Cuatro Hembras para mi Cuñado
Durante las vacaciones del pasado verano descubro a mi cuñado siendo infiel a mi hermana y a mi traicionándome a mi misma
Todavía tengo un recuerdo muy vívido de ese verano y fue exactamente hace un año.
Mi marido y yo estuvimos durante la primavera consultando casas rurales de alquiler en la costa sur de España, para pasar la primera quincena de ese Agosto. Nos quedamos desde el principio prendados de una que vimos en una página de internet, enorme, con piscina y en un entorno privilegiado. El problema era el precio, razonablemente caro. Tuvimos la fortuna de que mi hermana le apeteció el plan en el último minuto y de esa forma los gastos se repartían. La casa tenía espacio de sobra, nosotros y nuestros dos niños pequeños solo ocupábamos dos habitaciones y mi hermana y su novio otra, de manera que todavía quedaban otras dos libres.
No me hacía muy feliz Luis, el novio de mi hermana. Llevaban 6 meses juntos y parecían perfectamente felices, pero para mi era un viejo conocido del instituto, donde me consta que se le montó con medio alumnado femenino, incluido alguna profesora, según contaban las malas lenguas. Incluso recordaba una ocasión que se lo intentó hacer conmigo. Luego le perdí la pista; curiosamente estudió medicina, igual que yo, pero el marchó fuera de nuestra ciudad, a una Universidad privada.
Al enterarme que mi hermana andaba con él le intenté persuadir de que no era trigo limpio, pero no me hizo caso y de hecho se lo tomó de forma airosa.
Llegó el día y allí nos fuimos en dos coches. Teníamos por delante 7 horas de viaje que pasaron relativamente rápido. Cuando llegamos nos salió a recibir la señora que alquilaba la casa. Ella vivía con su marido en otra casa unifamiliar justo en frente de la que alquilábamos. Era una señora con un encanto indudable. Andaría mediando entre los 40 y los 50, perfectamente conservados, con un aire a Sofia Loren de joven, ese tipo de mujer mediterránea racial, de cuerpo rotundo, cadera ancha, cintura estrecha y delantera potente. Me consta que a mi marido y a mi cuñado no se les escaparon los encantos de la señora.
La casa tampoco nos decepcionó, sino todo lo contrario. Era una construcción de piedra y vigas de madera vista, con una decoración preciosa en la que se veía la mano del estilo de la dueña. Tenía dos plantas, la inferior con la cocina y un salón enorme que daba a una piscina pequeña, pero suficiente y la superior con las habitaciones distribuidas a la largo de un largo pasillo.
Eran 5 habitaciones grandes, con baño propio y dos ventanas en cada una, una que daba al exterior con unas vistas preciosas de la sierra y otra curiosamente al pasillo, de manera que resultaban bastante indiscretas. Enseguida me percaté de esto y decidí escoger para mi y marido la del final, así no habría tráfico por allí. Escogí para mis hijos la contigua y mi hermana se alojó en la primera, justo donde empezaban las escaleras que conducían a la cocina en la planta inferior. La señora nos mostró toda la casa, el terreno y la piscina y quedó a nuestra disposición por si necesitábamos algo.
En cuanto deshicimos la maleta decidimos estrenar la piscina. Lo pasamos de miedo esa tarde. No pude dejar de observar a mi hermana María. Era 5 años menor que yo y francamente ambas muy parecidas. Si soy sincera ella es un poquito más de todo: un poquito más alta, un poquito más de pecho, un pelo y unos ojos un poquito más claros.... pero solo un poquito. Me llevo con ella muy bien, aunque a sus casi 30 años muchas veces le había recomendado que no fuera tan cabecita loca y se asentara. Viéndoles a ella y a Luis tomar el sol y nadar y jugar en la piscina pensé que me había equivocado al juzgarlo a él por su pasado. Se les veía tan felices. Tampoco pude dejar de espiar su cuerpo en bañador. La verdad es que es un buen espécimen de hombre, estatura media, cuerpo fibroso y una cara que parece salida de un anuncio de dolce&gabanna.
Esa misma noche me costó conciliar el sueño. Hacía bastante calor y pese a dormir casi desnuda, con un camisón transparente a medio muslo y unas braguitas a conjunto, la temperatura era insoportable. Todavía era pronto y tenía sed. Decidí bajar a la cocina a por un refresco. No di la luz para que no filtrará por las ventanas de las habitaciones y despertara a los niños y a mi hermana, de manera que avanzaba con cuidado en la oscuridad a lo largo del pasillo. Cuando estaba cerca de las escaleras comencé a escuchar unos ruidos de los que hasta ahora no me había percatado.... era evidente que mi hermana no estaba durmiendo. Que vergüenza... tenía que pasar por delante de la ventana de su cuarto para acceder a las escaleras. Lo hice prácticamente de un salto y bajé a la cocina. El agua fresca me devolvió la vida. Sin embargo, desde abajo todavía se oían más los ruidos de la batalla de arriba y la verdad es que me estaba poniendo nerviosa.... aquello estaba siendo una bacanal.
