Cuerpos mojado

Cuando me le coloque y el fino cordoncillo se me incrusto entre las nalgas no pude reprimir un sonrisa. Vaya espectáculo le estaba dando a mi hermanito

Cuerpos Mojados

Cuando me le coloque y el fino cordoncillo se me incrusto entre las nalgas no pude reprimir un sonrisa. Vaya espectáculo le estaba dando a mi hermanito

Me llamo Lucía, acabo de cumplir diecisiete años y vivo con mi madre con mi hermano, ya que mi padre nos abandonó. Mi madre trabaja muchísimo para sacarnos adelante a mi y a mi hermano, que tiene quince años. Yo estoy acabando el bachillerato pero intuyo que no podré ir a la universidad, lástima. Tendré que trabajar duro. Estábamos en junio, los exámenes y la terrible selectividad ya estaban hechos y yo me disponía a salir de fiesta con mis amigos y compañeros.

Físicamente soy bajita, pelo rizado y moreno bastante largo, ojos almendrados oscuros y unos labios carnosos que son mi mayor orgullo. Mis senos no son muy grandes (aun soy joven y pueden crecer:) pero le se sacar partido cuando me pongo un buen escote. Mis piernas y mi culito están muy trabajados ya que hice atletismo durante varios años. Aunque este mal decirlo por mi parte, tengo un culo de impresión.

Estaba preparándome para salir, como ya he dicho. Saqué del armario un top blanco de escote pronunciado. Me gusta mucho este top. Me levanta las tetas y las aprieta, lo que hace que este muy sexy. Come me deja el busto muy apretado no me iba a poner sujetador. Para abajo escogí una minifalda blanca tambien que me queda muy bien y realza mis piernas. Zapatos de tacón alto negros y un bolso negro eran mis complementos. A juego con ellos iba mi tanga negro.

Antes de salir me iba a duchar. En esas estaba cuando entró mi madre para despedirse (Tenía que trabajar de teleoperadora hasta las tantas de la madrugada) "Hay cariño ya sabes que no me gusta esa ropa tan provocativa" La calme diciéndola que es lo que se lleva ahora y que no pasa nada. Pareció complacida pero puso mal gesto cuando vio el diminuto tanga. Espero que no notase la ausencia de sostén. "Hay que vamos ha hacer con esta juventud" Me dio dos besos y se marcho.

Fui pues al baño. En esas estaba, enjabonándome las tetas y el vientre cuando noté que la puerta se abría y que alguien entraba. "Lo siento Lucy pero no puedo aguantarme" Era mi hermano que había entrado, levantó la tapa del excusado y estaba meando. "No tardo nada" Agregó. Lo cierto es que cuando entro yo tenía la cortina corrida ha la mitad, por lo que me vio completamente desnuda enjabonándome las tetas. "Date prisa" le chille mientras corría la cortina.

Él ya me había visto en pelotas, así que yo tenía derecho a verle a él ¿o no? Como quien no quiere la cosa me asomé un poquillo y le vi la colita. Bueno colita, era una polla más grande incluso que la de mi novio. Me sorprendió mucho, hacía años que no le veía desnudo (de cuando nos bañábamos juntos) y le había crecido bastante. Me vio. "Eh ¿Qué miras tú?" agarró la cortina y dio un tirón. No fue un tirón fuerte pero si que me volvió a dejar con mi cuerpo al aire. Agarre la cortina y tire con todas mis fuerzas. Crac, el palo que sostenía la cortina cedió, el chisme de la ducha se cayó al suelo y empezó a echar agua a todas partes y la cortina se desplomó por los suelos.

Alex, que así se llama mi hermano, la agarró como pudo y yo me agache al suelo para agarrar la regadera de la ducha. En los vaivenes, recordad que el había estado orinando hasta hacía unos segundos, justo cuando me estaba levantando di con mi cara en toda su polla, me escurrí por el suelo y quedé tumbada en medio de la bañera. Gracias a Dios no me pasó nada. El cabrón de mi hermano se me quedó mirando y cuando vio que no me pasaba nada se descojonó de la risa. Le agarré la cortina y me la eche por encima para taparme. Le grité que se fuera cuando ya estaba cerrando la puerta.

