dios, esto es demasiado. Me duele pero no puedo parar".
"¡Qué zorrita estás hecha pequeña!".
Mi pulgar estaba ya totalmente hundido en su culo mientras mi índice de la otra mano entraba y salía de su coñito arrancando gemidos contínuos. Mi mano cuyo pulgar estaba clavado en el culo de la niña sobaba y espachurraba con fuerza su culo, dándole un masaje que me estaba poniendo a tope.
"¿Te gusta que te masajéen el culito, verdad Paulita?".
"Sí me encanta señor Adolfo, me encanta".
"Pues vamos a probar el masaje de culo especial de la casa. ¿Quieres?".
"Sí señor, hágame lo que quiera por favor".
Saqué el dedo índice de la mano derecha que ocupaba su coñito y con esa mano comencé a masajear la nalga derecha de la niña con muchar fuerza, arriba y abajo, abriendo al máximo y cerrando su rajita mientras mi otra mano se posaba en su otra nalga estrujándola con mucha fuerza. Los movimientos de mi mano izquierda estaban algo más limitados ya que el pulgar seguía clavado hasta el fondo de su culito.
Probé varias veces a sacar y meter del todo el pulgar del ano de la niña, que aunque lanzaba un pequeño quejido de dolor cuando volvía a entrar el intruso, se dejaba hacer disfrutando como una perra en celo. En una de esas oportunidades que saqué el pulgar izquierdo, lo junté con mi pulgar derecho y apreté un poquito en el esfínter de la niña que no pareció ni enterarse del "acompañante" de su intruso anal. Repetí la operación otras 5 veces, cada vez apretando un poquito más hasta que a la sexta empujé con fuerza con los dos dedos a la vez.
"¡¡¡Aaaauuuu!!!, señor Adolfo por favor eso no, que me hace daño.
"¡¡Cccchisssss!!, calla que vas a ver lo que es el masaje de culete de la casa. Te vas a poner como loca. Lo vas a ver enseguida".
"¡Aayyy!, es que me duele. No se lo que me hace pero me dueleeeeee , ¡¡¡Aaaaaa!!!, ¡¡Aauuu!!".
Costó un poquito pero no demasiado. La chica estaba tan cachonda que ni se movió a pesar de que la dolía mientras la clavaba los dos pulgares a la vez por el culo. Ahora mis dos manos abrazaban las nalgas de la chica mientras los pulgares jugueteaban en su interior. Giraban dentro acariciando el culo desde su rajita hasta la espalda, se encogían como tratando de arrancar una nalga de ese delicioso culo y la chica poco a poco se fue acostumbrando comenzando de nuevo a gemir.
"¡¡Aaahhh, Dios!!, ¿este es el masaje de culo de la casa, señor Adolfo?".
"Te gusta, ¿ehh?".
"¡¡Diosss!!, es demasiado fuerte, pero me pone a cien, siga por favor, estrújeme el culo fuerte, me encanta".
"¿Nunca te habían masajeado el culo verdad?".
"No señor así nunca. Algún chico me lo había tocado y eso pero, ¡¡¡aaahhh!!! Esto es demasiado".
"Pues para completar el masaje de la casa falta el último ingrediente. ¿Quieres probarlo también, Paulita?".
"¡¡Aahhh, Dios acarícieme abajo por favor, esto es demasiado, no puedo más necesito correrme por favor, por favor. Sí, deme ese ingrediente".
"Joder, Paulita estás más caliente que una perra en celo. Pues ahí va mi último ingrediente".
Tirando de su culito hacia arriba con los pulgares dejé bien a tiro su coñito, que estaba realmente mojado de sus jugos y en esa deliciosa postura, ayudándome un poco y difícilmente de mis otros dedos libres, liberé mi polla de la bragueta y del calzoncillo para enfilarla a su coñito. La coloqué a su entrada y de un solo empujón se la clavé hasta los huevos.
"¡¡Aaaaaaahhhhh!!", grito la niña.
"No grites putilla, que te vas a correr como una zorrita en celo".
"¡¡¡Ayyy por favor, no tan fuerte que soy virgen!!!".
"¿Virgen?, venga ya, no te lo crees ni tú Paulita".
"¡¡Ayy!!, que sí señor Adolfo, ¡¡despacio por favor, me duele muchoooo!!".
