Culitos tiernos para un jardinero (03)
Tercera entrega de la saga ya publicada en su momento. Comentarios a carlos_javier_gzlez@yahoo.es
El día número dos de encierro.
La verdad es que yo mismo estaba sorprendido de cómo estaban respondiendo las dos chicas. Estaba claro que Vanesa, mi chinita, era una golfilla, que estaba deseando probar un hombre, y que de momento se estaba tomando todo muy en serio y haciendo estupendamente su labor de esclava. Debía ser verdad eso que había oído sobre la sumisión de las mujeres orientales, por lo menos esta chica parecía demostrarlo de momento. Por otro lado, Elena estaba mostrándose como una chica más rebelde, pero a la que mis castigos estaban consiguiendo doblegar. Era mi primera experiencia como amo, y estaba sorprendido de los resultados que estaba consiguiendo en estas dos esclavas con tan solo día y medio de cautiverio. Nunca en mi vida había tenido tanto placer en un día y medio como el que me estaban dando estas dos adolescentes, que de alguna manera no dejaban de ser dos crías vírgenes. Yo estaba en ese momento en una especie de nube, en la que cada día podía satisfacer con dos mujercitas perfectas todas mis oscuras fantasías. Cada noche, pensaría en que hacerles el día siguiente. De momento, seguían quedando vírgenes el culo de mi chinita y el chochito de Elena. No por mucho tiempo.
Para este segundo día tenía pensado poner un poco más a prueba la lealtad que parece conseguí en Elena a ultima hora de ayer y si me demostraba que seguía siendo fiel, entonces castigaría un poco a mi chinita, con la cual había estado soñando toda la noche. No me retiraba de la cabeza su cara de niña, con mi polla metida hasta el fondo de su boca y con el esperma saliéndole a borbotones por la nariz ante la imposibilidad de toser después de mi corrida. Hoy tenía que repetir esa mamada y también jugar un poco con el culito de mi chinita. Debo reconocer que uno de mis mayores sueños eróticos era el de violar analmente a una adolescente oriental como esta. Tenía muchas ganas de oír sus gemidos mientras le daba por el culo. Aún había reservado su culo para disfrutarlo a placer, aunque la verdad es que parecía increíblemente estrecho. De hecho, parecía mas estrecho que el de su amiga, o sea que tenía mis dudas de si iba a ser capaz de follármelo sin un tratamiento previo de dilatación. Lo intentaría, porque no hay nada comparable a sentir la polla introducida en un culo como ese, y con el esfínter aprentándola hasta el punto de que parece que no es posible correrse.
Entré en la bodega sobre las 10 de la mañana y vi que las dos estaban dormidas sobre los colchones que les había preparado al lado de sus enganches a la pared. Elena estaba atada en posición fetal como yo la deje la noche anterior y con el consolador introducido en su culo y sujeto por dos tiras de precinto entre sus nalgas. No debía dolerle tanto si estaba tan plácidamente dormida. Vanesa por su parte estaba boca abajo, con una pierna ligeramente doblada por la rodilla, dejando una panorámica realmente espectacular de su maravilloso culo, e incluso dejando al descubierto su sexo. Sentí un deseo enorme de en esa misma postura intentar reventarle el culito con mi polla, pero no lo iba a hacer de momento. Sabía que cuanto más me lo hiciese desear a mí mismo, mejor me lo pasaría.
Sin dar la luz para no despertarles, me acerque a Vanesa y empecé a pasar mi polla por la comisura de sus labios. Vanesa estaba dormida y al sentir mi polla en los labios empezó a despertarse.
- "Ya sabes lo que tienes que hacer chinita", le susurre al oído. "A ver si hoy te entra mejor en la boca".
Vanesa se sobresaltó un poco al despertarse y ver mi polla tocándole la cara, pero accedió a mi orden sin decir una sola palabra y tras abrir los ojos poco a poco comenzó a lamer mi capullo. Sin levantarse, pasó de estar profundamente dormida a comenzar con la mamada. Hizo un intento de mover las manos para cogerme por la cintura e incorporarse un poco y poder mamármela mejor, pero no la dejé. Quería que el único punto de contacto entre su cuerpo y el mío fuese su boca alrededor de mi polla, y además quería que siguiese tumbada en la misma posición. Empezó lamiendo mi capullo, y besándolo. Abrió la boca al máximo para meterse mi polla en su boca, pero al igual que le ocurrió el día anterior, parecía que no cabía, por lo pequeña que tenía la boca.
- "Venga chinita, abre un poco más esa boca que te tiene que entrar a tope, como ayer."
Vanesa, hizo varios intentos más empujando con su cabeza sobre mi polla, pero no podía más que abrazar mi capullo con los labios. Mientras seguía intentándolo, comencé a acariciar su culo. Primero suavemente para después estrujarle y pellizcarle sus preciosas nalgas. Después de varios intentos, vi que ella sola no era capaz de meterse mi polla en la boca, o sea que tendría nuevamente que ayudarle.
- "Abre bien la boca, pequeña puta oriental".
Vanesa abrió la boca todo lo que podía, yo le sujete la cabeza por detrás con las dos manos, y como ya sabia por la experiencia de ayer que le debía entrar, le pegue un empujón de cadera seco que ella no se esperaba y que hizo arrancar un sordo quejido de su garganta. Le metí de una sola vez más de la mitad de la polla en la boca, y noté como mi capullo tocó su garganta. Las arcadas de Vanesa empezaron, pero pararon en cuanto hice 5 o 6 movimientos de meter y sacar mi polla hasta su garganta. En ese momento ya se acostumbró a ella y por tanto desaparecieron las arcadas. Le dejé que se moviese ella varias veces arriba y abajo mientras yo seguía sobando el maravilloso culo que tenía y acompañaba su mamada con movimientos de mi cadera. Me apetecía probar algo nuevo, o sea que sin sacar mi polla de su boca, me tumbé lentamente en el colchón, con mis brazos sujetando sus caderas la coloque encima de mí en posición de 69. Vanesa con los dos codos ahora apoyados en el suelo continuaba con su trabajo mientras yo podía ver en segundo plano tras su culo y coño, mi polla hundiéndose en su boca, hasta la mitad aproximadamente. Con las dos manos, le abrí al máximo su coñito y su culo, para tenerlos totalmente a disposición de mi lengua, que estaba jugando con su clítoris. Se oían los gemidos de Vanesa que intentaban salir por su boca llena de polla.
