Cuento Ficción
Este es, mas que un relato, un cuento con algo de misterio, nada sexoso, pero si romántico
Temer a la obscuridad es una sensación emocional que muchos no pueden controlar con facilidad, estar en un lugar donde no se tiene la visión clara del entorno genera inseguridad y temor a lo desconocido. ¿Hasta qué punto lo desconocido deja de serlo?
En el pueblo se hablan maravillas y presumen cualidades de los ricos y famosos, pero callan cuando existen figuras y leyendas que opacan a la sociedad y evitan con sus leyendas que los viajeros hagan escala en la comunidad.
La hacienda Villaseñor, no es mas que una finca a la distancia de las demás casas, las cuales se habían expandido nuevas viviendas hacia el lado contrario, lo que la dejaba abandonada, lúgubre de día y por la noche nunca nadie se acercaba ni por error. Por décadas y de la cual es un ícono del pueblo a la que los habitantes han borrado de la población con su indiferencia y olvido, pero ¿Qué ocurrió para que eso sucediera? ¿Qué sucedió en la hacienda que asustó y avergonzó al resto de la comunidad?
Pasaba de media noche, Jessi caminaba por caminos alternativos para llegar a Villestone, ella era mercader, su especialidad eran las antigüedades y obras de arte únicas, esta nueva ruta era mas larga, y se sentía ya agotada, en eso escucho una suave y tranquila voz
- ¿Para donde se dirige?
- Camino a Villestone – respondió mientras giraba su cuerpo en dirección a quien preguntó
Era una mujer con piel blanca y brillante como la luna llena, ojos negro profundo como el mar por la noche, y cabello negro largo y terso como la seda, vestía un blusón de lino, guantes largos y mallones de acrilán, y le sonreía dulcemente, Jessi se quedo boquiabierta, nunca esperó ver a alguien así a deshoras de la noche, puso en el suelo sus bolsas y maleta, en eso la mujer abrió el cancel para ayudarle a levantar sus cosas
- Oh, no pongas esto en el suelo, se ensuciará ¿Te gustaría un poco de té?
- Si me hace el favor – respondió Jessi atónita
Que una bella joven ofrezca té a una extraña a altas horas de la noche, es algo que no se ve todos los días. Jessi caminaba detrás de Marian , lograba percibir el fresco aroma a primavera que desprendían el arcoíris de flores del jardín que brillaban bajo la luna. Candelabros iluminaban como fuegos pirotécnicos el salón de estar principal.
- ¡Wow! Tu casa es muy bonita, tiene cierto estilo gótico medieval
- Siempre ha pertenecido a mi familia, fue construida hace casi un siglo, y no he permitido q averías afecten su buen funcionamiento, además, a falta de niños, los muebles se conservan mejor.
- ¿Entonces solo viven tus padres y tu aqui?
- No – respondió Marian con poco aire que quedó en su garganta al escuchar la pregunta, pero quiso disimularlo con una sonrisa – En realidad vivo sola aquí, mis padres en un viaje por el mediterráneo tuvieron un accidente y murieron, los acompañaba mi único hermano, y me quedé sola
- Que pena, disculpa haberte hecho recordar eso
El té se alargó por mas de una hora, Jessi mostraba la mercancía que llevaba a vender y le platicaba de dónde la había conseguido, las aventuras que solía experimentar en los distintos lugares donde hacía trueques o vendía y compraba
- Siempre los hombres al conversar con alguna mujer pierden la razón y es mas fácil ganarles un poco mas a la mercancía – suelta una risita triunfante – los hombres solo utilizan su fuerza bruta para impresionar a una mujer, porque los libros solo los utilizan para prender fuego a la chimenea
- Tuve un novio hace mucho tiempo – comenzó Marian mientras deslizaba su mirada hacia una pequeña caja musical de terciopelo rojo – pero las cosas no funcionaban bien, llego un Conde al pueblo y comencé a sentir cariño por él también, mis sentimientos se comenzaron a confundir, así que comencé a tomar clases de piano, pensé que distraer mi mente y canalizar mis emociones me ayudarían a esclarecer lo que estaba pasando, pero mi profesor de piano se enamoró de mi, llegó el momento en que dividía mis tiempos para los tres, y me agradaba - sonrió orgullosamente - ¿Tienes algún pretendiente?