No la hice caso por supuesto y me la follé duro, bien duro, como hacía tiempo que no follaba a ninguna de mis esclavas. Los 3 o 4 primeros minutos de follada seguía quejándose de dolor, pero luego se transformó en gritos y gemidos de placer contínuo. Mi dedos notaban moverse mi polla a través de una delgada pared interior y mi polla notaba los dedos forzar el culo de la chica. Lo de esa chica era increíble. Me la estaba follando mientras mis dos pulgares seguían clavados en su culo y mis manos abrazaban y espachurraban sus nalgas, que estaban ya rojas como si las hubiesen dado unos buenos azotes. Lo cierto es que la chica seguía recostada sobre la mesa aguantando todo si hacer ninguna intención de levantarse. Se corrió otras dos veces hasta que mi polla finalmente inundó su coñito de leche mientras mis pulgares hacían fuerza abriendo al máximo el culo de la niña.
Ambos chillamos como locos y estoy seguro que se nos tuvo que oír desde la calle. Creo que fue mi mejor orgasmo con ninguna de las niñas hasta esa fecha.
Cuando terminé de correrme, me fijé en el estado de su ano y era increíble. La dilatación era tal que en ese momento le cabía por allí cualquier polla, pero mi orgasmo había sido tan fuerte que no iba a poder hacerla nada en un buen rato. Mis pulgares habían abierto tanto el culo de la niña como en su día hice a mis primeras esclavas en la bodega, con la diferencia que esta casi no se había ni quejado.
Estuve un minuto en el interior de su coño, saqué los dedos de su culete, acaricié su espalda y la hice levantar con mi polla todavía dentro para comerla la boca de un beso.
"Chica eres terrible. No se si eras virgen o no, pero ha sido el mejor polvo en mucho tiempo".
"Sí era virgen señor Adolfo. Nunca había dejado a nadie hacerme el amor y yo también me lo he pasado bien".
"Repetiremos pequeña. Ahora puedes vestirte y puedes marchar. Te llamaré. Estate segura".
"Bien señor Adolfo". Dijo la niña incorporándose ya con los agujeros libres yendo hacia el baño para cambiarse de ropa.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. Era su amiga Arancha con una gran bolsa con el disfraz de osito de peluche. Las dos chicas se cruzaron las miradas y se dijeron un escueto adiós justo antes de que Paula abandonase la oficina.
"Arancha, siéntate un momento por favor" le dije apuntando una silla del despacho. "¿has traído tu disfraz supongo?".
"Eeehhh, sí, señor Adolfo está aquí", dijo señalando la bolsa que había traído.
"Muy bien. Puedes pasar ahí al cuarto de baño y ponértelo, pero quiero que debajo no lleves absolutamente nada, es decir solamente vestida con el disfraz". " ¡Ah!, y por cierto antes de todo quiero que te sientes en la taza y hagas cacas. No se te olvide. Es importante".
La chica confundida se levantó y sin decir nada cogió la bolsa dirigiéndose al baño.
"¿Cómo va ese coñito?, ¿te ha salido ya algún pelito o sigue peladito?"
"¿Ehhhh?, ¿cómo?, aaah, esto, no. Ya, eeeh, no está igual", dijo ruborizándose sin levantar la mirada del suelo entrando en el baño y cerrando la puerta.
En unos 5 minutos la chica salió del baño con su disfraz puesto. Era un buzo entero de pies a cabeza, cerrado con una cremallera oculta por delante que le quedaba bastante grande y no permitía saber si dentro había un hombre o una mujer y desde luego mucho menos si tenía un buen cuerpo o no. El buzo tenía una larga cola semi rígida que arrastraba por el suelo. Cubriendo su cabeza iba una enorme cabeza de osito de peluche con la boca abierta que quedaba a la altura de los ojos de la chica para poder ver y respirar.
"Bueno, pues la verdad es un disfraz bien recatado y diferente del de tu amiguita Paula que parece una zorrita. Bueno, veamos, se me ocurre una idea para animar este disfraz. ¿Has cumplido lo que te he pedido sobre tu ropa?".
"Sí señor Adolfo".
¿O sea que debajo vas en pelota picada verdad, pequeña?".
"Sí señor Adolfo".
"¿Y has hecho cacas, preciosa?".
"Estooo, sí, sí señor Adolfo. No tenía ganas pero he hecho un poco".
"Así me gusta. Ven acercaté. Chica la verdad es que la he pegado a tu amiga semejante polvo que estoy agotado, folla como una loba".
La chica se acercó colocándose depiés entre mis rodillas, estando yo sentado en la silla del despacho.
