Cuento de Ponies Cap. 23 - Joan y dudas
Confidencias, planes y dudas
ADVERTENCIA
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El relato que se ofrece a continuación es un relato para ADULTOS. Incluye descripciones explícitas de actividades relacionadas con el sexo que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores. Si no tienes la edad legal en tu país de residencia para tener acceso a este tipo de lecturas o si consideras que puedes sentirte ofendido con alguna descripción de este tipo, por favor no sigas leyendo.
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Original story copyright (c)2000 Pony Girl, UK - translated with kind permission - original at http://www.ranch.demon.co.uk/
Traducido por GGG, noviembre 2000
Un cuento de Ponies - Capítulo 23 - Joan y dudas
La fría luz del amanecer la encontró con el crucigrama pegado a su pecho izquierdo.
'¡Oh, vaya con el jodido rayo!' pensó mientras se daba la vuelta intentando quitarse el tenaz artículo, finalmente se dio por vencida, exhausta. Estaba tumbada jadeando y con los ojos bizcos leyó,
'3 abajo. Atado con un cable (5)'
'¡Sí, seguro!' musitó para sí misma mientras empezaba a dudar de su cordura hasta que el estado de su vejiga le repercutió en su recuperación de la consciencia.
'¡Huy! Solo me faltaba esto.' Dijo e inspeccionó la habitación.
Acababa de determinar el blanco para su flujo matinal, una revista de teatro, cuando se abrió de golpe la puerta de nuevo y Peter apareció en el marco.
Instintivamente se agachó en la esquina hasta que captó su mirada.
'Oh mi pobre Lady,' dijo con suavidad, '¿estás preparada para que te suelte?'
Asintió y él empezó a soltarle en silencio sus enganches y ligaduras.
Finalmente mientras la ayudaba a quitarse las botas la besó en la mejilla y dijo con suavidad,
'¡Buenos días, querida.'
Le miró un momento y rompió en atormentados sollozos hasta que él la sujetó estrechamente.
'Te esperan un baño caliente de burbujas y el desayuno' le dijo mientras acariciaba su pelo engominado a lo Cameron Díaz.
'Oh cariño,' gimió, 'Era tan infeliz. Solo quería agradarte y te fuiste a la cama sin que pudiera darte adecuadamente las buenas noches.'
'Allí, allí,' la tranquilizó flexionando los dedos y mirándoselos. 'Ve y date un baño y lávate la cabeza también, creo, y hablaremos de esto más tarde.'
Esa mañana en el trabajo la pasó Lucinda en un estado de semi trance experimentando frecuentes recuerdos dolorosos cada vez que se sentaba o se movía en su asiento. Afortunadamente solo se trataba del lote de las ventas del fin de semana e informes de los medios de comunicación para pasarlos a los clientes y su muy capacitada asistente, Joan, se las apañó a pesar del extraño comportamiento de Lucinda.
'¿Estás bien? Preguntó Joan cuando fueron a la máquina del café.
Lucinda miró a la joven africana y sonrió,
'Sí, eso creo. ¡De hecho estoy muy bien, gracias! Solo un instructivo y agotador fin de semana. Eso es todo.'
Joan ladeó la cabeza y preguntó, sonriendo.
'¿Entonces has tenido algo malditamente bueno a que atender? y añadió '¿Peter?'
Lucinda se rió y puso su mano en el brazo de la chica,
'Querida, ¡me han follado hasta el otro lado del próximo fin de semana! ¡Me siento como un puñetero conejo!'
'Oooh, vaya suerte.' Se quejó, 'Sam y yo solo nos despachamos una pizza y algún partido tonto y aburrido en la tele."
'Humm, hay ocasiones en que desearía hacer solo eso.' Comentó Lucinda con una expresión vaga,
'¿Sigues con el squash?' preguntó Joan, interrumpiendo su ensueño.
'Por supuesto. ¡Me estoy adiestrando!' replicó Lucinda orgullosamente.
'¿Adiestrando?'
Lucinda se puso un dedo en los labios,
'Secreto,' susurró.
Más tarde, mientras se secaban después de la ducha, Lucinda pilló a la joven observando sus pechos y su trasero. Sintió un rubor cálido de satisfacción mientras hacía alarde de los signos visibles de su progreso.
Cuando se sentaron en el bar, cada una ante un vaso de agua, Joan preguntó sin rodeos,
'Supongo que esas marcas en tus tetas y piernas son el resultado del fin de semana.'
Lucinda intentó mirarla adecuadamente enigmática,
'Puede ser,' sonrió.
Joan la miró seria y le tocó la mano,
'Ten cuidado Lucinda, no sabes dónde te puedes estar metiendo.'
Lucinda se quedó sin habla, como podía esta chiquilla saber dónde se estaba metiendo ella, y, en todo caso, que tenía ella que decir.
'¿Qué quieres decir?' preguntó cautelosamente.
