Culitos tiernos para un jardinero (29)

Nuestro protagonista tiene una deuda pendiente con una de las chicas scout que tiene que saldar. Espero que os guste. Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es

  1. Clases de matemáticas.

Al día siguiente a las 17:30, le mandé un mensaje a la chica a su móvil diciendo: "Cuando llegue a tu casa, si estás sola quiero que me recibas desnuda. No debes llevar puesto ni los calcetines. Responde OK". A los 10 minutos recibí su "Estoy sola. Me da vergüenza, pero OK". A las 6 es punto tocaba su timbre del portero para que me abriese la puerta del portal. Como siempre llevaba mi equipo de video portátil con el trípode para grabar toda la escena.

  • "¿Quién es?.
  • "Abre, soy tu profesor".

El portero automático se abrió y subí por las escaleras hasta el primer piso, donde toqué un par de veces al timbre de la puerta de la casa. Pude escuchar como alguien miraba por la mirilla probablemente para comprobar que era yo quien llamaba e instantes después abría la puerta mostrando solo su cabeza.

  • "No te escondas. Abre la puerta normalmente. Quiero que estés desnuda para poder verte, no para que no te vea", le dije empujando la puerta suavemente haciendo que la chica quedase completamente desnuda frente a mí y a la vista de cualquier vecino que pasase por el descansillo del primer piso.
  • "Por favor, cierra la puerta", dijo la chica cubriéndose como podía con una mano los pechos y con otra la entrepierna, a la vez que su cara se iba poniendo más y más ruborizada.
  • "No te tapes, joder, levanta las manos como si te estuviesen atracando".

Asustada Gemma y avergonzada de que pudiesen verla desnuda, obedeció al instante, levantando sus manos haciendo que sus pechos pareciesen más pequeños de lo que eran en realidad pero también más firmes. Su cuerpo, en general, parecía más estilizado con los brazos levantados. Su coñito estaba perfectamente depilado desde el otro día y sus piernas parecían aún más largas de lo que eran.

  • "Date la vuelta que te veo el culito un poco", le dije.

La chica obedeció y me mostró su espalda, terminado en la parte de su cuerpo que más me gustaba: un precioso culo con forma de pera, algo más grande de lo que hoy en día está de moda, pero del tamaño perfecto para mí. Acercándome a ella, le di un cariñoso azote en el culo y le dije que podía cerrar la puerta.

  • "¡Que vergüenza me has hecho pasar!. Si viene cualquier vecino me muero. Por favor, no me vuelvas a hacer eso", dijo Gemma a punto de llorar.
  • "Entiendo que estás sola, ¿no?".
  • "Sí, mis padres no suelen venir hasta dentro de hora y media por lo menos".
  • "Ponte de rodillas delante de mí. Sácame la polla y pónmela dura de verdad".

La chica, que seguía ruborizada, obedeció sin rechistar y arrodillándose frente a mí, me abrió la bragueta y comenzó a hacerme una felación moviendo la cabeza tan rápido como podía. Yo le sujetaba la cabeza de vez en cuando para moverme follándome su indefensa boca, tratando de meter mi polla más dentro de su garganta. Así seguimos un buen rato, en el que mi polla estaba dura como una piedra y con ganas de probar otros agujeros.

  • "Está bien. Para, que no quiero llenarte la boquita de leche todavía. Vamos al salón. ¿Dónde está?".
  • "Mejor vamos a mi habitación, mi señor, no vaya a ser que se adelanten hoy mis padres".
  • "He dicho al salón. Es esta puerta, supongo. Venga entra", le dije dándole un fuerte azote en sus nalgas. "Y no me vuelvas a llevar la contraria, zorrita".

La chica obedeció y entramos en el salón.

  • "Ahora túmbate en la mesa del comedor dejando tu conejito en el borde".

Nuevamente, sin rechistar la chica se sentó en la mesa abriéndose de piernas a tope.

  • "Sujétate por las rodillas y tira fuerte. Quiero que se te abra bien el conejito".

Gemma obedeció también esa orden, dándome una visión increíble de su entrepierna perfectamente depilada, dejando a mi alcance su coño y su ano. En esa postura la comencé a comer el clítoris, lamiéndolo arriba y abajo, mordisqueándole y frotándole con fuerza con los dedos. En menos de 2 minutos de comida, la chica gemía sin parar a cada roce de mi lengua, o sea que comencé a introducir el dedo índice de mi mano derecha por su vagina. Entro sin dificultad, ya que estaba bien lubricada, por lo que le acompañé del dedo medio. Costó un poco más meterle, pero ambos dedos se alojaron en el coñito de la chica sin mayor dificultad mientras jugaban entrando y saliendo, apoyé en pulgar en el ano de la chica y en una de las metidas, comencé a presionar con fuerza también con ese dedo, de forma que se clavó en su ojete sin mayor dificultad que el gemido de dolor que lanzó al verse sorprendida por un nuevo visitante. Ahora al meter y sacar, eran sus dos agujeros los que estaban penetrados y en el interior de la chica parecía que mis dedos se juntaban a través de la fina pared que separaba ambos orificios. Un rato después y mientras su clítoris seguía recibiendo los lametones de mi lengua, en una de las metidas y sacadas, el dedo meñique acompañó al pulgar por el culo de la chica, que lanzó un grito de dolor por la nueva dilatación de su culo.

  • "Calla y no chilles tanto zorra, que te has corrido ya varias veces".
  • "Me duele el culo, mi amo. ¿Qué me estás haciendo?".
  • "¿Yo?. Nada que no te esté gustando, zorra", le dije cuando a la siguiente metida, el dedo anular se unió a su consolador anal.

Eso ya fue algo más difícil, sobre todo al apretar, puesto que hacía que su culo se tuviese que dilatar bastante, lo cual yo ayudaba tratando de abrir los 3 dedos en su interior. Sin embargo la chica ni se meneaba, dejándome seguir trabajando sus agujeros.

Después de un buen rato follando su culo y su coño con mis dedos me coloqué en posición y le clavé la polla hasta el fondo del culo mientras mis manos la sujetaban por las tetas. Entró con total suavidad hasta lo más profundo de la chica, que gimió dejando paso a mi miembro, mientras mis manos pellizcaban y sujetaban sus duros pezones.

  • "Pero como te gusta que te den por el culo, zorra. Gime, que quiero oírte", le dije cuando comencé a moverme muy rápida y violentamente para escuchar sus gemidos de dolor. Pero esos gemidos no fueron tales sino gemidos de placer al sentirse empalada en esa posición.

Me puso tan cachondo la actitud de mi nueva esclava, que no aguanté ni 5 minutos dándole por el culo, terminados los cuales me corrí en su interior metiendo mi polla hasta el fondo para que mi leche no se saliese.

  • "Cariño, eres una zorra de campeonato. Te voy a tener que dar un tratamiento un poco más fuerte en este culo tuyo, porque te lo pasas demasiado bien cuando te enculo".
  • "Mi amo, es como raro, pero me gusta. Esta vez creo que me he corrido con tu polla dentro".
  • "Ya lo he notado, ya, me la has estrujado a base de bien".

Terminada la follada anal, la obligué a volver a arrodillarse frente a mí y limpiarme la polla de sus desagradables jugos anales. La chica obedeció, pero al notar el sabor le dieron unas arcadas bastante grandes. A pesar de ello le obligué a dejarme la polla limpia como la de un niño bueno. Cuando terminó de limpiármela, la llevé de la mano hasta su habitación para sentarme en una silla y hacerla seguir allí, hasta que 15 minutos después ya estaba morcillona y con ganas de guerra nuevamente, con lo cual la obligué a sentarse encima de mí dejando sus preciosas tetas a la altura de mi boca y clavándosela por el coñito. Gemma cabalgaba como una loca en esa posición mientras mis manos alternaban entre sus deliciosas nalgas, ayudándole a moverse y sus preciosos pechos con los pezones duros como piedras. En esa postura y nuevamente sin cambiar me vinieron ganas de correrme, o sea que le obligué a arrodillarse de nuevo y metérsela en su boca para correrme allí dentro. Una vez que terminé se la saqué mientras la chica conservaba toda mi leche en su boca sin saber que hacer.

  • "Trágatela, idiota. No se te ocurra escupirla".

La chica con cara un poco de asco, tragó de dos veces todo el contenido de su boca sin rechistar.

  • "Es que era demasiada cantidad mi señor. Perdóname, pero era solo eso", dijo con la boca ya vacía mientas con la lengua se chupaba los labios.
  • "Cariño. Me ha gustado el polvo. Todos los días que venga a verte quiero que me recibas vestida de la forma más sexy que tengas. Vístete como una puta para provocarme. Ropa corta, tanga, ropa interior, bañadores, lo que tú veas, pero cada día diferente. Me la tienes que poner dura todos los días en menos de 60 segundos, sino te castigaré. ¿Está claro?".
  • "Sí, mi señor. Lo intentaré".
  • "Ah y otra cosa. Se supone que estamos en clase de Matemáticas, pero desde luego yo no te voy a dar clases de Matemáticas, o sea que más vale que saques por lo menos un 8 en cada examen, sino te puedes preparar. Desde luego como se te ocurra suspender alguno, te voy a tatuar mi nombre con fuego en el coño, como a una ternera. ¿Está claro?".
  • "Eh, sí, sí. Está bien. Pero es que …. Tenemos examen todos los lunes, entonces, joer alguno me puede salir mal".
  • "Ya te he dicho. A partir de ahora quiero que me traigas el examen corregido y me lo enseñes todos los martes cuando yo venga. Más te vale que estudies, porque tu madre me paga para que apruebes y no para que folles como una zorra".
  • "Está bien. Haré todo lo que pueda".

La hora de la lección había pasado muy rápido o sea que me marche para evitar coincidir el primer día con sus padres.

La segunda lección a la nueva esclava tocaba el jueves, por lo que 15 minutos antes de la hora, envié un mensaje al móvil de la chica, en el que le decía que me tenía que volver a esperar desnuda y además que cuando yo llamase al timbre, ella abriese la puerta e inmediatamente se pusiese a cuatro patas con las rodillas juntas, el culo hacia la puerta y haciendo un bonito puente con la espalda para poder ver su depiladita entrepierna. La chica respondió: "OK. Por favor cierra rápido la puerta no vaya a ser que baje algún vecino".

A la hora de la clase, llamé la timbre y Gemma cumplió a rajatabla mis instrucciones, abriendo la puerta y tirándose al suelo tal y como yo le había indicado, de forma que cuando abrí completamente la puerta me encontré una preciosa adolescente con las rodillas y codos apoyados en el suelo, mostrándome su precioso culo y su entrepierna.

  • "Muy bien así me gusta, que seas obediente", le dije.
  • "Por favor cierra rápido, que nos puede ver cualquier vecino".
  • " No tengas prisa, pequeña zorra, que si alguno te ve seguro que te quiere hacer alguna cosita", le dije dándole un fuerte azote en las nalgas que le hizo dar un respingo de dolor. "Ahora no te muevas zorrita", ordené mientras me bajaba la cremallera de la bragueta y la polla del pantalón.
  • "¡No, por favor!. Cierra la puerta antes. Así no me hagas nada". Rogó la chica mientras me situaba de pie entre sus piernas. "Cierra la puerta por favor".

Sin dar oportunidad de muchas más quejas coloqué mi capullo a la entrada de su culito adolescente y comencé a empujar despacio pero firmemente hasta penetrarselo completamente.

  • "¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuu!!!!". Dijo la chica al notar cómo su culo estaba siendo perforado por mi polla. "¡¡Por favor. Sácamela. Aquí nooooo!!".

Con mi polla clavada hasta que mis huevos tocaron su coño, la chica tuvo que aguantar no menos de 20 metidas y sacadas de polla completas para dilatarle y humillarle con la puerta abierta un poco más. Ya no se atrevió a gritar más por miedo a ser descubierta por algún vecino. Con mi polla fuera, después de haberle petado el culo 20 veces me incorporé un poco y cerré la puerta de la entrada del piso de la chica, para volver a colocar mis piernas una a cada lado de las de la chica, agacharme sujetándome la polla y volver a clavarle la polla en el interior del ya dilatado ano de la chica. Esta vez Gemma gimió al notar su culo lleno otra vez y siguió gimiendo como una perrita en celo cuando me empecé a mover a toda velocidad en un frenético mete y saca. Después de un par de minutos de follada anal, sujetándole por las caderas la hice levantar como pudo, manteniendo mi polla dentro de su ano. La chica gimió al incorporarse por lo incómodo de la postura, pero en ningún momento se quejó de dolor. La obligué a andar de esa forma hasta llegar a su dormitorio, donde cerré la puerta y la obligué a apoyar las manos sobre la cama.

  • "Junta los pies, pequeña, que así me gusta más la imagen de tu culito y además parece algo más estrecho", le dije.

La chica obedeció y en esa comodísima postura para mí, con su cuerpo inclinado 90 grados sobre la cama y sus manos apoyadas en ella, sujetándola con fuerza por las caderas me la follé por el culo durante minutos a toda velocidad. Sus gemidos iban aumentando de tono cada vez, hasta que le vino un orgasmo, ya que me sorprendió gritando: "¡Si, sí, no pares. Dame fuerte. Dame, dame!. ¡¡Aaaaahh!!, ¡¡Ssiiiiiiii!!, ¡Qué bueno Diooooos!. ". Sus gritos se prolongaron a la vez que apretaba el esfínter haciéndome notar que su culo era realmente estrecho, hasta el punto de dificultarme de verdad el movimiento de mi polla en su interior. Eso hizo que yo no pudiese aguantar ni un momento más, o sea que la obligué a sentarse en la cama y ofreciéndole mi polla se la metió en la boca para comenzarla a mamar. Poco hizo falta, puesto que en poco más de 10 segundos el primer chorro de leche llenó la boca de Gemma, que se vio sorprendida por la rapidez y cantidad de mi corrida. Tragó como pudo el primer chorro de mi eyaculación, que fue seguido por otro y otros más mientras mis manos sujetaban con fuerza su cabeza a la altura de su nuca evitando completamente la tentación que pudiera tener de retirar su boquita de mi miembro. Hasta 5 tragos de leche tuvo que darse la chica para conseguir engullir lo que yo había expulsado en su boca. Ni una sola gota salió por la comisura de sus labios, que estaban completamente limpios después de todo.

  • "Perfecto cariño. Ahora límpiamela bien", le dije.

La chica no se había dado cuenta que mi polla había ido a su boca directamente proveniente de su culo, por lo que el sabor era realmente asqueroso. De hecho mi polla estaba algo manchada de su propia mierda y se vio obligada a chupetearla y lamerla arriba y abajo hasta dejarla perfectamente limpia. Tuvo varias arcadas pero se contuvo y cumplió mi orden sin rechistar.

  • "Te aconsejo que cuando yo venga te limpies bien el culete cariño. Incluso que te pongas un enema de agua para que mi polla no se manche tanto en tu agujerito".

La chica asintió dejando libre mi polla nuevamente, que me guardé en el calzoncillo y cerré la cremallera del pantalón.

  • "Has sido buena y obediente o sea que te dejo ir al baño a quitarte un poco el mal sabor de boca que tengas".

  • "Gracias", dijo Gemma poniéndose una bata y saliendo hacia el baño donde se enjuagó la boca con elixir de menta.

  • "¿Qué es un enema?", preguntó Gemma al volver del baño con la cara ya sonriente.

  • "Pues un enema es meterse líquido por el ano, para así limpiar la parte final del intestino perfectamente y disfrutar mejor y limpiamente de una penetración anal".
  • "¡Joer!, y ¿cómo te metes agua por ahí?"
  • "Pues de varias formas, pero hay dos más cómodas. O bien con una jeringa grande o sino con un tubito estrecho conectado al grifo o a una botella".
  • "Vaya lío".
  • "De lío nada. Es muy fácil. Ven vamos al baño".

Una vez en el baño, le expliqué una forma fácil de ponerse un enema, con un tuyo que se adaptase al grifo del bidet o al del lavabo por un lado y por otro más fino metido con cuidado por el ano. Así sentada en el inodoro, se podía sacar el tubo del culo cuando lo notase lleno y evacuar fácilmente. Le dije que si repetía el proceso varias veces su culito estaría completamente limpio y podría follar sin problema por el culo, coño y boca.

  • "El martes cuando venga quiero que te hayas puesto un buen enema para estar limpita".
  • "Lo intentaré, pero a ver de donde saco yo el tubo ese".
  • "Está bien, yo te lo daré. Mañana te lo meto en el buzón y te pongo un mensaje al móvil para que lo cojas".
  • "Vale. Mejor. Gracias mi amo".

La di una palmada en el culo por encima de la bata y volvimos a su dormitorio, donde nos sentamos los dos en la cama.

  • "¿Cómo vas con las matemáticas?. ¿Ya estás estudiando algo o no?. Te advertí el otro día que como suspendas te puedes preparar a que te castigue", le dije mientras le hacía un gesto para que se quitase la bata y se quedase desnuda.
  • "Algo ya estoy estudiando. Desde luego mucho más que antes. Mañana tengo un control semanal y espero aprobarlo. Los últimos 7 los he suspendido como mucho con un 2 o sea que a ver cómo se me da", dijo la chica dejando la bata y quedándose completamente desnuda frente a mi sin mayor pudor.
  • "A ver como se me da no. Más te vale que saques al menos un 7. Todo lo que esté por debajo del 7 es un castigo. O sea que ya sabes".
  • "¡Joer un 7!. Eso es muy difícil".
  • "Déjate de chorradas y ya estás advertida. No quiero que tu madre piense que está tirando el dinero".
  • "Bueno, yo…".
  • "Deja de rollos y estudia esta noche. Por cierto, ¿Dónde están tus hermanas?. Me dijiste que tenías 2 hermanas mas pequeñas, creo".
  • "Sí, tengo 2 hermanas Elsa de 16 años y Joanna de 13. Estarán en alguna actividad extraescolar. Suelen llegar sobre las 8 todos los días".
  • "Vaya, pues si que trabajan. ¿Van al mismo colegio que tú?".
  • "Sí al mismo".
  • "¿Qué tal te llevas con ellas?".
  • "Bahh, son unas crías. Bastante repipis las dos, la verdad. Son buenas chicas, pero unas chivatas de cuidado. Le dicen todo a mi madre. Además eso de que trabajan será verdad pero las dos son unas zoquetes, porque a su edad yo sacaba mejores notas que ellas. No piensan más que en que mi madre les compre esto o aquello".
  • "Ya. ¿No necesitarán clases de matemáticas?".
  • "Mi amo, lo dirás en broma", dijo Gemma tras una pausa. "¿No querrás hacerles nada?".
  • "¿Quién sabe?. Igual están deseando hacer sus pequeñas cochinadas".
  • "Mi amo, por favor, tienen 16 y 13 años", dijo Gemma con cara de asustada.
  • "Ya lo sé coño. Igual tu hermana Elsa con 16 años ya anda follando por ahí.".
  • "No lo creo, por que no se ha desarrollado del todo aún … se ha empezado a hormonar por que va mucho mas retrasada que otras chicas de su edad. De hecho aún no tiene la regla, y eso de que anda follando por ahí lo dirás de broma. Está todo el día jugando con otras crías a paridas y a escribirse mensajitos y bobadas".
  • "Ya, ya. Bueno. Ya veremos a ver. Por cierto, rubia, es increíble lo buena que estás. Me la estás poniendo dura solo con mirarte", le dije a la chica a la vez que mi mano derecha cogió con suavidad su pecho izquierdo y lo acarició con delicadeza. "Hoy me apetece echarte otro polvo. Ponte aquí a cuatro patas y chúpamela un rato cariño, a ver si me la pones bien dura", le dije mientras daba palmadas a mi lado de la cama donde la estaba pidiendo que se colocase a gatas.

La chica obedeció y se colocó a gatas donde yo le había indicado, dejando su culo al alcance de mis manos, que inmediatamente lo empezaron a sobar.

  • "Tienes unas nalgas que me ponen a 100, cariño", le dije mientras ella ya se había reclinado sobre mi regazo para, cogiendo mi polla con las dos manos por la base comenzar a mamarla arriba y abajo con fuerza.

La chica siguió chupando y mamando mi polla hasta que estuvo completamente dura como una piedra en menos de 5 minutos, momento en el que me tumbé en la cama sin sacársela de la boca y cogiéndola por los muslos la indiqué que se pusiese sobre mí en posición de 69. Gemma obedeció y dejo al alcance de mi boca su delicioso coñito rubio perfectamente arreglado y su ano enrojecido por la enculada anterior. Abriéndole el coñito con las dos manos, comencé a jugar con mi lengua en su clítoris arrancándole gemidos constantes, en especial cuando movía la lengua lateralmente a toda velocidad. Chupé su sexo arriba y abajo, lamiendo y mordisqueando cada milímetro del mismo mientras ella movía su cabeza lo más rápido que podía tratando de hacer que me corriese pronto. Mi estado de excitación era enorme, pero el hecho de que me hubiese corrido hacía pocos minutos me permitió aguantar más de lo normal, haciendo que la chica tuviese 2 orgasmos en los que me ponía aún más cachondo por lo que apretaba los labios en mi polla.

  • "Levántate y móntate aquí", le dije incorporándome y sentándome en el borde de la cama con los pies apoyados en el suelo.

Gemma obedeció y se sentó a horcajadas sobre mí clavándose mi polla muy lentamente por su coñito. Sus dos orgasmos anteriores habían hecho que estuviese extremadamente sensible, pero aún así obedeció sin rechistar, gimiendo de placer. En esa postura cogí sus dos pechos uno con cada mano y la besé apasionadamente en la boca. La chica se sorprendió al sentir el beso, pero respondió con dedicación absoluta moviendo su lengua alrededor de la mía. No era habitual que yo besase a las chicas, pero mi nueva esclava me estaba excitando de manera especial por lo viciosa que era. Sin soltar mi boca de la suya, coloqué mis dos manos en sus dos nalgas para moverla más rápido arriba y abajo, aumentando con ello el ritmo de sus quejidos, ahora apagados por el beso. Tras un par de minutos de frenético ritmo de mete y saca en el que mis manos sobaron a placer el adolescente culo de Gemma, la hice extender sus piernas por detrás de mí de forma que sus brazos me abrazaban a la altura del cuello y sus piernas por la cintura.

  • "Agarrate fuerte preciosa", le dije sujetándola con fuerza con las dos manos en su culo mientras me levantaba de la cama.
  • "¡¡Aaahhhh!!, ¿Qué haces?. ¡Dios que pasada!", dijo la chica al notar como al levantarme mi polla se hundió hasta lo más hondo de su vagina.

Gemma no pesaba demasiado y era manejable en esa postura. Yo permanecía de pié mientras ella se agarraba a mi cuerpo con brazos y piernas teniendo mis manos sujetándola por el culo y balanceándola arriba y abajo metiendo y sacando mi polla por su estrecho y casi virgen coñito. Gemma todavía se corrió otra vez cuando me vinieron ganas de terminar en su interior.

  • "Mi amo. ¡Por favor!. ¡¡Aaaahhhh¡¡, ¡¡Aaaaaahhh!!, ¡no termines dentro!. No estoy tomando píldora ni nada, por favor te lo pido", dijo la chica entre gemidos.
  • "Es verdad. La semana que viene debes empezar a tomarla, pero ahora no me voy a arriesgar, o sea que tú te lo has buscado".

En esa acrobática postura, con la mano izquierda levanté el culo de la chica hasta dejar libre mi polla a punto de correrse, que me la sujeté con la mano derecha mientras dejaba caer sus nalgas con mi polla apuntando a su ya otra vez apretando ano.

  • "¡¡Aaaahhh!!, ¡Otra vez por detrás mi amoooooo!. ¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaauuuuuuu!!!!!!!", gimió la chica de dolor mientras apretaba los ojos y los dientes al volver a sentir cómo mi polla violentaba su culo.
  • "Así hasta el fondo de esta maravilla de culo que tienes", la dije una vez mi glande lo había perforado y mis manos se colocaron en sus caderas empujando hacia abajo para metérsela bien hasta el fondo.

La chica se resistió un poco a ser violada analmente otra vez, pero la propia gravedad hacía que mi polla se clavase hasta el fondo de su trasero. En esa postura, mis manos nuevamente cogieron a la chica por las nalgas cuando apoyé su espalda contra la pared para poder meter y sacar mi polla aún más rápido de su ano. Así me corrí como un loco en su culo, gritando mientras la chica gemía ya en una mezcla de dolor por la nueva penetración y excitación por los orgasmos que ya había tenido antes. Hasta la última gota de mi leche inundó el culo de la chica, que goteó el suelo cuando pasados unos segundos saqué mi polla de su interior.

  • "Ha sido uno de mis mejores polvos, pequeña", le dije. "Eres una máquina follando y estás buenísima".
  • "Me alegro que te haya gustado, mi amo. Yo me lo he pasado de maravilla aunque a veces me hagas algo de daño".
  • "Eres una viciosa increíble, rubia. Esto hay que repetirlo más a menudo que durante nuestras clases", dije mientras me estaba vistiendo pues era ya la hora pasada
  • "Cuando tú quieras mi amo. Estoy agotada". Dijo la chica cayendo rendida sobre la cama, que también quedó manchada del semen que goteaba de su culo.
  • "Nos vemos el martes a la misma hora. Adiós", dije abriendo y volviendo a cerrar la puerta del dormitorio de la chica.
  • "Adiós mi amo hasta el viernes", respondió girándose en la cama.

Iba a llamar el ascensor para marcharme, cuando justamente paró en el piso de la casa de mi alumna y abrió la puerta una cría con las llaves de la mano que se dirigió a la casa de Gemma.

  • "Hola, buenas tardes", dije.
  • "Hola", respondió la adolescente con cara de asustada.
  • "¿Eres hermana de Gemma?".
  • "Sí soy Elsa. ¿Usted es el profesor de Mate?".
  • "Sí soy yo".
  • "He oído a mi madre que estaba viniendo a dar clases a mi hermana. Mi madre está contenta por ver si aprueba de una vez".
  • "A ver si es verdad".
  • "Bueno adiós y encantada de conocerle".
  • "Adiós preciosa". La verdad es que parecía mucho más joven de los 16 años que me dijo su hermana que tenía.

Casualidad, pero había conocido a la hermana de Gemma. De hecho estuvo a punto de pillarnos en plena faena. Se trataba de una chavalita preciosa, cara perfecta, sonrisa bonita, nariz respingona, ojos verdes claros, cejas rubias finas, pestañas largas que hacían más llamativos aún sus ojos y dos coletas rubias que dejaban ver unas orejas pequeñas y perfectas. Su cuerpo era bastante infantil ya que no se notaban prácticamente nada sus pechos, pero a la vez parecía una mujercita ya que la falda marcaba claramente una cintura estrecha y femenina. Su falda llegaba por encima de las rodillas y los calcetines justo por debajo, por tanto no se podía ver más que sus rodillas desnudas.

A pesar de la sesión de sexo que había tenido con su hermana, ver a la cría me excitó y pensé que sería un placer enorme poder jugar con un cuerpecito como aquel, pero no encontraba la forma de acercarme a ella. A pesar de ir un buen rato hasta llegar al coche, pensando en una forma de hacerlo, lo di por imposible y me concentré en conducir tranquilamente de vuelta a casa. Por otra parte, y como consolación pensé que tal vez fuese un tema demasiado fuerte el cepillarme a una chica de 16 años.

El viernes entre las horas de estudio por la mañana y los jardines de la tarde se me fue todo el día, ya que tenía el trabajo algo retrasado y terminé tarde. Lo único que hice fue salir a tomar un par de copas con dos amigos para charlar un rato. Tuve una tentación enorme de haberles contado alguna de las historias que tenía con mis chicas, pero lo pensé bien y no podía más que traerme problemas. Los dos eran buena gente, pero no eran desde luego lo que se dice el tipo de hombre que interesa a las tías buenas. Ambos eran estudiosos, con un poder adquisitivo medio – bajo y no demasiado agraciados físicamente. Yo últimamente, gracias al dinero ingresado por la cacería, por el rollo de Alberto con Sonia y sobre todo por el éxito de las ventas de mis videos y fotos por Internet disponía de mucho dinero. Ese hecho, junto con mi nuevo Toyota 4 x 4, no había pasado inadvertido para mis amigos, a los que yo había dicho que me habían tocado 200.000 Euros en una quiniela. Curiosamente desde que mi situación financiera había mejorado drásticamente, el éxito que teníamos mis amigos y yo con las mujeres los fines de semana era infinitamente mayor de lo que era. Tal vez eso no fuese decir mucho ya que antes nuestro éxito era casi nulo, pero de un tiempo a esta parte, los tres habíamos hablado con cuadrillas de chicas en varias ocasiones sin que se fuesen corriendo. Yo sabía que mis dos amigos Pedro y Javi eran vírgenes y que si les ofrecía algo con mis esclavas iban a flipar, pero de momento me pareció arriesgado y mejor dejarlo para otro momento.

El viernes terminó bastante entrada la madrugada y el sábado estuve preparando nuevos vídeos y fotos con las últimas grabaciones hechas a las chicas. El material filmado en casa de Gemma era espectacularmente bueno y seguro que se vendería como rosquillas entre los más de 150 clientes que ya me habían comprado algo. Estuve trabajando en ello todo el sábado y toda la mañana del Domingo hasta que una vez terminado de comer me apeteció echar un polvo a alguna de mis esclavas. Estuve dudando a quien llamar hasta que decidía quedar con mi chinita. Hacía ya tiempo que no la veía y si no recordaba mal, debía volver de sus vacaciones en la costa ayer o antes de ayer, por tanto la mandé un mensaje al móvil diciendo: "Hola. Quiero que estés hoy a las 19:00 en mi casa. Mi dirección es: Ramón y Cajal, 25 – 3ºD. Ven guapa. Responde OK".

