Cuatro Mujeres (III): cataclismo final

Latinoamérica… grandes ríos, selva, montañas. Cuatro mujeres muy diferentes se encontrarán en un lugar infernal.

Liliana:

Llevo una semana aquí… en un calabozo minúsculo construido en el sótano de la casa grande de Daisy… ¡¡¡Maldita Daisy!!! Sus arrebatos son así… Primero, entendió que nuestra relación no daba más de sí… Tal vez, esperaba que rechazara al guardia. Tal vez, esperó toda la noche que yo volviera habiendo rechazado al hombre… Al volver por la mañana, montó en cólera. La guardiana que envió me dijo algo de mi cara feliz por haber follado… Mientras me ataba las manos me dijo que se me iba a borrar la sonrisa.

Estoy desnuda, con los pies encadenados… Mucho peor que en la cárcel…


Cristina:

Para variar hoy hace calor de noche… no puedo dormir…

  • Camila, ¿Tú tampoco duermes?
  • No puedo, hace calor… estoy reventada, todo el día poniendo ladrillos. Me gustaba más ser guardiana...

La abrazo y la acaricio…

  • Es una putada… lo que le han hecho a Liliana es una putada. A tí te echaron de la guardia para que no la puedas ayudar… Esa Daisy es una tirana, por algo la llaman la diablesa.
  • Me gustaría poder hacer algo… pero no sé por dónde empezar.
  • Cuando la llevaste con el guardia, ¿Qué pasó?
  • Cuando Daisy quiere premiar a una mujer, habla con la oficial del recinto de mujeres. Le da el nombre y una foto. Ella se lo pasa a sus compañeros… si alguno está de acuerdo en hacerle el “favor”, la llaman a “interrogatorio”. El hombre la espera en la valla, le pone las esposas para hacer el paripé… El acuerdo es que si la mujer quiere volver, debe traerla de inmediato.
  • Ella estuvo fuera toda la noche…
  • Sí… eso enfureció a la diablesa. Ahora que lo dices, recuerdo algo…
  • ¿Qué…? Sigue, por favor…
  • El hombre que la vino a buscar… Me fijé cuando la estaba esposando. Llevaba estrellas de oficial… Si él lo sabe, tal vez haría algo…
  • Pero no sabemos quién es…
  • Aun tengo un walkie de los que usan las guardianas… Al hablar en un equipo se oye en todos…
  • Luego, las guardianas de Daisy oirán lo que digas.
  • No, si aprovecho mañana por la noche… estarán todas borrachas en la plaza.

Daisy:

¿Qué pendejada es esta? ¡¡¡Que me van a interrogar!!! A mí… Que me presente yo sola en el túnel… ¿Están de broma?, ¿Quieren un motín?

Aquí estoy… primera puerta. He venido con cuatro guardianas.

La puerta se abre lentamente, chirriando… Sólo hay un hombre tras la segunda puerta… Lo conozco, el capitán. ÉL manda sobre los dos recintos… La puerta está abierta. Ninguna traspasamos el umbral…

  • Yurena, entra...

No me gusta mi segundo nombre… Soy Daisy, carajo…

  • Ven tú a buscarme.
  • Entra tú o entrará el grupo especial… Quieren probar las porras eléctricas y los gases lacrimógenos.

Con un gesto, detengo a las chicas… Entro lentamente… La puerta se cierra tras de mí… Cuando está cerrada, el oficial abre la siguiente. Viene hacia mí…

  • Diles que se vayan.

Me basta con mirarlas… se van. Me toca ir esposada… extiendo las manos…

  • No… de momento.

Me lleva a la sala de interrogatorios. Cierra la puerta. Me invita a sentarme.

  • ¿Ahora me interrogarás?
  • Sí…
  • ¿Y qué me quieres preguntar?
  • ¿Dónde está Liliana?, ¿Qué le has hecho?

¿Qué? ¿Qué le importa a él, esa desgraciada? He castigado a presas muchas veces y nunca les importó…

  • ¿Por qué ella?, ¿Qué te importa?
  • El día que la enviaste a disfrutar del amor…
  • Estuvo toda la noche con algún jovencito bajo tu mando.
  • Estuvo conmigo…

Nunca sabía quién era el guardia que iba a estar con una presa. ¿Fue el capitán en persona? A los guardias jóvenes les encanta una cuarentona si está buena como Liliana, pero el jefe es el jefe…

No pude evitar ponerme a temblar….

