Cuento ruso (y 2)

¿Aparecerá un príncipe azul que libere a Anuska de las garras del perverso Sergei... o será una princesa?

Su marido le resultaba cada vez más insoportable, así que Anuska se pasaba el día en la mansión, y como sólo tenía un cliente, dedicaba el tiempo libre a espiar los encuentros de sus compañeras mientras la mano buscaba con avidez el consuelo de su sexo.

Un día de otoño mientras paseaba borracho por las murallas de la ciudad, Iván resbaló y cayó de gran altura partiéndose la crisma. La gente maledicente, murmuraba que perdió el equilibrio debido al peso de los cuernos.

Sergei no tuvo compasión ni siquiera en esos momentos, y después del entierro la obligó a presentarse en la mansión.

-Desnúdate..., pero sin prisas -dijo desde el sillón donde estaba sentado.

Cuando acabó, le pidió por favor que se tumbara en la cama, ella lo hizo recelando de su amable comportamiento. Empezó a atarle una muñeca al cabezal de la cama, pero al ver el miedo reflejado en su rostro, se detuvo un instante.

-No te preocupes, no voy a hacerte daño... estoy triste por la muerte de tu marido -dijo con evidente hipocresía.

Después de atarle las muñecas sacó un pañuelo de seda que deslizó en una leve caricia por el cuerpo de la joven, desde los pies hasta la cara. Cuando le vendaron los ojos, no se atrevió a protestar, estaba asustada, pero también muy excitada. La angustia se apoderó de ella al ver que no sucedía nada. Él la contemplaba con calma, era consciente del terror que debía sentir en esos instantes su víctima al imaginar las más atroces torturas con las que la podrían castigar.

Finalmente, sin dejar de mirarla, se enfundó unos guantes de terciopelo, era hermosa, muy hermosa, pero ya no sentía amor por ella. Cuando se sentó en el borde de la cama Anuska dio un respingo, pero toda la tensión que atenazaba sus músculos desapareció con el primer aterciopelado contacto. Las caricias lentas, a veces tiernas y a veces ligeramente presionantes, se prolongaron durante mucho tiempo recorriendo una y otra vez todas las zonas accesibles de su cuerpo y llevándola a un estado de deliciosa hipersensibilidad.

Sergei salió un instante de la habitación y al regresar, volvió a sentarse en el borde de la cama. Anuska se sobresaltó al sentir como unas gruesas y calientes gotas caían sobre su pezón cubriéndolo por completo. Antes de que se enfriaran, fueron lamidas y succionadas por un Sergei que repitió varias veces la operación en uno y otro seno, mientras ella, fuera de sí, gemía y se retorcía de placer. A continuación trazó una línea desde el mentón hasta el ombligo que fue recogida con húmedos y pausados besos. Una mancha iba oscureciendo la sábana a la altura de su sexo. Para cuando el chocolate se acabó, Anuska había perdido la cuenta de los orgasmos que había alcanzado. Pero lo mejor había sido reservado para el final, sentir por primera vez la lengua en sus zonas íntimas, había sido una experiencia tan arrebatadora que se sucedieron varios orgasmos en una explosión de placer que la dejó exhausta.

Ella pensó que a partir de ese día la relación entre ambos cambiaría, pero se equivocó, durante las siguientes semanas, volvió a tratarla como un simple objeto en el que descargar su rabia o con el que satisfacer sus más depravados instintos. A ella no le importaba, e incluso disfrutaba con sus perversiones, pero deseaba con todas sus fuerzas que le volviera a comer el coño, aunque por supuesto no se atrevió a pedírselo.

Un día la obligó a hacerlo con una compañera de la mansión, una rubia preciosa de increíbles ojos azules. Tenia unos cuantos años más que ella y por tanto más experiencia, así que fue la que tomo la iniciativa. Sergei se sentó en un amplio sillón y se masturbó un par de veces contemplando sus evoluciones. Al principio Anuska sentía un poco de rechazo, pero cuando las lenguas se unieron y, tras un momento de duda, se fundieron en un apasionado beso, perdió el control. Las caricias, besos y lametones se sucedían por todo el cuerpo y después de tanto abuso, le complació enormemente la ternura de su nueva amiga. Le encantó besar, lamer y succionar los pezones de los pequeños senos de Alexia y cuando frotaron sus sexos uno contra otro, sintió una sensación tan maravillosa que no tardó en alcanzar un poderoso orgasmo. Sergei se dio cuenta de lo mucho que estaba disfrutando, y enfadado, arrancó de sus brazos a la dulce Alexia cuando ésta se diponía a enseñarle las delicias de un 69.