Le devoré el coñito, le follé con la lengua y mientras tanto, me lubriqué 2 dedos metiéndolos en su vagina, para tratar de comprobar la estrechez de su culito con ellos. Mientras Vanesa seguía con su trabajo y mi polla cada vez estaba más gruesa y morada, uno de mis dedos empezó a jugar con su virgen culito mientras con la otra mano le abría las dos nalgas. Me costó trabajo meterle el primero de los dedos por el culo hasta la mitad, y noté como su ritmo de mamada se aceleraba, así como sus gemidos, que parecían quejidos de dolor. ¡Le estaba doliendo solo por haber metido un dedito por su culo!. Tras unos mete y saca del dedo, intenté meter el segundo de mis dedos lubricados por su estrecho ano. No pude. Empuje con fuerza, pero el aumento de sus quejidos, me hacía ver que era imposible meterle un par de dedos. En ese momento me di cuenta que habría que trabajar el culito de esta chica para poder follármelo. Moví el dedo que estaba introducido en su culo una y otra vez, girándolo, presionando las paredes, para tratar de dilatar su esfínter pero cada vez que intentaba atacar con el segundo dedo, no conseguía metérselo.
- "Veo que tienes un culo exageradamente estrecho, chinita. Te lo voy a tener que trabajar bien". Entre sus quejidos, le dije: "Quiero sentir tus labios tocándome los huevos, zorra. ¡Metete toda mi polla en la boca!, que ya sé que te entra".
Vanesa intentó hacerme caso, pero nuevamente parecía necesaria mi ayuda, o sea que rodeé su cuello con mis piernas y comencé lentamente pero sin pausa apretar su cabeza contra mí. Ella se resistía instintivamente a mi penetración oral con los brazos apoyados en el suelo, pero apreté con fuerza y fui notando como mi capullo iba penetrando su garganta. Simultáneamente, comencé a mover a toda velocidad el dedo que tenía metido por su culo, arrancando de su garganta, quejidos que por fin hicieron que Elena despertase de su sueño y pudiese observar como estaba ahora violando a su amiga.
Una vez que noté la polla completamente introducida en la boca de Vanesa, me giré y me empecé a incorporar mientras con las manos le sujetaba la cabeza bien pegada a mis huevos. Me puse de pié cuidadosamente sin sacar ni un centímetro de mi polla de la garganta de Vanesa, que quedó de rodillas delante de mí. Notaba según me movía que mi polla giraba en el interior de su garganta, provocándole leves arcadas. Quería volver a correrme dentro de esa cría y ver como mi esperma le brotaba por la nariz por tener la boca totalmente llena.
Sin soltar su cabeza, me arrimé a la pared, de forma que dejé la cabeza de la niña completamente inmóvil contra la pared, para poder follar esa boca a placer. Le ordené bajar las manos a sus caderas y comencé a follarle la garganta fuertemente. Los gemidos de Vanesa iban en aumento, así como mi excitación y el diámetro de mi polla. Finalmente me corrí en esa maravillosa garganta. Las ganas de toser por la sensación de mi esperma cayendo por su garganta, volvieron a aparecer, y nuevamente, vi como mi esperma salía a borbotones por el único camino libre que tenía: su nariz. Mientras me corría, veía salir el esperma y su cara se llenaba del espeso líquido, dejando una imagen de lo más excitante. Al cabo de unos segundos de haber terminado, saqué la polla de la garganta de Vanesa y decidí que todo mi esperma no se podía desperdiciar, o sea que solté las ataduras de Elena y la traje hasta donde estaba su amiga. Lo hizo con gran dificultad, dado el consolador grande que seguí incrustado en su culo.
- "Esta bien, putilla quiero que lamas la cara de tu amiga hasta que no dejes ni una gota de mi leche. Quiero que te lo tragues absolutamente todo, y te recomiendo que lo hagas rápido, porque como caiga una sola gota al suelo te castigaré".
Elena se lanzó a lamer la cara de su amiga, dado que las gotas de mi leche estaban a punto de caer ya al suelo.
- "No dejes ni una gotita, pequeña. Cuando termines con mi esperma, quiero que lamas completamente el cuerpo de Vanesa. ¡Completamente!. No dejes ni un resto de sudor sobre su piel. Quiero que chupes desde sus pies hasta su pelo, pasando por su coñito y su culo, donde te detendrás hasta que consigas hacer que se corra. Es lo mínimo que se merece tras el esfuerzo que ha hecho por complacerme con la mamada. ¿No lo crees?".
- "Si mi amo, lo que mandes". Dijo despegando su lengua un segundo de la cara de Vanesa.
Antes de ponerme a completar el espectáculo, liberé de su atadura a Vanesa. Me senté en la butaca y quedé contemplando cómo Elena devoró rápidamente todo el esperma que Vanesa tenía en su cara. Lamió su nariz, ojos, labios,... hasta que su cara quedó completamente limpia. Cuando terminó con su cara, Vanesa se tumbó boca abajo con las piernas ligeramente abiertas, para dejar trabajar a Elena su espalda y sus nalgas. Estaba claro que Vanesa estaba disfrutando con aquella limpieza, pues sus ojos semicerrados y su lengua lamiendo sus propios labios así lo mostraban. Elena lamió completamente la espalda de Vanesa. Cuando llego a sus nalgas, mordisqueó el duro culito de su amiga mientras pasaba lentamente la lengua por cada centímetro de su piel. Con las dos manos abrió las nalgas completamente a Vanesa, la cual respondió abriendo mucho más las piernas, permitiendo que su amiga pudiera lamer desde atrás, parte de su entrepierna. Para ese instante, mi polla estaba ya tiesa para volver a actuar con mi pareja de esclavas.
- "Come bien a tu amiga, putilla. Quiero que te dediques a mordisquear sus nalgas, a penetrar su culito con tu lengua y a lamer su entrepierna hasta que yo te diga que sigas".
