Cuestiones de familia - parte vi

Fernando continúa sometiendo a su familia, ahora su esposa descubre que el somete a sus hijos, pide explicaciones y la situación se pone más caliente

SEÑORES LECTORES:   para mejor comprensión de este relato, se recomienda la lectura de los que a continuación cito:

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE I – www.todorelatos.com/relato/81735

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE II – www.todorelatos.com/relato/81781

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE III– www.todorelatos.com/relato/81786

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE IV – www.todorelatos.com/relato/82796

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE V – www.todorelatos.com/relato/82815

CUESTIONES DE FAMILIA – PARTE VI

PERSONAJES

DANIELA: hija de Cristina, hermana de Enrique, novia de Matías

FERNANDO: padrastro

CRISTINA: madre de Daniela y Enrique, esposa de Fernando

ENRIQUE ( QUIQUE ): hermano de Daniela

MATÍAS: novio de Daniela

VICENTE: amigo de Enrique

MONICA ( MONY ): novia de Enrique

ALBERTO: amigo de Fernando

SEBASTIAN y VANESA: amigos de Alberto

La vida transcurría tranquila para Fernando hasta la oportunidad que Cristina, durante uno de sus días de descanso, que eran los menos, le preguntó a su marido acerca de comentarios que había escuchado de una de sus vecinas, con fama de muy entrometida, pero a la vez bien informada.

-         Y que es lo que te ha dicho la vieja chusma esa – le preguntó Fernando a ella.

-         Que a esta casa la visitan muchos hombres y en ocasiones viene una pareja, se puede saber de que se trata? – descargó el motivo de su intriga Cristina, quien lo miraba expectante, directamente a sus ojos.

-         Es, es gente que viene a visitarme a mi, que no puedo recibir visitas carajo? – le contestó Fernando, luego de pensar unos segundos.

-         Me parece muy raro, la vieja chusma dice que acá pasa algo más que simples visitas.

-         Son visitas de negocios y ya no contesto más nada, no soy un chico, que joder.

-         Es que el comentario es que acá viene la gente a tener sexo, vos estás trayendo putas a casa y alquilas las habitaciones? No es verdad Fernando? Dime la verdad?

-         Pero que te crees, como me dices eso perra, plaf – Fernando fuera de si, le aplicó un terrible cachetazo a su mujer que la dejó tirada en el piso. Al caer, golpeó su cabeza contra un mueble quedando casi desvanecida.

Al oír la discusión y después el ruido al golpear los muebles, se acercaron los hermanos, Daniela y Quique, para auxiliar a su madre, que no recobraba el conocimiento. Fernando estaba pálido, asustado porque pensó que podría haber sucedido algo grave con su golpe y Daniela advertida de la palidez de su padrastro, lo fue a contener, mientras Quique acomodaba a su madre en el sillón que respiraba normalmente, pero mantenía los ojos cerrados, como si estuviera dormida.

-         Te dije Fer que mamá tarde o temprano se iba a enterar, ahora que le dirás? Yo creo que ya lo sabe todo, pero no creo que sepa que es a nosotros a quien haces trabajar.

-         Calla puta, que puede escuchar tu madre – le contestó Fernando a Daniela, sin saber que Cristina estaba escuchando perfectamente todo lo que se conversaba.

-         No puedo creer que hayas prostituido a mi hija, degenerado – le gritó Cristina a su marido – más te vale que lo niegues o te vas de esta casa para siempre.

-         Cristina, vamos a conversar este tema al dormitorio, entre nosotros o quieres hablarlo frente a los chicos.

-         Habla acá hijo de puta, no tienes salida esta vez, obligaste a mi hija a vender su cuerpo, no te lo perdono, basura.

-          Yo no obligué a nadie, lo hacemos como una forma de ganar dinero, nos gusta, nos da placer y punto. No jodemos a nadie.

-         Te juntas la ropa y te vas inmediatamente, Fernando, no te quiero ver más.

