Cuero y botas

Mi fetiche siempre ha sido el cuero y las botas. Así que un día me forré de cuero y botas y fuí a un bar donde encontré...

PAR DE BOTAS

Era una de esas noches comunes de fin de semana en un antro cualquiera de la ciudad.

El lugar, un bar abarrotado de gente, lucía todo menos divertido. Ahí acudían en su mayoría cabrones cuya facha era todo menos afeminada. Rudos motociclistas enfundados en mezclilla, chaparreras de cuero chalecos, guantes y sendas botas deslustradas y gastadas. Traileros con pinta de osos que buscaban todo menos compañía de una mujer. Chacales buscando jóvenes presas inexpertas pero no por eso menos toscas.

Yo esperaba en la barra, observando los mismos cuerpos de siempre, los mismos rostros, ajados, lujuriosos, poco excitantes.

En mis cavilaciones estaba, cuando de repente noté algo diferente, algo nuevo, algo que me hizo sentir escalofríos. Un delicioso cuerpo atlético enfundado en piel. Alto como de 1.75, moreno con gafas negras, guantes y gorra de cuero y un sexy y poblado bigote.

Tan excitante, tan lujurioso, que podía sentir el calor emanando de mis entrañas.

El pantalón de cuero negro combinaba perfecto con una camisa de corte policiaco del mismo material, ambos hacían relucir unos bien torneados y duros músculos, especialmente en la parte de las nalgas, tan belicosamente revestidas de ese material celestial: cuero. Las manos enfundadas en guantes del mismo material sostenían su cerveza por un lado, y el rico bulto que se apreciaba por el otro, en una pose tan provocadoramente sugestiva que no resistí la tentación de acercarme a arriesgar el todo por el todo. Lo que me llevó completamente a la acción fueron ese par de hermosas botas vaqueras negras, relucientes que enfundaban sus pies de manera misteriosamente excitante.

Baste decir que necesite mis mejores técnicas de ligue contigo para que en un lapso no muy corto estuviésemos atravesando el umbral de mi apartamento.

Sin mas rodeos comencé la faena con mi nuevo amigo.

  • con esos pantalones de cuero te ves delicioso cabrón-

  • A tus órdenes -. Respondiste. –Me encanta como te ves así- dije.

Y acto seguido empecé a lamer todo su cuerpo forrado en cuero, esas enormes piernas que tenía y esas nalgas que se dibujaban redondas, firmes y deliciosas y que forradas en cuero lucían deliciosamente comestibles. Poco a poco lo fui despojando de tu camisa, no sin antes mamar tus pezones y mordisquearlos. Desabotoné el pantalón, bajé el zipper y salió a relucir su delicioso miembro enfundado en una tanga de piel. Me deshice del pantalón y solo le deje en sus ricas botas vaqueras, relucientes y muy picudas, altamente cachondas, además de su tanga de cuero.

Al pedirle que se diera vuelta para disfrutar sus nalgas me di cuenta que no era propiamente una tanga, sino un jock que dejaba al descubierto su húmedo culito.

Me arrodille frente a él y comencé a darle una buena mamada, metiendo lo mas profundo posible mi lengua abriendo con mis manos enguantadas sus nalgas para mejorar la penetración. Mientras mantenía lubricado su ano, también me agachaba constantemente a lamer sus botas vaqueras, mi mas grande fetiche que me hacia querer tenerle para mí por mas tiempo que solo unas cuantas horas.

Sus huevos estaban rasurados así que decidí mamarlos también, alternándolos con sus botas, al igual que con su delicioso y grande pene, que por fin había emergido de entre el jock de piel. Después de un rato continué mojándole el culo, pues deseaba mucho clavarte la punta de mi bota antes de enterrarte por completo mi verga.

De repente, se tiró al piso, a lo cual comenzó a lamer mis botas con frenesí. Yo me puse de pie y le observe chuparlas, así que las movía continuamente para que no quedara un solo lugar sin lamer, pues las quería lustrosas. En un rato ya estaba pegado a mis huevos, rasurados también, y a mi pito jugoso que no dejaba de lubricar, comiéndose cada una de las gotas que brotaban de el.

En un momento me pidió sentarme en el sofá quitando mi pantalón y mi tanga de cuero, dejándome solo en botas vaqueras picudas con casquillo de metal.

Sujetándome por los tobillos levantó mis piernas dejando al descubierto mi hoyito, comenzando a mamarlo y a comerlo, alternando con mis cojones y mi verga y aprovechando mis piernas al aire para lamer mis botas y poder comerme las nalgas.

