Cuestiones de familia - parte segunda

Fernando se entiende perfectamente con sus hijastros, Daniela y Quique. Solo que llegó su esposa, la madre de los jovenes y ahora . . . son mas

CUESTIONES DE FAMILIA

Parte Segunda

PERSONAJES

DANIELA: hija de Cristina, hermana de Enrique, novia de Matías

FERNANDO: padrastro

CRISTINA: madre de Daniela y Enrique, esposa de Fernando

ENRIQUE ( QUIQUE ): hermano de Daniela

MATÍAS: novio de Daniela

VICENTE: amigo de Enrique

MONICA ( MONY ): novia de Enrique

Después de haber perdido su virginidad con Fernando, Daniela quedó exhausta, satisfecha y también algo dolorida, pero muy feliz por lo bien que la trató su padrastro en esa primera vez. No podía moverse de lo cansada que estaba, cuando abrió los ojos, ya había amanecido, estaba completamente desnuda, la puerta de su cuarto se encontraba abierta totalmente, lo que la sobresaltó sobremanera. Tomó un camisolín de su cómoda, se lo puso sobre sus hombros y se dirigió al baño, al verse en el espejo se asustó, estaba completamente despeinada, tenía marcadas ojeras y el maquillaje todo corrido, ya que no se lo había quitado al acostarse.

Se refrescó la cara, orinó en abundancia y luego de higienizar sus partes íntimas, volvió a su cuarto a continuar descansando. Antes de ello pasó por el cuarto de su madre, espió por la apertura de la puerta y vio que dormía junto a Fernando y luego por el de Quique, para ver que hacía, supuso que hacía poco tiempo había regresado, porque se encontraba la televisión encendida.

Se recostó nuevamente en su cama, previo cerrar la puerta y se tapó con una frazada, tenía el cuerpo frío. Repasando los acontecimientos de la noche anterior, esbozó una mueca mitad de placer, mitad de melancolía. De pronto se espantó, al recordar con más precisión algunos detalles de lo ocurrido.

En primer lugar Fernando le había acabado dentro de su cuerpo y no había usado preservativo, ni tampoco ella tomaba pastilla alguna, ya que hasta hace pocas horas era virgen, debería hacer algo en ese aspecto que tendría que consultar con Fernando. Luego recordó que quedo dormida desnuda y la puerta de su cuarto permaneció abierta durante toda la noche, por consiguiente su madre y su hermano la han podido ver en ese estado, que vergüenza,  pensó en ese momento.

Finalmente se volvió a dormir, en medio de las preocupaciones y agobiada por el cansancio físico.


Manejarse por la casa a Daniela le costaba un poco más que de costumbre. Al cruzarse con su hermano, madre o con el mismo Fernando, no sabía de que modo actuar, era como si todos supieran lo que estaba viviendo ella, cuando los únicos conocedores de la situación eran ella y Fernando.

Transcurrido el fin de semana, retomó Fernando el asedio sexual hacia su hijastra y ésta ya no le ofrecía demasiada resistencia, dado el trato que recibía de su dominante padrastro.

-         Y bien, dime si extrañas mis mimos chiquilla?

-         Si debo decir la verdad, estuve pensando en todo esto que nos ha pasado.

-         Entonces te gusta lo que te hago o todavía te resistes?

-         Las dos cosas Fer, me gusta y quiero pero no quiero, es difícil de explicar.

-         Bueno, eres mujer y no te entiendo, lo que tienes que tener seguro es que voy a seguir cogiéndote hasta que me canse, porque me gustas, ok?

-         Algo así me imaginaba Fer, yo no tengo poder de decisión en esta relación verdad?

-         Así es, ahora basta de hablar pavadas y vamos a lo nuestro, que te estoy necesitando mucho, vamos, ven a mi cuarto o quieres hacerlo acá en el living?

-         Pero . . . es muy temprano Fer, porque no hacemos algo a la noche?

-         Traigo el cinto o que?

-         No, está bien Fer, quieres que te pajee y a la noche hacemos algo mejor?

-         Yo decido lo que quiero perra, quítate la ropa rápido que ya es casi el mediodía y va a llegar tu hermano.

-         Está bien Fer, vamos a tu cuarto . . .

-         Pafff – Fernando descargó un cachetazo sobre el rostro de Daniela imprevistamente.

-         Nooo, ayyyy, pero porque me pegas ahora?

-         Desnúdate, te dije y cállate – Fernando se había quitado sus boxer y se encontraba desnudo y completamente excitado – te arrodillas y me chupas la verga hasta que diga basta, perra.

-         Siii Fer, pero no te enojes mas conmigo, por favor, que me tienes todo el cuerpo . . .

-         Pafff pafff basta de hablar puta y chúpame la verga, carajo.

-         Si Fer, glup splas splas chuip chuip, bueno Fer.

Después de estar un buen rato chupando la verga, Fernando la llevó a Daniela al sillón en donde la hizo acostar con las piernas bien levantadas y luego de untar con crema su verga negra y la concha de la muchacha, la penetró suavemente, de a poco, hasta que llevó a Daniela a una situación de goce máximo y descontrol.

-         Quiero mas, por favor dámela toda Fer, mas adentro, la quiero todita, ayyyy, mmmm, mas fuerte Fer, dame mas ahhhh mmmm.

-         Eres muy puta, yo conozco a las putitas como vos, toma perra, ahí te va toda, puta, siente mis huevos, ahhh ahhh.

Mientras ellos cogían como dos desesperados, Quique había regresado de sus estudios y los observaba parado en la entrada, no pudiendo dar crédito a lo que sus ojos veían.

En eso se percató Daniela de que su hermano estaba presente junto a ellos y pretendió separarse de Fernando, pero éste pensó que se trataba de la calentura que tenía su sometida.