'Estuve con un tío, un tío mayor, cuando estaba en la universidad. Decía que era la criatura más hermosa que había visto nunca y me dejó pasmada.' Explicó Joan y continuó, 'Decía chorradas sobre proteger mi perfecta belleza tribal, mi herencia genética y bobadas por el estilo. Esta sociedad actual no apreciaba lo que se había perdido.'
Lucinda asintió mientras, tras respirar hondo, la joven siguió,
'En todo caso, el resultado de todo fue que acabé llamándole "Massa" como algunas extras ajamonadas de "Lo que el viento se llevó" y él me pegaba cada vez que no hacía la tareas domésticas a su gusto. En realidad me pegaba por cualquier cosa porque era su esclava.'
'Mierda,' masculló Lucinda, '¿Cuánto duró eso?'
'18 meses.' Sollozó Joan y se enjugó los ojos, 'Dejé el curso.'
'¿Por qué no le dejaste a él?' exclamó Lucinda.
'Le quería. Oh Jesús, le quería tanto. Era como una droga, no podía hacer nada sin su consentimiento.'
Lucinda tragó saliva, una sensación de náusea estaba empezando a llenarle el estómago.
'¿Qué ocurrió finalmente?' preguntó.
'Una noche me llevó a una fiesta de disfraces. Iba totalmente disfrazada, con gasas y enaguas de volantes y llevaba el pelo con coletas, no me lo había afeitado todavía.'
Joan se pasó la mano por su calva desnuda.
'Era una especie de bola impresionante y tras algunos estupendos bailes antiguos, violines y todo el rollo, anunciaron las "diversiones de la noche". Yo era "las diversiones". Mi Amo me encadenó a una pared en el sótano y se turnaron para flagelarme hasta que se me cayó la ropa a jirones, luego me violaron en grupo hasta que me desmayé.' Se ahogaba, 'incluso usaron botellas conmigo. Al día siguiente me afeité la cabeza y no le he vuelto a ver desde entonces.'
Joan había recuperado la compostura pero Lucinda tomó la mano de la chica y la besó suavemente.
'Oh, Dios santo, pobre chica. Nunca lo supe, nadie me lo dijo.'
'Nadie de la agencia lo sabe. ¿Sabes que soy tortillera?'
Lucinda sonrió,
'¡Todos lo sabemos! Hasta el punto de que la mitad de las dulces jóvenes te echan una mirada cuando empiezan y quieren renunciar a su heterosexualidad en el acto.'
Joan sonrió avergonzada, y apretó los dedos de Lucinda.
'Gracias por eso, ¿qué hay de ti?' preguntó.
'¿Te refieres a Peter y yo?'
'No, no era eso realmente, pero vale, ¿qué hay de Peter y tú?'
'No creo que sea para nada como tu experiencia, se trata del rol de pony, principalmente vestirse como un caballo y trotar por ahí. Para eso es para lo que me estoy adiestrando, una demostración dentro de dos semanas.'
Joan asintió,
'Sí, he oído hablar de ese tipo de cosas. Estoy segura que tienes razón. Pero ten cuidado,' advirtió, y añadió, 'Por favor, ¿lo harás por mí?'
'Vale, querida, lo haré.' Dijo Lucinda y empezó a levantarse, 'deberíamos volver.'
Joan miró a su reloj,
'¡Joder, sí!'
Lucinda la agarró del brazo mientras empezaban a andar,
'Oh, Joan ¿y...?' dijo, mientras la tomaba por la parte alta de sus pómulos y sus voluptuosas curvas.
'¿Sí?'
'Creo que eres la mujer más atractiva que conozco y, si Peter no estuviera conmigo, estaría llevando arcoíris a la oficina.'
Joan se rió y le chocó la mano en alto.
'¡Perfecto, hermana!'
Lucinda le dio un besito en el carrillo y se fueron sonriendo cogidas del brazo.
Lucinda estuvo dándole vueltas toda la tarde a la confesión de Joan y repasó sus propias experiencias. Seguro que había semejanzas, pero Peter no podía ser tan cruel con alguien que sin duda amaba.
Lucinda llegó antes al piso y empaquetó sus cosas.
Estaba sentada en la cocina cuando Peter volvió y tiró sus llaves sobre la mesa. Lucinda sintió como la nostalgia le removía los bajos.
'¡Hola cielo! exclamó él radiante.
'Hola cariño,' dijo ella, viendo que haría a continuación.
No perdió el tiempo, quitándose la corbata y a punto de salir de la habitación, dijo,
'Entonces ¿preparada para empezar?'
'No.' dijo ella tranquilamente.
'No ¿qué?' exigió él.
'No, no estoy preparada para empezar,' y añadió con énfasis, 'Peter.'
Durante un instante una expresión tormentosa cruzó su rostro y Lucinda tuvo una sensación de miedo real, mucho más fuerte que la que había experimentado durante su juego.
La miró extrañamente un momento pero ella mantuvo su mirada como haciendo frente a un gato.
Finalmente él desvió la mirada hacia sus piernas y abrió los brazos sonriendo.
'La última noche fue un poco excesiva, ¿eh?'
Ella meneó la cabeza.
'No, no es eso.'
'Bueno. Entonces ¿qué es?' Parecía luchar para controlar las palabras.