(A partir de entonces ese encuentro se repetiría muchas veces en casa de la rubia, pero también en la mansión, dónde con mucho cuidado de no ser vistas, se daban rápidos pero intensos besos, e incluso, en ocasiones, llegaban a masturbarse mutuamente consiguiendo unos orgasmos intensificados por el riesgo de ser descubiertas)

Cuando al día siguiente Sergei le cruzó la cara sin previo aviso, se dio cuenta de lo mucho que le había disgustado su encuentro con Alexia. Se alegró secretamente de que por una vez el tiro le hubiera salido por la culata, pero no dejó que sus emociones se reflejaran en el rostro. Al imaginarse lo que serían esas bofetadas propinadas por su amada Alexia su cuerpo se estremeció atravesado por una potente descarga eléctrica y su sexo se puso a chorrear.

De un fuerte tirón, le bajó falda y bragas, se sentó en la cama y le obligó a tumbarse boca abajo sobre sus muslos.

-¡No eres más que una maldita golfa!.

Empezó a propinarle varios azotes, pero enseguida su mano resbaló lujuriosa por su hermoso trasero, acariciándolo, estrujándolo, recorriéndolo una y otra vez.

Le ordenó que se levantara y apoyara sus brazos y cabeza contra el respaldo de un sillón, entonces, comenzó a restregarse contra su culo mientras las manos se aferraban a su cintura. Anuska podía sentir perfectamente como el miembro de su dueño crecía (no mucho :P) y se endurecía.

Se puso de rodillas y reinició las caricias, esta vez acompañadas de suaves besos, lentas lamidas y dolorosos mordiscos. Separó los glúteos y la punta afilada de su lengua fue dejando un húmedo rastro por su profundo valle. Anuska comenzó a temblar, y cuando sintió los intentos de ésta por introducirse en su ano, dejó escapar un profundo suspiro. Poco tiempo después, las reiteradas caricias en círculo consiguieron vencer su involuntaria oposición y pudieron invadir su estrecho agujero. La lengua rebañando sus paredes junto con los rápidos movimientos de entrada y salida, le provocaron un delicioso orgasmo. Pero Sergei aún no había acabado, le introdujo un dedo a traición y su esfinter se cerró con fuerza, cuando se relajó le introdujo un segundo y comenzó a moverlos, primero en círculos y luego hacia atrás y hacia adelante. Cuando consideró que ya la había preparado lo suficiente, se colocó un preservativo bien lubricado y comenzaron los intentos de penetrarla análmente. Encontró algo de resistencia, y eso le gustó. Poco a poco consiguió cubrirla completamente, entonces comenzó a embestirla con movimientos secos y bruscos, disfrutando del dolor que la estaba causando. Afortunadamente para la joven, el cabrón de Sergei no tenía mucho aguante.

Cuando por fin pudo reunirse con Alexia, aún sentía un molesto y desagradable ardor en su interior que se vio en parte mitigado por los besos y caricias de su amante.

-No tardarás en acostumbrarte y con el tiempo puede que incluso llegues a disfrutarlo -trató de consolarla.

Durante varios días fue sometida al mismo tratamiento. Dentro de lo que cabe, podía sentirse afortunada, Sergei se tomaba tu tiempo para prepararla, así que finalmente su cuerpo aprendió a adaptarse y el fuerte dolor de los primeros días, acabó transformándose en una ligera molestia. Cuando Sergei vio cumplido su objetivo dejó de encularla y se limitó por un tiempo a pedirle que se la chupara, obligándola a tragarse el semen o espupiéndoselo por la cara. Un día apareció con una enorme verga de cuero mucho más gruesa de la que le había hecho probar en sus primeros días de puta. La joven, dándose cuenta de sus intenciones, se rebeló y le dijo que no se lo iba a permitir.

-Está bien -le contestó Sergei extrañamente tranquilo -me olvidaré de mi juguetito, por ahora, pero mañana vendré con unos importantes hombres de negocios y quiero que seas muy complaciente con ellos. ¡Ah, como oiga la más mínima protesta lo pasarás realmente mal!

Al día siguiente la madam le dijo que la estaban esperando en la sala grande. Al entrar se quedó atónita, había diez hombres en la sala tomando copas y charlando animadamente. Al verla aparecer la miraron con ojos calculadores mientras Sergei se acercaba y hablaba con ella.

-Ahora te vas a colocar entre esos sillones y vas a desnudarte mientras bailas. Muévete con mucha sensualidad y tomate tu tiempo, no tenemos ninguna prisa -le susurró al oído.