-         Fernando está Quique, suéltame por favor – le gritó Daniela haciendo que Fernando gire su cabeza para observar al muchacho que espantado observaba.

-         Pero que haces tu aquí parado atrás mío, pequeño pajero.

-         Ustedes son los desubicados, mi madre se va a enterar de lo que Ustedes hacen a sus espaldas. Y tu eres una puta, Daniela y tu un degenerado, porque no te vas de esta casa, basura.

Fernando se separó de Daniela y desnudo como estaba se abalanzó sobre Quique, tomándolo de la ropa.

-         Pero sabes que, estábamos cogiendo, no estábamos matando a nadie, ni cometiendo ningún delito, pedazo de estúpido.

-         No pretenderás tener razón también en esta verdad?

Mientras ellos discutían, Daniela había recogido sus ropas y se había marchado a esconderse en su cuarto en donde lloraba desconsoladamente.

-         Y claro que tengo razón, idiota. O crees que no se que espías a tu hermana y te pajeas mientras ella se baña? Y también has espiado a tu mamá y eso es mas grave. O que crees que no se quien eres tu, pequeño pajero y maricón.

-         No me digas maricón, porque soy bien macho, eh – Quique no había respondido a las acusaciones de espiar a su madre y hermana, en cambio había reaccionado porque lo había tratado de maricón.

-         Quieres que te explique porque te llamo maricón? Puedo hacerlo si me lo pides, lo hago?

-         No-oo, está bien, no quiero hablar de eso.

Fernando en realidad no sabía nada de ese tema, solo tuvo el coraje de echarle eso en cara y notó que algo tendría Quique para esconder en ese aspecto. Decidió seguir entonces con su estrategia dominante, pero ahora con el muchacho.

-         Quique creo que tenemos que hablar para aclarar algunos temas, quieres?

-         Está bien, de que quieres hablar.

-         Yo conozco más de ti que lo que piensas, no olvides que tengo muchos amigos que andan en la noche y que me cuentan lo que ven por ahí.

-         Si, y que tiene que ver eso con esto?

-         Que me han contado cosas de ti, que se mas de ti que lo que te imaginas. Y nunca lo puse en conocimiento de tu madre, porque consideré que tú tienes el derecho de meterte en la cama de quien quieras, hombre, mujer o travesti.

-         Gracias Fer, por no contarle nada a mamá.

-         Pero no te avergüences Quique, todos en algún momento hemos tenido alguna historia que no podemos contar. Quieres hablarme algo de esto? – en realidad Fernando no sabía el mismo de que estaba hablando, solo trataba de sacarle a Quique alguna confesión que después le sirviera a él para extorsionarlo.

-         No, Fer, me parece que no es el momento.

-         Habla, mijo, cuéntame lo que yo ya se por boca de otro y descarga tu conciencia, soy persona que sabe guardar bien los secretos.

-         Pues te voy a contar. Yo conocí a un tipo que se llama Vicente en la discoteca, de entrada me pareció un hombre muy simpático. El se ofreció a traerme una noche a casa, había tomado mucho y antes de bajar de su camioneta, me tocó las piernas, el bulto y al rato me la estaba chupando. No le dije nada, porque me gustó, me bajé y entré a casa.

-         Sigue contando, se que hay mucho mas.

-         A la siguiente salida, nos volvimos a encontrar en la misma discoteca, solo que él me esperaba en la puerta. Me invitó a dar una vuelta antes de entrar y me llevó a su casa. Se volvió a dar la misma situación, solo que me pidió que me quitara los pantalones, porque me dijo que me quería chupar todo el cuerpo. Yo le hice caso y me quité también la remera. El también se desnudó y noté que estaba muy excitado, me pidió que se la tocara y lo hice y . . .

-         Pero cuenta muchacho, no te detengas, te va a hacer bien.

-         Y se la toqué, él me la chupó, lo hizo en su dormitorio, yo estaba acostado boca arriba y Vicente tirado sobre mi, se fue rotando hasta que tuve su verga muy cerquita de mi cara, yo daba vuelta la cara para el otro lado, pero él con sus piernas me la sujetaba y su verga ya me rozaba y la tenía sobre la cara y . . . – Quique se largó a llorar, al descubrir una faceta de su vida que creía tener bien guardada.

-         Y se la chupaste y te gustó, verdad?

-         Si-ii, me gustó y lo hice otras veces después, snif snif – llorando acongojado, Quique confesó sus preferencias sexuales – aunque también salgo con chicas y tengo sexo con ellas, Fer.

-         Por supuesto, una cosa no quita la otra. Bueno, ese será nuestro pacto de silencio, tu te olvidas lo que has visto y yo guardo tu secreto, ok? Yo me sigo cogiendo a tu hermanita y tu le sigues chupando la verga a quien te guste, te parece Quique? – mientras descaradamente le ofrecía este trato, Fernando ya estaba con la verga dura nuevamente, producto del relato que había escuchado de su hijastro.

-         Yo no se que decir Fer.

-         Entonces no digas nada, Daniela ven acá rápido, que vamos a continuar lo que estábamos haciendo – gritó tomándose la verga y mostrándosela a Quique – es así la de Vicente, amigo? Es como ésta?

-         No Fer, la tuya es única, negra y grandota, ya te lo dije la otra vez que te pesqué desnudo, recuerdas?

-         Si, lo recuerdo y recuerdo también como me la mirabas, te dije si querías tocarla y saltaste como un loco. Quieres tocarla ahora?

-         No Fer, que te piensas?

-         Ven tócala, fíjate como la tengo de dura. Y tu, Daniela ven o me voy a tu cuarto, rápido que te quiero coger y tu hermanito no va a contarle a nadie – Daniela no se atrevía a ir al living, a pesar de haber escuchado toda la conversación, no podía dar crédito a lo que había escuchado.