A los escasos 2 minutos recibí la contestación de la chica: "OK. Pero no puedo a las 19:00 estoy con mi padre. Estaré allí a las 19:30. ¿OK?". La verdad es que media hora arriba o abajo me daba lo mismo, ya que tenía mucho trabajo que hacer, por lo que le respondí un solitario "OK".

  1. Visita de Vanesa.

Preparé un par de cuerdas para un juego que había pensado con Vanesa y continué montando vídeos y extrayendo las mejores fotografías hasta que el timbre el portal me sorprendió. Miré el reloj y eran exactamente las 19:30. Se me había pasado la tarde sin darme cuenta.

  • "Soy Vanesa", respondieron por el telefonillo, por tanto abrí la puerta de abajo y también la de arriba para que no tuviese que llamar nuevamente. "Hola mi amo", respondió la chica abriendo un poco la puerta de casa.

Vanesa vestía un ajustadísimo pantalón vaquero blanco de campana que le marcaba hasta el ultimo pliegue de su piel de la rodilla hacia arriba y un top también blanco. La ropa que había elegido le obligaba desde luego a llevar tanga y no llevar sujetador. Calzaba unos zapatos blancos abiertos también de tacón muy ancho y llevaba puesta pero abierta completamente por delante una chamarra de cuero negra tipo torera.

  • "Hola preciosa. Veo que ya estás de vuelta de las vacaciones".
  • "Sí. La verdad es que se me han hecho cortas, pero bueno".
  • "Vaya, estás morena. Si has venido así por la calle te habrán mirado todos los tíos. Estás realmente buena".
  • "Bueno, gracias. La chamarra la llevaba cerrada por si acaso, pero bueno".
  • "Bueno, pues bienvenida. Cuéntame que tal tu aventura deseada con el chico aquel que me dijiste cuando te visité", le dije ofreciéndole que se sentase en el sofá a mi lado, mientras colgaba su chaqueta en una silla del salón.
  • "Pues la noche siguiente de que tú te fuiste quedé con él. Habíamos quedado en que él me recogería con el coche de su padre para ir a Pachá. Así fue, me recogió y estuvimos en la disco hasta aproximadamente las 3 de la mañana. Hasta ese momento estuvimos bailando sin parar. Yo notaba que se estaba poniendo súper caliente, porque empezó acercándose a mí, cogiéndome por la cintura, dándome la mano, luego ya se lanzó y nos besamos un rato, me ponía a bailar con el culo en su entrepierna y yo claro notaba que estaba súper empinado. Ya al final me empezó a tocar el culo por encima del pantalón y me dijo que fuésemos a la terraza a sentarnos un rato. Allí nos sentamos y estuvimos tomando algo en una esquina mientras él no paraba de besarme y acariciarme las piernas, el culo, la cintura y disimuladamente las tetas. Yo no dije nada o sea que al final salimos fuera, subimos al coche y nos fuimos a una zona de parque donde van muchas parejas. Pasamos al asiento de atrás donde me quitó los pantalones y el tanga. Yo estaba bastante caliente y estaba deseando que me chupase un poquito y yo luego se la comería, pero el tío sin ni siquiera desnudarse se tumbó encima de mí, se la sacó por la cremallera, se puso un preservativo y me la metió hasta el fondo. No estuvo follándome ni 2 minutos antes de que el tío se corriese. Yo casi no me enteré y el tío ni me comió ni nada. Pasó olímpicamente de mí. La escena en el coche se repitió otros 4 días prácticamente igual, hasta que yo me enteré que andaba diciendo a sus amigos que me follaba todas las noches durante 2 horas y hacía que me corriese como una loca. Me dio tanta rabia que no volvía a quedar con él. La verdad es que el chico me gustaba, pero era un egoísta y un chulo de mierda. Ahí terminó mi aventura del verano".
  • "Pues vaya, yo que pensaba me ibas a hablar de perversiones insaciables y noches de sexo sin dormir, menuda mierda".
  • "Ya ves".
  • "¿O sea que no te sobó durante horas esta maravilla de tetas que tienes?", le dije mientras bajaba su top hasta la cintura, dejando sus pechos al aire a la vez que comenzaba a sobarlos y pellizcarlos suavemente con las dos manos".
  • "Aaaahahhh. Nada. No me hizo nada".

Después de 15 minutos en que sobé y chupé hasta el último milímetros de sus deliciosas tetas la hice levantarse para quitarla del todo el top, los zapatos, el pantalón y el tanga blanco. Llevaba el pubis muy arreglado como a mí me gustaba: una pequeña franja de pelo corto en su monte de Venus y completamente depilada la entrepierna.

  • "Pero que buena estas chinita. Cada día que te veo desnuda me pones más cachondo. ¿Y ese idiota tampoco te tumbó así toda abierta de piernas?", le dije sentándola reclinada en el sofá con las piernas completamente abiertas dejando su sexo a mi disposición.
  • "No tampoco", dijo entre gemidos de excitación.
  • "Y seguro que tampoco te devoró el conejito como lo voy a hacer yo ahora", le dije a la vez que mi lengua ya había comenzado a jugar con su clítoris arrancando gemidos de excitación de la chica.
  • "¡No!. Tampoco. ¡¡Qué bien, Dioooossss!!. Me encanta eso", respondió Vanesa.

Después de media hora de juegos rápidos unas veces y terriblemente lentos otras, Vanesa se había corrido 3 veces y sus gemidos a mis caricias parecían gritos de dolor por la sobre excitación de su clítoris.

  • "Ahora es mi turno pequeña, le dije sentándome en el sofá. Recuérdame lo que es una de tus mamadas con esa boquita tan estrecha que tienes".

Vanesa se arrodilló delante del sofá. A la cría le costó meterse mi glande en la boca, pero poco a poco lo consiguió y se comenzó a mover metiendo y sacando su boca de mi polla hasta que la tuve que pedir que parase para no correrme. La hice ponerse a cuatro patas con las rodillas juntas y los codos apoyados en el suelo, dejando su culo en la posición perfecta para ser perforado por mi durísima polla y eso fue lo que hice. Sin metérsela por la vagina, aprovechándome de la lubricación de su saliva, le metí poco a poco la polla por el culo entre sus súplicas de que fuese despacio.

  • "¡Por favor, mi amo. Más despacio!. Ya se me ha olvidado lo que es el sexo por detrás. Ten cuidado que soy muy estrecha".
  • "Deja de quejarte joder, que antes bien te has corrido", le respondí cuando mi polla se había metido ya hasta el fondo de su ano.

Esa era mi posición favorita para Vanesa, pues su ano parecía todavía más estrecho de lo que era. Mi excitación era enorme y después de torturarle con mi polla en su culo, no menos de 40 minutos sin cambiar de postura en la que se la metí y saqué tantas veces como quise, consiguiendo finalmente que sus gemidos de dolor se transformasen en placer, inundé con mi corrida su trasero.

  • "Pero que buena estás zorra. Este culo tuyo es demasiado. No soporto estar 2 días sin petártelo. Vamos a tener que hacer algo al respecto", le dije manteniendo mi polla en su culo.
  • "Mi amo. Así me duele más. Con las rodillas abiertas entra mejor, pero así me duele. Al final la verdad es que me ha gustado, pero lo paso muy mal al principio".
  • "Pero al final te gusta pequeña zorra. ¿Sí o no?".
  • "La verdad es que sí, que al final me pongo como una moto".
  • "¿Quieres que siga un rato?", le dije moviéndome un poco en su interior, ya que mi polla conservaba todavía una aceptable erección.
  • "No sé. La verdad es que ahora me estaba dando gusto el mete y saca".
  • "Pero qué zorra eres. Ven aquí", le dije cogiéndole por la cintura para levantarle del suelo sin sacarle la polla del culo. "Vamos a sentarnos en el sofá y cabalga con mi polla clavada en tu culo. Si quieres te puedes tocar. Yo voy a disfrutar viéndote y a ver si consigues correrte con una buena polla en el culo".

Dicho y hecho, me tumbé en el sofá con la cabeza en el reposabrazos, arrastrando a la chica con el culo lleno y la hice empezar a cabalgar con el culo lleno y con las rodillas apoyadas a ampos lados de mi cuerpo. En esa postura ella tenía todo el control y yo podía mantenerla mientras mi polla no volviese a estar totalmente dura, ya que sino sería muy incómoda. Vanesa comenzó enseguida a cabalgar gimiendo como una auténtica prostituta, dejando a mi vista su delicioso culo, que de vez en cuando azotaba y a mi alcance sus tetas que sobaba y pellizcaba sin parar. Mi polla no pudo dejar de estar morcillona por la fantástica visión que tenían mis ojos, o sea que la chica cabalgó todo lo que quiso y más mientras con su mano derecha se frotaba el clítoris.

Vanesa gritó como nunca lo había hecho estando conmigo. Se corrió en un orgasmo brutal con mi polla en su culito oriental. Cuando terminó de cabalgar, sin que yo le dijese nada se la sacó del culo, que estaba más dilatado que nunca, se arrodilló en el suelo y me premió con una mamada perfecta hasta que me corrí en su boca para que la chica se tragase todo mi semen sin desperdiciar ni una gota por su nariz como le ocurría antes. Había aprendido a seguir mamando y tragar semen a la vez.

  • "Impresionante pequeña. Me has puesto a 100. Si quieres cenar algo te invito".
  • "Yo me lo he pasado de maravilla. Nunca pensé que era verdad que se podía llegar al orgasmo con una polla detrás. Pero es verdad. Me he corrido como nunca".
  • "Pues imagínate lo que será tener una polla delante y otra detrás. Te ibas a correr como una loca".
  • "Joer, no se. Eso es demasiado fuerte", dijo Vanesa pareciendo de nuevo la chiquilla que era de verdad.
  • "bueno, ¿cenas algo?".
  • "No, mi amo. Tengo que marcharme a casa, porque me iban a esperar para cenar. Les dije que tenía que ir a buscar unas cartas de una amiga".
  • "Vale como quieras".
  • "Me puedo vestir".
  • "Hombre a no ser que quieras que te violen 30 veces por la calle, mejor será que te vistas. Vístete y puedes irte. Te has vuelto a comportar como mi esclava favorita. Hasta mañana".
  • "Adiós, hasta mañana, mi amo. Tengo el culo hecho jariguay. ¡Qué pasada!", se despidió la chica después de vestirse, arreglarse un poco el pelo y la cara y cerrar la puerta tras de sí.

Eran ya casi las 10 de la noche cuando Vanesa se marchó. Habíamos estado prácticamente 2 horas y media jodiendo sin parar. Cuando después de cenar y recoger todo, hora y pico después me senté a ver un poco la televisión, me sorprendió el teléfono sonando.

  • "¿Sí, quien es?".
  • "Hola. ¿Eres Jose?", pregunto la voz de una mujer.
  • "Sí, soy yo. ¿Quién es?".
  • "Perdona que te llame tan tarde. ¿Igual te he despertado?".
  • "No, que va. Estaba haciendo unas cosas. ¿Quién eres, no te reconozco?".
  • "Soy la madre de Gemma. Mira te llamo por lo siguiente he estado hablando con mi hija y me ha comentado que está contenta contigo, que le explicas muy bien, que eres majo y de hecho estoy sorprendida por que este fin de semana ha estado estudiando como nunca. La verdad es que Gemma es lista pero es más baga que su padre, que ya es decir. Entonces si tú eres capaz de darla unas clases y hacer que estudies, me haces la madre más feliz del mundo. Bueno el asunto es que resulta que su hermana Elsa me acaba de dar las notas ahora mismo y resulta que ha suspendido 6 asignaturas con 16 años. Se las dieron el viernes, pero hasta hoy a la noche no me las ha dado para que se las firme porque claro quería pasar el fin de semana de cachondeo con una amiga en Toledo. Estoy hasta el gorro de esta cría, porque ayer mismo me dijo la profesora de la academia que no había ido en todo el mes. Resulta que me gasto una pasta en esta mona y no va ni a la academia. Estoy harta de ella. La acabo de dar una torta que la he mandado a la cama llorando. Yo podría ayudarla porque todavía me acuerdo de lo que ella hace, pero estoy separada y vivo sola, total, que no tengo tiempo con el trabajo. Llevo casi 2 horas pensando y se me ha encendido la bombilla hace 2 minutos. Se me ha ocurrido que igual tú me podías ayudar. Yo estoy dispuesta a darte algo más de dinero porque des clases a Elsa los días que tú puedas un par de horas. Por favor no me digas que no porque me hundes. Estoy realmente desesperada con esta cría. … ".

Me tuvo más de 15 minutos al teléfono explicándome lo desesperada que estaba y que necesitaba que le hiciese el favor de ayudarle. Yo no salía de mi asombro, de que la propia madre me pidiese que la diese "clases particulares" a su hija de 16 años como a su hermana de 18. Si hubiese sabido para lo que empleábamos el tiempo su hija mayor y yo cada vez que se supone le debía estar dando clases de matemáticas

  • "Me pones en un brete, la verdad, porque ando bastante mal de tiempo. Estoy terminando ingenieros, además trabajo de jardinero y acepté lo de Gemma porque es amiga de una vecina mía que la estuve dando clases desde que tenía 14 años, entonces… ".
  • "Jose, no me digas que no por favor. Fíjate que ni siquiera sé como va el tema con Gemma y te pido ayuda con mi otra hija porque estoy desesperada. Yo te pago algo más o lo que sea, pero no me digas que no, por favor".
  • "Joer, la verdad es que me pones contra la espada y la pared, pero venga. Te echo una mano. Voy a sacar un par de días a la semana 2 horas para la hermana de Gemma".
  • "Gracias, Jose, majo. Muchas gracias. ¿Cuánto dinero quieres?".
  • "No te preocupes por eso. Lo hago por hacerte un favor. Además ni siquiera sabemos si saldrá bien o no. Yo no suelo dar clases a chavales tan pequeños desde hace años. Déjalo y dame lo mismo que me das por Gemma. No me importa".
  • "Gracias Jose. Eres un sol. Cuando termines la carrera llámame que haré lo posible por ayudarte".
  • "Gracias".
  • "¿Cuándo puedes empezar con Elsa?. Ahora estás quedando con Gemma los martes y jueves a las tardes. Me pregunto si podrías quedar con la pequeña los lunes, miércoles y viernes. Ella sale del colegio a las 5 o sea que media hora más tarde debe estar en casa".
  • "Si no te parece mal prefiero dejar los viernes libres. Podemos hacer lunes y miércoles un poco más de tiempo y ya está. ¿Te parece?. La hora me parece bien. Empezamos a las 5 y media y a ver si en un par de horas diarias nos da tiempo a ir empujando un poquito todas las asignaturas. Si tiene exámenes o vemos que no avanzamos nada iría algún viernes, pero es que sino mi novia me mata".
  • "¡Ja, ja!. Eres un sol Jose. Claro hombre, no te preocupes. Lunes y miércoles está bien. Eso que has dicho de tocar todas las asignaturas me parece perfecto. A ver si eres capaz que le cambie el chip".
  • "Eso voy a intentar. Más que darle clases solo de matemáticas por ejemplo a ver si consigo que la cría piense de otra forma con respecto a sus estudios".
  • "Y te digo una cosa de verdad. Parece una cría pero es una jeta, o sea que si tienes que darle una torta dásela. De verdad te digo que hasta te lo agradezco. Es una respondona y está en los años de hacer el idiota. Le da por inventarse historias continuamente para engañarme o para pedirme ropa nueva".
  • "Vale. Espero que no haga falta, pero gracias por la confianza".
  • "Bueno, pues si quieres empezar mañana adelante. Yo ya sabes que llego a casa sobre las 8 o 8 y media o sea que posiblemente no nos veamos. A ver si un día puedo coger vacaciones para conocerte al menos".
  • "Bien, pues empiezo mañana. Si te parece mañana le daré dos horas para que nos vayamos conociendo y luego ya haré clases normales de una hora. ¿Te parece de cinco y media a siete y media?".
  • "Claro, claro. Perfecto. Lo que tú quieras".
  • "Está bien. Gracias por todo".
  • "Gracias a ti majo. Adiós".
  • "Hasta luego".

Increíble pero cierto. La madre había puesto en mí la confianza de estar a solas con su hija de 16 años. Para mí esto era una experiencia nueva. Hasta ahora, la chica más joven que me había follado era Anita, que tenía justos los 18 años, pero nunca una menor. Desde luego lo iba a intentar y me iba a divertir de lo lindo con la nena rebelde.

  1. La primera clase con Elsa.

El lunes por la mañana se me fue estudiando un rato y pensando en el plan para abusar de Elsa. Solo se vio interrumpido por una llamada al móvil de Gemma a medio día, en que me decía que le acababan de dar la nota del control semanal de matemáticas y había sacado un 6. Ya le había llamado a su madre y se había puesto como loca de contenta.

"No está mal pero ya te dije que tenías que sacar al menos 7".

"Joer, mi amo. Hacía más de 1 año que no aprobaba un examen de matemáticas y ahora he sacado un Bien. No está nada mal para empezar. Intentaré sacar un 7 en el próximo de verdad. He estado estudiando todo el fin de semana".

"Bueno, eso espero. Te mereces un pequeño castigo por niña poco aplicada".

"Lo que tú digas mi amo, pero estoy empezando bien. De todas formas la verdad es que igual hasta vale la pena que me castigues, aunque no sé de que tipo de castigo hablas".

"Ya lo verás mañana. Hoy no he pensado nada todavía".

"Vale mi amo. Haré lo que me digas".

"Eres una zorra de campeonato rubia".

"Mi amo, ayer mi madre me preguntó por ti y te puse por las nubes o sea que igual me perdonas ese castigo y me das un premio en su lugar".

"Gracias por la recomendación, pero la disciplina es la disciplina".

"Creo que vas a empezar con Elsa pronto, ¿no?".

"Eso es lo que me ha pedido tu madre".

"Es una idiota, pero ten cuidado con ella. Solo es una cría".

"No te preocupes. No le haré nada que ella no quiera".

"Bueno te dejo que tengo que volver a clase. Hasta el martes".

"Adiós y gracias por llamarme".

Llegué a casa de las chicas a las 5 y veinticinco y toqué el timbre. No hubo respuesta, por lo que supuse que la cría no había llegado todavía. 15 minutos más tarde vi aparecer a Elsa por la esquina con su uniforme escolar y la mochila con libros en la espalda. Venía corriendo a toda velocidad.

Sin duda ella no esperaba encontrarme en el portal, porque su sorpresa fue mayúscula cuando llegó allí con la llave de la mano, la cara roja de la carrera y alguna gota de sudor por la frente.

"Hola. Llegas tarde. Habíamos quedado a las 5 y media y son ya más de menos veinte".

"Eeeeh. Sí. Estooooo. Perdona. Es que me han liado dos amigas a la salida y se me ha hecho tarde. Yo, esto…".

Al principio no entendía el por qué de su corte al verme en el portal, pero enseguida me di cuenta, porque llevaba en la mano derecha un paquete de Chesterfield y en la izquierda un cigarrillo encendido a medio fumar que trató de tirar al suelo sin que yo le viese.

"¡Vaya!. O sea que vienes tarde por echar un cigarro ¿No eres un poco joven para fumar?. ¿Ya lo sabe tu madre?".

"No. Yo, si yo no fumo. Es que… es que me lo he encontrado y … Joder no le digas nada a mi madre por favor. Si le dices algo de que fumo me mata. Por favor te lo pido".

"Ya. Bueno. Mi nombre es Jose, por cierto. ¿Tu te llamas Elsa, no?".

"Eeeee…. Si. Elsa me llamo Elsa. Por favor, no le digas a mi madre que me has visto fumando".

"Es que no solo te he visto fumando sino que llevas un paquete de tabaco. Bueno abre la puerta y vamos arriba".

Mi suerte estaba de cara, pues había encontrado la excusa perfecta para chantajear a la adolescente. Su cara de susto al verse descubierta estaba claro que indicaba que si su madre sabía que ella fumaba iba a tener muchos problemas. Mientras yo iba pensando cómo podía desarrollarse la tarde habíamos entrado ya en su casa, cerrado la puerta y accedido a su dormitorio. El dormitorio era una amplia habitación llena de muñecas, peluches y algún póster de cantantes de moda para las crías. Tenía también una mesa de estudio con una sola silla.

Elsa seguía con cara de asustada una vez dentro de la habitación, donde tiró la mochila sobre la cama si se dirigió a mi con la mirada en el suelo.

"Por favor te lo pido. No le digas nada a mi madre del cigarro. Te prometo que estudiaré, haré todos los deberes que me digas y me portaré bien. Por favor".

"Ya veremos. Si te portas bien no le diré nada. De momento es algo entre tú y yo. Pero te debes portar bien de verdad y ser una chica buena. ¿Esta claro?".

"Sí, si. No te preocupes te prometo que haré lo que me digas", dijo Elsa ya mirándome a los ojos.

Era una adolescente realmente guapa, con un pelo parecido al de su hermana. Hoy lo llevaba atado en una sola coleta. No era demasiado alta para su edad, por lo que parecía incluso más joven que los 16 años. Sus ojos eran azules, nariz respingona y cuerpecito realmente sexy, en el que solo hacían presagiar una mujer las caderas que ya tenía un poquito marcadas. El pecho lo tenía prácticamente sin desarrollar y solo unos mínimos bultitos presagiaban lo que serían sin duda, unas buenas tetas en unos meses, similares a las de su hermana. Sería un espectáculo increíble poder disponer de ese cuerpo para hacer con ella lo que quisiese y dar rienda suelta a mis perversiones. Llevaba puesto el uniforme escolar sin chaqueta debido al calor, por tanto era una faldita de cuadros a tablas negra y roja que le cubría hasta por encima de las rodillas. Camisa blanca abotonada casi hasta arriba y zapatos abiertos que se había quitado arrojando bajo la cama. Bajo la camisa se transparentaba una camiseta de tirantes también blanca. Ahora debido a la carrera que se había dado y probablemente también a los nervios por el tabaco, estaba sudando más que hace unos minutos y varias gotas caían claramente por su frente a pesar de que se había pasado la manga de la camisa varias veces.

"Espera un segundo por favor", le dije saliendo de la habitación, para retornar en escasos 5 segundos con una toalla blanca del baño. "Hoy vas a tener que portarte bien de verdad para que no le diga nada a tu madre. ¿Trato o no trato?", le dije sentándome en la silla de estudio.

"Si, si. Trato, claro. Te lo prometo".

"Pues ven aquí. Estás toda sudada por venir corriendo".

"Gracias", dijo Elsa estirando la mano pensando que le iba a dar la toalla para secarse.

"He dicho que vengas aquí. No que cojas la toalla", le dije señalando el espacio entre mis rodillas entreabiertas.

La chica obedeció con cara de extrañada y se colocó de pié frente a mi al alcance de mis manos. Con la toalla empecé a secarle el sudor de la frente primero, luego la cara y después el cuello.

"Lo primero de todo es secarte un poco el sudor. Sino no te vas a enterar de nada de la lección de hoy".

La chica se dejaba con cara de asustada, que fue en aumento cuando le solté primero los botones de los puños de la camisa para secarle los brazos. Luego empecé uno por uno a soltarle los botones de la camisa empezando por arriba sin que ella dijese otra cosa que la cara de susto que iba en aumento segundo a segundo. Un minuto después la camisa estaba tirada en la cama y yo "secaba" con la toalla milímetro a milímetro los brazos desnudos de la chica, cuyo torso solo estaba cubierto por una camiseta de tirantes blanca. Sus sobacos no tenían ni rastro de vello, por tanto eso me hizo suponer que estaba todavía sin desarrollar. Bajo la camiseta ahora se podían adivinar unos mínimos pechos incipientes que sin duda no necesitaban sujetador y que parecian de una chica aún mas joven que los 16 años de Elsa.

"Levanta los brazos", le dije.

"¿Para qué?. Por favor no me hagas sentir peor. Hemos hecho un trato pero no te pases más".

"Si quieres lo rompo ahora mismo el trato".

"¡No, no!. Está bien. Haré lo que me digas, pero no le digas nada a mi madre del tabaco", respondió inocente la chica levantando los brazos.

Mi polla para ese momento tenía una erección de campeonato, que se acentuó más aún cuando saqué de un movimiento rápido la camiseta de la chica por la cabeza y la tiré a la cama.

"Esta camiseta está toda sudada y te puedes resfriar", dije.

El primer instinto de la chica fue protegerse los pechos incipientes con los brazos, bajándolos y cruzándolos por delante de su cuerpo.

"Levanta los brazos mona y no me hagas enfadar".

La inocente cría obedeció y levantó los brazos dejando a mi vista unos pequeñísimos pechos en los que el pezón estaba bastante erecto, posiblemente debido al frío del sudor de la camiseta. Estuve un rato pasando la toalla por su pecho, vientre y espalda evitando sus pechos en un primer momento para luego centrarme ya en ellos.

"Veo que te están saliendo ya las tetitas, pero todavía no tienes nada … increíble, por que las chicas de tu edad suelen tener unas buenas tetas chica".

Elsa se puso roja como un tomate y no contestó. Simplemente miró al suelo y dejó que hiciese con ella lo que yo quisiese.

Primero fue con la toalla con la excusa de quitar el sudor, pero luego fue con las manos directamente con las que acaricié los dos pechitos de la chica que simplemente se quejaba con un gemido de dolor cuando pellizcaba sus pezones.

"Tienes unos pezoncitos realmente ricos- ¿A ver a qué saben?", le dije estrujando un pecho con cada mano dejando los pezones libres para poderlos lamer y chupetear a placer. Eso lo estuve haciendo un buen rato sin que ningún gemido saliese de la chica. Se los lamí, chupé, mamé incluso se los mordisqueé suavemente poniéndome cada vez más cachondo. "Perdona, me he entretenido. Voy a seguir limpiándote el sudor".

Sin que ella mostrase oposición solté la hebilla que la falda tenía en la cintura, para bajando la cremallera sacársela por la cabeza. Dejé, por consiguiente, a la chica solo con unas braguitas blancas con mariposas de colores frente a mí.

"Ya total, para secarte bien será mejor quitarte todo", le dije sujetando las bragas por la cintura a ambos lados de sus caderas y de un solo tirón bajándoselas hasta las rodillas. De unos golpecitos en los tobillos la indiqué que levantase las piernas para sacárselas completamente y tirarlas con el resto de la ropa encima de la cama.

La chica en ese momento estaba casi llorando por la humillación de verse desnuda frente a mí y mantenía los brazos levantados como le había indicado hacía unos segundos. Pero no sabía que este no era el castigo en sí, sino el comienzo de todo.

Su pubis estaba sin un solo pelo, que sin duda aún no habían nacido y se veía totalmente infantil, con una rajita visible desde el frente. Siempre había querido jugar con un coñito como ese. Para su edad estaba poco desarrollada sin duda. Con la excusa de secarle el culo le obligué a darse la vuelta para verla bien. Su culo estaba poco desarrollado y aunque tenía ya la forma de un bonito culo de mujer, no tenía la caída típica de un buen culo adulto. Estaba duro y con las dos nalgas rectas desafiando la ley de la gravedad. Estuve todavía un rato pasando la toalla por todo su cuerpo, concentrándome en su culo y sus piernas, sin obligarla a abrir las piernas.

Terminado el juego de la toalla, la hice apoyar sobre la cama de un empujón en la espalda y fueron mis manos las que exploraron el cuerpo de la aterrorizada chica, que lloraba y gemía para que no le hiciese daño. Primero fue su culo lo que sobé, palmeé, abrí para descubrir su pequeñísimo ano, por el que pasé mi dedo sin tratar de introducirlo. Luego fue su entrepierna la que sobé sin cuidado, pasando el dedo para notar su clítoris, sus pequeños labios y también su vaginita por la cual parecía que no iba a entrar ni un dedo. Se notaba totalmente falta de lubricación toda la zona de su sexo.

La cogí en brazos y la arrojé sobre la cama.

"No por favor. No me hagas daño. Yo no quería fumar. Me han obligado a hacerlo. Por favor no me hagas nada", rogaba la chica tumbada desnuda en la cama mientras yo me quité toda la ropa dejando mi polla empinada y durísima a su vista.

"¿Te gusta mi polla, eh, zorrita?".

"Por favor no me hagas nada. Dijo sin retirar la vista de tan enorme aparato que sin duda veía por primera vez".

"Ven aquí, relájate y disfruta", le dije cogiéndola por los tobillos y colocándola boca arriba, con el culo cerca del borde de la cama y los pies apoyados justo en dicho borde.

En esa postura yo me arrodillé frente a la cama exactamente a la altura a su entrepierna. Su sexo parecía más infantil que sus 16 años, con los labios externos sin forma completamente definida, su clítoris pequeño y los labios internos que escondían una agujerito realmente pequeño por el cual parecía que desde luego era imposible meter nada sin abrirla en canal. Con las manos primero sujetándola por las rodillas para que no cerrase las piernas, observé su sexo, luego lo recorrí con mis dedos sobándolo y jugando con él. Finalmente comencé a concentrarme en masajear su pequeño clítoris con mis dedos llenos de saliva arrancando pequeños quejidos de dolor de la boca de la chica. Un par de minutos después sentí la necesidad imperiosa de devorarla, por lo que mi lengua comenzó a recorrer su sexo de arriba abajo lentamente varias veces para terminar un momento después lamiendo y jugando con su clítoris y otros instantes tratando de penetrarla con mi lengua. Su vagina era tan estrecha que incluso mostraba oposición a la punta de mi lengua.