Luego dirigiendose a los invitados, añadió.

-Amigos, os presento a Anuska, espero que sea de vuestro agrado. Podéis ir tomando asiento.

Anuska se situó en el centro y se quedó quieta un instante, nunca había hecho lo que le pedían, pero había visto a varias de sus compañeras bailar para sus clientes, así que cerró los ojos y empezó a moverse al compás de la música que comenzó a sonar. La excitaba sentirse observada y deseada por tantos hombres, poco a poco dejó de imitar el baile de otras y se dejó llevar por la sensual melodía.

Las prendas iban cayendo una a una mostrando su perfecta anatomía a unos cada vez más encendidos espectadores. De pronto comenzó a escuchar gruñidos y gemidos a su alrededor, poco después su cuerpo se vio cubierto por chorros de esperma que recibía desde todas direcciones y que luego resbalaban lentamente por su piel. Siguió bailando cada vez más despacio hasta que la música acabó desvaneciéndose.

Sergei la acompañó al baño y ella se entretuvo bajo el agua para dar tiempo a que los invitados se marcharan, pero cuando regresó, los encontró a todos desnudos alrededor de la enorme cama.

Supo lo que tenía que hacer sin necesidad de que se lo indicaran, así que se tumbó en la cama temblando de gusto. Inmediatamente sintió veinte manos acariciando hasta el último rincón de su cuerpo y diez bocas, que ávidas de probar manjar tan exquisito, devoraban su piel cubriéndola de saliva. Las oleadas de placer que surgían desde distintos puntos de su anatomía, se sucedían una tras otra. Alguien le metió el miembro en la boca, y ella, contagiada del clima de excitación, lo empezó a succionar con fuerza; apenas había acabado de tragar el esperma cuando ya tenía otro dentro.

Agradeció mentalmente a aquellos que tan hábilmente le comían los pezones y el sexo, y que la estaban llevando al delirio…., quería gritar para descargar de alguna manera la increíble cantidad de excitación que estaba acumulando, pero no podía. Se encontró con un pene en cada mano que ella pajeó como pudo, pues las descargas de placer que la sacudían hacía que por momentos perdiera el control de sus actos.

Comenzaron a penetrarla una y otra vez, en distintas posturas y por distintos orificios…., había momentos en los que era follada por tres hombres al mismo tiempo. Su sexo rebosaba semen que se escurría muslos abajo y seguían penetrándola sin darle un instante de respiro. "¿Cuánto placer podré soportar antes de perder el sentido?" se preguntaba mientras abrazaba con sus piernas la cintura del hombre que la penetraba, instándole a que profundizara más, mucho más . Trancurrieron un par de horas de continuos orgasmos, y su piel perlada por el sudor, seguía siendo chupada y sobada, a veces con delicadeza y otras con dureza. Los que se sentían satisfechos iban abandonando la habitación, pero algunos más resistentes querían disfrutarla por todos sus agujeros.

Para cuando únicamente quedaron tres, a Anuska le dolía todo el cuerpo debido a las incómodas posturas a las que se había visto sometida, y tenía la mandíbula desencajada, pero a pesar de ello tuvo que tragar dos pollas al tiempo que una tercera la embestía una y otra vez por detrás.

Por fin la dejaron sola, y sin fuerzas para levantarse, se quedó dormida. Al despertar se dio una larga ducha, y cuando fue a vestirse, descubrió que entre su ropa había varios billetes de 5.000 rublos y otros de 1.000. "Una pequeña fortuna con la que podré cancelar definitivamente mis deudas con la mafia...." -murmuró pensativa dándose cuenta de que nuevamente tenia el control de su vida . Decidió que se marcharía muy lejos, pero no quería irse sola, así que se dirigió a la habitación de Alexia. Ésta se sorprendió al verla entrar a esas horas, y más cuando le enseño los billetes y le preguntó.

-¿Quieres dejar este lugar y venir conmigo a otra ciudad?

Ella le dio su respuesta mediante un significativo y apasionado beso. Cuando llegó su primer cliente, las encontró haciendo el amor. (Por supuesto que no le dejaron participar)

FIN

P.D. Un soleado día de mayo, Anuska y Alexia se casaban (por lo civil) y durante muchos años fueron felices y comieron perdices.

P.D2. Sergei, encarcelado por evadir impuestos, sigue siendo golpeado y violado a diario por sus compañeros de celda.

P.D3. Pedro, al enterarse de que su hija se había convertido en una puta, en vez de tratar de ayudarla, prefirió morirse del disgusto (hay gente pa' to')