- No – apenada – en realidad me parece una pérdida de tiempo estar viendo a hombres solamente presumiendo sus atributos como animales que cortejan para aparearse, mis amigas disfrutan ir a los eventos donde pueden tener conquistas – las dos se ríen sin parar
Llegó el momento de la despedida, Jessi acomodo su equipaje y en la puerta del camino se despidió de un abrazo de Marian, mientras le invitó a cada vez que pasara por su casa llegara a visitarle y platicarle sobre el lugar donde vivía y sus negocios con los hombres a los que compraba y vendía sus piezas, con la condición de que solo por las noches y hasta antes del amanecer podía recibirla, ya que durante el día no se encontraba en casa. Así sucedía cada semana, viajaba de noche para llegar al té, a cambio de su plática, especialmente sobre un amigo de ella que solía acompañarla en sus tratos ,y compañía, Marian le regalaba algún objeto que Jessi escogiera de su casa, con la condición de que la caja nunca se la daría y tampoco la tocara.
En invierno era mas duro el camino, pero Jessi tenía que trabajar, el comercio en Villestone era el mas grande para sus reliquias
- Me gusta mucho tu jardín, las flores nunca marchitan y siempre huele fresco - le dijo mientras acariciaba una
- Son muy delicadas – respondió Marian mientras le tomaba la mano para que no tocara las flores
Entraron a la casa, a tomar el té de costumbre, siempre eran solo ellas dos, mientras Marian en la cocina lo preparaba, Jessi observaba todas las piezas que estaban en el salón, Marian cada semana agregaba nuevos objetos, era raro, pensaba Jessi, no había ninguna fotografía de personas, solo pinturas de paisajes, nunca había entrado mas allá del salón principal. Marian siempre atravesaba la puerta del salón sonriéndole, Jessi disfrutaba su compañía y las historias de Marian cuando viajaba por el mundo con su familia, nunca había charlado con alguien así por tanto tiempo. La ayudó a colocar las tazas en la mesa mientras Marian servía el té, Jessi la observaba, no imaginaba como una mujer tan hermosa y culta viviera sola, ¿Tendrá esposo y no me ha tocado concocerlo? ¿Habrá desertado en el convento? ¿Tal vez es madre soltera y no le es permitido conversar con gente extraña? , Marian noto su mirada analizadora, pero el se te desbordó de la taza y con el susto cayó el liquido hirviendo en su mano sobre su guante
- Permiteme ayudarte – Jessi tomó su mano mientras intentó quitarle el guante, alcanzo a observar que su piel era negra, antes de que Marian enojada alejara su mano y le dijera que no le quitara nunca sus guantes
Se adentró en la casa para ir a curar su quemada, Jessi estaba muy confundida, se preguntaba sobre lo que había visto, tal vez padece alguna enfermedad y por eso vive sola, justificó el hecho. Volvió al salón con otros guantes igual de largos, Jessi se levantó a encontrarla en el camino y le tomo su mano quemada mientras le miraba sus ojos, sabía que algo no era normal, le beso sobre su guante
- ¿Segura que ya está bien tu mano?
