Cubanito cachondo

El primer encuentro de varios con un estudiante universitario cubano.

CUBANITO CACHONDO

Temblaba de la emoción, era mi primer viaje a Cuba, tantos años deseando viajar a la Isla, sin embargo por mil motivos nunca había podido, sabia mucho de su historia y también de sus problemas, así como de su gente amable y festiva y ante todo caliente. Muchos amigos habían hecho el viaje, todos venían fascinados no solo de sus playas y personas, sino por que todos traían más de alguna aventura bajo el brazo. Yo buscaba sin embargo algo diferente, no una aventura sino no una verdadera experiencia de vida, y el tiempo me estaba dando por fin la oportunidad

El vuelo de Cubana de aviación partió por fin, a diferencia de la mayoría de viajeros que iban en grupos, especialmente hombres, en busca de coleccionar muchachas cubanas. Yo iba en búsqueda de un amigo, un amigo cubano y juntos poder recorrer la Isla, conocer las bellezas turísticas, generalmente las no visitadas por los turistas comunes y de alguna manera adentrarme en la realidad de su pueblo, también y ante todo conocernos e intimar, en fin no era el típico turista.

A mi amigo, Anisley, solo conocía por una foto, guapo, joven, velludo, estudiante universitario. Habíamos comenzado a escribirnos hacia un año por medio de Internet, coincidimos en nuestro gusto por las historias eróticas gay, aunque el y yo nos admitimos como bisexuales en búsqueda de nuevas experiencias. El tiene un amigo con derechos con quien descubrió esta nueva faceta de su vida y con quien se la ha gozado mucho, pero aun esta en búsqueda de una experiencia. En Cuba, como en todos lados de nuestra América Latina tener preferencias sexuales alternativas a las heterosexuales esta mal visto, con el problema adicional que en la Isla, una circunstancia como esta puede dañar las relaciones educativas, contractuales y probablemente con la propia seguridad del Estado.

Yo le había comentado sobre mis gustos sexuales y experiencias, el morbo y el deseo de una nueva aventura me llevo este viaje. Aterrizamos por fin en el Aeropuerto José Marti, al descender del avión, el calor me llego de golpe junto con la brillantes del sol, iba preparado con ropa casual liviana. Al pasar por migración no admití tener amigos, y que mi único deseo era conocer el lugar. Cambie moneda y luego salí a la calle. Habíamos combinado con Anísley de encontrarnos a la salida del aeropuerto, el ya habría negociado el alquiler de un vehículo por una semana, semana que nos llevaría desde la Habana hasta diferentes poblados y playas. Por ser mi primera visita a la Habana insistí estar por lo menos dos días, para conocer especialmente la Vieja Habana. Le pedí que alquiláramos una habitación para el y para mi en hotel no de turismo internacional, a fin de poder estar juntos.

Allí estaba el tal como en la foto con su pelo largo, con cola de caballo. Barba recortada, con la ropa tal como habíamos combinado previamente, el fue el primero en reconocerme, me grito desde lejos, rápido lo ubique me acerque y como si fuéramos dos viejos amigos de toda la vida nos abrazamos efusivamente, no lo podíamos creer después de muchas cartas y de tanto planear, lo habíamos logrado por fin, allí los dos, buscando conocernos y vivir la aventura de nuestras vidas.

El vehículo no era ultimo modelo pero al subir en el me percate que soportaría el recorrido. Nos movilizamos hacia la Habana, cerca del casco histórico, era un apartamento de unos amigos que nos lo habían cedido por un par de días. Ya Anisley había adelantado a su familia y amigos de la llegada de este amigo del extranjero deseoso de recorrer el país, y que el serviría de guía.