"Basta por favor. No sigas. No puedo más. Necesito ir al baño", dijo la chica entre gemidos mezcla del placer que la estaba dando y de la humillación y las lágrimas que cubrían su cara.

"¿Al baño?. Eso es que te quieres correr cariño. Ya lo vas a ver", le dije mientras aumentaba el ritmo de mis lametones en su clítoris.

En unos segundos y de forma no deseada, la chica tuvo su primer orgasmo. No chilló ni gimió. Solo se retorció frenéticamente y se mordió el labio inferior hasta casi hacerse sangre.

"Vaya, o sea que parece que el castigo no es tan malo", le dije.

"Basta por favor", me respondió ella con lágrimas en las mejillas.

"Tú tranquila. Ahora vamos a probar otras cosas", le dije mientras me tumbaba boca arriba en la cama, dejando mi polla durísima a la vista. "Ahora quiero que me la chupes cariño. Nunca me la ha chupado una nena tan jovencita y quiero disfrutar de ello", le dije mientras me ponía cojines bajo la cabeza para disfrutar el espectáculo y la decía a ella que se tumbase paralelamente a mí pero en sentido contrario y con su cabeza a la altura de mi entrepierna y su trasero en mi pecho.

"No por favor. ¿Qué te chupe eso?. No puedo, por favor. No me hagas hacer eso".

"¡¡¡Plaaaas!!!. No te lo repito putita". El azote que le di en el culo debió de oírse en todo el edificio y tuvo que hacerle daño, porque dio un grito considerable.

"No sé qué hacer".

"Yo te voy diciendo. Empieza a chupar arriba y abajo como que fuese un polo de fresa".

La chica obedeció y sacando la lengua comenzó a lamerme la polla arriba y abajo como si se tratase de un polo. Evitaba pasar la lengua por el glande ya que probablemente el líquido preseminal la daría asco.

"Ahora cariño, ya que no me quieres chupar la puntita, quiero que lamas la punta y la chupetes como si se tratase de un helado de bola. Todo ese liquidito que te da asco, te lo tienes que tragar cariño y luego me lo tienes que besuquear como si se tratase de tu muñeca favorita".

"Es que no voy a poder por que me …".

"¡¡¡Plaaaas!!!".

Otro azote en sus pequeñas nalgas la hizo callar y cambiar de opinión, empezando a chupar primero y luego besuquear con su boquita mi glande, limpiando con su lengua hasta la última gota de mis líquidos preseminales. Mientras tanto mis manos sobaban sus deliciosas nalgas pre adolescentes, duras, pequeñitas y redonditas.

"Vas aprendiendo cariño. Ahora abre la boca al máximo y métete mi polla. Quiero que te la metas tan dentro como puedas y luego empieces a mover la cabecita arriba ya abajo apretando al máximo los labios y la lengua, succionando hacia dentro y sin tocarme con los dientes. ¡Venga!. Como un chupete de los que usabas hace unos años".

La adolescente abrió la boca todo lo que pudo y se introdujo mi glande en la boca. Una vez dentro cerró los labios con fuerza y trató de meter un poco más dentro la polla hasta que empezaron a darle arcadas.

"Vale cariño. No la metas más dentro que por hoy no quiero que vomites".

Elsa fue haciendo exactamente lo que yo le había indicado, mamando y succionando mi polla a la vez que movía su cabeza arriba y abajo. Su boca era deliciosamente jugosa y mi glande entraba perfectamente en ella a pesar de su edad. Sin embargo no entraba demasiado al fondo, pero eso ya lo corregiríamos más adelante. Mis manos habían entreabierto las piernas de la cría y sobaban a placer sus nalguitas y su entrepierna, que seguía mojada por su orgasmo y por mi saliva.

"Pero qué bien la chupas cariño. Ni se te ocurra parar hasta que yo te lo mande. Además vaya un culito tan pequeñito que tienes. Me encanta tu culito", le dije mientras le abría el ano con los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda y tocaba su esfínter con el índice de la derecha. Se oía como la pobre chica estaba lloriqueando mientras me la mamaba y yo abusaba de ella tocándola por todos los sitios.

Así siguió moviendo la cabeza arriba y abajo mientras mis manos sobaban sus nalgas, sus muslos y su entrepierna hasta que ya no aguantaba más y me entraron ganas de correrme.

"Sigue zorra. Ni se te ocurra parar ahora", le dije mientras con una mano sujetaba la cabeza por su nuca y movía mis caderas follándome sin piedad su boquita.

"¡¡¡Mmmmgggghhhh!!!", gemía la chica al notar como mi polla entraba y salía sin parar a toda velocidad de su boca.

"Trágate hasta la última gota zorra, sino me vas a hacer cabreaaaaaar".

En ese preciso momento el primer chorro de esperma inundaba la boca de la pobre chica, que se vio absolutamente sorprendida por lo que para ella era un líquido desconocido que le llenaba la boca. Su reacción natural fue tratar de retirarse para escupir el líquido caliente, de sabor extrañamente mezcla de dulce y salado, que le estaba llenando la boca. Sin embargo mi mano en su nuca y lo incómoda de su posición hacía que no se pudiese retirar mientras mi polla seguía descargando la corrida en su infantil boca. Solo abría un poco los lábios dejando caer parte de mi corrida a lo largo de mi miembro, que se fue bañando en una mezcla de mi leche y su saliva.

"¡Traga lo que te queda en la boca joder. Eso no se escupe!", le dije al terminar de correrme y notar como mi leche descendía por mi polla.

Una vez que retiré mi mano de su nuca, la chica se incorporó sobre la cama sacándose mi polla de la boca quedándose con los labios cerrados conteniendo el líquido que llenaba su boca. Con la cara llena de una mezcla de lágrimas, saliva y esperma, obedeció mi orden y a pesar del asco, tragó de una sola vez el contenido de su boca mientras con una mano se sujetaba el cuello en señal de prevenir arcadas.

"¿Qué?. ¿Te ha gustado, pequeña?".

"No. Ha sido una violación. Yo no quería hacer nada", dijo la chica conteniendo a duras penas el comenzar a llorar.

"No exageres. Tú te has corrido primero como una zorrita en celo y luego me tocaba a mí o sea que no te pases un pelo. Por cierto, me has dejado la polla llena de leche y eso sí que no me gusta nada. La leche no se puede desperdiciar, o sea que ya estás chupando hasta la última gota cariño. Quiero ver mi polla limpia como estaba antes de ocupar tu boquita de guarra".

"No por favor. No me hagas hacer eso. Me da mucho asco. Yo no …".

"¡¡¡Plaaaaaaas!!!, no me lo hagas repetir dos veces guapa", le dije dándole un nuevo fuerte azote en las nalgas.

Por increíble que me pareciese, la cría se inclinó sobre mi polla y fue lamiendo gota a gota hasta el último rastro de mi corrida que se extendía por mis huevos y sobre todo por mi vello. Al cabo de 5 minutos, no había dejado ni rastro y se incorporó nuevamente tratando de contener las continuas arcadas que le venían.

"Muy bien, así me gusta. Que seas obediente".

"Deja que me vista por favor", dijo la chica mirando al suelo y tratando de levantarse de la cama.

"De eso nada pequeña. No tengas tanta prisa. Estas buenísima y te quiero ver así. Además hoy he quedado con tu madre en darte 2 horas para comenzar bien, o sea que todavía tenemos algo más de una hora para jugar con ese cuerpecito tuyo", le dije sujetándole por un hombro haciendo que se sentase nuevamente en la cama. "Cuéntame algo de tu vida para darme un poco de tiempo a recuperarme. ¿Habías practicado algo de sexo?. ¿Habías visto hombres en pelotas?".

"Por supuesto que no. ¡Tengo 16 años!. Ni había visto a un hombre desnudo ni un beso ni nada de nada".

"Ya. Eso está bien. O sea que esto está siendo un bautizo completo".

La chica no respondió y simplemente miró fijamente al suelo a la vez que se sonrojaba.

"Bueno, me apetece seguir jugando contigo, o sea que ya que la mesa de estudio no la usas demasiado y está muy limpia, quiero que te tumbes encima".

"Por favor. Déjame. Yo no quiero fumar. Te juro que no lo vuelvo a hacer. No me hagas daño, por favor", dijo la chica comenzando a llorar nuevamente otra vez.

"Ya eres pesadita maja. Levántaté un poco", le dije empujándole en el hombro para que se pusiera de pie frente a la cama donde estábamos sentados".

Una vez se puso en pie frente a mi, volvió a sonar un azote aún más fuerte en sus duras nalguitas: "¡¡¡¡¡¡¡¡¡Plaaaaaaaaaaaaaaaasssss!!!!!!!!!!".

"¡¡Aaaaauuuuu!!. No me pegues más por favor", dijo la chica dando un salto y agarrándose con las dos manos el culo.

"Joder, pues haz lo que te he dicho. Túmbate encima de la mesa de estudio apoyando los pies en la mesa para que te queden las piernas bien abiertas. Pero bien, bien abiertas que sino te doy no uno sino 10 azotes en el culo para ver si espabilas de una vez".

Esta vez Elsa obedeció y se tumbó en la mesa de estudio en la posición que yo le había indicado, apoyando los pies justo en el borde y por tanto dejando sus piernas completamente abiertas a alguien que se sentase en la silla.

"Así me gusta. Que empieces a ser obediente", le dije mientras me levantaba y me sentaba en la silla frente a la entrepierna de la cría.

Al verme, instintivamente hizo por cerrar las rodillas, pero con un leve toque en su pantorrilla, se asustó y volvió a abrir las piernas dejando su sexo a mi disposición completamente.

"Por favor no me hagas daño. Tengo mucho miedo, por favor".

"Tú relájate y disfruta, que así te lo vas a pasar bien. Eres una zorrita y antes te ha gustado correrte, o sea que ahora te lo vas a pasar mucho mejor. Desde luego, que no se te ocurra cerrar las piernas ni por un momento, porque entonces me vas a hacer enfadar de verdad. Te voy a volver a hacer como cosquillas, pero tú relájate y disfruta zorrita".

En esa cómoda postura, sentado en la silla, con los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda abrí los labios vaginales de la cría, mientras con el índice de la derecha jugaba con su clítoris acariciándolo muy suavemente.

El agujero se su sexo parecía realmente pequeño y desde luego no daba la impresión de poder admitir la entrada de una polla bien dura como la mía. Sin dejar que se moviese, acaricié una y otra vez su clítoris, haciendo que la chica se estremeciese y cambiase su gesto al de una pequeña golfilla. Ella no quería sentir placer, pero su cuerpo reaccionaba de forma instintiva al delicado masaje que estaba recibiendo. Elsa se volvió a correr con mi masturbación, esta vez con unos leves gemidos y movimientos compulsivos de su cabeza a uno y otro lado. Después de que la chica se corrió, seguí exactamente igual, tocándola con total suavidad, pero ahora ya no hacía falta saliva, ya que de su vaginita salía lubricante que hacía que su entrepierna y todos mis dedos de la mano derecha estuviesen totalmente brillantes. Con mucho cuidado probé a introducir la primera falange del dedo índice de mi mano derecha por su agujerito. Al notar esa nueva sensación su cuerpo se estremeció y me rogó que no le hiciese daño, si bien esta vez con una voz diferente a la de hacía unos minutos. Hasta la segunda falange del dedo índice entró sin dificultad, sintiéndose abrazado por un estrechísimo sexo en el que no parecía pudiese entrar nada más grueso. En ese punto sentí su himen, prueba inequívoca de la virginidad de la chica. Si presionaba un poco más rompería dicha virginidad, o sea que decidí sacar mi dedo y esperar a una mejor opinión.

"Sí que eres virgen, pequeña".

"Por favor déjame levantar. No me hagas daño".

"Tú tranquila que todavía tenemos que jugar un buen rato. Relájate y déjate hacer".

Con su coñito ya vacío de mi dedo y su entrepierna brillante por el lubricante de su sexo, opté por que esa tarde sería la tarde de su culete, o sea que dirigí el dedo que había ocupado hacía escasos segundos su sexo a la entrada de su ano. En esa postura su culo quedaba completamente a mi disposición para hacer todo lo que yo quisiese

"¡No, por favor!. ¿Qué estás haciendo ahí abajo?. Déjame por favor, no me hagas guarradas".

"¿Guarradas?. Esa expresión me gusta. ¿por qué dices guarradas?".

"Me estás tocando el … eso. Ahí abajo".

"Bueno a partir de ahora llama a las cosas por su nombre pequeña, sino te voy a empezar a castigar. Quiero que llames a cada cosa por su nombre. ¿Está claro?. Si te toco el culo, dilo. Y si te meto un dedo por tu mini coñito también, que ya eres bastante mayor para saber cómo se llama todo".

"Por favor, profe. No me toques ahí abajo, en mi… En mi eso. En mi agujero del culo, por favor. Me da mucha vergüenza".

"¿Por qué te da vergüenza, cariño?", le pregunté para humillarla un poco más mientras mi dedo índice derecho pasaba en todos los sentidos una y otra vez por su cerradísimo esfínter anal, a la vez que mi mano derecha no dejaba de rozar y masajear muy suavemente su clítoris. "¿Qué pasa?, que acaso prefieres que te meta el dedito por el conejito como te estaba haciendo antes?"

"¡No tampoco!, pero es que ahí abajo en el agujero del culo me da como vergüenza. Por favor no me toques ahí".

"Supongo que ya sabes para que sirve el coñito, ¿no?. Aunque no lo hayas utilizado quiero decir".

"Sí. Claro". Respondió la cría después de unos segundos de silencio.

"Explícamelo"

La cara de la chica reflejaba una mezcla de vergüenza y placer por el masaje en el clítoris. Ahora además se puso roja como un tomate ante mi petición.

"Pues para hacer hijos. O sea, que un hombre pueda meter … eso, su pene dentro y embarazar a una mujer".

"Ya claro. ¿Y a ti te gustaría que yo probase a meter mi pene durito en tu agujerito?".

"No por favor. No me hagas eso. Me da mucho miedo. Te he visto antes el pene y no me iba a entrar. Es enorme. Yo soy muy pequeña para eso todavía", dijo la chica ahora sí que asustada nuevamente.

"Ya. Puedes llamarlo polla, que queda más sexy, pequeña. Pues igual tienes razón, que sea demasiado pequeño tu conejito para una buena polla como la mía por eso de momento he decidido hoy no tocarte la vaginita. ¿Qué te parece?".

"Gracias", respondió tras un nuevo largo silencio.

Sin duda la mentalidad de la chica no parecía la de una chavala de 16 años, sino más bien de una niña de 14.

"Por eso estoy jugando con tu culito de nena traviesa".

"¿Cómo?. No te entiendo".

"¿No me entiendes?. Pues mira tú me has explicado como se lo montan en la cama un hombre y una mujer. ¿Has pensado alguna vez como se lo montan dos hombres maricones?".

"Ehhh, no sé".

"Responde, que me enfado", dije apretando un poquito mi dedo en su ano, sin querer todavía penetrárselo sino ponerla un poco más en situación para comprobar sus reacciones.

"Pues se harán lo que me has obligado a hacer antes, supongo. No se".

"Sí también se la chupan, pero ahí algo que les gusta más todavía. Ten en cuenta que los hombres no tienen vaginita, o sea que, ¿por donde crees que se la mete uno a otro?".

"¡¡¡¡No puede ser!!!!. Por favor no me hagas eso. ¿por ahí abajo se la meten?. ¡¡Menuda guarrada!!. Por favor. No me hagas eso, por favor. Me harás muchísimo daño. Además eso es una guarrada. De todas formas eso se lo harán solo los maricones, ¿no?".

"No te creas. A muchas chicas les encanta que les den por el culo. A tu hermanita sin ir más lejos le vuelve loca. Se corre como una zorra en celo con una polla metida por el culo. Se lo puedes preguntar si quieres, pero la verdad es que está de moda entre las chicas y chicos modernos el follarse a sus novias por el culete".

Mientras seguíamos hablando, mi dedo comenzó a apretar en su esfínter, haciendo que la primera falange penetrase por primera vez el culito virgen de la chica.

"¡¡¡¡Aaaaaauuuuuuu!!!!. ¡No por favor. Eso no me lo hagas. No me entrará por ahí. Por favor, no. Sácame el dedo, por favor".

"Te he dicho que a la putita de tu hermana mayor bien que la gusta".

"No puede ser. No me lo creo".

"Pues debieras creertelo, porque yo he probado y gime como una zorra con el culo lleno de polla".

"Por favor no me hagas daño, por favor. ¡¡Aaaaaaaaaahhhhhhh, aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh!!".

Si previo aviso, a la vez que empujaba mi dedo por su culito, comencé a devorar nuevamente su clítoris haciendo que se corriese esta vez como una chica mayor, gimiendo de placer al notar mis labios en su infantil sexo.

"¿Ves como te corres como una guarrilla?. Te quejas por quejarte. Te encanta notar algo duro metido por el culito. Ahora tengo un dedito metido hasta el fondo y te has corrido otra vez, o sea que no será tan malo.

Mientras hablaba, mi dedo había entrado completamente en el culo de la chica y lo estaba moviendo en su interior, girándolo, metiéndolo y sacándolo una y otra vez para tratar de dilatar un poco el culito de la cría.

Elsa terminó de correrse y se quedó con la cabeza ladeada y los ojos cerrados respirando agitadamente. Sus pezones estaban más duros que nunca y gimió de placer cuando se los masajeé y pellizqué suavemente. El dedo que tenía en su culito presionaba las paredes de su ano, en un último intento de dilatarlo lo que fuese posible ahora que su relajación tras el orgasmo era completa. En esa situación, con mi polla morada por la excitación, pensé que era el momento de intentar follarme el culo más joven y estrechito que me hubiese imaginado en mi vida, por lo que saqué el dedo limpiándomelo en un clinex que había sobre la mesa, me levanté de la silla poniéndome frente a su entrepierna, coloqué una de las piernas de la cría sobre mi hombro y tomé la postura idónea hasta enfrentar mi glande a la entrada de su ano mientras sujetaba su otra pierna por el tobillo, abriéndola al máximo.

Como si no se hubiese dado cuenta de lo que le iba a pasar, la chica permaneció con la cabeza de lado y los ojos cerrados, relajada tras el orgasmo, respirado agitadamente.

Apoyé ahora ya el glande justamente en su rosado esfínter anal y sujetando con una mano las caderas de la chica comencé a empujar con decisión.

"Relaja el culete cariño. Ya verás como te entra toda mi pollita hasta el fondo".

En ese preciso momento la cría despertó de su relajo y se dio cuenta lo que iba a suceder si no hacía algo para evitarlo, ya que comenzaba a notar algo enorme empujando por su ano tratando de abrirse paso. La dilatación de su esfínter le estaba resultando muy dolorosa, por lo que a pesar de haber prometido que iba a obedecer, comenzó a empujar con las dos manos en torso de su violador mientras trataba de mover las piernas para intentar cerrarlas. Eso provocó que la presión de mi polla en su esfínter disminuyese y por tanto imposibilitase la penetración.

"Maltita pequeña zorra mentirosa. Me había dicho que te ibas a portar bien y te estas tratando de escapar".

La mano que sujetaba sus caderas se soltó y ¡¡plaaaas!!, ¡¡plaaaas!!, golpeó su cara con la palma abierta, en los dos tortazos más fuertes que sin duda la cría había recibido antes.

"¡Basta!. Por favor no me la metas por ahí. Por favor. No me hagas esto. Por favor te lo pido", rogó la chica deteniendo un momento sus esfuerzos al ser consciente de la superioridad física de su violador.

"He dicho que te relajes. Ya verás como luego me pides que te encule, zorrita", le dije mientras con cada mano pellizqué a la chica en cada uno de sus dos durísimos pezones sujetándole por ellos.

Las manos de la chica se asieron inútilmente a mis muñecas tratando de soltar las "pinzas" que le hacían ver las estrellas.

"Estate quieta joder. Que sino va a ser peor".

La chica ahora parece que concentró sus fuerzas en librarse del pellizco que le estaba dando es sus pezones, relajando las piernas y permitiéndome volver a colocar mi glande a la entrada de su ano. Este forcejeo duró no menos de 5 minutos en los que las lágrimas de la cría caían nuevamente por sus mejillas. La presión que estaba ejerciendo sobre su ano consiguió su efecto y pasados esos 5 minutos, noté como mi glande había sobrepasado el ano de la chica y se abría paso ahora fácilmente por su interior. Ella lo notó también y se quedó quieta pensando que si no le iba a destrozar el culo.

"Así me gusta zorrita. Tenerte empalada como te mereces", le dije soltando el pellizco de sus pezones y sujetándola ahora por los hombros para metérsela todo lo profundo que pudiese.

La chica no se atrevía ni a gritar notando como algo descomunalmente grueso se introducía en su cuerpo en unos segundos que le parecieron horas. Simplemente abrió la boca y gimió por el miedo contenido. Pasados esos segundos mi polla hizo tope a falta de un par de centímetros para meterse completamente en el cuerpo de la chica. La visión de mi polla clavada en el ano de la cría me excitaba hasta el punto de casi hacer que me corriese solo de pensarlo, ya que comparativamente al resto de mis esclavas, la relación del grosor de mi polla al cuerpecito infantil de Elsa la hacía parecer realmente empalada por una especie de tronco. Con mi polla clavada hasta el fondo de su culo y sin moverme, me recree un rato acariciando su cuerpo, sus pezones amoratados por los pellizcos anteriores, sus labios, su cuello, sus caderitas, sus muslos, su clítoris y en general todo su cuerpo de niña. La chica estaba lo suficientemente asustada para no moverse ni lo más mínimo por miedo a que su culo se fuese a reventar por la violación, agarrándose al borde de la mesa por encima de su cabeza. Su vaginita aparecía medio abierta debido a la estaca que ocupaba su culo y lo abría al máximo. Tras unos minutos en que dejé mi polla quita en el interior del culo de la chica para dilatarlo un poquito mientras la sobaba por todos los lados, colocando mis dos manos en sus caderas comencé a sacársela suavemente hasta que solo mi glande quedó en su interior. La chica puso cara de dolor pero no se quejó, puesto que pensaba que se la iba a sacar. Nada más lejos de la realidad, puesto que una vez mi polla casi salio del ano de la chica, volví a metérsela suavemente hasta el fondo. Ese movimiento lo repetí varias docenas de veces, poco a poco incrementando la velocidad del movimiento. Al principio la presión que notaba mi polla era enorme por lo estrecho y poco lubricado del agujero, pero al cabo de varias metidas y sacadas, la cosa fue cambiando y mi polla se pudo ir moviendo con algo más de libertad. No ya por la dilatación, ya que seguía siendo un agujerito increíblemente estrecho, sino por la lubricación que fue generando su virgen ano.

La cara de dolor y las lágrimas iniciales de la chica, poco a poco se fueron suavizando, pasando a ser más bien una cara de humillación por tener a un hombre mucho mayor que ella abusando de su culo sin que ella pudiese hacer nada.

"Sin duda es el culito más estrecho que me he follado nunca. Y veo que ya no chillas ni te quejas tanto o sea que no te dolerá tanto como decías, ¿no?".

"Para por favor. Te lo pido por favor. Noto que algo me va a reventar".

"No será para tanto. Mira que bien entra la pollita por el culito tuyo", le dije mientras con las dos manos cogía sus hombros y la incorporaba todo lo posible obligándole a ver cómo mi polla estaba entrando y saliendo de su culo una y otra vez.

Me apetecía muchísimo sacarle la polla completamente y volvérsela a meter una y otra vez para hacerle sufrir un poquito más, pero me pareció un tratamiento demasiado agresivo para un culito tan pequeño. Por otra parte mi excitación era tan brutal que tenía que frenar mis movimientos para evitar correrme o sea que opté por seguir dándole por el culo en la misma postura hasta que me apeteciese correrme en su interior. Eso ocurrió 20 minutos después de haber violado su culo. Ya no pude aguantarme y aceleré el ritmo hasta que los borbotones de mi leche llenaron el culo adolescente, que para ese momento daba pequeños gemidos a cada empujón de mi polla. Nuevamente le traicionaba su cuerpo y estaba comenzando a disfrutar aunque sea un poquito de mi enculada. Mis gemidos fueron casi gritos al correrme en su interior y ese fue posiblemente el orgasmo más salvaje que había tenido con ninguna de mis esclavas. La corrida tuvo que ser enorme, porque notaba cómo mi polla chapoteaba en el interior de la cría.

Cuando mi polla se estaba relajando después de permanecer un par de minutos en el interior de la chica después de la eyaculación, se la saqué y me senté en la silla para comprobar el estado de su pequeño ano. La dilatación era enorme y el esfínter estaba más rojo que un tomate. Tal vez comparable en proporción, a la que tuvo Sonia cuando la metimos la polla metálica por el culo. De todas formas no había sangre o sea que se recuperaría sin problema.

"Bueno. Tienes el culo perfectamente. Ahora lo tendrás unas horas abierto, pero no te preocupes que se cierra solo. A la noche lo tendrás ya perfectamente. Ahora ya no te dolerá tanto cuando vayas a hacer caquitas y estés estreñida", dije en tono burlón.

"¿Me puedo vestir?", preguntó la pobre chica entre sollozos por la humillación.

"Sí vístete. No me quiero pasar más contigo".

Me apetecía obligarla a que me chupase la polla llena de su mierda, pero me dio un poco de pena la pobre cría que se vistió sin dejar de lloriquear mientras yo me limpié la polla con un par de pañuelos de papel.

"Bueno, dentro de dos días vuelvo a darte clases. Más te vale dos cosas. Por una parte que no digas nada de lo que ha pasado hoy aquí. Ese es nuestro pequeño secreto a cambio de que yo no diga nada de lo de fumar. ¿Está claro?".

"Si, claro", respondió la chica muy bajito.

"Y la segunda cosa es que el próximo día quiero que me explique perfectamente la lección que teníamos que haber hecho hoy, o sea que ya puedes estudiar como una loca. Sino estudias te toca castigo, o sea que tú misma. ¿Está esto claro también?".

"Sí. Estudiaré luego dentro de un rato. Me voy a duchar ahora", respondió la cría.

"Está bien. Ya sé el camino de salida. Hasta el miércoles".

"Adiós", respondió la cría mirando al suelo, humillada tras haber sido violada y su cuerpo utilizado a placer por un hombre mucho mayor que ella.

Me fui de casa de las crías sin dejar de pensar en que lo que había pasado hacía unos minutos con Elsa era completamente diferente al resto de las chicas. Una parte de mí me pedía repetir, mientras la otra me decía que era excesivamente inmoral. Lo que estaba claro es que la cinta que había grabado como siempre de la violación de Elsa se iba a vender como rosquillas y por un montón de dinero entre mis contactos de Internet. 2. Las clases continúan para las dos hermanas.

El martes por la mañana fue sin duda el más positivo para mis finanzas de todos los días hasta ese momento. Con unos breves retoques para ocultar mi cara, comencé a ofrecer la cinta completa de Elsa a mis clientes, enseñándoles un par de imágenes capturadas del vídeo. El éxito fue rotundo, ya que en 5 horas vendí nada menos que 48 copias de la película al precio de 800 dólares americanos. El tiempo hasta la hora de comer se me fue en hacer las copias, comprobar que había recibido cada transferencia y hacer el envío por correo urgente a sus destinatarios en todas las esquinas del planeta. Tuve que comer un par de sándwiches ya que no tuve tiempo para nada más. De hecho no pude ni pensar nada para castigar a Gemma por no haber llegado al 7 en el examen. De cualquier forma, en el camino hacia la casa de la chica fui dando vueltas a un par de ideas que me iban poniendo como una moto. La verdad es que no quería castigar a la chica con algo que la resultase doloroso, ya que el motivo no era suficiente y tampoco me apetecía en ese momento, por tanto opté por hacer algo que la resultase humillante.

Media hora antes de llegar a su casa le envié un SMS diciendo "Quiero que me recibas vestida solamente con tu mejor conjunto interior de tanga. Responde OK". La chica respondió un "OK" breves segundos después de enviado el mensaje.

Un par de minutos después de la hora acordada toqué el timbre del portal de la chica, que me abrió sin preguntar. Lo mismo ocurrió en la puerta de su casa, que recordando lo que la había dicho en mi anterior visita, abrió completamente quedando frente a mi vestida solamente con un conjunto azul oscuro con puntillas blancas, que le quedaba realmente espectacular. Su pelo estaba recogido en una coleta detrás de la cabeza, que la hacía parecer aún más atractiva al resaltar sus preciosos ojos verdes.

"Hola mi amo", dijo alternando la mirada entre mis ojos y el suelo, fruto de la vergüenza de sentirse desnuda ante cualquier que pudiese pasar por el rellano de la escalera.

"Hola, pequeña. Estas divina. Realmente preciosa. Date la vuelta un momento".

La chica obedeció dejando a mi vista su prefecto culo que era aún resaltado más por el bonito tanga que llevaba puesto.

"Estás buenísima, cariño. De rodillas y a trabajar bonita, que vengo cachondo de verdad".

"Ehhh, mi amo, por favor. La puerta. Por favor te lo pido. Puede venir cualquiera".

