Cuentos de hadas para adultos (2)

Hubo una vez un día, en que los personajes de los cuentos infantiles decidieron portarse mal, por lo que Blanca Nieves, Pulgarcito, Ricitos de oro y otros, vivieron situaciones completamente distintas a las acostumbradas.

BLANCA NIEVES Y LOS 7 ENANOS

Estaba Blanca Nieves, canta y canta,

regando florecillas perfumadas;

llega el Príncipe Azul y le levanta

las faldas, y le da sus ensartadas.

Después de haber gozado su fundillo,

jugando sus pezones, cual cerezas,

-cogerte quiero, dijo, en mi castillo,

y ahí, reina serás si me la besas.

-No quiero, pues bien cogen los enanos,

y en eso, ni a Tontín te le asemejas,

que gusta de clavármela en la cola;

si obtengo de ellos goces sobrehumanos

y muy cachonda soy, ¿no es de pendejas

cambiar, de siete vergas, a una sola?

LA CAPERUCITA ROJA

Habiéndose cogido a la abuelita,

el lobo se limpiaba la vergota;

en eso, le cayó Caperucita

y sin perder el tiempo la empelota.

Después de lametearle las tetitas,

la lengua le metió sin gran trabajo;

la niña, utilizando sus manitas,

ansiosa masturbóle su carajo.

El lobo la volteó, y como era tanta

su prisa por clavarla en el coñito,

la verga le metió hasta la garganta.

-Más poses aprender debes, lobito,

pues si la variedad mucho me encanta,

¿porqué siempre me coges "de a perrito"?

PULGARCITO

Bien pequeño era este niño, Pulgarcito,

pero grandes sus ganas de coger;

de condón, se ponía un gusanito,

pues si hormigas se cogía, le iba a arder.

Si trepado en un balcón se puñeteaba,

dejando caer su esperma como un río,

la gente que esto veía comentaba,

que sólo eran gotitas de rocío.

Sus sueños los tenía perfumados,

tapándose, feliz, con los ya usados,

calzones de su hermana y de su madre;

Y siendo su verguita tan activa,

logró, con un poquito de saliva,

cogerse a las ladillas de su padre.

RICITOS DE ORO

En el bosque se perdió Ricitos de Oro,

y a la casa de los osos llegó hambrienta;

Papá Oso, dijo al verla, "me la atoro",

pues con sólo oler un culo se calienta.

Mamá Osa, de pendeja se pasaba,

y sonriente, le dejó que la jodiera;

El Osito, que la escena contemplaba,

con su verga, le llegó por la trasera.

Bien clavada, la chiquilla removióse,

encantada de tener tan grande goce,

que le daban por el culo y el coñito.

Papá Oso, se venía como mulo,

y la chica, que gozaba por el culo,

coger, le gustó más, con el Osito.