Tenía por necesidad que deshacer el camino y volver a la cama. De nuevo subí al piso de arriba y era evidente que mi hermana y Luis seguían en pleno escarceo. Al pasar por la ventana de su habitación el instinto me traicionó un segundo, juro que solo fue eso, un instante, pero lo que vi de reojo me dejó allí pegada. Sobre la cama de matrimonio, cuyo cabecera estaba situada en la pared posterior, orientada hacía la ventana que daba a la calle, se adivinaban dos cuerpos desnudos en movimiento. Digo adivinaban porque la escena solo se iluminaba por la claridad de la luz argenta de la luna que se filtraba por el cristal. Sin embargo eso hacía la escena más inquietante si cabe. Luis estaba encima de mi hermana ella sobre la cama, sus piernas rodeando su espalda, mientras el se afanaba con una cadencia perfecta.... desde mi posición podía ver sin ser vista.... nunca había sido una voyeur... nunca había contemplado en vivo el sexo..... aquello era extraño, por un lado inquietante, por otro morboso y excitante y yo misma respiraba de manera profunda y rápida, a bocanadas, curiosamente siguiendo perfectamente el ritmo de las embestidas de Luis y de los propios jadeos de placer de mi hermana y de los gruñidos de esfuerzo de mi cuñado. De repente Luis salió de ella... aquello me sobresaltó, pero embebida en audacia no huí, solo me parapeté sobre el marco de la ventana espía. Agarró a mi hermana de las caderas y la puso de espaldas a cuatro patas sobre el colchón y se ladeo buscando ángulo.... entonces pude verlo al completo, ya podía decir que lo tenía todo bonito... reconozco que había oído hablar en mi época del instituto de sus encantos ocultos. Desde mi posición contemplaba todo de forma privilegiada, el sexo abierto de mi hermana, con una humedad brillante, esperando ansioso el nuevo acople, el brillo del sudor sobre su preciosa piel y sobre todo el cuerpo de él, esculpido y henchido fruto del esfuerzo, sujetando de manera masculina el pene con la mano y guiándolo de nuevo hacía el interior de mi hermana..... reconozco que estaba casi en éxtasis, como si fuera la privilegiada espectadora del mito de Danae, el Dios Jupiter poseyendo a la bella mortal durante el sueño y me corrí, fue extraño, pero placentero, sin ponerme una mano encima, sin ponerme un dedo encima, como una descarga cerebral desde el pelo de la cabeza hasta el sexo húmedo y palpitante..... Al instante me escapé y recorrí el pasillo hasta mi cama. Mi marido dormía.... yo no pegué ojo durante la siguiente hora y el resto de la noche lo pasé entre sueños extraños y húmedos.
Al día siguiente no tenía buena cara... la de mi hermana sin embargo era la de la felicidad absoluta. Nos fuimos todos a pasar el día en familia a la playa. No estaba lejos, pero lo suficiente para tener que utilizar el coche, de manera que decidimos que era mejor comer allí. Mi marido y Luis se pasaron horas jugando con los niños en el agua, mientras mi hermana y yo nos tostábamos al sol. A la hora de comer fuimos al chiringuito a picar algo. La comida no era gran cosa y sin embargo la camarera hizo las delicias de los dos hombres. No se podía decir que fuera una mujer al uso. No tendría mucho más que 20 años y un aspecto a simple vista descuidado y en un vistazo más profundo muy cuidado. Parecía una versión moderna del movimiento Punky: cuerpo fibroso, pechos medianos muy bien puestos, complexión atlética, un pelo de peinado increíble, rapada de media cabeza hacía un lado y con melena negra lacia hacía el otro, cayendo sobre esa mitad de la cara, escondiendo unos ojos negros enormes y una cara en la que colgaban anillos de metal estratégicamente. La parte de su cuerpo que dejaba ver su vestimenta informal, mostraba unos tatuajes de bastante buena factura.
En fin, lo que digo, comimos un poco y volvimos a las toallas a “siestear”. En eso estábamos cuando a los 5 minutos abrí el ojo, allí estábamos todos, arremolinados sobre la sombra de las dos sombrillas, salvo mi cuñado, cuya toalla estaba vacía. Tampoco se le veía en el agua. Me di cuenta de que estaba en la barra del chiringuito, probablemente tomando un café y charlando animadamente con la camarera. Desde allí no podía oír de lo que hablaban, pero a juzgar por los gestos lo estaban pasando bien. A los 5 minutos regresó y se fue directo al agua.