Vaya mal rato que pase. Estaba todo perdido de agua. Acabé de quitarme el jabón y me puse la toalla. Salí del cuarto de baño y me fui a mi habitación. "Alex ves a recoger el baño" ordené. No se le veía por ningún lado. Cerré la puerta de mi habitación y empecé a secarme. La verdad es que parte de la culpa era mía, por mirarle el pene a mi hermano. ¿Pero en qué estaba pensando? Malditas hormonas.

Y mientras me secaba las piernas oigo un ploc, ploc, ploc. Alguien, mi hermano, llama a la puerta. "No pases que estoy desnuda". La puerta se abre unos centímetros. "Que no pases" le chillo mientras me ato la toalla alrededor del cuerpo, con las prisas el nudo no me queda muy bien. Veo como entra mi hermano con la cabeza gacha, no quiere verme. "Veras Lucy, siento mucho lo del baño antes. Ya lo he recogido todo y solo quería hablar contigo".

"Largo, me estoy vistiendo y entras como Pedro por su casa. Vete, tengo prisa." El pobre se me queda mirando un poco apesadumbrado. Me siento un poco incomoda, esta sudando de haber recogido lo que yo he manchado y encima viene a pedirme perdón y voy yo y me pongo como una histérica. Noto un calambrazo en el clítoris. "Anda quédate un rato que hace mucho que no hablamos tu y yo".

Y allí estoy, hablando desnuda (a excepción de la toalla) con mi hermano. Hablamos del instituto (vamos al mismo) de los amigos y finalmente de novios y novias. El sabe que yo tengo novio, le conoce aunque se llevan bastante mal. Sin embargo yo nunca le he conocido una relación amorosa a mi hermano. Estoy intrigada y trato de sonsacarle algo. "Vamos no me digas que con quince años y con esa carita de niño bueno aun no tienes novia" Le digo. "Bueno, novia novia, no es. Es como una amiga." Le noto que habla muy incomodo y que se sonroja.

"Y ¿Cómo de amiga es?" "Bueno yo… estoy incomodo hablando contigo de esto. Eres mi hermana mayor y ya tienes experiencia…" me quede un poco cohibida. Efectivamente, ya tenía experiencia en el sexo con mi novio, una noche que mi madre estaba trabajando y mi hermano durmiendo nos acostamos en mi cuarto, en la misma cama que ahora ocupaba mi hermanito. "Experiencia yo. ¿Qué quieres decir?" lo solté todo muy rápido después de levantarme de la cama. El nudo de la toalla se deshizo y se me calló unos centímetros dejando ver toda una teta. Rápidamente me volví a anudar la toalla.

"Veras yo es que os vi…" tenía los ojos muy abiertos. Sin pensármelo dos veces le solté un bofetón. El nudo de la toalla se volvió a desaflojar mientras me sentaba en la cama. "Escúchame Alex, no se lo puedes decir a mama. Si se entera me castigara y la única opción de ir a la universidad que tengo se desvanecerá. No le puedes decir nada." Se lo dije muy seria, pero otro calambrazo me sacudió el clítoris. Empezaba a notar humedad en mi conchita.

Entonces creo que las hormonas o lo que fuera, incluso la lascivia, me tomaron. Justo ese era el momento de echar a mi hermano y vestirme. Me levanté y cuando le iba a gritar Largo algo me retuvo. "Está muy verde" pensé. "Seguro que no ha besado nunca a ninguna chica. Y si le alegro el día ¿estaría mal?" mi capacidad de razonar se agotó y, ante su atónita mirada, me despojé de la toalla.

Apenas si le miré de pasada y le vi con los ojos muy abiertos y la boca ligeramente abierta. Un espasmo de su mano me indico que a punto estuvo de tocarme. Me dirigí al montoncito de mi ropa antes descrita. Estaba perdiendo los papeles. Cogí mi tanguita y me puse en posición de noventa grados, con mi culito y mi conchita apuntando a mi hermanito. Lentamente pase primero una pierna y luego la otra y después me subí la prenda lentamente, tal y como había visto en las películas. Cuando me le coloque y el fino cordoncillo se me incrusto entre las nalgas no pude reprimir un sonrisa. ¡Vaya espectáculo le estaba dando a mi hermanito!

