Cuida no gemir muy alto (incesto)

Mi hermana Aley y yo teníamos una relación completamente normal hasta hace muy poco, pero conocí su único defecto: un desenfrenado apetito sexual.

Mi hermana Aley y yo teníamos una relación completamente normal  hasta hace muy poco, pero conocí su único defecto: un desenfrenado apetito sexual. Lo que marcó el inicio de mi nueva vida fue el hecho de que decidió usarme a mí, su hermana menor, para saciar su irracional necesidad de sexo, convirtiéndome así en su juguete favorito.

Estableció 5 reglas que he obedecido al pie de la letra.

  1. Puede hacerlo donde quiera, como le plazca y cuando desee.
  2. No importa que, mi cuerpo tendrá que soportar todo.
  3. Tengo prohibido bañarme sin su compañía
  4. Nadie puede enterarse del asunto.
  5. Y no me compartirá con nadie.

Ella tiene 17 años, pelo hasta media espalda negro, ojos azules y un cuerpo bastante atlético con una estatura de 1.80m. En cambio yo tengo  15 años, soy de cabello castaño muy corto,  ojos grises  y mi estatura no rebasa de 1.50m.

-Andrea-. Deje de hacer mi tarea al escuchar a Aley llamando a la puerta. Por ser domingo creí que había salido con sus amigas.

-Ya voy Aley-. Corrí a abrir. No quería que se enojara o peor aún, que se excitara.

Cuando abrí y entro en mi  habitación lo primero que hizo fue cerrar la puerta con candado. De inmediato reconocí esa mirada llena de lujuria que me condenaba pero al mismo tiempo… me excitaba, como ninguna otra cosa. Se acercó sin vacilar y me recargo contra la pared de mi cuarto, deslizo su mano   por encima del pantalón acariciando mi intimidad con sus largos dedos.

-Aley, por favor… están en casa  nuestros padres-.

-Entonces cuida no gemir muy alto-. Arremetió contra mis labios  con su típico salvajismo, mordió mi labio inferior con dureza y al momento en que abrí la boca introdujo su lengua dentro. Desabrochando mi pantalón metió su mano por debajo de las bragas, no acaricio más, si no que, de inmediato metió dos dedos muy profundo.

-Mmmmm-. Al estarnos besando el gemido quedo atrapado entre nuestros labios.

-Al parecer la niña está muy mojada-. Me sonroje cuando mostro su mano llena de mis fluidos.

-Yo…-. Volvió a besarme con violencia sin dejarme terminar la oración. Aprovechando su fuerza y altura me levanto sin esfuerzo tirándome contra la cama.  De un tirón me quito la camiseta y con otro el sostén dejándome por completo expuesta ante ella.

Comenzó a pellizcar mis pezones y fue inevitable emitir gemidos ante tal forma de tocarme.  Su lengua pasó por mis labios dejando un rastro tibio de saliva. Se sentó arriba de mi abdomen, se sentía su propia humedad chocar contra mi piel e inclusive comenzaba a escurrir sobre mí. Ágilmente acariciaba mis pechos mesclando las caricias con pellizcos.

-Date la vuelta-. Me ordeno, para ese entonces ya me perdía en el placer y obedecí sin vacilar.

Quede boca abajo sobre la cama, se recostó arriba de mi poniendo una mano en mi pecho para seguir dándole caricias  y la otra la puso en mi intimidad, metía sus dedos con rapidez  poniendo más fuerza en cada penetrada.

-¿Aley estas aquí?-. Demonios es mamá en la puerta. ¡¿Es que acaso mi hermana no planeaba dejar de cogerme aun con mamá a unos metros?!

Como si me hubiera leído la mente soltó una carcajada que posiblemente no se escuchó fuera del cuarto y sustituyo sus dedos por la mano completa dentro de mi vagina.

-Mmmmmm aaaa!!!!-. Quería gritar pero Aley tapo mi boca con la mano que no estaba ocupada en otro asuntito.

-Si mamá aquí estoy, le estoy ayudando a Andrea con una tarea tardaremos algunas horas-. Introdujo aún más su mano.  Metió a mi boca 2 de los dedos pertenecientes a su mano que evitaba  que nuestra madre pudiera escuchar mis gemidos, y comenzó a jugar con mi lengua.

