Cuestiones de familia

Daniela es acosada y sometida por un padrastro abusador, que maltrata a su madre, hermano y novio

CUESTIONES DE FAMILIA

En los suburbios de una gran ciudad, en una casa típica de clase media, vive Daniela junto a su hermano Enrique, dos años mayor que ella, su madre Cristina y su padrastro Fernando.

Cristina trabaja en un hospital como enfermera, con horarios extendidos para aumentar los ingresos de la casa. Prácticamente se puede decir que vive en el hospital y que a su casa va a dormir unas pocas horas y a cumplir con sus deberes maritales. Fernando, es un obrero metalúrgico, desempleado a raíz de la situación económica que vive el país y puede decirse que mucho no le preocupa buscar otro trabajo alternativo, ya que para su bebida le alcanza con lo que su mujer trae a la casa.

Enrique (Quique) y Daniela, estudian en distintos horarios, el varón lo hace a la mañana y su hermana por la tarde, lo que le da tiempo para hacer compras, asear la casa y preparar comida para los integrantes de la familia.

Quique es un muchacho de salir mucho, con sus amigos, frecuenta discotecas y pubs, siempre en busca de aventuras, con suerte diversa. En cambio para Daniela, su mundo es la casa, la escuela y su novio Matías, con este chico sale hace tres meses, se siente muy enamorada pero a su vez asustada, ya que Matías pretende algo mas que un simple besito y caricias por sobre la ropa.

Daniela, es una hermosa morocha de carnes generosas, no es precisamente la modelo top que se ve en revistas y televisión, todo lo contrario, ella disfruta de la comida y su belleza está en un rostro angelical, ojos rasgados, labios carnosos y apetecibles, con un hermoso par de senos, cadera ancha que se angosta en la cintura y piernas largas y bien torneadas, lo que la hace una hermosa y deseable mujercita.

Daniela tiene que soportar escuchar los ruidos que hacían su madre y su padrastro, cuando éste la somete por lo general alcoholizado, obligándola a realizar distintas prácticas que Cristina no tiene deseos de hacer con su marido en ese estado. La situación se define siempre de idéntica forma: Fernando la golpea a Cristina hasta que ésta le suplica que no la golpee mas y sintiéndose dominador de la situación Fernando aumenta sus exigencias y acepte o no Cristina sus peticiones, los golpes no cesan, porque para él una buena paliza es parte de la relación sexual.

Todo esto era un martirio para la muchacha, que no podía conciliar el sueño al escuchar las súplicas de su madre y los insultos y gritos de su padrastro. Incluso alguna noche había tomado coraje para acercarse a la habitación de su madre con intenciones de intervenir, pero luego de espiar la escena por la puerta - siempre entre-abierta - optaba por volverse a su dormitorio y taparse los oídos con la almohada.

En alguna de esas noches que se levantó para intervenir en la complicada situación de su madre, fue vista por su padrastro, quien le ordenó que se presentara ante él, produciéndose el siguiente diálogo:

-         Pero que haces espiando a tus padres por aquí, pequeña ramera?

-         Tú no eres mi padre, Fernando, me levanté porque escuché los gritos de mi madre.

Mientras esta conversación sucedía, Daniela pudo ver a su madre desnuda completamente, semi-cubierta por las sábanas y a Fernando con su verga morcillona, medio caída, de gran tamaño, para lo poco que ella conocía de ese tema. Solo conocía la de su novio, que era rosada y según lo que ella calculó, la de Matías tendría la mitad del tamaño que la de su padrastro.

-         Tu eres una mocosa maleducada y mas te vale que no hagas que me enoje contigo, te advierto que se como tratar a perras de tu nivel, así que fuera de aquí rapidito – mientras esto le gritaba Fernando a Daniela, se tomaba con su mano la verga y se la mostraba como diciendo esto te puedo dar en cualquier momento.

Daniela entró en pánico y salió corriendo de la habitación y Fernando siguió sometiendo a su madre a su gusto y voluntad, impidiéndole en todo momento que pueda salir en defensa de su hija.

Eso pasó muchas noches, por esa causa Cristina, prefería quedarse a hacer horas extras en su trabajo del hospital que estar en su casa. Y estas escenas se daban además siempre en ausencia de Quique, aunque Cristina sabía que lo mejor era que su hijo no se enterase de la situación que ella vivía o podría sufrir una golpiza por parte de su pareja.

Por suerte para Daniela, Fernando por las mañanas dormía sus borracheras, levantándose solamente para ir a orinar al baño y volverse a acostar hasta la hora del almuerzo.


Una noche, estando Daniela junto a su novio charlando en el auto estacionado frente a la casa, vieron salir a Fernando, quien al observar a la pareja, se acercó al vehículo.

-         Hola chicos, yo me voy a reunir con mis amigos, regreso tarde, no me esperen a cenar.

-         Hola Fernando, yo ya bajo a casa a preparar algo para la cena – contestó Daniela.

