Cuernos 4. estudiantes

Una nueva historia de cuernos.

CUERNOS 4. ESTUDIANTES

Pocas cosas dan más morbo que la posibilidad de ser vistos mientras prácticas sexo. Si a eso se le une que la tía está emparejada con otro tío al que consideras un gilipollas entonces la cosa llega a niveles impensables.

Conocía a Patri desde la pre adolescencia. Era un par de años más pequeña que yo pero coincidíamos con el mismo grupo de personas y en el mismo lugar de encuentro. En esa época, aunque las hormonas nos tienen alterados nunca llegué a fijarme en ella.

Pero pasó el tiempo, seguimos viéndonos, y estando al tanto de la vida del uno y del otro. En mi caso particular, crecí muy por encima de mi generación. Comencé a tener cierto tirón entre las tías y sin llegar a ser un tío espectacular tuve mis rolletes. En cuanto a Patri la cosa fue similar. Su desarrollo se hizo evidente antes de los 18 años. No era demasiado alta, ni demasiado guapa pero tenía dos tetas de impresión. En su menudo cuerpo aquellas dos mamas hacían imposible que pasará desapercibida. Después, su carácter jovial y alegre la convertían en irresistible.

Uno de los tipos más engreídos y gilipollas fue el que la desvirgó y con quién empezó una relación. Alguna vez, medio en broma medio en serio, le hacía saber que se había equivocado de tipo. No es que yo tuviera interés en ella más allá de comerle las tetas. Pero a lo largo de los años habíamos cuajado mucha confianza y ella me aceptaba estas bromas, al igual que yo le aceptaba otras suyas sobre mis ligues.

Con 22 años coincidí en la misma Facultad de Empresariales que Patri. Yo había llegado rebotado desde Económicas y ella tras repetir un par de cursos en el instituto. La cuestión es que el roce hace el cariño y fue entonces cuando nuestra relación se estrechó más aún. Compartíamos asignaturas, estudios y aulas. Ella me contaba como a veces pensaba que yo tenía razón en que su novio era un gilipollas pero que estaba pilladisima por él.

En nuestro segundo curso, Patri y el capullo de su novio atravesaron una crisis. Por supuesto, ella me buscó para contarme sus penas. Y yo comencé a barajar qué posibilidades tenía con aquella tetona despechada.

Estábamos a primeros de diciembre, las notas de algunas asignaturas a recuperar estaban saliendo y a Patri no le salían las cuentas. Se enteró que no había aprobado ninguna de las dos asignaturas que tenía previsto recuperar. Ese mismo día había tenido una discusión con su novio, de manera que en medio de aquel bajón me pidió quedar para hablar y desahogarse. Por supuesto acepté.

La recogí en mi FIAT UNO de quinta mano y me pidió dar una vuelta para despejarse. Comencé a conducir haciendo una ruta por los pueblos más cercanos mientras ella me contaba que Ismael era un cabrón. Cuando más falta le hacía su apoyo le había dicho que se iba a esquiar con unos colegas ese fin de semana. Ella estaba muy cabreada con él y de bajón por el doble suspenso. Sin pensarlo nos encontrábamos en el aparcamiento de un casino. Eran las 7 de la tarde. No sé qué coño se celebraba allí dentro pero el espacio para aparcar estaba abarrotado de coches y autobuses de la operadora alemana TUY.

Nosotros seguimos dentro. Patri me seguía contando sus problemas y yo le prestaba atención aunque mi mente no podía dejar de pensar en cómo serían aquellos dos melones. La conversación viró de algún modo al tema sexual, de manera que la tensión entre ambos fue creciendo.

Nos mirábamos fijamente. La cara de Patri en la penumbra se me antojaba muy sensual. Sus labios se dibujaban carnosos al trasluz y sus ojos brillantes delataban su tensión. El beso se hizo inevitable.

Patri recolocada en el asiento del copiloto mirando hacia mí con la cabeza apoyada en el respaldo. Yo acercándome lentamente hasta que nuestros labios se rozaron. Los abrió lo suficiente para entrelazar nuestras lenguas. Era el primer beso que nos dábamos en los más de 10 años que nos conocíamos. Su boca sabía dulce. Nos estuvimos morreando durante un buen rato.

Yo comencé a acariciar su cara y su cuello. No quería precipitarme y parecer desesperado por comerle las tetas. Dadas las fechas, el frio hacía que ella estuviese cubierta por un chaquetón Barbour, de moda en aquella época. Su característico olor inundaba el habitáculo de mi FIAT UNO. Junto a mi perfume de Adolfo Domínguez se producía una mezcla que aún hoy puedo recordar y excitarme.

La temperatura dentro del coche aumentó y Patri tuvo que deshacerse de su abrigo. Ante mí quedó con un chaleco de lana blanco que se ajustaba a su cuerpo a la perfección. No pude evitar recrearme en sus mamas:

-¿También estás pillado por mis tetas? - dijo sonriendo mi amiga.

-Son maravillosas...

Sin pensarlo Patri se quitó el chaleco de lana y me mostró sus tetas bajo un sujetador color carne. Llegados a ese punto no me pude aguantar y me lancé a besarlas mientras ella me las ofrecía con sus manos. Con un leve movimiento de manos abrí el cierre del sujetador que comenzó a caer. Por fin pude disfrutar de la visión de las espectaculares tetas de mi amiga Patri. Eran grandes, redondas, de una dureza virginal excitante. Con una pequeña aureola redonda de color marrón muy oscuro y coronadas por un pezón no demasiado grande para el tamaño general. Era un pequeño botón casi negro que se endurecía sobre el conjunto.

