Cuidando la casa

Un comienzo descubriendo una nueva posibilidad para el goce sexual

CUIDANDO LA CASA

Isma había conseguido al fin un trabajito de verano. La vecina de años de su familia, la señora Dorotea se había ido de vacaciones por el Caribe y le dejó a su cuidado la hermosa casa de la esquina. Allí tenía como principales encargos: el césped, las plantas y un orden y limpieza en general de la casa. Era grande con tres habitaciones confortables. Un patio enorme. La pileta de natación en  un parque plagado de plantas y flores. Un baño de dimensiones, con una bañera grande y espacio para hacer una fiesta, pensaba Isma, cada vez que entraba en el.

Además de todo eso le había dejado especial encargo en sus animalitos, como ella los llamaba. Tenía dos perras grandes a las cuales había que lavar y cepillar, las dos eran hermanas y eran de un pelaje largo y de color claro. La doña además contaba con un loro verde que no decía una palabra, con una jaula que parecía una hermosa cárcel de niño rico. Y los últimos que llegaron al caserón eran dos perros machos , también de grandes proporciones, con cara de buenos. Pelo corto. Uno de color negro azabache y otro de color miel.

Mientras Isma hacía los quehaceres de la casa los animales rondaban de un lado a otro. Cada vez que este pasaba cerca le movían la cola. Isma siempre se había llevado bien con los animales y principalmente con los perros, así que cuando la señora Dorotea le dijo de los bichos no tuvo problema alguno en agarrar viaje con el laburo.

Los días eran en ese verano generalmente calurosos, así que de vez en cuando entre labor y labor, Isma se daba un buen chapuzón en la pileta.

Cada vez que esto ocurría los perros se acercaban y lamían la piel húmeda de Isma como jugando. La piel del chico se erizaba. Se sentía relajado. Los animales movían la cola. Y sus lengüetazos secaban de a tramos la piel del muchacho. Las perras en cambio estaban mas bien distantes. No eran muy sociables, aunque si el les hablaba ellas prestaban atención.

Por las noches Isma también debía cuidar la casa, entonces se quedaba  adormir. Comía algo que su madre le preparaba en la tarde cuando pasaba un rato por su casa, para luego volver a la casa que cuidaba. Miraba un poco la televisión y luego se retiraba a la habitación de servicio, que había previsto Dorotea para el muchacho. La habitación estaba equipada con todas las comodidades posibles. No le faltaba nada. Allí seguía mirando un poco de televisión, ponía a funcionar el aire acondicionado y fresco como estaba dormía toda la noche sin problema.

Pasaron unos cuantos días y todo se conducía normalmente. Un sábado por la mañana el día estaba particularmente caluroso. La temperatura estaba cercana a los 38 grados y para la zona era demasiado calor. Ese día arrancó con el césped del frente de la casa. El sol golpeaba por demás y la transpiración bañó rápidamente el cuerpo del joven.

Cerca del mediodía terminó con ese trabajo. Paso a la cocina. Se sirvió un enorme vaso de jugo, hasta allí lo siguieron los perros, Draco el negro lo miraba como si sonriera y el color miel se llamaba Jaco, Isma no sabía el porque de aquellos nombres, si es que los nombres de las mascotas tienen un porque. Al muchacho eso no le resultó extraño pués estaba acostumbrado a que lo siguieran por todos lados. Sintió necesidad de pegarse un buen baño.

Al baño fue y se sumergió en la bañera que estaba rozagante, fresca y perfumada, porque había echado en el agua unas espumas que la señora usaba para sus baños. Además estaba autorizado a usar todas las instalaciones. Salvo la habitación de la doña.

Allí el muchacho se jabonó, se enjuagó, jugaba a sumergirse en el agua, y además se estuvo tocando un rato púes su pija se había puesto como un mástil de dura. Estaba en eso cuando se dio cuenta que los perros habían entrado al baño con el. Notó también que estaban apoyados en sus patas traseras, como sentados, y de sus capuchones aparecían puntas rojas que luchaban por salir. Los perros jadeaban suavemente. Eso le extraño al chico. Nunca había notado a los perros en esa situación, estaban excitados. Pensó por un momento en que tal vez estarían extrañando a su dueña, quien sabe que juegos harían con la señora. Estuvo un rato mas en el agua y de vez en cuando miraba de reojo a las mascotas y estaban ahí sin moverse, como esperando a ver que hacía el.

Salió del agua aún con la verga dura. El toallón cubrió su cabeza, fue ahí que sintió una rugosa lengua en su pija, se quedó quieto y fue sacando la  toalla de la cabeza para observar, era Draco quien hurgaba en su verga husmeando y lamiendo, por supuesto que la pija no dejaba de crecer, Isma no se disgustó, el otro perro Jaco se había colocado detrás y lamía las nalgas del muchacho, las secaba prolijamente. La calentura del chico iba subiendo de temperatura. Draco metió su hocico y toco los huevos del muchacho y este sintió una corriente eléctrica, un sacudón.