-         Tu hermano avisó que tampoco viene a cenar, así que puedes invitar a tu novio a comer, estarán solos – los incentivó Fernando y se marchó.

Matías al escuchar estas palabras de Fernando se puso loco de contento, porque veía su oportunidad de tener al fin sexo con su novia, que no le daba oportunidad para ser suya.

  • Bueno vamos a entrar en casa, pero solo si prometes portarte bien – dijo Daniela.

  • Me portaré como un caballero – mintió Matías.

No fue más que cerrar la puerta para que Matías se lanzara sobre Daniela queriendo quitarle la ropa, la abrazaba, la besaba y la joven, que tenía sangre en las venas, pero también en el cerebro, terminó pidiendo una tregua.

-         Esperemos un tiempo, para que se aleje Fernando, no sea cosa que se olvide de algo y quiera volver y nos encuentre haciendo  . . . tu ya sabes – dijo Daniela.

-         Está bien, mi mujercita, esperaré, pero esto que tengo aquí hoy va a ser tuyo, ok? – Matías le contestó tomándose el bulto, crecido a su máximo nivel.

-         Cerremos las ventanas y aseguremos la puerta de entrada, no sea cosa que vuelva Fer o mi hermano – propuso Daniela.

-         Buena idea, vamos a asegurarnos.

Para esto Fernando estaba en un bar cercano bebiendo licor en soledad, ya que sus amigos no se habían presentado para hacerle compañía, lo que produjo que se pusiera a pensar en que hacer para pasar la noche. De pronto se acordó de su hijastra y el novio que recordaba que la asediaba en su auto. Pensó en que podrían estar haciendo en estos momentos solos en su casa. Se imaginó a su hijastra desnuda teniendo sexo con una persona que no merecía ese privilegio y se puso peor aún de lo que estaba. Apuró otra copa de licor y se volvió a la casa, los sorprendería teniendo sexo, eso seguro, según él imaginaba. En ese caso le patearía el culo al muchacho y tendría que tomar alguna medida con la joven, ya vería como se las arreglaba. Terminó su copa y se marchó eufórico.

En tanto Daniela y Matías se encontraban cada vez mas relajados, en el sillón del living, muy acaramelados, besándose, abrazándose y acariciando mutuamente sus cuerpos. Matías, mas osado, se había desprendido su pantalón, para hacerle sentir su miembro a Daniela, que lo recibía de piernas abiertas, cruzadas sobre la cintura del joven. Matías, no dejaba nada sin besar, concentrándose primordialmente en las hermosas tetas de Daniela, carnosas, de pezones rosados y turgentes.

Matías fue ganando terreno hasta colocarse por encima de su novia, a caballito, de forma tal de que su verga quedara al alcance de la boca de Daniela, quien hasta ese momento no había querido chupársela nunca. Esta era su oportunidad. En eso estaba, la chica la tomaba con sus manos, tenía esa verga a no mas de 5 centímetros de su boca, ya entreabierta, para recibirla y darle una rica mamada, la primera mamada de su vida, cuando escuchó:

-         Así te quería agarrar puta de mierda, chupándole la pija a tu novio – gritó como un loco Fernando, quien de un salto ingresó en el living donde se encontraba la pareja, sin ser escuchado, encendiendo luces y arrojándose sobre Matías para separarlo de su hijastra.

-         Yo le puedo explicar – tartamudeó Matías, mientras trataba de zafarse del agarrón que le había hecho Fernando de su ropa.

-         Desaparece de acá inmediatamente o llamo a la policía por perversión de menores.

Mientras esto ocurría, Daniela se encontraba petrificada en el sillón, acurrucada y cada vez más sola, ya que Matías al escuchar la acusación que le hizo Fernando, abandonó a su novia y salió disparado de la casa.

-         Muy bien, así que la señorita aprovecha la ausencia de su familia para chuparle la pija a sus amiguitos – le dijo Fernando en tono burlón a Daniela, que no paraba de llorar.

-         Yo no he hecho tal cosa y no tengo amiguitos, solo tengo relación con Matías que es mi novio – le contestó Daniela acongojada.

-         Pues yo no te creo, te he visto mamarle la verga a ese muchacho que no creo que puedas considerarlo tu novio o sino mira como te dejó sola en mis manos.

-         Se fue porque tú lo echaste y lo amenazaste con llamar a la policía.

-         Mira chiquilla, todo esto lo tengo filmado, la primera persona que va a ver la filmación va a ser tu madre, luego se la enseñaré a tu hermano y por último me servirá para poder internarte en un instituto para niñas descarriadas, entiendes?

-         Eres un hijo de puta Fernando, te odio.

-         Y tu una puta, sonríele a la cámara perra, allá arriba – dicho esto, Fernando se paró sobre una silla y tomó la filmadora para poder ver la calidad de lo captado.

-         Uy uy uy, mi cielo, que bellas tetas tienes – Fernando miró el video burlándose de Daniela, hasta que finalmente dejó el living para irse a su cuarto.