Así hizo Elena, que también disfrutaba comiendo a su amiga. Como vi que se estaba empleando a fondo, decidí levantarle un poco el castigo y me acerqué por detrás a Elena que estaba a gatas y con la cabeza hundida entre las nalgas de su amiga, le quité el precinto de su trasero y saqué el consolador que tenía ahí alojado desde hacía muchas horas. Elena respondió con un gemido de agradecimiento, mientras aumentaba la velocidad de lamida del culo de su amiga. El ano de Elena, estaba tan dilatado que al sacarle el consolador, en el agujero le cabían fácilmente 3 dedos casi sin tocar sus paredes anales. La verdad es que mi intención había sido simplemente retirar el castigo a Elena, pero en esa posición, con el culo tan levantado, se la veía tan increíble, que comencé a jugar con su trasero. Mientras ella devoraba el coñito de Vanesa (que levantaba el culo en posición muy respingón) comencé a masajearle el culo. Primero sus nalgas, y luego comencé a meter un par de dedos de mi mano derecha por su dilatado ano. Estaba su esfínter tan dilatado y abierto, que mis dos dedos cabían completamente, sin esfuerzo ninguno. También comprobé que mi tercer dedo entraba sin esfuerzo. Comencé a follar el culo de Elena con tres dedos, ante lo cual ella respondía con gemidos de placer. Tenia el culo tan dilatado, que mis tres dedos le proporcionaban una agradable sensación. Después de un par de minutos, decidí añadir a esos 3 dedos, el cuarto, que era el dedo pequeño de la mano. Entró con dificulta y arrancó ciertos quejidos de dolor en Elena, que en ningún momento despegaba su cara del sexo de Vanesa, que parecía haberse corrido al menos una vez. Los cuatro dedos de mi mano derecha completamente introducidos en el interior del culo de la adolescente hasta los nudillos, me permitían cogerle una nalga con el pulgar, de forma que me encantaba. Después de masajearle la nalga en esta inusual posición, decidí que era el momento de tratar de meter toda mi mano en ese precioso culito. Con mi otra mano, aplique un poco de saliva en mi dedo pulgar derecho para no romper el precioso culo de la cría y comencé a tocar con el pulgar el ano de Elena. Su esfínter estaba tan enrojecido y tan dilatado, que no parecía posible el "fist fucking" que yo intentaba. Cuando ella notó mi dedo, empezó a sospechar mi intención por lo que levantó la cabeza del sexo de su amiga:
- "¡¡No!!, eso es demasiado. Mi amo, por favor, me vas a desgarrar el culo. No me hagas eso, por favor. No lo podré aguantar". Dijo entre sollozos retirando la cara del sexo de Vanesa.
- "¡Maldita puta!. Sigue comiendo el conejito de tu amiga, que ya sabré yo si debo romperte el culo o no. Como vuelvas a quejarte te volveré a castigar duramente. Quiero que hagas que la chinita amiga tuya se corra al menos 5 veces.
Elena volvió al trabajo que yo le ordené, mientras sus gemidos de dolor se mezclaban con los de placer de su amiga. Comencé a empujar suavemente con mi pulgar, y notaba el esfínter de Elena terriblemente caliente, posiblemente por el estado de dilatación en que se encontraba. Introduje mi pulgar hasta la primera falange, por lo que mi uña quedó escondida en el interior de mi esclava. Elena seguía lamiendo el clítoris de Vanesa sin parar, que había tenido ya varios orgasmos. Incluso había introducido un dedo en el coño de su amiga. Sin embargo, sus gemidos de dolor iban aumentando según empujaba para meter mi puño entero por su culo. A pesar de mis fuertes empujones, no llegó a desaparecer dentro del culo de Vanesa más de una parte de mi segunda falange. Para poder introducir mi puño, debía aún dilatarse mucho más el culo de la niña y creía que en ese estado iba a ser imposible, o sea que desistí en mi empeño. Vanesa a pesar de quejarse al principio por el miedo, había aguantado bien el fuerte dolor que se ocasionaba la dilatación de su ano y yo no quería desgarrarle el culo ni hacerle daño ni nada parecido. Quería seguir jugando con ellas muchos días y no provocarle una hemorragia que la llevase al hospital. Saque mis dedos del ano de la niña y observe el increíble estado de dilatación que este tenía.
- "Esta bien putilla. No voy a forzar este culo precioso que tienes más de la cuenta. Ya veremos a ver si en el futuro puedo hacer lo que he intentado ahora. Continúa comiendo todo el cuerpo de Vanesa sin parar".
Me retiré unos metros para observar atentamente la escena. Vanesa seguía excitadísima, a pesar de haber tenido varios orgasmos, mientras su amiga le comía el clítoris. Verla así de excitada me puso más cachondo si cabe y se me ocurrió una postura buena para forzar el virgen culito de mi chinita.
Le ordené a Vanesa que se pusiera a gatas, con las rodillas, los codos y la frente apoyados en el suelo. De esa forma, su culito se me mostraba respingón. Ordené a Elena que se colocase sobre Vanesa con su coñito a la altura de la cabeza de su amiga y su cabeza sobre el precioso culo que me disponía a desvirgar. Quería que Elena viese en primera línea total, la penetración y de paso que me ayudase a abrir las nalgas de Vanesa,, ya que había comprobado ya que su ano era terriblemente estrecho. Las dos niñas obedecieron sin rechistar. Desde esa posición, Elena tenía acceso total al culo y al coñito de su amiga, y me ayudaría a follarmela.
- "Está bien putilla, ahora quiero que abras el coñito de tu amiga con las dos manos. Vamos a ver que tal le entra la polla después de tu trabajo".
Elena obedeció y abrió el húmedo coño de su amiga. Yo me puse detrás de Vanesa y metí mi polla completamente en el coño de Vanesa. Estaba totalmente lubricado y abierto por su amiga, entraba completamente con total facilidad. Vanesa seguía gimiendo de placer, pero por poco tiempo.
- "Mientras me follo a tu amiga, quiero que le comas el culo, putilla. Lámeselo perfectamente". Eso lo dije de forma que Vanesa también lo oiría, pero añadí susurrando al oído de Elena, "vamos a ver que tal recibe ese culito una buena polla como la mía y a ver si sigue gimiendo como está haciendo ahora".
Elena me respondió con una sonrisa, pues en el fondo creo que estaba deseando ver mi polla entrando y saliendo del culo de su amiga. Se alegraba en el fondo de que hiciese un poco de daño a su amiga, pues hasta entonces le había tratado a cuerpo de rey, mientras ella se había llevado todos mis castigos.