Recorrí el perfil de su cuerpo por encima del disfraz desde los hombros a la rodilla. La verdad es que el disfraz era bastante grueso y no se podía sentir demasiado bien el cuerpo de la chica.
"Date la vuelta y apoya los brazos en la mesa tienes la cola mal puesta y te la voy a descoser para colocáratela bien.".
La chica obedeció y se colocó exactamente como la pedí mientras con unas tijeras y mucho cuidado descosí la cola del vestido de osito separándola del traje y dejando en su lugar un agujero de unos dos dedos de diámetro.
"Bueno ya está descosido. Antes de seguir veámos si has cumplido lo que te he dicho", dije metiendo un par de dedos por el agujero que inmediatamente se toparon con su desnudo culo. No pude acariciarlo demasiado, pero sí pude al menos notar su suave piel adolescente, sus preciosas nalgas y su pelada entrepierna entre las quejas y ruegos de la chica que sollozaba mientras la metía mano. "Hija mia, no será para tanto. El otro día bien te corriste o sea que no será para ponerse hoy tan mojigata. Venga sientate un momento sobre la mesa en lo que hago una cosa".
La chica obedeció y se sentó en la mesa con las piernas colgando mientras me veía con asombro coger una especie de chupa chups grande de latex con una cabeza de unos 8 centímetros de diámetro, aguja, hilo y su cola del disfraz.
"Bueno cariño ahora voy a tardar unos minutos en hacer esta pequeña operación de costura o sea que mientras yo lo hago quiero que me cuentes cosas de ti. Dime, a parte de lo del otro día, ¿eres virgen?, ¿tienes novio?, ¿qué es lo más que has hecho con un chico?, no sé cuentame historias cachondas que te hayan pasado hasta ahora, venga".
"Yooo, estoooo, pues no sé. Sí, he salido con dos chicos, pero solo me lo he hecho con Iker un chico de la cuadrilla un día que habíamos hecho botellón y estabamos los dos muy pasados. Entramos en una disco y en el baño nos lo hicimos. Así fue mi primera vez y luego lo hemos hecho 8 o 9 veces más. Pero él había sido el único".
"Hija sé más explícita y cuéntame qué hicisteis: ¿mamada, comida de coñito, follada, enculadita?".
"Eeehh. Bueno se la comí y el me toco mucho pero no me ha comido nunca, claro para mí es mas facil, ya sabes con agacharme delante de él, pues eso, Luego me lo hizo yo apoyada de manos en la taza del WC, pero solo por delante. Por la, estooo, por la vagina vaya. Y lo hicimos con condón claro. Por detrás era virgen hasta ayer. Ni sabía que se podía hacer por ahí aunque una amiga me había dicho que ella lo intentó una vez".
"Vaya, qué amiguita te dijo eso?".
"Fue Elsa".
"Vaya, la buena de Elsa".
"¿La conoce?"
"Más o menos".
"Bueno, ya está el bordadillo que quería hacer. ¿Qué te parece?", le dije enseñando el chupa chups cosido a continuación de la cola del disfraz, de forma que el "palo" quedaba metido dentro de la cola y solo sobresalía la esfera.
"¿Qué es eso?, ¿qué quiere hacer con eso Señor Adolfo?".
"Quiero hacer el disfraz más realista. La cola va a ir más unida a tu cuerpo, digamos".
"No por favor. Otra vez eso no por favor señor Adolfo".
"No te quejes pequeña, que me cojes cansado y no te voy a dar el repaso que le he pegado a tu amiguita. Venga ponte de pie y de cintura para arriba acostada sobre la mesa".
"No por favor. Me va a doler, por favor".
"Última vez que lo repito, sino ya sabes lo que tus padres recibirán mañana mismo".
Dudando la chica se levantó y se puso en la postura ordenada dejándome acceso a su culo a través del pequeño agujero del disfraz.
"Por favor no me haga eso señor Adolfo. Me va a hacer mucho daño y me hará sangrár por favor".
"Tranquila pequeña no seas exagerada es de latex y se encoge bastante. ¿Quieres que te lubrique un poquito primero o te lo meto así".
"Por favor, no me lo meta por favor, no. Eso es muy grande, por favor", rogaba la chica empezando a llorar.
"Coño, ¿me has oído la pregunta o no?".
"Sí. Sí, mejor lubríqueme un poco, sino me va a hacer sangre seguro, por favor", dijo tras dudar unos segundos.