'Estoy pensando que las cosas están yendo un poco excesivamente deprisa,' contestó, y añadió, '¿sabías que tengo mis dudas?'
'Sí, lo sé. Pero no me digas que no te lo has pasado bien los últimos tres días.'
Ella asintió de nuevo,
'Sí. Me lo he pasado bien. Resultó más erótico que cualquier cosa que pueda recordar. Solo pienso que necesito algún tiempo para asimilarlo, es todo. Me preguntaba si no te importaría llevarme a casa.'
Meditó durante un instante, luego volvió a coger sus llaves.
'Vale, vamos,' dijo mientras jugueteaba impaciente con ellas.
Se encaminaron a su piso en silencio y bajo la lluvia.
'Vaya diferencia de días,' pensó tristemente mientras miraba las luces de la calle reflejadas en las gotas.
Al final la acompañó a la puerta y la protegió con un paraguas.
'Lo siento, cariño...' empezó ella.
Él levantó la mano.
'No, tienes razón. Los dos necesitamos algo de tiempo. Te llamaré más tarde durante la semana.'
Ella se inclinó para besarle, pero ya se había perdido en la lluviosa noche.
'Adiós cariño,' susurró. Luego volviendo a la entrada de su bloque dijo,
'Hola pisito, espero que no me hayas olvidado' y añadió, 'estoy de vuelta, realmente bien follada, como nueva, otra vez aquí.'
Se encogió de hombros,
'Lo que el mundo necesita realmente es otra vieja solterona de 27 años' suspiró cuando recordó su cumpleaños dentro de cuatro días.
Afortunadamente estuvo ocupada con una reunión de revisión de un cliente todo el martes y se las arregló para hacer que la jornada se prolongase hasta entrada la noche mientras la escribía. Cuando subió cansadamente las escaleras de su piso esperaba simultáneamente que la hubiera y no la hubiera llamado.
No lo había hecho.
Tras una ducha para quitarse la mugre del día echó un vistazo en el espejo a sus nalgas a franjas. Tres líneas perfectamente horizontales discurrían por encima de una cruz de tres líneas debajo. Se acarició indolentemente sus pechos mientras rememoraba el fin de semana. Aunque él se había comportado como un mierda a veces, ciertamente sabía dónde estaban los resortes adecuados. Lo supo mientras se empezaba a humedecer, si hubiera entrado en ese momento, se habría abierto para él en un instante.
'C'est la vie,' ('Es la vida', en francés en el original) murmuró y se fue a la cama.
Cuando Joan la saludó en la máquina del café por la mañana, Lucinda le dijo,
'Creo que Peter y yo hemos roto.'
Joan la miró un instante, luego dijo,
'Soy una bocazas, lo siento. Tendría que haberme callado, lo que tu hagas no es cosa mía.'
Lucinda la cogió de los hombros.
'Cariño, no es culpa tuya. Bueno sí, pero lo que intento decirte es, gracias. Me hiciste pensar largo y tendido antes de seguir adelante. La elección era mía. Me armé de valor y le dije que tenemos que ir más despacio. A juzgar por su reacción creo que está dispuesto a poner a prueba nuestra relación ahora.'
Joan no parecía enteramente convencida.
'Necesito comprobar que me ama y no estoy dispuesta a ser un polvo fácil para él.'
Joan levantó una ceja,
'¿Eres un polvo fácil?'
Lucinda parecía avergonzada.
'Hmm, bueno, no exactamente fácil pero mis hormonas parecen tomar el control en las circunstancias adecuadas.'
Joan simuló tomar nota,
'¿Y esas son?'
Lucinda se rió y la abrazó.
'¡Atrevida! ¿Qué diría Sam?'
Joan se echó atrás y evaluó a Lucinda, luego declaró,
'Ella diría, "Un poco flacucha ¡pero no la echaría de la cama!"'
'Au, que romántico. ¿Y qué dirías tú?'
Joan apretó la mano de Lucinda y la miró a los ojos.
'Creo que sabes exactamente lo que diría, pero primero veamos que ocurre con Peter, ¡después de todo ese fue el trato del lunes!' sonrió, luego añadió,
'Pero, en serio si todo se va a la mierda de nuevo, por favor, por favor no dudes en llamarme. ¿Lo prometes?'
'Lo prometo, cariño, pero ¿qué hay de ti y Sam? No quiero estropear las cosas preguntó Lucinda.
'Lucinda, querida, Sam y yo somos compañeras del alma y estamos enamoradas profundamente y hasta el fin. No creo que ayudar a una amiga necesitada vaya a estropear eso. Si acaso nos acercaría aún más. Lo principal es que tú sobrevivas, nosotras nos tenemos la una a la otra.'
'Eso creo. Me gustaría conocer a Sam algún día, parece divina.'
Joan sonrió,
'Sí, es maravillosa. ¿Qué te parecería si te digo que lo arregles con Peter y quedemos todos para cenar?'
Lucinda levantó la palma de la mano.
'¡Trato hecho!' dijeron simultáneamente.