Él me grita:

  • ¿Dónde está Liliana?, ¿Qué le has hecho?
  • No hablaré…
  • Tendré que volver más duro el interrogatorio…
  • Hazlo…

¡¡¡Ayyy!!! Me ha engrilletado una mano… ¡¡¡Ahhh!!! Me retuerce el brazo… Lo junta con el otro a la espalda… ¡¡¡Ahhh!!! ¡¡¡Cómo aprietan!!!

¡¡¡Qué!!! Algo frío, metálico en mi hombro…

  • Quieta, si no quieres que te haga daño…

Es una navaja… corta los tirantes de mi camiseta… Me la quita. Desabrocha el sujetador, corta los tirantes… Esposada y desnuda de cintura para arriba.

Me quita el pantalón… me resisto un poco, es inútil. Me gustan los vaqueros ajustados… Me descalza, sin las sandalias de plataforma este pendejo me saca la cabeza. Me quita pantalón y tanga… Estoy a su merced, completamente desnuda, manos sujetas a la espalda.

Me coge en brazos… Soy pequeña… menos de metro y medio. Menos de cincuenta kilos… Me cuesta, pero controlo el peso.

Me deposita con cierto cuidado sobre la mesa… Me coge un tobillo, lo rodea con su mano.

  • Tienes los tobillos pequeños…
  • ¿Y qué? -pienso, no me atrevo a hablar.
  • Tan pequeños que se caben en el grillete de unas esposas normales.

Usa otro par de esposas… las coloca en mis tobillos. Esto va a peor… No puedo dar un paso. Si me moviera, podría caerme de la mesa… me haría daño…

  • ¿Vas a hablar ahora?
  • No…
  • Pues te dejaré ahí hasta que hables.

Lo oigo moverse alrededor de la mesa… ¿Qué? Tira de las esposas de mis pies… ¡¡¡Ay!!! Que eso duele, cabrón… Oigo como un candado… Las ha sujetado a una de las argollas de la mesa. Las que usan para sujetar las esposas del interrogado…

  • Ahora medita, medita un poco, en silencio…

Oigo como se va, apaga la luz.


El capitán:

Han pasado tres horas… ¿Suficiente? Vamos allá…

Entro, cierro la puerta de un portazo… Oigo como se revuelve… Está despierta, nadie duerme en una situación así…

Enciendo la luz… Cierra los ojos por la impresión… La toco suavemente, le acaricio la espalda. Está caliente, sudorosa… tiembla como un junco al tocarla.

  • ¿Vas a confesar?
  • Sí… sí… pero no recuerdo nada, ahora no sé ni mi nombre.

Veo su cuerpo, desnudo, moreno… noto su calor… no debo, no es correcto… ¡¡¡Ahhh!!!

La estoy besando… Ella lo permite, entrega su boca, su lengua húmeda…

Le beso los pezones… Está tumbada mirando hacia arriba, tumbada sobre sus manos sujetas atrás. Comba el cuerpo para no sentir las duras esposas en la espalda.

La toco… le toco el sexo… abre las piernas lo que puede… está húmeda. Empiezo lentamente… voy a más… introduzco los dedos hasta el fondo… Ella emite grititos, tiembla, se retuerce, enloquece…

Voy a rematar con la boca… con la lengua… le como el coño lentamente, lo más lentamente que puedo. Noto como se retuerce en un orgasmo…

  • ¿Ahora estás más tranquila?

Sí… estaba más tranquila. Lo cuenta todo. Le quito los dos pares de esposas. Confiesa…

Acordamos el futuro… Dejará de ser la protectora… Habrá una nueva jefa en el penal femenino.


Liliana:

Me liberaron… Camila volvió a las guardianas. Es su jefa, y lo hace muy bien.

Cristina sigue en la clínica…

Daisy estuvo un tiempo limpiando letrinas… Pero estaba desaprovechada. Ahora es jefa de administración y ha sido un acierto ponerla ahí…

Frecuentemente, nos vemos con los guardias… Al capitán lo compartimos. A los otros, también.

La nueva jefa… Nadie pensó en otra. Me encanta mandar, como siempre. Nunca antes funcionó tan bien este poblado.

FIN