"Yo decidiré cuando cerrar la puerta. Tú cumple lo que te he dicho y si eres buena mamando cerraré la puerta sino quedará abierta".

La chica sin rechistar se arrodilló frente a mí, me abrió la bragueta, me sacó la ya durísima polla y comenzó a mamarla a toda velocidad. Abrió la boca todo lo que pudo y comenzó a chupar con toda la fuerza, abrazando mi miembro con sus deliciosos y suaves labios mientras lo sujetaba con las dos manos en la base, a la altura de los huevos. Gemma movía la cabeza tan rápido como podía, tratando de hacer que yo me corriese lo más rápidamente posible.

"Eres una chupona de primera, rubia. Me encanta verte agachada y humillada comiéndome el rabo y haciendo todo lo que te mando. Tienes que estudiar más y así no te dejaré a la vista de cualquiera que pase por la puerta".

Mientras yo hablaba, la chica asentía como podía, tratando de conseguir mi aprobación para poder cerrar la puerta de su casa.

"Levántate rubia", le dije cogiéndola suavemente del hombro. "Y ahora ponte aquí, contra el mostrador de la entrada. Quiero que subas una pierna arriba y te apoyes en el suelo con la otra, como si fueses una gimnasta haciendo estiramientos".

La chica obedeció, subiendo al mostrador del mueble de la entrada su pierna izquierda completamente horizontal. En esa postura, la entrepierna de la chica quedaba completamente a mi disposición, por lo que me coloqué detrás de ella y dejando el hilo de su tanga hacia la mitad de su nalga izquierda, abriéndole con mis manos, clavé mi miembro hasta el fondo de su sexo.

"Aaaahhhhh", gimió la chica al sentir como milímetro a milímetro pero rápidamente, mi polla penetraba su vagina.

"Pero qué bien entra. Si es que te pones cachonda solo con chupármela. Eres una zorrita de la pera, nena".

En esa cómoda postura para mí, me la follé los siguientes 5 minutos en los que tuve la suerte de que nadie pasó por la escalera.

"Ahora no te muevas pequeña", le dije.

"¿Qué me vas a hacer ahora, mi amo?", dijo la chica con voz totalmente lujuriosa.

"¿Tú que crees?".

"¡¡¡Aaaaaaaaahhhhh!!!. Ya sabía yo que me la querrías meter por detrás", dijo entre gemidos con mi polla ya completamente clavada en su culo.

"Cada día te entra mejor, chica. Tienes un culo que es una joya", le dije abriéndola de nalgas lo posible a la vez que me movía cada vez más rápido en un frenético mete y saca.

Mis manos acariciaban sus nalgas, estrujándolas con fuerza, recorrían su vagina, masajeando y dando palmadas en su clítoris y también habían liberado sus pechos del sujetador, dejándolos a mi disposición para tratar de mordisquearlos en una acrobática postura. En esa postura, la chica se olvidó de que podía ser vista por quien pasase por la escalera y cerrando los ojos, se dejó llevar por sus más bajos instintos, disfrutando del sexo con total libertad. Pasados 10 minutos de sodomización, cuando yo estaba cerca de correrme pasó lo que podía haber pasado antes: alguien pasó por la escalera y evidentemente se quedó boquiabierto observando la escena. Yo hice como que no le había visto y Gemma estaba demasiado "ocupada" para darse cuenta de nada.

Por suerte para los dos, se trataba de un chaval de unos 20 años, vestido con ropa deportiva y con una pesada mochila a su espalda, en lugar de una vieja y escandalosa vecina que habría puesto el grito en el cielo. El chaval se quedó mirando la escena, con un evidente bulto en los pantalones y dudando si decir algo o no. Cuando yo me corrí en el interior del culo de la chica, el chaval dio un par de pasos atrás ocultándose en la subida al piso de arriba, por lo cual pude sacar mi polla del apretado ano de la chica y mandarla cerrar la puerta sin despertar sospecha ninguna en ella.

"Buff. Mi amo, te has pasado. Nos podía haber visto cualquiera y se hubiese montado gorda. No me vuelvas a hacer esto, por favor", dijo Gemma colocándose bien el tanga y el sujetador pasando hasta su dormitorio

"Pues pórtate bien y estudia. No quiero que saques menos de un 7 en ningún examen", le contesté siguiéndola mientras me guardaba la polla en la bragueta.

"Está bien. Haré todo lo posible. Me has dejado machacada. Tengo el culo hecho jariguay, dijo la chica limpiándose con naturalidad la leche que le chorreaba por la pierna derecha desde su ano.

"Túmbate en la cama boca abajo con un libro de matemáticas y empieza a estudiar ahora mismo".

"¿Ahora?. Está bien. Lo que tú digas", respondió la chica sacando su libro de matemáticas y tumbándose boca abajo en la cama dejándome contemplar su perfecto culo.

"Dame el pañuelo de papel. Yo te limpiaré".

Dicho y hecho, haciéndola abrir un poquito las piernas y sentándome a la altura de su culo en la cama, comencé a limpiarla el ano perfectamente introduciendo mi dedo con el pañuelo en su interior. La chica se dejaba hacer mientras hacía como que leía el libro, dejando escapar leves gemidos de vez en cuando. En esa postura me recreé en el perfecto culo de la chica, sobando sus nalgas una y otra vez con una mano, mientras con la otra masajeaba su entrepierna concentrándome en su clítoris y en introducirle un par de dedos por su coñito de vez en cuando. Así estuve 40 minutos machacando a la cría, que chillaba y gemía de placer sin parar corriéndose hasta 5 veces.

"Ahora me toca a mí. Venga, chúpamela, putón", le dije tumbándome a su lado en la cama. "Quiero correrme en tu boca y que te tragues hasta la última gotita".

La chica obedeció y colocándose a cuatro patas con sus rodillas cerca de mi cara, comenzó a mamármela con total dedicación. Ahora ya sin tantas prisas, me la chupó una y otra vez hasta conseguir que me corriese en su boca, mientras yo introducía dos dedos por su vagina y otros dos por su culito, arrancando de su garganta sordos gemidos de mezcla de placer y dolor. Tal y como le había ordenado, la chica tragó toda mi corrida que llegó a llenar su boca.

"Perfecto, cariño. Me temo que es la hora y me tengo que ir. Nos vemos el jueves a la hora de costumbre. Ya te llamaré para ver cómo me recibes", le dije mientras me levantaba y me guardaba la polla contemplando el cuerpo de la chica prácticamente desnudo en la cama tumbada.

"Está bien, mi amo. Lo que tú digas".

Salí de la casa cerrando la puerta tras de mi, cuando para mi sorpresa vi unas zapatillas deportivas asomando de las escaleras. Al principio me mosqueé un poco, pero enseguida me di cuenta que se trataba del chaval que me había estado viendo encular a Gemma hacía ya aproximadamente una hora.

Cuando me vio pasar a su lado, parecía que quería decir algo, pero no acertó a articular palabra ninguna, posiblemente un poco asustando al ver que yo era bastante mayor que él.

"Hola chaval. ¿Qué pasa?. ¿Quieres algo?", le dije.

"Eeehhh. Ahhh. No. No. Nada. Hola".

"¿Te ha gustado lo que has visto antes, ¿eh?".

"¿Cómo?. Yo, esto. Yo no. Yo no he visto nada, señor".

"Venga chaval, no seas corto, joder. ¿Te gusta la rubita, eh?".

"Joder si me gusta", respondió el chico totalmente ruborizado y mirando al suelo.

"Veo que te has tenido que hacer un par de pajitas a su salud", le dije apuntando con el pie un charco de líquido blanco en uno de los peldaños de la escalera".

"Yo, esto… es. No, no, claro. Eso no es mío".

"Chaval, que no importa hombre. Tranquilízate. ¿Tu te quieres follar a la rubita?".

"Joder, claro que quiero. Me he hecho mil pajas pensando en Gemma. Soy su vecino de enfrente. Mi hermana es compañera de clase de su hermana pequeña Elsa. A veces la he visto en bragas en su habitación y me pone como una moto, pero es mayor que yo y no me hace caso", dijo el chaval ya más tranquilo.

"Bueno, ahora no podemos hacer nada, pero creo que puedo hacer que te la folles como yo me la he follado hace un rato con dos condiciones y un favor".

"Joder, ¿en serio?. Te estás quedando conmigo, ¿no?".

"Pues no. Te estoy ofreciendo la oportunidad de follarte a tu vecinita. ¿Quieres o no?".

"Sí, joder que si quiero. ¿Qué tengo que hacer?.

"Las condiciones son que tengo que grabar la escenita y que tienes que obedecerme".

"Coño, eso está hecho".

"Y el favor ya te lo pediré después. Confío en que me lo hagas".

"Hecho. Pero dime por lo menos qué tipo de favor será".

"Nada malo para ti. Solo un favorcillo de nada, que si no lo quieres hacer no lo harás, puesto que tú te habrás cepillado ya a tu vecinita, o sea que …. ¿Trato o no trato?".

"Por supuesto".

"Bien, chaval, dime tu número de móvil y te llamo el jueves. A eso de las 6 de la tarde estate preparado".

"Apunta", dijo dándome su número de móvil. "Espero que no te estés quedando conmigo y me llames".

"Te llamaré chaval. Tú no te hagas pajas de hoy al jueves así tendrás mas ganas de follarte a tu amiguita la rubia", le dije mientras me marchaba caminando escaleras abajo, dejando al chaval boquiabierto en el rellano de la escalera sentado.

El día siguiente por la mañana se fue sin darme ni cuenta, estudiando un rato y atendiendo unas peticiones de "material" en mi correo. Por la tarde tenía clase con la más jovencita de mis esclavas: Elsa, la chica que me había dado unos ingresos increíbles con el vídeo del castigo por fumar. Estaba un poco confuso y no sabía si volver a intentar algo con ella o dejarlo como un hecho aislado. Ese mismo pensamiento contradictorio seguía dando vueltas por mi cabeza hasta el momento en que llamé a su timbre y la chica me dejó entrar a su casa sin levantar la mirada del suelo.

"Me alegra ver que esta vez has sido puntual", le dije.

"Sí", respondió la chiquilla escuetamente.

"¿Has vuelto a fumar desde el otro día o no?.

"No, no. Nunca más. Solo fue una tontería que me dijo una amiga para probar y eso".

"Ya. Me alegro. ¿Y los deberes?. ¿Has hecho todo?".

"Sí. Mira. He hecho toda la lección que me tocaba. Ejercicios y todo a limpio", dijo con la voz acelerada mientras me enseñaba lo que tenía escrito en el cuaderno.

"Bien. Me alegro. Te voy a poner un par de problemas similares y quiero que me los hagas".

Dicho y hecho, puse un par de ejercicios a la chica similares a los que tenía el libro y en poco más de 20 minutos los resolvió perfectamente y sin dudar un momento. Comentamos un poco la lección para el día siguiente y le puse unos deberes a para la próxima clase. Poco a poco Elsa fue tranquilizándose pensando que efectivamente esa era una clase de matemáticas y no una violación como el día pasado. El tiempo de la clase pasó y me despedí de ella con un calentón de cuidado, pero sin haber abusado de la chiquilla nuevamente.

Durante el viaje de vuelta hasta mi casa, aunque se me pasó el calentón, me arrepentí de no haber hecho nada con la cría, o sea que tendría que pensar algo para el la clase siguiente.

El jueves a la tarde era la última de las clases semanales con las hermanitas, y a las 5 y media llegué puntual como siempre a mi cita con Gemma. Esta vez no le había pedido nada especial, o sea que me recibió con un pantalón de chándal y una camiseta de manga corta. Ropa nada sexy pero muy cómoda para estar en casa. No habiéndome olvidado del vecinito, preparé el mensaje en el móvil, e incluso introduje su número de móvil, de forma que con darle "Enviar", el mensaje le llegaría al momento.

"Cariño, no me gusta nada que me recibas con una ropa tan poco atractiva. Por esta vez pasa por que no te lo había recordado, pero que sea la última vez. Quiero ver lo buena que estás con ropa que te quede especialmente buena a tu elección, pero siempre diferente salvo que yo te diga lo contrario".

"Vale. No lo sabía. Lo siento mi amo".

"De momento por llevar hoy esa ropa tan fea, quiero que te quedes en pelotas en menos de medio minuto".

La chica obedeció y en 25 segundos se quitó la camiseta, el pantalón, el sujetador, las bragas y los calcetines que llevaba. Mientras tanto, como siempre y monté el trípode, encuadré la cámara y comencé a grabar la escena.

"Cariño, pero que buena estás y qué cara de putilla tienes. Ya sabes como me gusta empezar, o sea que de rodillas y a chupar. Además hoy tengo una sorpresita para ti".

"¿Qué sorpresa?", respondió la chica obedeciéndome y comenzando a soltar mi cinturón, abrir el pantalón y sacarme la polla.

"El otro día al salir de tu casa una persona me dijo que nos había visto follar en tu hall y tuve que llegar a un acuerdo con él".

"¡Será broma!, espero", respondió Gemma con mi polla ya sujetada por su mano derecha y mi pantalón y calzoncillos a la altura de las rodillas.

"Pues de broma nada, pero no te preocupes, con echarte un par de polvos se conformará".

"¡¡¡¡¿¿¿¿Queeeeee????!!!!. Por favor, no me hagas follar con un viejo asqueroso. Eso si que no"

"No te preocupes. No es ningún viejo. Además tú le conoces. Me ha dicho que le vuelves loco. Además aquí mando yo bonita. Tú empieza a mamar, cariño".

Con cara de enorme sorpresa y dudando por unos instantes, Gemma se introdujo mi polla en la boca y comenzó a mamármela con su habitual maestría, mientras yo me quitaba el resto de la ropa hasta quedar completamente desnudo. Al cabo de 10 minutos de mamada mi polla estaba ya a tope, por lo que opté por lo que me tumbé boca arriba en la cama y la ordené que se pusiese sobre mí en posición de 69. En esa postura su mamada era espectacularmente placentera, en especial cuando mi lengua lamía a toda velocidad su clítoris. Mis dedos lubricados, se metían por su coñito y por su culo de forma juguetona, preparando los dos agujeritos para recibir mi polla. Por primera vez noté claramente como Gemma tragaba por completo mi polla, ya que mi glande penetraba por algo estrecho que sin duda era su garganta. Eso ocurrió cuando tuvo su primer orgasmo de la tarde. Cuando terminó de correrse, la hice levantar de la cama, yo me senté en el borde y cogiéndola por las caderas, la senté sobre mí clavándole la polla hasta el fondo de su fantástico coñito. Gemma gemía como loca cabalgando sobre mí mientras mis manos sobaban sus pechos, pellizcando con bastante fuerza sus pezones. En esa postura, cogí a la chica por la parte trasera de las rodillas levantándola con fuerza hasta sacársela.

"Vamos ahora por ese culito que me vuelve loco lo estrechito que está".

Suavemente la fui dejando caer de culo sobre mi polla, haciendo que su apretado esfínter fuera nuevamente perforado con relativa facilidad. Gemma gimió de dolor al sentirse sodomizada, pero se dejó hacer, sabiendo y esperando que al final le iba a gustar. En esa postura, mi dominio sobre la chica era total y le sacaba una y otra vez la polla para volver a dejarla caer, notando así como su esfínter se relajaba y se dilataba. En el espejo podía ver como su ano estaba más abierto cada vez y sus gemidos, cada vez más suaves, la delataban que poco a poco las molestias por la enculada iban desapareciendo. Cuando comenzó a gustarle la sodomización me dí cuenta que eran las 6 pasadas, por lo que estirándome apreté el botón de enviar mensaje en el móvil.

"¿Qué haces?, ahora que ya no me está doliendo casi, ¿no irás a parar?".

"Tranquila zorrita. Estoy cumpliendo mi palabra", le dije moviéndome lo rápido que permitía la incómoda postura en que debía mover el peso de la chica arriba y abajo una y otra vez.

En menos de un minuto sonó el timbre de la puerta una sola vez y por un intervalo muy corto. Gemma se asustó haciendo ademán de levantarse por si alguien venía, pero no la dejé desclavarse y lo que hice fue apoyar sus pies en el suelo para, cogiéndola por las caderas con fuerza, levantarme de la cama sin sacarle la polla del culo. La chica se quejó de dolor puesto que había metido mi polla completamente en su trasero sin previo aviso. En esa extraña postura caminamos los dos hasta llegar a la puerta de la entrada a casa.

"Abre la puerta".

"No, por favor, no me hagas eso. Puede ser cualquiera y nos va a pillar", dijo Gemma con cara realmente de asustada.

"He dicho que abras la puerta. Yo ya sé quien es y no pasa nada. Ya te lo he explicado antes".

La chica obedeció y giró la manilla de la puerta dejando entrar a quien estuviese en su interior mientras los dos quedábamos tapados por la propia puerta.

"Pasa y cierra la puerta", dije en voz alta.

El vecino de arriba pasó y cerró la puerta tal y como yo le había dicho. Sus ojos se quedaron como dos platos al ver a su vecinita desnuda frente a él y yo pegado a ella por la parte de atrás. Instintivamente y tratando de escapar de sus miradas, Gemma se cubrió los pechos con una mano y la entrepierna con la otra.

"Ho, ho, hola", dijo el chico.

"Hola chaval. Nos has pillado en plena faena. Pasa ahí", dije señalando el dormitorio de la chica, donde nosotros le seguimos andando con dificultad, sin sacar la polla de su alojamiento, cerrando la puerta a nuestro paso.

Yo me volví a sentar en el borde de la cama cogiendo a Gemma en volandas de nuevo.

"No te tapes, joder, deja a tu vecinito que disfrute de la visión", dije, dando un pequeño azote en un muslo de la chica.

"Por favor, no me hagas esto. Es un crío. Si su madre se entera se lo dirá a la mía y me va a matar", dijo Gemma apoyado las dos manos en la cama, dejando ahora a la vista del chaval su entrepierna y sus pechos.

"¿Su madre?. Chaval, a que no se lo vas a decir a tu mamá?".

"¡Hostia si se la tienes metida por el culo!. Joder, ya te digo que no se lo voy a decir".

"Tu vecino me ha dicho que le pones más que cachondo y que no quiere volver a desperdiciar una gota de su leche sin dártela a ti, o sea que más te vale ser buena con él. Sino me enfadaré yo. Además ya nos ha visto follando o sea que si no haces lo que él quiera sí que se lo dirá a su mamaíta. ¿A que sí ,chaval?".

"¿Eh?. Ah, sí. Sí claro que sí. Yo lo que quiero es follarte Gemma. Me la has puesto dura cientos de veces".

"Por favor, es un crío. No me hagas esto", dijo Gemma.

"Pues para ser un crío lleva una buena erección. Venga chaval ponte en pelotas y dale a tu vecinita la polla que te la chupe un poco. ¿Eres virgen?".

"¿Eh?. Si, sí que soy virgen, pero eso no importa. He visto mogollón de pelis porno y sé lo que hay que saber", respondió mientras se desnudaba a toda velocidad, dejando a la vista su más que importante aparato.

"De eso estoy seguro. Venga zorrita, enséñale a tu vecinito una clase práctica de cómo se deja follar una buena zorra como tú".

El chaval se puso de pié en la cama ofreciendo su polla a Gemma para que se la chupase, que ante mi nuevo azote accedió y se la introdujo en la boca mientras yo volvía a comenzar a bombear su culito. Eso la hizo gemir nuevamente, al igual que al chaval al notar cómo el objeto de sus sueños se la estaba chupando. Así seguimos un buen rato con nuestra zorrita particular recibiendo mis embestidas por la parte de atrás y las de su vecinito por arriba.

"Jefe, ¿me la puedo follar?".

"Claro chaval. Tú no me preguntes nada. Haz lo que quieras. Fóllatela ahora mismo si quieres, venga".

"Ahora, no por favor, que estás tú detrás", respondió Gemma.

"Venga chaval, baja de la cama y métesela por el coño a esta putita ya verás como gime".

Dicho y hecho, el chico bajó de la cama con la polla llena de la saliva de Gemma, se colocó entre sus piernas abiertas y ayudándose de una mano, dirigió su polla a la vagina de la chica.

"¡No, los dos a la vez, no. Me vais a machacar, por favor!".

La situación, a pesar del miedo, tenía realmente excitada a la chica, por lo que su vagina estaba bien lubricada y permitió la entrada del pollón del chico que sujetándola por las tetas con fuerza comenzó a follársela a toda velocidad.

"Eso es chaval. Dale fuerte, con cojones. Ya verás como le gusta".

"¡¡Aaayyy!!, basta por favor no os mováis los dos a la vez. Me hacéis daño. Me vais a desgarrar".

Si hacerle caso, los dos nos movimos en el interior de la chica, que aguantó como pudo, con más dolor que placer el sándwich a que le sometimos durante 20 minutos, junto con los brutales estrujones de tetas de su vecino, transcurridos los cuales primero yo e inmediatamente el chaval inundamos de semen el interior de la chica. Yo noté perfectamente la eyaculación del chico a través de la pared interior de Gemma. La cara de Gemma era una mezcla de lujuria y dolor al terminar su primera doble penetración.

"Joder que pasada de buena estás tía. Te dejas hacer de todo como en una peli porno", dijo el chico.

"¿Te gusta tu vecinita, eh?, le respondí.

"Ya lo creo que sí. Joder a quien no le gusta. Estoy alucinado de que me haya corrido en su coño mientras tú le dabas por culo. ¡Joder!, todavía no me lo creo. Además me la ha chupado la muy guarra. La única pena es no poder haberle dado por el culo. Es algo que me fliparía, pero bueno".

"Otra vez será chaval", dije sacando mi polla del dilatado ano de la chica.

El chico se quitó suavemente a Gemma de encima dejándola en la cama tumbada, agotada y aún algo excitada. Se vistió y se marchó sin decir nada más que un "Hasta otra colegas. Ha sido un placer". 3. Elsa la desobediente.

El fin de semana no tenía pensado llamar a ninguna de mis esclavas. El tema de la edición de los vídeos me estaba llevando mucho más tiempo del que disponía entre semana por lo que pensaba invertir el fin de semana en este tema. El sábado por la tarde, por despejarme un poco, a eso de las 8 de la tarde, me fui a dar un paseo por una de las zonas por las que solía ir con los amigos a tomar algo. Mi única intención era la de buscar a alguno de ellos para tomar algo y distraerme durante un par de horas del trabajo agotador. Mi sorpresa fue cuando después de 30 minutos de búsqueda infructuosa por los bares habituales, se me ocurrió ir a otra por la que suelen andar chavales más jóvenes que nosotros y sorpresa, allí encontré a Elsa. Por fortuna, yo le vi a ella, pero ella a mí no. Estaba sentada en unos bancos con una cuadrilla de otras 6 o 7 chicas de su edad o algo mayores, tomando algo que se pasaban en una botella de coca cola a la vez que alguna de ellas mantenía un cigarrillo entre sus dedos. Elsa era una de las que tenía el cigarrillo al que de vez en cuando daba una calada. Busqué un sitio tranquilo, apoyado en una pared, desde el que utilizando mi nuevo móvil con cámara de fotos pude sacarle unas cuantas fotos de cómo fumaba y bebía lo que pude observar era JB con cola. La verdad es que la casualidad de encontrarme a Elsa en una ciudad tan grande como Madrid fue increíble y de hecho nunca me había encontrado antes a ninguna de mis otras esclavas. Estuve aproximadamente unos 45 minutos sacando fotos a Elsa que enviaba a mi cuenta de email. Estuve tentado a ir a su casa y esperar su vuelta, pero era demasiado joven y me daba miedo hacerle algo en la calle y que alguien me pudiese denunciar si me veía acosando a la cría. Opté por largarme, a pesar de que me había puesto realmente cachondo pensar lo que le había hecho unos días antes a la cría.

El fin de semana se me pasó rapidísimo mientras mis ventas iban aumentando de forma increíble hasta llegar enviar pedidos por importe de casi 15.000 euros en un solo fin de semana. El dinero lo recibía a vuelta de correo en un sobre a un apartado de correos que no estaba a mi nombre. De esa forma trataba de poner el máximo número de trabas a ser identificado.

El lunes por la tarde llegó y llegué a la clase de Elsa puntual como siempre. Ella estaba ya en casa, o sea que me abrió la puerta sin problemas y me acompañó al su dormitorio, donde solíamos dar la clase. Una vez que yo entré cerré la puerta tras de mí suavemente sin despertar sospechas en la chica. Elsa vestía un pantalón de chándal azul oscuro y una camiseta de manga corta en la parte de arriba. Era una ropa usada, que seguramente la utilizaba para estar en casa cómodamente. No se puede decir que fuese una ropa bonita, ya que era tan ancha que lo único que marcaba a la chica era la goma del pantalón en su cintura.

  • "Hola. ¿Cómo estás?. ¿Qué tal el fin de semana?", le pregunté mientras dejaba la mochila en el suelo de la habitación.
  • "Ehh, Bien. He hecho los deberes que me mandaste", respondió la chica abriendo el cuaderno en la página que quería mostrarme. "¿Ves?".
  • "¿Te has portado bien este fin de semana?".
  • "Ehh, sí. Ya te digo que he hecho todo lo que me mandaste".
  • "Yo no lo creo. Sino, ¿cómo me explicas esto?", le dije sacando del bolsillo interior de mi chamarra las copias de todas las fotos impresas.

La cara de la chica cambió completamente al ver lo que había tirado sobre su cuaderno. Se trataban de fotos en que se la veía claramente bebiendo y fumando en compañía de un grupo de chicas.

  • "¿Cómo?. Esto, … Por favor, no me hagas nada. No se lo digas a mi madre por favor. Es la primera vez que voy allí. Yo no quería. Me han convencido unas amigas y …"
  • "Ya claro, como la otra vez. Las he conseguido de casualidad. Te vi sin ir a buscarte. Simplemente de casualidad pasaba por allí y te hice las fotos. ¿Qué voy a tener que hacer contigo ahora?. Has sido una niña mala y además me has mentido cuando te he preguntado si te habías portado bien el fin de semana. Voy a tener que dar estas copias a tu madre, me temo".
  • "¡No!, por favor. No lo hagas dijo la chica cogiendo rápidamente las fotos y arrugándolas. Si lo haces me mata".
  • "Está bien. Pues sabes que entonces te tendré que castigar yo. Como te castigué pasada semana por desobediente".
  • "Por favor no me hagas daño. Yo no quería. No tiene importancia. Es una bobada de Susana, una amiga mía, por favor".
  • "Si no se lo digo a mi madre tienes que cumplir el siguiente castigo. ¿Aceptas o no?".
  • "¿Qué castigo?".
  • "Serás mi esclava durante toda la semana incluyendo el fin de semana en que te las arreglarás para venir conmigo a dormir la noche del sábado. Tú verás que historia le cuentas a tu madre. ¿Trato o chivatazo?".
  • "¿Para qué me quieres?. ¿Para hacer guarradas conmigo, no?".
  • "Llámalo así si quieres, pero te lo voy a hacer pasar de maravilla. Te voy a follar bien follada hasta que te corras como tu hermanita una y otra vez. ¿Trato o no?".
  • "Está bien. Pero por favor no me hagas daño. El otro día me hiciste mucho daño y por favor no me hagas tragar tu líquido blanco. Me dio mucho asco y casi devuelvo solo de pensarlo", dijo a la vez que le daba una arcada.
  • "Veremos a ver, pero eso me lo tendrás que rogar durante toda la semana, porque el trato incluye que eres mi esclava y haré contigo lo que yo quiera. ¿Aceptas o no?".
  • "Sí", dijo la chica mirando al suelo después de pensar unos segundos la respuesta.

En los siguientes dos minutos, la chica quedó inmóvil de pié en el centro de la habitación mientras yo colocaba dos cámaras de video digitales en dos trípodes para grabar toda la habitación desde dos perspectivas diferentes. El anterior video con la cría había sido un éxito y quería que este fuese un auténtico bombazo. Antes de dar al "rec" de las dos cámaras, me coloqué unas máscara tipo "el zorro" y me engominé en pelo hacia atrás para evitar ser reconocido en la grabación.

  • "Estupendo. Pues ven aquí", le dije tirando de su mano hasta hacer que se colocase de pie entre mis piernas, estando yo sentado en la silla de estudio de la habitación. "Has sido una nena mala y vamos a tener que darte un correctivo de verdad. No te basto con que te metiese la polla por el culete. Parece que no fue un castigo suficiente para corregir tu desobediencia, o sea que tendré que ser más duro con tu cuerpecito de zorrita".

Mientras hablaba, mis manos se habían posado ya en su culo apretándolo con fuerza.

  • "Vamos a quitar esta horrible chaqueta", le dije mientras bajaba la cremallera de la chaqueta de chandal y se la sacaba por los brazos. "Ahora levanta los brazos que hay que quitar esta camiseta horrible", le dije entonces haciéndola levantar ambos brazos para sacar por su cabeza una camiseta de manga corta azul con dibujos en rojo.

No llevaba sujetador debajo, por lo que su torso desnudo dejó a la vista sus pequeñísimos senos terminados en unos erectos y bastante grandes pezones sonrosados.

  • "Ahora las zapatillas", le dije haciéndole levantar uno por uno los pies para sacarle las chancletas que llevaba sin calcetines. "Muy bien y ahora vamos a ver la parte más bonita de nuestra nena".

De un fuerte tirón que hasta a ella sorprendió, sujetando por la cintura los pantalones de chándal y las bragas, se las bajé hasta los tobillos haciéndola levantar nuevamente los pies para sacárselo completamente y dejarla absolutamente desnuda, indefensa y con cara de súplica.