-Su padre y yo saldremos por un asunto de trabajo, regresamos mañana cariño, cuida a Andrea-. ¡NO MAMI! ¡¡¡POR AMOR DE DIOS NO ME DEJES SOLA CON ELLA!!!

-No te preocupes madre, yo cuidare bien de ella, hasta mañana-. Se escucharon los pasos de mi única esperanza saliendo por la puerta de la casa.

Aley detuvo el penetra miento de su mano y se levantó de la cama dejándome recostada.  Esto no había más que comenzado, nuestras sesiones de sexo podían prolongarse hasta por días completos. Ahora si se tomó el tiempo de desnudarse mientas yo le observaba con miedo desde la cama, me abrazaba a mí misma deseando que fuera una pesadilla. De su mochila saco una caja que me provocaba espasmos de terror por lo que ahí guardaba: un arnés con un miembro de goma que alcanzaba el tamaño de 30 malditos cm.

-Aley por favor no-. Cuando comenzaba nada podía frenarla, no importara cuando hubiera llorado o suplicado.

-Admite que te encanta ser cogida por tu hermana mayor-. El miedo que sentía me hizo imposible moverme. Se acercó a la cama con una enorme sonrisa decorando su rostro. Cuando estuvo conmigo me coloco boca abajo y comenzó a pasar el gigante juguete por mi clítoris, desgraciadamente ya estaba tan mojada que el miembro se vio bañando en mis fluidos.

-Por favor Aley, es doloroso-. Dije entre lágrimas, después de tantas cogidas aun no lograba acostumbrarme.

-Regla numero 1: podre hacértelo donde quiera, como me plazca y donde desee-. Al momento que lo dijo estrujo mis pechos con sus manos  y paso su lengua por el lóbulo de mi oreja. No lo soporte más, mis gemidos probablemente se escuchaban por toda la casa. Dejo de hacer fricción en mi intimidad y sin previo aviso  introdujo su miembro hasta la mitad, sentía mi cuerpo palpitar, el calor que me embargaba me estaba nublando los pensamientos.

- Más... más profundo Aley-. Quizá si fuese masoquista al gustarme aquella situación.

-Sabía que esto te gustaba pequeña-. Sus penetradas ahora eran hasta el fondo, me llenaba por completo provocando la más placentera sensación de mi vida. Después  de como 20 minutos de bestiales envestidas se detuvo, el sudor me corría por la frente y el cuello, el cuerpo me temblaba. Se recostó sobre mi espalda aun con el miembro gigante en mi interior.

-Aún queda algo que no he probado contigo-. Un  escalofrió me recorrió el cuerpo entero cuando sentí su dedo índice rozando la entrada de mi ano.

-Por favor Aley… otra cosa pero no eso-. Aunque no parecía posible, uso la fuerza de su cadera para introducir aún más profundo su pene.  Trate de contener mi gemido sin éxito alguno.

-Hare lo siguiente: si eres capaz de soportar 15 minutos de masturbación sin gemir o moverte en lo más mínimo no te partire el culo a embestidas pero de lo contrario…-. Con los nervios al máximo hice un asentimiento de cabeza aceptando su propuesta pero ¿lo soportaría?. Salió de mi interior de un repentino jalón.

-Ponte en 4-. Obedecí su orden. Una vez en la posición, procedió a acariciar mi clítoris con su mano, primero lo hizo de forma lenta y después de como 3 minutos comenzó a frotarlo como si la vida se le fuese en ello. Ni idea de donde saque fuerza para soportar aquello pero ya llevaba 9 minutos y seguía callada e inmóvil. Dejo su mano derecha manipulando mi clítoris e introdujo dos dedos de la izquierda en mi vagina, estuve a punto de tambalear y me mordía fuertemente los labios para no gemir al punto de casi sangrar.  Sentía como mis fluidos escurrían entre mis piernas y llegaban a la sabana de la cama.

