Cuidado con lo que deseas (04)
Las sesiones hipnóticas continúan. Pero la sorpresa que se avecina dejará desarmado a nuestro protagonista.
por Hypnoman (basado en un cuento de Mike Hunt)
Capítulo 4 La semana pasó con absoluta tranquilidad. Era una notable mejora dado que generalmente tenía con Terri varias peleas por semana. No sólo nos estábamos llevando bien, además estábamos compartiendo las tareas de la casa. No podía entenderlo, pero tampoco estaba seguro hasta cuándo duraría.
Así como iban las cosas, algo raro me estaba sucediendo. Estaba sufriendo de ocasionales pérdidas de memoria. Después de cada lapsus, rogaba que la droga de la Dra. Kale no hubiese causado ningún daño permanente.
El viernes, mientras conducía hacia el consultorio de la Dra. Kale, Terri me llamó a mi teléfono celular para decirme que llevaría a los niños a la casa de su madre, a pasar el fin de semana y que me alcanzaría enseguida. De esa manera, tendríamos el fin de semana completo para poder hacer los ejercicios de "convivencia" que la Dra. Kale nos daría esta noche.
La Dra. Kale nos saludó y nos invitó a sentarnos en su oficina. Nos preguntó cómo iban las cosas. Le comenté que las cosas parecían estar mejorando, pero que estaba preocupado por mis lapsus de memoria ocasionales. Me explicó que yo había respondido bastante bien a la droga y que esos lapsus pasarían muy pronto. Esta noche ella usaría menos de la mitad de la dosis.
"¿Estás listo?" - me preguntó. "Seguro..." - le respondí, algo dubitativo. Ella me condujo hacia el salón de terapia y dejó a Terri en su oficina. Me dio una píldora más pequeña que la anterior, y, una vez más, me ofreció utilizar el baño. Decliné la oferta y tomé la píldora. "Esta noche, no quiero que te vayas completamente, Mike. Necesito que te mantengas un tanto conciente." - me explicó. "Me agrada escuchar eso" - respondí. "Sólo cierra tus ojos, Mike. Deja que el ojo de tu mente vea a la gota cristalina caer sobre el agua azulada" - me dijo, mientras oscurecía la habitación y encendía el sistema de sonido. "Regresaré en unos minutos, Mike. Sólo relájate y deja que la droga haga efecto" - me ordenó.
Pronto, mi cuerpo comenzó a disiparse una vez más. Yo me sentía en una brillante paz interior. No existía ningún problema en el mundo. Nada importaba, sólo el presente, y el presente era de una profunda beatitud.
Estaba vagamente despierto, cuando la Dra. Kale regresó a la habitación. Desde lo que parecía ser una lejanía, me preguntó: "Mike, ¿cómo te sientes?". "Bien...." - le respondí. Antes de que pudiera darle detalles, ella me interrumpió. "Eso es bueno, Mike. Ahora, mantendrás los ojos cerrados hasta que yo te diga que los abras. Debes relajarte y dejar que todo siga su curso, ¿no es así, Mike?" "Sí." - dije. "Mike, las cosas están mucho mejor en casa, ahora. ¿No es así?" - me preguntó. "Sí..." - respondí. Nuevamente, me interrumpió. "Sólo relájate y contesta sí o no, Mike. Déjame tomar el control, ¿me entiendes?" - ordenó. "Sí." - le respondí. "Las cosas están mucho mejor en casa, ahora. ¿No es así, Mike?" - repitió. "Sí." - le contesté. "Por supuesto que sí. Esta terapia está funcionando muy bien. ¿No es así, Mike?" - me preguntó. "Sí." - contesté. "Por supuesto. Pero ahora, hemos alcanzado la parte de la terapia que requiere de la participación de Terri. Tú la amas mucho a Terri y quieres que ella participe, ¿no es cierto, Mike?" - preguntó. "Sí." - volví a responder. "Seguro que la amas. Y a ti te emociona mucho cómo todo ha mejorado notablemente en tan sólo una semana. ¿No es así, Mike?" - interrogó. "Sí." - fue nuevamente mi respuesta. "Por supuesto que sí. Y tú sabes también que en una perfecta relación con Terri no hay lugar para secretos, ¿no es cierto, Mike?" "Sí." "¡Excelente!. Pero tú le has estado ocultando algunos secretos a Terri, ¿no es cierto?" - me preguntó. "Sí." "Eso es. Tú me has contado acerca de esos secretos, la semana pasada. ¿No es así, Mike?" "Sí." - respondí, en mi estado de ensueño dichoso. "Por supuesto que lo hiciste. Tú quieres que ella conozca todas esas cosas. Pero tienes miedo, Mike. Tienes miedo que ella te rechace. Miedo que ella se ría de ti. Miedo a que use lo que le digas en tu contra. Todo eso es verdad, ¿no es así, Mike?" - me sugirió. "Sí." - respondí. "Seguro. Y tu sabes que después de esta noche, todo marchará bien. ¿No es cierto, Mike?" "Sí." "Por supuesto. Ahora, verás que importante es para Terri conocer tus secretos. Tú la quieres aquí, ahora mismo, para no tener que cargar más con esos secretos. ¿No es así, Mike?" "Sí." "¡Muy bien!. Y tengo muy buenas noticias para tí. No tienes por qué preocuparte más porque Terri está aquí conmigo ahora, Mike. Y ella ya conocía tus secretos desde hace mucho tiempo. Simplemente no sabía que hacer, Mike. Pero yo he cambiado todo eso ahora. Lo he cambiado para beneficio de ambos. ¿No es maravilloso, Mike?" - me preguntó. "Sí." - respondí. "De hoy en adelante ya no habrá más necesidad de que tengan secretos el uno con el otro. ¿No es estupendo, Mike? - inquirió, dulcemente optimista. "Sí." - respondí, sintiéndome inmensamente feliz. "La verdad es que tú quieres ser dominado por una mujer, Mike. Completamente dominado. Tú realmente crees que las mujeres son un sexo superior. Pero aún contra tus deseos y creencias, durante años te has escondido detrás de una máscara machista, para pelear con Terri por el control. Esa es la verdad, ¿no es cierto, Mike?" - preguntó. "Sí." - contesté. "Por supuesto que así es. Pero nunca tendrás que hacerlo nuevamente, Mike. Todo irá bien, de ahora en más. Abre tus ojos ahora, Mike. Siéntate y míranos." - me ordenó.
