Cuidando a Mamá
¿Os acordáis de mi hermana Encarna? Junto a ella paso unos días cuidando mi madre, unos días en lo que no solo tuve tiempo para aburrirme
Tras leer la nota de mi hija me metí en la bañera, después de todo lo sucedido un baño caliente y relajado era lo que necesitaba, y, tras él, toda la cama para mi solita. Ni el baño caliente pudo calmar la irritación que sentía en mis agujeros, estaba convencida de que necesitaría varios días para poder recuperarme, por suerte, aún estaba dolida con mi esposo por haberme mentido, el muy hij…. me aseguró que haría todo lo posible por subir a verme, cuando sabía que se iría a pescar con sus amigos.
Sobre las once de la mañana me despertó la melodía de mi móvil, supuse que se trataba de mi marido avisándome de que venía de camino o algo así, pero que va, la llamada resultó ser mucho más gratificante, mi jefe, bueno, ya casi podría de3cir mi exjefe, me llamaba para avisarme de que me había realizado el ingreso del casi todo el dinero que me debía, me pidió por favor que de vez en cuando pasara por la casa, para asegurarme de que todo estaba bien, y también que si podía ir a enseñarla si ninguno de ellos podía venir a hacerlo, según él, aquí no confiaba en nadie más para hacerlo, y además me lo pagaría después de venderla, junto con el resto que faltaba.
Por la tontería de la pesca mi marido llegó a casa casi a la hora de irse al trabajo, cuando lo hizo, mi hija y yo nos encontrábamos en el salón de la casa viendo la tele, se disculpó e intentó darme un pico que yo rehusé volviendo la cara, así entendería lo molesta que estaba y me aseguraba no tener sexo con él en unos días, que, tal y como estaba, lo necesitaba.
Según iban pasando los días mi enfado disminuía, la relación con mi esposo se endulzaba por momentos, y mi irritación había desaparecido por completo, ese fin de semana mi marido se había quedado conmigo en casa, incluso me había acompañado a ver como se encontraba la casa de D. Andrés, y a la vuelta ya solos pasaríamos la noche viendo alguna peli, y a la cama prontito a confirmar nuestra reconciliación.
Apenas habíamos entrado en la casa sonó el teléfono, lo cogió mi marido, pero al tratarse de mi hermana Encarna, me lo pasó enseguida, la llamada era para avisar de que se encontraban con mi madre en urgencias, y al parecer quedaría allí ingresada, por lo que salimos corriendo para el hospital.
Tras el susto inicial, la cosa no fue tan grave como parecía, pero sí que durante algunas semanas mi madre necesitaría ciertos cuidados, cuidados de los que nos encargaríamos mi hermana Encarna y yo, pues los demás vivían bastante lejos.
Para poder ayudar a mi hermana con mi madre, era preciso quedarme allí, por lo que me instalé en casa de mi madre, ella vivía en la misma ciudad que mi hermana, por lo que entre las dos nos repartíamos el trabajo, y las horas de forma que ésta nunca estuviera sola. Como yo vivía allí me encargaba de las tardes y las noches, mientras que mi hermana llegaba por las mañanas y se quedaba allí hasta la hora del gimnasio.
Con el paso de los días, mamá iba mejorando, y los médicos nos decían que pronto podría hacer una vida normal, a pesar de lo que nos contaban los médicos, mi hermana y yo decidimos permanecer con ellas al menos unos días más, aunque si nada se torcía pronto estaría de vuelta a casa.
Aquella mañana mi hermana entró en mi cuarto entre risas y bromas, dándome de cachetadas en el culo, mi madre ya bastante mejor, se había levantado con ganas de hacer cosas, incluso nos había preparado el desayuno. Todo el día lo pasamos las tres juntas haciendo el tonto y jugando, hasta que mi hermana se marchó como todas las tardes para ir al gimnasio.
Poco después de marcharse mi hermana se presentó en casa mi sobrina mayor, entre ella y mi madre trataron de convencerme para que saliera a dar una vuelta, aunque me negué varias veces, ambas insistieron así que, me arreglé un poco y pregunté a mi sobrina por el gimnasio donde iba su madre, y allí me presenté.
Pregunté en recepción por mi hermana, donde, una chica muy maja me indicó que debería estar en la sala de máquinas, ahora apenas hay gente y verás como la encuentras sin problemas, me dijo indicándome el final de un pasillo, tras cruzar el pasillo llegué a la sala donde estaban todas las máquinas, pero allí únicamente había un chico bastante fuerte y guapo, por cierto, ni rastro de mi hermana.
-Hola guapa, veo que eres nueva en el gimnasio, ¿cómo te llamas encanto?
