Cuento de Ponies Cap. 14 - Baño, cama y desayuno

Baño, cama y desayuno

ADVERTENCIA

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El relato que se ofrece a continuación es un relato para ADULTOS. Incluye descripciones explícitas de actividades relacionadas con el sexo que pueden herir la sensibilidad de algunos lectores. Si no tienes la edad legal en tu país de residencia para tener acceso a este tipo de lecturas o si consideras que puedes sentirte ofendido con alguna descripción de este tipo, por favor no sigas leyendo.

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Original story copyright (c)2000 Pony Girl, UK - translated with kind

permission - original at http://www.ranch.demon.co.uk/

Traducido por GGG,  noviembre 2000

Un cuento de Ponies - Capítulo 14 - Baño, cama y desayuno


Al despertar se encontró en el sofá sin ligaduras y con Peter acariciándole suavemente la frente.

'¿Qué pasó?' preguntó.

'Te desmayaste querida.'

Movió un poco la cabeza.

'Esto no me había pasado nunca.'

'Son las endorfinas y los cambios súbitos del flujo sanguíneo, provocan demandas por encima de lo normal en el cuerpo, especialmente cuando estás atada como tú.'

Ella le sonrió,

'Lo que tú digas, Amo,' y añadió, '¿Puede el polvo haber tenido algo que ver con ello o fue un sueño?'

Él se rió y la besó,

'Nada de sueño, ¡me imagino que tienes la evidencia que lo prueba!'

Lucinda apretó los muslos para retener el precioso fluido y le pasó un brazo alrededor del cuello. Tirando de él hacia abajo le separó los labios y saboreó su lengua, explorándole la boca.

Al final se separaron.

'Gracias Peter, fue toda una experiencia.' ronroneó ella.

'Gracias Lucinda, también lo fue para mí. Ahora deberíamos lavarnos.'

Le sonrió con picardía.

'¿Puedo dejar esto ahora?'

Soltó la pelotita roja y él se rió y la abrazó con fuerza.

'La guardaré como recuerdo de mi primera lección. La primera de muchas ¡espero!'

'Estaré encantado de ayudar. Ahora si su señoría está lista, su baño espera.'

Lucinda empezó a levantarse y se cayó de nuevo.

Peter deslizó sus poderosos brazos bajo ella y, levantándola, la llevó al baño.

Mientras iban para allí, Lucinda se acurrucó en sus brazos y le miró.

'Espero que ese olor sea tuyo y no mío,' dijo.

'¿Te refieres al olor a sudor, a polvo, de pony hembra?'

'Hmm, vale, si lo pones así...' hizo un mohín.

La dejó suavemente en la bañera y añadió un poco más de agua caliente.

'¿Cómo es que está preparada?'

'La dejé correr mientras estabas, esto, apreciando las pinzas.'

'Eso fue mucho, ¿dónde lo aprendiste?'

Él sonrió y puso el dedo en los labios de ella.

'Cállate ahora, déjame que me arregle mientras te remojas y enseguida vuelvo y te lavo la espalda,'

'Vale cariño' murmuró mientras empezaba a adormilarse.

Lucinda se despertó de nuevo con la deliciosa sensación de haber recibido un masaje en sus senos suavizado con jabón hidratante. Peter hizo su trabajo bajando a su vientre y a sus muslos magullados y a las piernas. Lucinda le sonrió somnolienta y observó cómo le levantaba cuidadosamente la pierna y la ponía sobre su hombro, se deslizó para dejar que sus dedos exploraran y curaran su sexo dolorido.

Para su asombro y disfrute notó que se estaba poniendo de nuevo tremendamente excitada y colocó el otro talón en el lado opuesto de la bañera. Peter deslizó sus dos dedos medios en la fluidez de su vagina y le acarició el clítoris con su pulgar. Se echó hacia delante y aplicó más masaje jabonoso a sus pezones y senos.

'Oh dios mío, cariño' jadeó y, estirándose brevemente, se deslizó suavemente en otro orgasmo.

Tras unos momentos, abrió los ojos hacia él y murmuró,

'¿Es que tus habilidades no tienen fin?'

Él la miró hacia abajo, inocentemente,

'¿Yo? Yo no soy más que el guía, tú eres la exploradora. Dime donde te gustaría ir y encontraré la mejor ruta.'

'Vale, de momento la cama no sería una mala idea.'

Sonrió lascivamente,

'No he comido todavía y ¡estoy pensando en ello precisamente!'

A la mañana siguiente el hambre de comida de Lucinda superó su deseo de seguir repantigada en la enorme cama de Peter y se deslizó sin ruido a la cocina, llevando sólo una toalla de mano a modo de pareo. Peter estaba sentado, en bata y leyendo el periódico del sábado. Había notado, cuando miró a la habitación mientras caminaba, que la había ordenado, pero aún mantenía muchas alegrías para ella. Estaba restregando inconscientemente sus senos desnudos cuando su cuerpo recordó la primera lección.

'Se te ve divina,' dijo Peter cogiendo sus pechos desnudos y el trozo de tela.

'No metí una bata y esto es lo que tenía a mano' dijo ella mientras le devolvía una mirada de gata.

La tostada saltó.

'Con Marmite, supongo' preguntó él.

Ella  sonrió mientras sorbía el zumo de naranja que le había preparado y asintió,

'Es muy generoso por tu...' empezó ella pero Peter levantó la mano.

'¡Basta!' gritó.

Mientras se tomaba el desayuno Peter le preguntó cómo se sentía. Le comentó que era consciente de algunas zonas hipersensibilizadas pero aparte de eso se sentía maravillosamente. Echó un poco de café y colocó en la tostadora dos rebanadas más. Peter levantó una ceja.

'¡Estoy hambrienta!' explicó. 'Ahora, mi Amo más querido, ¿cuál es el plan para hoy?'

'Bueno, las botas de las que hablamos anoche. Luego creo que colocarte tus aparejos.'

'¿De veras? ¿Realmente estoy ya preparada?'

'Ciertamente, eres una alumna estrella y...'

Se detuvo.

'¿Qué?'

Extendió su mano para coger la suya.

'Hay algo que me gustaría intentar, iba a esperar una o dos semanas, pero creo que podrás soportarlo.'

Sospechó en que estaba pensando porque le había hecho preguntas sobre penetraciones anales en el pasado.

'¿Te refieres a la cola?'

Peter asintió,

'No seguiremos con ello si no estás convencida,' dijo precipitadamente.

Lucinda puso su mano sobre la de él y le miró a los ojos,

'Amor mío, te lo prometí la semana pasada en el Club. Me has ayudado a superar un montón de barreras y a deshacerme de una cantidad considerable de impedimentos emocionales. Me demostraste la otra noche que algo que había considerado previamente abusivo y degradante podía conducir a experiencias tan maravillosas e iluminadoras. Confío en ti completamente.'

Ella bajó la mirada.

'Mi cuerpo te pertenece por completo, Amo, tómalo en la forma que quieras y, por favor, permite que mi mente se adhiera y aprenda.'

Él se puso en pie y, mientras la abrazaba, Lucinda sintió que la fortaleza bajo su bata de felpa la rodeaba y la protegía de sus propios temores.