La joven quedó sola repasando todo lo acontecido, la filmación era una realidad, las cámaras de seguridad del sistema de alarma habían gravado todo. Transcurrido un buen tiempo, que se tomó para meditar sobre la situación, se incorporó y se encaminó hacia el dormitorio de su padrastro, para pedirle que no le mostrara ese video a su madre y hermano.

-         Por favor Fer, no me humilles ante los seres que mas quiero.

-         Ven, pasa y charlemos – propuso Fernando – siéntate aquí – señalándole el pie de la cama.

Daniela ingresó al cuarto en donde su padrastro se encontraba acostado mirando televisión. Ni bien ella se sentó, Fernando se destapó, para enseñarle su cuerpo desnudo y totalmente excitado, a juzgar por el tamaño que tenía la verga que con ambas manos le exhibía.

-         Vístete Fer o cúbrete porque así no voy a charlar contigo – le exigió Daniela.

-         Pues tienes razón, así no vamos a conversar, así que quítate la ropa y ven a mi lado, que te quiero coger, chiquilla.

Daniela se levantó para irse a encerrar a su dormitorio, cuando Fernando la tomó del brazo y le dijo:

-         Si te marchas, se lo que tengo que hacer, piénsalo y vuelve a sentarte en donde estabas, no tienes alternativa.

Daniela comprendió que no tenía salida, estaba entregada a merced del marido de su propia madre.

-         Escucha bien lo que voy a decirte, chiquilla, esta situación me está cansando, si te vuelves a levantar, ya no habrá trato entre nosotros, está claro?

-         Si Fer, pero tú compórtate, recuerda que yo soy tu hijastra.

Dicho esto, Fernando volvió a destaparse para dejar nuevamente su cuerpo desnudo a la vista de Daniela, que no podía quitar la vista de la verga de su padrastro, que parecía más grande a cada momento. Y más negra. Y más brillante. Si hasta le daba la impresión, por momentos, que tenía ganas de tocarla. Aunque mas no sea que para palpar su dureza. Mmmm, pensaba Daniela, no estaría mal para establecer una comparación con la pija, bah pijita de Matías. No eso estaba mal, debería quitar esos pensamientos de la cabeza.

A su vez, Fernando percibió un síntoma de sumisión o sometimiento, al notar como la joven lo miraba en sus partes íntimas. Aprovechó entonces para tomarse la verga con una mano primero y luego con ambas para que su hijastra la pudiese ver en todo su tamaño.

-         Acércate chiquilla, ven a mi lado, ven aquí no me tengas miedo – y le indicó que se sentara al costado de su cuerpo desnudo.

-         Solo para hablar contigo Fer, promete portarte bien – contestó Daniela.

-         Ven a mi lado, desde ya que te voy a tratar bien.

No fue más que Daniela se sentara junto a su padrastro, que éste se incorporó en la cama para atraer el cuerpo de la joven junto al suyo. Tomó una mano de Daniela y la llevó hasta posarla sobre su miembro, pero ella cerró su mano negándose a acariciarlo. Fernando entonces pasó su verga por el puño cerrado de la joven y luego por el brazo y notó como se le erizaba la piel a Daniela. Entonces decidió que había llegado el momento de hablar.

-         Daniela, quieres que te deje ir a tu dormitorio?

-         Es lo que mas quisiera, Fer.

-         Bueno, entonces relájate y acaricia mi verga y luego te vas a descansar tranquilita.

-         No pienso tocar tu . . .

-         Entonces fuera de mi vista, perrita, ya me cansaste.

-         Te la toco y me voy, lo prometes?

-         Pfaff puff    pero quien mierda te piensas que eres puta ordinaria? – Fernando le pegó dos fuertes cachetadas que terminaron con Daniela tirada en el piso.

-         Hayyyy Eyyyy, eres un burro, snif snif snif, como te atreves?

Fernando se fue hasta el perchero y le quitó el cinto a su pantalón, el que enrolló en su mano y descargó sobre el cuerpo de Daniela, que se había hecho un ovillo en el piso, pidiendo clemencia.

-         No me pegues por favor, me estás marcando toda.

-         Entonces haz lo que te digo y no quiero escucharte más.

-         Si, lo haré, lo haré, pero por favor no vuelvas a pegarme con tu cinto.

-         Muy bien, ven acá y demuéstrame como sabes acariciar una verga – Fernando se acostó boca arriba, su verga parecía estallar, el sentirse amo de la situación lo excitaba mas aún, tenía a una linda jovencita a su merced, cruzó sus manos por detrás de su cabeza y semi acostado le sonreía a su presa para que iniciara sus caricias.

Daniela se acercó llorosa, pero no logró sino excitar aun más a su padrastro, quien estaba feliz por lo que vislumbraba que le esperaba. Con sus manos temblorosas, tomó la verga y la acarició sin mayor gracia, ni esmero.

-         No mi chiquilla, debes esmerarte en las caricias que me das, caso contrario vamos a estar toda la noche así. Supongo que querrás irte prontito a descansar o prefieres dormir a mi lado?

