Cuento de Ponies Cap. 15 - De compras y agua

De compras y con el agua jabonosa...

ADVERTENCIA

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El relato que se ofrece a continuación es un relato para ADULTOS. Incluye descripciones explícitas de actividades relacionadas con el sexo que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores. Si no tienes la edad legal en tu país de residencia para tener acceso a este tipo de lecturas o si consideras que puedes sentirte ofendido con alguna descripción de este tipo, por favor no sigas leyendo.

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Original story copyright (c)2000 Pony Girl, UK - translated with kind permission - original at http://www.ranch.demon.co.uk/

Traducido por GGG,  noviembre 2000

Un cuento de Ponies - Capítulo 15 - De compras y con el agua jabonosa.


Era media tarde cuando regresaron al piso.

Tras unas cuantas llamadas telefónicas, Lucinda había localizado algunas tiendas que parecían tener el tipo de botas que Peter quería para ella y habían ido a que se las probara. Lucinda pensaba que era mala cuando iba a comprar ropa pero la atención fastidiosa e insoportable de Peter a los detalles estaba empezando a ponerla tan loca como a alguna de las pobres vendedoras que les atendían.

Finalmente Peter pareció satisfecho e hicieron el camino de vuelta pasando por el supermercado donde, de forma inusual porque Lucinda era de ordinario la que aportaba el talento culinario, empleó mucho cuidado en inspeccionar y seleccionar una colección de frutas y vegetales. Lucinda se desvió para explorar los cosméticos pensando que, al fin, estaba mostrando algún interés en su nutrición.

'Antes de que empecemos...' dijo Peter mientras descargaban las bolsas y el corazón de Lucinda se hundió, esperando una lección, 'quiero empezar a prepararte para la cola.'

'¿De verdad? ¿Ahora? se animó y sintió que su ano se tensaba involuntariamente.

'Sí, por supuesto. Ahora es un momento tan bueno como cualquier otro y mejorará tu postura.'

Ella le miró resplandeciente.

'¿Cuándo fuiste al baño por última vez?'

'En el pub donde comimos, ¿por qué?' dijo sin entender.

'¡Me refiero a vaciar los intestinos, mujer!'

'¡Ah! Perdona cariño, ya entiendo. Esta mañana, después del desayuno.'

'Vale, vete e inténtalo de nuevo. Luego date un buen baño de agua caliente, estaré contigo en un momento.'

Cumplió obedientemente con pobres resultados y aprovechó la oportunidad para inspeccionar su cuerpo en busca de huellas de los entretenimientos de la noche anterior. Aparte de alguna zona enrojecida alrededor de sus senos y unas pocas marcas minúsculas en sus nalgas y muslos, estaba notablemente intacta, de nuevo un reconocimiento a la habilidad de él, pensó.

Peter apareció llevando lo que parecía una botella de agua caliente de polietileno traslúcido con un largo tubo de goma roja conectado a ella. Le miró interrogante.

'Una bolsa de enema, mi inocente criatura.'

'Oh' fue todo lo que pudo decir. La matrona solía tratar a las chicas con enemas cuando iba a la escuela, parafina o algo altamente improbable, pero nunca descubrió a nadie que tuviera una aplicada al cuerpo como para poder hablar de ello.

'No será parafina, ¿verdad?' preguntó.

Ahora Peter pareció desconcertado.

'No, agua templada jabonosa. ¿A qué viene lo de la parafina?'

'No, nada, es algo que oí en la escuela.'

Peter meneó la cabeza. Su opinión de las escuelas públicas inglesas de sexos separados no era muy elevada, en el mejor de los casos, y ahora Lucinda sintió que le había dado material para alimentar aún más sus prejuicios.

Intentó cambiar de tema.

'¿Qué es lo que pasa entonces?' preguntó.

Peter adoptó su tono de mentor y protector. Ella prefería que fuera más directo pero apreciaba sus deseos de disipar sus temores.

'Es realmente sencillo,' empezó. 'Esta parte,' agitó la bolsa de agua, 'va arriba.' Enganchó el asa de la bolsa a la barra de la cortina.

'Y esta parte,' sujetó en el puño una especie de inyector delgado, '¡se mete hacia arriba por tu lindo culito virgen!'

Lucinda tragó saliva y él señaló a una pinza en la manguera a unas pocas pulgadas por encima del inyector.

'Cuando suelte esto el resto resulta evidente.'

Lucinda asintió.

'¿Dolerá?'