El éxtasis me impidió darme cuenta que de pronto ya estuviera en mi pecho mordisqueando mis pezones, montado sobre mi pubis, mientras mi dedo, perfectamente ensalivado acariciaba el ojete de su culo.

Quise llevar mas allá la sensación y le pedí esperara, poniéndome de pie y caminando a mi habitación. Después de unos minutos salí con mis piernas enfundadas en unas hermosas chaps de negra piel, lo mismo que un chaleco y guantes.

Él yacía sobre el sofá boca arriba y le acerqué dos dedos enguantados a la boca los cuales empiezó a lamer completamente, para después yo poder pasarlos sobre sus pezones, acariciándolos y apretándolos y terminar recorriendo su pecho.

Se incorporó pidiendo nuevamente que me sentara y se metió mi verga en su boca, mamándola vorazmente, dejándola bien ensalivada, para después, colocarme un forro y tomarla con su mano y clavársela en el ano, yo le acaricié las nalgas con las manos enguantadas y poco apoco empiecé a masturbarle, pues deseaba que sintiera el calor de mis manos con cuero sobre su verga. Tomo mis bolas masajeándolas, mientras tomó un rítmico movimiento de sentones sobre mi pito macizo.

En un momento determinado, se salió y se puso en cuatro patas sobre el piso y me pidió que lo penetrara en esa posición, pues deseaba que le bombeara con fuerza, así que montándome sobre mi potro salvaje, mientras me sujetaba bien sobre su espalda le ensarté mis 18 cm y comencé un frenético mete y saca mientras frotaba mis chaps y mi chaleco de cuero por toda tu espalda.

Mis botas estaban frotando sus piernas y mis manos forradas de cuero acariciando todo su cuerpo moviéndome agitadamente y frotando todo mi cuero sobre él.

-siiii....asiiii... hasta el fondo... lléname...!!!!!- gritó.

Mi verga seguía entrando y saliendo frenéticamente hasta el fondo de su culo sintiendo como nuestro sudor nos empapaba a los dos...un sudor con olor a cuero y botas...

Así disfrutando los dos, saqué mi verga de su culo con un gemido de protesta de su parte y ayudándole a incorporarse, lo tomé de la mano y lo conduje a mi recámara.

Al llegar allí, se sorprendió al ver sobre la cama con cubierta de piel, otro chaleco y otras chaps de reluciente cuero negro.

Sin necesitar palabras, las tomó y comenzó a ponerse las prendas. Cuando estuvo listo giró a verme y sólo atiné a abrazarlo y comenzar a besarlo, recorriendo con mis manos con guantes todo su atlético cuerpo cubierto con cuero.

Fue deslizando su cuerpo hacia abajo besando y lamiendo mi cuello, mis tetillas, hasta llegar a mi verga que estaba durísima y comenzó a mamarla nuevamente. Me giró haciendo que me echase sobre la cama y comenzó a comerme las nalgas abriéndolas con sus manos enfundadas en guantes hasta llegar a mi ano que se abría y cerraba como flor en primavera y enterró su lengua ávida en él, mientras acariciaba mis piernas y botas.

La sensación me llevó hasta el éxtasis haciendo que le suplicara que me perforara con su herramienta de 20 cm de carne dura y babeante. Así que se puso un forro y me ensartó de un solo golpe. Mi culo se encontraba tan dilatado por su lengua que sólo sentí placer al recibir semejante barra. Se mantuvo serruchando mi culo por cerca de 15 minutos mientras me besaba y frotaba su cuerpo sobre el mío, su cuero sobre el mío...

Yo me encontraba cada vez más caliente y mi verga dura pedía guerra nuevamente. Al notarlo se salió de mi culo y se recostó sobre la cama, levantó las piernas y me ofreció ese culo delicioso, así que sin tardanza me coloqué otro forro y colocando sus pies con botas sobre mis hombros, lo ensarté enterrando mi verga de una sóla vez. Él solo gimió al sentirla y comenzó a acariciarme mientras comencé un mete y saca cada vez más violento y frenético, mientras lamía sus ricas botas.

Mi calentura y sentir como su hoyo caliente apretaba mi verga, me hizo estar en poco tiempo, listo para venirme, sí que le dije:

  • Me vengo!!!

  • Échalos en mi culo!!!! Llename con tu leche !!!!

Así que exploté dentro de él, lanzando 5 trallazos.

Me derrumbé sobre él, y sentí su verga dura como hierro sobre mi vientre, así que me salí de él.

