Culeada memorable del 2010

El fin de año abrí el msn, encontré el mensaje de un hombre que había conocido por asuntos laborales, me preguntaba cuál había sido mi mejor culeada en el 2010. Me dio rabia, me parecía increíble que se tomara el atrevimiento de hacerme esa pregunta. No tenía la confianza para ello, no le respondí y lo borre de la lista de contactos. Pero debo confesar que la pregunta me quedó sonando, hoy decidí contestarla, contar una de esas experiencia pero hacerla pública para todos los lectores de Todo relatos.

Culeada memorable del 2010

Sus labios buscaron mis labios, acepte el beso, lo deseaba, lo venia deseando con el paso de nuestras conversaciones.

Era nuestra primera salida, habíamos tomado varias cervezas, me sentía ebria pero segura, quería que pasaran muchas cosas, él lo intuía, lo deseaba, el beso era el inicio de una noche que parecía loca.

Sentía sus labios y su lengua buscando la mía, la acepte, mi cuerpo se estremeció cuando la sentí en mis labios, mis jugos empezaron a fluir más rápido. Estaba semi mojada por la conversación y el deseo, su lengua me empapo totalmente. Quería que me montara y apagara el fuego que empezaba a encender en mi cuerpo.

Él lo entendió, pidió la cuenta, mientras llegaba me volvió a besar, sus manos recorrieron ligeramente mi piernas, mis brazos rozaron inocentemente su verga, estaba parada, mi cuerpo se estremeció de nuevo de solo pensar que estaría mojada y listo para que se la chupará.

Pago, y salimos hacia su auto, era media noche, la media noche de un jueves, el auto estaba parqueado a una cuadra del bar, caminamos, me tomo del talle, apenas salimos del ángulo de la miradas curiosa, me abrazo, sus manos me tomaron de mi cola, me beso de nuevo, busque el contacto con su verga y lo encontré, sentí su paquete en mi pubis, sentí un corrientaso en la vagina y mis jugos fluyendo y fluyendo. Sus labios y su lengua se fusionaban con mis labios y mi lengua, caminamos hacia el auto.

Su auto, o el de su padre era un aveo negro con vidrios semi polarizados, lo encendió, y de nuevos los besos, mi asiento salió disparado hacia atrás, sentí una de sus manos subiendo por mi pierna, paso la rodilla y se interno entre mi falda por mis muslos, pronto sus dedos hicieron contacto con mi cachetero empapado en mis jugos. Cuando sintió que estaba mojado su deseo se incremento, me beso con fuerza, con ardor, como macho arrecho, mientras sus dedos delineaban mi sexo. Solo atine a dejarme ir hacia adelante y abrir mis piernas para que pudiera maniobrar, quería que me diera dedo, no con uno, sino con dos y hasta con tres de sus falanges.

Sus dedos a se abrieron entre mis cacheteros y tocaron mi húmeda vulva, sus labios bajaron por mi cuello y llegaron a mi pechos. Mi cuerpo se estremecía y se estremecía, el placer, como la cerveza que había consumido, me embriagaba, mi ser se llenaba de emociones, solo quería responder a los embates de mi macho. Sus dedos entraron en mi concha, me estremecí, un quejido ahogado salió de mi, fue la señal para que otro dedo entrara en mi cuerpo. Cerré los ojos y me deje lleva por el placer, pronto estalle en un orgasmo inmenso, las luces de colores invadieron mi mente, mi vagina se contraía con el entre y saca de los dedos, y con los besos apasionados de mi hombre. Después todo quedo en silencio. Sentí un beso y el carro que se ponía en marcha….

Poco a poco me estabilice, quería verga, por donde fuera, como fuera y las veces que fuera… deslice mi mano hacia su polla, la acaricie por encima del pantalón, quice sacarla pero estaba muy pegado al cuerpo, él entendió y orillo el carro; estábamos al frente de las tiendas Olímpicas de la avenida circunvalar, había poca gente, y pasaban uno que otro carro. Libero su polla, estaba mojada y medio morcillona, era larga, gruesa y cabezona: apenas como la necesitaba.

Me deslice hacia ella, sentí su olor a sudor y el aroma penetrante de macho caliente, saboree con mi lengua sus jugos salados, chupe la cabeza de su lanza y después me la trague toda o casi toda. Me gusta mamar y esta verga me encantó, también me gustaba la experiencia de volver a chupar en un carro, chupársela a un hombre que me empezaba a gustar y que me tenía en llamas. Decidí sacarle la leche para cuando llegáramos al motel me montara y me diera con ese riel las veces que quisiera.

El auto seguio por la circunvalar, sentí que subió y después descendió. Seguí chupando, me concentre en la cabezota, gruesa, la enrocaba con mi lengua, la succionaba y la llevaba a mis encías para presionarla, lo hacía suave y lo hacía rápido, cambiaba los movimientos de improviso, quería su leche, quería que estuviera listo para darme verga una vez llegáramos al motel, o a su apartamento, a estas alturas no sabía donde seria culeada, tampoco me importaba, solo quería llegar y recibir polla.

Seguía mamando, quería mamar, seguir lubricando, seguir incrementando el nivel de mis hormonas para gozar como perra de la verga que tenía en mi boca. La succionaba y me pensaba en cuatro recibiendo este dardo en mi chocha, o sentada en él; seguía chupando y pensando cada empuje, ahora contra una pared, o de espaldas. En medio de tanto pensamiento aligeré la mamada y sentí que se inflo y me lleno de leche caliente la boca,, trague, y me reserve para mí el último chorro de semen. Subi y busque la boca de mi amante, él acepto el beso, me estremecí y pensé si este hombre quiere darme por el culo me dejo, pocos hombres aceptan beber su propia leche.