'No, si te relajas y haces lo que te diga, voy a aplicarte dos o tres pintas (entre 1,1 y 1,7 litros aproximadamente) las primeras veces hasta que te acostumbres.'

¡Pintas! pensó Lucinda, esperaba que fueran pintas americanas (en este caso serían entre 0,9 y 1,4 litros).

Peter tomó una botella de plástico del mostrador y se echó en la mano un poco de gel limpiador, luego lo aplicó generosamente sobre el inyector.

'Ahora, antes de que se quede frío, túmbate sobre el lado izquierdo y levanta tu pierna derecha.'

Peter se arrodilló junto a la bañera mientras Lucinda chapoteaba cuando él la empujaba y elevaba sus caderas hasta que sus nalgas y su ano estuvieron fuera del agua y ella descansaba su rodilla en el borde delante de su pecho. Miró sus nalgas por encima del hombro y se sintió muy vulnerable.

Peter aplicó algo del gel a lo largo de su expuesta divisoria y luego pasó las puntas de los dedos levemente arriba y abajo dando masajes suaves a su esfínter en cada pasada acariciadora.

Tras el impacto inicial de la frialdad del gel Lucinda sintió como se extendía una sensación cálida, a partir de su perineo, cruzando su ano, hasta la base de su espina dorsal y decidió que después de todo no era tan malo. Gradualmente sintió como él le apartaba los carrillos y sondeaba y exploraba al anillo del músculo hasta que estuvo segura de que se las había apañado para insertar un dedo.

'¿Todo bien?' preguntó él.

'Si cariño, es bastante agradable.'

Su dedo se deslizó dentro y fuera y ella se empezó a sentir excitada.

'Mmmm, podría acostumbrarme a esto' ronroneó.

'Esa es la idea, querida' rió él y añadió, 'Una parte de la anatomía tristemente infrautilizada en el sexo convencional. El ano tiene tantos nervios como la punta de los dedos, es muy sensible.'

En que era sensible estaba de acuerdo, pero que pudiera leer Braille con el culo era una cosa muy diferente.

'Bueno, vaya absurdo,' pensó, 'tendrían que poner los botones de los ascensores sobre tallos.'

Peter se estiró y llegó a la pinza bloqueadora. Ella miró por encima a su propio trasero. El inyector estaba enterrado hasta su empuñadura y ella ni se había enterado de su entrada.

'Voy a aplicarte un poco de golpe y lo sentirás muy extraño al principio, pero no te preocupes, no puede dañarte. Empezarás a tener una fuerte urgencia por defecar pero, por favor, intenta resistir todo lo que puedas. Pronto pasará la sensación y yo te ayudaré con algunos trucos a superar la incomodidad. Si sientes que no puedes soportarlo más por favor ¡grita y vete al retrete!'

La taza estaba a la derecha, cerca de la bañera; se preguntó a que venía todo esto.

'De acuerdo cariño, creo que entiendo. Baño - retrete. Retrete - baño.' Bromeó mientras balanceaba el brazo y los señalaba, como la tripulación de un avión.

Él sonrió,

'Da gracias de que yo no sea uno de los mozos de establo, ellos son mucho más rudos y usarían agua fría contigo por ese comentario.'

¿Establos? ¿Qué establos? ¿Qué mozos iban a qué? De nuevo vino a ella la sensación de no haber sido aclarado un buen puñado de cosas.

Olvidó el asunto cuando sintió que el aire atrapado en el tubo burbujeaba en su recto. A continuación siguió una sensación de necesidad de expulsar el fluido, pero se las apañó fácilmente para contenerse aunque podía sentir que la presión empezaba a incrementarse.

'Oh querido' murmuró finalmente.

'¡Aguanta!' ordenó Peter mientras bloqueaba el paso. 'Gírate un poco de espaldas.'

Bajó la pierna cuidadosamente mientras él le pasaba el tubo alrededor y ella se tumbaba de espaldas con él manteniendo en su sitio el inyector, su muñeca rozando su entrepierna para asegurarlo.

'Eso está mejor, gracias cariño'

'De nada,' dijo él. 'El agua llena el colon descendente - primero la parte de la izquierda. Ahora estará cruzando la parte alta - el colon transverso. Aquí hay mucho más espacio.' Dijo él con seguridad.

Lucinda no estaba demasiado tranquila. La bolsa parecía como si estuviera todavía casi llena pero al menos el nivel bajaba mucho más deprisa ahora e inquietantes borboteos y ruidos sordos escapaban de su abdomen

Lucinda se rió ante el ruido.