Bueno, había que dar un paso más ¡Seguro que le encantaba! Agarre el top y se lo tire. "Anda hazme un favor y ayuda a ponérmelo" Levanté los brazos y esperé a que me lo colocara. Pero no lo hizo. Estaba quieto, sentado en la cama con el top agarrado de la mano y la boca un poco abierta. "pero si… ¿y el sostén?" articuló el pobre. Parecía que no se lanzaba aun. Si que estaba verde. "Es que si me pongo sujetador luego me molesta para bailar, así estoy mucho más libre" Su rostro era un poema. Pero le dio algo de valor.

Se puso en pie y se acercó con el top de la mano. Sonreí, levanté los brazos y cerre los ojos. Ahora si que noté sus manos recorrer suavemente los brazos, noté como el top se enganchaba ligeramente con la cabeza y noté como mi hermanito posaba sus manos en mis dos tetas mientras bajaba la delicada prenda. Después me acarició la barriguita y noté como su mano se quedaba a las puertas de mi tanga. Al fin y al cabo no era de piedra.

"Hermanito tu crees que el tanga esta bien colocado" Se animó un poco y note su mano acariciar mi conchita por encima de la tela. Su otra mano no perdió el tiempo, la note recorriendo mi culo para cerciorarse de que estaba bien puesto el tanga ¡Cómo iba a estar mal! Noté su mano ahora por dentro del tanga acariciar mis labios. Abrí los ojos. Dudé. Una cosa era enseñarle las tetas al novato y otra era dejarle que me masturbara. "Esta mojado" dijo mi hermano, levantó la cara y se me quedo mirando. El aire parecía faltarle. Se sentó en la cama. Pude ver como una pequeña mancha aparecía en su entrepierna. El también lo notó, me miro y salió corriendo.

Vaya noche que pasé. Como ya he dicho, habíamos quedado toda la clase para celebrar que por fin se acababa la selectividad. Como mi novio no conocía a prácticamente nadie pasé con él toda la noche. Al principio fue muy bien: bailamos, bebimos y nos lo pasamos muy bien. Pero el sieso de mi novio no estaba para muchas alegrías esa noche. Le hice alguna que otra proposición indecente y me rechazó. Por suerte para mi calentura, estaba allí Rodri.

Íbamos juntos a clase desde siempre, y desde siempre había estado colado por mí. A mí nunca me había gustado, no era feo pero tampoco guapo. Del montón se suele decir. Pero aquella noche estaba bastante mono: pelo corto y de punta, camisa blanca con rayas azules y amarillas y un torso torneado en el gimnasio. Él estaba mono y yo salida.

Empecé a bailar a su lado, le gustó y se puso cerca de mí. Algunas veces he de decir que le provocaba un poco y él estaba acostumbrado a esos escarceos. Que si una palmadita en el culete, un rozamiento accidental… una vez, cuando íbamos a cuarto de la ESO, le enseñé una teta en la piscina del colegio. Me miró un poco asustado y tal, pero le gusto. En el fondo soy un poco exhibicionista.

Como digo, empecé a bailar cerca suya, me acerqué por detrás y le di una palmadita en el culo. Se volvió algo nervioso pero al verme se relajó "Ah eres tú, Lucy" Le sonreí. Comenzamos a bailar al son de la música. Cuando acabó la canción me acerque a su oído y le susurré "Hoy es tu día, me apetece hacerte el amor, llévame" Me cogió de la cintura y me metió toda la lengua. Fue un beso sensacional, y no llevaba tantas copas encima

En ese momento noté que me cogían del pelo y tiraban. Parece que mi novio no estaba cómodo en la fiesta, me sacó a empujones (nadie, excepto Rodri) se dio cuenta porque la música volvía a sonar. Me sentí fatal. Por una parte ¿Quién coño era él para tratarme así? Pero claro, es que me estaba besando con otro en sus narices. Me subió a su coche (un ford focus que ya habíamos probado) "Pero tu qué te has creído, ¿crees que puedes besarte con otro en mis narices? Maldita sea. Te llevo a tu casa para que se te pase el calentón"

Así hizo. Y vaya si tenía un calentón. Me dejó en la puerta y se fue. Entré en casa. Primero miré si había llegado mi madre. Allí estaba, durmiendo en su cama. Eran las cuatro de la madrugada así que lo mejor que podía hacer era irme a la cama. Pero antes decidí ir a la cocina a beber un poco de agua. Ahora, visto con perspectiva, diría que ese vaso de agua cambió mi vida. Abrí la nevera, me serví un vaso de agua y me lo bebí. Entonces oí un ruido, apenas lo escuche pero me dejó parada. Era un gemido.