Se levantó y me tumbó sobre la cama, se coloco sobre mi y me dió a mamar verga, que estaba super dura... jugosa...palpitante y con sabor a cuero por haber estado en contacto con nuestros cuerpos.

Mi lengua fue recorriéndola ansiosa, saboreando cada centímetro de dura, erecta y palpitante piel y recolectando las gotas de precum que se abrían paso en su glande, mientras sus manos acariciaban mi pecho y mis tetillas forradas con el chaleco de cuero además de mis botas y mis piernas enfundadas en las chaps, relucientes por su saliva.

Levantó mis piernas y recorrió también mis nalgas acariciando mi ano tibio con sus manos con cuero, que palpitaba pidiendo un poco de carne ...

Mi culo se abría y cerraba al contacto de sus dedos...

En un momento dado me giró y quedé con el culo expuesto y con mis manos enguantadas abrí mis nalgas dejando al descubierto mi ojete sonrosado, húmedo, listo para ser saboreado. Sin pensarlo dos veces, sin que yo se lo pidiera, me metió su húmeda lengua acariciando primero lento y suave. Pero su lengua fue abriéndose paso en mi culito hasta ir entrando cada vez mas.

Y al sentir como me estremecía cada vez que su lengua entraba y yo gemía pidiendo más, cada vez me dijo:

  • ¿Quieres verga papi?- con una voz muy sensual.

  • ¡Claro que quiero cabrón!- le grité y le pedí que me la enterrara ya pues no aguantaba más. Acomodó la punta de su gran verga después de colocarse un forro... y me la metió de un solo envión!

  • ¡mmmmm , delicioso!- exclamó.

Yo sólo gemía pidiendo que eso no acabara nunca...

La sensación era indescriptible. Los dos sentíamos en nuestros cuerpos el sudor...el olor de botas y cuero...

Me giró sin sacarla y coloqué mis piernas con chaps y botas sobre sus hombros y me besó metiendo muy profundamente su lengua en mi boca mientras yo acariciaba su espalda y sus piernas sintiendo el cuero y mi verga otra vez dura.

La cogida cada vez era más intensa mientras anunciaba fuertemente su enorme venida...

El cuero de mis chaps y chaleco frotaba su cuerpo y mis guantes apretaban sus huevos, y sus pezones.

Y dijo al fin: - ¡!!mi rey, estoy por acabar!!!!

  • ¡¡¡lléname el culo de leche papi!!!- rogué- y con un gran alarido comenzó a descargar trallazos y trallazos de leche...empecé a sentir la descarga y mi culo apretó su verga ordeñándola, y mis manos enguantadas ordeñaron la mía haciéndome venir nuevamente.

Y se derrumbó sobre mí.

Al hacerlo percibí el olor a sudor y cuero que cubría nuestros cuerpos.

Nos abrazamos, besamos y acariciamos mientras nos quedamos dormidos.

Al despertar, noté que estaba solo. Me levanté sobresaltado pues las prendas que le había prestado no estaban por ningún lado.

Mi primer pensamiento fue que había sido robado, cuando reparé en una nota en la mesa de la sala que decía:

"Perdón por salir sin avisar, pero tenía algo que hacer. Te veo en el bar para devolverte tus cosas. Con cariño "X". No faltes"

No veía las horas que faltaban para que llegara la noche y despejar mis dudas, así que me preparé para salir apenas oscureció. Me coloqué mi ropa de cuero y mis botas preferidas.

Al llegar al bar, lo vi. Se encontraba sentado ante una mesa en un rincón. Me sorprendió verlo vestido con su ropa de cuero y botas, pero llevando sobre su atuendo las chaps y el chaleco de mi propiedad.

Me acerqué dispuesto a reclamarle pero me recibió con una gran sonrisa y una gran caja sobre la mesa diciéndome:

  • Esto es para ti -

Tomé la caja y la abrí y cual va siendo mi sorpresa que dentro se encontraban unas chaps y un chaleco nuevos.

  • Quiero reponerte los que me prestaste, porque ya los siento como míos -

No supe qué responder, hasta que sentí su mano enfundada en guantes de cuero sobando mi verga. Entonces mis dudas se esfumaron.

  • Además quiero que los estrenemos hoy mismo. ¿Qué dices? –

Sólo sonreí, tomé la caja y tomándolo de la mano, le dije:

  • Mi casa nos está esperando –

Y en su sonrisa se reflejó un sin fin de noches tan intensas como la noche anterior...