Cuernos, benditos cuernos.

¿ Cual es el juego más morboso que habéis hecho? * No se... una vez fuimos de fin de semana a un camping. Estuvimos en una discoteca y me iban morreando alternativamente delante de toda la gente. Esa fué la primera vez que lo hice con nuestro amigo.

Después de varios encuentros de mi mujer con nuestro amigo Carlos, tuvimos que cambiar nuestra residencia a otra provincia por cuestiones laborales. Los primeros meses fueron complicados y nuestra relación sexual apenas existía. Afortunadamente ella encontró un buen trabajo en una tienda de ropa regentada por un matrimonio de edad. Debido al cuerpo proporcionado de mi esposa, el dueño del comercio quiso que ella se probara todas las novedades que llegaban. Al parecer, el viejo estaba bastante encaprichado con la nueva dependienta y quería dar su aprobación a las nuevas adquisiciones. Como mi esposa no mostraba reparo alguno a mostrar su hermoso cuerpo ante él, este se permitía acariciarla como sin querer. Mi esposa le sonreía pícaramente y le decía...

  • No te cortas un pelo Luís, a ver si tu esposa nos pilla y la vamos a liar jajaja.

  • No te preocupes por eso preciosa, ella está en casa ahora. Además, es todo un placer verte así de vestida... o semi vestida jejeje.

  • No pienses que me desvisto delante de cualquier hombre así como así.

  • Pues te aseguro que no pasas inadvertida cuando vienen clientes por la tienda.

  • Ya me he dado cuenta sobre todo desde que me haces poner estos modelitos.

  • Seguro que tu marido está muy satisfecho contigo, no es para menos.

  • Pues él estará satisfecho pero yo...

  • No me dirás que tienes queja de él.

  • Hombre, pues no te creas... llevamos meses sin mantener relaciones, ya ves.

  • No eres mujer para dejar desatendida, creo yo.

  • Al final voy a tener que buscarme algún amigo pero desde que estoy aqui no he conocido a nadie aunque me lo estoy planteando.

  • ¿Has tenido algún "amigo" anteriormente?

  • Cuando vivíamos en otra ciudad teníamos un amigo mutuo con el que salíamos a todas partes y bueno...

  • ¿Te acostabas con él?

  • Teníamos bastante confianza y solíamos "jugar".

  • ¿A qué juegos te refieres?

  • Empezamos con el streap poker y ya más adelante a juegos de cama jajaja.

  • Ya imaginaba yo que eras muy morbosa, lo llevas escrito en la cara.

  • Eso me decía nuestro amigo. Pero ahora nos vemos poco aunque alguna vez viene por casa.

  • ¿ Y seguís jugando?

  • Si. A veces viene y aunque mi marido está trabajando nos ponemos a jugar jajajaja.

  • ¡Mira que eres juguetona eh!

  • Me gusta y lo disfruto y como mi marido me lo permite...

  • ¿ Él también participa de esos juegos?

  • Cuando está si, aunque a veces se limita a mirar.

  • ¿ Cual es el juego más morboso que habéis hecho?

  • No se... una vez fuimos de fin de semana a un camping. Estuvimos en una discoteca y me iban morreando alternativamente delante de toda la gente. Esa fué la primera vez que lo hice con nuestro amigo.

  • Ummmmmm...

  • Otras veces venía y me traía ropa sexy y también acabábamos en la cama.

  • Ummmm... por eso no te ha costado nada ponerte la ropa que tengo en la tienda.

  • ¿ Te gusta que me la ponga?

  • Claro que me gusta verte así y me gustaría verte con otro tipo de ropa.

  • ¿ Como cual?

  • Lencería, tangas, ceñidores...

  • Vamos, que me quieres vestir de putilla jajaja.

  • Seguro que te gusta más a tí que a mi jajaja.

  • Claro que me gusta. Todo lo que sea morboso me gusta mucho. Una vez salimos los tres a una discoteca y entre los dos se apostaron conmigo a que no me atrevía a salir con una mini falda cortísima, si la hubieras visto... uffffffffff

  • ¿ Tan corta era?