-         Quiero irme ahora Fer, déjame retirar, ya te la toqué, déjame ir por favor.

-         Te vas a ir luego que me la toques como corresponde, mi chiquilla, tienes que hacerme acabar o tal vez quieres chupármela como se la mamabas a Matías? O quieres que te coja? Tu elije.

-         Nooo, Fer, déjame ir, por favor.

-         Ultima vez que te lo digo, todo esto me está cansando, me haces una linda paja y te vas a la cama y no te pido mas nada, por hoy claro, otro día puedo pedirte algo mas. Pero eso es otra historia. Lo haces o te vas?

-         Lo voy a hacer Fer, pero quiero que me prometas . . .

-         Ya con las dos manos y rapidito -  inclinándose Fernando para volver a tomar el cinto.

-         Está bien, lo haré y me voy a mi dormitorio.

Daniela se arrodilló en el piso, al lado de donde Fernando estaba acostado y tomo su verga con una de sus manos y comenzó a pajearlo, hasta que su padrastro le indicó como deseaba él los movimientos. Así ella lo hizo, mientras Fernando acariciaba sus cabellos oscuros, con una mano y con la otra trataba de alcanzar sus pechos. Daniela no opuso resistencia y eso le jugó a favor, porque logró excitarlo más y en poco tiempo vio por primera vez en su vida como era que acababan los hombres. Pudo sentir el aroma del semen, la temperatura del mismo y si, tuvo deseos por momentos de llevarse una gotita a su boca para comprobar el sabor del mismo. Tenía amigas que le chupaban la verga a sus novios y algunas contaban que era riquísimo tragarse la leche calentita.

Notó que Fernando estaba satisfecho, por lo que se incorporó, se despidió y se marchó a su dormitorio. Cuanto estaba alcanzando la puerta sintió que el hombre la llamaba.

  • Vuelve acá a mi lado puta.

-         Yo cumplí con mi parte Fer, que deseas ahora?

-         Como desear, te deseo a ti, hermosa, pero como soy un hombre de palabra, solo me conformaré por esta vez, con que me limpies la verga y la leche que está sobre mi cuerpo.

Daniela fue hasta el baño y trajo papel higiénico para lavar su obra y así lo hizo, luego se marchó a su dormitorio, previo pasar a tirar el papel manchado por el cesto. Antes de arrojar el papel, se llevó el mismo hasta su nariz para percibir el aroma y con la punta de su lengua degustó una gota del semen de Fernando. Le gustó, tanto el aroma, como el sabor.

Ya en su cuarto se acostó, no quiso ver televisión, en cambio encendió el equipo de música y se puso a repasar todo lo sucedido. De pronto llevó una de sus manos a su entrepierna, notando que se encontraba toda mojada, pensó que tal vez sentirse sometida la excitaba.

Le costó conciliar el sueño, cuando parecía quedarse dormida se sobresaltó en su cama al sentir que le habrían la puerta. Era su madre que llegaba del hospital y se interesaba por ella. Se hizo la dormida y su madre se retiró enseguida hacia su habitación, Daniela quedó escuchando por alguna reacción de Fernando, pero al no oír nada, se relajó y quedó dormida.


Cuando ella se levantó al día siguiente, tanto su hermano como su madre se habían marchado a sus ocupaciones, así que se dedicó a sus tareas diarias, sin dejar de pensar en lo sucedido la noche anterior con su padrastro.

Este, al levantarse, se dirigió a darse una ducha previa a presentarse a almorzar. Cuando hubo terminado, a medio secarse, con una toalla pequeña anudada en la cintura, se fue junto a Daniela para almorzar, sentándose en una banqueta junto a la barra desayunadora.

-         No vas a saludar a tu papacito, amor? – le dijo en tono sarcástico.

-         Buenos días Fer, ya está listo el almuerzo, me acompañas?

-         Primero lo primero, pequeña chiquilla, acércate y se cariñosa conmigo, me gustó mucho lo de anoche.

-         Nooo Fer, lo de anoche ya pasó, me tengo que ir a mi escuela . . .

-         No querrás hacerme enojar verdad putita? – levantando el tono de voz y cambiando el ceño.

-         Por favor Fer, me quiero ir a la escuela ahorita . . .

Fernando se incorporó junto a la barra, Daniela le clavó los ojos y vio que no hablaba en broma, estaba enojado y bajó la vista y cuando eso hizo, observó que bajo la toalla que lo cubría, se agrandaba un bulto. Todo esto lo percibió también Fernando, quien rápidamente se quitó la toalla para dejar al descubierto su verga, ya totalmente endurecida.

-         Ya mismo comienzas a darme unas ricas caricias y seguiremos en buenas relaciones o sino tendré que buscar mi cinto, que prefieres?

-         No Fer, no quiero que me azotes con tu cinto, te haré las caricias y me iré de casa sin comer.

-         Muy bien putita, ven, vamos hasta el sillón, para que me acomode ahí. Si me acaricias con esmero terminaré rápido, ya verás.