-         Espera un poco, Cristina, si quieres que me vaya, me voy a ir, pero mis actividades con los chicos van a seguir, porque ellos lo hacen de onda y a los dos les gusta hacerlo o me equivoco chicos?

Los chicos enmudecieron ambos y el silencio otorga. Cristina miró desde su posición de acostada sobre el sillón a Quique que tenía a su lado y a Daniela y ambos bajaron la vista, dando razón a los dichos de Fernando.

-         A todos nos gusta el sexo y por que no hacer unos pesos con eso, además elegimos a las personas que llegan a esta casa, no dejamos que venga cualquiera, por más dinero que tenga, me entiendes mujer?

-         Igual es prostitución lo que haces, pero como es eso de los chicos, Quique también está involucrado en estas actividades?

-         Si mamá y Fernando no me obligó – se atrevió a decir su hijo.

-         Ya ves, hasta el marica de tu hijo confiesa que le gusta lo que hace y que no lo hace obligado.

-         Entonces eres gay Quique? – le preguntó Cristina a su hijo.

-         No, mami, son bisexual, me gustan las mujeres, esto lo hago por ganar unos pesos.

-         Escucha a todos en esta casa nos gusta el sexo, ya basta, de todos modos si quieres que me vaya me voy, ya estoy cansado que me traten mal.

-         Espera Fer, esto no te lo perdono, yo . . .

-         Yo que? O quieres que le cuente a tus hijos que casi te echan del hospital por meterte con un médico?

-         Calla basura, no me metí nada, solo fue un coqueteo, no más que eso.

-         Ah, chuparle la verga a un médico en un baño es un coqueteo, no sabía eso.

-         Mientes Fernando y cierra la boca ante los chicos.

-         Que chicos ni que nada, son dos putas y vos la puta madre y yo me voy y los dejo.

Fernando se marchó a la habitación y se oía ruido de cajones como que estaba haciendo sus valijas para retirarse. Tanto Daniela como Quique, le pidieron a su madre que lo perdonara a Fernando, porque ellos nunca fueron obligados a hacer lo que hacían. Cristina, entró en pánico enseguida, imaginándose que se quedaba sin su hombre (por más perverso que fuera), habiendo escuchado el pedido que sus hijos le hicieran, corrió a la habitación, para constatar que efectivamente Fernando estaba preparando su ropa para irse de la casa.

-         Ni sueñes que te vas a ir de esta casa, Fer, te pido disculpas, los chicos no quieren perderte y yo tampoco, solo tendrás que hacerme entender un poco más como funciona esto – Cristina denotaba en su tono de voz, la desesperación que tenía, cosa que Fernando, que le estaba dando la espalda mientras su mujer le hablaba, lo percibía a la perfección.

-         Pues entonces, si quieres que me quede en esta casa, tu misma formarás parte de esta empresa – le hablaba siempre dándole la espalda, como si no le interesase lo que ella pudiera responder.

-         Pero que te piensas, Fer? Que me vas a prostituir a mi también? A no, entonces vete nomás, no te lo voy a impedir.

Fernando se dio vuelta y sin avisarle, sin que Cristina pudiera ni siquiera imaginarlo, le aplicó a su esposa una soberana bofetada, que le dio vuelta la cara y la tiró de la cama en donde estaba sentada. De los labios de Cristina brotaba un hilito de sangre, la mujer miraba a su marido desde el suelo, con los ojos muy abiertos y el cuerpo acurrucado, por temor a que le aplicara una patada.

-         Levántate perra y pide perdón o te daré con el cinto hasta que lo hagas.

-         Per-perdón Fer, soy una tonta, me desubiqué – le contestó Cristina, tartamudeando, lloriqueando, asustada y sometida por el hombre de la casa.

-         Mañana mismo, que estás de franco en el hospital, tendrás tu primer encuentro. Haré venir a una persona, que gusta de las veteranas, las prefiere a las pendejas.

-         Y que debo hacer Fer? Dime, porque estoy muy confundida.

-         Lo que hace cualquier mujer en la cama con un hombre, solamente le abrirás las piernas y te dejarás coger, no mas que eso, tal vez una mamada te pedirá, jajaja.