-         No Fer, no me animo – le contestaba Quique sin despegar la vista de esa hermosa verga negra, grande, gruesa, larga y con la curvatura de una banana.

-         Que me la toques, te digo – y alargó la mano para alcanzar la de Quique, tomándola y poniéndola sobre su verga. El muchacho enseguida se la acarició, tímidamente primero y luego tan bien o mejor que su hermana – ahora llama a tu hermana o nos vamos así tomados hasta el cuarto de ella.

-         No Fer, quedémonos solos nosotros dos, no la precisamos a ella para nada, Fer – mientras Quique le hablaba a su padrastro, le masajeaba con mucha dedicación la verga a tal punto que Fernando dudó si ir al cuarto de Daniela o dejarse atender por el muchacho.

-         Eres maricón igual que tu hermana, deja de mariconear y haz lo que te digo y calladito la boca, carajo. Te quitas toda la ropa, te quiero desnudito, como estoy yo y no sueltes en ningún momento mi verga. Cuando te hayas quitado la ropa, nos vamos al cuarto de tu hermana, sin abrir la boca o te doy con el cinto a ti también, entendido?

-         Si Fer, ocurre que me da mucha vergüenza que mi hermana me pueda ver así.

-         Que te da vergüenza, que te vea desnudo o que descubra que eres maricón?

-         Las dos cosas Fer, me siento mal.

A pesar de eso, Quique se sacó toda su ropa, mostrando un cuerpo de regular musculatura, lampiño, de pene generoso y cola redondita, lo que provocó un suspiro en Fernando de solo verla. En ningún momento se desprendió de la verga de su padrastro, tal como se lo había ordenado.

-         Ya estamos en condiciones – dijo Fernando – nos vamos para el cuarto de tu hermana.

-         Ok Fer, lo que tu digas, pero yo me muero de la vergüenza que me da, de solo pensar que mi hermanita me va a ver así.

-         Tú te callas, ya verás como son las cosas, confía en mí.

-         Si Fer, está bien.

Llegados ambos al dormitorio de Daniela, la encontraron acostada de costado, mirando hacia la ventana, tapada con una manta de hilo, dando la espalda de ella hacia la puerta de acceso al cuarto. Fernando y Quique, caminaron hasta posicionarse al lado de la muchacha.

-         Mira quienes te han venido a visitar princesa? – dijo Fernando.

-         No quiero mirar, ya escuché lo que hablaban, es demasiado para mi, Fer.

-         Pues date la vuelta y mira a tu hermanito y destapa tu cuerpo que quiero verlo, perrita.

-         No Fer, ya te dije, es demasiado para mi, esta vez no puedo complacerte.

-         Tú larga mi verga, voy a buscar el cinto y ya veremos si es demasiado o no.

-         No Fer, no te vas a atrever a azotarme delante de mi hermano.

-         Te voy a azotar y me los voy a coger a los dos, no me hagas enojar mas, que se me ablanda la verga, puta, ya date la vuelta y mira a tu hermanito lo feliz que está uniéndose a nosotros.

Daniela lentamente se fue dando vuelta, sin destaparse, abriendo bien los ojos para ver a su propio hermano, tomando con sus dos manos la verga de Fernando, acariciándosela, masajeándola, sin detenerse, ambos desnudos, a Fernando ya lo había visto demasiado tiempo desnudo, pero a su hermano no. Le chocó al principio la escena, pero finalmente tomó valor y se quitó la manta que la tapaba dejando ver su cuerpo desnudo a los hombres que estaban ante ella. Por último Daniela no pudo dejar de mirar la verga de su hermano, rosada y larga, pensó que era un desperdicio semejante tamaño.

-         No te sientas mal por mi hermanita, yo me siento bien, quiero estar bien con Ustedes, quiero disfrutar las cosas que me gustan, me entiendes?

-         Si, entiendo lo que me estás trasmitiendo, solo que pensaba en vos de otra forma, si a ti te gusta lo que haces, por mi no te hagas problemas, será nuestro secreto.

Fernando no podía creer lo que estaba viviendo, escuchando a dos hermanos confesarse, tener a ambos sometidos a su voluntad, esto prometía mucho, según su criterio.

-         Bueno ahora que estamos entendiéndonos todos, nos vamos a mi cuarto, a la cama grande en donde vamos a estar más cómodos. Tu no te sueltes y tu camina desnudita delante de mí y mejor que muevas ese culito que tienes que eso me provoca mucho – hablándole a Quique en primer lugar y a su hermana posteriormente.

-         Bueno Fer – al unísono contestaron los hermanos.

Al ingresar al dormitorio, Fernando se acostó en la cama, en la parte central, le pidió a Daniela que se pusiera en cuatro encima de él, de forma que su chochita le quedara sobre su cara, para hacerle una buena mamada. Abrió sus piernas flexionando sus rodillas y le indicó a Quique que se acostara boca abajo entre sus piernas, para masajearle la verga y los huevos en forma. Daniela debía acercar su sexo a la boca de Fernando, moviéndolo para que él con su lengua pudiera pasearse desde el clítoris hasta el ano. Ella quedaba mirando hacia adelante, a muy poca distancia de la verga de Fernando que según veía su hermano acariciaba sabiamente. El trío se había compenetrado muy bien, dándose caricias el uno al otro.

-         Acerca mas tu cosita a mi boca, perrita, que te quiero chupar todita, mmmmmm – con una de sus manos libres, sin mirar porque tenía el sexo de Daniela que le tapaba toda la cara, trataba de tomar la cabeza de Quique para llevarla hasta su verga, pero el chico esquivaba su movimiento.

Daniela notó a Fernando movilizar su mano y le preguntó:

-         Que buscas Fer? Me refiero a que buscas con tu mano que mueves tanto.

-         Busco la cabeza del maricón de tu hermano – poniendo un poco de distancia con el sexo de Daniela como para acomodar a Quique.