  • Ya ves... no me podía ni sentar porque se me veía el tanga jajaja. Tenía locos a todos los tíos.

  • ¡Qué atrevida eres!

  • Te juro que fué un escándalo... me entraban los tíos de una manera que me encantaba. Me pusieron cachonda y claro, acabamos los tres en la cama jajajaja.

Luís, sé que pensarás que soy un poco... ligerilla o golfilla.

  • No mujer, creo que sabes vivir la vida y disfrutarla.

  • A veces pienso que si lo soy pero no lo puedo evitar. Me gusta sentirme deseada.

  • Conmigo te sentirías deseada y podría ayudarte.

  • ¿Ayudarme? ¿Quieres que sea tu ...?

  • ¿Mi...?

  • Ya me entiendes.

  • Me gustaría que fuéramos muy buenos amigos. Mira, para empezar si te parece esta noche te invito a cenar y si quieres puedes escoger la ropa que quieras para esta noche.

  • Tendré que decirle a mi marido que no iré a cenar.

  • Vale, será todo un placer salir contigo.

  • Bueno pero me tienes que dejar salir antes para ir a casa a arreglarme.

  • Eso está hecho. Si quieres te recojo en tu casa.

  • Esta noche no, ya cogeré un taxi.

  • Entonces quedamos en el restaurante a las 9.

  • Un beso Luís.

Una cosa era hacerlo con nuestro amigo pero esto ya representaba ir más allá. Yo no iba a estar presente y era evidente lo que pretendía Luís con el consentimiento de mi esposa.

La ví llegar a casa ilusionada pero apenas me prestó atención. En esos momentos me resigné a mi nueva situación. Después de esta noche sería oficialmente un cornudo.

Se dirigió a la ducha y estuvo casi una hora acicalándose. Al salir me dijo sonriente que su jefe la había invitado a cenar y que la había prestado un top y unos leggins de la tienda.

Era un modelito bastante insinuante pero para nada escandaloso.

Al rato salió de casa dándome un beso dulce y diciéndome que no la esperara despierto.

  • Mañana te cuento cielo, te quiero.

La ví marchar con ese top semi transparente aunque encima llevaba una chaqueta. Esos leggins marcaban esas preciosas piernas y sobre todo permitían más que adivinar esos carnosos labios de su vagina. Yo ya estaba nervioso y excitado. Conociendo a mi esposa y con el tiempo que llevábamos sin sexo, era de cajón que ella buscara un alivio. Yo empecé a tener una semi erección.

Imaginaba a mi mujer en brazos de su jefe y me tuve que masturbar. Nada me podía calmar. No podía dejar de mirar por la ventana por si volvía arrepentida, pero no. Mi nueva situación me superaba y mis nervios aumentaban. Finalmente me rendí ante la evidencia. No volvería hasta pasadas unas horas. Estaría cenando y después se acostaría con su nuevo amigo. Tenía claro que quería ser la puta de alguien y ya encontró con quien. Intenté dormir pero no pude...

Bajó del taxi y entró en aquel restaurante. Apenas cuatro mesas estaban ocupadas por clientes de nivel. Todos los hombres la miraron con deseo y eso era lo que más le gustaba. Movía su precioso trasero como exhibiéndose. Llegó a la mesa donde la esperaba Luís. Se besaron amistosamente y pidieron la carta.

  • Estás preciosa con este conjunto.

  • Gracias, me encanta... ¿me lo puedo quedar? jajajaja

  • Bueno, ya veremos...

  • Ya veo que me lo quieres cobrar, no seas malo.

  • Es tuyo cariño, a nadie más le puede quedar tan bien, te hace una figura muy deseable.

  • ¿Deseable? Ummmmmm... eso me gusta ummmmm.

Estuvieron cenando muy animados, morboseando. Cualquiera diría que se conocían desde hacía mucho.