Tras unos minutos en que Vanesa seguía gimiendo mientras yo me la follaba hasta el fondo y su amiga le lamía el culo y se lo penetraba hasta donde podía con su lengua, le saque la polla. Se la acerqué a Elena a la boca para que me la comiese y para que saborease los jugos de su amiga mezclados con los míos. A Elena no le hizo gracia comerme la polla llena de los jugos de Vanesa, pero lo hizo sin rechistar. Estaba aprendiendo realmente rápido a comer una polla. La verdad es que lo hacia de maravilla. Con mi polla perfectamente lubricada entre los jugos de Vanesa y la saliva de Elena, hice un gesto a esta última para que abriese con fuerza las nalgas de Vanesa, para permitir el paso de mi polla por su estrecho esfínter anal. Yo hice la suposición de que por estrecho que tuviese el culo, le tenía que caber mi polla, ya que estaba bien lubricada así como lo estaba su ano. Por tanto la saqué de la boca de Elena y sin que tuviese tiempo de reaccionar y en pleno estado de excitación, enfilé el culito de mi esclava chinita. De un solo empujón se la metí prácticamente entera, pues no tuvo tiempo ni de apretar su delicioso culito. En ese momento Vanesa dio un grito de dolor que terminó radicalmente con sus jadeos. Comenzó a intentar moverse para sacar el intruso que tenía en su culito. Me sorprendí de los gritos que daba Vanesa, pero después de comprobar que no le había roto el culo pues no había ni una gota de sangre seguí empujando. Estaba claro que la dilatación de ese virgen culito le estaba resultando tan dolorosa como a mi placentera, por la gran presión que notaba alrededor de mi polla, casi totalmente introducida en el culo más maravilloso y más prieto que había visto. Estaba en ese momento satisfaciendo uno de mis sueños eróticos: encular a una chinita virgen. Elena tuvo que sujetar con fuerza para que Vanesa no se levantase, ya que estaba retorciéndose para evitar que mi polla le follase su virgen culo. Esa resistencia de mi esclava chinita me ponía si cabe más cachondo y me hacía moverme más rápido.
- "Estate quieta puta china. No te muevas que va a ser peor para ti".
Sorprendentemente, Elena me estaba ayudando en mi violación, ya que aunque fuese su amiga, en los últimos días se había creado hacia ella una sensación de envidia, que hacía que en ese momento fuese una cómplice perfecta de mi violación.
Después de 5 o 6 minutos de moverme dentro del culito de la adolescente, parecía que su resistencia era más pequeña, pero aún así, no dejaba de gimotear y lloriquear. Elena seguía con su cuerpo sobre el de su amiga, sus manos abriendo a tope sus nalgas y su cabeza apoyada en el culo de Vanesa, contemplando en posición privilegiada la enculada que le estaba metiendo. Decidí entonces comprobar el estado del esfínter de Vanesa, para ver si se había dilatado bien, por lo que saqué por sorpresa la polla del culo de Vanesa y la dirigía a la boca de Elena.
- "Vamos, pequeña, ya sabes lo que tienes que hacer. Además hoy quiero que cuando tengas mi polla completamente metida en tu boca, me lamas los huevos con la lengua. ¿Está claro?. Quiero notar tu lengua lamiéndome los huevos mientras tienes mi polla clavada en la garganta".
Elena mostró cierto asco de comerme la polla recién sacada del culo de su amiga, pero ante mi orden, comenzó a mamármela sin parar. Se la metió en la boca, mientras con las manos seguía agarrando las nalgas de su amiga. Sin duda el sabor de mi polla no era agradable para una boca selecta como la de Elena, pero la engulló sin rechistar. Parecía que poco a poco iba consiguiendo resultados con ella también. Ahora si que podía ver el ano de Vanesa perfectamente mientras su amiga me la chupaba. Su culito estaba muy rojo, pero parecía no haber dilatado prácticamente nada.
Cuando consideré que su mamada me estaba poniendo demasiado cachondo como para correrme si no paraba, volví a cambiar de agujero y penetré nuevamente el culo de Vanesa. Quería terminar mi violación anal, corriéndome dentro de esa delicia de culito. Esta vez, ante mi empujón, mi polla entró algo más de la mitad y Vanesa volvió a empezar sus quejidos de dolor con igual intensidad que antes. Parecía que no se le había dilatado casi el agujerito. En un acto reflejo, Vanesa estiró sus piernas, intentando liberarse del intruso que tenía clavado en sus entrañas, de manera que no pudo aguantar el peso de Elena, cargado sobre sus rodillas y cayó al suelo con mi polla clavada en sus entrañas. Yo que estaba apoyado de su cadera, caí sobre ella y sin quererlo, metí mi polla completamente hasta el fondo del culo de la niña.
- "Maldita estúpida. Te estas portando muy mal chinita y te voy a tener que castigar después de terminar de follarme este culito. ¿Ves lo que has conseguido?, meterte mi polla hasta el fondo.
Tan al fondo entró que mis huevos se aplastaron contra sus deliciosas, suaves y a la vez duras nalgas.
- "Esta bien, como prefieras. ¡Putilla, sujeta bien los brazos de tu amiga".
Elena obedeció y sujetó los brazos de Vanesa para que no pudiera levantarse del suelo y quedase tumbada de espaldas, con mi polla clavada en el culo. Sujeté yo con fuerza a la niña por las caderas y seguí follándola por el culo, pero metiéndole la polla siempre hasta que mis huevos golpeasen sus deliciosas nalguitas. Se la saqué completamente varias veces y se la volví a meter inmediatamente, para que se sintiese bien penetrada y humillada. Me corrí dentro de ese culito virgen como no lo había hecho hasta aquel momento. Mis gemidos de placer al correrme se mezclaban con sus muestras de dolor. Era increíble lo estrecha que era esta cría, pero aún así me corrí dentro de ella, llenándola de mi esperma, haciendo que se sintiese realmente humillada. Vanesa no dejaba de rogarme que parase, que le dolía mucho y que no podía aguantar. Pero por el contrario, mi estado de excitación era tal que después de correrme dentro de la niña, no solo no le saqué la polla, sino que esperé hasta que se volvió a empinar para volver a follarmela por detrás sin sacarla. Para conseguir que se me empinase, sobé completamente el cuerpo inmóvil de Vanesa: pellizqué sus pezones, magreé sus tetas y su clítoris, incluso introduje un dedo por su coñito. Cuando ya estaba en erección suficiente mi polla, cogiendo a la niña de la cadera y sin sacársela, le puse en pie y le ordené que se apoyara contra la pared. En esa postura, le follé muy rápido el culo durante al menos media hora, mientras ella estaba prácticamente quieta, con las manos sobre la pared, la cabeza ligeramente colgando hacia abajo, las piernas entreabiertas y levantando un poco las caderas, de forma que su culito quedaba bien a mi disposición y mi penetración no le hacía tanto daño, pero sus gemidos, quejidos y ruegos no paraban. Finalmente volví a correrme allí dentro mientras le pellizcaba los durísimos pezones. Una vez que terminé, después de sobarle el cuerpo, le saque la polla, a lo que respondió nuevamente con un gemido de dolor e inmediatamente se llevó la mano al culo.