-         Porque me tratas así Fer – preguntó Quique.

-         Pues quiero que me la chupes, basta de manosear mi verga, ahora, ya.

-         Pero Fer . . .

-         Nada, tu hermana no va a decir nada, chupa mi pija ahora.

-         Chúpasela Quique, quiero ver como lo haces – le pidió Daniela.

-         Ya escuchaste a la puta de tu hermana, que esperas, no sabes como está de mojada la perra esta.

-         Bueno Fer, si a Daniela no le importa – y Quique se tragó la verga de Fernando y la chupó con mucha devoción, se notaba que el chico no era la primera pija que se comía, alternando la pija con los huevos, lo que lo puso a Fernando muy caliente.

Al rato de tener Quique la pija de Fernando dentro de su boca, éste sentía que no iba a poder aguantar la calentura que tenía, por lo que le pidió que suavizara los movimientos, para no acabarle en la boca, ya que quería montarse a su hermana.

-         Espera un poco, maricón, deja algo para tu hermana, a ver cambiemos de posición – Fernando salió de su lugar, para acomodar a Daniela, siempre en cuatro pero ahora con la cola apuntando a los pies de la cama, tomada desde la cabecera. El se acomodó por detrás de ella, para penetrarla vaginalmente pero desde atrás de su cuerpo.

-         Que hago Fer? – preguntaba Quique.

-         Tu trae la crema lubricante que está sobre la cómoda y se la aplicas a tu hermana en la concha, por afuera y por adentro, con suavidad y luego me ensalivas bien la verga con tu boca, entendiste?

-         Si Fer.

-         Quieres que me lubrique yo misma Fer – dijo Daniela, ya que le chocaba que su hermano le fuera a lubricar el sexo a ella.

-         No, perra, acá se hace solo lo que yo digo. Ya viste que tu hermano no dijo nada, él te va a lubricar esa concha que tienes y que me pertenece.

-         Bueno Fer, tienes razón, nosotros debemos obedecerte en todo – acotó Daniela.

-         Muy bien puta y tu que tienes que decir, maricón?

-         Que para mi está bien lo que tu digas Fer.

Quique lubricó a su hermana y le volvió a comer la verga a Fernando, llenándosela de saliva. Luego observó de costado como su padrastro penetraba a su hermanita, acariciándose su propia verga.

-         Bueno, ahí te va mi putita, tu la guías con tu mano, toma la cabeza y guíala hacia tu cuevita.

-         Si Fer, despacito Fer, que me duele, mmmm, si Fer, así Fer, me está entrando Fer, ay Fer despacio, me entra, me entra, ay me gusta Fer, un poco mas Fer, me gusta así, dame mas Fer, mmmm.

-         Ya no tengo mas perra, eres muy puta, ya te la tragaste todita, ahora aguanta las sacudidas, porque te voy a coger fuerte mamita, te gusta así o quieres que te la saque?

-         No Fer, no me la saques, no, voy a aguantar lo que me hagas, lo que me pidas Fer.

-         A ver tú maricón, pajero, deja de tocarte la verga, párate en la cama y ofrécele la verga a tu hermana para que la chupe, vamos ahora que quiero ver como te la chupa.

-         No Fer, eso está mal, no me obligues, por favor.

-         O se la chupas o te la saco, puta del orto.

-         Ven Quique que te la chupo todita, no me la saques Fer, quiero que me cojas fuerte, yo se la chupo, ven Quique, glup glup, splasf.

-         Vamos chupa putita, cuantas pajas que me he hecho pensando en ti y ahora me la estás chupando, perrita, jajaja – Quique gozaba con la chupada que le hacía su hermana.

-         Y tú de que te ríes, maricón que te has chupado más pijas que tu hermana.

-         Tienes razón Fer, perdón hermanita, disculpa – Quique se sorprendió por la defensa que hizo Fernando de su hermana, echándole en cara su condición sexual.

Daniela seguía gozando como una diosa la cogida que le estaba dando Fernando, a la vez que estaba compenetrada en chuparle la verga a su hermano, Quique disfrutaba a medias la chupada que su hermana le hacía y Fernando gozaba por partida doble, por estar cogiéndose a una hermosa mujercita y tener sometido a su hermano.

-         A ver tu maricón, apura tu lechita, que ya le quiero acabar a tu hermanita, estás Daniela? Ya no me aguanto mucho más.

-         Espera un poco, glup glup, ya termino, no me dejes Fer, dame tiempo que acabo yo también, quiero echarme un polvo como la otra vez Fer, ya me viene Fer, me viene, glup glup glup.

-         A mi también me viene – avisó Quique, ayudando con su propia mano para poder acabarle en la boca a su hermana.

-         Ya me voooooy, ajjjjj, ahhhh, mi Dios, que manera de acabar – Fernando quedó tirado sobre Daniela, que seguía en cuatro, se había tirado sobre su hermano, que seguía arrodillado sobre la cama, con su verga dentro de la boca de su hermana y recostado contra el respaldo de la cama.

Daniela tenía la boca llena de semen de su hermano que no se atrevía a tragar. Por esa causa no hablaba, Fernando se percató de eso y le dijo que tragara lo que tenía en su boca y luego limpiara la verga de él y la de Quique, cosa que Daniela hizo de inmediato. Una vez que se desconectaron los tres, se recostaron sobre la cama, ligeramente abrazados entre si y comentaron lo bien que la habían pasado.

-         Fue genial, disfruté muchísimo – era la conclusión de Daniela.

-         Yo también, aunque cada vez que Fer me trata de maricón, me duele un poco – era el comentario de Quique – tal vez porque todavía no puedo aceptar mi condición, no sé.

-         Yo la pasé bárbaro y les aseguro que de aquí en adelante, cada vez estaremos mejor, yo me voy a encargar de que esto vaya en aumento, les gusta mi idea?