Ella se levantó para ir al baño. Lo hizo como sabiendo que los hombres de las otras mesas la desnudarían con la mirada. Sabía que eso le gustaría a Luís. A cada paso sus pechos parecían querer salirse del top. A su regreso le confió que uno de los señores que ocupaban una mesa exclusiva de hombres, entró en el servicio de señoras y le ofreció una cantidad de dinero nada despreciable. Ella lo rechazó alegando que ya tenía compañía.

  • No quiero que le digas nada. Es un imbécil que me ha tomado por una puta.

  • Tú no eres eso, cariño.

  • Claro que no lo soy pero me ha excitado, la verdad.

  • Ya veo, te has puesto colorada jejeje. No me extraña que te digan y propongan cosas así. Pones caliente a cualquiera... a mi me tienes loco.

  • ¿ Sabes? No es la primera vez que me ofrecen dinero por acostarme con alguien. Eso no lo haría. Si me quiero ir a la cama con alguno será porque yo quiera. No necesito ese tipo de compensación

  • ¿ Quieres postre?

  • Sí, algo dulce.

  • Tú si que eres dulce, bombón.

  • Me vas a sacar los colores otra vez.

  • Me gustas cuando te excitas. Si te apetece acabamos el postre y nos vamos a tomar una copa aquí cerca.

  • Vale. ¿Dónde quieres que vayamos?

La tomó de la mano y dijo...

  • Tengo ganas de tí. Necesito besarte.

  • Me gustas Luís.

  • Vámonos.

  • Sí.

Salieron del restaurante y subieron en el coche de Luís. Éste posó una mano en una pierna de ella y acercó su boca a la de mi esposa que ya estaba deseosa. Se besaron durante un buen rato. Él acercó su mano a sus pechos. Ella no la rechazó. Al contrario. Gemía de deseo y se atrevió a poner su mano encima del paquete de Luís. Bajó la cremallera de su pantalón y metió su mano y pudo sacar la polla de Luís pringada de semen. Acercó su boca y se deleitó con esa carne medio dura y pringosa mientras él acariciaba su culo y su vagina encharcada.

  • Vamos a mi apartamento cariño, allí estaremos más cómodos.

  • ¿Tienes un picadero? Jajajaja menudo golfo estás hecho. Supongo que tu mujer ni sabe que lo tienes jajajaja.

  • Claro que no lo sabe.

Subieron al apartamento magreándose mutuamente. Al entrar, él empezó a devorar sus hombros, acarició sus pechos por encima del top. Ella se lo quitó mostrando esos hermosos pezones salidos pidiendo ser lamidos, mordidos, cosa que Luís no tardó en hacer. Sus jadeos se entremezclaban, ya apenas fluían las palabras, tan sólo...

  • ¡Qué buena que estás! mmmmmmmmm

  • Quiero ser tuya Luís.

Él empezó a desnudarse y ella se quitó los leggins quedando en tanga de hilo y tacones.

Luís mostraba una notable erección. La abrazó y recorrió con sus manos aquél cuerpo que tanto deseaba. La echó en la cama y ella sin palabras quiso que su nuevo amante devorara su sexo abriendo las piernas. Ante Luís se abrió el paraíso. Un coño depilado, con apenas una pequeña hilera de pelos y unos labios grandes, abiertos como una flor. Él, no pudo resistir el deseo y se dedicó un buen rato a comer, a devorar ese coñito que le ofrecía mi esposa. Ella gemía y gemía mientras se acariciaba los pezones. Luego agarró con sus manos la cabeza de su amante para que éste no dejara de darle tal placer.

  • Cariño, sigue, sigue ohhhhhhhh mmmmmmmmm...

Por lo visto Luís sabía muy bien cómo satisfacer a mi mujer porque la arrancó un alarido fruto de su orgasmo.

  • Ohhhhhhhhhhhhhhhhhh Ohhhhhhhhhhhhhhhh Amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

Luís se incorporó para que mi mujer cogiera su miembro y se lo introdujera en su boca. Esta vez logró una erección que entusiasmó a Cris. Lo estuvo descapullando y se relamía. Al poco rato ella no pudo más y le rogó, le exigió...