- "¿Por qué me has hecho esto?", dijo entre sollozos. "Había hecho todo lo que té me mandabas. ¿Por qué?".
- "Vaya chinita, veo que te he sobrevalorado y que no eres suficientemente buena esclava todavía. La verdad es que tienes un culo fabuloso y me voy a poner morado a reventártelo estos días, pero voy a tener que castigarte por no dejarte taladrar sin gritar y sin moverte. No te preocupes, conseguiré que se pueda correr dentro de tu culo un regimiento de soldados sin que digas ni esta boca es mía".
Até a las dos niñas a sus collares y me senté un momento en el centro de la sala, viendo como Vanesa no dejaba de tocarse el culo, por el dolor que sentía. Era realmente increíble que una chica pudiese ser tan estrecha de culo y de boca, pero sin embarque que mi polla le entrase sobradamente por su coñito. Era realmente especial esta Vanesa. Durante los próximos días daría tratamientos especiales a ese culito, pero no quería dilatarlo como el de su amiga Elena. Quería que siguiese estando dan ajustado, porque me daba más placer meterla en un agujero tan estrecho.
Después de un pequeño descanso, decidí que era hora de que las chicas fuesen acostumbrándose a ser criadas, aparte de esclavas, por tanto, tras asegurarme que las ventanas y puertas estaban completamente cerradas, solté a Elena, a quien le di un delantal, una cofia y unos zapatos de tacón alto.
- "Está bien putilla, este es el uniforme que llevarás para hacer las tareas del hogar. No quiero que os quedéis aquí apoltronadas demasiadas horas y que vuestros culos se vuelvan fofos".
Elena se puso el delantal, la cofia y los zapatos sin rechistar. Estaba terriblemente sexy con el delantal que solamente cubría sus pechos y pubis hasta la parte superior de los muslos. El delantal iba atado a la cintura y al cuello, por lo que dejaba su espalda y su culo completamente al aire. Comprobé que era holgado, de forma que se podía meter la mano por su espalda y cogerle las deliciosas tetas sin problema. Le indiqué donde estaban los elementos de limpieza y sumisamente comenzó a limpiar el suelo de toda la casa. Había retirado la fregona, puesto que quería verle a cuatro patas frotando los suelos con un cepillo y bayeta. Empezó haciendo eso, y me encantó verla trabajar prácticamente desnuda, a cuatro patas. Me estaba dando cuenta que Elena iba entrando en la sumisión que yo quería.
- "Bueno putilla, tienes que limpiar completamente el suelo de esta habitación. Dentro de un ratito vuelvo a ver como lo has dejado".
Dejé a Elena frotando el suelo, mientras yo volví donde Vanesa. A la que solté de su collar, tras preparar todos los elementos necesarios para un enema. Quería meterle por ese culito tan prieto un enema de leche fresquita, como castigo por ser rebelde mientras la había violado analmente.
- "Bueno, chinita ven aquí, le dije mientras me senté en centro del sofá".
Vanesa se acercó rogando que no le hiciese daño.
- "Por favor, mi amo. No me hagas daño otra vez. En mi vida había sentido tanto dolor. Me has hecho mucho daño".
- "No será para tanto chinita. Además tienes que saber aguantar. ¿Te sigue doliendo ahora?".
- "No, ahora se me ha pasado casi del todo".
- "Entonces es que no te pasa nada. Simplemente tu culo no está acostumbrado a recibir una buena polla. Tendremos que acostumbrarle".
- "Te has portado mal y has sido una mala esclava por no dejarte follar el culo sumisamente, por tanto te voy a dar un castigo. De momento no será demasiado fuerte, porque me has demostrado hasta hoy ser sumisa y me has dado placer, pero debes corregir esa actitud".
- "Por favor mi amo, pídeme cualquier otra cosa, pero no me hagas eso otra vez".
- "¡Eso, eso!. ¿Qué es eso que no te gusta?, ¡Habla claro!, que sino no te entiendo".
- "No me vuelvas a follar por detrás, por mi culo. Me duele muchísimo".
- "¿Me estas pidiendo que no disfrute de tu agujero más maravilloso?".
- "Te lo ruego, mi amo, fóllame por delante o haz que te la coma, pero no vuelvas a utilizar mi culo, por favor".
- "Bueno basta de hablar, túmbate sobre mi que te voy a dar unos azotes por haber sido mala".
Vanesa obedeció y se recostó tumbó en el sofá, dejando sus nalgas sobre mis piernas, para que pudiera azotarlas.
La visión del cuerpo de Vanesa totalmente desnudo, encima de mí, de espaldas, me excitó muchísimo. Cuanto más me fijaba en ella, más me daba cuenta de la perfección de sus formas. Su culo era más bonito que el de cualquier mujer famosa de las que tanto se oye hablar. Después de acariciárselo un rato, le abría las nalgas para comprobar como tenía su ano después de la penetración. Se veía rojo y un tanto irritado, pero nada más. Estaba completamente cerrado y nada dilatado, después de haber sufrido hace no más de 3 horas una doble violación por primera vez. Le toqué con mi dedo índice y se notaba totalmente duro y no había resto ninguno de que mi violación le hubiese desgarrado. Simplemente parecía que su dilatación le resultaba dolorosa, lo cual me excitaba mucho, porque el hecho de que una mujer como esta presentase resistencia a una violación anal, me ponía más cachondo.
Para jugar un poco con su culo, con las pinzas fui arrancando los pocos pelos que tenía en esa parte de su cuerpo, así como también el la parte de atrás de su entrepierna. Quería que tuviese un culo perfectamente limpio y depilado. Cada pelo que arrancaba, ella daba un pequeño gemido. Cuando hube arrancado hasta el último de sus pelos, dejé la pinza y comencé con los azotes. Con la mano completamente abierta, golpeaba con fuerza en las nalgas de la niña, dejando todos los dedos impresos en su culo. Vanesa daba un respingo de dolor a cada azote y movía las piernas pataleando, pero en ningún momento trató de moverse ni chillo por el dolor. Después de 30 azotes, paré y vi como sus ojos estaban con lágrimas por la humillación contenida.
