Cuenco de Chocolate

Un Ama se entretiene jugando con su esclavo y un poco de chocolate

Mi nombre es Mario, soy un chico de 29 años de Madrid. Mi pelo es moreno y ojos marrones, soy de estatura media tirando a alto. Tengo una personalidad bastante tranquila y soy muy amigo de mis amigos. He tenido trato con bastantes chicas, pero nunca se puede considerar que haya llegado a entablar una relación amorosa. Quizá sea debido a mi carácter sumiso en la cama y a que sea tan difícil encontrar una chica dominante sexualmente, o por lo menos que deje sacar esa faceta.

De siempre me ha encantado el sexo, especialmente todas las perversiones que están envueltas con el mundo de la dominación. Debido a mi trabajo y mis estudios, paso gran parte del día delante de un ordenador. La mayoría de ese tiempo trabajando o estudiando es incluso dentro de mi habitación. Por lo que son muy recurrentes mis visitas a webs de videos porno o de relatos eróticos, donde mi mente se deja llevar y mi imaginación me lleva a situaciones en las que soy sometido por una ama que disfruta usándome.

Un día tuve la suerte de conocer por internet a una autentica Ama. Fue casi por casualidad, mi carácter tímido me cohibía a la hora de hablar de estos temas de dominación. Sin embargo, la gran cantidad de material que hay en la red sobre ello, hace evidente de que el mundo de la dominación está muy presente en nuestras vidas, aunque todo quede en la sombra del lado oscuro de internet.

Aún todavía no sé cómo tuve el valor de contactar con mi Ama. Supongo que sobre todo eran las ganas de poder conversar con gente que estuviese metida en este ambiente de la dominación/sumisión y también por mis deseos irrefrenables de ser sometido por una auténtica mujer dominante. Tuve mucha suerte de que acerté a la primera y conocí lo que para mí es la Ama ideal. Desde aquel momento conocí a mi Ama, la mujer que poco a poco me está adiestrando para servirla.

Mi Ama se llama Loli y es una auténtica Diosa. Ella tiene 44 años y tiene mucha más vida vivida que yo. Es morena y con el pelo largo, aunque su carácter juvenil e inquieta la hace cambiar de peinado constantemente. Tiene unos pechos realmente grandes y bien puestos. Su cuerpo está muy bien cuidado ya que hace aerobic a menudo, por ello tiene un culito que me vuelve loco. Tiene siempre una sonrisa en la boca, lo que desmitifica la idea de que las amas deban estar siempre enfadadas y tratar mal a sus esclavos. A mi Ama no le gusta el dolor, no es la típica ama embutida en un traje de cuero a látex y con un látigo en la mano que disfrute maltratándome. Su tipo de dominación se basa en la dominación psicológica, la encanta sentirse adorada y que la proporcionen placer. Yo estoy encantado de estar a sus pies para cumplir todos sus deseos.

Desde los 18 años mi Ama está casada. A pesar de que ya haya cumplido las bodas de plata con su marido, llevan una vida de pareja normal en un pueblo de Galicia. En su matrimonio no existe el juego de la dominación. Es entonces conmigo con quien Loli saca a florecer sus dotes de dominadora para convertirse en mi Ama. Yo para nada soy una persona celosa, me encantaría poder complacer más aún a mi Ama, pero debido a la distancia que nos separa es imposible. Considero que una mujer como Ella se merece todo y estoy encantado de que disfrute cada momento de su vida. No importa si lo está haciendo conmigo o con otra persona, lo más importante aquí es que ella sea feliz.

Al principio nuestra relación Ama/sumiso era solamente por internet. Nos intercambiábamos mails y pasábamos horas interminables chateando o haciendo videoconferencia. Su marido es ex-jugador de fútbol y ahora se quita el gusanillo entrenando a un equipo de futbol de Segunda División B. Es por ello que los fines de semana que les toca jugar fuera de casa deben de quedarse concentrados desde el día antes del partido. Eso hace que mi Ama se quede sola en casa y ocasiona nuestros encuentros sin que nadie se entere.