-Veremos si aguantas esto-. Hizo un extraño movimiento con sus manos y faltando solo dos minutos… solté el mayor gemido de mi vida. Caí sobre la cama completamente rendida, la fuerza se había evaporado de mis extremidades. Ella se retiró el arnés y lo dejo en alguna parte de la habitación

-Limpia esto-. Me tomo del cabello acercando su mano  mi boca, sabiendo lo que deseaba que hiciera pase mi lengua por cada uno de sus dedos hasta eliminar cada gota de mis propios fluidos.

- Acaba con esto rápido Aley-. Dije mirando el piso. Me coloque de pie recargándome contra la pared.

Me tomo de la barbilla. –Sabes que esto no ha hecho más que comenzar-. Una vez más me recargo contra la pared besándome de esa forma salvaje que solo ella conocía, pasaba su lengua por cada rincón de mi boca, daba mordidas (algunas más violentas que otras). Aprisionaba mi cuerpo contra la pared de tal forma que sus pechos parecían querer impedirme el respirar y su pierna derecha se metía entre las mías asiendo presión al mismo tiempo que frotaba de arriba abajo. Nose que ocurrió, que demonios estaba pensando cuando lo hice y mucho menos el motivo pues nunca lo había hecho pero mi mano busco tocar su cuerpo.

Dejo de besarme. –Vaya al fin te has decidido a tocarme-. No le respondí si no que le bese, por primera vez, realmente quería  sentir y saborear esos endemoniados labios  que ahora me parecían demasiado sensuales. Así, estando de pie busque juntar nuestras intimidades para frotarlas entre ellas y ¡WOW! ¡SE SINTIO CONDENADAMENTE PLACENTERO!

-Toc toc-. Se escuchó alguien tocando a la puerta, pero… ¿Quién seria?

-Aley, Andrea regrese para avisarles que en realdad nos marcharemos durante una semana-. Aley no le respondió a nuestra madre, se concentró en seguir besando con desenfrenada pasión mi cuello, succionaba y chupaba cada centímetro de piel a su paso.

-Aley salió con sus amigas mamá pero yo le aviso, buen viaje-. Escuche los pasos de mi madre alejándose.

-Al parecer ya haz aceptado que te gusta coger conmigo Andrea-.

-Y solo contigo quiero coger el resto de mi vida-. No era mentira cuando le dije aquello a mi hermana, llevaba tanto tiempo forzándome que ahora solo quería ser suya… por propia voluntad.

Dejo de besar mi cuello  para lamer mis pezones, se sentía el calor que su lengua emanaba y envolvía mi piel; me aferre a su cuello queriendo sentirle más cerca y enrosque mis piernas alrededor de la delgada cintura que Aley poseía. Sus manos acariciaban mi espalda, descendiendo cada cierto tiempo de forma tortuosa.

Repentinamente abandono su tarea y con una voz algo ronca pero sensual dijo - Quiero sentir tus labios y  lengua sobre mi piel-. Ridículamente después de todo lo que ella me había hecho, yo me sonroje por su simple y a la vez complicada petición. Ella me había estado haciendo sentir mujer durante tanto tiempo pero yo nunca le toque ni una sola vez.

-De.. de acuerdo Aley-. Me solté de su cuerpo para colocarme nuevamente sobre el suelo. Ella tomo mi mano, fue tan extraño que me tomara sin violencia pues su tacto fue delicado, me guio a la cama con la diferencia de que esta vez ella se colocó debajo dejándome el lugar de arriba.

Me senté sobre su cuerpo aun con un claro sonrojo presente, la sonrisa de ella me indico que le gustaba verme teñida de rojo y… sentada sobre su plano, tonificado y perfecto abdomen. No lo quise pensar más, simplemente me decidí a actuar de una vez.

-Yo te guiare si es que lo necesitas Andrea-. Su voz sonó comprensible.

Me recosté sobre ella y comencé a lamer su pecho derecho, fue una sensación nueva que reconozco me agrado mucho.  Bese, lamí y mordí con devoción  la tersa piel  mientras que masajeaba su otro pecho.  Subí por su cuello paseando mi lengua por cada rincón que pudiese ser tocado hasta que mis labios encontraron los suyos, con cierto nerviosismo los roce lentamente pero al recordar que esos mismo labios me habían robado mi primer beso y me habían hecho gemir sin comparación alguna, perdí todo miedo.  Metí mi lengua a su boca, la suya se encontró con la mía y se centraron en una danza que competía por el dominio. Una de las manos de Aley me acariciaba las piernas y la otra se aferraba con fuerza a mis cortos cabellos acortando aún más la distancia. Inconscientemente mi cadera comenzó a moverse contra la suya asiendo chocar nuestras intimidades.