- Si – sonrió como si nada hubiese pasado – continúame la conversación de la semana pasada cuando tu amigo Jonathan despreció a tu amiga Lisa
- Le digo que quedará soltero toda la vida por ser tan codicioso – ríe burlescamente y continúa – Lisa es hija de la cocinera de un marqués, pero él desea casarse con la hija del Marqués, pero ella está comprometida con un hombre importante de otro pueblo
- Me gustaría conocer a Jonathan – comenta esperando una respuesta positiva a su petición
- ¿Perdón? - pregunta incrédula – espero no sea porque quieres alguna cita o alguna conquista con él
- Eso quiero – respondió muy segura – Me parece un hombre guapo, real y como es tu amigo, se que tiene buenos sentimientos y podría enamorarse de mi
Jessi no podía asimilar lo que acababa de escuchar, en realidad ella sentía algo intenso y raro por Marian, y sin saber por qué, la devastaba el interés de una relación con su amigo
- ¡Cielos! Me sorprende que en verdad quieras eso, pero lo haré, una de estas noches te daré la sorpresa
Por circunstancias ajenas a su voluntad, a Jessi no la podía a compañar Jonathan, pero sus visitas a Marian no cesaban, cada vez eran mas y mas minutos los que duraban la visita, hasta que Marían tenía que decirle que debía irse porque era tarde, Jessi nunca se cuestionaba esa frase “ya es tarde” si se supone que era temprano. Marian poco a poco le fue mostrando toda la enorme y vacía casa, las habitaciones permanecían impecables, parecían en espera de alguien que al recostarse dejara su calor en las camas, lo único que parecía tener vida era el salón principal, la biblioteca y el jardín
- Realmente es una hermosa casa, la biblioteca es lo que mas me gustó, las pinturas de ahí y el eco que genera la música cuando tocas el piano mientras me dejas leer me permite sentir que soy alguien como tu
- ¿Como yo? - pregunto frunciendo el ceño sin entender el comentario
- Tu eres de familia con título, eres muy culta, conoces el mundo y tienes un palacio
- No es así – riendo se acerca a Jessi y la abraza por instinto – me has mostrado el mundo al que tengo mucho tiempo que no veo – le dio un beso prolongado en la mejilla
- Toca un poco mas el piano antes de irme – expresó sin sentido después del beso, beso que le llego al corazón y lo único que acató fue enviar esa frase al cerebro – tengo mucho que no bailo
- Pues bailemos – Colocó el tocadiscos y comenzaron a bailar, entre pisotones y risas lograron armonizar los pasos - en verdad que no sabias bailar
- No soy del agrado de los hombres
- Pues te enseñare cómo agradarles
En las visitas siguientes hacían de la casa una esfera donde solo ellas dos existían, hasta que en uno de sus viajes Jonathan acompaño a Jessie
- ¿Por qué de noche?
- No lo sé, además yo prefiero caminar de noche que acalorarme de día
Al llegar a la casa Jonathan se impresionó, sonrió triunfante, Jessi logro percibir en él, al ver a Marian acercarse a la puerta del camino, que por fin tendría una conquista digna para él, y ella sintió por primera vez celos cuando Marian no la recibió como de costumbre y sus atenciones eran para Jonathan. Los viajes en su mayoría ya no eran sola, él deseaba volver a ver a Marian
- No estás enamorado de ella - afirmó Jessi
- El amor llega con los lujos, recuérdalo siempre – le dijo secamente – por eso no has conseguido conquista - se detuvo un momento en el camino – a Marco no le has querido recibir los obsequios que te trae de la India, él te haría una mujer rica y sacarías de trabajar como campesino a tu papá
- No deseo ser mujer de cama para un hombre - contesto Jessi mientras volteaba a donde Jonathan se había parado – Jonathan, Marian es mi amiga, si no te has enamorado de ella no la lastimes
- Ella está enamorada de mi y es lo que importa, además es muy linda
Siguieron su camino hasta la casa de Marian, Jessi sabía que como cada noche Jonathan iba, ella esperaba sola en la biblioteca tocando sin armonía el piano de Marian o leyendo algún otro libro mientras ellos conversaban en la habitación de ella. Esta ocasión ni el piano ni los libros lograban distraerla de la idea de hablar a solas con Marian sobre las intenciones de su amigo, al parecer la amistad entre ellas había rebasado el marco que la caracterizaba como ello, había sobrevolado el límite, era algo que simplemente había crecido como las flores de su jardín. Escucho abrir la puerta de la biblioteca, sabía que era momento de partir, faltaba poco para el amanecer
- Partiras sola – Le ordenó Marian a Jessi mientras le tomaba sus manos y la despedía con un beso en la frente
- ¿Cómo has dicho? – preguntó sin comprender
- Jonathan se quedara, deseo seguir conversando con él – sonrió Marian
- Como tu gustes - se soltó de las manos y sin decir mas, salió de la casa sin mirar para atrás
Continuó su camino a Villestone, sus lágrimas desfilaron el resto de la noche. A su regreso decidió hacerlo por otros caminos, y cambió su horario de viaje. Una ocasión tuvo que ir al pueblo de Marian, le habían informado de una subasta de un hacendado rico que había muerto recientemente y su familia estaba vendiendo sus pertenencias para mudarse. Había conseguido una carreta para traer la mayor cantidad de artículos posible. Definitivamente era su día de suerte, la viuda le permitió llevarse a muy buen precio todo lo que Jessi había querido, el problema es que tendría que hacer varios viajes para llevarse todo, por lo que se le permitió, mientras se vendía el inmueble, volver con la ama de llaves cuando desease por el resto de las demás cosas
- Vendré la próxima semana señora Alicia
- Mi casa es aquella – apuntó en dirección al norte – lo importante es que no la última - comentó con desagrado
- ¿Por qué lo dice así?