- "Esta bien chinita, tienes un culo tan bonito y tan duro, que estaría toda la tarde azotándote, pero no lo voy a hacer. ¿Ha quedado clara la lección?. ¿Está claro que te utilizaré por el culito cuando yo quiera?".
- "Si mi amo. No me azotes más. Está claro. Puedes follar mi culito cuando quieras, que yo me esforzaré por soportar el dolor".
- "Así me gusta más. Para terminar el castigo, habrá que someter a un enema a esta delicia de culo".
Le ordené que se levantara y se recostara en la mesa grande, donde até sus muñecas a sus tobillos y sus codos a la altura de sus rodillas, con una cuerda ancha, especial para "bondages". En esa posición, estaba completamente a mi disposición y no podía moverse en absoluto. Podía ver su coñito y su culo, así como sus nalgas que continuaban rojas como tomates. En esa posición, metí entre sus ataduras la cadena de la pequeña grúa que tenía el techo de la bodega y subí a la cría, dejándola colgada como se llevan los ciervos después de cazarlos. En esa postura podía elegir si follarme su boca, su coño o su maravilloso culo.
- "Chinita, estas tan buena que no sé si follarte antes de meterte el enema. ¿Qué te parece?".
- "Por favor mi señor, hazme lo que quieras. Soy tuya".
Puse su trasero a la altura de mi cintura y comencé nuevamente a azotar sus nalgas con mi mano derecha, pero se me ocurrió una variante. Si que ella me viese, lubriqué perfectamente mis dedos índice y anular de la mano con vaselina y proseguí con los azotes. En uno de esos azotes, al bajar mi mano sobre sus nalgas, en lugar de llevar la mano bien abierta puse mi dedo índice apuntando a su chochito y como estaba lubricado, se clavó hasta el fondo. Vanesa dio un grito por la impresión que le supuso sentirse penetrada sin esperarlo. Repetí la operación varias veces con los dos dedos, que cabían perfectamente en el conejito de la niña, que gimoteaba a cada penetración que sufría. Después de jugar unos minutos con ella, me lubriqué la polla con vaselina para no hacerle daño, y me dispuse a penetrarla. Vanesa pensaba que le iba a follar por el coñito, pero no se dio cuenta que su culo también estaba a mi disposición nuevamente o sea que me dispuse a comprobar si efectivamente era capaz de aguantar otra violación anal sin montar el espectáculo que hizo antes. Para pillar a su culito de sorpresa, primero jugué con mi polla por su coño, haciendo varios amagos de penetrarla, hasta que en uno de esos amagos, bajé un poco más mi polla para buscar su otro agujero y se la metí de un solo empujón. Era la tercera vez que violaba el virgen culito de mi esclava en el mismo día, pero no podía aguantar lo buenísima que estaba.
Vanesa se tuvo que morder los labios para no gritar ante mi brutal penetración, que no dio oportunidad a dilatar en absoluto su estrechísimo culo. No dio ni un solo grito, pero en su posición colgada del techo se agitó todo lo que pudo, con lo cual, me daba aún si cabe más placer, por que movía mi polla en su interior. Le follé el culo hasta el fondo, golpeando a cada embestida mis huevos con sus nalgas enrojecidas por los azotes. Tras 15 minutos de enculada, en que le saqué y metí completamente mi polla, me volví a correr por tercera vez en el interior de su cuerpo. Me excitaba pensar que su culo estaba lleno de mis corridas.
- "Vaya chinita, ¿ves como ibas a aguantar perfectamente?. En mi vida había visto un culito tan apretado como el tuyo", le dije sin sacar mi polla de su culito.
- "Si me señor, pero no te imaginas el dolor que siento.". Dijo entre sollozos y con los ojos llenos de lagrimas. "Nadie me había nunca metido nada por detrás... por eso será tan apretado. ¿Prefieres follarme por detrás que por delante, mi amo?".
- "Debo reconocer que me gusta metértela por todos los sitios, pero tu culo es tan estrecho, que me da un placer increíble. Además también me gusta que te resistas. De todas formas ya te digo que tu boca es maravillosa y tu coñito increíble. Me encanta metértela por todos los lados. ¿A ti no te excita que te encule?".
- "Debo decir que noto cierta excitación, mi amo, pero el dolor es mucho más intenso que la excitación. Te ruego que no me vuelvas a follar el culo, por favor. Por favor mi amo, sácamela, me hace un daño horrible".
- "Yo creo que no será tanto", dije mientras volví a moverme dentro de su culito.
- "¡Basta, por favor!, ¡basta!", dijo con la voz entre cortada.
La verdad es que me excitaba muchísimo que me rogase que no la enculase, y más aún que lo hiciese mientras le daba por el culo.
- "Por favor, por favor,... . ¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!." A cada embestida en que le clavaba la polla en sus entrañas lanzaba un gemido de dolor que me excitaba más.
- "Me gusta tu culo chinita y me apetece correrme dentro otra vez".
- "¡No!, por favor, te lo ruego. Otra vez no. Dame la polla en la boca. Te juro que te hago la mejor mamada, pero no me hagas sufrir otra vez dándome por detrás. ¡Te lo ruego mi señor!".
- "Calla y gime según te follo el culito, zorra.".
- "¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!,... ¡por Dios, no!, ¡ah!, ¡ah!, ¡ah!."
No dejaba de gemir y eso me ponía más cachondo, pero la idea de follarle la boca me gustaba también, o sea que después de darle otros 20 minutos de sufrimiento y dolor, le di la vuelta según estaba colgada sin moverme yo y le enfilé la boca con la polla.
- "Está bien, chinita, más vale que me la chupes bien, porque sino te voy a destrozar el culo a base de follártelo".