  • ¡Fóllame cariño, quiero ser tuya, fóllameeeeeee!

Su amante colocó su pene en la entrada de ese coño deseoso de carne. Lo hizo suavemente al principio, para a continuación penetrarla de una embestida que provocó en mi mujer otro grito de placer. Los movimientos continuos de entrar y salir provocaron otro orgasmo de ella.

  • Sigue Luís, mi vida sigue no salgas nunca amorrrrr.

La excitación del hombre era tal, que duró unos escasos minutos dentro de mi mujer, descargando su leche quedando ambos en la misma postura durante un buen rato.

Así se besaron de nuevo diciéndose frases cariñosas y otras apasionadas.

  • Cómo me gustas preciosa, no quisiera salir nunca de tí.

  • Eres maravilloso cielo, me haces sentir una mujer de verdad. Necesitaba algo así.

  • Yo también lo necesitaba y quisiera repetirlo muchas veces si tú quieres.

  • Claro que lo repetiremos... si te portas bien conmigo jajajaja

Hace tiempo que quería convertirme en la amiga de alguien como tú.

Venía caliente después de lo que me dijo aquél hombre en el restaurante.

  • Te ha excitado cuando te ha tomado por una putilla, lo sé.

  • Sí, me ha puesto a mil. No sé si ahora me siento putilla pero la verdad es que no me importaría jajaja.

Luís se incorporó sacando su miembro del interior de mi esposa. Semi fláccido y lleno de su semen, el cual salía de la vagina de ella.

Se acostaron juntos en la cama quedando adormilados durante casi un par de horas.

  • Luis.

  • Dime cariño.

  • No sé cómo decírtelo.

  • ¿ Qué me quieres decir?

  • ¿ Te has traído muchas mujeres aqui?

  • Algunas, pero la mejor sin duda eres tú.

  • ¿ Eran guapas?

  • A mí sólo me gustan guapas, como tú.

Quiero que seamos amantes. Conmigo no te faltará ningún capricho.

  • Yo también lo quiero, cielo. Quiero que te sientas orgulloso de tenerme, de poseerme.

  • Lo estoy y créeme mi amor, ya hay gente que me envidia.

  • ¿ Ah sí?

  • Ya me han dicho que tengo mucha suerte de tener una dependienta tan guapa en la tienda.

Un amigo mío me ha dicho que te quiere conocer.

  • ¿ Y qué le has dicho?

  • Que ya veremos. Este no pierde el tiempo. Estoy seguro que quiere follarte jajajaja.

  • ¡ Anda, miralo que espabilado! Ummmmmm

  • ¿ Cómo que ummmmmmm? ¡No pensarás que te quiero compartir!

  • Hombre... ya me compartes con mi marido jajajaja

  • ¡ Uy uy uy... qué golfilla me estás saliendo!

  • Bueno, como tú dices... ya veremos jajajaja.

Se vistieron y se volvieron a besar.

  • ¡ Anda golfillo, llévame a casa!

  • Sí, que tu marido debe estar loco por que vuelvas a su lado.

  • Ya debe estar durmiendo.

Subieron al coche poniendo rumbo a nuestra casa.

  • ¿ Qué le dirás a tu marido?

  • Nada, que hemos ido a cenar y a tomar unas copas.

  • Viendo la hora que es, no sé si colará jajajaja.

  • Ya veré qué me invento jajajaja.

Oí llegar un coche a nuestra casa y a los pocos minutos se abrió la puerta y bajó mi esposa.

Al entrar en el portal se quitó los tacones para no hacer ruido. Abrió la puerta y yo ya estaba metido en la cama. Me hice el dormido. Ella se quitó el top, los leggins y el tanga. Sin más, se metió en la cama junto a mí.

La muy zorra olía a sexo y ni se dignó en lavarse. Quiso disimular pero no pudo. Se estaba masturbando con movimientos leves para no despertarme. La oía gemir muy tímidamente. Estaba claro que ese Luís la excitaba.

