Cuento de Ponies Cap. 16 - Entrenamiento anal

Entrenamiento anal

ADVERTENCIA

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El relato que se ofrece a continuación es un relato para ADULTOS. Incluye descripciones explícitas de actividades relacionadas con el sexo que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores. Si no tienes la edad legal en tu país de residencia para tener acceso a este tipo de lecturas o si consideras que puedes sentirte ofendido con alguna descripción de este tipo, por favor no sigas leyendo.

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Original story copyright (c)2000 Pony Girl, UK - translated with kind permission - original at http://www.ranch.demon.co.uk/

Traducido por GGG,  noviembre 2000

Un cuento de Ponies - Capítulo 16 - Entrenamiento anal


Él había movido el gran puf de cuero de la sala de estar al punto en el que había estado ella la noche anterior y colocado una de las cámaras en el lateral apuntando hacia ese punto. Tras el puf, y extendiéndose un par de metros hasta la cámara, había otra sábana de plástico.

Levantó la mirada,

'¡Ah! Justo a tiempo. ¿Cómo te encuentras ahora, cariño?'

'Perfectamente dadas las circunstancias, gracias,' sonrió '¿Qué preparas?'

Él pareció no haber oído bien la pregunta y golpeó la parte superior del puf.

'Ponte de rodillas y túmbate aquí un momento,' ordenó.

Lo hizo y él gruñó antes de darle una palmada en el trasero.

'Arriba un momento.'

Después de probar varias combinaciones añadió un bloque de gomaespuma densa al borde y la colocó de forma que su vientre y sus caderas descansaban sobre él y se levantaban, con el resto de su tronco tumbado sobre la superficie de cuero. Incluso le había puesto una almohada para la cabeza. Ella miró la ahora familiar imagen de su ano y su sexo en la pantalla. Hizo que su boca imitara los labios verticales y les dijo 'Hola' a ellos.

'¿La cola?' preguntó.

'Todo a su tiempo. No estás preparada todavía, ni mucho menos. Mira aquí, a esto.'

Puso el tapón anal azul más pequeño, con una parte bulbosa casi del tamaño de una pequeña Satsuma, delante de su cara.

'¡Demonios!' exclamó y la imagen de su ano se arrugó hasta quedarse en un punto minúsculo. '¡Tienes que estar de broma!'

'Querida mía,' dijo con calma, 'Cuando acabe la tarde habrás tenido esto y mucho más en tu interior y lo habrás recibido con alegría.'

Lucinda se quedó poco convencida y miró al tapón negro mucho mayor que le doblaba en tamaño y dio gracias de que no fuera ese el elegido.

Añadió,

'Te prepararé para los entrenamientos futuros, especialmente en los establos donde, creo que ya lo mencioné antes, no son tan gentiles.

¿Otra vez la referencia a esos "establos"?

'En todo caso, basta de charla. Mira y aprende,' le dirigió él.

'Sí, Amo' murmuró y dobló los brazos bajo la almohada, luego se acurrucó para observar. Como en la sesión de la noche anterior, la objetividad visual daba a todo el asunto una sensación ligeramente irreal como si estuviera mirando a otra persona.

Peter pasó de nuevo al modo de discurso.

'El ano es un anillo muscular notablemente elástico. Se puede ensanchar a diámetros alarmantes cuando se le educa adecuadamente pero las delicadas membranas del recto y la piel del interior se pueden rasgar con facilidad. El sistema consiste en incrementar la apertura gradualmente sin forzar ni causar daño.'

'Ahora bien, desde que naciste se le ha enseñado a tu ano y a tus intestinos a expulsar materiales de desecho.'

'Hmm, ya lo había notado' murmuró, empezando a estar harta, 'alguna gente que conozco incluso utiliza la boca para eso,' añadió burlona.

Palmeó su grupa levantada,

'Silencio, esto es importante.'

Lucinda le tomó y le palmeó la mano. Él la movió ignorándola.

'Expulsando objetos repetidamente, aprenderás a relajar tus músculos a voluntad. Si no lo haces y los tensas, te puedo asegurar que resulta muy doloroso. De modo que es la hora de jugar un poco.'

'¡Al fin!' pensó ella y, descansando sobre sus antebrazos, balanceó su trasero delante de él como un cachorro excitado listo para jugar.