-         Haré lo mejor que pueda Fer.

Daniela se acercó a Fernando, se arrodilló en el piso junto al sillón en donde se acostó él y con su mano derecha tomó la verga y comenzó a pajearlo lentamente, mientras con su mano izquierda acariciaba las piernas de su padrastro, que sonreía al ver sometida a la hija de su mujer.

-         Muy bien chiquilla, así me gusta, sigue así, mmmm, acerca tu cabeza y huélela a ver si te gusta su olorcito, estoy recién bañadito.

-         Estoy bien así Fer.

-         Pero es que yo quiero que te acerques y le tomes lo bien que huele, eso me va a excitar mucho.

-         Bueno Fer, me acerco un poquito

Daniela lo seguía pajeando y acariciando las piernas, al acercar su cabeza para oler la verga, Fernando empujó la cabeza de la joven para pegarla junto a su miembro. Daniela hizo un tímido intento de rechazo pero fácilmente cedió a los deseos de su padrastro.

-         Eso es, muy bien chiquilla, notaste que bien huele, ahora dale besitos, pásale la lengua, a ver como lo haces, te juro que con eso termino enseguida, vamos tesoro, hazlo ya mmmmm.

-         Splast muick mmmm espera Fer, me duele como aprietas mi cabeza, te la estoy besando, te estoy lamiendo, que mas quieres . . .

Daniela totalmente sometida y humillada, le daba besitos y pasaba la lengua por el tronco de la verga negra de Fernando, en medio de sollozos de impotencia.

-         Entonces haz lo que te voy diciendo y terminamos ya, ahora, abre tu boquita y te voy a poner mi verga adentro para que la chupes como lo hacías ayer con tu novio.

-         No Fer, por favor no, no me obligues a eso, no lo voy a poder hacer.

-         Busco el cinto?

-         No Fer, haré lo que me pidas, no me pegues mas por favor, snif snif

Daniela no podía parar de lloriquear y Fernando se agrandaba mas y mas al sentirse dominador de la situación. Por eso no dudó al no hallar resistencia en la boca de la muchacha en introducir su verga y hacérsela mamar. Pero la situación no duró demasiado, ya que a los pocos segundos de tener la verga dentro la boca de Daniela, no pudo contener su calentura y llenó la boca de la chica con su semen caliente y espeso.

-         Glup ajjjj ajjj.

-         Toma, toma puta, traga toda la leche y después me sigues chupando la pija hasta que quede bien limpia, entiendes?

-         Si Fer, me dio mucho asco lo que me hiciste hacer, no lo quiero hacer más.

En realidad a Daniela le había gustado el sabor de la leche y la había tragado con placer, aunque disimulándolo, luego limpiarle la verga, ya un poco caída y blanda le pareció un juego que ella había ganado, que era ablandar el duro tronco de su padrastro.

-         Aquí el que toma las decisiones de que se hace y que no soy yo, me has entendido perra?

-         Si Fer, disculpa por favor.

-         Ahora vete a la escuela, ya me molestas con tus lamentos. Y te prohíbo que te enjuagues la boca, te quedarás todo la tarde con el sabor de mi verga y leche, así me recuerdas y piensas en todas las cosas que vamos a hacer juntos. Entendiste perra?

-         Si Fer.

Daniela se arregló la ropa y se marchó rumbo a sus estudios, mientras Fernando se disponía a degustar la comida preparada por su hijastra, totalmente desnudo. Así fue que lo sorprendió Quique cuando él, luego de haber almorzado, se recostó en el sillón del living a mirar televisión.

-         Pero que haces así sin ropa Fer – le preguntó Quique sorprendido por la escena.

-         Salí del baño y me quedé dormido, disculpa, ya me visto – respondió Fernando mientras se retiraba a su cuarto – ehh, pero que me miras tanto? Acaso te gustan los hombres?

-         No Fer, soy bien macho, pero me impresionó tu pito, lo tienes muy grande y negro.

-         Lo quieres tocar eh?

-         No Fer, que te crees, soy macho te repito.

-         Y que tiene que ver eso. O acaso los tipos no se cogen entre ellos?

-         Si, pero no es mi caso – y totalmente ofuscado se retiró del living hacia su cuarto.


Al regreso de la escuela, Daniela saludó a su hermano y charlaron de cuestiones intrascendentes. A todo esto Fernando seguía en su habitación sin hacer nada como era su costumbre. Allí permaneció hasta que finalmente Quique salió a reunirse con sus amigos, dejando sola a Daniela a merced de Fernando, quien estaba esperando ese justo momento para entrar en acción.

-         Daniela, si ya se fue tu hermano, cierra la puerta con llave y ven a mi lado que te espera un trabajito – le gritó desde su lecho Fernando.

-         Cierro y voy Fer – contestó Daniela con resignación.