-Mmmmm-. Escuche el gemido de Aley y sentí gran satisfacción al saber que era yo quien lo había provocado. Nos separamos para tomar aire, un delgado hilo de saliva unía nuestras bocas.

-¿Me permitirías probar tu esencia?-. Un fuerte deseo me impulso a realizar esa pregunta.

-¿Estas segura? No te dejare abandonar el acto si lo comienzas-. Sabia la magnitud de sus palabras, si yo decidía comenzar tendría que llegar hasta el final.

-Estoy segura-.

-Comienza pues-. Un destello de lujuria brillaba en su mirada.

Me posicione enfrente de su intimidad, estaba realmente húmeda mi amada hermana mayor y eso me volvió loca. Acerque mi  boca  y comencé mi tarea. Lamí su clítoris queriendo provocarle un placer colosal a Aley.

- Mmmm An… Andrea-. Introduje la lengua entre sus labios, hice movimientos circulares y como consecuencia Aley se aferraba a las sabanas. Así estuve aproximadamente 20 minutos hasta que logre su orgasmo.

Después de ahí no recuerdo mucho pues nos quedamos dormidas. Desperté al sentir que alguien mamaba mis pecho y acariciaba mi entrepierna, era Aley que al por fin verme despierta dejo sus acciones y se puso de pie.

-Vamos Andrea, tenemos que arreglarnos para la escuela-. Eso significaba que era hora de bañarme con ella . –Adelántate a la ducha en un momento te alcanzo-.

No se me ocurrió preguntar por qué ella no venía enseguida  la ducha solo me metí al cuarto de baño y encendí el grifo del agua caliente.  Los músculos del cuerpo se me destensaron al estar bajo  el chorro de agua, no note cuando la puerta del baño se abrió dejando entrar a Aley  por lo que no esperaba su jugada.

Algo se deslizo por entre mis piernas, resulto ser otro miembro de goma  que desde esa perspectiva parecía ser mío; este era muy similar al que mi hermana utilizaba normalmente pero tenía cerca de 10 cm más de longitud. Aley lo froto entre mis piernas asiéndome exitar casi al instante, me mantenía abrazada por detrás de la cintura.

-Tenemos algo pendiente con tu culito-. Mierda se me había olvidado ese asunto pero en fin a mal paso darle prisa.

-Bueno pero nada de llegar tarde a la escuela-. Dije con una sonrisa y ella soltó una carcajada.

-Tu hermana está a punto de desvirgar tu ano y ¿Lo que te preocupa es llegar tarde a la escuela?-. Reí por lo ridículo que sonaba la situación pero era cierto.

Ahora ambas estábamos bajo el chorro de agua caliente que creaba una densa cortina de vapor. Me recargo pecho contra la pared y beso mi espalda, su colosal miembro seguía con el objetivo de humedecer mi intimidad mientras que con su dedo índice acariciaba la entrada de mi ano. Pasaron entre 3 y 5 minutos de esa forma, después sentí como la cabeza de su pene de goma intentaba entrar en mi culo. Me dolió mucho cuando logro introducir los primeros 10 cm, grite de dolor cuando ya estaban 20 cm dentro,  me mordí los labios cuando mi piel interna palpitaba alrededor de 30 cm y gemí como loca cuando  los 40 cm estuvieron por completo dentro de mi dejando la intimidad de Aley pegada contra mi culo.

Me penetraba de forma rápida, lo sacaba por completo y volvía a metérmelo de un solo empujón  y aun así me sentí sucia al desear que llegara más lejos en mi interior. Repentinamente tomo mi pierna derecha levantándola para tener un mejor acceso a mi cuerpo. Ambas llegamos al orgasmo al mismo tiempo, se despojó del juguete sexual y nos duchamos de forma relativamente normal. Salimos del balo y estaba a punto de cambiarme cuando  Aley me detuvo.