-         Si Fer, tu sabes que yo te quiero – le dijo Quique.

-         Y yo te empiezo a amar, aunque a veces pienso en mamá y no se en donde estoy parada – comentó Daniela.

-         Todo a su tiempo, por el momento solo disfruten el momento, mas adelante tendrán sorpresas ambos.


En las noches que siguieron, la situación en la casa entró en la normalidad, ninguno de los hermanos volvió a escuchar a su madre y Fernando discutir y la propia Cristina, comenzó a sospechar que a su pareja algo le estaba sucediendo. O era el exceso de licor o su cuerpo se estaba deteriorando por la edad. Ignoraba ella, que su marido estaba muy bien atendido por sus dos hijos.

A dos días del trío realizado por los hermanos y su padrastro, una vez que Cristina se hubo retirado a su labor diaria, Fernando les avisó a Daniela y Quique, que a la tardecita quería reunirse con ellos, ni bien regresase Daniela de su estudio. Daniela avisó que ella estaba indispuesta, lo que puso de mal humor a Fernando. Quique, se mostró contento con la posibilidad de un nuevo encuentro entre los tres, ignorando la situación de la hermana.

Llegado el momento de la reunión, Daniela se ocupó del licor que bebía Fernando en abundancia, Quique cerró puertas y ventanas y se juntaron los tres en el dormitorio de Fernando.

-         Cada vez que nos juntemos acá, la consigna es quitarse la ropa, así que todos desnuditos, bueno en tu caso, estás disculpadas Daniela – dijo Fernando.

-         Porque Daniela no se quita la ropa Fer? – preguntó Quique.

-         Porque está con la regla, maricón, si yo la disculpo, tu no eres nadie para meter las narices en donde no te corresponde. Tu solo haces lo que yo te digo, está claro?

-         Si Fer, pido perdón a los dos – respondió Quique.

-         No hay problema – dijo Fernando – comienza tu chupándome la pija y quedas perdonado.

-         Bueno Fer – Quique se ruborizó al recibir la orden de Fernando, pero por otra parte el castigo para él era una delicia, le encantaba ese tipo de castigo.

-         Tu ven a mi lado que quiero decirte algo – le dijo Fernando a Daniela.

Fernando comenzó acariciando el rostro angelical de Daniela, con ambas manos y luego besando sus mejillas, su cuello y su boca, cosa que antes no había hecho, se maravilló de la dulzura de la lengua de su hijastra, sabía besar muy bien y hasta ahora no la había disfrutado. Lamió su cuello, mordiendo los lóbulos de las orejas, metiendo la lengua dentro de los oídos y haciendo retorcer a Daniela de calentura, que tenía toda su piel erizada. Aprovechó también el momento de alta tensión que le estaba haciendo pasar a la muchacha, para pedirle su colita, ya que por adelante no se podía, quería saber si ella consentía en entregarle el culo.

En realidad le importaba un carajo si ella consentía o no en entregarle el orto, él sabía que no tenía que pedirle autorización para nada, todo lo que quisiera hacer, lo hacía y listo. Esto solamente era parte de un juego personal de Fernando.

-         Me vas a dar tu orto mamita?

-         Me va a doler mucho Fer, prefiero esperar un par de días y lo hacemos por adelante que me encanta.

Todo esto se conversaba de forma que Quique no pudiera escuchar la conversación. Era parte del juego de Fernando.

-         En ese caso no me queda mas remedio que hacerle el culito a tu hermano, de todos modos ya le estaba teniendo un poco de ganas al putito ese – le dijo Fernando a Daniela para estudiar su reacción.

-         Noo Fer, no lo obligues a hacer eso, lo vas a humillar mucho mas de lo que ya lo has hecho – le contestó Daniela sufriendo por su hermano.

-         Bueno a alguno de los dos me voy a coger, tu eliges, te doy esa posibilidad – le volvió a exigir Fernando a Daniela.

-         Está bien, te entrego mi cola, pero debes cuidarte, porque estoy perdiendo mucha sangre por adelante, tenemos que poner algo para no manchar la cama – Daniela ofreció su culo en defensa de su hermano, pero las cartas ya estaban echadas.

Fernando se separó de Daniela y con su mano lo hizo despegar a Quique de su verga, ya que podría estallar en cualquier momento, por la maestría del muchacho en la mamada de vergas.

-         Escucha Quique, vas a traer la cremita del otro día y se la vas a dar a tu hermana, para que te la ponga a ti en tu culito, de acuerdo?

-         No Fer, no lo hice nunca, me va a doler mucho – contestó Quique.

-         Si, es verdad, te va a doler, pero te va a gustar. O acaso nunca soñaste con que alguien te la pusiera?

-         Si, pero solo a nivel de imaginación, fantaseaba con eso, no mas de ahí.

-         Bueno, hoy tu fantasía se ha hecho realidad, así que a preparar el orto, que te la voy a poner.

-         No Fer, déjalo, te doy mi cola – intercedía Daniela.

-         No hermana, deja, de todos modos, es verdad, a mi me gusta eso y confío en que me trate igual que te trató a vos.

-         Bueno basta ya, tu trae la crema y le untas el culo a tu hermano y después me haces una buena mamada para llenarme de saliva la verga y ponerla bien dura, ok?

-         Está bien Fer, lo que tú digas – le contestó Daniela.

-         Tu, acuéstate boca abajo y pon las piernas bien abiertas, relájate que tu hermana te va a lubricar para que yo te penetre, te va a gustar, solo espera bien relajado, ok?

-         Si Fer, tu decides – contestó Quique acomodándose como se lo habían pedido.

