Cuentos de hadas para adultos (3)

Nuevos personajes de cuentos infantiles, aparecen en situaciones eróticas, para que los adultos se vayan a la cama.

ALADINO Y LA LAMPARA MARAVILLOSA

La lámpara de Aladino

tenía un genio mujer,

a quien gustaba coger

diariamente, con el chino.

Tenía un culo divino

del que, tan sólo con ver,

daban ganas de tener

ensartado el remolino.

A ella nada le costaba

lo que él pedía, cumplirle,

porque mucho le agradaba

que siempre fuera a pedirle

las nalgas, pues le encantaba,

la verga, en el culo, hundirle.

EL SASTRECILLO VALIENTE

Con la mano, fuertemente,

tres moscas muertas dejó

y a todo el mundo contó,

como hazaña, el incidente.

Era, además de elocuente,

tan cachondo, que logró

gran fama, y se apodó:

"El Sastrecillo Caliente"

El rey lo mandó llamar

para matar a un gigante,

que su reino hacía temblar,

y antes, por ser muy galante,

no se quedó sin gozar

a la princesa, un instante.

HANSEL Y GRETEL

Hansel y Gretel llegaron

oculta en el bosque umbrío,

una choza, en un desvío,

que de chiripa encontraron.

Con un feo hombre toparon,

que era un hechicero impío,

a quien, por no pasar frío,

asilo solicitaron.

Pero él, sátiro, exigió,

como precio a su posada,

algo que les encantó,

porque les dio una enculada

que a los dos les agradó,

¡y no le pagaron nada!

DUMBO

Un paquidermo volante

Dumbo era, por orejón,

y este curioso elefante,

también era muy vergón.

De una hormiguita galante

se prendó, de corazón,

y al verla sólo un instante,

le consumía la pasión.

Como la verga es cabrona

y la chica nada esquiva,

si no, más bien, querendona,

con gran constancia su viga,

que embadurnó con saliva,

logró clavarle a la hormiga.

SIMBAD EL MARINO

Simbad, siguiendo una estrella,

en su nave naufragó,

y a una isla llegó,

donde encontró una botella.

Al no hallar al dueño de ella,

rápido la destapó

y un gran genio apareció,

tan raudo como centella.,

Como deseo pidió

que arrastrara en el camino

la verga, ... y se la cortó,

porque era un genio cochino,

que así el deseo cumplió,

y fue, ¡sin bat, el marino!