Primero descosí un poco más el agugero de la cola del vestico, porque era demasiado pequeño y a continuación cogí un bote de vaselina y untándome dos dedos, los introduje por el agujero del vestido de la niña, alcanzando inmediatamente sus nalgas. A ciegas localicé su culito y comencé a lubricárselo por fuera completamente. Volví a coger más vaselina y esta vez coloqué una buena cantidad justo en su ano, y con el dédo índice comencé a introducírsela por el culo. La chica se quejaba y llorando pedía que no le hiciese eso, que le iba a hacer mucho daño, pero se dejaba meter el dedo por el culo bien untado en vaselina. El ano de la chica no podía ofrecer resistencia a la entrada de un dedo tan lubricado y se notaba realmente estrecho. Así repetí la jugada otras 4 veces hasta que pensé que su culo debía estar ya bien forrado de lubricante o sea que con los restos embadurné la "pelotita" y se lo coloqué a la entrada del ano.
"Vamos allí preciosa. Deja el culete relajado que va a ser mejor".
"No por favor, por ahí no por favor. Me va a doler mucho, por favor, por favor, por favor, ¡¡¡auuuuuu!!!", empezó a gritar la chica al notar que un intruso quería perforar su lubricado ano. "¡Me duele!, por favor, por ahí no por favor señor Adolfo, ¡¡¡aaaaayyyy!!!", seguía quejándose al notar como la presión trataba de dilatar su cerrado esfínter.
"Cariño, relaja el culete, sino te va a doler más. Tiene que entrar, o sea que tú verás".
"No, por favor. ¡¡Auuuuu, mi culooooo!!. ¡Me duele muchoooo!", se quejaba la chica sin parar
15 minutos después de empezar, ahí seguíamos tratando de forzar el culito de la chica sin conseguirlo. La verdad es que el hecho de que llevase el disfraz puesto hacía todo más difícil, ya que no podía tratar de abrirle un poco las nalgas con la otra mano o pedirla a ella que se abriese el culo con sus dos manos. Los 15 minutos fueron una verdadera tortura para la chica que no dejaba de llorar pidiendo que no se lo hiciese. Había pasado aproximadamente 45 minutos desde mi último orgasmo con su amiga Paula y mi polla parecía que se iba recuperando por la tortura de su amiga.
"Vaya, pues sí que está difícil. No quería hacer esto, pero no me queda otro remedio.
Metiendo las dos manos por debajo del cuerpo de la chica empecé a bajarle la cremallera del disfraz, que llegaba hasta el ombligo.
"No, por favor. Eso no por favor señor. No siga por favor".
De forma bastante violenta agarré los hombros del disfraz y de un tirón se lo bajé hasta la cintura, dejando su espalda desnuda completamente al aire.
"¡¡Auu!!, me hace daño, por favor. Yo no he hecho nada para que me haga esto por favor, por favor, vale ya", seguía la chica rogando sin parar un momento.
En un segundo tirón le bajé el disfraz hasta los tobillos, dejando a la chica completamente desnuda. Había olvidado lo precioso de su culo y lo linda que estaba en esa postura dejando entrever su pelada entrepierna. Su cuerpo estaba empapado en sudor debido al disfraz y a la tortura sufrida en el último cuarto de hora. Estaba un tanto ridícula totalmente desnuda y con la cabeza cubierta por un gran cabezón de peluche.
"Así. Pon las manos así y tira fuerte. Quiero que te abras el culo al máximo", la dije cogiendo cada una de sus manos y colocándolas en cada una de sus nalgas. "Venga, a ver abreté a tope. Quiero que tu raja del culo desaparezca de lo fuerte que te lo vas a abrir".
La chica sumisa obedeció y apoyando su cara sobre la mesa comenzó a abrirse el culo al máximo hasta hacer desaparecer su raja, abriendo un poquito su culo y bastante su coñito dejando una imagen totalmente imposible de aguantar.
"Joder, así me gusta bien abierta. Ahora ni te muevas, porque sino va a ser mucho peor, te lo prometo pequeña".
No pensaba hacerlo, pero esa visión fue demasiado, o sea que dejé sobre la silla mi invento, me abrí la bragueta, sujeté por la base mi ya durísima polla, me puse un poco de vaselina de la que tenía impregnadas las manos y sin que ella notase nada enfrenté mi capullo a la entrada de su coñito.
"¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh!!!!!!". El grito de la chica fue enorme a la vez que estiraba el cuello como si mi polla la llegase a la garganta.
"Joder que exagerada eres. Si me has dicho que ya te han follado bien follada, coño, no será para tanto. Así quieta y ábrete bien".