Estaba convencida que era mejor seguirle la corriente a que la castigara con el cinto. Además Daniela, estaba medio deprimida por lo sucedido con Matías, quien en todo el día no se había acercado a ella, ni siquiera para preguntarle como la había pasado con su padrastro. Por eso decidió no pensar más en ese ingrato, a quien notó además falto de cojones para afrontar una situación como la vivida. Mejor perderlo que encontrarlo, se dijo y se marchó hacia la habitación de Fernando.

-         Acá estoy Fer.

-         Ven acá preciosa, siéntate a mi lado en la cama y escucha lo que voy a decirte.

-         Si Fer, dime.

-         Tu puedes pensar de mi que soy un sinvergüenza y abusador verdad? Sin embargo si eso hicieras estarías en un error, porque lo que yo estoy haciendo contigo es enseñarte como es la vida, chiquilla.

-         No entiendo Fer.

-         Pues escucha, que pasaría si lo que has hecho conmigo lo hubieras hecho con un compañero de tu escuela u otro chico que puedas haber conocido en una disco?

-         No se, nunca he hecho nada con ninguna persona, de lo que me has hecho hacer tu.

-         Mejor así, porque si lo hubieras hecho los muchachos hacen correr la voz y se cuentan unos a otros, que fulana te hace unas lindas mamadas o te pajea como los dioses, etc. etc. y entonces tu reputación sería hoy la de una chica fácil, me entiendes?

-         Si Fer, entiendo, eso le pasa a Mónica, todos hablan de que ella se la chupa a su novio y a otros chicos también.

-         Eso es lo que te digo y ni que hablar de la gente de tu barrio, que te ve salir con uno y con otro y llegar muy tarde a la noche en distintos autos, me entiendes?

-         Si Fer.

-         Entonces chiquilla, yo te voy a enseñar algunas cosas de la vida y tu las harás acá conmigo, será nuestro secreto por ahora y cuando te guste algún chico realmente, sabrás que hacer con él y en que momento y me tendrás a mi para consultarme. Ok?

-         Si Fer.

-         Bueno muy bien chiquilla, ahora ven y acaríciame mi verga, quiero que lo hagas con ganas, sin lloriqueos y después que esté bien paradita le darás unos besitos y te enseñaré como hacerlo, pero anda, ya empieza a tocármela un poco, si?

-         Bueno Fer.

Daniela metió una de sus manos por debajo de las sábanas en busca del pito de Fernando, cuando lo encontró lo abrazó con sus dedos, corrió la sábana notando como crecía rápidamente. Con su mano libre, acarició el pecho de su padrastro, mientras comenzaba con sus movimientos y miraba ya sin vergüenza, los huevos de Fernando, tan negros como su verga.

Fernando a su vez abrió sus piernas para que Daniela se colocara entre ellas, acostada boca abajo.

-         Ya chúpala mi vida, ponla dentro de tu boquita, vamos mi cielo, mmm...

-         Bueno Fer, glup ajjj, así Fer?

-         Si chúpala de arriba hasta abajo, ida y vuelta, yo te ayudo, a ver – con sus manos a cada lado de la cabeza de Daniela, Fernando acompañaba los movimientos ascendentes y descendentes, pensando en llenarle nuevamente la boca de semen.

-         Glup ajjj glup ajjj, despacio Fer.

-         Chupa puta, chupa y cuando te llegue mi lechita te la tragas toda, sin desperdiciar nada.

-         Si Fer glup glup.

Daniela sintió que Fernando se contorsionaba y se endurecía el cuerpo, notando que estaba por acabarle y acto seguido su boca se llenó de leche caliente que tragó todita y que le entraba a borbotones, que cada vez contenían menos cantidad del espeso líquido.

-         Pero que linda putita que me conseguí – exclamó Fernando sonriente luego de haber acabado en gran forma – me la has chupado divinamente, me has hecho acabar tres veces en menos de 24 horas, seguro que nunca antes habías chupado una verga?

-         Seguro Fer, la tuya fue la primera, solo se la toqué a Matías dos o tres veces antes de lo de anoche, en su auto, pero ni siquiera le hice la paja, seguro Fer.

-         Bueno prepárate pequeña perra, porque conmigo vas a aprender muchas cosas, pero debes darme tiempo a que me recupere.

Daniela no contestó nada, solo se retiró al cuarto de baño para enjuagar su boca. Pensaba en las palabras de Fernando y no se imaginaba cuantas cosas mas querría hacerle hacer él.


Llegado el fin de semana a Cristina le tocaba guardia en el hospital y Quique salía toda la noche con sus amigos. Normal hubiera sido que Fernando, tal era su costumbre se fuera a un bar a beber hasta perder el conocimiento y que Daniela saliera con su novio. Pero este fin de semana Fernando no quiso salir, prohibiéndole a Daniela la salida. Para ella tenía otros planes.

-         Y por que no sales tú también Fer, mi mamá no dice nada cuando te vas de noche con tus amigos.

-         Es que no comprendes? Me quedo en casa porque alquilé películas para que veamos juntos.

-         Pero yo quedé en reunirme . . .

-         Pero nada, tu no sales y te quedas a hacerme compañía, está claro? – gritó Fernando.