-         Yo Fer, creo que …

-         Tú no crees nada, mañana lo esperarás bien sexy y no hablemos más.

Tanto Daniela como Quique, cuando sintieron que la discusión se calmó, se tranquilizaron, temían por su madre, pero a su vez tenían miedo que Fernando los dejara. El hombre les había creado dependencia, eso era innegable.

Esa noche se cenó tranquilamente, Cristina preparó la comida, con la ayuda de su hija, mientras Quique charlaba con Fernando en el comedor.

-         Quiero que me traigas a tu chica, Quique, te aseguro que estará encantada de estar con nosotros, solo tienes que dejar que la domestique un poco y ya verás.

-         Pero Fer, yo te digo que Mony es distinta a nosotros, para ella el sexo es algo secundario.

-         Es que no conoció a un macho de verdad, si solo se encama contigo, como quieres que le guste el sexo, marica?

-         Delante de ella no me llames así Fer, te pido por favor, yo soy su hombre y quiero seguir siéndolo.

-         Está bien, tú tráeme a tu novia a casa y yo me encargo.

-         Lo hará Fer, pero recuerda que te advertí que ella no es para esto.

Al otro día, Cristina estaba muy nerviosa, mirando el reloj esperando que se hiciera la hora de recibir a su visita. Quien sería, pensaba, como sería, tal vez como Fer, podría ser totalmente diferente. Mientras pensaba esto en su habitación, ingresó su marido para comprobar que estuviese preparada para recibir a su primer cliente, incluso aprovechó para darle instrucciones acerca de cómo manejarse.

-         Mira amorcito, tu solo tienes que dejar que el otro haga, tu déjate hacer, que trabaje él, que te acaricie él, solo haz lo que te pida y lo que sea suficiente, no más que eso.

-         Lo espero desnuda en la cama?

-         No, desnuda no, tienes que tener algo de ropa, para que él te la saque o para que vea como te desvistes. Pero ten solamente ropa liviana, fácil de quitar.

-         Si Fer, si quiere hacerme algo que yo no quiera, te llamo o grito. . .

-         No, solo lo detienes y le dices que yo puedo estar escuchando, amenázalo y listo, ya verás que nada te va a suceder. Es gente que yo conozco.

-         Y me vas a hacer encamar con conocidos tuyos?

-         Que importa, cuando juntemos unos pesos nos cambiamos de casa y de barrio y nadie nos va a conocer, confía en mi.

-         Confío en vos Fer.

Cuando llegó el hombre, Fernando lo recibió acompañándolo de inmediato hasta el cuarto en donde lo esperaba Cristina, antes de dejarlo pasar le pidió que le entregara el dinero convenido, tal como era su costumbre.

El hombre tenía un físico mucho menor que el de Fernando, calculó Cristina que tendría unos 65 años, totalmente calvo, con mucha vellosidad corporal, lo que lo hacía muy parecido a un mono. Saludó ni bien ingresó al cuarto, cerró la puerta tras de él y comenzó a quitarse la ropa, mientras Cristina lo miraba sentada al pie de la cama.

-         Ven, acuéstate, quítate la ropa – le dijo el hombre, obedeciendo inmediatamente Cristina. Se acomodó de espaldas sobre la cama, levantando ligeramente la falda que llevaba puesta y exponiendo su parte púdica.

El hombre se acomodó sobre ella, levantó aún más la pollera y tomando su verga con la mano, apuntó entre las piernas de Cristina, tratando de penetrarla sin pérdida de tiempo.

-         Ya tienes puesto el forro? – le preguntó Cristina, alargando la mano para tocar esa verga – déjame que la acaricie un poco para que se ponga bien durita.

-         Me cuesta un poco que se me pare, la quieres chupar?

-         Bueno, si la tienes limpia no hay problema, si tienes olor no te la chupo, ok?

-         De acuerdo.

-         No tiene olor, mmm glup glup – Cristina se puso la verga dentro de la boca, acomodada entre las piernas del hombre, que se arrodilló sobre la cama para recibir una mamada.