Abrí los ojos, tratando de salir de mi ensueño. Me senté y las miré. Ambas estaban usando ropa de cuero negro, típica de una dominatriz. La visión surreal debió haberme shockeado, pero por alguna razón, no fue así. Me mantuve perfectamente calmo, en mi estado de semiconciencia.
"Esto es lo que tú quieres, ¿no es cierto, Mike?" - preguntó la Dra. Kale. "Sí." - respondí, sin aparentar ninguna emoción. "Por supuesto que sí, y esto es lo que tendrás. Pero tú debes entender por qué Terri estaba merecidamente enfadada. Después de todo, tú has estado tratando de satisfacer tus deseos fuera de tu matrimonio, Mike. Pero yo le he enseñado como encausar su enojo para obtener una ventaja mejor. Como verás, por mi profesión, soy la Dra. Kale, una reconocida hipno terapeuta, pero por mi estilo de vida soy la Ama Xenia, dominatriz." - explicó.
De repente, abandoné mi estado de ensueño. Comencé a recordar cosas. Hubo un momento de silencio en donde mi subconsciente comenzó a bajar rápidamente información hacia mi memoria consciente. Cuando observé a Xenia, sonreí perversamente. Estaba comenzando a sentir emociones nuevamente.
"Sí. Estás comenzando a recordar, ¿no es así?. Todos esos lapsus en tu memoria se están llenando. Te fueron dadas sugestiones post-hipnóticas para que olvides ciertas cosas, hasta que escuches las palabras Ama Xenia. ¿Lo recuerdas ahora?" - me preguntó. "S...Sí..." - tartamudeé.
Xenia interrumpió, antes de que pudiese continuar.
"Ahh... veo que la droga está empezando a perder su efecto. ¡Eso es bueno!. Pronto sentirás más vergüenza y humillación de la que hayas podido pedir, pero seguramente menos de la que merezcas" - agregó.
La magnitud de todo lo que estaba ocurriendo, rápidamente clarificó mi mente. Al observar a Terri vi una expresión seria en su cara y recordé que ¡había sido yo quién había estado últimamente limpiando nuestra casa!.
"Lo bueno de la hipnoterapia es que un sujeto nunca hará nada en contra de sus creencias, Mike. Y cuando están bajo la influencia de un trance hipnótico, raramente dicen algo que no sea verdad, especialmente cuando han tomado un suero de la verdad como el que yo te di. ¿Recuerdas ahora nuestra última sesión, Mike?. Hablamos mucho sobre esa patética y humillante carta que me enviaste por e-mail." - Xenia sonrió con desprecio. Su tono de voz había cambiado.
"¡Oh, mi Dios!" - dije bruscamente cuando los recuerdos de mi primera sesión con la Dra. Kale acudieron a mi memoria.
De repente, me sentí muy avergonzado y mi cara se sonrojó. Mi expresión debió haber mostrado mi sentimiento. Ambas rieron. Mis pensamientos rápidamente volvieron al e-mail que le había enviado a Xenia. Y, de repente, resultó obvio que Terri también había leído la carta. Mi nivel de humillación subió como un cohete. Ambas rieron perversamente.
"Tú no tienes más secretos, Mike. Nosotras ya lo sabemos todo. Aún tus más profundas y perversas fantasías. Desafortunadamente para ti, estás lleno de serias transgresiones para poder repararlas ahora. Años de maltratar a Terri, buscando principiantes fuera de tu matrimonio. ¡Y tú sabes cómo le gustaría a Terri!. Ella disfrutaría ser tu mujer dominante y castigarte por tus gruesos errores. Me temo que desde ahora servirás a Terri de la manera más inconcebible y por el resto de tu patética vida, o hasta que ella se canse de ti, y te cambie por quien venga primero." - me advirtió.