Daniela, puso crema en el culito de su hermano, en toda la zona exterior y metió primero un dedito dentro del orto, haciendo un entra y sale, luego dos y por último tres de sus dedos, totalmente lubricados. Esto lo hizo obedeciendo instrucciones que le dictaba Fernando, quien supervisaba como entraban los dedos en el culo de Quique y como éste se quejaba por la penetración que su hermana le hacia. Cuando Fernando notó que Quique estaba suficientemente relajado, se hizo chupar la pija por Daniela, quien se la llenó con una capa de saliva para una penetración más suave.

-         Bueno ahí te va mariquita, a ver como te la aguantas – Fernando empuño su verga negra y llena de saliva, apoyándola sobre la entrada del culo de Quique y hizo presión hasta que la cabeza entró, facilitada la penetración por la dilatación que tenía debido al trabajo de Daniela.

-         Ahhh ayyyy mmmm despacio Fer, es doloroso, la tienes muy grande – se quejaba Quique.

-         Ya, ya, no te quejes que recién está comenzando a entrarte, espera a quejarte cuando la tengas toda adentro – Fernando gozaba mucho esa penetración, Daniela lo observaba a su lado, él apoyaba uno de sus brazos en ella y el otro en la espalda de Quique y a cada quejido o lamento que escuchaba le respondía con una puja mayor con su miembro.

-         Ayyy como me duele, por favor despacio Fer.

-         Ya vas a ver como te va a gustar ahorita, pero si ya te ha entrado toda, sientes mis huevos contra tu culo? – La pija de Fernando había entrado toda, hasta golpear los huevos contra las nalgas de Quique, esto lo sorprendió al dominante.

-         Siii, te siento bien, muévete despacio Fer, me empieza a gustar un poco.

-         Estás seguro que nunca nadie te había penetrado antes, mariquita? Porque me da la impresión que ya alguien se me adelantó.

-         Está bien Fer, no te enojes, tienes razón como siempre, fue Vicente, Fer, él fue el que me hizo la cola por primera vez – le contestó Quique a Fernando, bastante apenado por haber descubierto que su cola no era virgen.

-         Ah, muy bien, así que el señorito le entregaba el culo a su amigo Vicente y no me lo quería entregar a mi, no? Ahora tendrás lo tuyo – dicho esto, Fernando comenzó a pujar con su verga con fuerza, para provocarle dolor a su hijastro, pero solo le sirvió para que este gozara mas.

-         Ahhh, mmmm, me gusta así fuerte Fer, dame todo, mi culo es tuyo, mas, mas, mas, mmm.

-         Toma perra, eres tan puta como tu hermana, toma, ya te acabo, ahí va, toma, ahhh, que bueno, ahhh – Fernando acabó y llenó el culo de Quique con su leche, desplomándose sobre su cuerpo hasta recuperar las fuerzas para incorporarse.

Quique quedó exhausto, satisfecho con la cogida recibida y Daniela, observadora en esta ocasión, se recostó en la cama abrazándose a la pareja que yacía en ella. Los tres estaban felices, en silencio, cada uno con sus pensamientos.

-         Bueno tu trae licor para que pueda recuperarme – Fernando le dijo a Daniela, mientras se salía de dentro del cuerpo de Quique.

-         Puedo ir al baño Fer, quiero limpiarme, creo que me está saliendo tu leche de mi cola y no quiero manchar tu cama – preguntó Quique.

-         Si, ve mariquita y vuelve a limpiarme la verga, que huele a tu culo sucio.

-         Si Fer.


Para Fernando la vida se presentaba color de rosa, vivía en pareja con una mujer que trabajaba toda la semana, incluso hacia guardias en su trabajo algunas noches para mejorar su salario, que por otra parte era lo único que ingresaba en el hogar. Además había sometido a ambos hijos de su esposa, obligándolos a tener sexo con él, debiéndose aclarar que los dos hermanos, Daniela y Quique, gozaban por demás, teniendo sexo con él.

Que más podría pedir? Pensaba en algo más, ya que había prometido a sus sometidos, mejorar día tras días la relación. Lo primero que se le ocurría era integrar al trío formado a su esposa, pero estaría dispuesta Cristina a tener sexo con él y sus propios hijos? No estaba seguro de poder lograrlo y Fernando no era del tipo de las personas que pudieran perder algo que se propusiesen.

Otra alternativa sería traer a Vicente a la casa, para que tuviese sexo con Quique delante en presencia de su hermana y de él. Pero tampoco esta variante lo convencía demasiado.

Quizás pudiera ser prostituir a Daniela, en primer lugar y a Quique en segundo término, para su propio beneficio, supervisando él todas las acciones que sus sometidos realizasen. Esto, tal vez, era probable que se decidiera por esto último.


Ya había pasado tiempo prudencial desde la última vez que tuvieron sexo los tres y todavía seguía con ganas de encularse a Daniela, así que no había porque reprimir sus deseos, hoy sería el día. En seguida se lo comunicaría a Daniela.

-         Daniela, perra puta, ven acá, a mi lado, deja lo que estés haciendo – gritó desde su dormitorio echado sobre la cama.

-         Si Fer, que deseas? – Daniela abandonó sus tareas en la cocina y corrió al lado de Fernando, estaba segura que querría comer algo, ya que era cerca del mediodía.

-         Te quiero hacer el orto, perra y no te vas a negar como la vez anterior, que tuve que conformarme con cogerme a tu hermano, te queda claro?

-         Si Fer, estaba esperando que de un momento a otro me pidieses eso. Estás seguro que no deseas que lo hagamos por delante, me haces tan feliz por ahí?

-         Acá el único que tiene que ser feliz soy yo, puta, tu solo pon tu cuerpo y haz lo que yo te diga, si?

-         Si Fer, igualmente gozo con tu forma de ser, aunque tu no lo creas.

-         Mejor para ti.

-         Quieres que deje lo que estoy haciendo y venga a tu lado, Fer?

-         No, lo haremos a tu regreso del estudio, quiero que esté la puta de tu hermano, me gusta como me la chupa.

