Cuento para adultos
Mujer madura, que tiene un encuentro con un hombre mas joven.
Cuento para adultos
Soy una mujer madura y me gusta el sexo. Me gustan los hombres más jóvenes, los que son expertos y potentes y he tenido una cita con uno de estos un hombre de 40 años joven, moreno de piel, ojos verdes, grandes manos y un fabuloso falo. Lo conocí por casualidad una tarde de verano, un día que el sol derretía el asfalto y el calor hacia que la ropa se pegara al cuerpo con el sudor. El entro ala cafetería donde yo suelo ir casi todas las tardes, siempre nos mirábamos pero nunca nos habíamos dirigido una palabra, pero ese día fue diferente ese día yo tome la iniciativa, estaba sentada en la barra y el se sentó a mi lado le salude y pregunte como se llamaba, así rompí el hielo, la conversación se hizo distendida y me invito a cenar al día siguiente, yo esperaba con impaciencia la hora de esa cita, pensando en que quería que fuese especial, quería seducirlo, poseerlo, que fuese mió y así me prepare para ella.
Me di un baño de aceite de canela y pensé que estaría bien rasurarme que seria excitante y morboso. El pensar en el, me excitaba y cuando pasaba las manos por mi piel deseaba que fuesen las suyas, mientras tomaba el baño, no pude dejar de acariciarme, de tocarme, pero no quería terminar sola, quería que fuese el quien me hiciese temblar de placer. Salí de la bañera y me puse un vestido negro, ajustado que marcara bien mis curvas, que se notara el culo, las caderas y los pechos, me perfume delicadamente y me puse un tanga negro muy pequeño, apenas tapaba mi vulva, me pinte muy suavemente Solo un poco de colorete y un lápiz de labios que sabía a vainilla, así me fui a la cita.
Habíamos quedado en la cafetería, cuando llegue, el ya me esperaba, me miro sorprendido, con deseo eso me gusto, un escalofrió recorrió mi espalda al verlo, me acerque, lo bese en la cara muy cerca de los labios, solo como un preámbulo de lo que quería que sucediera, nos tomamos una copa y nos fuimos a cenar.
Me llevo a un restaurante muy romántico cerca del mar, donde el sonido de las olas acompañaba nuestra conversación, haciendo una dulce melodía. La cena fue muy amena, el me miraba con deseo, yo con pasión, en un momento de la cena yo me quite un zapato y por debajo de la mesa acaricie su pierna con mi pie desnudo, subiendo despacio hasta casi su rodilla y después subí hasta presionar y acariciar con mi pie su pene, sus testículos, estaban duros y su pene grande, destacaba prominentemente en su pantalón.
El en ese momento se estremeció y note como su vello se erizaba y sus ojos brillaban de deseo. Nos marcharnos paseando hasta el coche, por la orilla del mar, en la playa había parejitas que se escondían entre las tumbonas, eso nos excito, nos excito ver como estaban haciendo sexo y empezamos a besarnos sus manos recorrían mi espalda despacio mientras sus labios besaban los míos, su lengua se entrelazaba con la mía, nos sentamos en la arena entre dos tumbonas , la luna se reflejaba en el mar y las luces del paseo iluminaban nuestros cuerpos casi desnudos, los gemidos de las parejas que estaban a nuestro alrededor nos excitaban mas, yo acariciaba su piel, desabrochaba los botones de su camisa y jugaba con el poco vello que tenia en su pecho, mientras me besaba bajo sus manos por mi cuerpo dejo caer los tirantes del vestido y me sobo los pechos con sus manos y me mordió los pezones fuertemente con sus dientes acariciándolos después con la lengua, esto me excitaba me hacia estremecer, sus manos bajaban despacio por mi cuerpo recorriendo cada pedacito de piel y su boca me hacia sentir el aliento calido que a veces me quemaba, me abrió las piernas, me aparto el tanga con una mano, me penetro con su lengua, perdía el sentido, me lamía de arriba hacia bajo despacio, me mordía el clítoris, su lengua dibujaba círculos que me hacían sentir convulsiones, gemía de placer, no se como pero en un momento sentí como su polla entraba en mi, fuerte y dura, sus envestidas hacían que yo me moviera hacia atrás, me agarre a una de las tumbonas por miedo a salir despedida, mi cuerpo respondía a esas envestida con gemidos , ya no aguantaba mas , un grito salio de mi ser Una liberación de placer, tuve la mejor corrida de mi vida hasta ese momento, nuestros jugos se mezclaron y nuestro sudor se hizo uno. Nos desnudamos del todo y nos dimos un baño, el mar estaba en calma y el agua mojaba nuestra piel, no podidos dejar de tocarnos de jugar con nuestros cuerpos, la excitación iba creciendo otra vez con nuestros tocamientos, salimos del mar mas excitados, fuimos hacia el coche corriendo, medio desnudos, el fuego de nuestro deseo y la brisa secaba nuestra piel, la gente que paseaba, nos miraba asombrada de nuestras risas y de nuestros juegos.