-         Está bien Fer, pero solo a mirar películas, nada más que eso.

-         Ok, mientras busco los DVD, tú trae una botella de licor.

-         Si Fer.

-         A esta Por que motivo no puedo salir a bailar Fer?

-         Es que acaso piensas que no fui a tomar licor para quedarme a ver televisión solo en esta casa?

  • Pon esta película y siéntate a mi lado, esto que verás ahora es un instructivo para ti.

  • Está bien Fer.

Se instalaron ambos en el sillón del living, frente al aparato de televisión, Fernando le pidió a Daniela que bajara la luz y comenzó la proyección del DVD. Se trataba de una película porno, que hizo sobresaltar a Daniela, ya que no esperaba en lo más mínimo ese tipo de film.

  • Y bien que esperabas ver, una película educativa? Y bueno, eso es lo que vas a ver y a aprender lo que hace la gente adulta. Pero dime, nunca has visto una?

-         Si Fer, he visto con mis amigas, pero jamás le presté demasiada atención, solo lo hacíamos para reírnos de las escenas que veíamos.

-         Pues hoy no te vas a reír, vas a aprender lo que se haga y luego practicarás conmigo.

-         No Fer, ahora mismo me quiero ir, me voy de esta casa, no vuelvo más, esto no lo voy a poder soportar.

-         Muy bien, ve a juntar tu ropa y fuera de esta casa, ya mismo.

Daniela se levantó para ir hasta su cuarto a buscar algo de ropa y Fernando, al mismo tiempo, se dirigió a su dormitorio a buscar su cinto. Luego fue hasta el de Daniela, entró sin pedir permiso encontrando a la joven recostada en su cama, dándole la espalda a él. Fue sin avisarle que le descargó el primer cintazo y después otro y otro.

-         Ayyyyy, pero ayyyyy para salvaje, no me pegues por favor, ayyyy.

-         Te vas a ir, pero antes te voy a marcar todo el cuerpo, de eso no te quepa duda.

-         Noooo, basta, me voy a portar bien, quiero ver la película contigo, perdona, ayyy.

-         Pues ven al living y te sientas a mi lado y guay que te vuelva a escuchar decirme no a algo que yo diga puta de mierda.

Comenzó la película, se trataba de una joven que visitaba a dos amigos y todo lo demás no es necesario relatar. Fernando, totalmente excitado, había sacado su verga fuera del pantalón, para que Daniela la acariciase y pretendía luego una mamada como la de la película.

-         Mira perra, como se chupa una pija, así me tienes que hacer tu a mi, aprende.

-         Está bien Fer, no me trates mal, voy a portarme bien – Daniela no podía para de sollozar por los cintazos recibidos, que habían marcado toda su espalda y piernas.

-         Entonces a chupar y quiero que lo hagas bien, con ganas – Fernando estiraba sus manos para acariciar todo el cuerpo que ahora tenía a su entera disposición.

Cuando llegó con sus manos a la entrepierna, notó que Daniela se esforzaba con su boca y lengua, moviéndose rítmicamente arriba y abajo, entre y saca como queriendo apurar su eyaculación. Y tanto se movió que Fernando no pudo aguantar y descargó el torrente de semen dentro de la boca de Daniela, que logró con esto que su dominante se relajara y empinara otra vez la botella de licor.

La película continuaba y no se le prestaba demasiada atención, hasta que las escenas fueron cambiando y también el tamaño de la verga de Fernando que Daniela veía que crecía sin que ella pudiera hacer nada para evitarlo.

-         Pues ves como me crece mi verga, es porque pienso en ti y te quiero tener desnuda a mi lado, que solo te he visto las tetas hasta ahora.

-         Pero yo no quiero que me veas Fer, soy virgen, nunca he hecho nada, no me pidas eso, por favor Fer, pídeme lo que quieras, pero eso no, snif snif snif – Daniela suplicaba entre suspiros y llanto, algo que difícilmente podría lograr.

-         Te voy a dar a elegir, por adelante o por atrás, pero algo haré contigo.

-         Nooo, Fer, no por lo que más quieras Fer.

-         Mira chiquilla, no me cuesta nada continuar con el cinto . . .

-         No Fer, está bien Fer, por favor te pido que . . .

-         Escucha tonta, hoy me agarras en una noche buena, además me la chupaste muy bien y eso tengo que premiarlo. Te diré lo que voy a hacer contigo.

-         Dime Fer.

-         Vas a desnudarte totalmente y te vas a ir a acostar a tu cama y me esperarás hasta que yo llegue y prometo no penetrarte, al menos hoy, mañana no se.

-         No me vas a penetrar Fer, acepto, acepto lo que quieras hacer conmigo Fer, pero cumple tu palabra.

-         Ya ve y acuéstate desnuda y espérame perra.

Daniela fue a su cuarto y cumplió lo que Fernando le pidió y esperó pacientemente hasta que él se presentó, en las mismas condiciones que estaba ella, desnudo.