El viaje desde Madrid hasta su pueblo es muy largo, son varias horas de autobús, pero a mí se me hace más largo aun pensando en que cuando llegué podré volver a ver a mi Ama. Durante los fines de semana que puedo ir a verla Ella tiene un control total sobre mí

Cada vez que llego a su casa la rutina es la misma. Ella me abre la puerta y me ofrece su mano para que se la bese. Posteriormente yo dejo mi maleta en una de las habitaciones que mi Ama tiene libre en su casa. Ella siempre me ordena que la única prenda de ropa que yo puedo llevar en su casa son unos calzoncillos. Por supuesto, durante el tiempo que estoy con Ella, mi Ama tiene total control sobre mi cuerpo y mis orgasmos. Luego Ella me encarga algunas tareas domésticas que desea que yo hiciese durante el fin de semana. La primera de estas tareas suele ser preparar la comida para ese mismo sábado.

Mi Ama tiene una casa muy grande y hasta tiene un sofá en la cocina. En una de las ocasiones mi ama estaba sentada en ese sillón, desde ahí Ella navegaba por internet mientras yo cocinaba. Ella estaba vestida, con camiseta rosa y unos pantalones pirata blancos. Mi Ama hizo un chasquido de dedos para llamar mi atención. Al mirarla me señaló con el dedo que me arrodillase a sus pies.

Así que inmediatamente me puse de rodillas en el suelo, contemplándola, Ella estaba tan hermosa como siempre, mientras sonreía orgullosa. En ese momento se podía ver la sumisión en mi rostro, estoy en este mundo solo para servirla.

Los dos compartimos la afición por el chocolate, y en ese momento mi Ama tenía un tazón de chocolate a su lado en el sofá. Cuando me lo enseña y yo lo miro se me ilumina una sonrisa de tonto en la cara. Mi Ama me pregunta que si quiero probarlo, sabiendo de antemano mi respuesta. Yo le respondo asintiendo con la cabeza, y Ella me ordena que ponga las dos manos detrás de la espalda. Mi Ama me pone el tazón delante de mí en el suelo y tengo que agacharme para poder alcanzarlo.

Meto mi boca y mi nariz dentro del cuenco, intentando llegar lo más profundo que puedo. Necesito sacar mucho la lengua para poder tocar el chocolate. Siento como la punta de mi lengua se introduce en esa comida de dioses que me ofrece mi Dueña. Empiezo a lamer, comiendo como lo hacen los cachorritos. El chocolate está buenísimo, y a pesar de estar fundido, no quema, está a temperatura ambiente. Me ayudo de mi lengua varias veces para poder llevarme el chocolate hasta mi boca, sintiendo su intenso sabor.

De repente mi Ama me tira del pelo, haciendo sacar la cabeza del tazón. Me obliga a mirar hacia el techo, mientras me observa la cara. Debido a la manera de comer, se me han quedado todos los labios y el borde la boca manchados de chocolate. Realmente tengo toda la cara impregnada, las gotas de chocolate se van deslizando hasta mi barbilla haciéndome cosquillas. Mi Dueña me dice que Ella también quiere probarlo, así que aproxima su cara a la mía. Se queda un momento con su cara a escasos centímetros de mí. En esos instantes yo puedo sentir perfectamente su respiración y Ella nota mi excitación y mi nerviosismo por la espera.

Siento como la puntita de la lengua de mi Ama se desliza sobre mi labio superior. Mi Dueña está probando el chocolate sobre mi propia boca. Yo me mantengo inmóvil, mientras mi Dueña baja hasta mi barbilla, para recoger con su lengua el chocolate que está a punto de gotear. Mi Diosa me relame de abajo a arriba, utilizando su lengua sobre mi piel. Me dice que el chocolate está muy bueno, así que sigue lamiéndome la cara, refregando con su lengua para limpiarme bien.