-Bolita – le dije yo bastante sorprendida-
-muy bien bolita, yo me llamo Juan, soy el monitor si me dices lo que quieres conseguir vemos cómo puedo ayudarte, pero hoy ya es muy tarde estamos a punto de cerrar
-no no, no te preocupes, verás estoy buscando a mi hermana y, la chiquita de recepción me dijo que podría encontrarla aquí
-Tu hermana dices, ¿Cómo se llama?
-se llama Encarna, no sé si habrá salido ya
-Encarna… a sí, acaba de terminar en la sala, estará en la ducha o en la sauna, ven, te acompaño al vestuario
-Muchas gracias, muy amable – le dije yo cuando llegamos a la puerta-
-de nada preciosa, pero tal vez deberías esperar en recepción, hay un par de sillones si quieres esperarla allí
-no, gracias, ella no sabe qué iba a venir y prefiero avisarla
- como quieras -dijo mientras se marchaba con una sonrisa un tanto extraña-
Cuando entre en el vestuario llame a mi hermana un par de veces sin obtener respuesta, apunto estaba de salir a esperarla fuera cuando un par de voces llamaron mi atención, avancé un poco, pero ni en el vestuario ni en las duchas había nadie, además las luces estaban apagadas, el vestuario era grande y alargado y al fondo había una habitación de la que salía luz, supuse que se trataba de la sauna y me acerque a buscarla allí.
Según me iba acercando escuchaba otra vez las voces, ahora no estaba segura de que se tratara la voz de Encarna, no podía entender lo que decía, pero cada vez estaba más convencida de que no era su voz, aun así, decidí acercarme. Antes de entrar decidí echar un ojo por una pequeña ventana que había en la puerta, la visión no era fácil, el cristal estaba empañado por el vapor de la sauna, aunque al final pude ver quien se encontraba en el interior de la sauna, y el resultado vino como una bofetada a mano abierta.
Tras el cristal, sentada en el banco, totalmente desnuda y abierta de piernas se encontraba mi hermana encarna, sus manos también abiertos sujetaban sobre sus palmas los cojones de dos armarios empotrados, cada uno a un lado, a los que les comía la polla alternando a ambos lados, mientras tantos los chicos acariciaban con fuerza sus pechos recreando se en sus pezones, que parecían ya muy duros.
Mientras observaba lo pasaba en la sauna, recordaba lo sucedido con Don Andrés y su hijo, hasta aquella noche mi hermana era una chica recatada, y ahora estaba hecha una zorra como yo.
No podía evitar sentirme culpable de lo que estaba viendo, sin embargo, los movimientos dentro de la sauna me sacaban de mi reflexión. Uno de los chicos sacó la polla de la boca de mi hermana y sentándose a su lado empujo levemente su cabeza hacia la polla de su amigo, este se fue retirando hasta que la cabeza de Encarna quedó a la altura de su rabo, ella estiró la mano y cogiéndola se la metió en la boca, la punta de su lengua salía con toda la polla de macho dentro de la boca e intentaba acariciar con ella el inicio de los huevos de aquel chico, que con fuerza sujetaba la cabeza de ella contra su vientre, mientras tanto el otro chico se colocó entre sus piernas y como un animal se la enchufó hasta lo más profundo de su coño, mi hermana no protestó, pero por como abrió los ojos había sentido hasta el último milímetro de polla que había entrado dentro.
El chico que le estaba follando el coño aceleraba sus embestidas acompañándolas de fuertes y sonoras cachetadas en el trasero de mi hermana, que apenas podía sacar la polla de su boca por la presión que ejercía en su cabeza el otro chico, sin embargo, su cara reflejaba satisfacción placer, lo estaba gozando a base bien de estaba segura.
Yo seguía embobada con el espectáculo de la sauna observando como cambiaban de postura y de agujeros hasta que uno de los dos decidió entrar en su culo, no creía yo que mi hermana hubiera probado eso antes, pero jamás habría imaginado encontrármela en el gimnasio con dos pollas clavadas hasta las entrañas. Unas manos en mi cintura me sobresaltaron y me sacaron de mi concentración en la sauna, intenté girarme, pero me empujaron hacia delante, por lo que puse mis manos a los lados de la puerta de la sauna para no caerme y delatar mi presencia, sin tiempo de reacción para mí, unos labios comenzaron a besar mi cuello, no sabía quién estaba detrás de mí, aunque pudiera intuirlo, pero me deje hacer.
Cuando me centré de nuevo en mi hermana ya tenía la polla clavada entera en el culo y disfrutaba de sus embestidas, se encontraba a cuatro patas encima del banco y chupaba la polla del otro chico que estaba sentado recostado contra la pared, recibiendo una mamada de infarto.
El chico que se encontraba sentado recibiendo las caricias orales de mi hermana se sacó la polla de la boca, la beso en ella y la pidió que se sentara sobre él, ella lo hizo sin protestar clavándose ella misma la polla de aquel chico en el chico en el culo.