Al llegar al apartamento nos abrazamos nuevamente, ahora ya no efusivamente, sino largo y fuerte, como quien se tiene algo que ha deseado siempre y no tenido la oportunidad de tener, yo le di un beso en el cuello, el me lo devolvió en el cachete, mientras nos hablamos, fijando nuestras miradas, nuestras alturas eran similares, nos reíamos nerviosos sin atinar a que decir o hacer, sabíamos el porque de nuestro encuentro, pero también sabíamos que tendríamos tiempo y que lo primero seria ir a dar una vuelta, pues debíamos aprovechar el día, ya llegaría la noche, las farras y algo mas. Bebimos unos tragos de ron, puro, sin hielo ni mesclador, sentados comenzamos a hablar y confirmar todo lo que ya sabíamos uno del otro, nos abrazamos nuevamente, ambos vibramos de deseo, mientras recorríamos con nuestras manos nuestros cuerpos. Aneslye no resistió y me empujo hasta la cama ambos entrelazados allí nos besamos por primera vez, fue un beso apasionado, nuestras lenguas trataban de llenar cada hueco de nuestra boca, apretaban se empujaban, la jalábamos. comencé a morder y chupar sus labios, su barbilla, luego lo lóbulos de sus orejas, para retormar su boca, besaba sus parpados y nariz, el me retribuía en todo. Nuestros zapatos hacían estorbo, yo comencé a besar por encima de tu pantalón su pene, ya empalmado y el hacia lo propio, comenzamos por abrir los cinchos, sin embargo me adelante y logre bajarle el ziper y meter la mano y palpar sobre su caloncillo su herramienta gruesa y fuerte, sentía su calzoncillo húmedo, ambos estábamos lubricando en forma increíble. Sus manos fuertes recorrían mi cuerpo, mis caderas, me mordía por encima de la camisa las tetillas. Mis dedos adentro de su pantalón peleaban por penetrar dentro de su calzoncillo y palpar su carne caliente. Logre tocar sus testículos grandes y redondos, luego baje mis dedos por entre sus nalgas hasta la apertura de su ano, el cual estaba caliente y vibrante, sentía sus contracciones, aun por encima. No aguantamos más y nos quitamos las camisas en forma arrebatada. Nos paramos y luego lo atraje hacia mi y le di la vuelta, aun con los pantalones puestos el podía sentir mi fierro en sus glúteos, mientras yo acariciaba su pecho velludo, besaba su cuello y lóbulos para luego encontrar nuestros labios nuevamente. Est5abamos calientes, deseosos de esta primera vez, nada ni nadie podría detener esta primera vez. Fuera calcetines y abajo el pantalón, nuevamente frente a frente, aun en calzoncillos continuábamos explorándonos, le mordique las tetillas rosadas y paradas, cada mordico un jadeo.

Ahora fui yo quien lo empujo hacia la cama, y comencé por besarlo entre las piernas, tocando a la vez su fierro, luego lo voltee y di por morderle la espalda luego lo glúteos, pasando mis manos entre el calzoncillo, no quería aun quitárselo, aun deseaba el morbo de no conocer sus partes, comencé a lamer sus nalgas y entrar entre las mismas, estaba oloroso, limpio, mi lengua comenzó a hurgar en su ano, comencé a explorarlo, mi nariz mi lengua mis dedos. Gemía de excitación y felicidad. Mientras tanto sus manos tocaban atrevidamente mi bulto, hasta encontrar la apertura de mis boxers, logro por primera vez palpar mi pene. En ello se volteo y se abalanzo sobre el y comenzó a lamerlo, con avidez al principio, luego con ternura. De allí comenzó sobre mi pecho hasta llegar a mis tetillas las cuales comenzó a mordisquear al percatarse que eso me excitaba enormemente. Luego un 69, el sobre mi, esto me permitía no solo chupar su pene y huevos sino llegar nuevamente a su ano, el cual continuaba lubricando, mientras el se contraía de la excitación.

Nos pusimos nuevamente frente a frene, acostados abrí sus piernas mientras lamía el pene, puse una almohada debajo de su espalda, para permitir enfilar mi instrumento hacia su hoyito, lubricado por mi saliva y aceite que llevaba, el tenia miedo pero deseo a la vez, fui poco a poco, suave sin forzar, relájate le decía mientras mi cuerpo hacia peso hacia el, poco a poco logre penetrarlo, de allí comencé a bombear mientras con mi mano lo masturbaba, el con los ojos cerrados movía su cabeza de un lago a otro, ido de si. Luego de un rato así me aparte y me acosté y le pedí que se sentara sobre mi a lo que accedió, esta vez fue el quien controlo el acceso de mi pene, mientras el subía y bajaba, yo continuaba masturbándolo. En cierto momento cuando vi. que se venia, lo detuve y le pedí que se volteara sobre la cama y yo me coloque sobre el, penetrándolo nuevamente para luego pedirle que se hincara y se recostara sobre mi mientras lo penetraba, sus pies rozaban mis testículos. Yo besaba los pabellones de sus orejas, y nos dábamos besos y lamía su cuello, mis manos acariciaban su pecho y pene, así estábamos bombeando hasta que le dije vamonos, vamonos, y ambos logramos acabar al mismo tiempo, su semen espeso y abundante callo sobre la cama, de allí nos acostamos, riendo, felices, pues aviamos logrado un orgasmo simultaneo.

Guau, Guau, exclamo Anesley, esto estuvo increíble, nunca pensé que podría tener tanto gozo, y yo le conteste y esto es solo el principio, mientras nos vestíamos para iniciar nuestra gira por la Habana. Muchas aventuras mas nos esperaban en el camino por pueblos y playas, entre ellas un trío en una carpa. …..