Mi amiga reclinó el respaldo de su asiento hasta topar con los de atrás. Prácticamente en horizontal, Patri levantó su brazo derecho sobre su cabeza, se mordió el labio inferior y suspiró sin dejar de mirarme a los ojos. La verdad es que era una secuencia tremendamente morbosa. Mi amiga de toda la vida se mostraba receptiva ante mi, ofreciéndome sus majestuosas tetas en medio de un parking público a riesgo de ser vistos por los paseantes... Lo dicho, una puta pasada.

La adrenalina comenzó a emborracharme mientras el torrente sanguíneo se acumulaba en mi entrepierna. Me incliné sobre mi amiga y la besé lentamente en los labios. Ella cerró los ojos y me acarició la nuca con su mano. Yo le acariciaba el cuerpo hasta que rodeé sus tetas con mis manos. Comencé a juguetear con uno de sus pezones sin dejar de besarla.

Descendí con mis labios por su cuello, oyéndola suspirar. Lamí su garganta y continué con mis besos hasta mi objetivo. Por fin alcancé "la tierra prometida". Posé mi boca sobre su pezón y succioné de manera lasciva arrancando gemidos de placer de Patri. A estas alturas el cabreo por la discusión con su novio y la pena por los suspensos se habían diluido con la serotonina que estaría generando su cerebro.

Sin dejar de comerle las tetas llevé mi mano hasta su pantalón para abrirlo. Ella negaba entre susurros pero sin oponer resistencia. Así que seguí manipulando el cierre hasta que pude introducir mi mano por dentro de sus bragas y alcanzar la mata de pelo que le cubría el coño. Yo no dejaba de comerle las tetas. Patri levantaba el pecho al tiempo que presionaba su mano en mi nuca para que no dejara de morder, lamer y succionar sus maravillosa glándulas mamarias.

Con mi mano izquierda comencé a hurgar en su raja. Con los dedos separé sus labios vaginales y lentamente se los fui introduciendo, sientiendo como se me manchaban con el fluido viscoso y caliente que manaba del interior de su vagina. A estas alturas Patri se retorcía y no podía evitar gemir fuertemente. En un estado de excitación máximo me ayudó a desvestirme. Me coloqué de rodillas en el poco espacio delante de sus asiento y comencé a comerle el coño. Paseando mi lengua por su raja cubierta de rizos negros. Separando los labios y penetrándola con la lengua para acabar masajeando su clítoris con la punta.

Tenía una pipa enorme. El conjunto de su coño era grande. Sus gruesos labios cubrían el no menos grueso clítoris. Con dos dedos le abrí el coño y posé mis labios en su pipa. La trillé con los dientes y la succioné hasta hacerla gritar de gusto. Patri se tuvo que tapar la boca con las manos para evitar que sus gritos fueran oídos en la calle. Se retorcía sobre el asiento y apretó sus piernas en torno a mí cabeza cuando los espamos de su cuerpo me anunciaron que se estaba corriendo. Bebí todos sus flujos limpiandole el coño.

Me incorporé de rodillas y en un escorzo alcancé una caja de condones que tenía en la puerta de mi asiento. Mientras desenrollaba la goma sobre el tronco de mi polla Patri me miraba lasciva, abierta de piernas con los pies apoyados en el parabrisas. Se acariciaba el coño, separando los labios con dos dedos y dándose pequeños golpes en el clítoris con la otra mano:

-Fóllame que me muero de ganas.

Sin dejar que terminara la frase me incliné sobre ella y fui penetrándola lentamente. Sintiendo cada centímetro de vagina que iba abriendo mi polla a su paso:

-Aaaaggggg.... -Patri me miraba fijamente a los ojos esperando la penetración completa.

Sin dejar de mirarle a la cara di un golpe de cadera y se la calcé hasta el fondo:

-Aaayyyy....sí joder.....

Nuestros cuerpos quedaron unidos durante unos segundos. La besé mientras ella se agarraba con sus brazos a mi cuello. Yo notaba como su musculatura vaginal abrazaba mi polla. Ella estaba abierta de piernas y con los pies apoyados en el parabrisas, a estas alturas, empañado por nuestra transpiración.

Sobre ella, comencé a acelerar el mete saca. Intentando clavarsela muy dentro de su coño que era un volcán en erupción. Totalmente abierto y lubricado por sus flujos ardientes mi polla entraba y salía con total facilidad. Nuestros cuerpos producían el típico sonido de "correr en chanclas". Estuve bombeando sobre el coño de Patri durante 10 minutos. Ella me besaba, me mordía el labio inferior, me arañaba la espalda y gritaba pidiéndome que le diera más fuerte.

Yo, viéndola desbocada, me acordé de lo mal que me caía su novio y mi libido se disparó. Empujé fuerte contra el coño de Patri y grité cuando me asaltó un orgasmo. Me corrí en el condón. Los últimos espasmos de mi polla fueron acompañados por la presión de su musculatura hasta que poco a poco nos fuimos relajando... Estuvimos unos minutos en silencio. Mirándonos. Acariciándonos.

-Uf, vaya pasada. Qué polvazos me has echado joder. -Por fin dijo ella.

-Es que me moría de ganas por comerte las tetas.

-Y yo porque lo hicieras. Desde que el gilipollas de mi novio me dijo que se iría a esquiar pensé en ponerle los cuernos...

-Espero que no sean los últimos...

-Jajajaja, que cabrón eres... Esto lo tenemos que repetir. Hacía mucho que no tenía un sexo tan morboso.. ¿Crees que nos habrán visto...?

-Seguro...

Durante un par de meses, seguí follandome a mi amiga Patri. Ella hizo las paces con su novio pero eso no le impedía quedar conmigo y ponerle unos buenos cuernos al gilipollas. A día de hoy están casados y tienen un par de hijos. Él sigue siendo gilipollas y ella no sé si sigue adornandole la frente. Al menos conmigo no.