__¡Ahhhh! Que costumbre linda que tienen, me gusta, ¡Ahhhh! ¡Siiii, ahhhhhh!__ gemía, entre esos gemidos sintió que Jaco metía el hocico en la zanja, al menos eso intentaba, entonces el abrió sus nalgas parado como estaba y dejo su anillo libre, la lengua del perro color miel entró profundamente en su culo. La sintió y su verga palpitó caliente y descontrolada. Draco se levantó en su dos patas traseras y el chico se abrazó a su cabeza grande. La lengua del animal le recorrió el pecho y la panza. Mientras Jaco seguía con sus calientes caricias al culito del muchacho.

La temperatura del joven aumentaba, crecía, decidió agacharse, allí lo abrazó el animal color miel y lo rayó un poco con las uñas, eso le dio un poco de dolor. En tanto acarició el arma de Draco, que también quiso treparlo por el frente. También sus patas lo rasguñaron.  Entonces con la verga dura se puso de pie. Tuvo la idea de buscar algo para tapar esas uñas. En el botiquín encontró unas vendas que le vinieron de película. Vendó las patas delanteras de los animales calientes. A estas alturas daban saltos, siguiendo al adorado amante, iban pasando por distintos ambientes. Volvió al ante baño y buscó  alguna crema. Se encremo todo el cuerpo y se llevó el envase de crema rosa al cuarto. Encendió el aire. Cerró la puerta, se tiró en la cama. Allí los perros se abalanzaron sobre su cuerpo con lamidas más profundas, tremendamente excitados aún más con la crema que había rozado el cuerpo del chico. Los lengüetazos iban y venían y el chico estaba muy caliente como los animales. De repente se dio vuelta y puso su culo en alto, allí Jaco se abalanzó sin pensarlo y comenzó a buscar el agujero. Lo atacaba una y otra vez, no acertaba. El perro bajó de la montura y volvió a intentar, esta vez Isma lo guió y la verga entró y se movió rápido largando leche para todos lados. La embestida fue más bien corta, aunque luego se quedó echado sobre la espalda del chico que acariciaba su pija a punto de estallar. Sentía como de su cola seguía fluyendo leche, además de que la pija de Jaco había aumentado a pleno, gruesa, con la mano Isma no había permitido que entrara con la bola, aún no, había pensado el muchacho. Jaco sacó su verga de las entrañas y Draco no espero ni un segundo en subirse a la espalda del muchacho. Entró rápido, sin esfuerzo, por supuesto que el culo de Isma estaba totalmente dilatado y esperando que lo penetrara ese animal. Jaco colgaba su enorme pija, ensartado como estaba, Isma, buscó la pija de Jaco y se la puso en la boca, el animal aún seguía largando líquido y la verga no bajaba, seguía tan dura como antes.

Mientras iba chupando y besando la verga del animal color miel, las embestidas de Draco se iban calmando y quedaba retozando en el anillo del chico, que se sentía lleno por completo, gozaba de las vergas a su disposición,  alguna vez había fantaseado con los animales pero pensó que nunca sería posible, ahora no pensaba lo mismo y realmente la pasaba re bien.

Lamía la verga sin dejar ir a Draco de su trasero, notó que el agujero de Jaco latía   y se movía como una pequeña boca entreabierta, no lo pensó y con su pulgar  atacó a el culo del perro. Este lo dejó entrar, no se resistió. Isma no quería soltar la pija del animal, pero tuvo que dejarla para poder tomar el envase de crema, roció sus dedos, atrapó la cola larga del animal y lo atrajo nuevamente hacia si, el perro no se resistió, también gozaba. Esta vez puso dos dedos en el culo del animal, la verga de Draco salió del ano de Isma, lo acercó a el y atrapó con su boca la verga del perro negro, saboreó la leche que seguí manando del vergón  animal. Seguía con los dedos dentro del culo de Jaco.

Después de un rato dejó la pija del animal negro, se puso de pie al borde de la cama. Ayudó a subirse a ella a Jaco que seguía ensartado por los dedos del joven y con la verga dura lanzando líquidos por doquier. Isma se roció con crema rosa su pija, quitó los dedos y apoyo la cabeza roja en la entrada del perro, presiono un poco, sintió que avanzaba, poco a poco fue entrando en el perro. Jaco estaba muy cómodo, con su verga colgando, Isma la atrapó y la siguió masturbando sin reparos hasta que largo su leche dentro del animal que se sacudía junto a el gozando de la escena caliente.

Draco los miraba y se había tendido en el suelo lamiendo su propia verga, Isma se tiro sobre ella y empezó a compartir la comida, también se acercó Jaco y termino lamiendo su propio miembro y el de Draco el perro negro. Los tres estuvieron un buen rato lamiéndose. Cuando el hambre atacó al joven, recién se incorporó y cansado se puso unas bermudas coloridas y fue hasta la cocina a buscar algo para comer. Afuera de la habitación estaban las perras y por primera vez le movieron la cola amigablemente. Isma pensó que era porque el olor a sexo se había desparramado por toda la casa

Una vez que almorzó Isma llegó hasta su cuarto, ya los perros se habían ido. Se tiro en la cama y quedó profundamente dormido.-