Vanesa se esmero todo lo que pudo a pesar del olor que desprendía mi polla tras haber estado en su ojete, pero sin poder emplear las manos, en esa postura cabeza abajo, tuve que ser yo quien me follase su boca y garganta. Era la primera vez que le obligaba a comerme la polla después de pasar por un culo. Le metí mi polla hasta el fondo y le follé la garganta como su culo. Después de 5 minutos, me corrí dentro y nuevamente mi corrida le salió por la nariz, goteando sus ojos hasta el suelo. Le saqué la polla y me la limpié con su cara y su pelo. Le dejé todo el esperma de mi corrida cayendo por su cara y sus ojos, que no podía abrir por estar llenos de mi leche sus párpados.
Entonces, le metí por el culo la goma del enema, que tenía un abultamiento del tamaño de una pelota de ping-pong en el extremo para que no se saliese del culo una vez introducido. Nuevamente arranqué quejidos al meterle ese abultamiento en su esfínter. Una vez bien introducido, eché 10 litros de leche fría en el depósito y abrí el grifo que dejaba caer la leche en el culito de mi esclava.
- "¡Ah!, ¿qué me haces, mi señor?, por favor no me hagas daño", exclamó alarmada al notar un líquido frío corriendo por el interior de su cuerpo.
- "No te preocupes pequeña, voy a limpiar perfectamente tu interior, para darte por el culo más a placer".
"¡Por favor, mi amo, por favor!.
Se quedó gimoteando mientras yo iba a ver cómo iba Elena con su trabajo. Elena estaba terminando de limpiar el suelo de la habitación de al lado de su bodega. Para ello estaba utilizando un cepillo. Estaba agachada a gatas, para poder frotar el suelo. Cuando me vio, continuó con su labor como si nada ocurriese. Sus piernas entreabiertas daban una imagen absolutamente preciosa de su entrepierna y sus perfectas nalgas, hacían que en esa posición me dieran ganas de follarmela ya mismo, pero de momento me senté en una butaca para ver como terminaba el trabajo que había comenzado. Además hacia escasos minutos que había terminado de encular por última vez a su amiga, o sea que mi polla no estaba aún con fuerza suficiente. Al cabo de 30 minutos terminó el trabajo.
"He terminado, mi amo. ¿Qué quieres que haga ahora?".
- "Te has portado bien, pequeña. Ven aquí".
Elena se acercó con el delantal, que dejaba al descubierto su espalda y culo, pero que cubría su parte delantera. Solté los dos nudos que fijaban dicha prenda a su cuerpo, quedando completamente desnuda frente a mí. Yo seguía sentado en mi silla, por lo que mi cabeza quedaba a la altura de sus pechos. La vista de su perfectamente depilado coñito, me hizo decidir que era hora de desvirgarla. Se merecía tener un par de orgasmos, por haber sido últimamente una buena esclava. En esa posición, acaricié su cuerpo unos minutos: sus preciosos pechos con los pezones perforados por los dos aritos que le puse el primer día, sus nalgas deliciosas, sus piernas y por último toque suavemente su clítoris también adornado por el tercer aro que le coloqué como castigo el primer día.
Junté mis piernas e hice que se sentará a caballo sobre ellas, dándome la espalda. En esa posición, su coñito estaba muy abierto y podía jugar a placer con todo su cuerpo. Mi polla, bajo mi pantalón estaba deseosa de perforar a la niña, pero primero quería jugar un rato. Hice que se recostara sobre mí, para poder acariciar su pechos, con los que comencé a jugar para pasar a estrujar con fuerza y dar tironcitos de sus anillas, estirando sus pezones, lo cual a la vista de sus gemidos, le proporcionaba gran placer. Sentía sus nalgas contra mi polla, pero con la tela del pantalón por medio, por tanto mi calentón iba subiendo rápidamente. Bajé mi mano derecha a su coñito, mientras con la otra seguía trabajando sus pechos. Noté cómo su entrepierna estaba mojada por el estado de excitación en que se encontraba la niña. En cuanto comencé a jugar con su clítoris totalmente a mi disposición gracias a la postura, sus gemidos fueron aumentando hasta que llegó a un fuerte orgasmo. Después de correrse, su cuerpo parecía eléctrico y gritaba cada vez que rozaba cualquier parte sensible. En ese estado de gran relajación que se encontraba Elena, aproveché para abrirme la bragueta y sacar mi polla que ella notó inmediatamente contra sus nalguitas.
- "Mi señor, ha sido el mejor orgasmo de mi vida. ¿Qué vas a hacerme ahora?. Déjame unos segundos de relax para recuperarme por favor"
Elena estaba tan relajada que no movía ni sus brazos. Su cuerpo caía sobre mí sin resistencia. Me cogí la polla con la mano y la rocé por su entrepierna llena de jugos, para lubricarla y cuando estuvo bien lubricada, levanté ligeramente su cuerpo sujetándolo con una mano por la entrepierna y enfilé mi polla hacia su maravilloso culito. Ella estaba tan relajada, que mi polla se abrió paso en su ano casi sin resistencia.
- "¡Oh, Dios!, mi amo ¿qué me haces?. ¿Otra vez quieres mi culo?, por favor, no me lo hagas por detrás otra vez".
- "Así es pequeña. Relájate, que veo que ahora te entra perfectamente bien. Quiero ver como te corres mientras te vuelvo a dar por el culo".
Los gestos de Elena eran una mezcla de dolor y placer extremo, pero no hizo ni un solo intento de sacar mi polla de su alojamiento, en el que se había hundido hasta el fondo. En esa posición levanté sus piernas del suelo, y las cogí con mis brazos, para que su único apoyo fuese mi polla en su culo, como una empalada. Eso arranco un gemido de dolor de Elena, que sin embargo estaba disfrutando de la enculada. En esa postura, mi polla estaba tan metida en su cuerpo que no podía verla en el espejo que tenía frente a mí. Follé su culito durante 15 minutos, en los que los gemidos de Elena iban aumentando, sobre todo cuando bajé una de mis manos y empecé a acariciar su clítoris. En esa postura, Elena se volvió a correr con tanta fuerza como en la anterior ocasión. Noté su corrida porque su ano se hacía más estrecho dificultando el paso de mi polla a través de él. Cuando terminó de correrse, la cogí de las caderas y me levanté de la butaca con la polla hundida en su culo. En esa postura la llevé hasta mi cama, donde la desenculé y la tiré sobre el colchón. Ella quedó tumbada boca abajo y yo inmediatamente me lancé sobre ella. Quería follarla tumbada.
- "Vamos pequeña, ábrete las nalgas con las manos, que quiero seguir trabajando esa maravilla de culito que tienes".