Minutos después nos acercamos a la zona de moteles, su verga estaba flácida, cruzamos algunas palabras, me sentía encharcada, no quería que me bajara solo quería esa verga dentro de mi. Y decidí hacerla para de nuevo, volví por ella, la escupí, le limpie los rastros de leche que tenía y sentí como crecía, firme, dura. Entramos al motel, la puerta del garaje se abrío, se cerró y yo seguía mamando, estaba lista para ser cogida.

El se bajo, me quede en el carro. Se acerco a la ventanilla, abrió la puerta, su verga estaba al frente mío, parada, abrí mis piernas y le mostré mi cacheteros empapadoa, chorreada. Me ayudo a salir del carro, nos besamos, toque su verga, lo masturbe un poco. Estas que te la comes perra , solo atine a decirle que sí, me dio vuelta u me empujo contra la silla del carron, quede en cuatro, con la cola afuera y apoyada en el asiento, Sentí que me subió el vestido, corrió la ropa interior, se puso un condón, los segundos fueron eternos y su glande empezaba a buscar mi roto húmedo y chorreado.

El contacto fue delicioso, un nuevo o muchos corrientazos, que se originaban en mi vulva y subían e irrigaban por el cuerpo, cuando rozo mi clítoris con su verga gemí. Quería que entrara, sentirla adentro. Todo pasaba en instantes, en segundos que parecían eternos, la cabeza de su verga me rozaba buscando mi roto húmedo, eso no duro nada pero la ansiedad por tenerla adentro me embargaba.

Cuando la cabeza entro en mi chocha, grite, y seguí gritando cuando esa poderosa polla abría mi vagina y me empezaba a dar placer. Me la estaban metiendo sin miramientos, entraba y salía, me la clavaban con fuerza y de igual forma salía para volver a entrar, para abrirme la chocha con cada embate y lanzarme enorme oleadas de placer por todo el cuerpo. Por eso simplemente chillaba y gemía, dejaba escapar ese sentimiento de placer que recorría cada una de mis fibras nerviosas y que me hacían sentir mujer y hembra a la vez, perra y puta pero muy femenina.

En una de sus metidas de polla me tomo del pelo y halo, me sentí poseída totalmente, al halar mi cabello, el placer brotó de de la cabeza y se extendió por mi cuerpo; al mismo tiempo su polla me abría por enésima vez la chocha y una oleada de placer salía del coño y se encontraba con la ola de placer que salía de la cabeza; simplemente; llegue al orgasmo en medio de gemidos y gritos, mi amante como buen semental que era no para sus embestidas, era un orgasmo recibiendo polla, quede extenuada. Vamos arriba fueron sus palabras.

Salimos del auto, subimos unas gradas hacia la habitación, en medio de la escalera, me arrincono contra la pared. Quede de espaldas, él se acerco y me dice, quiero cogerte aca , no alcance a responder, me inclino un poco y de nuevo sentí su polla recorriendo mi cuerpo, llenándolo de placer. Estaba más relajada , menos ansiosa pero seguía arrecha, sentía esa comezón en mi cuerpo, quería verga,, y esa verga entraba en mi cuerpo. Me acomode un poco y quede en cuatro sobre las gradas, mi amante se acomodó mejor y empezó a darme con suavidad, sus caderas rotaban al ritmo de cada penetración.

En el carro literalmente me había pichado, ahora me culeaba: sentía su glande en la entrada de la vagina, después como esa cabezota empezaba a abrirse paso por mi chocho abierto, sentía el grosor de su lanza recorriendo mi vagina, sentía como rotaba su cadera y el placer brotaba de diferentes puntos de mis entrañas. Hablaba poco, solamente me decía que gozara, que lo gozara, que sintiera su verga, que disfrutara, que él me estaba gozando, que se sentía macho.

Me tomo con sus brazo, me dio vuelta y quede sentada en su polla y el sentado en la escalera, cabalga perra , sus palabras fueron una invitación que no dude en aceptar. Subió y me deje caer en esa verga, me entro totalmente, ya estaba abierta, sentí su gemido, me apoye y de nuevo repetir el movimiento, nuevo gemido que me reactivo encamino mi deseo por otros rumbos. Hasta ese momento había sido poseída por ese macho: primero, me picho en el carro, después me culeo en la escalera; ahora, la iniciativa era mía, el gemía, gozaba, sentía mi orgasmo cerca, pero también el de él. Subí y baje muchas veces, lo hice rápido, contrayéndolos músculos de la vagina cuando bajaba por el tronco de esa verga y cuando subía para liberarla, para dejarle tomar aire para que volviera hundirse en mi.

El gemía, y me animaba a seguirlo cabalgándolo, me sentí cansada, extenuada, sudaba, estalle en un orgasmo y cuando sentía mi placer, percibí que su polla se inflaba y dejaba escapar su preciosa leche por segunda vez. Terminamos de llegar a la habitación, nos dormimos, a eso de las siete de la mañana despertamos, nos bañamos y fue pichada y culeada nuevamente en el baño y en la cama y termine tragando su leche por segunda vez.

Soy caleña, me llamó Claudia Marcela, pero quería llamarme Carolina, por eso me dicen Caromar, tengo 25 años, soy comunicadora social; flaca, trigueña, senos pequeños, alta y con un buen trasero. Tengo mi novio y un par de amantes, ellos mantienen al día mi libido, de cuando en vez me doy gusto con uno que otro hombre. Después de mucho pensarlo decidí contar algunas de mis experiencias sexuales. La que les acabo de relatar fue una de mis mejores tiradas del año pasado. Mi correo es caromar1985@hotmail.com , espero sus comentarios.