Venía de la habitación de mi hermano. Escuche desde detrás de la puerta. Sí, era un gemido. Alguien hablaba en inglés. Entré y me encontré a mi hermano desnudo y en el monitor de la pantalla a una rubia mientras cabalgaba a un negro enorme. "Lucy yo…" antes de que siguiera cerré la puerta. ¡Mi hermano se estaba haciendo una paja y le había jodido todo el rollo. Otra vez ese maldito escalofrío en el coño. Entré de nuevo. Él estaba en la misma posición, no se había movido un ápice.

Antes de que hiciera nada, me acerqué a él y le agarré la polla. La tenía férrea, apuntando al cielo. Se puso algo nervioso, masculló un indeciso "Lucy qué haces, mama esta en casa" y se dejo hacer. Rápidamente lo levante de la silla y lo tumbé en la cama. Me metí toda la polla en la boca y comencé la mejor mamada de mi vida (hasta entonces sólo llevaba tres) Estaba ya muy excitado así que no tardo en correrse en mi cara. Le dejé la polla limpita y me tumbé en la cama yo también. El estaba ahí quieto, sin hacer nada. ¡Más que sangre parecía tener horchata coño!

Me despojé de la ropa quedando en pelotas y le agarré de la manita. Se la puse tiernamente en mi conejito. Empezó a jugar. Yo quería más. Le hice recostarse junto a mí y puse mi mano sobre la suya, guiándole. Poco a poco se soltó y comenzó a hacerlo bien. Al final se lanzó, agachó la cabeza y hundió su lengua en mi cuevita. Lo hacía muy bien, excitaba mi clítoris y luego jugaba con el resto de mi concha. Me estaba volviendo loca, algún gemido se me escapó. Él parecía estar disfrutando más que yo. Por fin tuve un orgasmo, arqueé la espalda y empujé la cabeza de mi hermanito contra mi coño. Ah, que gusto sentía. Se incorporó y me besó en la boca, sentí mi sabor ligeramente salado.

Pero yo quería más. Su pene volvía a estar erecto, lo tiré encima de la cama y me acoplé encima de él. Estaba tan mojada que me entró fácil. Comencé un lento mete-saca que le tuvo que encantar, de hecho era lo mismo que estaba haciendo la rubia del monitor con el negro, y él lo estaba viendo.

Poco a poco aceleré el ritmo, me sentía en la gloria. Al fin toda la tensión de la tarde se había pasado. Él también empezó a gemir suavemente. No quería acabar tan pronto así que me levanté y me puse en el suelo a cuatro patas. Entendió el mensaje. Se puso detrás de mí y me penetro por detrás. Sus manos agarraron mis pechos. Quité las manos del suelo y me puse erguida, ladeé mi cabeza y le di un beso. Él seguía con el mete-saca, ahora frenético. Estaba a punto de irme, y creo que el también. La puerta de la habitación se abrió y apareció mi madre.

Allí se quedó, en el umbral, quieta, con la boca ligeramente abierta. Yo ya estaba muy caliente como para parar, y mi hermano no estaba mejor que yo. Así seguimos unos minutos, él agarrándome las tetas y penetrándome por detrás y yo gimiendo como una perra. Y mi madre allí se quedó hasta que por fin me vino el orgasmo y me corrí. Las contracciones de mi vagina debieron gustar a mi hermanito porque sentí como agarraba fuertemente mis tetas y lanzaba gemiditos a la noche, señal de que él también se estaba corriendo.

Después de acabar me levanté, recogí mi ropa (a excepción de el tanga, que dejé olvidado como recuerdo para mi hermano) y salí de la habitación completamente desnuda. Mi madre me dejó pasar, con la boca aún abierta de la sorpresa