Cuentos del Doctor | Christian

—¡Venga! Ultimamente solo hablamos por telefono. Excitame con alguna de tus historias, anda ¿Si?— —Las cosas que hago por complacerte. Esto fue un par de años, cuando perdimos contacto...—

En ese entonces tenía 38 años y tenia que hacer pasantias como acompañante terapéutico. Todo empezó cuando la psicóloga con la que trabajaba me asigna acompañar a un chico de 25 años, Cristian, el cual había tenido un brote a partir de una intoxicación con drogas. El chico de 1.80 m, piel morena, ojos verdes, pelo corto enrulado negro, bien marcadito y carilindo. Pegamos onda desde el primer día, yo lo acompañaba unas horas, tres veces por semana. Salíamos a caminar, íbamos al río, hacíamos deportes y en esos momentos charlábamos mucho. La mayor parte del tiempo estábamos solos; a veces compartíamos un espacio de charla con los padres.

La familia estaba contenta con mi trabajo con Cristian, y con el chico me la llevaba bien.

Para ese entonces ya hacía ya tres años que estaba de novio con Edward; nuestra relación iba bastante bien, aunque a veces se tornaba bastante monótona, sobre todo en lo sexual.

Ya habían trascurrido tres meses, más o menos, del acompañamiento; los padres a raíz del brote habían suspendido un viaje que iban a hacer con otros matrimonios amigos a la cordillera y la psicóloga les indica que realicen el viaje para ver como el joven se desenvolvía sin ellos presentes en la casa y la ciudad.

Los padres ponen como condición que durante la semana que estarían de viaje me quedara a dormir en su casa porque no querían que Cristian estuviese solo. A mí me daba igual, así que accedí a la propuesta laboral y la psicóloga estuvo de acuerdo.

Una vez que se fueron Cristian seguía con sus actividades diarias, yo también. Por la tarde iba a su casa compartíamos algunas actividades, la cena y después nos íbamos a dormir. El día empezaba temprano para los dos. Durante mi estadía en su casa me habían dado el dormitorio contiguo al de él. Era bastante espacioso y tenía una cama de una plaza y media, en frente un tele.

Los dos primeros días transcurrieron sin inconvenientes, la tercera noche me voy a dormir, me acuesto y enseguida concilie el sueño. Me despierto cuando oí tocar la puerta, prendo la luz del velador y pregunté ¿Que paso? Del otro lado de la puerta estaba el  chico y me preguntaba si podía pasar, a lo cual le respondí que sí. Era verano, hacía calor, estaba con al aire acondicionado prendido y en bóxer acostado sobre el cubrecamas. Cristian entró, me pidió disculpas por haberme despertado, a lo cual le dije que no hiciera drama. Me dijo que no se podía dormir, que se le había ido el sueño y que estaba aburrido. Me senté en la cama y le pregunte que quería que yo hiciese. Me respondió que si no me jodía charláramos un rato. Se sentó al otro lado de la cama y charlamos por un largo rato, cuando me doy cuenta él se había quedado dormido y a mí el cansancio también me había vencido, así que me dormí. Al otro día nos levantamos, me pidió disculpas por haberse quedado dormido en mi cama, a lo cual le respondí que no pasaba nada. Desayunamos y cada uno se fue a hacer sus actividades.

A la tarde cuando vuelvo Cristian estaba de muy buen humor, me agradeció por haberlo bancado en su desvelo. Cenamos y empezamos a ver una película. Yo estaba destrozado, así que le dije que me iba a ir a la cama a seguir viendo la peli hasta que pudiese, me dijo si no me molestaba que él también fuera a mi cuarto para a seguir viendola, a lo que le dije que no me molestaba para nada.

Nos acostamos, prendimos la tele y seguimos viendo la peli, no sé cuánto más vi porque me quede dormido poco después. Me desperté al rato, Cristian estaba dormido, así que apague la tele y seguí durmiendo. Al rato me vuelvo a despertar, tenia al chico dándome la espalda, con su culo apoyado en mi pinga que estaba metida entre sus cachetes y hacía presión, (tengo una verga de 20 cm y bastante cabezona), yo estaba al re-palo. Al darme cuenta de la situación me corrí un poco y me di la vuelta hasta quedar espalda con espalda. Sentía la respiración del chico y me dí cuenta que estaba dormido, pero no me pude dormir, estaba al palo y tenía ganas de ir a casa de mi novio a coger.