-         Ahhh, que bien la chupas, ahhh me haces calentar.

-         Glup glup splas splas glup, ey ehhh espera un poco . . . – sin que ella tuviera tiempo de retirar la boca, el hombre calvo y peludo, le llenó la boca de semen a Cristina, que no pudo evitar tragar el primero chorro, para escupir el que le siguió y quitar la boca para que terminara de acabar frotando su verga con su propias manos.

-         Ahhh que lindo que acabé, que bueno, sigue chupando puta, vamos se buenita.

-         Nooo, no quería que me acabaras en la boca, está mal eso, Fernando se va a enojar conmigo ahora – Cristina se había enojado en serio y preocupado también.

-         No sabía que no podía terminarte en la boca, disculpa, mejor me visto y te dejo.

-         Si, mejor vete, eso estuvo mal.

-         Bueno, te dejo una propina y no le digas nada al Fernando ese, quieres?

-         Está bien, pero que sea generosa la propina.

El hombre se vistió rápidamente, le dejó una rica propina a Cristina y se retiró del cuarto, Fernando lo acompañó hasta la puerta y el hombrecito raudamente desapareció. Al regresar al cuarto a ver el estado de su esposa, Fernando observó en Cristina un rostro feliz, lo que se debía a la cuantiosa propina que le había dejado el visitante.

-         Pero que cara de felicidad que tienes mujer, te dan verga y te pones de lo mejor, ya mismo empieza a pedir una licencia en el hospital, porque te voy a poner a trabajar en mi empresita, jajaja.

-         Yo hago lo que tu me pidas amor – le contestó Cristina, al tiempo que escondía tras su cuerpo el dinero recibido como propina.

-         Me parece bien, ah toma esto – Fernando extrajo de su bolsillo unos pocos billetes, que no llegaban a superar el valor de la propina y se los arrojó sobre la cama.

-         Solo esto te ha dado el patán ese? – protestó Cristina luego de contar el dinero.

-         Y que quieres? Esa es tu parte, yo siempre quito algo para mi, mi comisión, entiendes?

Fernando salió de la habitación, frotándose las manos, estaba juntando unos buenos pesos y debía pensar en traer más gente, para aumentar sus ganancias, incluso aumentar el número de pupilos que tenía, porque con dos mujeres, una medio vieja y un marica, no iba a llegar muy lejos. Había que incrementar el plantel, recordó que tenía que conocer a Mony, la novia de Quique, a la que solo había visto por fotos y se la veía  con condiciones para su negocio.

-         Quique, ven acá muchacho – llamó inmediatamente a su hijastro.

-         Si Fer, que necesitas?

-         Quiero que hoy mismo traigas a tu chica a casa, invítala a cenar, ya veré que se me ocurre.

-         Acuérdate de lo que me prometiste Fer, me tienes que tratar bien y cuidar mucho a Mony. Ella no es como tú piensas.

-         Tú tráela y yo me ocupo de convencerla, ya verás que clase de puta es.

Esa noche Quique trajo a su novia a cenar, todo transcurrió con absoluta normalidad, incluso Fernando se mantuvo con mucho tacto frente a la joven. Esta era una morocha, de rostro y cuerpo agradable, piernas torneadas, cabello lacio, hasta casi pasar la cintura, su característica principal era el grosor de sus labios, tenía una boca sensual, semiabierta, que le daba a su figura un aspecto muy sensual, casi provocativo.

Luego de la cena, Daniela salió con sus amigas y Cristina y Fernando se retiraron a descansar, lo que le permitió a Quique quedar a solas con su novia. Se sentaron a ver televisión, juntos y relajados. Mony llevaba puesto una solera negra, con breteles y sandalias con tacones. Dos aros blancos, realzaban la tonalidad de su cabello y su piel morena, se encontraba impregnada de un perfume floral, que la hacía muy deseable.

