Cuatro Dudas (Capítulo 3)
En este capítulo Mimi y Sora siguen "experimentando"...
Capítulo 3
Un estridente ruido, que al principio no pude identificar, me acabó por despertar. Abrí los ojos no sin desgana y poco a poco mi consciencia fue volviendo, haciéndome recordar dónde estaba. Me quedé unos segundos acostada, desnuda, sintiendo a mi espalda el cuerpo de Mimi, cuya respiración podía percibir perfectamente, contemplando el sol que entraba por la ventana hasta que mi cerebro se dio cuenta de que el sonido que llenaba cada vez más la habitación era el de mi teléfono: alguien me estaba llamando.
Busqué mi móvil con la mirada y lo encontré encima del escritorio. Impulsada por una improvisada urgencia de cogerlo logré vencer la pereza y levantarme. Miré casi por instinto el reloj-despertador con forma de pikachu que Mimi tenía sobre su mesilla y vi que eran ya las doce… Me había perdido ya más que una clase y me reproche por un momento a mí misma mi falta de disciplina…Pero al contemplar después a Mimi, que pese a todo seguía durmiendo, apenas cubierta por las sábanas, y al recordar la extraña experiencia que hacía unas horas habíamos tenido en aquella cama…No lo lamenté, aunque todavía seguía sorprendida por lo que había pasado.
Alcancé el móvil y finalmente, contesté. Había reconocido el número de Matsuko.
-¡Eh, Sora! ¿Qué te ha pasado hoy, que no has aparecido en ninguna de las clases de la mañana?
-He tenido que atender un par de asuntos urgentes-me limité a responder, decidiendo no calentarme la cabeza en inventar nada concreto a menos que viera que me hacía falta.
-¿Una mala noche o quizá una muy, muy buena?-preguntó, insinuante.
-Normalita-respondí, poco a poco más despierta y animada, para picarla.
-¿Qué? ¿Acabo de despertarte y estás todavía en su cama? ¿Está todavía él?
-No seas tan cotilla, nena-le dije como toda respuesta, para que sobreentendiera lo que bien quisiera.
-Vale. Entendido. Pero esta tarde vendrás a la reunión, ¿verdad?
-Claro.
-He leído el último artículo que pusiste en tu blog, muy interesante…Y casi diría que radical. Una visión muy interesante y,…, ¿cómo decías?...Muy antropológico.
-¿Es una crítica o una alabanza, Matsuko?
-¡Ay, Sora! Siempre tan susceptible: Una alabanza, claro, aunque al grupo de las moderadas de Naoko no termina de gustarle...
-La verdad es que no sé exactamente que hace ella en nuestro grupo-le comenté en confianza, dado que ambas, como parte integrante de la llamada “ala radical” del grupo, compartíamos la suspicacia hacia Naoko, que era la no coronada líder de varias chicas de cariz bastante conservador.
-Ya. Es lo que tiene ser un grupo transversal. Al fin y al cabo se supone que en general no somos un partido, sino una asociación que busca objetivos comunes para todos, independientemente de sus ideas-dijo, pero antes de que siguiera tomando carrerilla y me soltará un discurso que yo conocía ya muy bien, le interrumpí:
-Sí. Ya lo sé. Aunque a veces creo que sería más útil algo más…Propio.
-Tiempo al tiempo. Tenemos que seguir trabajando.
-Sí.
-Y, oye, una cosa.
-Dime.
-Esta noche es el cumpleaños de tu amigo Matt, ¿verdad?
-Me ha sorprendido lo que has tardado en mencionarlo-le dije, sabiendo lo que quería.
-¿Crees que podrías invitarme? Sabes que me gusta mucho su música.
-Sí, sé que su música te encanta-le dije, riendo, para molestarla-Aunque nunca te he visto escuchando ninguno de sus discos.
-Ya, pero… ¿Lo harás o no?