Al volver a casa nos encontramos con la sorpresa de que el congelador se había estropeado. Llamamos a la señora de la casa que apareció a los 10 minutos.
- No se lo que le pasa - nos confesó - la pena es que mi parido está fuera hasta el fin de semana... el si sabría como arreglarlo.
- No pasa nada - le comente resignada - nos podremos arreglar un par de días.
La verdad es que en un segundo vistazo la señora todavía resultaba más impresionante. Vestía entonces de manera informal pero con un toque especial, con un vestido blanco, aparentemente de seda, que probablemente había visto muchos veranos caer y que resaltaba sus curvas de infarto. Además era evidente que no llevaba sostén y dudo que este detalle pasara inadvertido a los hombres, especialmente a Luis, que anduvo revoloteando alrededor hasta que se fue.
- La pena es que no tenemos hielo para enfriar las bebidas - comentó mi hermana
- Le podríamos decir a la casera que nos diese unos cuantos para salir del paso - dijo mi marido
- Yo me ocupo de eso, creo que podré negociar ese asunto - dijo solícito Luis y cogiendo un cazuela metálica marchó por la puerta.
Cuando habían pasado cinco minutos nos dimos cuenta de que la avería era una tontería. Simplemente no estaba elevado el diferencial del congelador, aunque si lo estaba el de la nevera. Decidí ir a avisar a Luis de que podríamos hacer nuestros propios hielos y a la señora que estuviera tranquila que todo estaba bien.
Me dirigí hacía la casa de la casera. Su planta era aparentemente idéntica a la nuestra, también con dos pisos. La puerta de acceso estaba abierta, no había timbre... llamé pero no había respuesta. Entre con cautela esperando no incomodar. Se accedía directamente a un salón grande, que daba a otra puerta, tapada con una cortina de motivos indios. Probablemente fuera la entrada a la cocina. Allí si se oía ruido, parecía de cacharros. Me acerqué y tímidamente descorrí un poco la cortina......¡lo que allí vi me dejo petrificada! La señora estaba sentada sobre una mesa de cocina de madera envejecida, más alta de lo normal, sobre la que había cacharros de cocina y comida a medio hacer.... su vestido arrugado en la cintura, con los enormes pechos al aire, de areolas color chocolate y mi cuñado, si, el mismísimo Luis, desnudo de cintura para abajo, entre sus piernas, literalmente follándola como si la vida le fuera en ello, a un ritmo brutal, haciendo vibrar la vieja mesa y los cacharros de encima, como si fuera una orquesta desafinada, los pechos de la mujer saltando como caballos al galope..... ¿como era posible? cuando estaba a punto de gritar para poner fin a esa infamia un grito de Luis me sobresaltó y me detuvo.... fue como si le clavaran una lanza.... en realidad no se estaba muriendo, se estaba corriendo..... sacó su pene del interior de ella y meneándolo con una mano le dio unas sacudidas febriles que acabaron en un eyaculación bestial.... el semen brillaba en su trayecto aéreo, yendo a parar a los pechos de ella, su vientre, resbalando hacía su vello púbico como si buscara el camino a casa, mientras ella lo esparcía y lo aplicaba con su mano derecha sobre su pecho izquierdo, como si fuera un aceite de masaje.... Salí de allí corriendo... totalmente embobada por lo que acababa de contemplar, prácticamente en shock..... y sin embargo de nuevo excitada.... ofendida y enojada, pero más cachonda que una perra en celo.
Al cabo de dos minutos reapareció Luis con los hielos. Aparentemente nada en él delataba su traición y de hecho toda esa tarde estuvo pegadísimo a mi hermana, colmándola de atenciones y cariños. No sabía que pensar. Decidí dejar pasar las horas para tomar una decisión.
Realmente pasaron los días. Fueron días de sol, playa y piscina, sin atisbos de reincidencia. Además el marido de la señora de la casa ya había regresado y a juzgar por su cara de bruto dudo que Luis quisiera jugársela.
Por otro lado mi cuñado se mostró encantador con todos, desde luego con mi hermana, a la que había que reconocer que trataba como una reina, con los niños con los que se tiraba horas jugando e incluso conmigo misma. Con el paso de los días pensé que todo fue un espejismo.
Sin embargo, íbamos todos los días a la misma playa y no me gustaba el rollito que se traía con la atractiva camarera alternativa. Me daba la impresión de que buscaba minutos “muertos” para ir a hablar con ella y que había entre los dos una complicidad muy sospechosa.