Vio como arrastraba la mesa de café poniéndola más cerca y notó que junto a todos los consoladores había una fuente de fruta, presumiblemente de la compra de la mañana en el supermercado. Esta fuente descansaba dentro de otra que colocó entre las rodillas de ella. Mantuvo una botella mucho más grande de gel sobre la fruta y la cubrió generosamente.

'Vale, no mires. ¡Adivina la fruta!'

Cerró los ojos y sintió algo redondo que se insinuaba a la entrada de su ano.

'Uva' dijo.

'Recuérdalo luego, lo comprobaremos.'

Asintió.

Una tras otra se repitió el proceso con más frutas hasta que se deslizaban con la mínima resistencia. Ella estimó que eran seis uvas y seis cerezas.

'Vale, échalas y veamos la pantalla,' la instruyó él. Se agachó y fue recompensada con la visión de una brillante esfera roja oscura asomando por su ano. Con un poco más de esfuerzo la cereza salió disparada, seguida de cerca por una lluvia de fruta roja y verde.

'¡Premio!' gritó, '¿Seis de cada?'

Peter aplaudió.

'Muy bien. Otra vez.'

Apoyó la cabeza y cerró de nuevo los ojos y el juego continuó y se dedicó a identificar los objetos, hasta que se sintió forzada por algo mucho mayor seguido de otro y otro más.

Esta vez sintió una cierta incomodidad interna y modificó la posición sobre el bloque.

'Pronto tendré que ir al váter, cariño,' dijo.

'Un momento, mira ahora.'

Su ano se extendía y se extendía alrededor de un centro púrpura oscuro y una ciruela Victoria salió disparada finalmente contra la fuente. Expulsó la siguiente con un apretón experto y luego la última.

Sorprendentemente su ano permaneció semiabierto mirándola como una boca hambrienta y observó como se cerraba lentamente hasta que Peter colocó la punta de un limón en sus labios.

'Ahora, ya sé que no tienes nada que expulsar, pero intenta hacerlo, justo como con las ciruelas.'

Lucinda se agachó de nuevo y, con una ligera punzada, el limón se deslizó dentro.

'¡Caray!' exclamó ella. 'No se quedará atascado ahí, ¿verdad?'

'En ningún caso,' se rió él, 'hay unos treinta pies (unos diez metros) de cañerías encima, diseñadas todas ellas para mandar las cosas hacia abajo.'

'Pero yo vi algunas páginas web en el trabajo. Salas de emergencia de rayos X o algo así.'

Peter se rió.

'Ah, esas. Hay gente lo suficientemente loca como para meterse objetos con bordes ásperos o formas extrañas ahí. Yo no tengo esos planes. No temas... ¡y devuélveme mi limón!'

Lucinda apretó muy fuerte y, de nuevo con una ligera punzada, apareció el limón. Estaba impresionada. Nunca hubiera sospechado que sus nalgas pudieran abrirse tanto y mucho menos su ano.

'¿Otra vez?' preguntó ella.

Se rió y le hizo el favor y ella obedientemente lo devolvió. Repitieron esto cuatro veces más y las punzadas desaparecieron por completo pero la fricción de la piel las reemplazó con una sensación mucho más excitante que parecía encontrar su camino hacia el clítoris.

Peter se levantó.

'Es hora de hacer un descanso si necesitas el baño' dijo ofreciendo su mano a Lucinda.

'Auh' hizo un mohín, 'Justo cuando se estaba poniendo interesante.'

'Bien date prisa entonces, Señorita Chula Cabrona y entraremos en algo más serio.'

Lucinda se precipitó al váter y encontró que sus intestinos se habían llenado de una especie de mucosa marrón de la que se deshizo. Cuando se bañaba en el bidé se tocó el ano y se maravilló de que ahora se comportara como su vulva que se tocaba con la otra mano, incluso se apañó para meter dos dedos allí. Sin pensar realmente dejó que los dedos se desplazaran hasta el capuchón de su clítoris y se acarició hasta que oyó a Peter llamarla.

'¿Qué estás haciendo?' reclamó, '¿Jugando contigo misma?'

Se sonrojó adecuadamente.

'Hmm, trataremos más tarde de la autosatisfacción. Recuerda que tu cuerpo es mío ahora, tocarte sin permiso es equivalente a robar.

'¡Y una mierda!' pensó pero se contuvo.

'Sí Amo' dijo con una voz humilde apropiadamente esperanzadora.