  • "Pero qué zorrita más rica tenemos desnuda. Ala cariño, ponte de rodillas y demuéstrame que te enseñé bien el otro día como se mama una polla", dije mientras me sacaba la ya durísima polla por la bragueta. "No te preocupes que no me voy a correr en tu boquita, o sea que puedes chupar con toda confianza".

La pobre chica obedeció asustada, se arrodilló frente a mí y cogiendo la base de mi polla con sus dos manos, lamió el glande, chupando mis líquidos preseminales para un minuto después comenzar a tragar mi polla tan profundamente como su infantil garganta le permitía. Su boca era tan pequeña que sus dientes rozaban ligeramente mi glande, pero no me importaba, puesto que lo estaba haciendo realmente bien. Mis manos de vez en cuando retiraban el pelo de la cara de la niña, recogiéndolo tras sus orejas, para ver sin obstáculos como mi polla entraba y salía de su boca.

  • "Pero qué bien chupas cariño. Ahora quiero que aprietes bien los labios y te dejes hacer", le dije a la vez que retiraba sus manos de la base de mi polla colocándolas apoyadas en mis rodillas. "Eso es, ahora deja que te folle yo la boquita a mi ritmo".

Con una mano a cada lado de su cabeza, a la altura de sus orejas, le sujeté con fuerza, comenzando a mover su cabeza arriba y debajo de mi polla a la vez que con leves movimientos de cadera hacía que mi miembro se clavase un poquito más en su garganta. De esta forma, mi pene llegaba hasta el fondo de su boca, provocando de vez en cuando arcadas en la chica, que no hacía sino aguantar como podía mi follada. Obedeciendo mi orden, sus labios apretaban con fuerza mi polla dándome más placer aún que antes, pero a pesar de ello no podía evitar que su saliva fuese goteando hasta bañar completamente mi polla, manchando toda su cara también.

  • "Pero que zorrita que eres, cariño y como te dejas follar la boca sin rechistar!. ¡Estoy seguro que en el fondo estás deseándolo toda la semana, puta!".
  • "¡¡¡Mmmmmgggghhhh!!!", era lo único que salía de la boca de la chica.
  • "Ahora no se te ocurra soltarme la polla cariño que vamos a la cama".

Yo me levanté de mi asiento y la obligué a andar de rodillas para no soltarme la polla, hasta que llegué a la cama, donde primero me senté en su borde, para luego comenzar a recostarme hasta tumbarme completamente.

  • "Ahora cariño ponte en postura de 69 que quiero comerte el chochito a ver si te corres".

La cría obedeció y sin soltar la polla de sus labios consiguió colocar sus piernas a ambos lados de mi cabeza, ofreciéndome su entrepierna al antojo de mi lengua y mis dedos. Dicho y hecho, mis manos abrieron al máximo su preciosa e infantil entrepierna, para que mi lengua pudiese llegar, lamer, chupar y jugar con el clítoris de la chica, provocándola gemidos de placer desde el primer instante.

  • "Venga cariño, no te olvides de chupar", le dije a la vez que con un movimiento de caderas hice que mi polla llegase hasta sus amígdalas.

Elsa nuevamente obedeció y dejándose devorar por mí comenzó nuevamente a mamarme la polla arriba y abajo, aumentando la intensidad de sus gemidos a cada momento. La chica se había corrido por dos veces cuando yo ya no pude aguantar un momento más.

  • "Pero qué bien lo haces putita. Ahora aprieta bien los labios otra vez que me toca a mí y prepárate para tragar que te voy a llenar tu pequeña boca de zorra".

Dicho y hecho, me comencé a correr en su boca descargando una y otra vez chorros de semen que la chica se vio obligada a tragar para evitar enfadarme. Mientras me corría mis manos estrujaban el culo de la chica con todas mis fuerzas dejando mis dedos marcados en sus blancas e infantiles nalgas.

A pesar de que mi orgasmo fue bestial, pasados un par de minutos, mi polla seguía en una posición de erección más que aceptable para poder seguir jugando con la chica.

  • "Muy bien cariño, ya puedes sacarte la polla de la boquita. Has empezado siendo una nena muy buena", le dije mientras le daba un fuerte azote en su nalga derecha. "Ahora vamos a volver a probar ese culito tan pequeño que tanto me gustó follar el otro día".
  • "Por favor eso me duele mucho. Por ahí no me lo hagas por favor, que me hace muchísimo daño".
  • "Pues si te duele grita cariño, que estamos solos en casa. El otro día comprobamos que tienes un culete suficiente para dejar paso a mi polla, o sea que ya sabemos que no se te va a romper nada ahí abajo. Venga a cuatro patitas en el suelo con los codos apoyados en el suelo y no me hagas repetir ni una sola instrucción".

La pobre chica obedeció a pesar de que sabía que lo que la iba a hacer ahora le iba a doler mucho. Se colocó a cuatro patas, con rodillas y codos apoyados en el suelo, manteniendo las rodillas completamente juntas pensando que tal vez así no podría meterle nada por detrás. En esa postura su culo quedaba ligeramente orientado hacia arriba, permitiéndome una penetración más visible desde las cámaras.

  • "Pero qué culo más maravilloso tienes, pequeña. ¡Te la voy a clavar hasta los huevos!", le dije colocándo mis dos pies por el exterior de sus rodillas y dándole un nuevo fuerte azote en el culo.

Para poder apoyarme cómodamente y a la vez evitar que la cría se pudiese prácticamente mover, coloqué una silla de 4 patas que tenía en su habitación apoyada en el suelo pero tapándole la espalda. Parecía como si la cría hubiese sido la que se hubiera metido bajo la silla a buscar algo, dejando fuera su culo demasiado gordo para pasar entre las patas del mueble.

  • "Así estas preciosa pequeña. No te muevas mucho que va a ser peor".

Apoyando una mano sobre la silla, con la otra me sujeté la polla por su base para jugar un poco con ella, torturándola un poquito.

  • "¿Por donde quiere meterse esta pollitaaaaaa?", le pregunté en tono burlón mientras rozaba el glande por sus nalgas y su raja. "¡Venga responde coño y no me hagas enfadar. Quiero oír tu sentido de humor, joder!".
  • "Por mi culo", dijo Elsa muy bajito.
  • "No te he oído. Habla un poco más claro. Quiero que me respondas como lo que eres, pequeña. Una guarrilla viciosa. ¿Por donde se quiere meter?".
  • "Por mi culo, se quiere meter por mi culito aunque casi no tiene sitio", dijo ahora en un tono de voz que sí se pudo grabar con claridad.
  • "Pues habrá que hacerle sitio en el culito de la nena, ¿no te parece?".
  • "Sí, claro. Le haré un poco de sitio a ver si cabe", dijo entre sollozos.
  • "La verdad es que sí parece estrechito el culito de la nena. ¿Tú crees que cabrá?", dije concentrando ahora los movimientos de mi polla en círculos cada vez más pequeños alrededor de su ano.
  • "Yo creo que sí, porque el otro día ya estuvo dentro".
  • "Vamos a intentarlo entonces, porque esta pollita se muere de ganas de follarse el culito de la nena. Relaja el culo cariño".

Sujetando ahora con fuerza mi polla por la base, colocando el glande justo a la entrada del culo de la chica comencé a apretar con decisión.

  • "¡¡¡AAaaaaaaaaauu!!!", se quejó la chica.
  • "He dicho que relajes el culo cariño, que sino va a ser peor".

Sin relajar la presión en ningún instante, mi polla venció la resistencia del ano de la cría y el glande se clavó en su interior.

  • "¡¡¡¡AAAAAAAAAAAauuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!", gritó ahora con toda su fuerza. "¡¡Me haces mucho daño, por favor. Paraaaaaaaa!!".
  • "Lo tienes claro cariño. Te lo voy a follar hasta que salgan chispas. Y además hoy te la pienso meter bien hasta el fondo, no como el otro día".

Dicho y hecho, en cuanto el glande traspasó la barrera, seguí empujando, haciendo que centímetro a centímetro mi polla fuese desapareciendo en el culo de la chica, que se quejaba, lloraba e intentaba levantarse con poca fuerza. Desde que enfilé su ano hasta que mis huevos tocaron sus nalgas, pasaron no más de 20 segundos en los que la cría gritaba sin parar, pero no se movía, permitiendo que la sodomizase sin remordimiento ninguno por mi parte.

  • "Qué culo más rico y más apretadito tienes cariño. Me encanta follártelo. Ya te puedes ir acostumbrando".

Con la polla ya clavada en su ano, apoyé mis dos codos en la silla recostándome sobre ella y comencé a moverme sacando y metiendo. Los primeros 2 minutos de sodomización debieron ser una tortura para la chica, que gemía y lloraba de dolor mientras mi polla entraba y salía de su indefenso culo. Pasado ese tiempo se fue relajando y yo mismo noté como su ano no apretaba ya tanto a mi polla.

  • "Ahora mejor, ¿no cariño?".
  • "Auuu, me duele todavía. Pero un poco mejor", respondió inocente la cría.

Pues entonces vamos a sacar y meter otra vez.

Eso le resultó nuevamente doloroso, ya que a pesar de que su ano estaba realmente dilatado, la nueva entrada del glande fue dolorosa para ella que volvió a gritar ante la violación de su agujero más íntimo. Hasta un total de 25 veces seguidas saqué y metí la polla nuevamente del ano de la chica, comprobando en cada ocasión que la entrada era más sencilla.

Sin sacarle la polla, quité la silla, la tiré en el suelo para sodomizarla tumbado sobre ella, la puse tumbada de costado para seguir dándola desde atrás, la coloqué cabalgando invertida sobre mí obligándola a ella a moverse con mi polla en el culo, nuevamente a cuatro patas arrodillándome yo entre sus piernas y finalmente la hice ponerse de pie recostada sobre la mesa, para cogiéndola por las caderas follarme su culo a toda velocidad. Una hora tuvo que soportar la chica como la enculaba en todas las posturas imaginables hasta que de esa forma y a una velocidad endiablada me corrí nuevamente en su culo. La última media hora Elsa gemía al notar el mete y saca de mi polla. No se puede decir que de placer puro, pero desde luego no era dolor lo que notaba.

Después de la eyaculación, ahora sí que mi polla se cayó completamente relajada, haciendo imposible una nueva relación en los próximos minutos, o sea que me después de limpiarme a conciencia la polla de los restos de su saliva y sus jugos anales, la obligué a tumbarse en la cama donde la sobé entera durante 20 minutos hasta que abriéndola las piernas comencé nuevamente a practicarla un cunilingus a su delicioso conejito. Eso no lo soportó más de 5 minutos volviendo a tener un orgasmo, seguido de otro y otro más mientras mis manos pellizcaban sus durísimos pezones. En el último orgasmo chilló tanto como cuando la sodomizaba hacía una hora, agitando compulsivamente su cabeza a un lado y a otro.

  • "Pero cómo la gusta a mi niña que la coman el coñito, Dios mío. ¿Sí o no?", le dije.
  • "Me encanta", reconoció la chica sin tapujos con los ojos cerrados por la excitación.
  • "Pues vamos a probar otra cosa, que tengo el cacharro ya preparado", dije refiriéndome a mi polla que estaba ya dura como una roca. "Túmbate en la mesa, pequeña", le dije cogiéndola del brazo y ayudándole a tumbarse en la mesa de estudio dejando su culo justo en el borde. " A ver si por aquí te entra mejor", dije situándome entre sus piernas, cogiéndolas con las manos a la altura de sus pantorrillas y colocando mi polla a la entrada de su vagina.
  • "¡¡No ,por favor, que me puedes dejar embarazada!!", dijo la chica.
  • "¿Embarazada?. No me jodas que tienes la regla si no te ha salido ni un pelito".
  • "No, no tengo la regla, pero ¿eso es necesario para quedarse embarazada?".
  • "Si hija. Tú relájate y siente como te follan por primera vez, que de este momento te acordarás toda tu vida".

Su vagina era tan estrecha como su ano, pero estaba terriblemente lubricada por los anteriores orgasmos o sea que mi polla se deslizó con total suavidad hasta llegar a su himen. De un empujón de caderas, rompí la virginidad de la chica arrancándola un gemido de dolor, que siguió de un constante quejido mientras me la follaba como si de una mujer se tratase. Probablemente la rotura de su himen le hubiese provocado alguna pequeña heridita que le dolía con mi penetración. La cogía con las caderas y me la folle a toda velocidad, sin sacar ni un momento la polla de su vagina, pellizcándole nuevamente los pezones y besándola en la boca sin parar, a pesar de que ella intentaba gemir y soltarse de mis labios. Así llego mi tercer y último orgasmo de la tarde, acabando con la virginidad más joven que había tenido hasta ese día.

Cuando terminé, le saqué la polla, me lavé, me vestí y me marché, dejando a la chica arreglándose un poco en el baño con lágrimas todavía en sus mejillas, pero con cara de haber pasado un rato con buenos y malos momentos.

  • "Bueno, pequeña. Nos vemos. No olvides tu promesa de que eres mi esclava durante una semana. Ya has pasado tu primer día y de momento tienes el aprobado, o sea que no la vayas a cagar ahora".
  • "Cumpliré mi promesa, pero por favor no digas nada a mi madre".
  • "Así me gusta. Hasta luego", dije después de haber recogido en mi bolsa las cámaras y trípodes que habían grabado las últimas dos horas en el dormitorio de la chica.

  • Sesión especial con Gemma.

Ese día antes de llegar a casa recibí una llamada en el móvil que en principio no reconocí.

  • "Hola buenas tardes", dijo el desconocido. "Soy Ramón, el vecino de arriba de la chica rubia a la que te follas. El otro día me invitaste a follármela. ¿Te acuerdas de mí?".
  • "Hombre, sí. Claro que me acuerdo. Al principio no te había conocido, pero luego sí. ¿Cómo estás?. No recuerdo haberte dado mi móvil".
  • "Bueno, esto… bien. Bien, estoy bien. Saqué el número de la llamada que me hiciste para que bajase el otro día".
  • "Sí, es verdad. Perdona. Dime, ¿a qué debo tu llamada?".
  • "Pues, hombre la verdad es que llevo varios días pensando llamarte, pero no me atrevía. La verdad. Quiero repetir lo del otro día y no se si te lo puedo pedir, si te tengo que pagar, … no sé como pedirlo".
  • "Ya, o sea que te gustó lo del otro día con tu vecinita, ¿no?".
  • "Ya ves. Joder, es que además el otro día se lo comenté a un amigo, lo que pasó y el tio flipaba a colores. De hecho ayer a la tarde estuvimos esperando escondidos en el portal para ver a mi vecina. Quería enseñarle a mi amigo lo buena que está, ya que no se lo creía. La verdad es que yo quería haberle dicho si quería follar con los dos juntos, pero no me atreví a decirle nada. De hecho ni nos vio. Yo no es que tenga dinero para pagarte, pero no se, igual te puedo devolver el favor de alguna forma, no se, trabajando en algún sitio, o no se como tú me digas".
  • "Ya. O sea que harías cualquier cosa por follarte otra vez a tu vecinita, sobre todo por follarte su culito, que el otro día te quedaste con las ganas. Y me imagino que si te dejo follartela con tu colega, pues ya flipais a colores, ¿no es así?".
  • "Pues sí. La verdad es que sí. ¿Puedo hacer algo por ti para que me dejes follarmela otra vez con Manu, mi amigo?".
  • "No se si lo sabes pero lo que me estás pidiendo vale un montón de pasta si lo querrías comprar. Pero un montón. Estamos hablando de una tía de 18 añitos, rubia, con un cuerpo de la hostia a la que quieres follar, dar por el culo y hacer que la mame en su propia casa. Si no tienes dinero dime que puedo sacar yo a cambio y tal vez lleguemos a un acuerdo. Por ejemplo, follarme a tu hermana, o a tu novia, o … no sé tú dirás".
  • "Joder. No tengo hermanas ni novia y Manu tampoco. La única tía de la familia que seguro que te ponía bien cachondo es una prima mía que seguro que la conoces … mira su foto.
  • "Sí, claro que la conozco. ¿Es familia tuya?".
  • "Sí, es mi prima. Su madre y la mía son hermanas. Si quieres hablo con ella a ver si quiere que quedéis a cenar o algo".
  • "¿A cenar?. Tu estás tonto. Mira hacemos el trato si me consigues la llave de la casa de tu prima y me avisas una noche que duerma sola. De lo demás me encargo yo".
  • "Joder, ¿no la irás a hacer nada?. Hostia que es mi prima y nos llevamos bien. Sobre todo me llevo muy bien con su hermano que es de mi edad y …".
  • "No la voy a hacer nada que tú no vayas a hacer esta tarde a tu vecinita, si es que llegamos al acuerdo. Tú verás".

Después de unos segundos de silencio en que casi se "oía" pensar al chico, este respondió.

  • "Está bien. Te diré su dirección y te conseguiré las llaves. Vive en la Moraleja en un chalet de cojones. Sale con un tio famoso que no se cómo se llama, pero él viaja bastante, o sea que seguro que es fácil saber cuando está sola. Te conseguiré también la clave de la alarma si dejas que esta tarde mi amigo Manu venga conmigo a follar con mi vecina. Pero prométeme que no le harás nada que nosotros no hagamos esta tarde a la puta de mi vecina. Es mi prima tío y hemos crecido juntos".
  • "De acuerdo. Me parece un trato justo".
  • "Vale. Mañana a la tarde te llevo un sobre con la llave, la dirección, la clave de la alarma y una fecha apuntada en que dormirá sola en casa. ¿Cómo hacemos para quedar?".
  • "Igual que el otro día. Yo te llamo cuando podáis bajar".
  • "De acuerdo. Me parece bien. Manu va a flipar, bueno y mi vecina más todavía, por que tiene una polla acojonante. Ya verás. Hasta luego entonces".
  • "Adiós, hasta luego".

La mañana se me fue estudiando y trabajando en la composición del nuevo video de Elsa. Se iba a vender como rosquillas y me iba a forrar con seguridad, porque tenía un material increíble.

Un par de horas antes de acudir a la casa de Gemma, le envié un mensaje al móvil: "Esta tarde quiero que me recibas con un bikini que sea tanga. ¿Tienes?".

A los breves segundos recibí la respuesta de la chica: "Sí. No me lo había puesto nunca hasta ahora".

Mi intención inicial era avisar a los dos chicos cuando ya estuviese en el interior de la casa de mi alumna, como hiciera la semana pasada, pero a última hora decidí cambiar de opinión y se avisé poco antes de tocar el timbre de la chica. En poco más de 10 segundos los chicos bajaron corriendo las escaleras.

  • "Hola chavales", les dije.
  • "Hola jefe. Este es Manu, el amigo del que te he hablado".
  • "¿Qué hay Manu?. Tu amigo me ha dicho que también te gusta su vecinita, ¿no?".
  • "Ya lo creo. Está buenísima. Tengo unas ganas de follármela que ni te lo imaginas".
  • "Me alegro. Por cierto tu amigo me ha comentado que tienes un pollón de cojones, o sea que a ver si lo usas bien y la castigas un poquito a tu nueva amiga".
  • "Descuida, me la voy a follar por todos los sitios".
  • "Por cierto jefe toma el sobre prometido. Dentro tienes todo: copia de las llaves, dirección, 5 días completos en que estará sola y código de alarma".
  • "De acuerdo. Muchas gracias".
  • "Vale. Vamos allá", dije a la vez que tocaba el timbre de la puerta. "Filmaré todo lo que la hagamos a la chica. Espero que no os importe".
  • "Que va. Tu graba lo que quieras".
  • "Vale, a mi tampoco me importa, pero nos tienes que dar una copia".
  • "Está bien. Os daré dos copias, una para cada uno. Me parece justo".

Gemma abrió un poco la puerta y miró al rellano para comprobar que era yo. Cuando me vio abrió la puerta completamente, quedándose completamente cortada a ver a mis dos acompañantes.

  • "Ho, hola. Estooo, … ¿Por qué vienen esos dos contigo?", dijo la chica mientras yo les invitaba a pasar a los chicos.
  • "Hoy tenemos una clase especial y he tenido que pedir ayuda a estos dos chicos. Yo solo no podía darla. Además a uno de ellos ya le conoces bien, a Ramón tu vecino. El otro día ya pasó a ayudar un poco al final de la clase, pero hoy les he tenido que pedir ayuda desde el principio".
  • "Pero, yo, no, estooo…".
  • "Bueno chica calla ya y pasa a la habitación".

Una vez todos dentro del dormitorio de la chica, monté las dos cámaras habituales en unos segundos y les invité a los dos chicos que estaban un poco cortados a sentarse en la mesa de estudio, que no tenía ni un papel encima.

  • "Bueno, pues te decía que a Ramón ya le conoces bien. Esta vez me ha dicho que su amigo Manu también tiene cosas que enseñar y les he invitado a venir. ¿Te importa?".
  • "Pues, joer, yo paso de tríos y cosas raras. Esto no me gusta nada".
  • "Eso de que pasas de tríos lo tengo que decir yo y no tú. Tú harás lo que yo te diga o sea que basta de chorradas. Por cierto el bikini te queda espectacular. Date un par de vueltas para que nuestros invitados te vean el culo, bonita. Por lo visto los dos se mueren de ganas de follártelo".

La chica obedeció y giró tres veces sobre sí misma dejando a los chicos contemplar su precioso cuerpo.

  • "¡Joder, vecina!, si llevas tanga. Pero que buena estás. ¿No se te ocurrirá ir así a la piscina, no?".
  • "Ya ves que son unos chicos cumplidos, o sea que habrá que complacerles un poquito. Quítate la parte de arriba, déjanos ver tus tetitas y acaríciatelas como una stripper de verdad. Quiero que pongas realmente cachondos a tus amiguitos".

La chica obedeció, quedándose solo con la parte de abajo del bikini. Su cara reflejaba miedo, pero aún así obedeció a pies juntillas mi instrucción y comenzó a acariciarse las tetas cogiéndoselas por abajo, hasta llegar a sus pezones, que acariciaba en círculos una y otra vez.

  • "Joder, ¿me la puedo tirar ya?", dijo Ramón, me está poniendo tan cachondo que me duele la polla de lo dura que la tengo.
  • "No, todavía no. Esperad un poco y ten paciencia. Luego será aún mejor".
  • "Hostia que tía más puta. ¡Qué buenísima está!. ¿Tú has visto que labios de zorra tiene?. Necesito que me la chupe", dijo el amigo.
  • "Ahora preciosa, enseñándonos el culete, quítate el tanguita de forma sexy, siéntate en la cama con la espalda en la pared y hazte una pajita pensando en las tres pollas que van a pasar por tus tres agujeros. Queremos oír cómo te pajeas hasta correrte, o sea que no te cortes y sóbate como quieras".

Tras un par de segundos de duda, la chica se dio la vuelta y sin doblar las rodillas se agachó quitándose la parte de abajo del bikini, dejándonos entrever su rajita desde atrás. Luego se sentó en su cama con la espalda apoyada en la pared, se abrió completamente de piernas dejándonos ver su entrepierna perfectamente depilada con una pequeña línea de pelo en el pubis y tras chuparse dos dedos, cerró los ojos y comenzó a frotar su clítoris mientras con la otra mano acariciaba sus pezones.

  • "Hostia, esto es demasiado", dijo Manu.
  • "¡Joder!" dijo su amigo.
  • "Tened un poco de paciencia chicos que nuestra amiga no se va a ir corriendo. Dejadla que se toque un poquito. Si queréis sacaos las pollas y poneos en pelotas. Podéis ir pajeándoos un poquito para tenerla bien dura, pero no os paséis y os vayais a correr…".

Dicho y hecho, los dos chicos se desvistieron en 30 segundos, quedándose solo con los calcetines puestos al igual que hice yo. En ese instante su pollas ya apuntaban al cielo buscando guerra. Tal y como me había dicho Ramón, su amigo tenía un pollón realmente descomunal. No mediría menos de 24 o 25 centímetros y era gordo como un calabacín. Desde luego la pobre chiquilla iba a sufrir si quería metérsela por detrás. Los chicos no dejaban de exclamar una y otra vez lo buena que estaba la chica, sobre todo cuando Gemma empezó a meterse un dedo por el coñito mientras con la otra mano seguía frotando su clítoris.

  • "Bueno chicos por último y antes de dejaros vía libre con nuestra nena, os voy a mostrar que nuestra amiga sabe tomar pollas por tres agujeritos. Las posturas son cosa vuestra y a ver si sois imaginativos", le dije mientras me acercaba a la chica ofreciéndole mi polla para que la chupase. "Chupa putilla".

Gemma obedeció y con cara de asustada se metió en la boca mi polla comenzando al momento a mover su cabeza apretando con fuerza los labios, justo como sabía que a mí más me gustaba.

  • "Os recomiendo que hagáis que os la chupe, porque tiene una boca acojonante la chica. El segundo agujero es el coñito" les dije sacando mi polla de su boca, sentándome entre sus piernas con las rodillas dobladas hacia atrás y clavándole mi polla por su conejito arrancando el primer gemido de la chica. "¿Veis?. Esto la gusta mucho y gime como una conejita en celo cuando os la folláis, sobre todo si la dais a la vez un buen masaje de tetas", les iba explicando mientras mis manos sobaban con mucha fuerza los pechos de la chica moviéndolos arriba y abajo.

La cara de los chicos era más que de asombro, porque ni parpadeaban observando cómo me follaba a su vecina y pensando ellos cómo iban a satisfacer todos sus sueños con ella.

  • "Por último nuestra nena tiene un agujerito muy estrechito que a ella no le gusta demasiado utilizar pero que a nosotros nos vuelve locos, ¿a que sí chicos?. ¿A que sabéis a qué me refiero?".
  • "Joder a su culo. No te puedes ni imaginar las ganas que tengo de follármela por el culo", dijo Oscar.
  • "Ya te digo" asintió con cara de más asombro aún su amigo.
  • "Eso es. Pues para metérsela por detrás hay que tener un poquito de cuidado, porque sino no entra. ¿No es así zorrita?", dije mientras en esa misma postura levanté un poco su trasero para meter la almohada debajo "Una vez que tengáis la polla dentro dadle buena caña, pero es mejor que se la metáis con cuidado, porque lo tiene tan pequeño que igual hasta os hacéis daño si empujáis muy fuerte. ¿Veis?. Así se encula a una nena como esta".

Colocando en esa postura la punta de mi polla en el ano de la chica a la vez que me la sujetaba por la base, para orientarla bien, comencé a empujar.

  • "¡¡¡Aaaaaauuuuu!!!. ¡¡Nooooooo!!, ¡por ahí no por favor!", gritaba y se quejaba la chica.
  • "¿Veis?, se queja un poquito, pero ya veréis como luego gime como una golfa cuando la bombeo por el culo".

Mi polla fue desapareciendo en el culo de Gemma que se le dolía más que otras veces puesto que esta vez no tenía lubricación de ningún tipo. La cara de los chicos era ya algo increíble por la excitación que tenían sobre todo cuando vieron que mi polla desapareció por completo en el ano de la adolescente.

  • "¿Veis que bien la cabe toda?. Bueno chico la tuya tendrás que probarlo, porque la tienes gorda, pero yo creo que la tomará enterita. Ahora os movéis con ganas para castigarla un poquito por zorra y por dejarse encular de esta manera sin chillar más".

Así comencé a moverme a toda velocidad en el culo de Gemma, que estaba muy poco dilatado y siguió arrancando sus gemidos de dolor un buen rato. Mis manos agarraron con fuerza a la chica por las tetas, aplastándoselas y estrujándoselas, concentrándome en sus pezones, que puse morados a pellizcos.

  • "Chicos ya que estoy aquí me vais a dejar que me corra antes de empezad vosotros y así os enseño una cosa que la gusta mucho también a esta zorrita. Tú no te preocupes rubia que este va a ser sin duda tu polvo más corto".

5 minutos después de la sodomización, me movía a toda velocidad en el culo de la chica, que seguía gimiendo de dolor por lo incómodo de la postura. Cuando estuve a punto de correrme, le saqué la polla del culo y se la coloqué en la boca, obligándola a abrirla para permitir que me echase mi corrida en su interior.

  • "¡Hostia, tío!, pero que puta zorra. ¿Se lo va a tragar?".
  • "Joder, que sí se lo tragará a que sí pequeña. Demuéstrales lo que te gusta mi leche".

Gemma con un poco de cara de asco tragó la leche que llenaba su boca, engullendo por tanto toda mi corrida de una sola vez.

  • "¿Os ha gustado chicos?. Pues es toda vuestra".
  • "No por favor. Amo, no me hagas esto", dijo la pobre chica recuperándose de sus arcadas.

Yo me retiré de la cama y los dos chicos se lanzaron como bestias a por la chica. Parecía que habían hablado entre ellos porque Oscar fue directo a obligarla a que se la mamase mientras su amigo se la metió por el coño sujetándola por los tobillos para abrirla las piernas al máximo. Gemma lanzó un grito de dolor por el tamaño de la polla del chico, pero no pudo decir nada, porque tenía la boca llena y sabía que ni no cumplía yo le castigaría de verdad. Comenzó por tanto a dejarse follar en la cama totalmente abierta de piernas mientras el otro chico se la metía por la boca hasta la garganta. Después de unos minutos en esa postura, Oscar pidió a su amigo cambiar, por lo que Ramón sacó la polla del coñito de la chica y arrodillándose al lado de su cabeza le ofreció la polla para que se la mamase, mientras él se colocaba entre sus piernas clavándole la polla hasta el fondo de su conejito.