Fue entonces, durante una noche, cuando ya llevábamos más de una semana en la casa, cuando se me disparó el piloto. Mi hermana siempre ha sido muy dormilona y esa noche, como tantas otras, acabó pronto en la cama, quedándonos Luis, mi marido y yo tomando una copa. Luis andaba callado, fuera de la conversación, consultando de manera furtiva el móvil.
- Me voy a tomar una copa en el bar del pueblo - dijo de repente - me apetece un Gin tonic puesto por un profesional ¿os apuntáis?
- Ni de coña - dijo mi marido - estoy doblado. Vete tu con él si quieres, Elena
- Yo tampoco me apunto - dije inmediatamente, mirando inquisitoriamente a Luis. Este se preparó y marchó al instante. Mi marido subió también a la cama, dejándome sola con mis pensamientos. Aquello era muy raro, estaba segura de que Luis había quedado con la señora.... el muy cabrón. Tenía que confirmarlo. Enseguida salí tras el. Apenas hacía 10 minutos que había marchado. Me dirigí al bar del pueblo. Lo que me imaginaba, allí no estaba. De hecho pregunté al señor de la barra, que nos conocía de tomar los aperitivos a los mediodías a ver si lo había visto y me confirmó que allí no había estado. De repente me percaté que la que si estaba era la Casera, acompañada de su marido, que me saludo con un gesto desde el fondo de la barra. Le devolví el saludo con una sonrisa y marché regreso a casa. No entendía nada.
Sin embargo al llegar a las inmediaciones de la casa, algo me alertó desde la zona oscura posterior en la que estaban aparcados los coches. El de Luis es unos de esos 4x4 imponentes y algo parecía cocerse en su interior. Me acerqué con sigilo, incluso con un poco de miedo, oculta en las sombras de la noche. Cuando estaba solo a dos metros parapetada detrás de mi coche, aparcado en paralelo con el de Luis, reuní valor para asomarme...... al principio no comprendía que era aquello.... mi cerebro no era capaz de procesar lo que veían mis ojos... sobre el asiento del copiloto, una mujer desnuda, con un tatuaje enorme de una mariposa que cubría toda su espalda, se movía rítmicamente como en una danza de libación.... el tatuaje parecía cobrar vida, restando gravedad al movimiento, vaivén de compás perfecto y en el centro de ese giro copernicano, como el sol en su sistema,¡mi cuñado!...... me costó atar cabos..... como iba a imaginármelo.... ¡se estaba tirando a la camarera de la playa! La escena me horrorizaba.... pero de nuevo me provocaba.... era la tercera vez en prácticamente una semana que espiaba a Luis practicando sexo.... La chica seguía con su coreografía, su cuerpo tatuado era violento y hermoso, sus pechos jóvenes desafiantes y erectos, a los que Luis dedicaba atenciones de manera alternativa... se oían los gemidos huecos desde el interior del gran coche e incluso se podían entender algunas palabras obscenas que se dedicaban.... me estaba volviendo a pasar... mi sexo se licuaba de la tensión.... me encontraba atrapada entre el horror y el morbo.... incapaz de huir ni de parar aquello, solo presa de su contemplación.... de nuevo me arriesgué, quería ver más, estar más cerca, sentir ese calor, mojarme de esa humedad... me agache y fui hasta la ventana del conductor... me incorporé lo justo para ver sin ser vista.... estaba a escaso metro y medio...... mis ojos acostumbrados a la oscuridad cobraban resolución.... la chica seguía encima, moviéndose como una gata, lenta pero precisa, saliendo casi por completo y resbalando de nuevo por la verga de mi cuñado... que de hecho pude hasta comprobar el detalle de que llevaba condón.... se comían la boca profundamente y cuando liberaban el beso Luis saltaba a succionar sus pechos.... entonces Luis metió su dedo medio en la boca de la chica, que empezó a chuparlo como si fuera su polla, mientras realmente la chica no perdía el paso de baile sobre ella.... pasado un minuto, mi cuñado sacó el dedo de su boca y descendiéndolo lentamente por la espalda de ella acabó metiéndoselo en el culo... ella dio un pequeño respingo.... pero continuó a lo suyo, consciente de que recibiría su premio, al del trabajo bien hecho y al de contar con un macho que la esperaría el tiempo suficiente.... y no lo pude remediar, agachada como estaba, parapetada para no ser vista, comencé a tocarme, desabrochando el fino pantalón de verano y tirando de el lo justo hacía abajo para colar mi mano entre la tela de mis braguitas y mi sexo, palpitante, húmedo y candente.... mientras contemplaba extasiada la escena, viendo el cuerpo de ella como disfrutaba.... me gustaba verla..... era atractiva..... bisexual.... una amazona moderna... con ese cuerpo casi por entero tatuado.... el pelo tan negro sobre sus ojos.... los pechos contra la ley de la gravedad.... y el culo y el coño invadido por el cabrón de mi cuñado.... y entonces, no se como explicarlo, comprendí que la chica se iba a correr y en ese mismo momento, con la misma clarividencia, que también lo iba a hacer yo, como si hubiéramos conectado, cósmicamente, hormonalmente.... no tengo la explicación científica; el caso es que en el mismo momento en el que ella debutó con su orgasmo, perfectamente escenificado con gritos, convulsiones y jadeos, ocurrió el mío, más clandestino, en silencio para no ser descubierta, pero intenso y violento, con mis dedos soldados a mi sexo y mi boca llena de saliva y pugnado por aire para oxigenar mi cerebro...... me tiré al suelo y esperé un minuto. Dentro era evidente que la cosa no había acabado, seguro que el quería su premio..... Tenía que escapar de allí, prácticamente repté los primeros metros y finalmente corrí hacía el interior de la casa.