Yo también me excité y sin poder reprimirme le dije...

+¿ Qué pasa, no te han follado a gusto que te tienes que masturbar?

  • ¡Qué susto me has dado, cielo! No seas tonto.

  • Ya, como que me chupo el dedo. Vienes tan cachonda que te tienes que hacer un dedito.

Si quieres te como el coño y me cuentas qué has estado haciendo.

  • Que no he estado haciendo nada, sólo he ido a cenar y luego a tomar algo.

  • Pues parece que te ha puesto cachonda el tío.

  • Es que no paraba de decirme cosas bonitas y ya sabes que eso me pone.

  • Entonces déjame que te lo coma y nos aliviamos los dos.

  • Bueeeeeeeeno.

La abrí de piernas y dirigí mi boca a su precioso coñito.

  • Mmmmmmmmmmm qué rico comes nene.

  • Seguro que Luís te lo ha comido hace un rato. Además te huele a semen.

  • Ohhhhhhhhh sigue nene... que lengua tienes,,,

  • Anda, cuéntame lo bien que te ha follado tu jefe.

  • No le he dejado cielo.

  • No me niegues lo que estoy comiendo, sabe a leche, ya eres su putita ¿no?

  • Cállate y sigue porfi.

  • Vale entonces imagínate que soy Luís y te lo estoy comiendo.

  • Vaaaaaaaaaaaale. Pero no ha pasado nada de lo que me tenga que arrepentir... bueno sólo un poco.

  • Menudo polvo habréis echado.

  • Te juro que no hemos follado. Lo he dejado con las ganas.

Continué con mi tarea y empezó a removerse levantando el culo presa de la excitación.

¡ Qué lengua tienes Luís, sigue mi amor.

Se pellizcaba los pezones y gemía como una golfa. Me gustaba que nombrara a su jefe mientras la devoraba.

  • Ummmmmmmmmmmm oyyyyyyyyyyyy que rico Luís, sigue mi amor.

  • Anda, cuéntame cómo te ha follado tu jefe.

  • No me ha follado, cariño. Se ve que te mueres de ganas de que me folle jajaja.

  • Cuéntamelo todo mientras te como.

Con la calentura que traía y la comida que la estaba dando tuvo que darme su versión.

  • Vaaaaaaaaaaale... te diré la verdad, pero no te enfades que no ha pasado nada... o casi nada.

  • ¿Casi nada? Uffffffffffff a ver qué me cuentas.

*Hemos ido a cenar y luego a tomar una copa a un pub de un amigo suyo. Allí hemos bailado, bueno, más bien sólo bailaba yo para él porque estábamos en un reservado. Ya sabes que si tomo algo y bailo me pongo cachondilla jajajaja.

Se ha levantado y se me ha pegado como una lapa y no me pude resistir. Me ha tocado toda y claro, tuve que calmarlo pero ya no pude. Estaba encendido y no dejaba de decirme guarradas.

  • ¿ Qué te decía?

  • Que estoy muy buena, que lo llevo loco, que me lo iba a comer todo, que con él no me faltaría ningún capricho... ufffffffff. No veas cómo me ha puesto. Me ha tocado los pechos por debajo del top y me ha puesto los pezones como tú ya sabes. Me ha lamido y cuando me quería meter la mano dentro de los leggins, lo he tenido que parar porque si me mete los dedos, no hubiera sido responsable de mis actos.

Tuve que ir al baño a refrescarme, me tenía que centrar. Ese hombre sabe calentarme. Suerte que supe pararlo a tiempo.

Cuando salí, estaba en la barra comentando la jugada con su amigo, el dueño. Menuda mirada me ha echado el tío. Imagínate lo que estarían comentando de mí. ¡Qué vergüenza!

Al poco rato le dije que me quería ir a casa.

Subimos a su coche y encendió un porro.

-¿ Quieres?

  • Bueno, sólo un par de caladas.

  • Me gustas mucho. Sé que vamos a ser muy buenos amigos.