Miró hacia abajo, a la mesa de café. Las fuentes de fruta no estaban ya y los consoladores estaban bien lubrificados y alineados como una fuerza de ataque de intervención rápida en posición de atención y esperando la voz de mando. Al final estaba el rechoncho tapón anal azul. Esta vez un estremecimiento recorrió sus intestinos y las ingles.

Adoptó de buena gana la postura e incluso se apañó para hacer que su ano se abriera un poco. Peter insistió en vendarle los ojos para que pudiera concentrarse en la experiencia.

Uno tras otro, Peter trabajó sobre ella con los instrumentos y, con el calor de las luces y las sensaciones placenteras poniéndola a tono, se deslizó en su espacio particular de nuevo con solo alguna punzada ocasional y sensaciones de llenado extremo que la distrajeran.

Con un artículo particularmente difícil que Lucinda supuso que era el tapón azul, sintió su abertura cada vez más extendida hasta que temió que pudiera rasgarse como él le había comentado y gimió ligeramente pero, lenta y seguramente, el objeto encontró su camino dentro de su ano y se cerró sobre el cuello más estrecho. Él repitió esto dos veces más y las punzadas agudas se redujeron a un ligero dolorcillo persistente cuando el tapón encontraba su alojamiento natural con su collar presionando la carne de los alrededores de su ano.

Ahora agradecía a Peter su insistencia en que estuviera vacía antes de que empezaran, el grueso bulbo del tapón parecía alcanzarla en su mismo centro y sentía todo tipo de sensaciones en su abdomen a partir de sus intestinos e incluso hasta su pecho y hombros. Cuando se estiró para aliviarse de las más incómodas, el objeto parecía fijado como cuando él lo colocó.

Justo cuando estaba resultando casi doloroso se encontró deliciosamente con la sensación de los dedos de Peter toqueteando su clítoris.

'Oh, sí, querido' murmuró dichosa y empujó su sexo hacia atrás lo que la empaló más profundamente e indirectamente incrementó las sensaciones delanteras.

Lucinda se sonrió para sí misma cuando paró el toqueteo y oyó el sonido de una cremallera. Una fuerza aplicada al tapón anal la levantó un poco y sintió su pene deslizarse en su vagina y el toqueteo se reanudó. Gradualmente fueron adquiriendo un ritmo con el tapón controlándola y forzándola a ir de acá para allá sobre el puf de piel y sobre él. Separó aún más las piernas y, presionando hacia abajo con los brazos, arqueó la espalda y montó su pene y su peso sobre el tapón que la engatusaba. Al rato se quedó inmóvil y ella sintió que el tapón era presionado profundamente en su interior mientras él soltaba el chorro una y otra vez. Afortunadamente, volvió el toqueteo y la agitó su propio orgasmo estremecedor hasta que se clavó fuertemente contra él y el tapón y superó de nuevo el umbral.

Agotados, derrotados ambos, jadeantes. Peter se tumbó sobre ella y le besó el cuello y la oreja y, después de unos momentos, le quitó la venda. Todo lo que pudo ver en la pantalla fue el escroto de Peter y un ano mucho más peludo.

'Dios mío, querido, fue maravilloso.' Se detuvo para tomar aliento; 'Tenías razón, ¡lo he conseguido!' se volvió y le besó.

Le devolvió el beso y señaló con la cabeza a la mesa de café. El tapón azul todavía estaba allí, brillante y obviamente utilizado pero ahora descartado.

Se miró abajo, a las nalgas y Peter se volvió a sentar sonriendo maliciosamente.

Un círculo de negrura estaba asentado en el centro de sus nalgas.

'¡Pero esto es increíble!' gritó ella. 'No puedo creer que sea posible. ¡Pues no resulta que es el grande!'

Él empujó el collar ligeramente hacia arriba y ella vio su ano, estirado y tenso y de un púrpura ligero, rodeando el ancho cuello del tapón negro con su bulbo forzando al recto hacia fuera.

Peter sonrió,

'Empújalo y verás.'

Lucinda se dobló hacia delante, arqueó de nuevo la espalda y empujó con toda su fuerza y su experiencia reciente.

'¡Está clavado!' gritó.

Él la besó de nuevo en el cuello y le acarició la circunferencia del ano.

'No lo está cariño, relájate y respira suavemente.'

Deslizó sus dedos bajo el borde y lentamente, con muchas punzadas agudas, su anillo se expandió y se expandió hasta ponerse blanco hasta que apareció la parte obesa y perdió su tenaz retención en los intestinos con un ruido de absorción.