Mi Ama utiliza la punta de su lengua para recoger todo el chocolate que está alrededor de mis labios, mientras yo mantengo mi boca cerrada. Siento su saliva impregnándose en mis labios, mientras Ella sigue relamiéndome mi boca. Siento su aliento sobre mí, y noto que realmente a Ella le está gustando, supongo que será por el chocolate. Cuando mi Dueña ya se ha terminado todo el chocolate que yo tenía encima de mí, me premia con un intenso beso. Es esos momentos yo vuelvo a sentir todo el saber intenso del chocolate desde su boca.

Ella se recuesta hacía atrás satisfecha, mirándome con una sonrisa complaciente. Yo me quedo observándola, me tiene realmente hipnotizado. Vuelve coger el cuenco de chocolate con una de sus manos, lo mira e introduce el dedo índice de su otra mano en el tazón de chocolate. Lo hunde hasta el fondo y lo saca completamente empapado en chocolate. Mira su dedo impregnado y me lo enseña, ofreciéndomelo para que lo deguste. Pero mi Diosa me indica que solo puedo lamer. Así que empiezo a hacer movimientos con la lengua de abajo a arriba, similares a los que Ella había realizado sobre mi cara. Voy limpiando desde la base hasta la punta del dedo. Cuando solo me quedaba limpiarle la punta, Ella me introduce el dedo en la boca para que con mis labios lo deje completamente limpio.

Saca su dedo de mi boca sin rastro de chocolate. Vuelve a mirar el cuenco y esta vez introduce 2 dedos: el índice y el corazón. Los saca del tazón me los vuelve a ofrecer para que me los introduzca en la boca. Yo abro mis labios y me lo meto, Ella mueve la mano metiéndome y sacándome los dedos de mi boca, dejándome de nuevo la comisura de los labios manchada. Mi Ama me mira divertida, jugueteando con su perrito.

Por tercera vez vuelve a meter los dedos en el cuenco, pero en esta ocasión hunde 3 dedos a la vez- Además doblaba un poco los dedos para utilizarlos a modo de pala excavadora y sacando gran cantidad de chocolate del tazón. De nuevo me lo enseña y me lo ofrece. No es necesario que me diga nada, yo ya he aprendido la lección y se perfectamente cuál es mi cometido en esos momentos. Así que me voy arrimando con mis rodillas para estar más cerca de su mano, y aproximo mi boca a sus dedos.

Pero justo en el momento en el que mis labios y mi lengua iban a alcanzar sus dedos, mi Dueña retira la mano alejándola de mi alcance. Se sonríe al ver la cara de tonto que se me queda cuando he estado a punto de saborear de nuevo el chocolate. Coge su mano y se la mete en su propia boca, introduciéndose toda esa gran cantidad de chocolate que había recogido esta vez. Me mira a los ojos orgullosa mientras noto como va degustando el chocolate de un lado a otro de su boca.

Me ordena que abra la boca, y yo me quedo de nuevo mirando al techo. Me coge la cabeza con las 2 manos para que mi cabeza quede justamente debajo de la suya. De repente la veo como mira hacia abajo, se cruzan nuestras miradas con mi boca abierta. Se perfectamente lo que va a ocurrir esos momentos. Mi Dueña empieza a escupir chocolate desde su boca hasta la mía. Me alimenta como si fuera un pajarillo. Expulsa en repetidas ocasiones todo el chocolate que se había introducido en su boca. Lo hace sin echar todo el contenido de golpe, sino dejándolo caer como un hilillo de saliva que resbala de sus labios. Si ya de por si el chocolate me encantaba, la mezcla de chocolate con la saliva de mi Dueña me parece un sabor celestial. Cuando mi Ama ya me ha echado todo, lo saboreo en mi boca y me lo trago. Después de eso, solo acierto a darle las gracias mientras Ella sonríe orgullosa.