-¿Qué sucede?-. Le dije levantando una ceja por la duda.

-Desde ahora quiero que uses esto siempre que no te esté cogiendo-. Hice  una mueca de horror cuando vi lo que tenía en su mano.

-Pero…-.

-No me hagas repetirte las reglas-. Baje la mirada al piso y asentí con la cabeza, no tenía caso oponerme a final de cuentas terminaría haciendo todo lo que ella deseara. –Muy bien, yo te los pondré-.

Recostó mi parte superior sobre la cama para dejar un fácil acceso a mi vagina y ano.  En la primera introdujo un dildo de 20 cm y en mi ano uno de 30 cm, me fue difícil ponerme de pie con tales cosas insertadas en mi cuerpo ¿Cómo demonios caminaría?

- Aun falta esto Andrea-. Me coloco un vibrador que según lo dicho estaría estimulando mi clítoris todo el tiempo.

-Como cojones pasare desapercibida en la escuela Aley-. Ni siquiera podía mantenerme de pie de forma normal.

-Ya te acostumbraras…-. Les resto importancia y se comenzó a vestir con su uniforme. Le imite pues si no me alistaba y salíamos ya rumbo a la escuela llegaríamos tarde y eso arruinaría mi registro de asistencias.

Después de algunos minutos logre caminar técnicamente normal pero de vez en cuando sentía una ganas tremendas de gemir debido a que el condenado vibrador estaba programado para aleatoriamente aumentar su velocidad. Pasaron 40 minutos de caminata en los que llegamos a la escuela, Aley se fue a su salón y yo al mío. Al momento de sentarme en el banco reprimí una mueca  pues los dildos se habían introducido aún más. Las clases se me hicieron eternas, solo deseaba que se terminara el día escolar para poder llegar a casa y ser cogida por mi hermana mayor.

Cuando el profesor me pidió que pasara al pizzaron tuve mucho miedo de que alguien o peor que todos se enteraran de los juguetes que traía puestos. Pero gracias al cielo o quizá al infierno llego Aley.

- Profesor, ¿me permite a Andrea?  El consejo Estudiantil le necesita-. O si no lo había mencionado pero ella es la presidenta del consejo estudiantil. El hombre sin prestarme mucha atención me dio el permiso y siguió dando la clase cuando salí.

-Vamos al baño-. Me dijo con notable deseo y desesperación en su voz.

-Aley estamos en la escuela contrólate-. Aunque notablemente yo también me moría de ganas de hacerlo.

-Estoy segura de que eso no te importa-. Me dijo y me llevo de la mano hasta el baño, afortunadamente los pasillos estaba completamente vacíos.

Nos encerró en un cubículo del baño y me beso con desesperación metiendo la mano por debajo de mi falda.  Yo me dedique desabrochar su blusa de botones  para poder acariciar sus firmes pechos sin el estorbo de la tela. Me retiro el dildo de la vagina más dejo el del ano y el vibrador

-¿Me cogerás con tus hábiles manos?-. Beso mi cuello y como una desventaja para ambas inconscientemente me dejo un chupetón.

-Traigo un juguetito en la mochila-. Ni siquiera me di cuenta de que traía su mochila. Extrajo de ahí el arnés y se lo coloco.

-Podrían escucharnos-. Le dije preocupada de que nos encontraran por  3 razones:

1- Estábamos en la escuela

2-Ambas éramos mujeres

3-Y hermanas.

-Entonces cuida no gemir muy alto-. Se sentó en el escusado y me hizo sentarme arriba de ella introduciéndose así el pene en mi interior, hacia movimientos pélvicos  al tiempo que me besaba en los labios  apasionadamente. Por mi parte me mantenía ocupada en masajear sus pechos y saborear su lengua.

Alguien entro a los baños pero eso no fue razón para que Aley parara de penetrarme, mi esperanza es que quien fuese la que haya entrado no se asomara a la última caseta del baño. Así como entro la misteriosa persona salió rápidamente. Así fue como Aley me follo durante 2 largas horas en el baño de la escuela.

Y todos mis días constaban de situaciones similares en las que mi hermana gustaba de arriesgar nuestro secreto. Pero también verdad era que con cada día yo me hacía más y más adicta  su cuerpo.