Cuentos de hadas para adultos

Primera entrega de cinco cuentos infantiles, con un enfoque diferente.

LA CENICIENTA

Después de que bailó con Cenicienta,

El Príncipe llevóla hasta el jardín;

la chica se encontraba muy contenta,

pues verga probaría, ¡hasta que al fin!

El Príncipe gozó de aquel virguito,

con hebras de oro, finas, adornado,

y luego disfrutó de su culito,

al que ningún carajo le había entrado.

Cuando ella acariciaba los cojones,

mientras al pito daba lametones

y él, loco, le sobaba las dos tetas,

oyó las campanadas de las doce

y huyó, pero en recuerdo de su goce,

dejó sus perfumadas pataletas.

PINOCHO

Pinocho con el Hada Azul cogía

con mucha resistencia, pues lo hicieron

de un roble, que orgulloso antes se erguía,

y un bate como verga le pusieron.

El Hada le sacaba buen partido,

pidiendo a cada rato su palito;

también con Pepe Grillo había cogido,

pero éste, la ensartaba en el chiquito.

El Hada, quien tenía mucho colmillo,

quería su naríz en el fundillo,

cuando éste en el coñito le mamaba.

Y lo hizo un mentiroso de primera,

pues cuando la mentira más grande era,

la verga, más y más se le estiraba.

EL FLAUTISTA MAGICO

El flautista de Hamelín,

con ingenio musical,

va tocando su flautín,

como nadie lo hace igual.

Y al oír las notas bellas,

con que excita sus libidos,

tras el corren las doncellas

con los coños revenidos.

Y en venganza hacia esos ruines,

que le hurtaron sus florines,

por, del oro, ser devotos,

cuando en ellos ya se vino,

va dejando en el camino

un montón de culos rotos.

LA BELLA DURMIENTE

La Bella Durmiente estaba en pelotas

cuando vino el Príncipe, y así la encontró,

lucían hermosas sus grandes tetotas

que, con ansias locas, él bien le sobó.

La chica jadeaba con el manoseo,

que en todo su cuerpo, inquietante, sintió,

y el rubio coñito, que nada era feo,

abriendo las piernas, gustosa enseñó.

El Príncipe, ávido, siguió por la ruta

del Monte de Venus, llegó hasta la gruta,

y ahí, cariñoso, un beso estampó.

La chica, que estaba caliente, cual brasa,

pidiéndole verga, despierta y lo abraza,

y el pendejo Príncipe, ...¿qué creen? ¡se durmió!

ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS

Alicia muy cachonda se soñaba,

cogiendo en un País de Maravillas;

que en una verga de oro se encajaba,

tan grande, que el coñito le hizo astillas.

Pasábale la lengua a un gran carajo,

con cientos de rubíes adornado;

clavábanle en el culo, sin trabajo,

un pito de diamante fabricado.

Y tenía un harén, harto elegante,

de negros, con vergotas de elefante,

jodiéndola, si así lo requería.

Despertó, cuando a chorros se vaciaba,

y es que, Alicia, feliz se masturbaba,

pues furores en el útero tenía.

EL PATITO FEO.

Patito feo, vete, le decían

las patas, cuando el culo les pedía,

coger con otros patos preferían,

y él, triste, con puñetas se venía.

Cuando pasó algún tiempo, ¡oh, maravilla!

el pato transformóse en cisne hermoso,

y a Leda, que esperábalo en la orilla,

el coño le ensartaba lujurioso.

La chica, que era puta de las buenas,

gozó, como gozaban otras nenas,

a quienes complacía con su pico.

Y todos los ardores que tenía,

el cisne le calmaba, si podía

clavarle bien el cuello por el chico.