Al rato de estar solos, Quique atrajo a Mony junto a él y comenzó a besarla, con caricias por todo el cuerpo, piernas, senos, que eran devueltas por la joven, que se la notaba muy apasionada, como desenfrenada. De momento era ella, la que tomaba la delantera y presionaba a su novio a que le diera algo más que besos y caricias. Metió la mano bajo el pantalón de Quique, tomando la verga del muchacho, la sacó afuera y se agachó para meterla dentro de su boca. Quique se puso nervioso y la detuvo un instante, pero Mony continuaba sin parar, presa de una gran calentura que no podía contener.

-         Ven, vamos a mi dormitorio, aquí no – le dijo Quique.

-         Shhh deja amor, deja que te la chupe un poco más, ya vamos shhhh mmmmm – Quique no podía entender lo que estaba pasando, Mony estaba actuando de una forma muy extraña, como nunca.

Entre los nervios por ser descubierto por su padrastro y la sorpresa por la forma de actuar de su novia, Quique acabó casi instantáneamente y esa fue su primera vez en terminar dentro de la boca de Mony.

-         Ajj ahhh mmmm pero me has terminado en la boca, mmm glup glup no está mal, me gusta tu lechita – primero se atragantó, porque no esperaba tan rápido que acabara su novio y menos dentro de su boca, luego la paladeó y terminó por gustarle el sabor. Totalmente desconocida estaba la muchacha.

-         Ven a mi cuarto – volvió a pedirle Quique, ya incorporado y guardando su verga dentro del pantalón.

-         Si vamos, que hoy estoy para más – le contestó Mony.

En el dormitorio, Mony se levantó el vestido hasta la cintura y se echó sobre la cama, llamando a Quique para que fuera a su lado, pero el muchacho seguía confundido, a la vez que no se había recuperado de su reciente acabada y apoyado en la puerta de entrada, miraba a su novia que con las piernas abiertas lo incitaba a que la penetrara.

-         Ven conmigo Quique, estoy muy mimosa, ven con mamita que quiero tus mimos amor, mmm – Mony le hablaba a su novio, lo incitaba, pero el muchacho seguía pegado a la puerta desconociendo los pedidos de su novia, es que nunca ella se había manifestado tan caliente como en esta oportunidad, justo en su casa, no lo podía creer.

-         Ehh, que pasa? – la puerta se abrió de un fuerte empujón, Quique se asustó de que eso sucediera, era Fernando, que entraba desnudo, con su verga negra, reluciente, parada como un mástil.

-         Sal de mi camino, marica, fuera de la habitación, yaaa!!!! – le gritó a su hijastro.

-         No, sal tu Fer, no te metas en esto – se atrevió a contestarle Quique.

-         Plasfff quieres otro, afuera marica o busco el cinto y te azoto – el cachetazo que le propinó Fernando lo puso en órbita, Quique se asustó y abandonó la habitación, tal como se lo ordenaron.

-         Pero que se piensa Usted señor, que pretende . . . – Mony al ver a Fernando, se asustó, más que nada al verlo desnudo, pero también porque nunca había visto una verga negra, que brillaba en la penumbra de la habitación y también la paralizó el tamaño de la misma, ni siquiera en películas porno había visto ese grosor, la curvatura que tenía, que la asimilaba a una banana.

Lo primero que atinó a hacer, fue acomodar su ropa, bajó su vestido tapando de esta forma sus partes íntimas, aunque no consiguió colocar de vuelta en su lugar la tanguita, que colgaba de su tobillo izquierdo. Fernando al verla en esa posición, alargó uno de sus brazos y de un golpe certero, le quitó la tanga arrojándola a un rincón de la habitación.

-         Tu tranquila, ahora vas a saber lo que es un hombre, yo te voy a enseñar, perra maricona, levanta tu vestido de nuevo o te lo arranco de un tirón.

Mony permaneció en silencio, mirando con grandes ojos a Fernando, haciendo un ovillo con su cuerpo, abrazando fuerte sus piernas y escondiendo la cabeza, como no queriendo ver ni saber lo que se le venía encima.

Marcela ( marce459@live.com.ar )

CONTINUARA