  • "Hostia tío que coño más precioso tiene esta tía. ¿Te has fijado como se lo depila la muy zorra?. La de veces que me la he machacado pensando en hacerle lo que le estoy haciendo ahora mismo".
  • "Está realmente buenísima, pero parece que tiene la boca un poco pequeña. ¡Venga abre la boquita cariño, que no tengo la polla tan gorda!".
  • "¡¡Mmmmmmhhhh!!, ¡¡GGgggnnnooo empugues tanto!!", se quejaba la chica porque Oscar estaba tratando de meter su pollón en su boca y no era fácil.

Finalmente lo consiguió y la primera mitad de la polla del chico se alojó en la boca de la indefensa Gemma, que no podía sino gemir. Llevaba ya media hora siendo violada por 3 pollas y la excitación que sentía era evidente, aunque ella trataba de reprimirla.

  • "Yo creo que a la muy zorra la está gustando", dijo Oscar.
  • "A ella no sé, pero a mi la mamadita que me está pegando me está volviendo loco".
  • "Vosotros folláosla con ganas y sin complejos, chicos, ya vereis como se termina corriendo como una ninfómana".

En la misma postura aguantaron al menos 10 minutos, tras los cuales Gemma comenzó a gemir de dolor nuevamente.

  • "¡¡¡Mmmmmhhhh!!!, ¡¡Guidadoooooo!!. ¡¡Degspaciiiioooo, pog favogggggg!!", trataba de hablar con la boca llena.
  • "¿Qué te pasa ahora zorra?. Tú sigue chupándomela que me estás volviendo loco"
  • "Es que se la estoy cambiando de agujerito y parece que le gusta más por delante que por detrás", dijo Oscar.
  • "¡Hostia cabronazo, se la estás clavando por el culo!".
  • "Hombre, con las ganas que tenía. No te puedes ni imaginar. Está estrecho de cojones pero mira ya se la he metido hasta la empuñadura y gime como una perra cuando me muevo", dijo el chico a la vez que abría las piernas de la chica sujetándola por los tobillos para permitir que su amigo viera como su polla se movía libremente en el culo de la chica. "La voy a dar por culo como hacen en las películas de Private. ¿Has visto alguna?".
  • "Sí, alguna".
  • "Pues eso la voy a hacer. Cada poco se la saco y se la vuelvo a meter para que se la abra bien el culo. Además lo que más gusto me da es meter y sacar la puntita".
  • "Venga, tú dale caña, que luego yo quiero probar. Nunca he dado por detrás a una tía y me muero de ganas".

Gemma había dejado los reprimidos gemidos de placer de hacía unos minutos para pasara gemir de dolor, sobre todo cuando su violador sacaba completamente su polla, comprobaba la dilatación de su culo y se la volvía a clavar hasta el fondo de un solo empujón. Cuando le metía la polla hasta el fondo, notaba como si tocase el fondo de su culo, provocándole un pequeño dolor a cada empujón a tope del chico.

  • "Joder, tío como siga dando por culo a esta zorra me voy a correr y no quiero terminar todavía. ¿Cambiamos?", dijo Oscar.
  • "Hecho. Venga, ponte a cuatro patas rubia y prepárate para recibir una polla gorda por tu maravilloso culito del que tanto presumes en el Instituto con tangas y pantalones ajustados".
  • "Por favor, tú no me la metas por detrás, es demasiado grande y me vas a machacar. Por favor te lo pido, amo, no le dejes hacer eso. No entrará".
  • "Tú calla y deja a los chavales que te follen a gusto zorra. Ponte a cuatro patas como te han ordenado, deja suelto el culito y sigue mamando la polla de tu vecino".

Gemma obedeció y se puso a cuatro patas sobre la cama, apoyando rodillas y codos, metiéndose la polla de su vecino en la boca, que se había sentado con las piernas cruzadas frente a ella. Su amigo se colocó detrás, de rodillas entre las piernas de la temblorosa chica y sujetándola por las caderas comenzó a restregar su polla por el sexo de la chica sin metérsela.

  • "Joder, si está mojada entera la muy puta. Se queja y se lo está pasando mejor que nosotros las tía".
  • "Tú fíjate como me la mama. Si es que es más puta que puta la tía. Y yo pensando en invitarla un día a cenar a ver si se dejaba tocar las tetitas. Joder que chorra soy", dijo su vecino mientras sobaba y pellizcaba sus tetas a la vez que Gemma movía su cabeza arriba y abajo. "Venga métesela ya que quiero ver cómo se retuerce. Desde aquí tengo un primer plano cojonudo".

Ramón colocó el glande de su pollón en el ano de la chica y comenzó a empujar sujetándosela por la base con una mano y agarrándose a las caderas de la chica con la otra. El ritmo con que le mamaba la polla a su vecino disminuyó repentinamente, puesto que el dolor de la dilatación extrema que empezaba a notar en su ano le impedía moverse normalmente.

  • "Venga zorra, no dejes de mover la cabeza", dijo Oscar dando un azote en el culo de la chica.
  • "No se yo si voy a poder encularla. Lo tiene muy estrecho", dijo Ramón que seguía empujando en la misma postura.
  • "Espera que yo te ayudo, pero tú sigue mamando zorra", dijo su amigo colocándose de rodillas en la cama sin sacar la polla de la boca de la chica, que se tuyo que incorporar apoyando sus manos y colocándose realmente a cuatro patitas.

Oscar así llegaba perfectamente al culo de la chica, por lo que colocándo una mano en cada nalga de la chica comenzó a tirar hacia fuera con fuerza tratando de abrirle el culo al máximo.

  • "Venga sácala y vuelve a empezar, que yo te abro el culo de esta puta".

Ramón obedeció y retirando la polla que no había llegado a pasar de la barrera del ano ni con el glande comprobaron que el culo de la chica estaba abierto de verdad.

  • "Tu abrela bien que voy".
  • "Venga, dale. Sujétatela por la base y empuja sin miedo que tiene que entrar".
  • "¡¡¡¡MMmmmmmmgggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!", gritaba la chica cada vez más fuerte.
  • "Joder la verdad es que tio tiene un culo esta tía que te mueres. Joder que gusto da cogérselo así mientras te la chupa".
  • "¡¡Ahoraaaa!!. Entró".

El glande de Ramón había sobrepasado el ano de la chica mientras yo filmaba en un primer plano la nueva violación anal de Gemma. El chico comenzó a empujar ahora ya más suavemente y su polla fue desapareciendo centímetro a centímetro en el ano de la chica.

  • "Hostia, yo no pensaba que un culo fuese tan profundo macho. Le entra entera".
  • "Ya te digo. Yo pensé lo mismo. Seguro que a otras tías no les entra tanto, pero a esta…".

Ramón comenzó el mete y saca por el ano de la chica, que poco a poco fue calmando sus gemidos.

  • "Basta tía no me la chupes más que estoy a punto de correrme y quiero probar otra cosita de las películas de Private contigo. ¿Tú has visto alguna película de Private Gemma?".
  • "No, no se lo que es eso. Supongo que serán pelis porno, ¿no?", dijo la chica con la boca libre entre pequeños gemidos por la sodomización que seguía recibiendo
  • "Sí. Mira hacen una cosa que se llama sándwich que lo vamos a probar contigo".
  • "¿Qué es eso?. Por favor no os paseis más conmigo"
  • "Vaya chavales, eso me gusta. Venga enseñad a nuestra amiga lo que es un sándwich. Creo que hasta ahora no lo ha probado nunca".

De forma casi acrobática, Oscar se fue introduciendo entre los brazos y piernas de la chica hasta llegar a dejar las rodillas de su amigo a la altura de su entrepierna. La chica seguía sin comprender lo que querían hacer con ella hasta que Oscar pidió a su amigo. "Venga Ramón tío vete bajando y no te muevas en unos segundos a ver si la ensartamos por los dos agujeritos".

  • "¡¡¡¡¿¿Queeeeeeeee??!!!!. ¿Por favor no seais animales. No me la metais los dos a la vez que me vais a destrozar. ¡¡Amo por favor, no les dejes hacerme eso!!".
  • "Tú tranquila y relajate, que te vas a correr del gusto. Ya lo verás".

Cogiéndola por las caderas, Ramón obligó a la chica a doblar las rodillas hasta sentarse a caballo sobre su amigo. Oscar tuvo que recolocarse un poco pero fue fácil colocarse en posición de penetrarla.

  • "Venga rubia, ahora métetela por el conejito, que te vamos a follar los dos a la vez", dijo el chico cogiéndo a su vecina por sus nalgas obligándole a colocarse en posición de ser penetrada vaginalmente por su polla.
  • "¡¡Aaaaaaauuuuuuu!!, ¡Los dos a la vez no por favor!. ¡¡Paraaaa!!, ¡para!, ¡paraaaaaaaa, que no cabeeeeee!", gritaba la chica ahora con la boca libre.

La polla del chico se deslizó con dificultad pero muy suavemente por la vagina de la chica que estaba empapada en sus jugos sexuales.

  • "¿Ves como entran las dos?. Si tú estás preparada para meterte la polla de dos caballos, preciosa. Venga ahora en vez de movernos nosotros muévete tú. Métete y sácate las dos pollas, vecinita".

Al principio no se atrevió, pero un par de mordiscos en las tetas por parte de su vecino la obligaron a empezar a moverse muy suavemente haciendo que las dos pollas a la vez saliese y entrasen una vez tras otra de sus dos agujeros. La chica sentía como si su entrepierna se fuese a desgarrar, pero estaba indefensa entre 3 hombre y no tenía otra posibilidad. Los chicos aguantaron quietos 5 minutos disfrutando de cómo la chica se follaba sus dos pollas a la vez, hasta que primero Ramón y luego Oscar comenzaron a moverse por si mismo. El movimiento no estaba sincronizado, por lo que a veces entraban sus dos pollas a la vez y otras una entraba mientras la otra salía. Cuando eran las dos pollas las que se clavaban simultáneamente, la seguía gimiendo de dolor.

  • "Chicos para que esto sea una escena Private de verdad falta una cosa o sea que vamos a dárselo también a nuestra rubia amiguita", les dije yo.
  • "Venga jefe, dásela que te la chupe que esta tía aguanta todo".

Mi excitación había ido en aumento la última hora mientras los dos chicos se follaban a Gemma, pero ya no podía aguantar más y ver como la sometían a un sándwich, me obligó a dejar la cámara en el trípode cogiendo una panorámica, sacarme la polla y ofrecérsela a la chica para que me la chupase.

  • "Ala, cariño, chúpamela a mí para que tengas tres pollas en tu interior y te sientas una puta de verdad".
  • "¡¡Mmgggghhh, mmmmggggghhhhh!!", gimió al meterse mi polla en su boca.

Sujetándola por la cabeza, me follé la boca de la chica hasta el fondo hasta que los tres nos corrimos gimiendo como locos. Los chicos se corrieron en el interior de la chica y yo lo hice sin sacarle la polla de la boca a la vez que me movía con gran velocidad. Se vio obligada nuevamente a tragar hasta la última gota de mi leche que descargó directamente en su garganta.

Un minuto después, los chicos se relajaron y "desempalaron" a Gemma, que estaba sudorosa y agotada. Cada vez que uno de los chicos sacó su polla, primero de su culo y luego de su vagina, lanzó un gemido de placer, por la excitación a que había estado sometida. Yo ya había sacado mi polla de su boquita, ordenándola que se relamiera perfectamente por si algún resto de mi corrida caía por sus labios. Dije a los chicos que se vistieran y me despedí de ellos, mientras Gemma se quedó sentada en una silla, desnuda y con actitud pensativa.

  • "Bueno chicos, espero que os haya gustado, porque igual es el mejor polvo que echais en vuestra vida".
  • "Ya te digo. ¡Qué pasada, tío!", dijo uno.
  • "Acojonado me marcho", respondió el otro.
  • "Bueno pues nada hasta otra. Espero que pueda llevar a cabo mi plan con tu prima".
  • "Lo que te he dado son datos buenos. De eso puedes estar seguro".
  • "Vale, bien. Ya te contaré. Si es verdad te llamaré y tal vez te recompense de alguna forma y por cierto, lo que ha pasado hoy no se lo podeis decir absolutamente a nadie. Nos jugamos más que un comentario de machitos".
  • "Hecho, tío. Hasta otro día".
  • "Adiós chavales".

Volví a la habitación donde Gemma seguí sentada en la misma posición.

  • "Bueno, rubia. Tú dirás. ¿Qué te ha parecido la lección de hoy?".
  • "Pues me ha parecido que me habeis follado como a una puta barata. Me habeís jodido como habeis querido sin preocuparos de mí. Esos dos anormales además seguro que lo cuentan en el instituto y es lo que me faltaba".
  • "Tú tranquila. No van a contar nada".
  • "Ya. Tú imaginate que ahora se lo cuentan a mis amigas. Yo me muero".
  • "No exageres. Has gemido como una perra mientras te daban los dos caña, o sea que no te quejes tanto".
  • "Si, ya claro. Yo no quería, pero al final mi cuerpo me ha traicionado. Al principio me moría de dolor cuando me la metieron los dos juntos, pero luego fue yendo mejor".
  • "¿Mejor?. Venga rubia. ¿Te has corrido o no?".
  • "Sí, sí que me he corrido, la verdad, pero joder no creo que quiera repetir esto".
  • "¿No crees?. ¡Qué zorrona eres cariño!. Si repites te corres todavía mejor que hoy. A ti te gusta follar y punto. Libérate de una vez de esos prejuicios, coño".

Gemma no quería reconocer que efectivamente le había gustado sentirse follada y penetrada por 3 hombres. Se ruborizó y siguió sin levantar la vista del suelo hasta que me despedía de ella, no sin antes decirla todos los deberes de matemáticas que debía hacer y estudiar para el próximo día. Era fundamental que su madres viese que en el colegio progresaba bien.

  1. La famosa prima de Ramón.

Al subir al coche después de salir de la casa de las dos hermanas, repasé el papel que me había entregado Ramón, en el que figuraba una clave de alarma, la ubicación del teclado en la casa, una dirección en La Moraleja y dos intervalos de tiempo mañana y pasado y un fin de semana dentro de 3 semanas. Ante la posibilidad de elegir la fecha de mi siguiente locura, me decanté por mañana mismo, ya que 3 semanas me parecía demasiado esperar, y más teniendo en cuenta que las claves de las alarmas se podían cambiar, dando al traste con todo mi plan. Me dirigí esa misma tarde a La Moraleja, para encontrar el chalet cuya dirección me había dado Ramón. No fue fácil, ya que la urbanización no tenía las calles bien indicadas, pero después de un rato dando vueltas localicé la casa. Era una casa no demasiado grande, pero con un jardín increíblemente grande con bonitos árboles y parecía que con una gran piscina a un lado. A un lateral del jardín, cerca de la carretera había un pequeño invernadero al que se podía acceder entre los setos exteriores del jardín. Ese podía ser un buen sitio para acceder a la casa. En el buzón comprobé que figuraban los nombres de la famosa pareja, por lo tanto de momento el chico no había mentido. No había demasiados coches aparcados frente a los chalets, supongo que debido a que todos tenían garajes grandes, sin embargo sí que había unos cuantos, por tanto no pensé que fuese a despertar sospechas.

Entre esa tarde-noche y la mañana y tarde del día siguiente tuve tiempo de preparar mi plan, que consistía en entrar en la casa a una hora que yo considerase que la chica estuviese ya dormida. Tuve que comprar un dispositivo de diamante con chupones para poder romper un cristal sin hacer ruido. El plan lo preparé muy cuidadosamente para evitar problemas con los guardias de seguridad que vigilaban en coche las calles interiores de la urbanización.

Alquilé un A6, le puse placas falsas y vestido de traje y corbata, con gafas y pelo engominado me dirigí hacia la urbanización cuando estaba comenzando a anochecer. Me puse guantes de latex casi invisibles a primera vista para evitar dejar huellas dactilares en el coche o en la casa, metí en una bolsa de deporte negra todo lo que necesitaba y llegué a la urbanización cuando estaba anocheciendo. Me crucé con 2 coches de vecinos a los que saludé cordialmente y ellos me devolvieron el saludo sin sospechar nada. También me crucé con un coche de guardas de seguridad a los que saludé con la mano por la ventanilla, haciendo que ellos me sonriesen, saludándome con un movimiento de cabeza y siguiesen su ronda tranquilamente. Era completamente de noche cuando llegué a la casa y aparqué el coche pegado a los setos de la casa a la altura del invernadero. Tras comprobar que no venía nadie, de un rápido movimiento me introduje entre los setos, llevando la bolsa de deporte negra, quedando escondido de la vista de la casa tras el invernadero. En unos minutos y despacio para no hacer ruido, me cambié de ropa colocándome zapatillas de suela de goma, calcetines, buzo y pasamontañas completamente negros. La ropa la metí en mi bolsa deportiva.

Tuve que esperar escondido hasta la 1 de la mañana en que las luces de la parte de abajo se apagaron y la alarma hizo un destello indicando que ya había sido conectada. Comprobé como una luz del piso de arriba permaneció unos minutos encendida hasta que en torno a la 1 y cuarto la casa quedó completamente sin luz. Sin duda la chica se había acostado. Esperé un hora más para darle tiempo a dormir y era el momento de entrar en la casa.

No fue difícil con el dispositivo cortador de cristales que había comprado, hacer un agujero en un cristal para abrir la puerta. La alarma estaba donde el chico me había dicho y efectivamente el código la desactivó sin problema. No había hecho el mínimo ruido, por lo que con seguridad absolutamente nadie me había oído. En el piso de arriba, localicé fácilmente el dormitorio principal, que por suerte tenía la puerta entreabierta o sea que entré y muy despacio me acerqué hasta la cama, gracias a que la luz de las farolas del exterior entraba por la ventana. Se veía solamente una coleta rubia, un brazo cubierto por un pijama de manga larga y un cuerpo bajo el edredón acurrucado en posición fetal. Sin duda la chica estaba profundamente dormida. Utilizando la pistola de dardos que en su día empleé para mis primeras esclavas, disparé en el hombro de la chica un dardo con una pequeña cantidad de tranquilizante, que según mis cálculos no duraría más allá de 20 minutos o media hora máximo. Inmediatamente después cerré bien la persiana y la puerta del dormitorio, encendí las luces y también la televisión por si hacía algo de ruido y por último coloqué las dos cámaras de grabación en sendos trípodes para cubrir perfectamente lo que fuese a pasar.

Ahora ya no había duda, destapé completamente a la chica y pude ver su cara comprobando que efectivamente se trataba de ella. Tenía drogada e indefensa frente a mí a una de las mujeres más deseadas de España. Llevaba un pijama de seda rosa, con pantalón largo, manga larga y con botones tipo chaqueta. Rosqué la barra de aluminio que traía y con las cuerdas y bridas, até primero sus muñecas juntas por encima de su cabeza y por detrás de la cabecera al somier de la cama, para luego con la barra atada a sus tobillos obligarla a tener las piernas abiertas a la vez que ataba la barra a los pies de la cama para que no se pudiese mover.

Estaba terminando las ataduras cuando la chica comenzó a mover la cabeza con los ojos medio cerrados.

  • "¿Qué, qué pasa aquí?. ¿Estoy soñando?. ¿Qué es esto?", dijo suavemente mirando a sus ataduras.
  • "Hola preciosa. No estás soñando. Es realidad. Soy un admirador tuyo que quiere follarte como te mereces", mientras me sentaba en la cama a la altura de su cintura.
  • "¿Qué?. ¿Pero qué dices?. Estoy atada. ¡Joder, suéltame!. Esto es un sueño. No puede estar pasándome a mí esto", insistía la chica con los ojos ahora ya abiertos como platos.
  • "Me temo que sí te está pasando y que desde luego no es ningún sueño. Te repito. Quiero follar contigo y te he atado para preguntártelo porque no se si vas a aceptar mi propuesta o no. Mi propuesta es follar como locos toda la noche. Sin tabús, sin límites, follar como animales, gozando y haciendo gozar al otro. Voy a hacer que te corras como nunca antes te has corrido. Te voy a comer enterita y quiero que tú hagas lo mismo. Voy a metértela en todas las posturas, por delante y también por detrás, hasta que el último poro de tu piel esté sudando y hasta que caigamos absolutamente agotados. Esto lo podemos hacer por las buenas o por las malas, porque follar vamos a follar como locos. Eso seguro".

En ese momento la chica comprendió claramente mis intenciones y su mente se aclaró completamente por el somnífero, por lo que intentó gritar. Cosa que no le permití, tapando su boca con mi mano y poniendo inmediatamente después una cinta de embalar.

  • "Está bien cariño, tu respuesta ha sido clara. De todas formas si cambias de opinión más vale que me lo digas, porque sino será peor para ti. La verdad es que te podría follar tal y como estás ahora mismo atada, pero tenemos tiempo, o sea que prefiero disfrutar de ti desatada. De todas formas lo primero es verte en pelotas a ver si estás tan buena como parece en las películas".

Lo primero que hice fue abrir los botones de la chaqueta de su pijama, a pesar de que trataba de moverse para evitarlo. Dejé al aire sus pechos, que en esa postura parecía más pequeños de lo que eran, de forma muy redonda, aureolas pequeñas y pezones muy puntiagudos.

  • "Las tetitas prometen. Están realmente ricas aunque algo pequeñas para mi gusto", dije sobándoselas unos segundos arriba y abajo.

Con unas tijeras de punta redonda para no pincharle y a pesar de que la chica trataba de moverse y rogaba que parase entre gemidos detrás de la cinta de embalar, comencé cortando sus mangas para quitar completamente su chaqueta y luego su pantalón, dejándola completamente desnuda, ya que no llevaba bragas.

  • "Vaya, vaya. No llevas ni braguitas. Eso es porque te gusta que tu novio te baje fácilmente el pantalón y te la meta bien metida, ¿eh zorrita?. Así me gusta. Tienes un chochito realmente bonito".

Mientras hablaba con ella, mi mano derecha se colocó en la entrepierna completamente depilada de la chica, exceptuando una pequeña línea en el monte de Venus, sobándola arriba y abajo, abriendo sus labios, tocando su clítoris y frotándolo tras mojarme un par de dedos con mi saliva.

  • "Muy pero que muy bonito conejito. Me lo voy a pasar en grande con él. Además depiladito para que esté más a la vista. Eso cariño es porque te gusta enseñarlo, o sea que no te me hagas la estrecha. ¿Te lo come muchas veces tu noviete?".

Ella no respondía y se limitaba a forcejear y tratar de chillar inútilmente por debajo de la cinta de embalar que cerraba sus labios.

  • "A ver cómo está de rico", le dije colocándome sobre ella en posición de 69 y comenzando a pasar mi lengua por su clítoris de forma extremadamente suave. "¡¡Mmmmhhh!!, cariño está delicioso".

Su vagina parecía realmente estrecha y sus labios estaban muy poco marcados. Ayudándome con las dos manos abrí su sexo, para poder dedicarme a lamer, chupar, frotar, magrear y en definitiva jugar con su clítoris. Su entrepierna estaba completamente seca y la chica se retorcía para que la dejase, pero por mi saliva y posiblemente también por sus jugos, poco a poco se fue mojando. Mi comida fue delicada y queriendo que fuese agradable para ella de verdad. Al principio notaba cómo se retorcía tratando de liberarse de sus ataduras y quitarme de encima, pero luego se fue relajando de forma involuntaria y empezó a sentir indeseadamente el placer de mi cunilingus. No notaba como su respiración se aceleraba de forma involuntaria y cómo transcurridos 15 minutos, se retorció nuevamente en sus ataduras, pero esta vez no por tratar de quitarme, sino corriéndose como una loca. Mi comida siguió, arrancando de la chica entonces gemidos de hipersensibilidad hasta que comencé a meter un dedo por su empapada vagina, seguido de un segundo mientras mi lengua se movía a toda velocidad. Eso no lo pudo soportar y se corrió, esta vez aún más violentamente que la primera.

  • "Cariño, tienes el coño más jugoso y más rico que he probado en mi vida y desde luego te gusta que te lo coman. Te corres como una leona".

La respiración de la chica seguía acelerada y sus pezones se veían aún más duros e hinchados de lo normal. La cinta que tapaba su boca, hacía que su respiración se oyese con más fuerza ya que solo podía hacerlo por la nariz.

  • "Bueno preciosa la verdad es que me debo sentir afortunado por poder haber comido uno de los coñitos más deseados de España, pero ahora tenemos que seguir. Ya ves lo empalmado que voy o sea que tú dirás. Estoy seguro que esto te ha gustado, o sea que ¿Quieres seguir follando conmigo por las buenas o no?", le dije mirándole a la cara.
  • "¡¡Mmmhhhh!!, ngg gggoo ", trataba de responder la chica.
  • "Joder no te entiendo. Espera", dije retirando un poco el precinto de la boca de la chica.
  • "Por favor sueltame. Te daré dinero si quieres. Algo tengo en casa, pero basta ya …".
  • "Eso es un no a follar voluntariamente, entiendo".
  • "Por favor no me violes, por favor".
  • "Está bien, como quieras. Pues te tendré que convencer", le dije volviendo a tapar su boca con la cinta.

Saqué de la bolsa de deporte unas pequeñas tijeras que al principio la asustaron mucho, que utilicé para abrir un pequeño agujero en la cinta que tapaba la boca de la chica. Después extraje un biberón de medio litro que había llenado de whiskey.

  • "Dicen que el alcohol libera la mente, o sea que vamos a ver si es verdad", le dije introduciendo la tetilla del biberón por el agujero de la cinta. "Solo es whiskey cariño, o sea que empieza a beber a nuestra salud. Además así vas practicando a mamar un poquito, porque esta noche vas a tener que mamar una cosa más gorda que esta de la que también saldrá liquidito".

La chica trató de resistirse a hacerlo, pero me senté al lado de la cabecera de la cama y sujetando su cabeza, le tapaba la nariz para obligarla a mamar del biberón. Los primeros tragos de whiskey fueron forzados por que le faltaba aire, pero pronto comprendió que no tenía más remedio que beber o sea que iba bebiendo poco a poco. En 15 minutos se había tomado aproximadamente la mitad del biberón. Para evitar que le sentase mal y lo fuese a vomitar, le retiré el biberón y vertí en su boca dos sobres de digestivo Almax, para facilitar la digestión y evitar la acidez que podía dar solo el alcohol en su estómago. Tragado el medicamento volví a colocar el biberón para que volviese a mamar. En la media hora que a la chica le costó terminar hasta la última gota, mis manos se entretenían con el precioso cuerpo de la chica. Sobre todo sus pechos eran la víctima de mis sobadas y pellizcos, que la hacían dar pequeños respingos de dolor. Sus piernas y su entrepierna también eran recorridas metódicamente por mis manos mientras la chica bebía el whiskey. Al principio se resistía más a mis tocamientos, pero terminado el biberón notaba cómo su cuerpo se dejaba hacer sin quejarse por mis pellizcos. Lo único que la hacía reaccionar era cuando la frotaba el clítoris, que gemía de placer.

  • "Muy bien. Te lo has terminado todo. Eres una borrachilla, preciosa. Toma sigue un poquito más le dije sacando un segundo biberón de la bolsa y colocándoselo para que siguiese bebiendo".

La chica iba estando tan bebida que no se enteraba de mis sobadas, o sea que decidí que era el momento de desatarla. Estaría tan borracha que aunque lo intentase no podría salir corriendo. Mientras ella iba dando pequeños sorbos, no se enteraba que la estaba desatando y de hecho cuando la solté completamente siguió manteniendo sus piernas abiertas permitiéndome seguir sobando su clítoris y meter un par de deditos por su vagina, mientras ella seguía gimiendo, cada vez más claramente. Se había bebido ya aproximadamente la mitad del segundo biberón cuando decidí dar el siguiente paso a la vez que quité el precinto de su boca.

  • "Muy bien preciosa. Ahora toma este otro biberón y mama de él", le dije colocándome nuevamente en posición de 69 sobre ella con mi polla a la altura de su boca.

Increíblemente la chica abrió al máximo su boca y comenzó a mamarme la polla de forma increíble a la vez que mi lengua volvía a jugar con su clítoris. Movía la cabeza arriba y abajo mientras con sus dos manos me sujetaba el culo.

  • "Eso es preciosa. Así me gusta a mí verte mamar. Chupa fuerte que no se te salga de la boca cariño".
  • "Mmmmmhh, mmmmhh, je, je, je, está buena", dijo la chica con voz de borracha.
  • "Pues dale cariño que yo sigo chupando esta preciosidad de coñito que tienes. No la sueltes, ¿eh?".

Con cuidado, cogiéndola por la cintura, di la vuelta colocándome yo tumbado en la cama y ella sobre mí. Quería de una vez poder verle el culo y sobarlo libremente. La chica se dejó hacer sin sacarse mi polla de su boca. Mis manos comenzaron a sobar su precioso culo, en el que se notaba claramente la marca de un bikini al tomar el sol. Le daba azotes, le estrujaba mientras mi lengua no dejaba de jugar con su clítoris. Ahora podía ver su pequeñísimo ano provocándome frente a mis ojos. La chica tenía ahora sus manos apoyadas en la cama y movía la cabeza arriba y abajo, haciendo que su coleta fuese a uno y otro lado de su cuello. Gemía a cada azote que le daba dejando marcada mi mano en sus nalgas, pero no soltaba mi polla de sus labios en ningún momento. Sujetando con las manos en la parte baja de sus nalgas, abrí todo lo que pude su coñito, dejando entrever su interior rosado y muy lubricado. En esa postura mi lengua jugaba libremente en su interior y en su clítoris, arrancando continuados gemidos en la chica.