-         No quieres que estemos los dos solitos Fer?

-         Te dije que no, perra puta, sal de mi vista y más te vale que esta tarde te vuelvas bien rápido para tu casa.

-         Si Fer, como tu digas. En un rato te llamo a comer.

-         Apúrate que estoy hambriento.

Luego del almuerzo, Daniela se retiró a cumplir con sus obligaciones y llegó Quique, encontrando a Fernando recostado sobre el sillón del living, mirando la televisión.

-         Hola Fer, estás bien?

-         Si marica, prepárate para cuando regrese tu hermana, que hoy nos reuniremos a coger los tres juntitos.

-         Mmmm me gusta Fer, me gusta tu estilo, hasta ahora me haces disfrutar mucho.

-         Ni sueñes que te voy a coger como la última vez, mariquita, hoy me voy a encular a tu hermana, te toca a ti, dilatarla a ella como ella lo hizo contigo, ok?

-         Ponerle cremita y meterle primero un dedo, luego dos y por último tres, Fer?

-         Exacto, cuando los tres deditos le entren y salgan sin dificultad, me tienes que chupar la verga, ensalivarla bien y ahí me la cojo a tu hermana.

-         Si Fer, cuenta conmigo.

-         Sales con alguna chica? O solo te dedicas a los hombres?

-         Estoy saliendo con una compañera de estudios, ya he tenido sexo con ella dos veces, Fer. Porque me preguntas eso? Tu no crees mucho en mi bisexualidad, tu piensas que yo solamente salgo con hombres?

-         Te miro a ti y veo una mariquita, pero me parece bien que tengas una minita para cogerte, tal vez la quiera conocer algún día, que te parece la idea?

-         Conocer si, me parece bien, pero no mas que eso Fer.

-         Como que no mas que eso, si la quiero coger yo también me lo podrías negar?

-         No-oo Fer, eso no puedo hacerlo, no le puedo hacer eso a Mony.

-         Veremos quien manda en tu vida. Fuera de mi vista, puto.

Cuando Daniela regresó de estudiar, Fernando estaba ansioso esperándola y algo bebido, su hermano dentro de su cuarto, escuchó la entrada de Daniela y se apuró a quitarse la ropa, para irse al dormitorio de su padrastro.

-         Ya se vino la mariquita, para no quedarse sin nada, no? Tienes que esperar a que tu hermana se de una ducha, pero bueno, puedes ir mamándomela mientras miro el resultado de las carreras.

-         Sabes que eso me gusta Fer.

-         Con que me guste a mi es suficiente, chupa y cállate la boca, puto.

Al llegar al cuarto de su padrastro, Daniela vio la siguiente escena: su hermano comiéndole la verga con la boca a Fernando y éste mirando las carreras de caballos. Le pareció patético lo que veía, sin embargo pensó, si ellos están felices, ella no tenía porque disgustarse.

-         Acá estoy Fer, me quito la ropita?

-         No pretenderás que te coja así vestida? Quítate todo, perra y ven a besarme un poco. Ponte con el culito para arriba que la marica esa de tu hermano te va a poner la cremita y te va a dilatar el orto para que no te duela cuando te la meta.

-         Bueno Fer, como digas.

Fernando tuvo que pegarle un cachetazo en la cabeza a Quique para que se desprenda de su verga, estaba de lo más entusiasmado con la mamada que estaba haciendo.

-         Ey, no que me duele Fer, no me pegues.

-         Toma la crema y ya sabes que tienes que hacer, maricón.

-         Si Fer, enseguida lo hago, vas a ver como te entrego la colita de mi hermana.

Mientras Quique ponía crema y dilataba a Daniela, Fernando recibía de la muchacha una andanada de besos de lengua, lamidas por su cara, cuello y orejas, que lo ponían súper caliente, por lo que le gritaba al hermano que apurara su trabajo, ya que no aguantaba mas las ganas que tenía de penetrarla analmente.

-         Ya está bien, toma mi verga y apúntale al orto de tu hermana, mariquita.

-         Si Fer, quieres que te la chupe un poco más?

-         No marica, solo obedece lo que te digo, pon mi verga en la puerta del culito de tu hermana y guíala hasta que entre la cabeza.

-         Si Fer.

-         Despacito Fer, uyy como se siente, ayyy despacio, muy despacio que duele mucho, Fer mmm – Daniela aguantaba la embestida de Fernando, pero con bastante dolor y resignación, sabía que el hombre no iba a renunciar por nada a penetrar su colita.

-         Ya entró tu cabezota Fer, se fue para adentro, dale despacio que le ha de doler mucho, es muy gorda Fer – Quique se preocupaba porque él mismo ya la había tenido dentro de su culo y sabía como se sentía una verga de ese tamaño.

-         Si, despacito que es muy grande, duele mucho, ahhh ayyy mmmm – Daniela aguantaba como podía.

-         Tú calla marica, deja a tu hermana tranquila o te echo del cuarto.

-         No Fer, quiero quedarme a tu lado.

Mientras Fernando trataba de llegar cada vez mas adentro del culo de Daniela, con Quique a su lado dándole ánimos a su hermana para que aguantara el dolor, se abrió la puerta de calle y entró en la casa Cristina, quien al no encontrar a nadie en el living, presumió que podían estar durmiendo o descansando en sus habitaciones. Grande fue su sorpresa al encontrar a su hombre penetrando a su hija, con su hijo, completamente desnudo presenciando la escena.

-         Pero como te atreves grandísimo hijo de puta, pero que es esto, que están haciendo degenerados, los voy a matar a todos, en mi propia cama, en mi dormitorio, en . . .

-         Cristina – exclamó Fernando, girando el rostro hacia la puerta para ver la cara desorbitada de su esposa, que miraba como poseída por el demonio.