- La mansión Villaseñor está embrujada y entre mas cerca transite uno mala suerte trae a su vida
- ¿Se refiere a la casa de la señorita Marian?
- Si – respondió a secas la ama de llaves mientras cerraba la casa en venta
- ¿Por qué embrujada? – no podía ocultar su intriga y asombro, tal vez estaba hablando de otra casa
- Se dijeron tantas cosas, yo era pequeña cuando mi padre nos prohibió jugar hacia esa dirección, después de lo que le paso a un joven llamado Sebastián, nunca mas se volvió a mencionar el nombre de la señorita, así que le sugiero tome camino de regreso a su pueblo por la capilla.
Marian agradeció la sugerencia y comenzó su camino por donde le sugirieron, pero en la siguiente brecha avanzó a la casa de Marian, la forma de la casa la identificó a lo lejos, pero su sorpresa se agrandaba cada metro que se acercaba. Paro la carreta y amarro el caballo a la puerta donde una noche conoció a la mujer con ojos igual de grandes y brillantes que la luna llena, era devastador lo que observaba, el jardín con infinitas flores de colores no eran mas que maleza seca, abrió la puerta oxidada que rechinaba cuando la empujó, asomó un poco en busca de alguna señal de ella, solo había restos de muebles quemados, vigas de madera caídas del techo, cerró confundida la puerta, cerró sus ojos y meditó por unos instantes, no encontraba lógica a lo sucedido Tal vez se mudó y algunos oportunistas robaron y quemaron la casa, justificaba, ¿Y si en el robo la asesinaron? ¿y si se mudó con Jonathan y en su ausencia los habitantes de aquí quemaron su casa para que nunca mas volviera? Muchas ideas venían a su mente, pero llegó a la conclusión que ella tenía a Jonathan para que la apoyara, y volvió a su carreta para emprender su camino. En casa de sus padres hizo algunas preguntas despistadas de Jonathan, pero sus padres desconocían su paradero. Jessi continúo descargando su mercancía, sus hermanos habían instalado una improvisada tienda donde vendían y exponían lo que Jessi surtía, la cual al parecer estaba generando buen ingreso a la familia, sin embargo Jessi quito de la venta una pintura de Marian, en posición perfil tocando el piano con un velo negro en su rostro, solo Jessi que conocía perfectamente la fisionomía de Marian, sabía que era ella.
Este día Jessi pasaría por el resto de la compra que le hizo a la viuda, comenzaría la feria en Villestone y esperaba su gran venta para poder en su pueblo instalar una tienda fija atendida por ella y su familia, después de comer se despidió de la amable ama de llaves
- Ha sido todo señora Alicia, muchas gracias por su confianza
- De nada señorita Jessi, solo me parece muy poco común ver a una joven tan bonita de mercader, se supone que es una actividad para los hombres
- ¡Cierto! – exclamó sonriendo, le había causado gracia que aún las mujeres siguieran un prototipo de la mujer sumisa para un hombre inculto a quien servirle – Digamos que es para el negocio familiar - concluyó mientras subió a la carreta - por cierto ¿Qué le sucedió a la casa de Marian? ¿Por qué la han quemado?