Vuelve a coger el tazón de chocolate y lo deja sobre el suelo entre medias de sus 2 piernas. Mi Dueña está descalza y con unos pantalones pirata. Así que introduce el dedo pulgar de uno de sus pies en el cuenco. Yo sigo con mis manos detrás de la espalda y cuando saca el pulgar me lo pone delante para que yo se lo chupe. Primero lamo como si fuese un helado, pero después me lo meto entero en la boca para intentar dejarlo bien limpio.

Cuando termino, mi Dueña saca el pie de mi boca y observa su pulgar comprobando que he hecho un buen trabajo. Vuelve a meter el pie en el cuenco de chocolate, pero esta vez hundiendo todos los dedos, sacando una gran cantidad de chocolate. Me pone el pie delante de la cara, pero en esta ocasión me ordena que la sujete por tobillo con mis manos para sujetarlo. Empiezo a chuparle el pulgar, realizando los mismos movimientos con mi lengua que había realizado anteriormente y metiéndomelo en mi boca. Posteriormente empiezo a lamerle sus otros cuatro deditos. Primero lamiendo por la parte superior y luego por la parte inferior.

Después empiezo a meter mi lengua entre medias de sus deditos, algo que a mi Dueña creo que le gusta mucho. Entre la comisura de sus dedos hay gran cantidad de chocolate, por lo que tengo que pasar mi lengua una y otra vez para que no queden restos en ninguno de sus recovecos. Para intentar dejarlo todo completamente limpio, termino sacándole brillo a cada uno de sus dedos metiéndomelos de uno en uno en la boca. Al terminar mi Ama me coge de la mandíbula con una mano y me acerca mi boca a la suya para darme un piquito.

Habitualmente mi Ama suele señalarme por donde desea que la chupe, pero ese día estaba claro que mi Dueña quería jugar. Cogió un poco de chocolate y con la yema de sus dedos lo dejó detrás de una de sus orejas. El mensaje era claro: quería que lo limpiase con mi lengua. Como los deseos de mi Ama son órdenes para mí, me dispuse a relamerla su piel para comerme el chocolate. A Ella le gustó la idea y volvió a repetir la operación en la otra oreja, esta vez también dejó un poquito de chocolate en el lóbulo de su orejita. Con mucho gusto yo la limpié, introduciéndome el lóbulo en la boca y relamiéndolo como si fuera un caramelo.

Mi Ama recoge más chocolate del cuenco y se lo extiende por el cuello como si se estuviese untando crema hidratante, dejando todo el chocolate esparcido por el cuello. Tenía bastante superficie para lamer, así que empiezo a utilizar mi lengua de abajo a arriba. Consigo ver la cara de mi Ama y compruebo como Ella ha cerrado los ojos y está disfrutando mucho de la situación. No hay cosa que más me agrade en el mundo que precisamente eso: dar placer a mi Diosa. Ella siente mi respiración sobre su piel empapada en mi saliva. Y por lo tanto vuelve a extenderse chocolate sobre la otra parte de su cuello, llegando de nuevo hasta la oreja.

Ella iba sin sujetador, así que ya se estaban empezando a marcar sus pezones sobre la camiseta. Me ordena que se la quite mientras Ella levanta los brazos. Recoge una buena cantidad de chocolate con sus dedos y la deja caer en su escote. Era posible ver en mi cara las ganas que tenía en abalanzarme para limpiarlo. Sin embargo mi Ama mi indica con la mano que pare y me quedo mirando como el chocolate va resbalando por su escote lentamente hasta que unas gotas se adentran entre medias de su canalillo. Con otra señal con el dedo me indica que ya es momento de limpiarla y con ambas manos empezó a juntarse ambas tetas, dejando muy poco espacio entre medias. Eso hizo que a mí me costase mucho meter la lengua entre medias de sus pechos para poder limpiar todo el chocolate, pero lo hice llegando a limpiar su escote.