-         Mamá – fue el grito de sus dos hijos, Daniela se acurrucó en un rincón de la habitación, con su cabeza escondida entre sus brazos, con la intención de no escuchar lo que sucedía a su alrededor. Quique, en un acto reflejo, se agachó y escondió su desnudez tras la cama, observando fija y alternativamente a su madre y a Fernando.

-         Escucha Cristina, quiero decirte lo que ha sucedido y . . . – Fernando trataba de explicar lo inexplicable y Cristina no lo escuchaba.

-         Que me quieres explicar, grandísimo hijo de puta, te quiero matar por lo que estabas haciéndome a mí y a mis hijos, quien sabe como los envolviste para someterlos.

Fernando, que seguía desnudo y con su miembro ya colgando, se paró sobre la cama y luego en el piso, para discutir la situación con su mujer, que seguía vociferando todo tipo de insultos y amenazas.

-         Bueno ya descárgate y termina, porque después voy a hablar yo, mujer – le gritó Fernando a su esposa.

-         Tu no hablas mas nada, esto se terminó, quiero que te vayas inmediatamente – le disparó Cristina, callando su voz en forma inmediata y retrocediendo al escuchar sus propias palabras.

-         Tu quieres que me vaya, perra inservible, porque estaba pasando un momento agradable con tus hijos? Estás segura de tu decisión?

-         Si-ii, estoy segura. Con razón no me buscabas mas a mi a mi llegada del hospital, te entretenías con mis hijos, eh? Sinvergüenza, abusador.

-         Bueno basta de insultos o te doy una tunda, si? Tengo el cinto para darte hasta que me canse. No olvides eso.

Daniela cuando oyó mencionar el cinto, se sobresaltó, quiere decir que a su madre la azotaba también y algo parecido sucedió en la mente de Quique, que no sabía a favor de quien estaba, si de su propia madre o del hombre que era conocedor de su secreto y además lo cogía como los dioses y le permitió gozar de su hermanita y a su hermanita de él.

-         No olvido como me has azotado, eso nunca lo olvidaré – Cristina comenzaba a tranquilizar su voz y un poco a arrepentirse de haber echado a Fernando.

-         Entonces prepararé mi maleta y me voy de esta casa, ahora mismo – mientras decía esto, a Fernando su verga volvía a recobrar su erección muy lentamente, como si gozara con lo que decía que iba a hacer.

-         Si quieres puedes irte mañana, por la mañana – le dijo Cristina, mientras Daniela y Quique miraban azorados como discutía la pareja.

-         No, me voy ahora mismo, carajo, ya me tienes cansado, me has echado y me voy ya.

Cristina cruzó la mirada con sus hijos y vio en ambos miedo de que Fernando los abandone. Daniela se atrevió a intervenir en defensa del hombre de la casa.

-         Mamá, Fernando no tiene la culpa de lo que pasó, no se que fue lo que nos llevó a esto, pero todos estábamos muy bien, me da mucha vergüenza decirte esto, pero puedes hablar con Quique y que él te diga que piensa.

-         Si mamá, Daniela tiene razón, Fernando no es el culpable o al menos, no es el único culpable, todos somos culpables, te hemos traicionado, así lo siento yo.

-         Bueno basta carajo, tu perra mayor – dirigiéndose a Cristina – me has echado, me voy y se terminó, me importa una mierda quien tiene la culpa de no se que.

-         Está bien Fernando, te perdono, pero esto no tiene que volver a suceder nunca mas – le contestó Cristina, visiblemente arrepentida de sus dichos.

-         No, me voy y listo, es más fácil irse a cualquier parte que vivir acá con vos.

-         Te dije que te perdono, que quieres que te pida perdón yo a vos, ahora?

-         Quítate la ropa, puta mayor, quiero que tus hijos vean lo perra que eres – Fernando jugó su carta, sabiendo que era ganadora.

-         Ni lo sueñes, prefiero que te vayas.

Fernando ya con su verga nuevamente dura como el mástil de una bandera, avanzó hasta Cristina y le asestó dos terribles cachetazos de derecho y de revés, a la vez que la sacudía de su ropa a uno y otro lado hasta que la mujer cayó al piso y desde el piso escuchaba lo que su hombre le ordenaba a los gritos:

-         Te dije que te quites la ropa o me voy ahora mismo.

-         Que se vayan los chicos de acá Fernando – contestó Cristina.

-         Acá no hay chicos, se quedan todos donde están y tú estarás desnuda en 5 segundos o tomo el cinto y te doy cintazos hasta hacerte sangrar.

Cristina se despojó de su ropa más rápido que ligero, pero se quedó con su bombacha y corpiño. Estas últimas prendas se quitó cuando Fernando giró media vuelta para buscar el cinto.

-         Ahora le enseñas a tus niños como me chupas la verga y los huevos, aprovecha que la tengo bien parada – Fernando miraba a Daniela y Quique, con una sonrisa a flor de labios, una vez que su mujer metió su verga en la boca para chupársela.

-         Glup splast, glup glup splast, si Fer, soy tuya y tu lo sabes, glup glup – Cristina se encontraba sometida por su hombre como siempre. Por algo ella le perdonaba que no trabajara, que se diera a la bebida, que le fuera infiel, todo lo perdonaba, solo que él era el hombre que la cogía como nadie lo había echo en su vida.

-         Tu chiquilla ven, ponte a mi lado y tu marica, también, me abrazan mientras mamá me hace una buena mamada, como ella solo sabe hacerla.

-         Mmmm glup quedémonos solos Fer, deja ir a los chicos – protestó Cristina.

-         No, ni loco, no sabes lo bien que cogen ellos y lo bien que nos estamos entendiendo.

Fernando se sentía muy feliz y complacido, ahora ya eran cuatro, la familia completa. Ya se las arreglaría para sumar mas gente para su placer, le encantaba el juego de la dominación.

Marcela ( marce459@live.com.ar )