  • "¡¡Aaaaaaaaaahhhhhh!!, qué pasada", gimió la chica al notar como el dedo índice de mi mano derecha penetraba sin resistencia ninguna hasta el fondo de su vagina.

Una vez metido el dedo, lo giré, lo metí y saqué un montón de veces jugando con ella. Cuando se lo saqué completamente estaba empapado en sus jugos.

  • "¡¡Aaaaauuuuuuu!!, ¡¡¡¿Qué haceeeeees?!!. ¡Por ahí no es, que me haces dañoooooo!", se quejó la chica soltando mi polla por un par de segundos al notar que mi dedo se estaba clavando en su virgen culo.
  • "Tú tranquila. Relaja el culete ya verás como te gusta. Y vuelve a seguir mamando cariño".
  • "Es que nunca he hecho nada por ahí. Por favor no me hagas nada por detrás. Seguro que me duele mucho".
  • "Sigue mamando y relájate. No me hagas enfadar rubita", le dije a la vez que con la otra mano la propinaba un fuerte azote en el culo. "¡¡¡Plaaaaas!!!".
  • "¡¡Aaauuu!!".

Increíblemente, la chica obedeció y se dejó hacer. Dejó que mi dedo penetrase completamente en su ano, gimiendo sin parar, sintiendo una extraña mezcla de dolor, humillación y placer. Saqué el dedo completamente de su ano varias veces, volviéndoselo a meter hasta el fondo cada vez más rápido, mientras sus gemidos de molestia iban desapareciendo a la vez que disminuía la resistencia de su esfínter. Una de las veces, en lugar de volver a clavar el dedo índice solo, lo acompañé de mi dedo anular y suavemente comencé a meter mis dos dedos por el culo de la chica.

  • "¡¡AAaaayyyyy!!, ¡¡¡¿Qué me estás haciendo?!!!. ¡¡¡Me duele!!!", se quejó la chica mientras mis dos dedos iban milímetro a milímetro desapareciendo en su culito.
  • "No te quejes tanto, que verás como te terminas corriendo con el culo llenito".
  • "Me hace daño. ¿Qué me estás metiendo?".
  • "Igual así te duele menos", le dije mientras los mismos dedo de mi otra mano fueron hacia su coñito introduciéndose en el mismo hasta el fondo con facilidad".
  • "¡¡¡Aaaaaaahhhhh!!!, joder, te estás pasando tío. Me vas a hacer daño".
  • "Calla boba y sigue mamando, venga que sino te meto otro dedo y entonces será peor. A ver si te cabe mi polla entera en la boca preciosa, que tienes los labios mas bonitos de España".

Supongo que por su borrachera, la chica volvió a dejar de quejarse y dejarme hacer lo que quisiese en su entrepierna, para tratar de obedecerme y meterse toda mi polla en la boca. No pudo, pero a pesar de sus arcadas, intentó una y otra vez hacer que mi polla desapareciese entera por su garganta.

Los cuatro dedos se clavaron completamente en los agujeros de la chica, los giré una y otra vez en su interior incluso me permití jugar a torturarla un poquito abriéndolos en su interior para dilatar sus dos agujeritos. 20 minutos después, su culo estaba tan cedido que le entraría sin problemas una buena polla y eso es lo que hice. Quitándola de encima la obligué a permanecer a cuatro patas al borde y colocándome de pié junto a la cama, me limpié un poco los dedos y de un solo empujón le clavé la polla hasta el fondo del culo.

Su esfínter permitió el paso de mi polla sin mayores problemas, si bien la chica lanzó un grito más por la impresión de sentirse sodomizada que por el dolor que pudiese causar en su ya bien dilatado ano.

  • "¡¡Aaaauuuuuuuuuuu!!, ¡¡no me hagas estooooooo!!", dijo sin mover ni un músculo para impedir que mi polla petase su virgen culo.
  • "Calla tonta dentro de unos segundos vas a estar gimiendo como una perrita en celo. Si a los maricones les gusta por algo será".
  • "¡¡Aaaaayyyy, aaaaaayyyy, aaaaaauuuu!!", gritaba a cada embestida de mis caderas.

Sujetándola con fuerza por las caderas, mi polla iba entrando y saliendo del cada vez más dilatado culo de la chica. Sujetándola por las caderas y dejando mi polla en su interior la obligué a ponerse a cuatro patas en el suelo, con los codos y las rodillas apoyados en el suelo. En esa postura, con sus piernas un poco entreabiertas, coloqué mis pies a la altura de sus caderas y sujetándola por la cintura, en esa postura un poquito forzada para mi polla, podía moverme más rápidamente haciendo que su culo se fuese acoplando cada vez más a su ocupante. Un par de minutos más en esa postura fueron suficientes para que la chica gimiese de placer cuando me movía en su interior y también cuando le sacaba completamente la polla para volvérsela a clavar con gran velocidad.

  • "Vaya, ahora ya te gusta, ¿eh rubita?".
  • "¡Aaaaaaahhh!, qué gusto sí. Dame fuerte. Dame. Qué gozada joder. Me estás poniendo a tope", respondió la chica.
  • "Joder, chica, eres mucho más golfa de lo que pareces por la tele. Si te viesen ahora por la tele recibiendo una polla por el culo y gimiendo de placer, se pajeaba toda España".
  • "¡Aaaahhhhh!. Así, dame fuerte. Esto es demasiado. Tócame por delante, por favor me quiero correr, por favor, sigue, sigue, sigueeeeeeeee, ¡¡¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhh!!!".

La chica se corrió en cuanto puse mi mano sobre su clítoris y lo empecé a sobar con fuerza. El gemido final del orgasmo de ella hizo que apretase su ano hasta el punto que el placer que me supuso, me obligó a correrme también, impidiendo que pudiese aguantar más dándole por el culo como yo quería en ese momento. Mi corrida llenó el culo de la chica mientras mis manos la cogían con fuerza por los pechos colgantes en esa postura.

  • "Toma leche, zorra. Pero que puta eres, tía", la decía con las últimas embestidas de mis caderas, mientras ella seguía con suaves gemidos de fin del orgasmo.

Tras unos segundos en que permanecía con la polla alojada en su culo sobando sus nalgas y sobre todo sus pechos, le saqué la polla comprobando que su ano estaba realmente cedido por la sodomización.

  • "¿Te ha gustado, eh?".
  • "Uff, que pasada. Eres un cerdo y me has violado contra mi voluntad, pero me he corrido como una loca", respondió con claro acento de borracha debido al alcohol que la había obligado a beber.
  • "No seas estrecha cariño, que te he desvirgado el culo de la forma más placentera posible. ¿Nunca te habían dado por ahí, verdad?".
  • "No, nunca. Mi novio, me lo había pedido algunas veces, pero yo me había negado. Por lo visto él lo había hecho con una novia suya antes, pero a mí me daba miedo", respondió, sentándose en el suelo tambaleándose un poco por el mareo.
  • "Pues no era tan malo, verdad. Además tienes un culo divino, rubia, o sea que tienes que usarlo más a menudo desde ahora".
  • "Buff, qué mareo noto. Eres un cerdo y me has emborrachado para hacerme esto".
  • "Calla idiota que tenemos todavía un buen rato. Ahora quiero que me la chupes bien chupada hasta que me la pongas dura nuevamente".
  • "¡¡¿Queeee?!!. No, de eso nada. Basta ya de follar. No me tengo de pié", dijo intentando levantarse.
  • "Tú quieta de rodillas y yo diré cuando sea basta. Hasta entonces a follar se ha dicho". Cogí una cámara de la mano y me puse de pie frente a la chica que permanecía arrodillada en el suelo sentada sobre sus talones. "Ala, cariño, empieza a chupar, que eso ya sabías hacerlo antes y quiero tomarte unos primeros planos".

Al principio la chica se resistió y tuve que darle un par de tortas en plan juego, no demasiado fuertes para animarla a abrir la boca y comenzar a chupar mi ya flácida polla.

  • "Eso es cariño. Hazme la mejor mamada que sepas hacerme y te premiaré si consigues que me corra otra vez, sino te vas a llevar una azotaina que no te vas a poder sentar en un mes".

La chica, posiblemente fruto de su borrachera no se resistió y colocando mi flácida polla sobre su lengua, cerró sus labios sobre ella y comenzó a chupar sin darse cuenta que restos de mi corrida y sus jugos anales chorreaban de mi miembro.

  • "Muy bien bonita. Así me gusta. Tú chupa fuerte y mira de vez en cuando a la cámara que quiero que se te reconozca bien".

La chica, cada vez más borracha al ir su estómago asimilando la cantidad de alcohol que había bebido, obedecía si rechistar mamando con fuerza mi polla que muy poco a poco se iba endureciendo. Mientras mi mano izquierda sujetaba la cámara, con la derecha acariciaba su cabeza, cogiéndola de vez en cuando por la nuca para follarme su boca hasta provocarle arcadas. Cuando mi polla ya se puso dura de verdad, su garganta parecía acostumbrada a mis embestidas y dejaba entrar a mi miembro sin provocar arcadas en la chica. Cuando la cogía por la nuca y le metía la polla hasta el fondo de la boca mi sensación de dominación sobre la chica era total y su saliva resbalaba por mi polla y por su barbilla hasta gotear al suelo. Su estado de embriaguez hacía que se dejase violar oralmente y no notase ni la saliva caer ni mi polla colándose por su garganta.

  • "Ahora cariño vamos a probar el conejito este precioso que tienes. Ven aquí", le dije levantándola del suelo y tumbándola sobre la cama de un empujón.
  • "Auuuu, me da vueltas todo", se quejó con los ojos perdidos mientras yo dejé la cámara en el trípode y me tumbé sobre ella en posición de misionero.
  • "Así, ábrete de piernas cariño y límpiate la cara, joder te chorrea la saliva ", le dije a la vez que con la sábana limpiaba su cara y sus pechos de la saliva que le había caído al hacerme la mamada anterior.

Mi polla estaba ya a la puerta de su sexo y sus piernas estaban abiertas de par en par permitiéndome la penetración, por lo que de un golpe de cadera su vagina se tragó mi miembro hasta el fondo.

  • "¡¡¡Aaauuuuu!!!, ¡béstia!, que me haces daño", gimió por la penetración.

Mis manos sujetaban y magreaban con fuerza los pechos de la chica a la vez que mi lengua se metía por su garganta besándola con pasión. Ella se dejaba hacer, incluso devolviéndome el beso con la lengua a la vez que iba gimiendo a cada embestida de mi polla.

Sus piernas me abrazaron por la cintura y sus brazos por mis hombros, dejándome penetrarla sin oposición ninguna.

  • "¡Qué conejito más estrechito y más gozoso tienes cariño. Me encantas".
  • "Aaaahhhh, aaahh", gemía la chica. "Todo me da vueltas, me maréo".
  • "Calla tonta. Deja de pensar que te maréas", le dije sacándole la polla mientras me incorporaba. "Toma otro poco de este biberón ya verás como se te pasa el mareo", le dije sentándome sobre su pecho ofreciéndole mi polla.
  • "¡¡¡Nnngooo, nnngooo quiedooooo!!!", gritaba la chica con la polla otra vez alojada en su boca.
  • "Saboréala para que notes cómo sabe tu conejito".
  • "¡¡¡Aummmmmm, mmmmmh!!!", se quejaba con mi miembro ya alojado en su boca mientras sujetándola por la nuca la obligaba a mover adelante y atrás su cabeza.
  • "Así cariño chúpamela otro poquito".

La chica estaba demasiado borracha para resistirse, pero aún así se trataba de quejar como podía.

  • "Muy bien, preciosa ahora yo abajo y tú arriba. Quiero ver como cabalgas un poquito".
  • "¡No, basta!, no me la metas otra vez por favor, basta ya".

A pesar de que se resistía, su borrachera hacía que la pudiese mover como a un muñeco y colocándola a caballo sobre mí, no me fue difícil volver a penetrarla a pesar de sus quejidos.

  • "¡Toma zorra!, ahora por lo menos gime por algo".
  • "¡¡¡Aaaauuuu!!!", gritó al volver a notar mi polla en su interior moviéndose a toda velocidad mientras mis manos la sujetaban por las nalgas.

En esa postura me fue fácil jugar con la chica que a duras pena se apoyaba con las manos en la cama completamente borracha, no pudiendo más que gemir y pedirme que parase. Sujetándola con fuerza por el culo con una mano en cada nalga sacaba completamente mi polla para volver a metérsela nuevamente en el coñito. Eso me resultaba muy placentero pues mi glande volvía a sentir la penetración en el estrecho sexo de la chica.

  • "A ver si te entra por el otro lado", le dije sacándole la polla y ayudado por una mano dirigiéndola a la entrada del culo.
  • "No, basta tío, no te pases otra vez. ¿Qué haces?. Por detrás no, otra vez no que me hace daño, por favor, tío. ¡¡Aaaaaauuuuuu!!. ¡Basta, cerdo, por detrás no quiero, por favor, no!. ¡¡¡¡Aaaaaahh, no empujes tanto, aaaaaaaaaah!!!!"

Finalmente tras unos forcejeos, mi polla se volvió a alojar en el culo de la chica, que parecía haber perdido toda su dilatación anterior, ya que se notaba realmente estrecho como a mí me gustaba.

  • "Pero qué culo tienes puta. Y aunque te quejes bien que te has corrido antes con la polla metida aquí o sea que deja de chillar, coño".

La chica se quejaba y lloraba mientras mis caderas movían mi polla en su culo a toda velocidad. Mis manos sobaban con fuerza danzo azotes en sus nalgas o se divertían estrujando sus pechos que bailaban a cada embestida de mis caderas. Se la sacaba, se la volvía a meter hasta los huevos, me movía unas veces rápido y otras despacio, … jugaba en definitiva violando por el culo a una de las mujeres más deseadas del país.

  • "Basta, por favor, no sigas. No aguanto más voy a vomitar".

En ese momento la chica comenzó a notar nauseas, por lo que opté por cambiar de postura por si acaso le daba por vomitar no me fuese a caer encima.

  • "Joder, zorra, no se te ocurra devolverme encima", le dije sacándole la polla y tumbándola de lado en la cama.

Yo me tumbé detrás de ella, un poco atravesado y de un fácil empujón volví a alojar mi polla en su ano. La chica gimió muy suavemente, puesto que parecía más preocupada de no vomitar que de resistirse a mi violación anal. En esa postura completamente frete a la cámara la levanté una pierna dejando su cuerpo desnudo y expuesto completamente al objetivo mientras con la otra mano por debajo de su cuerpo la tenía sujeta por un pecho.

  • "Toma polla, zorra. ¡¡Toma!!".

Así me corrí en su interior, llenándola los intestinos de mi leche sin que ella se quejase ni gozase como la primera vez. Ahora el alcohol había hecho efecto y estaba borracha como una cuba hasta el punto de no tenerse en pie. No había vomitado todavía, pero las arcadas iban en aumento, por lo que sin sacarle la polla del culo la obligué a levantarse de la cama y dirigirse al baño inclinada hacia delante mientras mis brazos la sujetaban con fuerza por la cintura evitando que se cayese y que mi polla se saliese del ano. En esa postura llegamos al baño, donde se apoyó con las dos manos en el inodoro y las rodillas en el suelo lentamente, permitiéndome a mi no sacar la polla de su trasero.

  • "Eso es bonita. Ahora vomita tranquilamente que yo estoy entretenido", le dije situándome más cómodamente sujetándola por las tetas con las dos manos y comenzando a bombearla por el culo nuevamente.

A pesar de haberme corrido, mi polla seguí en estado de media erección, o sea que podía seguir dándole por detrás cómodamente en esa postura.

  • "Vamos, golfa, devuelve lo que quieras que yo estoy entretenido desde atrás".

Mis manos no soltaban sus pechos, que los pellizcaban y estrujaban con tanta fuerza que me extrañaba que no chillase de dolor. Mientras tanto mi polla comenzó a moverse en su esfínter para muy pronto comenzar a cambiar de un agujero a otro en cada embestida. Una embestida por el coño y otra por el culo alternativamente, gozando al máximo de esta nueva violación de la pobre chica, que hasta pasados 10 minutos no fue capaz de vomitar. Entonces mientras ella vomitaba y lo pasaba realmente mal sobre la taza del water, yo me divertía violándola por delante y por detrás con la polla ya totalmente dura. No había terminado de vomitar con la cabeza metida en el water cuando no pude aguantar más y me vino una nueva eyaculación ocupando su ojete. Se me ocurrió hacerla una última putada mientras me estaba corriendo por tercera vez en su culo. Sujetándola con la mano derecha por los pelos, metí su cabeza completamente en el water donde estaba vomitando y con la otra mano tiré de la cadena. El agua empezó a salir y mezclada con sus vómitos manchó completamente su cabeza. Ella sentía que no podía respirar por lo que trataba de levantar la cabeza, cosa que yo no le dejaba hacer o sea que la tensión de sus músculos hacía que su culo se contrajese aún más, dándome posiblemente el mejor orgasmo de mi vida.

Finalmente su cabeza estaba completamente empapada pero limpia de cualquier otro resto.

  • "Perfecto, cariño, te has portado como una auténtica zorra. Ya puedes volver a dormir".

Saqué la polla de su culo, me limpié con una toalla un poco, me vestí, recogí todo el material que había traído y cuando me marchaba por la puerta la chica comenzaba a levantarse del suelo con la cabeza empapada de agua y ya no tan borracha por el frío.

  • "Adios bonita. Cuídate. Ya te mandaré una copia del video por si quieres enseñárselo al marica de tu novio. Como me denuncies se lo mando a todos los productores de cine de España y te llamarán para hacer solo pelis porno. Ya verás que bien. Adios, zorra".
  • "Hijo puta, cerdo violador de mierda. ¡Púdrete, cabronazo!".

Sin problemas, pero con el pasamontañas negro puesto por si acaso, salí de la casa por donde había entrado y me marché de la urbanización. Había sido una gran experiencia la de meterme en los agujeros de una de las chicas más deseadas de España.

  1. El retorno de Vanesa.

Pasaron un par de días en los que estuve montando el excepcional material de la violación de mi famosa amiga, cuando un mensaje en el móvil me sorprendió.

  • "Mi amo, soy Vanesa. Solicito permiso para acostarme con un chico que he conocido el sábado pasado".
  • "Ven esta tarde a mi casa a las 19:00 y me lo cuentas. Ya sabes donde vivo".
  • "OK. Allí estaré".

Increíble pero cierto, mis primeras esclavas seguían sintiendo necesidad de tener un amo que se las follase.

  • "Hola soy Vanesa, mi amo", dijo la chica puntual a las 7 de la tarde por el telefonillo.
  • "Sube", respondí, dejando abierta la puerta de casa.

A los pocos minutos oí como se cerraba la puerta de casa, señal de que la chica había entrado.

  • "¡Vaya!. ¿Cómo estás, pequeña?. Cuanto tiempo sin verte".
  • "Hola mi amo. Estoy bien", respondió la chica con media sonrisa.

Vanesa llevaba un pantalón blanco de cintura baja completamente pegado al cuerpo excepto de la las rodillas hacia abajo, que se ensanchaba hasta cubrir casi por completo sus zapatos. Arriba llevaba un top sin tirantes (tipo banda), que cubría sus pechos y una chaqueta de tejido transparente atada con un botón frente a su top, que más bien parecía de adorno que otra cosa.

  • "Vaya, yo creo que hasta has crecido".
  • "No creo, mi amo. Son estos zapatos de plataforma que me hacen más alta", dijo levantando un pie y enseñándome una especie de zapatillas de deporte modernas con gran plataforma y tacón.
  • "Siéntate aquí a mi lado y cuéntame lo que venías a decirme".

La chica obedeció y se sentó en el sofá a mi lado, con una rodilla sobre el cojín y mirándome comenzó a explicar:

  • "He conocido a un chico a través de unas amigas que me gusta mucho. El sábado estuvimos tomando algo con varias personas más y a ultima hora se ofreció a acompañarme a casa. Me dijo que quería quedar conmigo este próximo sábado para tomar algo solos e ir al cine. Yo he hablado con varias amigas y sé que ahora mismo no tiene novia, pero ha estado saliendo bastante tiempo con una que conozco 2 años mayor que yo que se acuesta con cualquiera, o sea que estoy seguro que Ignacio me va a decir para que nos acostemos. Además tiene coche, o sea que … pues eso. A mi me gusta y me gustaría probar, la verdad".
  • "Vaya. Muy bien me parece que me cuentes todo. La verdad es que así da gusto y no puedo decirte que no. Puedes hace con él lo que quieras. Incluso te dejo que te la meta por la boca, por el coñito y hasta por el culete. Eso depende de ti. Pero quiero que me lo cuentes luego. Quiero saber si te trata bien o no. De todas formas, cariño, ya que has venido tan guapa, sabes que te voy a poner otra condición que además estás deseando o sea que prepárate que te voy a follar como se merece una tía buena como tú. Quítate esa chaquetita y toma chúpamela un poquito. Me parece que te apetece volver a probar mi polla en todos tus agujeritos", le dije levantándome del sofá y poniéndome frente a ella.

La chica se quitó la chaqueta dejándola en el respaldo, me bajó la cremallera del pantalón vaquero que llevaba puesto y me sacó la polla ya morcillona, con decisión.

  • "¡Mmmhhhh!, ¿así te gusta, mi amo?", dijo la chica comenzando a lamer arriba y abajo mi polla.
  • "Me encanta. Te has convertido en una experta suprema comedora de pollas. Tu amiguito se va a quedar de piedra si le haces esto. Venga abre la boquita y trágatela un rato, cariño".
  • "Lo que tú digas, mi amo".

Y abriendo su pequeña boca cuanto pudo, comenzó centímetro a centímetro a hacer desaparecer mi polla por sus labios hasta que mis huevos quedaron tocando su barbilla.

  • "Me encanta como te la tragas cariño. Me pone cachondísmimo notar tu garganta apretando mi polla. Venga ahora mueve esta cabecita como tú sabes", le dije a la vez que sujetaba su cabeza a la altura de sus orejas por los dos lados. "Así, suavemente, metiendo y sacando. ¡Qué boca más jugosita tienes cariño!, me encanta" decía mientras con las dos manos iba poco a poco obligando a la chica a mover la cabeza metiendo y sacando mi polla completamente de su garganta. "Mueve la lengüita mientras te follo yo la garganta cariño, que me gusta todavía más".

Vanesa no podía más que abrir al máximo su boca y dejar que mi miembro entrase y saliese de su boca. Yo notaba la estrechez de su garganta y su lengua que se movía lo poco que podía acariciando mi polla en el interior de su boca. Mis manos sujetaban su cabeza por la parte de atrás mientras mis caderas se movían a toda velocidad follándome su boquita oriental. Mi polla completamente empapada de su saliva comenzó a gotear por su barbilla, llegando hasta el suelo donde se veían ya varias gotas. La chica tenía apoyadas sus manos en sus rodillas y se dejaba hacer.

Estaba ya próximo a correrme cuando decidí sacársela.

  • "Cariño, ¡qué mamada más perfecta, joder!. Cada día lo haces mejor, ven, levántate", le dije cogiéndole de la mano para ayudarle a levantar a la vez que se limpiaba la saliva que goteaba de su boca con la otra mano.
  • "Me alegra que te guste, mi amo", dijo levantándose del sofá.
  • "Dame un beso preciosa. Cada día estás más buena", le dije cogiéndole con una mano por la cintura y con la otra por la parte de atrás del cuello.

La chica no solo se dejó hacer, sino que me besó como si realmente sintiese pasión por dejarse follar una y otra vez por mí. Nuestras bocas se pegaron la una a la otra mientras mis dos manos sujetaban el culo de la chica, sobando sus nalgas por encima de su ajustado pantalón. Mientras mi lengua seguía jugueteando con su garganta una de mis manos se pasó a sobar por encima del pantalón la deliciosa entrepierna de la chica durante unos segundos. Inmediatamente después comenzó a desabrochar los botones de su bragueta hasta el final, para usando las dos manos, poder bajarle el pantalón justo por debajo de su culo.

  • "¡Pero qué guarrilla eres, chinita. No llevas ni bragas!".
  • "Sí suelo llevar, pero me imaginaba que preferirías verme sin ellas".
  • "Has acertado nuevamente. ¡Dios, que culo tienes. Te lo voy a follar ahora mismo!".

Cogiéndola por la cintura, me puse detrás de ella y la hice andar unos pasos hasta apoyar los codos en la mesa del comedor inclinándose hacia delante un ángulo de unos sesenta grados. Mientras con los dedos índice y pulgar de la mano izquierda abría sus nalgas para tener su ano a la vista, con la derecha me sujetaba la base de la polla para clavársela en las entrañas. La postura era un tanto difícil para sodomizarla, ya que seguía con los pantalones bajados justo debajo del culo, impidiéndola abrir las piernas, y dejando por tanto un camino realmente estrecho para mi polla.

  • "Así no sé si vas a poder mi amo. Quítame los pantalones y me abro un poquito", dijo la chica.
  • "De eso nada. Vamos a probar así a ver si todavía está más estrechito. Me apetece que tus nalguitas abracen mi polla mientras te doy por culo además me encanta verte así con los pantalones medio bajados".

Mi polla estaba recién lubricada por la anterior felación y eso fue lo que permitió que mi glande desapareciese en el interior del ano de la chica.

  • "¡¡Mmmmmmmmhhh!!", se quejaba la cría sin querer gritar. "Joer, ya se me había olvidado lo que duele eso".
  • "Me encanta encularte preciosa. ¡Mmmhh!, que agujero más estrechito tienes", le dije mientras suavemente hacía desaparecer completamente mi polla en su interior a la vez que mis dos manos levantaron simultáneamente el minúsculo top de la chica para comenzar a sujetarla por las tetas con fuerza mientras mi polla se terminaba de clavar en su ano.

Gimió unas cuantas veces la pobre chica hasta que finalmente su esfínter pareció habituarse a estar cedido y se dejó penetrar sin quejarse. Mis caderas se movían a un ritmo constante metiendo y sacando mi polla de su trasero. Cuando se la metía empujaba con fuerza para notar sus perfectas y suaves nalgas presionando sobre mi pubis.

  • "Ahora intenta bajarte los pantalones del todo sin sacarte la polla, preciosa. Me apetece cambiar de postura", le dije al cabo de 5 minutos de sodomización.

Dicho y hecho, la chica apoyó la cabeza en la mesa y con las manos se bajó los pantalones hasta las rodillas mientras yo seguía tirándome su culo. Una vez en las rodillas, moviendo suavemente las piernas se los sacó completamente por los tobillos, abriendo un poco las piernas para facilitarme la penetración anal. En esa postura pude sacar mi polla completamente de su culo para volver a encularla con fuerza, arrancando cada vez un quejido de dolor que se acompañaba de quejidos de placer cuando mi polla volvía a moverse rítmicamente en su interior. La hice poner una pierna sobre la mesa, para cambiar de postura y seguir dándole por el culo viendo una panorámica más clara de su entrepierna cuando le sacaba la polla. En esa postura no pude más y me vino una gana incontenible de correrme, por lo que le saqué la polla, la hice arrodillarse frente a mí y descargue completamente en su cara. Su pequeña nariz, sus labios y sus ojos quedaron bañados en mi leche, que se relamió gota a gota ayudándose de un dedo.

  • "Está bien, pequeña. Eres tan buena como siempre y por tanto puedes hacer lo que quieras con ese chico. Dentro de unos días te llamaré y me lo cuentas todo", le dije pasados unos segundos en los que me chupó la polla dejándola completamente limpia de sus jugos anales y de los restos de mi corrida.
  • "Gracias mi amo".
  • "Está bien, puedes marcharte y ya hablaremos. Pero vístete primero. No vaya a ser que te violen aquí mismo si te ven en pelotas".
  • "Gracias mi amo", repitió a la vez que comenzaba a recuperar su ropa para vestirse.

Cinco minutos más tarde Vanesa se había marchado de mi casa, dejándome otro excelente polvo.

El incremento de mis ingresos a costa de las películas grabadas a mis chicas había sido tan increíble que estaba comenzando a preocuparme. En especial los vídeos de la joven Elsa se habían convertido en la estrella de Internet. Había ingresado en el último mes más de 200.000 Euros, vendiendo vídeos a 100 Euros. Mi actividad se estaba empezando a hacer demasiado público y estaba empezando a estar seguro de que si todo seguía así, tarde o temprano me iban a pillar y daría con mis huesos en la cárcel. Los ingresos desde que comencé a comercializar los vídeos habían sido ya superiores a 350.000 Euros en poco más de 3 meses. Cada día al abrir el email, tenía una media de 60 peticiones que atender, alguna de las cuales solicitaba varios DVDs. Una habitación de mi casa se había convertido en un estudio de grabación casero en el que 10 ordenadores de última generación con grabadoras industriales hacían el trabajo de responder a casi 500 peticiones cada fin de semana, ya que entre semana me era más difícil atender debido a que mantenía mi apariencia con el trabajo, conocidos, familia, … además claro de las relaciones con las chicas. Tenía unos 200 clientes habituales, que me pedían absolutamente todos los DVDs que iba ofreciéndoles. Varios de ellos me habían ofrecido mucho dinero por tener relaciones con alguna de las chicas que salían en los vídeos en especial por Elsa, seguida por su hermana Gemma. Yo siempre decliné las ofertas que llegaban por la red debido a la inseguridad de las mismas.