En eso siento que Cristian se da vuelta en la cama y me pone el brazo sobre mi costado, como suponía que estaba dormido lo dejé, yo seguía pensando en mi novio y en ponerla. Por ahí siento que la mano del chico se desliza hasta quedar a la altura de mi bóxer. Me quede quieto y siento que corre un poco más la mano hasta que queda sobre mi pinga. Comencé a respirar un poco más rápido, estaba reduro, hasta que siento que me la agarra fuerte, es ahí que le saco la mano, prendo la luz y me siento en la cama, le pregunto si estaba bien, la verdad es que no sabía qué hacer.

Nunca había tenido una situación así. El chico abre los ojos y me mira; sin decir nada, me vuelve a agarrar la pinga y me comenzó a pajear sobre el bóxer, le pido que parara, pero no muy convencido, estaba al palo, él se sienta en la cama y se me acerca a mi boca y me da un beso. Yo estaba como paralizado ante la situación, no reaccionaba, ni siquiera le corrí la cara, el seguía besándome y yo empecé a corresponder a esos besos, mientras tanto seguía pajeándome. Luego mete su mano dentro del bóxer y a me agarra la pinga con más fuerza y continúa masturbándome. Yo estaba super excitado, saca mi pinga del calzoncillo y baja hasta darle un beso en la cabeza, que estaba con el líquido preseminal, me mira a los ojos y empieza a chupármela, primero la cabeza y poco a poco se la iba tragando un poco más, hasta el punto que hacía arcadas de lo profundo que la engullía. Mi corazón estaba reacelerado, por un lado pensaba que no estaba bien lo que estaba pasando, pero por el otro no quería que parara de chuparla.

Le agarro la cabeza y saco mi pinga de su boca, porque en cualquier momento iba a acabar si me la seguía chupando de esa manera. El tenía su pija en la mano, bastante grande y gruesa por cierto, debería medir una 20 cm. Me pide que lo coja, que no daba más; se saca el bóxer y se da vuelta mostrándome el culo, tenía agarrada mi pinga y la llevó hasta su culo. Yo no daba más, en ese momento lo único que quería era sacarme la calentura.

Él fue guiando mi pinga con su mano hasta que empezó a entra en su culo. Hizo presión hasta que entro la cabeza de la pinga mientras yo explotaba de calentura, su culo era bastante estrecho, corrió su culo para adelante, llevó su mano a la boca, la ensalivó, se pasó los dedos por el culo y volvió a meterse la pinga. Hacía presión hacia atrás hasta que entro un poco más de la mitad de la verga, yo sentía como le latía la pinga, estaba redura. Comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, yo estaba quieto, cuando aceleró el ritmo, lo agarre de la cadera y empecé a bombear hasta que le entró toda, sentí un quejido de parte de él, me puso la mano en el abdomen y me volvío a empujar; no daba más, pero no quería acabar. Ese culo estaba apretadito y calentito. Cambiamos de posición, se puso en cuatro y yo lo bombeaba por atrás, se la metía hasta el fondo y él gemía cada vez más fuerte, hasta que le llené el culo de leche, me temblaban las piernas, pero deje la pinga metida en su culo hasta que se bajó un poco.

Salí de él, y le dije que no estaba bien lo que había pasado, por un lado sentía culpa, por otro estaba feliz por la cojida que había tenido. Él se acercó, me abrazo, me dijo al oído  que había sido la mejor cogida que había tenido en su vida, que desde el primer día me había tenido ganas. Respondí su abrazo, el apretaba su cuerpo contra el mío y me agradecía por lo sucedido.

Yo estaba contrariado y asustado, mi trabajo era acompañar al chico,no cogérmelo; pero por otro lado hacía mucho tiempo que no me chupaban la pinga de esa manera y tenía tan buena cogida. Nos dormimos en la misma cama y al otro día no levantamos a desayunar, él me pidió que nada cambiase en nuestra relación por lo que había pasado la noche anterior, que él no quería que dejase de trabajar en su caso porque le hacía mucho bien pasar tiempo conmigo.

Continuamos cogiendo el resto de la semana que dormí en su casa, era genial. Me peleé con mi novio de ese entonces, Cristian me volaba la cabeza y hacía rato que no sentía eso en una relación.

Poco después, termino mi pasantia. Su adicción tenía que ver con su no asunción de su sexualidad, a él le gustaban los tipos, pero no podía definir su situación por miedo al rechazo de su familia.

Aunque deje de trabajar con él y su familia, nos seguimos viendo por más de un año y cada tanto nos pegábamos una buena encamada.