Otra noche de insomnio... ¿qué debía hacer? Ya le había advertido a mi hermana que Luis era un enfermo y no quiso hacerme caso. Además montar una batalla campal tan lejos de casa. Lo mejor era esperar a regresar y entonces hablar de nuevo con ella y contarle con detalle todo en lo que le había descubierto. Por otro lado, algo ardía en mi interior. Cuando finalmente me quedé dormida de nuevo me sobrevinieron esos sueños extraños, eróticos, de los que difícilmente recordaba el argumento y los protagonistas, aunque para mi pesar intuía al masculino y esos pasajes oníricos me hacían levantar mojada, tensa.... Mi marido era el que estaba sacando partido de esos amaneceres, descubriendo mi cuerpo húmedo, henchido, instantáneamente listo para el sexo y durante el cual debía hacer esfuerzos para que mi cuñado no acudiera a mi mente, en imágenes que me atormentaban y me extasiaban, de su cuerpo y su pene, de sus maneras durante el sexo.... aquellos fueron unos polvos extraños, pero mágicos.
Los días pasaron y se sucedieron rápido, como siempre en vacaciones. Luis seguía siendo absolutamente encantador con todos, especialmente con mi hermana, que vivía ajena a la verdad en un cuento de hadas. Yo sin embargo, en ocasiones, difícilmente podía disimular y durante esos días le di a Luis más de una mala contestación que los demás de la casa, incluido él, no entendían. Yo lo hacía perfectamente, aunque me culpaba por perder los nervios. Ya habría tiempo a la vuelta de intentar componer las cosas.
La última noche antes de partir decidimos hacer una barbacoa. Compramos comida y bebida como para un regimiento y el propio Luis, solicito y dispuesto como siempre, se encargó de todo, por cierto muy bien. Acabada la cena decidí acostar a los niños y como siempre mi hermana se retiró con ellos, los tres vencidos por el cansancio. Me quedé sola con los hombres. Pasamos del vino a unos mojitos que Luis preparó magistralmente. Poco a poco el alcohol me fue distendiendo y participaba animadamente de la charla, consiguiendo olvidar los desmanes de mi cuñado.
Dos horas después era evidente que los tres estábamos muy borrachos. Ya era noche cerrada y Luis propuso un baño en la piscina. Esta tenía iluminación nocturna y no la habíamos probado. La verdad es que la noche era calurosa e invitaba a darse un baño. Subí arriba a ponerme el biquini y bajé en 5 minutos. Mi marido estaba tumbado en la hamaca, prácticamente alcoholizado y no se había puesto el bañador. En el otro extremo del jardín estaba Luis. Se estaba duchando en la ducha exterior de la piscina antes del baño... es curioso el alcohol.... tardé segundos en percatarme de que estaba desnudo.... quizá ya estaba acostumbrada a ello... le había contemplado así tantas veces los últimos días. La verdad es que físicamente no tenia desperdicio. Tenía un cuerpo modelado, sin estridencias, con el vello justo, casi escaso, un pecho ancho y fuerte y una cadera potente, donde nacían unas piernas musculosas, como dos capiteles griegos. Su pene era hermoso, incluso como ahora en su estado flácido. No solo era que fuera grande, era su protagonismo en ese cuerpo, como si se tratara de una península independiente, unida al cuerpo pacíficamente, pero con su propia y exclusiva idiosincracia. Verle recorrer de esa guisa los 5 metros que le separaban de la piscina fueron los segundos que una mujer no debiera perderse para sentirse completa en ese género..... Intenté retirar aquello de mi mente. Yo misma entré en el agua, quedándome en un rincón, como si mi cuerpo pudiera traicionar mis viles pensamientos.