Elena obedeció y mostró su ano ligeramente dilatado, que penetré sin compasión. En esa postura, la follé de forma que cada empujón sacaba completamente la polla y se la volvía a meter hasta el fondo. Ella no decía nada y respondía con gemidos entre el dolor y el placer. Cuando vi que me iba a correr, se la metí nuevamente y me corrí dentro de su culito. La niña respondió con gemidos de placer a cada grito que yo daba al correrme en es maravillosos agujerito.
Al terminar, inmediatamente me tumbé en la cama y le ordené que me limpiase la polla perfectamente. Elena lo hizo sin rechistar. Lamió hasta el último resquicio de fluido que tenía mi polla, sin pensar que había estado alojada en su culito. Cuando terminó de limpiármela, mi polla estaba en posición medio morcillona, por lo que necesitaba más excitación antes de desvirgarla.
- "Ponte encima de mi, que te voy a dar placer con un 69, putilla".
- "Si mi amo".
No hizo más que poner su coño frente a mi boca y empecé a lamérselo, introduciendo 2 dedos por su dilatado culito. Esa sensación le gustó tanto que no tardó 5 minutos en estallar en un nuevo orgasmo, mientras mi polla alojada en su boca, ahogaba sus gritos de placer.
- "Vamos, ponte a cuatro patas con las piernas abiertas".
Elena obedeció al instante mientras yo me levantaba.
- "¿Otra vez vas a tomar mi culito, mi amo?. Por favor mi amo házmelo de verdad. Fóllame de verdad y no por detrás.".
Esta vez se equivocaba. Me puse detrás de ella y tras dar unos golpecitos en sus nalgas con mi polla, la cogí por las caderas y la enfilé hacia su vagina. Mi empujón fue constante pero no muy rápido.
Elena giró la cabeza hacia mí inmediatamente y se agarró a las sábanas con las manos.
- "¡Aaaaaaaaahhhh!. ¡Mi amo por favor, soy virgen!. ¡No tan rápido, por favor!".
- "Tranquilízate y relajante pequeña. Te voy a hacer disfrutar. No quiero hacerte daño. Quiero follar este coñito por primera vez y hacer que disfrutes".
Mi polla penetró con cierta facilidad hasta un punto en el que estaba su himen, virgen y entero. Tuve que dar un empujón, pero el gran estado de relajación de Elena tras sus orgasmos y lo lubricada que estaba hizo que mi polla entrara completamente. Por sus gestos le estaba doliendo, pero no paré. Seguí follándome su virgen chochito lentamente. Notaba como su agujero se apretaba contra mi polla, dado que era demasiado estrecho tal vez para recibir una polla de golpe, pero se tenía que acostumbrar.
- "¡Por favor mi amo!. Basta, me estas rompiendo. Me duele todo, por favor", gimoteaba con una lágrima en su mejilla.
Me encantaba follarmela en esa postura, viendo su culo todavía un poco dilatado por mi anterior penetración. Le metí el pulgar de mi mano derecha completamente por el culo y notaba mi polla moverse a través de su pared interior. Después de un rato en el que Elena no dejaba de gimotear a cada embestida, cambiamos de posición y me la follé en la postura del misionero. Quería ver su cara de súplica mientras mi polla entraba y salía, violando su virginidad.
En medio de sus gemidos, y a pesar de que realmente le estaba haciendo daño, Elena se corrió, puesto que mi movimiento excitaba su clítoris ya irritado de los orgasmos anteriores. A los pocos segundos era mi turno, o sea que saqué mi polla y se la enfilé a la boca. Ella la comió hasta que notó mi descarga de leche caliente en su garganta, que tragó sin rechistar mientras mi mano sobaba su coñito. Limpió mi polla perfectamente con la boca hasta que le dije que parase.
Le ordené que volviese a ponerse bien el "uniforme" de criada y volvimos a la bodega. Allí Elena vio lo que estaba haciendo con su amiga Vanesa, que seguía colgada del techo con el enema entrándole por el culo. Le ordené que me preparase la comida y me sirviese en la mesa. Le dejé comer en la mesa conmigo a condición de que se sentase en la banqueta que tenía el consolador de tamaño medio (15 cm de largo x 4 cm de grueso).
- "Siéntate aquí a comer. A partir de ahora podrás comer conmigo, pero siempre sentada en esta banqueta, de la que te levantarás cuantas veces yo te lo ordene a servirme. Cada día te diré donde debes meterte el consolador. Hoy quiero que te lo claves hasta el fondo del culo." Elena hizo así, y después de servirme, se sentó en su banqueta, clavándose el consolador metálico hasta el fondo de su culo, quedando completamente sentada sobre la banqueta, de forma que no se veía nada del consolador. Le costó meterlo, pero lo consiguió en no más de 30 segundos de abrirse las nalgas con las manos. Vanesa observaba desde su tortura cómo comíamos.
Hice que Elena se levantase 7 veces a por el 2º plato, servirme vino, postres,... y en cada una de esas ocasiones, tenía que volver a sentarse clavando el consolador hasta el fondo de su trasero. Cada vez parecía que entraba con más facilidad, o al menos no gimoteaba tanto como la primera vez.
Una vez que ambos terminamos de comer, hice que Elena diese algo de comer a Vanesa, que seguía colgada del techo. Vanesa no quería nada, pero le obligué a comer. Yo comprobé como lo 10 litros de leche iban entrando en su cuerpo, haciendo que su tripa se fuese hinchando y poniendo dura. No tenía pensado soltarle hasta que la última gota de leche hubiese entrado en su cuerpo. Para conseguirlo, tuve que hacer que estuviese colgada hasta la noche, cuando su tripa parecía la de una embarazada. Vanesa, para entonces, se había tenido que orinar encima varias veces, lo cual le provocaba una humillación infinita.
- "Está bien chinita. Te has metido toda la leche en el culo. Espero que esto sirva para que no te quejes tanto cuando me apetezca violar ese culito tan bonito que tienes".
Una vez terminado, le dejé allí colgada 30 minutos más para que se orinase un par de veces más y le ordené a Elena que le acompañase a la bañera sin caer ni una gota de leche por el camino. Así lo hicieron y una vez allí, Elena sacó del culo de su amiga la goma, tras lo cual salieron litros de leche, como si se tratase de un grifo. Tras eso, permití a las chicas que se duchasen, aseasen y a dormir hasta el día de mañana.