Se colocó a los pies de la cama, colocó una mano en cada pie de Daniela y los separó todo lo que sus brazos permitieron, de forma que las piernas quedaron completamente abiertas. Luego entró a la cama gateando y puso su cabeza a 10 centímetros de la concha de la joven. Olfateó el aroma que emanaba y sacando su lengua en punta la pasó por toda la zanja, desde el clítoris hasta alcanzar el orto, levantándole los muslos para poder llegar con su lengua hasta el marrón. Repitió el pasaje con la lengua una y otra vez, deteniéndose a jugar con el clítoris primero, con el orto después, alternando, besando y chupando la entrepierna hasta que sintió que el cuerpo de Daniela se contorsionaba, que su cara se mojaba con los fluidos que salían de esa concha caliente, tras el avance de un orgasmo que dejó salir los gemidos reprimidos durante tanto tiempo, gemidos y jadeos de mujer satisfecha.

Fernando se dio cuenta que no podía despegar su cabeza del sexo de Daniela, porque ésta lo presionaba fuertemente para que siguiera con lo que estaba haciendo. Fernando sonreía ahí, abajo, entre las piernas de Daniela, mientras trataba de absorber esos flujos maravillosos que se desprendían de su chiquilla.

Cuando logró separarse, subió hasta ponerse a la altura de Daniela y mirándola a los ojos le preguntó:

-         Como resultó esta experiencia para ti chiquilla?

-         Maravillosa Fer, nunca he tenido un sentimiento de placer semejante, creí que flotaba en el aire.

-         Puedes confiar un poco mas en mi ahora?

-         Si Fer, haré todo lo que me pidas, es promesa.

-         Te quiero penetrar ahora mismo, me lo permites.

-         Soy virgen Fer, solo cuídame mucho, soy tuya.

-         Confía en mi, pequeña perra.

Fernando se levantó y fue hasta su cuarto en busca de crema relajante, para untar su verga y también la cachucha de Daniela. Una vez que la tuvo bien preparada, comenzó a presionar con un dedo, también lleno de crema, penetrando dentro de la joven lentamente, un poco adentro y afuera, hasta que pudo entrar totalmente. Luego se arrodilló entre las piernas de Daniela y le pidió a ella que guiara su pija hasta la entrada de la cueva y así lo hizo y de a poco, fue penetrándola muy lentamente, por los quejidos de dolor que soltaba la muchacha y algunas manchas de sangre que pudo ver en la cama.

-         Ajjjj ayyyy ajjjj Fer me duele, me duele mucho, el dedo apenitas, pero tu pito es muy grande Fer, ajjjj ajjjj.

-         Aguanta pequeña perra, ya verás como te gusta, me pedirás que te coja a cada momento, ya lo verás perrita.

-         Si Fer, yo aguanto Fer, pero ajjj despacito Fer.

Despacito despacito Fernando se la fue metiendo hasta llegar al fondo, entre jadeos, suspiros y lamentos.

-         Ayyy Fer me duele mucho, ya no aguanto más Fer.

-         Te la saco entonces perrita, quieres que te la saque?

-         No Fer, no la saques, me duele mucho, pero la quiero sentir adentro, mmmm

El dolor que sentía Daniela era inmenso, era su primera vez que siempre es doloroso, pero Fernando sabía hacer las cosas, tal vez lo único que sabía era tratar a las mujeres, por eso la joven no quería quedarse sin la verga en su interior.

-         Si, mejor te la saco y descansamos un poco.

-         No Fer, no quiero que me la saques, Fer, no.

-         Entonces te voy a coger un poco más fuerte, para que sientas lo que es tener una verga adentro.

-         No Fer, despacito, mmm...

Fernando comenzó con un mete y saca primero suavemente y luego fue aumentado su intensidad hasta arrancar gemidos que se transformaron en jadeos de goce y felicidad, Daniela clavaba las uñas en la espalda de Fernando, estaba totalmente desenfrenada y entregada al macho que se la estaba cogiendo.

-         Si Fer, así Fer, quiero sentir lo mismo que hoy Fer.

-         Lo que tu quieres es acabar, entonces pídemelo puta.

-         Quiero que me hagas acabar Fer, por favor Fer, mmmm ahhhhhh.

-         Vas a ser mi puta?

-         Si Fer, soy tu puta Fer, mmmm ahora Fer, dame mas Fer, ahora, ahhhhhh.

-         Acabaste yegua? Quien manda acá?

-         Acabé Fer, mandas tu Fer, háceme lo que quieras Fer, soy tuya Fer.

-         Ya lo se, eres mía y te puedo asegurar que voy a gozar de ti tanto que no podría decírtelo. Vas a ser mi puta, solo mía, mmmmm.

Y tras la acabada de Daniela, llegó el polvo de Fernando, que hasta ese momento no había dado un solo beso de lengua a su chica, dado las características de la relación que los unía.

Este fue el comienzo de una relación de amor filial, dominación, sumisión y mucho mas que prometo mejorar con cada entrega.

Marcela ( marce459@live.com.ar )