El calorcito de su coño era insoportable pero la chica ni se movió. Solo gemía a cada embestida mía que clavaba la polla hasta el fondo de su pelado coñito. Pasados 10 minutos de follada, saqué la polla y sujetándola por la base se la metía una y otra vez hasta el fondo, volviendo a sacarla después. Así estuve otros 5 minutos de auténtico placer para mi en los que la chica gemía como si mi polla la hiciese tope. En una de esas sacadas, modifiqué un poquito la trayectoria de la entrada y en lugar de dirigirla a su abierto coñito me dirigía a su cerrado culito.
"¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!, por ahí nooooooo", volvió a gritar la chica como loca viéndose sorprendida por mi polla que debido a la falta de resistencia se metió hasta el fondo de su ano.
Mis huevos golpearon su clítoris por la profundidad de la petada anal mientras la chica se estiraba tensando todos los músculos de la espalda.
"Pero qué culo más bacilón que tienes zorrita. Ahora resulta que se deja petar por mi polla y no por el cacharrito, pues nada aprovecharemos para echarte un buen polvo que no pensaba pegarte la verdad".
La chica estaba sudando y sufriendo realmente por mi sodomización, pero no me importó. Sumisa se quedó tal y como la dije y así la di por culo hasta que me corrí en su interior. Metí al fondo mi polla para echarle lo más profundo posible la descarga de leche, que le tuvo que inundar los intestinos.
Una vez relajado, cuando mi polla se empezó a relajar, se la saqué mientras la chica seguía respirando muy aceleradamente. Había sido una follada bastante bestia por mi parte y más teniendo en cuenta que debido a la careta que llevaba la chica, no sabía por donde se la iba a meter.
Cogí el instrumento y presionando un poco la bolita para reducir su diámetro se lo volví a enfilar al culo.
"No por favor. Otra vez eso no por favor. ¡¡aaayyy!!".
Esta vez fue casi instantaneo. La dilatación de su culo, la apertura que ejercía con sus manos, el cansancio de la chica y mi presión hicieron que la bolita se deslizase sin más en el interior del trasero de la niña.
"Vaya. Ahora sí que ha sido fácil. No hay nada como desatascar antes de meter. Ala, suleta las manos y te puedes incorporar".
La chica obedeció y muy despacio se levantó con la respiración agitada, dejándome ver sus preciosas tetas aplastadas contra la mesa.
La hice girar para darme la cara y la retiré la máscara. Su cara y pelo estaban totalmente empapadas principalmente de sudor, pero también de lágrimas y saliva. De hecho la cabeza del peluche por dentro estaba totalmente calada.
"Vaya, parece que te has duchado".
La chica no respondió. Con una mano se limpió un poco la cara mientras la otra la mantenía en su dolorido culo.
"Me duele muchísimo el culo, por favor sáqueme eso de ahí".
"Ni hablar pequeña. Eso lo vas a llevar ahí metido toda la tarde y la noche. De hecho vendrás a clase disfrazada con la cola metida por el culo. Como estás ahora. Yo te llamaré durante la fiesta para comprobarlo y como no estés así aparte de lo que hablamos le mandaré a tus padres el video que he grabado con este polvazo. No creo que lo pasen bien, pero seguro que algún amigo tuyo lo quiere tener en el movil para hacerse unas pajillas, ¿no crees?".
"No puedo, por favor, me va a reventar".
"No te va a reventar nada cariño además ya has hecho cacas o sea que hasta mañana seguro que aguantas. Verás lo divertido cuando las amigas te tiren de la cola en plan coña o algún chico te la pise para jugar. Ahora puedes irte. Si quieres ir disfrazada vete y si prefierese vestirte y meter la cola bajo tu ropa como quieras".
"Me, me, me voy a vestir", dijo la chica entre sollozos de humillación.
"Perfecto. ¡¡¡Plllllaaaaaas!!!", sonó el azote que le dí cuando se volvió hacia el baño. "No pongas esa cara hija que no es para tanto".
"¡¡¡¡¡Aaaaaauuuu!!!!!" se quejó la chica con mi mano impresa en el culo por el fuerte azote.
Arancha se vistió colocándose la cola en la cintura. Como había traído un tres cuartos, tapaba parte de su culo y no se notaba nada, si no se lo quitaba claro. Así andando muy despacito se fue hacia su casa que estaba a un buen paseo que allí o sea que iba a llegar con el culo bastante cachondo.