La manos de mi personaje misterioso me sacaban a cada rato de mi visión en el interior de la sauna, ya habían recorrido todo mi cuerpo por fuera de la ropa y ahora quería hacer lo mismo pero por dentro de ella, para despistarme intentaba rozar sus labios con los míos, dándome pequeños picos, que yo admitía, mis manos seguían puestas en la pared de la sauna dejando que las suyas se moviesen con total libertad por mi cuerpo, y vaya si lo hizo.
Durante unos instantes pudimos observar las tetas de mi hermana botando al ritmo que la polla de su culo le marcaba, poco después el otro chaval, se puso delante de ella, la morreo la boca, y parando el galope de mi hermana se dispuso a clavarle el coño, cuando la tuvo entera dentro el gemido de hermana fue ensordecedor, ahora no había polla alguna que contuviera sus gemidos y el escucharlos en todo su esplendor me ponía más cachonda si cabía.
Tenía la falda subida hasta la cintura y las bragas por debajo de las rodillas, una de las manos de aquel hombre masajeaba mi teta ya por debajo del sujetador, con la otra masturbaba mi coño con completa libertad, y mientras tanto su polla ya desnuda se endurecía incrustada entre mis dos nalgas, solté un mano de la pared y como pude le agarré la cabeza, giré la boca para besarle y pude ver que como suponía se trataba de Juan, solté su cabeza para coger su polla y comenzar a meneársela, se ponía dura por momentos, ahora fue él el que me empujó contra la pared, levanto mi trasero con la intención de metérmela yo la deseaba toda dentro, sin embargo el espectáculo entro de la sauna llegaba a su fin, los chicos se habían levantado dejando a Encarna de rodillas delante de ellos sus pollas se movían rápidamente a la altura de la cara de mi hermana, hasta que casi a la vez se corrieron sobre ella.
Mi hermana salió de la sauna con toda la cara llena de leche, cuando llegó a mi altura se sorprendió de verme allí, pero ni siquiera dijo nada de lo que había pasado dentro de la sauna, se metió en la ducha mientras yo esperaba apoyada viéndola desnuda, me extraños que solo saliera ella de la sauna, pero supuse que habría otra puerta que daba al vestuario de los chicos por donde estos habrían salido.
De nuevo detrás de mí, noté la presencia de Juan, otra vez intentaba meterme mano, pero ahora lo hacía con más prisa, sus manos habían ido directamente a subir mi falda y a buscar mi coño, mi hermana nos miró a los dos y me sonrió de forma descarada aquello lo tomé como su aprobación y amarrada a su boca me fui a la zona de las taquillas, allí me senté en el banco saqué su polla y me la metí en la boca.
Juan no quiso que se la chupara durante mucho tiempo, así que me levantó me quitó la ropa, y apoyándome contra las taquillas me folló el coño, no sé si sería por los varios días que llevaba sin follar, o por el espectáculo vivido antes en la sauna, pero apenas unos instantes después de que comenzaran sus embestidas tuve mi primer orgasmo, poco después era él quien llenaba de leche mi coño.
Mientras nos recomponíamos de nuestro polvo mi hermana salía de la ducha, ahora era yo quien necesitaba ducharme diciéndole a mi hermana que enseguida terminaba me dirigí a las duchas nada más entrar en ellas me topé con los chicos que se habían follado a mi hermana, instintivamente traté de cubrirme los pechos y el coño, a lo que ellos entre risas dijeron que ya no hacía falta, que ya habían visto todo que podían ver, y con un anda ven toma jabón me situaron entre los dos.
Con la tontería de ayudarme se echaban el jabón en las manos y mientras me decían que me ayudarían a restregarme me sobaban por todas partes, cada vez se cortaban menos llegando a mis tetas, culo e incluso mi coño, cuando se casaron uno de ellos dijo: ahora te toca a ti, u juntando mis manos me las llenaron de jabón llevándose cada uno una de ellas hacia su polla, vamos restriega decían.
Cuando las tuvieron bien duras y sin restos de jabón yo sola me puse de rodillas y me las metí en la boca, primero de una en una, luego intenté engullirlas las dos a la vez, me levantaron para que me inclinara hacia la polla de uno de ellos, mientras el otro me la clavaba, así estuvieron hasta que se cansaron para después hacer que yo sola me sentara sobre la estaca de uno de ellos mientras el otro me follaba el coño tuve otros dos orgasmos hasta que como hicieron con mi hermana me pusieron de rodillas y se corrieron sobre mi cara, yo eso sí, recogí con la boca todo lo que pude.
Mientras terminaba de ducharme volvió a aparecer mi hermana, de nuevo traía la cara manchada de semen, las dos nos reímos terminamos de ducharnos y nos fuimos a tomar unas copas. Me hubiera gustado hacer otra visita al gym pero, un par de días después volví con mi esposo a casa