Después m Dueña cogió un poco más de chocolate y se lo impregno en uno de sus pezones, encargándose de recubrir también por completo toda la aureola. Con ambas manos hizo sobresalir dicho pezón para que quedase de punta, y yo con las manos aún a la espalda saqué la lengua para hacer movimientos circulares alrededor de él. Posteriormente mi lengua se dispuso a dar lametones a todo el pezón, que estaba muy duro en ese momento, así hasta dejarlo completamente limpio y erecto.

Mi Ama se untó más chocolate en su otro pecho y yo me metí el pezón en la boca para limpiarlo. Mamaba como un bebé mientras mi Dueña se pellizcaba el pezón que yo había dejado húmedo anteriormente. Todavía no había tocado a mi Diosa con las manos pero sentía que solo con mi boca la estaba complaciendo, quería que ese momento no acabase nunca.

El siguiente entretenimiento de mi Dueña fue dibujarse un circuito de carreras con chocolate en su vientre. Lo dibujó muy sinuoso y con muchas curvas. La salida era su canalillo y la meta era el botón de sus pantalones. Después de dibujarlo me dijo que mi lengua debía de recorrer ese circuito, pero que no debía de preocuparme de ser especialmente rápido sino todo lo contrario. Se trataba de hacer el camino despacito, disfrutando de cada centímetro y procurando no salirme en ninguna de las curvas.

Al terminar de recorrer su vientre, se desabrochó los pantalones y yo la ayudé a quitárselos tirando de las piernas de los pantalones mientras Ella levantaba su culito. Debajo llevaba unas braguitas negras semi-transparentes, que dejaban adivinar el tesoro de mi Diosa. Me cogió la cabeza con ambas manos y me restregó mi cara por encima de su tanga. Podía notar el aroma de la excitación de mi Ama mientras Ella se abría de piernas y cada vez me apretaba más fuerte sobre Ella. Su respiración se estaba acelerando y yo me sentía muy excitado de que me usase de esa manera.

Mi Ama se abrió más de piernas aún y se extendió un poco de chocolate a lo largo del pliegue de su coño y las piernas, dejando sus ingles achocolatadas. Primero empiezo por la ingle izquierda, recorriéndola completamente con mi lengua. Después pasé a la ingle derecha y en esta ocasión me ayudaba de los labios para absorber, lo que provocaba gran excitación de mi Dueña.

Me hizo saber que sus braguitas estaban sobrando, se podía ver a simple vista lo mojadas que estaban. Pero mi Ama me indicó que debía seguir sin utilizar las manos y que debía quitarla la única prenda que la quedaba utilizando mis dientes. Me esmeré mucho para no morderla ni arañarla con mis dientes hasta que conseguir dejar a mi Diosa totalmente desnuda. Después mi Ama recogió sus braguitas de mi boca y me las restregó por la cara, podía sentir como una parte de ellas estaba totalmente empapada, me encantaba sentir su esencia.

Ya totalmente desnuda, Ella se volvió a abrir de piernas mostrándome su sexo mojado. Esos son momentos para de verdad sentirse afortunado por poder estar ahí, por poder adorarla, por poder satisfacerla y por poder servirla. Mi Ama me ordenó que la diese un buen orgasmo, y por supuesto sin manos, como ya había desempeñado mis anteriores tareas.

Mi Dueña estaba sentada en el sofá de su cocina, con el culo al borde del sillón, abierta de piernas. Yo estaba de rodillas en el suelo entre medias de sus piernas. En ese momento me dispuse a saborear el sexo de mi Ama, por lo que comencé dándole besitos a través de uno de sus muslos, hasta llegar hasta su ingle. A mi Ama le gusta mucho que me entretenga besuqueando y lamiendo alrededor de su coñito, antes de meterme ya en faena.