'¡Gracias a Dios!' murmuró, aliviada de no tener que ingresar en las estadísticas de A&E y sufrir la consiguiente vergüenza.

Él se volvió a poner en cuclillas, con el tapón y el pene goteando un fluido pringoso sobre la estera. En correspondencia Lucinda observó en la pantalla sus orificios gemelos palpitando ligeramente mientras se abrían y soltaban sus propios fluidos. Lucinda miro incrédula su ano dilatado y aún pudo apreciar la superficie interna de su recto bajo las luces de la cámara. Gradualmente su recientemente descubierta zona erógena cerró la boca y ella le cogió la mano y se la besó.

'Gracias Amo' suspiró, 'pero ¿puedes prometerme una cosa?'

'Claro cariño, ¿qué es?'

'Por favor, por favor, por favor ¡no me digas que vamos a tener ensalada de fruta fresca de cena!'

Fue recompensada con un golpe punzante en sus nalgas que les salpicó de gel a ambos.

Fueron al baño y se lavaron el uno al otro utilizando la ducha manual. Peter lavó la vagina y el ano de Lucinda hasta que dejaron de expulsar semen y mucosa y ella le devolvió el favor llenándose la boca de agua de la boquilla y luego lavándole el pene.

Lavados adecuadamente, empolvados y de nuevo envueltos en el albornoz y el pareo, Lucinda preparó unos tagliatelli con tomate y salsa de basílico. La fruta había sido lanzada por el tubo de la basura.

Se sentaron a desayunar en la cocina minimalista de Peter y estaban a punto de terminar cuando Peter miró al reloj.

'Son casi las 9 de la noche' dijo, '¿quieres empezar con el rollo de pony ahora?'

Lucinda fue ambigua,

'Sí, tengo muchas ganas, pero también quiero estar lo suficientemente despierta

para disfrutarlo. ¿De qué tiempo dispones para mañana?'

'Estaré en Londres esta semana, salgo el lunes por la mañana,' dijo resplandeciente.

'¡Uau!' gritó ella, 'Entonces prefiero mañana, muy de mañana ¿te parece bien?'

'Me suena de maravilla. De paso, ¿por qué no te quedas esta semana? Nos ayudará a consolidar tu entrenamiento.'

Sonrió torvamente,

'Au, cariño. Eres tan romántico... "Consolidar mi entrenamiento" ¡desde luego que sí!'

'Sabes lo que quiero decir.'

'Sí, que será divino, pero necesito algunas bobadas de mi piso. ¡No puedo ir a trabajar vestida de pony!'

'Oh, no lo sé, puede que consiguieras algún cliente de comida de animales.

Su mirada se paseó sobre ella, se posó en la banqueta, y se quedó en sus senos desnudos y la minúscula falda de la toalla de mano, 'o ¿qué tal en tu adaptación del conejo de Sharon Stone?'

Levantó los brazos y, balanceando los pechos para él, hizo una exhibición de cruzar y descruzar las piernas.

Se quedó un momento pensativo, luego sonrió malicioso.

'¿Qué?' preguntó ella.

'Nada. Solo una idea. Vale, pasaremos por tu piso mañana recogeremos tus cosas.

Pero ¿qué quieres hacer esta noche?'

Lo pensó un momento y sonrió.

'Bueno. Podíamos terminar ese helado de pistacho que vi en tu congelador. Luego nos tomamos otra bebida y nos tiramos en la cama a ver alguna película sensiblera antigua.'

Pudo ver que no estaba muy entusiasmado con la idea, así que continuó,

'Desde luego, dado lo coñazo que está la tele últimamente, es probable que nos aburramos enseguida y, probablemente me beberé mi copa y acabaré con los cubitos de hielo en mi boca.'

El interés de Peter se mostraba ahora excitado,

'¿Y?' preguntó con una sonrisa.

Ella deslizó un pie bajo su albornoz y lo colocó entre sus piernas mientras jugaba con unos pocos tagliatelli y se metía la punta en la boca. Mientras succionaba lentamente el resto, añadió,

'Y... podría terminar la mamada que empecé en la ducha antes.'

Acaricio su escroto con sus dedos y se tragó la pasta ruidosamente.

'Pero, si tienes otra cosa en mente, soy toda oídos.'

Él se estiró y empezó a levantarse. Ella le miró picada.

'Oh. ¿Dónde vas?'

'A buscar el helado,' replicó.