- Yo me subo a la cama - dijo entonces mi marido... más bien masculló en su estado etílico
- Pero espera - dije yo - me baño y voy contigo
- No puedo más - respondió.
Y allí nos quedamos, sin otra compañía que las estrellas, mi cuñado y yo. El entonces dio la luz de las piscinas. Eran unas luminarias colocadas en el fondo.... era bonito, el contraste entre la oscuridad de la noche y la luz que provenía del agua... por otro lado, de esa forma y pese a la refracción del agua, de nuevo podía contemplar el desnudo de Luis.... aquello era un poco incomodo y decidí poner tierra de por medio.
- Yo también me voy a la cama - dije escuetamente
- Espera, quédate un poco más y te traigo un mojito aquí al borde
- Ya hemos bebido bastante ¿no te parece?
- Bueno, pero además así tengo la oportunidad de hablar contigo
- ¿de que? - dije extrañada
- no se, estos últimos días te he visto un poco rara conmigo
- mis razones tendré - la furia contra él volvía a invadirme de manera sencilla
- no creo que te haya dado ninguna razón
- o sea que eres un alma perfecta ¿no?
- tanto no, pero si un buen chico
- no me jodas Luis..... que te he pillado en un par de ocasiones poniéndole los cuernos a mi hermana
- ¿cuando?
- Bueno, déjalo, sería lamentable que encima intentases negarlo... ya hablaremos de eso a la vuelta, eres un puto depravado
- Bueno, tranquila, no quiero que me juzgues
- ¿porque no? ¿acaso no eres un enfermo?
- Joder, no te pases, yo tengo mis propios valores, como tu tienes los tuyos
- Que valores de mierda tienes si te tiras a todo lo que se menea
- A todo no, por ejemplo a ti te respeto
- ¡JA !!!!!- aquello era la gota que colmaba el vaso - conmigo no lo has intentado porque sabes que no tienes nada que ganar y mucho que perder
- mentira, no lo hago porque se que no debo hacerlo por respeto a tu hermana
- Pero no digas chorradas joder
- ya te digo que tengo mis valores, nunca te pondría un dedo encima
- no tienes ninguno, ¿quieres que te lo demuestre? - le pregunté desafiante
- no puedes hacerlo
- Fóllame - le escupí a la cara
- ¿que coño dices? - su cara era un poema
- aquí me tienes... la ocasión es inmejorable
- ¿crees que me vas a engañar con un truco tan bobo? - dijo de forma chula
Entonces seguí la prueba, quería ganar, demostrar que toso era mentira, que no respetaba nada... era una locura, pero quería desenmascararle... y lentamente me fui desabrochando la parte de arriba del biquini, retiré un tirante y luego otro y finalmente liberé mis pechos.... Luis no perdía detalle, su cara desencajada... se le notaba tenso. Sin esperar, mirándole a los ojos agarré el elástico de la braguita del biquini y me lo quité de un golpe, quedando desnuda, ante él, solo cubierta por el agua que me cubría hasta el comienzo de mis pechos, desafiante y orgullosa, expuesta al completo por la indiscreta luz de los focos del fondo.
- ¿pero que haces Elena?
- ¿qué te pasa? ¿no vas a hacer caso a tu naturaleza, como siempre? - la luz permitía ver a través del agua una erección tremenda en mi honor - mira con lo que me estás apuntando
- es normal que esté así.... es algo natural, pero no eso no demuestra que te vaya a poner una mano encima
- ¿seguro? - y dicho esto me acerqué hasta él, encaramándome a su cuerpo, rodeándole el cuello con los brazos y las cadera con mis piernas - ¿sigues pensando que es mejor dejarlo? - le pregunté sensual
- joder Elena ¿porque me haces esto? - el se mantenía de pie sobre el fondo de la piscina, solo le cubría hasta el pecho y yo me meneaba sensualmente sin perder mi firme agarre, como una depredadora a su presa. Sus manos ahora se apoyaban a ambos lados de mi cadera y poco a poco las fue deslizando hacía mis glúteos... yo no dejaba de moverme, frotando mis tetas contra sus pectorales, mis pezones erectos casi dolían al roce y en cada movimiento mi sexo se encontraba con su pene, mis labios acariciaban su tallo... era un tacto tan suave, extrañamente cálido pese a estar en el agua.... entonces deslicé mi mano derecha y agarré su increíble polla, cuyo tacto me enervó, mientras que con el brazo izquierdo hice fuerza sobre su hombro para incorporarme un poco y encontrar ángulo, colocando su glande henchido en la entrada de mi coño palpitante.....