El dinero lo fui invirtiendo fuera del país, en propiedades inmobiliarias que compraba en efectivo.

  1. El encuentro con Anita.

Habían pasado dos semanas desde la cacería con los amigos de Alberto. La colección de vídeos de aquél evento se habían convertido en un superventas y se podían encontrar fragmentos ya en montones de sitios de pago de la red. No había vuelto a contactar con ninguna de las tres chicas que fueron protagonistas de la cacería, ya que su imagen estaba quemada con las escenas de violación y posiblemente no pudiesen venderse demasiado bien. Lo cierto es que solamente sabía la dirección de una de ellas, que posiblemente se hubiese cambiado de piso y por curiosidad probé a llamar a sus 3 teléfonos móviles para comprobar que los 3 habían sido dados de baja. Lo que nunca pensé fue que la casualidad se pusiese de mi lado. Mi sorpresa fue grande cuando un día haciendo compras en El Corte Inglés vi a Anita. La chica estaba acompañada por otra chica posiblemente también de su edad y estaban mirando los CDs de música. Dudé si decirle algo o no, pero finalmente opté por esconderme y seguirle para tartar de buscar una oportunidad más propicia.

Anita vestía pantalón blanco tipo vaquero muy ajustado de rodillas hacia arriba y ancho en las patas con una camiseta de licra roja totalmente pegada a su cuerpo. Por encima llevaba una cazadora roja y blanca a juego con la camiseta. Debido a la temperatura del centro comercial, llevaba la cazadora de la mano, pudiendo comprobar que llevaba sujetador, puesto se se marcaba perfectamente el tirante trasero del mismo y que parecía llevar tanga, ya que nada marcaba su precioso culo por debajo del pantalón.

Estuvieron en el centro comercial hasta la hora de cierre, momento en el que se marcharon a una terraza a tomar una coca cola. Tuve que seguirla 4 horas sin ser visto hasta que finalmente optaron por caminar en dirección al metro, bajándose en el Barrio de Salamanca, donde se dirigieron a una zona de pisos de nivel alto. Allí se despidieron las dos amigas y para mi suerte Anita se marchó caminando sola a casa. Eran cerca de las 10 y media de la noche cuando la chica dobló una esquina, quedando fuera de la vista de su amiga. Su casa estaba a no más de 10 minutos de ese punto y ese era el momento que yo estaba esperando. Le seguí cuidadosamente hasta que finalmente sacó unas llaves del bolso y se dirigió a un portal. En ese momento aceleré el paso al máximo sin correr y llegué a su altura justamente cuando ya había introducido la llave en la cerradura del portal.

  • "Hola preciosa, cuanto tiempo sin verte", dije a la vez que la empujaba suavemente para entrar en el portal.
  • "¡¡Eeeh!!, ¿eres idiota?, ¡cuidado!", dijo sin poder mirarme, entrando a trompicones en el portal.

La puerta se cerró sola tras de mí y en ese momento la chica se dio la vuelta con una expresión entre asustada y enfadada.

  • "¡¡Se puede saber, qué coño …!!".

En ese momento se dio cuenta de quién era yo y su expresión cambió a ser de miedo.

  • "¿Tú?. ¿Qué quieres?. ¿Qué haces aquí?", dijo a la vez que se intentaba separar de mí caminando de espaldas hacia los ascensores.
  • "¿Cómo estás Anita?. Pues ya ves la verdad es que ha sido una casualidad verte y he decidido seguirte para hablar contigo un rato.
  • "Déjame en paz. Esta es mi casa. Como me toques grito".
  • "Ya sé que es tu casa. Te recuerdo que lo de la cacería fue voluntario por tu parte. Nadie te obligó a hacerlo y de hecho te pagué una buena pasta que no rechazaste o sea que no vengas ahora con bobadas".
  • "Me engañaste. Yo no sabía que me ibais a violar como a una puta durante días ni que iba a haber más gente ni nada".
  • "Si no lo sabías haberlo preguntado. Yo no te hubiese mentido".
  • "Me dijiste que nada más era un juego de paitball con unos ejecutivos jóvenes. Yo no sabía que me iban a violar todos de día y de noche".
  • "Tuviste oportunidad de escapar y de dejaste cazar. Fuiste una mala presa. ¿Qué culpa tengo yo?".

Mientras seguíamos hablando de si fue o no voluntaria a la cacería, la chica iba caminando hacia atrás en dirección a los ascensores, mientras yo iba siguiéndola a su misma velocidad con miedo a que efectivamente se pudiese poner a gritar y me pusiera en un aprieto. No tenía un buen plan de escape y de hecho mi coche estaba aparcado demasiado lejos para huír con rapidez del lugar. Poco a poco finalmente la espalda de la chica chocó contra la puerta del ascensor, que para mi mala suerte estaba en la planta baja por lo que intentó abrir la puerta. Yo en ese momento di dos pasos adelante y me coloqué frente a ella, sujetando la puerta con la mano izquierda por encima de su cabeza.

  • "Anita, llevo toda la tarde pensando en follar contigo. Me apetece de verdad echarte un buen polvo. Vamos a la zona oscura que te voy a follar como te mereces, pequeña".
  • "Ni lo sueñes", respondió tratando inútilmente de abrir la puerta del ascensor que yo sujetaba.

Mi otra mano se puso en su cadera lentamente, sujetándola para acercar su cuerpo al mío.

  • "¡Que no me toques cerdo!. Déjame marchar", dijo la chica cabreada.
  • "Ya verás como te gusta, pequeña. Recuerdo que te corrieste más de una vez en el refugio de montaña mientras te follábamos por primera vez", dije mientras mi mano había bajado un poquito, sujetándola ya por el culo por encima del pantalón, pegando sus caderas a las mías.

Ella retiraba su cara para evitar ser besada mientras trataba de escapar de mi mano. Poco a poco se fue poniendo más y más nerviosa estando a punto de gritar, por lo que opté por parar.

  • "Vale, vale, si no quieres follar, vale. No te preocupes. No pasa nada. Pero al menos hazme una mamadita. Si me la chupas bien chupada no te violo. Sino no te metes hoy a la cama con los agujeritos bien taladrados".
  • "Cerdo cabrón. Violador de mierda. Me trataste como a una puta asquerosa. Pensé que nos ibais a matar el domingo".
  • "Que no tonta, te preocupaste demasiado. No era más que un juego. Venga. ¿Trato o no trato?. ¿Te follo el coñito y el culito como otras veces o me la chupas y te vas para casa tranquilamente?".

La chica se había retirado del ascensor hacia la zona de los buzones que estaba un poco más oscura, tratando de escapar de mí. Su cara reflejaba algo de miedo, pero ante todo estaba enfadada. Yo me había dado cuenta que de seguir sobándola hubiese gritado y me habría puesto en un aprieto de verdad para tratar de escapar de allí.

  • "De verdad. ¿Qué te cuesta?. Una mamadita y vete tranquila a dormir. La tengo demasiado dura para irme a mi casa sin más".
  • "Está bien. Te lo hago pero te tienes que correr fuera. No soporto tragármelo".

Eso si que me sorprendió. La chica accedió a chupármela para evitar ser violada, o sea que no estaba tan mal el resultado después de haberla perseguido toda la tarde.

  • "Así me gusta, que seas buena chica. Ven, subamos unas escaleras que el primer descansillo está algo más oscuro".

Dicho y hecho, la chica me siguió hasta el primer descansillo, entre el portal y el primer piso, donde había una pequeña ventana hacia el patio interior de la vivienda. Allí yo me senté en las escaleras, con mi brazo izquierdo pegado a la pared.

  • "Venga cariño. Hazme feliz".

Con cara de cabreada y sin decir nada, Anita se arrodilló en un peldaño y desde mi lado izquierdo me bajó la bragueta del pantalón y me sacó la polla durísima ya de excitación. Sin decir una palabra se la metió en la boca y comenzó a moverse arriba y abajo como una experta prostituta.

  • "¡Ahh!, qué bien la chupas cariño. Eres la mejor", me hizo gemir el contacto de sus adolescentes labios con mi polla. "Trágatela enterita cariño".

Me había sentado en esa postura para poder sobar su cuerpo mientras me la mamaba, por lo que al momento mi mano derecha estaba ya recorriendo el culo por encima del pantalón, las tetas por encima de la camiseta e incluso su entrepierna. Al principio la chica me dejó hacer y no se quejó cuando mis manos sobaron sus tetas por encima de la camiseta y su coñito por encima del pantalón, pero cuando mi excitación fue en aumento, mi mano soltó un par de botones de su pantalón y se introdujo por detrás agarrando una de sus deliciosas nalgas y dejando a la vista la mitad de su culo y su precioso tanguita.

  • "Eso no estaba en el trato", dijo la chica incorporándose con la boca llena de saliva que le caía por la barbilla. "Dijimos que yo te la chupaba a cambio de que me dejaras en paz. Si me sobas me voy a casa", afirmó mientras se subía el pantalón y se lo volvía a abrochar.

  • "Joder, bueno chica. Cómo te pones. Vale venga me pongo de pié y así no llego a nada", le dije mientras me incorporaba con mi polla durísima apuntando al frente.

Sin decir más, la chica se puso en cuclillas delante de mí y volvió a meterse la polla en la boca. En esa postura mi excitación era aún mayor, puesto que veía como mi polla desaparecía en la perfecta boca de la chiquilla.

Así estuvo otros 10 minutos chupando y chupando hasta que yo ya no pude aguantar más y me vino la gana de terminar. El trato era no correrme en su boca, pero al menos quería romper esa parte del trato, o sea que disimulando la puse mis dos manos en su nuca y sujetando fuerte comencé a follarme su cabeza. De esa forma mi polla se hundía más en la garganta de la chica provocándole pequeñas arcadas y a la vez dándose cuenta de mi intención de correrme dentro.

Sin hacer caso de los gemidos guturales de la chica, seguía sí hasta que mi leche comenzó a llenar la boquita y la garganta de la chica. Ana no podía retirarse y mi polla le llenaba la boca por lo que no tuvo otro remedio que tragarse mi corrida que se iba deslizando poco a poco por su garganta. Tres tragos de mi leche tuvo que dar para engullir toda mi corrida. En esa postura la tuve otros 2 minutos hasta que ví que se había calmado un poco y que posiblemente no gritaría si le sacaba la polla de la boca.

  • "Estupendo chica. Eres una mamona de primera".
  • "Hijo puta. Habíamos quedado en que no te corrías dentro. Cabronazo", dijo con los ojos con lágrimas de rabia y con pequeñas arcadas todavía.
  • "¿Ah sí?. No me acordé. No recuerdo haber quedado en que yo no te podía sobar un poco y me lo has prohibido o sea que lo uno por lo otro. Además le leche es buena para las chicas de tu edad. Tenéis que crecer sanas".
  • "Cerdo hijo de puta".

La chica se limpió el semen de los labios con un clinex que me lanzó con rabia a la vez que se daba la vuelta y se iba escaleras arriba andando.

Yo me marché del portal pensando en que me la había chupado estupendamente pero me había quedado con las ganas de follarmela bien follada. Eso tenía que cambiar en los próximos días. Necesitaba volver a follarme ese culito tan lindo.

Dicho y hecho, diseñé un plan para poder follarme a Anita a placer. Teniendo en cuenta que conocía donde vivía y pensando que hacía ya demasiado tiempo que no utilizaba mi bodega de la casa de la montaña donde llevé a mis primeras esclavas, el plan no parecía demasiado complejo. El día siguiente a las 8 de la mañana había ya aparcado mi coche cerca de su portal, en dirección a su colégio, que conocía puesto que era el mismo que el de Elena. Sobre las nueve menos cuarto la chica salió del portal vistiendo su uniforme y con una gran mochila de libros en un hombro. Al pasar a la altura del coche abrí la ventanilla y colgué de la puerta una fotografía impresa en tamaño poster de la chica desnuda y siendo follada por dos chicos en el refugio de montaña. Se le veía la cara perfectamente y parecía estar disfrutando de la violación.

  • "Hola guapa. Sube un momento al coche que tengo que hablar contigo".

La chica al oír mi voz dio un paso hacia atrás y su cara fue de enorme sorpresa al ver esa fotografía.

  • "¿Cómo?. Guarda esa foto por favor. La puede ver cualquier que pase".
  • "Por supuesto", dije a la vez que recogía la foto. "Sube al coche un momento, sino hoy empapelo tu colegio con este poster. Puedo hacer 100 copias por pocos euros".

Tras un momento de duda, la chica subió al coche en el asienteo de copiloto. Cogió el poster y lo arrugó, rompiéndolo con rabia.

  • "¿Qué quieres?", dijo la chica.
  • "Llama ahora mismo al colégio diciendo que no vas a ir esta mañana, que te encuentras mal pero que mañan seguro estás mejor y sí que irás", le ordené ofreciendole un movil.

La chica dudó un momento pero me obedeció y llamó diciendo que tenía el periodo y se encontraba muy mal.

Sin mediar más palabra, en cuanto colgó la llamada, saqué de la guantera de la puerta mi pistola de dardos tranquilizantes y la disparé en el muslo. Tras 3 o 4 segundos de confusión en que le dio tiempo a quitarse el dardo con la mano y mirarme con cara de asustada, cayó dormida en el asiento.

En poco más de 40 minutos estabamos en mi casa de la sierra donde entré con el coche hasta la puerta de la bodega. Ana estaba comenzando a moverse algo aunque seguiría dormida unos minutos más. La cogí en brazos, la metí en la bodega y la até por el cuello en la misma esquina en que até a mis esclavas hacía ya varios meses, dejándola tumbada en las colchonetas del suelo.

En el tiempo que necesité para aparcar el coche, dar las luces, la calefacción, conectar las video-cámaras y poner un poco de música, la chica se fue despertando. Había estado demasiado justo con la cantidad de somnífero, pero fue suficiente.

  • "¿Dónde estoy?", dijo completamente confundida la chica sujetándose la cabeza con las manos como si le doliese.
  • "Estás en un sitio donde te voy a follar bien follada para que aprendas a ser una buena esclava".
  • "Sueltame hijo de puta", dijo la chica, tratando de soltar la cadena que estaba amarrada a la pared. "Eso ni lo sueñes cabrón. Has hecho que me violen tus babosos amigos pero tú no me vas a tocar más cerdo".
  • "Eso es lo que tú te crees. Te crees que me puedes insultar como hiciste el otro día que puedes negarme el acceso a tu coñito o a tu culito cuando yo los quiera, pero estás equivocada. Estás muy equivocada pequeña y te lo voy a demostrar ahora mismo".

La cara de la chica era realmente de rabia contenida más que de temor. Había pasado ya el primer momento de la confusión y ahora mismo parecía realmente furiosa hacia mi.

  • "A ver si te gusta el agua fresca del pozo".

Sin darle tiempo a pensar a qué me refería, cogí la manguera de agua que sacaba con una bomba del pozo y dando marcha al máximo a dicho motor, enfoqué a la chica con la manguera. El agua del pozo estaba tan fría que yo solo la utilizaba para regar los árboles, ya que dolían las manos solo de meterlas en ella. Os podéis imaginar por tanto la sensación que tuvo que tener la chica, atada por el cuello mientras el agua helada primero calaba completamente su ropa y cuerpo y luego la iba congelando poco a poco. Había acondicionado una parte de la bodega como lava coches por lo que un desague permitía la salida del agua sin mayor problema.

  • "Aaaaah, no, basta, aaaaah. Bastaaaaa. Está congelada por favor. ¡¡¡Bastaaaaaaaaa!!!", comenzó a gritar al principio de sorpresa y pasados unos segundos por el frío que le congelaba hasta los huesos.

Pasados un par de minutos en que la chica trataba inútilmente de protegerse con las manos, Anita se resbaló y en el suelo se acurrucó como pudo para tratar de protegerse contra el agua. Tiritaba de frío y ya no podía ni gritar por la sensación de frío absoluto que se había apoderado de su cuerpo.

  • "Bien, espero que hayas cambiado de opinión, pequeña", dije cortando el paso del agua.
  • "Po, po, por fa, fa, favor. No me mo, mo, mojes más", respondió la chica tartamudeando por la tiritona que tenía.
  • "Está bien. No te mojaré, pero a partir de ahora tendrás que obedecer todo lo que yo te diga, sino ya sabes lo que te tocará. Esta vez han sido dos minutos solo, pero la próxima serán diez y la siguiente media hora y encenderá además un aparato portátil de aire acondicionado que tengo para que lo pases aún peor. ¿Estamos o no estamos en la misma onda?"
  • "Va, va, vale. Pero no me eches más agua, po, por favor".
  • "Está bien. Ala cariño ponte en bolas que te voy a calentar un poquito. Sino te vas a coger una pulmonía".

A la chica le costó levantarse porque estaba agarrotada del frío, pero una vez lo hizo, se fue quitando el uniforme escolar tratando de contener el tiriteo de sus músculos. Primerolos zapatos y calcetines, el jersey, luego la camisa, el sujetador, la falda y por último las bragas blancas que estaban transparentes y dejaban ver claramente su vello púbico. Sus brazos estaban cruzados por encima de sus pechos tratando de darse algo de calor.

  • "Muy bien. Así me gusta verte desnuda. Ahora te voy a dar unas friegas con un aceite que vas a entrar rápido en calor, pero antes me lo tendrás que pedir como lo que eres. Una puta viciosilla o sea que ponte de rodillas y pídeme que te dé el masaje antes de que te congeles ofreciéndome algo a cambio para que vea tu buena intención".

Mientras ella se había desnudado, yo también me quité la ropa. Mi polla estaba ya apuntando al cielo dura como una roca.

Dicho y hecho la chica se puso de rodillas y dijo: "Lo siento mi amo. Haré todo lo que me pidas. Todo".

  • "Demuéstrame lo zorra que eres", le dije acercándome a ella y poniéndole la polla a la altura de su cabeza.

Sujetándomela por la base con las dos manos, abrió la boca todo lo que pudo y tragó mi polla como sabía que a mi me gustaba. Hasta el fondo. La sensación de su boca tan fría era realmente excitante o sea que la dejé hacer un par de minutillos disfrutando de la mamada que me estaba haciendo mi sumisa esclava. Por el frío estaba tiritando y ya había demostrado su sumisión o sea que era el momento de encender la calefacción de la bodega y darle el masaje.

  • "Muy bien, preciosa eres una gran mamona de pollas. Te has merecido el masaje".

Le solté la cadena del cuello y le ordené que se tumbase en una colchoneta seca en el suelo. Ella lo hizo, boca abajo, con las piernas juntas y los brazos semidoblados tratando de proteger sus pechos. Yo me puse sentado a caballo sobre la parte baja de sus muslos, dejando a mi disposición toda su espalda y su precioso culo. Antes de sentarme sobre ella cogí un bote de aceite corporal y una manguera bastante más pequeña que la anterior, que tenía conectada al agua caliente a 37 grados. Poniendo un montón de aceite en la espalda y el culo de la chica, comencé a masajearla suavemente. Su piel estaba relmente fría, lo cual me excitaba muchísimo. Primero fue su espalda, su cuello, sus brazos (que le hice extender hacia atrás), culo y sus muslos. Fue un masaje relajante total y la chica según iba cogiendo algo de calor iba gimiendo por el gusto del calorcito de mis manos con el aceite. Incluso cuando masajeé su culo con una mano en cada nalga arriba y abajo, hacia fuera y hacia dentro, no solo no se quejó sino que agradeció mi magreo. Había pasado demasiado frío y ahora parecía que entraba en calor. Después de 15 minutos de casto masaje la pedí que se diera la vuelta y abriera un poco las piernas. La chica obedeció y yo me coloqué de rodillas entre sus piernas teniendo acceso así a todo su cuerpo. Fueron otros 15 minutos de masaje en los que mis manos con aceite recorrieron todo su cuerpo brazos, piernas, torso, concentrándose desde luego en sus preciosas tetas, que tenían unos pezones tan duros como una piedra debido a la sensación de frío. Después de las estrujadas que las pegué arrancando de su garganta también algún gemido de dolor, sus pezones pasaron a ser casi inexistentes. Por supuesto no desperdicié la oportunidad para pasar mis manos por su entrepierna sobando su delicioso coñito con toda mi mano.

Transcurrida esa media hora de masaje cogí la manguera de agua caliente y abriéndola salía un chorro de agua muy suave de no más de medio centímetro de grosor, con el que fuir recorriendo todo su cuerpo. Primero por delante desde la cara hasta hasta los pies y luego por detrás igualmente. Teniéndola en esa postura, boca abajo, se me ocurrió un pequeño jueguecito así que apagué el agua y sin decir nada, abrí las nalgas con los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda para tener acceso a su ano y metí el dedo índice de mi mano derecha.

  • "Aaaauuu. Mi culo. Por favor, eso no. Por favor no me hagas nada por ahí, no soporto el dolor, por favor", dijo la chica mientras mi dedo se clavó hasta el fondo en su culito, gracias a la lubricación de aceite.
  • "No me digas que te ha hecho daño, porque no me lo creo. Ha entrado super fácil", le dije.
  • "No la verdad es que daño no pero ha sido raro", dijo la chica con mi dedo metido en su trasero.

Después de tener su dedo unos segundos en su interior moviéndolo y girándolo se lo saqué nuevamente y le metí muy suavemente la punta de la manguera.

Curiosamente la chica no se quejó, puesto que pensaba que era nuevamente mi dedo que jugaba nuevamente, pero la gran lubricación del aceite permitió la entrada de la pequeña manguera de aproximadamente un centímetro de grosor sin mayor problema.

  • "¡Aauuuu!. ¿Qué es eso?" dijo la chica un poco asustada cuando abrí el paso de agua nuevamente.
  • "No te preocupes pequeña. Tienes la manguerita metida por el culete y te voy a hacer una lavativa. Quiero que tengas el culete limpio como una rosa. Te vas a quedar de maravilla no te preocupes".

El agua comenzó a entrar en su intestino por un sitio nuevo para su cuerpo.

  • "Ponte a cuatro patas, perrita, que sino te vas a manchar demasiado".

La chica obedeció con la manguera clavada en su trasero llenando de agua sus intestinos.

Pasados unos 30 segundos por su ano ya no solo entraba agua, sino que se estaba dilatando y comenzaba a luchar el líquido también por salir. Saqué el tubito de su culo y le ordené apretar. Su culo parecía un surtidor de agua sucia que iba yéndose hacia el sumidero. Repetí el proceso 5 veces hasta que el agua que salía era tan límpia como la que entraba. Aún así le metí el tubo una sexta vez. En esa ocasión, cuando el agua comenzaba a rebosar su culo, me coloqué a caballo en su espalda y apreté una nalga contra otra con fuerza para que no rebosase agua.

  • "No por favor. No me hagas eso. Me vas a hacer daño por favor", dijo la chica que notaba como el agua iba presionando en su barriga. Así le tuve un par de minutos en los cuales el agua seguía entrando y no salía de su ojete. Su barriga se comenzó a hinchar y la chica rogaba medio llorando que no le hiciese daño por lo que opté por dejar salir el agua del enema. La chica apretó y el agua salió a presión. No menos de 5 litros habían entrado en su barriga, que se deslizaron hasta el sumidero.
  • "Ala cariño, mientras haces fuerza chupa un poquito, que en eso eres una campeona".

Mientras la chica expulsaba el agua de su enema, le obligué a mamarme la polla, que estaba dura como una roca. En esa postura a cuatro patas, se dejó follar la garganta sin más quejido, ya que mantenía las manos en el suelo para hacer más fuerza y expulsar todo el agua. Pasados unos 10 minutos no salía ni gota de agua de su culo o sea que cambié de estrategia.

  • "Vale bonita. Espera un poco déjame ver si se te ha ido todo el agua".

Su culo había quedado completamente limpio y un poco dilatado al hacer salir un chorro de agua durante tanto tiempo o sea que en esa misma postura a cuatro patas acerqué mi polla a su anito y se un solo empujón se la clavé hasta los huevos.

  • "¡¡Auuuuuuu!!. Eso duele, por favor muy despacio por favor".
  • "Joder que gustito notar el culo tan calentito, joder. Yo te voy a dar despacio perrita".

Me moví lo más rápido que pude en el culo de la chica, que no dejaba de quejarse mientras me la follaba a la máxima velocidad y sin cuidado alguno por su estrecho esfínter.

  • "Espero que esto te sirva de lección de que me tienes que obedecer siempre que yo te lo pida perrita".
  • "¡¡Aaayyy!!,Esta bien, por favor. Haré siempre lo que me digas pero no me folles tan rápido. Me estás haciendo mucho dañoooooo. ¡¡Bastaaa, ahhhhyyyy!!", respondió la chica con los ojos llenos de lágrimas.

No le hice ni caso y me follé el culo de la cría como una auténtica bestia hasta que tuve ganas de correrme. En ese momento se la saqué y le obligué a hacer algo que ella odiaba: abrir la boca y comerse hasta la última gota de mi leche.

Tragárselo se lo tragó todo, pero con constantes arcadas que casi la hacen vomitar.

  • "Perrita vamos a tener que evitar todos esos asquitos por beber mi leche. No me gusta nada o sea que vas a probar otra cosa. Quiero que me hagas un beso negro. ¿Sabes lo que es eso?".
  • "No. No me hagas nada por favor".
  • "Calla coño, deja de quejarte que no es para tanto. Me dijiste que has besado a algún chico en los labios, ¿no?".
  • "Sí".
  • "Pues es exactamente lo mismo un beso en los labios pero no en mis labios de la boca sino en mis labios del culo, o sea que ala cariño a chupar y meter bien la lengua, que sino me voy a enfadar de verdad contigo".
  • "No por favor eso no".

Me puse a cuatro patas delante de ella ofreciéndole mi culo que comenzó a chupar muy lentamente. Su lengua tocaba tímidamente mi ano a la vez que le daba arcadas y pasaba la lengua de arriba debajo de mi raja del culo chupando todo el sudor que se suele acumular ahí.

  • "Venga cariño. Como no note en 5 segundos tu lengua en lo más ondo de mi culo te vas a enterar de lo que es pasar una noche congelada de frío".

La chica obedeció y pegando sus labios a mi esfínter, empujó hasta mete su lengua por mi culo lo más ondo que pudo.

  • "Muy bien cariño ahora mete y saca la lengua. Abreme el culete con las dos manos para llegar más profundo".

La chica obedeció y metió su lengua hasta el fondo de mi culo. Eso me encantaba y poco a poco iba poniendo mi polla dura como una piedra. La tuve al menos 10 minutos besándome literalmente el culo hasta que mi polla estaba ya suficientemente dura, por lo que me tumbé en el suelo y le dije: "Ala preciosa, ya tienes la pollita medio dura o sea que ya sabes lo que hay que hacer: a cabalgar como una amazona".

Dicho y hecho, la chica se colocó a horacajadas sobre mí y se introdujo la polla en la vagina comenzándo a moverse primero lentamente y luego más rápidamente. En esa postura la chica era inlcreíblemente sexi, con sus tetas balanceándose y mis manos sujetándola por el culo.

Me la follé en cuantas posturas se me ocurrieron: yo encima, ella a cuatro patas, los dos tumbados de costado, ella contra la pared y yo desde atrás, ella en cuclillas y yo por delante y por detrás, … hasta que la hice tumbar en el suelo boca abajo. En esa postura era difícil, pero conseguí meterle la polla por su conejito con las piernas cerradas. Así parecía increíblemente más estrecho aún. Me estaban viniendo ganas de correrme, lo cual ella lo notó:

  • "Por favor, no te corras dentro. No estoy tomando pastilla ni nada, por favor. No te corras dentro", dijo la chica entre gemidos que no podía contener.
  • "Está bien, como prefieras".

En esa misma postura, sin dejar que se moviese, le saqué la polla del conejito y se la clavé hasta el fondo del culete. La chica gimió de dolor según mi polla se abrió paso en su ya otra vez cerrado agujerito, pero se dejó hacer.

Un par de minutos después Anita estaba disfrutando de la sodomización, gimiendo mientras yo me corría en su interior y mis manos estrujaban con mucha fuerza sus tetas que cogían desde la parte de atrás.

Así permanecimos un rato hasta que sin darnos cuenta habían pasado 3 horas desde que llegamos. La dije a Anita que en lo que se secaba la ropa tendida cerca de una estufa, me podía volver a chupar la polla y así hizo, pero esta vez no fue ella sola, sino que hicimos un 69 hasta el final. Estuvimos por lo menos 2 horas devorándonos el uno al otro, hasta que me corrí finalmente en su boca. Anita estaba extenuada y casi no podía mover el cuello. Además se había corrido al menos 4 veces y su cuerpo estaba completamente sudada. Esta vez, su grado de excitación era tal que no tuve ni que pedirle que se comiese mi corrida. Simplmente la devoró como una zorra en celo.

Había pasado toda la mañana o sea que Anita se vistió y la llevé a su colegio nuevamente para que pudiera marchar a casa normalmente. Todo el viaje fue como extasiada por el placer que había recibido a pesar de que todo empezó como una violación en toda regla.

  • "Adios, Anita".
  • "Adios mi amo", nos despedimos.
  • "A partir de ahora no te olvides que tienes que ser más obediente".
  • "No te preocupes mi amo. Haré todo lo que me mandes".

Nos despedimos hasta la próxima vez.