- Desde que yo era pequeña mi padre nos platicó que ahí vivía una joven muy adinerada y muy hermosa – sus palabras salían de su boca con temor – pero era una mala mujer, actuaba como la mantis religiosa, enamoraba a un hombre, luego a otro, y así, y al parecer los asesinaba, o al menos al joven Sebastián sí, un día un hechicero había librado una batalla contra otro y necesitaba cubrirse del sol porque quita los poderes, le pidió asilo, ella lo humillo, así que el hechicero le lanzo una maldición, ella fue convertida en piedra, y volverá a la vida hasta que logre que alguien vea en ella un corazón de verdad y no de piedra como lo era, y después de decir esa maldición, el cielo se nubló y un rayo quemó la casa, desde entonces nadie pasamos por ese camino
- ¿Cómo murió Sebastián?
- La ambición, decidió que podría lograr quitar el hechizo y ser dueño de la propiedad, y simplemente ya no regresó jamás
Jessi sentía que no se trataba de la misma persona, Marian era joven, el suceso había ocurrido hace muchos años, pero no se aclaró su duda, hace un par de semanas aún tomaron el té en una bella casa, la semana pasada estaba en ruinas, definitivamente era hora de averiguar que sucedió. Inició su camino a la casa de Marian, entro a la casa en ruinas, recorrió con mucho cuidado todas las habitaciones que anteriormente eran impecables, ahora eran solo cenizas y restos de madera, al bajar las escaleras, a un lado del sofá donde tomaban el té estaba una estatua de piedra, por un momento se quedó paralizada, era una figura con la misma complexión de Marian, parpadeó un par de veces para corroborar lo que veía, se acercó a ella, la observo detenidamente, acarició sus manos ¡Wow! Marian, que bellas manos tienes, es una lástima que nunca vi libres de guantes tu piel, percibía en ella su esencia, besó su mano y se paró frente a ella, la tomo de la cintura como cuando practicaban baile, la miró a los ojos, pero sus ojos miraban con desesperación hacia el librero, Jessi volteó a esa dirección, estaba intacta la caja de música, giró nuevamente hacia Marian antes de ir a tomar la caja de música, comenzaba a caer el sol, pensó de dejar todo y volver de regreso de Villestone, pero optó por llevarse la caja musical, no sin antes verificar que funcionara, la abrió y en el compartimento secreto había varias cuarzos y de repente comenzó a sonar la canción que Marian tocaba en el piano y que ambas llegaron a bailar, analizo la caja para ubicar de donde provenía la música, estudiar la mecánica de funcionamiento, pero no había explicación, simplemente sonaba la canción que poco a poco comenzaba fuerza la música, un aire frio recorrió su cuello y cerró de inmediato la caja dejándola en su lugar y se marchó.
En su regreso, por la madrugada, paso por la casa de Marian, se detuvo al ver cómo lucía, el jardín tal cual lo conoció la primera vez, el aroma y la sensación de verla la hizo detenerse y pasar a tocar la puerta principal, no escuchaba respuesta a su llamado, se dio cuenta que la puerta no tenía seguro y entró, la casa se veía vacía, pero no había ningún residuo de incendio, pero en el fondo se escuchaba a alguien llorar, sabía que era ella, encontró a Marian recostada en su cama
- ¿Estás bien? – Preguntó mientras se acercaba a ella para recostarse a su lado
- No – respondió mientras giró su rostro hacia Jessi, traía un pañuelo de seda blanco cubriéndole desde la nariz hasta el cuello, sus guantes largos y su vestido que le cubría las extremidades inferiores
- No estés triste – le dijó Jessi con voz de ánimo mientras colocaba su mano en su rostro sobre la seda, le besó su frente – soy tu amiga, cuéntamelo, Marian la abrazó y sin soltarla le pidió disculpas por haber sido descortés aquella noche que Jonathan se quedó – Descuida, no es tu culpa que Jonathan haya sido interesado – Marian soltó a Jessi de golpe - ¿Ya lo sabías? – preguntó muy molesta.