- ¿que me dices..... lo dejamos entonces....? - volví a preguntar desafiante mientras mantenía esa posición, justo a un milímetro de las puertas del cielo
- por favor.... - no hablaba.... susurraba... temblaba..... - te he dicho que no puedo
- ¿no puedes? - le dije y entonces empecé a relajar mi brazo izquierdo, dejando que el peso de mi cuerpo amortiguado por el agua hiciera el resto en cámara lenta, el glande empezó a entrar.... joder era tan ancho.... seguí resbalando milímetro a milímetro mis labios distendidos, sosteniendo su mirada desafiante, mostrándole que estaba perdiendo.... que yo ganaba.... pero parecía un tobogán sin fin, me encontraba tan llena.... legué al final..... era una maravilla... deje caer todo el peso de mi cuerpo de manera inconsciente, como si quisiera sacrificarme en aquel tótem y noté como el pene se doblaba e hinchaba en mi interior, al límite de la elasticidad de los músculos de mi vagina repleta, libre de las leyes del física, mi clítoris apoyado y chirriando placer al contacto contra su pubis de mármol..... eche la cabeza hacia atrás... la sensación me embargaba, me mareaba, como una drogadicta en pleno éxtasis y relajé mi presa, para liberar el impulso muscular del hombre detrás de ese pene, para permitir que me taladrara, que me cabalgara o que me navegara, totalmente entregada ........ y en ese momento Luis saltó, huyó de mi y se me escapó.... dejándome huérfana.... nunca me había sentido tan vacía, tan alienada, tan abandonada..... mi vagina lloraba ríos por su ausencia y con cara desencajada observé como en un segundo mi cuñado escapaba de la piscina y cogiendo una toalla se dirigía rápidamente a la seguridad de la casa.
¿Que había hecho? ¿como había podido forzar esa situación? Probar que era un demente, que nada le importaba, que era un adicto al sexo, no justificaba mi traición, traición a mis valores, a mi marido, a mi hermana a mi familia..... Lloré desconsoladamente. Lloré como hacia tiempo no había llorado y aquellas lágrimas fueron a parar al fondo de aquella piscina, que guarda mi rabia y mi pena para siempre.
Al día siguiente marchábamos. El y yo fuimos incapaces de cruzar mirada ni palabra en todo el día, cada unos preso de sus demonios. Viajábamos en los dos coches, de noche para facilitar el camino a los niños pequeños.
En mitad del trayecto, mediada la noche, mi marido se sentía cansado y propuso parar a dormir un par de horas. Lo hicimos en un área de descanso, con pocos coches alrededor.
De nuevo me costaba dormir. Decidí salir de coche y estirar las piernas. Anduve unos 100 metros, hacía una línea de árboles que delimitaban el área de descanso respecto al terreno abierto. Me apoyé en un árbol, de espaldas a los coches mirando el horizonte nocturno. La vista se perdía en la llanura de cereales que contemplaba y una lengua de aire frío provenía de la masa de trigo, chocando contra los árboles que escondían el calor mecánico que desprendía la carretera. Era bonito ese instante de paz, sola con el firmamento, frente a ese paisaje que parecía extraterrestre.
De repente, sentí que unas manos me agarraban fuerte por detrás de las caderas y me atraían a un cuerpo duro y cálido, que se pegaba a mi culo y a mi espalda.....
- hola Elena - susurró temblorosamente mi cuñado con su boca pegada a mi oreja. Su aliento me hizo estremecer, como una trallazo eléctrico recorriendo mi médula
- ¿que haces?
- vengo a darte la razón
- de que hablas - le dije intentando sin poder liberarme de su agarre
- no tengo valores..... solo pienso en follarte desde ayer a la noche
- perfecto.... entonces yo gano....