'Hmmm, no es el pasatiempo más elegante' observó.

'Pero valdrá la pena, ya lo verás.'

Un retortijón de vientre se apoderó de ella de repente.

'¡Oh Jesús!' hizo una mueca e intentó doblarse hacia arriba.

'Relájate querida.' Peter la animó y empezó a acariciarle su vientre inflado con caricias firmes. La sensación pasó de nuevo pero sentía ahora que realmente tenía que ir.

'Por favor cariño. No estoy segura de poder aguantar más tiempo.'

Peter miró a la bolsa. Estaba casi vacía.

'Solo un poco más y estará terminado' dijo mientras la giraba ligeramente a la derecha.

Momentos más tarde un ligero estremecimiento recorrió su ano y él sujetó arriba el inyector con un gesto teatral.

'¡Ahí está! Se ha ido toda.' Siguió aplicando masaje a su barriga de seis meses y fue recompensado con más ruidos de desagüe.

'Auh cariño, puedo sentir sus patadas' bromeó ella.

'¡Espero que no, por dios!' exclamó él.

'Ni una posibilidad' sonrió ella, 'Gracias a los cielos por las pequeñas espirales (DIU's). ¡Aunque con tu actuación de la semana pasada sería mejor una condenada espiral grandota!'

Incluso se sentía con unas ligeras náuseas y, rozando su gran vientre, se le pasó por la cabeza la posibilidad de un embarazo mientras miraba a Peter.

'¿Podría él ser el elegido?' pensó.

El tiempo de empollar había pasado, un espasmo tremendo la sacudió sin avisar y se levantó de un salto.

'¡Contracciones! ¡Váter! ¡Ya!' gritó empujando hacia atrás a Peter mientras se arrastraba hasta el retrete y descargaba una verdadera avalancha antes de que hubiera llegado al asiento. Dos espasmos más la sacudieron y dejó el control del esfínter a sus propios medios. Peter, bendito él, se abrió paso hasta ella de nuevo y tomó su cabeza y la apoyó en su hombro.

'¡Dios, me siento terrible' murmuró ella '¡Nunca me dijiste que sería así!'

'Pasará pronto, te lo prometo.'

Le miró sintiendo que el sudor le enfriaba la frente y el labio superior.

'¿Es así? Y ¿cuántas veces te lo has hecho a ti mismo?'

'Hablo a partir de una experiencia indirecta considerable, como estoy seguro que ya sabes, y como tu Amo, te estoy diciendo que resultará perfecto.'

Lucinda gruñó, admirando su confianza pero preocupada por lo de "considerable". ¿Cuántas mujeres cagando explosivamente habría habido en su vida?

Cómo si les hubieran dado entrada, sus tripas le produjeron de nuevo retortijones y, maldita sea, estaba en lo cierto, esta vez fue más llevadero. Se volvió y tiró de la cadena del váter pero se quedó en pie y apoyó la espalda contra la cisterna sintiéndose, literalmente, drenada.

'¿Estás bien, cariño?' preguntó.

Ella asintió,

'Va bien gracias a Dios.'

'Vale, voy a preparar la siguiente parte del entrenamiento. Quédate aquí un ratito.'

Afortunadamente salió de la habitación. Aunque ella encontró su cuidado y atención inmensamente conmovedores y le amó por ello, no estaba contenta, como él pudo comprobar, teniendo un vertedero a su alrededor, especialmente considerando el legado maloliente que estaba produciendo.

Se dio la vuelta de cara al bidé adyacente y lo llenó de agua templada. Luego corriendo el riesgo de cruzar la separación se montó en la blanca taza y se lavó por abajo. Lo peor de los apretones parecía haber pasado a excepción de alguna agitación ocasional y se sintió vacía y sorprendentemente con la cabeza fresca, incluso ligera. ¿Era esto lo que enganchaba a los fanáticos de la irrigación de colon? Se levantó y se secó mientras se vaciaba la bañera, luego lavó y colgó el equipo del enema. La bolsa decía "Medium - 2L". Demasiado para un 'par de pintas', le había metido medio galón (algo más de 2 litros). Odiaba considerar como sería el "Large", imaginó que te balancearías como uno de esos juguetes si alguien te empujaba. Siempre pragmática, se sentó de nuevo y se apañó para soltar las gotas finales. Se cepilló el pelo y se echó un chorro considerable de spray corporal, luego, como última ocurrencia, aplicó además al baño un largo chorro, antes de salir para encontrarse con lo que Peter estaba preparando.