- En parte, antes de llegar a tu casa me lo confesó
- Eras mi amiga, debiste decírmelo – refunfuñó y haciendo un gran esfuerzo, como si tuviera problemas con sus articulaciones para moverse y no permitiendo que Jessi le ayudara a ponerse de pie, caminó hacia la puerta haciéndole la señal de que se fuera
- No me volverás a tratar así, no porque tu seas una mujer con título de nobleza puedes estarme corriendo de tu casa cuando te de la gana – se negó
- Todo es mi culpa, no podía alejarme de ninguno, cada uno llenaba lo que el otro no tenía, era tan satisfactorio que fueran mis sumisos y yo su Diosa – lloraba Marian mientras se escucho un crujido y calló sentada en el piso, recargándose en la puerta, inmediatamente Jessi la quiso levantar y revisando su pie descubrió que era de piedra – Moriré en muy poco tiempo – le hizo la seña para que se sentara a su lado y se acurruco en el regazo de Jessi - hasta que una tarde, cuando volvía del granero, un joven estaba parado en el camino donde te vi, no me dijo palabra alguna, me acerqué para preguntarle que necesitaba, vestía ropas muy viejas, parecía mendigo y tenía un ojo ciego, le dije que no daba caridades a desconocidos y me di la vuelta, me pidió posada y alimento a cambio de una caja musical que era lo único que poseía – miró a Jessi con decepción – y le dije que la comida no valía lo que la caja era y lo corrí, en eso escuche la melodía y giré a él pero ya estaba dentro de la propiedad justo detrás de mi, lo avente y quise correr pero mis pies se paralizaron, el se levantó y no era la misma persona, era un joven muy apuesto, había sido preparado para trabajar las energías humanas, le dije que era muy atractivo y que deseaba enmendar mi mal trato, dijo que ya era tarde, y me entregó tres cuarzos, eran mi profesor de piano, el duque y el que era mi novio oficial, y mi dedo anular derecho se volvió piedra, tenía un plazo para lograr que alguien me amara por lo que soy, y me reí de él todavía, confiaba en mi belleza, pero mi belleza sólo sería vista de noche, cuando nadie podía verme - Jessi le comenzó a quitar sus guantes, ambas manos estaban convirtiéndose en piedra, y poco a poco subió su vestido para ir descubriendo su cuerpo convertido en piedra, quito el pañuelo de seda de su rostro y le besó los labios - ¿Qué haces? – preguntó asustada Marian
- Yo te amo – le afirmo mientras la abrazaba
- Así no funciona esto Jessi - perdóname, aquella noche que te vi partir sin despedirnos se me partió el corazón, quería que fueses tu quien se quedara, pero quería romper este maldito hechizo, te he extrañado cada noche, pero supuse que jamás vendrías – puso su dedo de piedra en sus labios para que Jessi le diera otro beso - Yo también te amo, y estos besos los sentí en mi corazón – haciendo gran fuerza, cargó a Marian para recostarla en su cama y Jessi se recostó a su lado, abrazándola – la caja de música se ha apagado, por eso se me acabó el tiempo – acurruco su rostro en el pecho de Jessi si decir nada mas, Jessi se había quedado sin palabras, todo fue tan rápido, parecía un cuento de terror.
El sol ya tenía rozada la mejilla derecha de Jessi, se despertó desubicada encandilad, enfocó a su alrededor, no estaba soñando, era la casa de Marian, era su cuarto, era su cama ¿y Marian?, recorrió los cuartos a toda prisa, bajó las escaleras, no había señal de ella en toda la casa, no estaba la caja de música en su lugar, salió al jardín y vio en dirección al granero a alguien cubierto de blanco que parecía estar escarbando un agujero con la pala ¡Oh Marian! Gritó mientras corría hacia el lugar, se detuvo a sus espaldas mientras giraba descubriéndose la cabeza, Marian le sonrió y le extendió la mano para que se la tomara, su piel era suave y tersa, cálida y la tomó con fuerza, le dio un beso y miró en dirección al pozo, ahí estaba la caja, la sepultaron y caminaron tomadas de las manos entre las flores, Marian cortó la una noche Jessi estuvo a punto de cortar, se la dio y la abrazo
- Jessi, me salvaste, me amaste por lo que soy
- Tu lo hiciste sola, me dejaste ver en ti que eres una gran mujer, si no hubieses sido de corazón noble, nunca hubiésemos llegado a este punto
- Quédate conmigo para siempre.
El antiguo camino a Villestone comenzó a ser muy popular por la galería de artículos y pinturas únicas de todo el mundo que se exponían y vendían ahí, y lo mas atractivo de la visita era la historia de cada articulo cuando fue adquirido.