- tu ganas - lo dijo apretándome contra si. Podía notar su pene ya erecto contra mis glúteos, separados el uno de los otros solo por la fina tela de mi vestido y mi braguita
- ya te lo he demostrado.... ahora déjame en paz - lo dije haciendo fuerza, pero fue en vano... el era mucho más fuerte y me retenía con dureza
- de eso nada, te lo pienso certificar... para que no te quede ninguna duda.... para que lo puedas jurar con sangre - dicho esto levantó la falda de mi vestido, encajándolo en la cadera y de un tirón fuerte, haciéndome daño, rasgó mis bragas, que se deslizaron muertas al suelo, liberando mi sexo..... que ya estaba húmedo..... mi razón no podía sojuzgar a mi cuerpo..... necesitaba ese polla dentro.... sentirle de nuevo.... derretirme en su hoguera .... morirme en su fuego..... el lo intuyó, como buen cazador, como buen follador; giré y dando un paso apoye las manos en el árbol, inclinando hacia el mi culo, ofreciéndome al completo.... se dispuso detrás de mi, liberado de sus pantalones, su pene en la mano, guiando el movimiento...... soy más baja que el, tuve que ponerme de puntillas para permitir la penetración..... apoyó de nuevo su glande en mis labios.... lo queria dentro.... no se hizo de rogar..... la misma sensación de la piscina.... el mismo momento mágico, quizás más seco y cálido al transcurrir en el aire, pero igualmente extasiante y entonces..... si...... esta vez gracias a la diosa fortuna si.... comenzó a bombear dentro de mi..... como había deseado este momento, era maravilloso, me sentía repleta y libre por momentos, en el punto exacto, con un movimiento experto, fruto de mucho entrenamiento, fuerte pero tierno, profundo y luego superficial, ayudada por mi sexo, lubricado y dilatado para su placer, dos semanas deseando esto mismo desde que lo vi con mi hermana la primera vez, a través de la ventana indiscreta, desde ese mismo momento la mujer dentro de mi deseo y necesitó ese pene para si, como algo atávico, visceral, hormonal..... miré al frente.... no podía enfocar bien... mis pupilas dilatas por el placer y mi cabeza en movimiento siguiendo las embestidas de él, pero allí al fondo, apenas a 20 pasos los dos coches aparcados, con mi familia en ellos durmiendo, mis hijos, mi marido, mi hermana..... que terrible la escena, como podía estar pasando esto..... decidí concentrarme, estaba ocuurriendo, ya no podía escapar, pero tenía que correrme pronto y liberarme del embrujo del hechizo sexual que me tenía presa.... estaba a punto, pero las piernas me mataban por mantener la posición de puntillas, me deje caer y el pene salió como un resorte, me di la vuelta y agarré a mi cuñado de la mano. A 10 metros entre los árboles había un grupo de mesas y sillas de madera de picnic desiertas a esas horas de la madrugada, me senté sobre la mesa, abriendo mis piernas, mientras tiraba de la parte superior del vestido, arrastrando el sostén, encajando todo sobre la cintura..... era curioso.... la misma posición en la que había espiado a Luis follarse a la Casera. Enseguida entró de nuevo en mi.... estaba más cómoda.... sin molestias que me despistaran, al borde de la mesa, la polla de mi cuñado desbocada ahora en mi coño, a toda máquina, chocando pelvis contra pelvis, literalmente chapoteando ruidosamente, mientras su boca atendía a mis pechos... estaba cerca, muy cerca, incluso con mi mano derecha daba toquecitos a mi clítoris, buscando acelerar el desenlace que no se hizo esperar, anunciado como un terremoto, mi vagina vibrando siguiendo las embestidas de su falo, mi boca ahogada, mi cuerpo tenso, el cerebro invadido de endorfinas, la cabeza atrás, en ángulo vivo, contemplando las estrellas que parecían más luminosas, mas cercanas, hasta el olfato más agudo, oliendo las hojas de los árboles mecidas por el viento, viento que enfriaba mi sexo candente, mis pechos humedecidos por su saliva... cuantas sensaciones.... cuanta información por procesar....segundos interminables de placer orgásmico, seguro el mejor de toda de mi vida, pasada, presente y futura..... y una vez acabado, recuperé instantáneamente la cordura... le empujé con fuerza y me lo quité de encima.... salté de la mesa, recomponí mi sostén y el vestido sobre la marcha.
- Pero donde vas ¿que hay de mi?
- Tu me importas un huevo
- No seas hija puta, es un momento
- No tengo más momentos para ti - había llegado a los árboles. En el suelo estaban mis bragas rotas. las cogí del suelo y dándome la vuelta se las tiré a la cara. - Hay tienes acaba tu solito que ya eres mayor para comer solo.... Y dicho esto salí a la explanada avanzando hacía los coches. Entré. Mi marido e hijos dormían plácidamente. Olía a sexo. Me limpié con unas toallitas húmedas procurando no molestarles.
Al fondo, recortado sobre la oscuridad de la noche se adivinaba la silueta de Luis, como también se adivinaba lo que estaba haciendo su mano derecha sobre su pene. Al cabo de unos minutos regresó y al pasar al lado de la ventanilla de mi coche lanzó contra ella las bragas rotas, ahora también mojadas con su esperma, con un gesto de rabia y desprecio.
Nunca hubo nada más entre nosotros.
Con mi hermana no llegó al invierno. Acabaron cuando lo pillo follando con su mejor amiga en la fiesta de su cumpleaños.
Yo no digo que sea mala persona, seguramente será todo lo contrario.... pero lo que no se puede negar es que tiene un problema grave con el sexo.... y que un virtuoso del mismo.