Cuando ya nota que se intensifican los movimientos de sus caderas, empiezo a pellizcar con los labios de mi boca los labios de su coño. Comienzo a saborear sus fluidos y voy sacando mi lengua poco a poco. Mi Ama conserva bastante pelo en la parte de arriba, pero tiene totalmente depiladitos sus labios, eso facilita mucho mi trabajo.

Poco a poco voy introduciendo mi lengua entre medias del coñito de mi Dueña, adentrándome en cada lamida más y más. Cuanto más chupo, más empapado está y eso me llama para meterme más hasta el fondo. Mi Ama se abre su coño con las manos, ayudándome a que bucee en su interior. Mi lengua empieza a entrar hasta el fondo, intento fallármela con mi lengua. Cada embestida consigo entrar más y más profundo, en esos momentos me gustaría tener la lengua de un camaleón para poder llegar hasta las entrañas.

Posteriormente me dispongo a comer el coñito de Ama como conjunto, realizando lamidas de abajo a arriba que recorren todo su coño, dándole un toque final con mis lamidas a su clítoris. Después de unas cuantas pasadas, mi Ama me agarra de la cabeza y me la incrusta en su coño. Yo saco la lengua y empiezo a mover la cabeza hacia los lados, como diciendo que no con la cabeza. En esos momentos siento como mi nariz está rozando su clítoris y mi cara termina totalmente empapada.

Vuelvo a darle besitos en el coñito, que poco a poco se van convirtiendo de nuevo en lamidas. Mi lengua va alternando zonas, a veces estimula su clítoris y otras veces vuelve a introducirse dentro de sus coño.

La respiración de mi Dueña sigue acelerándose y yo me centro en su clítoris, que es la manera en la que le proporciono mayor placer. Hago círculos con mi lengua alrededor suyo y lo voy alternando con lamidas.

Poco a poco las lamidas se van haciendo más y más intensas. Mi lengua empieza a ejercer cada vez más presión sobre su clítoris. Mis lametones van siendo más y más potentes, noto el roce de su botoncito en mi lengua. No paro de comérmelo aumentando poco a poco la velocidad. Para arroparlo, lo rodeo con mis labios metiéndome el clítoris y su capuchón en mi boca, mientras con mi lengua lo estimulo cada vez más rápido. Mi lengua parece una trituradora que lame y relame su clítoris sin parar.

Los movimientos de sus caderas son cada vez más rápidos y con mayor recorrido. Con mi lengua golpeando su clítoris, mi Ama me agarra de nuevo con las 2 manos mi nuca hacia su coño y empieza a hacer movimientos balanceándose. Yo mantengo la lengua sacada haciendo toda la presión que puedo contra su clítoris. Mi Dueña se mueve más y más rápido y no para de gemir.

Continua con sus movimientos y restregándose mi lengua por su clítoris hasta que explota en un intenso orgasmo. Noto como cierra los ojos y aprieta sus mandíbulas por las oleadas de placer que recorren todo su cuerpo. Siento como se estremece por completo mientras yo la observo orgulloso. Después de su orgasmo Ella me mira sonriendo, me premia con un tremendo beso.

Yo me dispongo a limpiar su coño de todos los fluidos que han salido. Me encanta rematar la faena dejándoselo todo limpito. Así que utilizo mi lengua para dejarlo todo como una patena. Me siento muy orgulloso por cada orgasmo que tiene mi Diosa, los disfruto mil veces más que los míos propios. No tengo duda de que yo estoy en el este mundo sólo para servirla, no hay nada que me haga más feliz que satisfacerla.

Después del orgasmo, mi Ama se quedó totalmente relajada y volvió a coger el portátil para seguir navegando por internet. No tardará mucho en encomendarme que la proporcione más placer, pero de momento yo vuelvo a mis tareas como cocinero. Esa no será la única “comida” que la haga en ese día.

Este es mi primer relato, espero que les haya gustado. Agradezco enormemente cualquier comentario o sugerencia.

Mario.