  • No te equivoques conmigo Luís. Lo que ha pasado ahí dentro sólo ha sido un juego. He permitido que me toques pero de ahí no va a pasar.

  • Sólo llegaré hasta donde tú me permitas.

  • No sé qué habrá pensado tu amigo de mí pero me lo puedo suponer. No sé si volveré a salir contigo.

  • Buuuuuuuuufffffffffff me ha subido el porro jejejeje.

  • Ahora estás más relajada cariño.

  • Siiiiiiiiiiiii ummmmmmm.

Entonces aprovechó ese momento para acariciarme las piernas aunque llevara los leggins. Me ha besado mientras me tocaba los pechos. No sé que me ha pasado pero junté mi lengua a la suya y empecé a gemir... Luís... mmmmmmmmm ohhhhhhhhh

Me tomó de la mano y la acercó a su paquete. Noté un bulto duro y caliente. Quería saber cómo era. Le bajé la cremallera y él se bajó el pantalón y los calzoncillos. Me gustó, lo acaricié y noté que goteaba. Me manche la mano e instintivamente me la llevé a la boca. Era un sabor dulce aunque la verdad es mejor la tuya cielo.

  • Sentí que mi esposa se corría en mi boca y yo no tardaría.

  • Entonces Luís llevó su mano a mi entrepierna. No quise resistirme más y me quité los leggins mostrándole mis piernas y el tanga que apenas tapaba nada.

Me dijo que me lo quitara y obedecí. Culpé a los efectos del porro. Me dejé llevar. Me quitó el top. Me quedé totalmente desnuda ante mi jefe. Me masturbó durante un rato mientras me comía las tetas. Yo deseaba más y volví a acariciarle el miembro. Lo tenía duro pero no demasiado. Le hice una paja mientras jadeabamos los dos. Tuve la intención de comermelo pero se corrió en mi mano. Me la llenó de semen caliente. Volví a llevarme la mano pringosa a la boca. Unté mis pezones y sin demora me los chupó. Luego me ordenó que introdujera esos dedos pringosos en mi vagina y que me masturbara. La situación me superaba, para nada era lo que esperaba. Volví a correrme. Fuimos al asiento trasero y me dijo que me echara con las piernas abiertas. Allí me devoró los restos de semen que yo misma había dejado. ¡ Qué boca tienes Luís! le dije. En unos segundos me provocó otra corrida. Quiso penetrarme, colocó su miembro en la entrada y en un arranque de arrepentimiento, pensé en tí, cielo y salí del coche, desnuda como iba. Entré y me metí en el asiento del ocupante, me vestí y le dije que por hoy ya había hecho bastantes locuras. Se enfadó porque lo había dejado empalmado. Me hizo sentir culpable y volví a masturbarle. Esta vez me pidió que se la chupara porque quería acabar en mi boca. Me negué un instante pero finalmente, cuando estaba a punto de correrse, acerqué mi boca a su polla y sentí un chorro de esperma llenándome. Me incorporé y lo escupí por la ventanilla. Se vistió y encendí un cigarrillo. Ya calmados ambos me besó de nuevo y me dió un beso cariñoso.

Me trajo a casa sin apenas decir nada más.

  • Mañana te espero en la tienda, preciosa. Pensaré en tí y en lo que ha pasado esta noche. Me dió un beso de buenas noches.

  • Buenas noches Luís.

  • Por eso has venido tan cachonda, ya veo.

Hicimos el amor sin poder quitarme las imágenes de lo que me acababa de contar mi esposa. Ella parecía sentir algo parecido, apenas dijo nada. Estuvo dándole vueltas a lo acontecido. Nos corrimos a la vez y nos dimos un beso nada pasional de buenas noches.

Por la mañana al salir hacia mi trabajo le dí un beso dulce y le dije...

  • No te acuestes con tu jefe, cariño, no me hagas eso.

Simplemente me sonrió y me besó fríamente. Ni una sola palabra.

Sabía que a partir de esa noche mi mujer sería para Luís sin mi consentimiento.