Cogimos el coche y nos fuimos a mi casa, conducía el, yo no podía dejar de tocarlo, le baje la cremallera del pantalón y acaricie su polla con mis manos, es grande, dura, esplendida . Baje mi boca hacia ella, quería saber Notar su sabor, su dureza, su potencia, estaba salada por el agua del mar y ala vez me parecía dulce, deliciosa, paramos el coche en un camino un poco apartado de la carretera, allí salimos del coche y fui a su encuentro, quería que deseara mucho, que se sintiera como un animal en celo, lo apoye contra el coche presionando mi cuerpo contra el suyo, lo bese, le mordí los labios y baje despacio por su cuerpo lamiéndolo, estaba salado , con mi boca le quite el cinturón y sus pantalones cayeron al suelo, su polla estaba grande y dura , la acaricie con las manos mientras lo miraba a los ojos y sin dejar de mirarlo baje despacio y me arrodille a sus pies en señal de sumisión y le pregunte ¿que quiere que te haga?. El me dijo Cómemela . Se la comí, la chupe, mordí los testículo, me los metí en la boca presionándolos y succionándolos, con mi lengua subía despacio por toda su polla hasta la punta, (me gusta jugar con la punta de una buena polla) hacer círculos con la lengua, meterla toda en la boca, llenarme de ella, yo estaba muy excitada, el también, pero quisimos dejarlo así y seguir hacia mi casa, allí nos esperaba nuevas cosas, nos esperaban Mis juguetes, con los que me gusta jugar sola y con compañeros de juegos. Llegamos, nuestros cuerpos estaban pegajosos por el sudor y por la sal del mar, no importaba mucho eso, solo importaba las ganas de jugar, de hacer sexo. Saque los juguetes (tengo varios, un fabulosa polla, unas bonitas bolas y un vibrador pequeño y muy potente) y nos fuimos a la habitación, el seguía excitado, yo también, mi sexo palpitaba.
Sin preámbulos, nos ensalzamos en un combate de sexo, me tiro en la cama, la dio la vuelta, me puso a cuatro patas y penetro el coño con fuerza, en un momento no recuerdo como, note que me penetraba con el vibrador por el culo, la sensación de su polla dentro de mi y el vibrador me hacia enloquecer, sentía estar llena, mientras sus grandes manos agarradas a mi cintura me empujaban hacia delante y atrás, bombeando mi sexo, mi culo.
Me corrí como una loca, como una puta perra, así me sentía, un animal en celo, una perra que no le importa nada Solo que le den sexo. El seguía excitado, pero paro un instante que yo aproveche para levantarme e ir por hielo, entre ala habitación con un hielo en la boca, sus gotas, caían por mi cuello, resbalaban por mi piel, evaporándose por el calor.
El estaba tumbado encima de la cama descansando, me miro y me dijo ¿que vas hacer?, ¡espera y veras!! Le dije yo empecé por su cuello, lo acariciaba con el hielo y bajaba despacio por su pecho, las gotas se avaloraban no llegaban a caer, me detuve en su ombligo, deje el hielo en su barriga y lo penetre con mi lengua
Y el se estremecía, su falo saltaba, se convulsionaba y el hielo se derretía, seguí hacia abajo, me puse encima del y acaricie con mi coño su barriga, dejando mis jugos en ella, luego metí su polla en mi, me movía despacio Acelerando poco a poco, alargue la mano, agarre mi vibrado, se lo metí por el culo, a esto el respondió con un gemido de placer, yo mientras me movía cada vez mas deprisa, entraba y sacaba el vibrador también al mismo ritmo, se volvía loco y yo con el, no recuerdo nada mas, no se que mas hicimos solo recuerdo que esa si ha sido, la mejor corrida de mi vida y la suya también. Su leche salía de mi cuerpo junto con la mía, bañando su piel. Nos quedamos exhaustos, cansados y nos dormimos sin saber como, nos venció el sexo, el celo del animal que llevamos dentro.