-Claro, ¿por qué no?-accedí finalmente. Al fin y al cabo, pensé, no había ningún mal en que Matsuko viniera al cumpleaños de Matt si tanta ilusión le hacía…Además, si estaba tan interesada quizás serviría para escudarme en ella y que él no nos diera la brasa ni a Mimi ni a mí-A las siete y media salgo de casa para ir, te esperaré.
-¡Muchas gracias, Sora! Ahí estaré.
-Aunque no deberías perder el tiempo, hay peces mejores en el mar-le espete.
-¡Venga ya, Sora! No he dicho nada de pescar, sólo quiero tantear.
-No, si el que temo que pesqué es él. Es un ligón.
-Y si es tan bueno, ¿cómo te escapaste tú?
-Porque…Digamos que hubo un pescador más habilidoso. Tuve suerte.
-¡Ja! Ya veo…Entonces puede que yo también la tenga.
-Bueno. El destino decidirá-dije, aunque me sonaba a tontería, a fin sobre todo de cerrar la conversación-Nos vemos está tarde.
-Hasta ahora, Sora. Dale recuerdos a Tai-se despidió.
-Sí, ¡adiós!-dije, colgando, antes de devolver el móvil a su sitio.
Tomé aire y me limité a respirar un momento. Todavía me sentía algo adormilada y estaba acalorada, por lo que fui a la pared y abrí un poco la ventana para que entrara algo de aire fresco. Me quede un momento de pie, contemplando el parque que se extendía enfrente del edificio…Lo cierto es que aunque la ignorara no me podía quitar del todo la idea de que yendo así, sin ropa, alguna vez alguien me podía ver…Pero lo cierto es que me sentía tan bien, tan natural, estando así, desnuda, que me desentendía de ello…Sobre todo al estar con Tai o con Mimi…No era una cosa sexual, sino el hecho de estar como “indefensa” ante ellos, como gozando de una extraña confianza…Bueno, de hecho tampoco quería buscarle tantas explicaciones y me limitada a disfrutar de esa agradable sensación.
Pensé en la reunión que tenía con el grupo esta tarde. Era una de las cosas que le había dicho a Tai que me ataban a Tokio…Hacía ya unos años desde que unos compañeros de clase y yo habíamos fundado la “Asociación de Jóvenes Universitarios Comprometidos con la Democracia” como un movimiento que quería impulsar una auténtica participación ciudadana y una profunda reforma del Estado, así como avances en aspectos como la igualdad o la revisión de la política económica ante un modelo que, tras un medio siglo de prosperidad ejemplar, parecía haberse estancado. Aunque más allá de algunos pequeños logros, como el de habernos dotado de una buena estructura, haber creado un periódico propio aunque de pequeña tirada, etc., cada vez que lo pensaba me decía a mí misma que no se había logrado casi nada. Y los que se llamaban moderados aunque en realidad eran conservadores, con Naoko a la cabeza, suponían más bien un lastre que una ayuda, con su lema obsesivo de “cambio material, permanencia espiritual”, como si no vieran que algunos de las cosas que teníamos que combatir y cambiar para ir a mejor eran precisamente aspectos anticuados de la sempiterna tradición. A veces me sentía realmente impotente, como si el movimiento a qué tantos esfuerzos le dedicaba fuera en última instancia un mero entretenimiento, que así parecían tomárselo Naoko y sus amigas, como si nos reuniéramos sólo para tomar el té y comentar los últimos cotilleos de Shibuya. Me sentía tan…Tan enfadada…
-Sora…-la voz de Mimi me llegó, aunque apenas audible. Me volví. Seguía tendida igual en la cama, no se había movido apenas un milímetro, aunque ahora estaba despierta y me miraba, perezosa-¿Qué haces levantada?-me preguntó-Vuelve a la cama.
-Mimi-me sentía más tranquila-¿Sabes qué hora es, perezosa?-le pregunté sonriendo mientras me sentaba junto a ella-¿No tienes nada qué hacer hoy?
-Sólo ir al cumpleaños de Matt-respondió-Y luego creo que iré a dormir en casa de Izzy.
-¿Está noche estaréis solos?
-No creo, pero me da igual-sonrió, picarona-Quiero que hagamos el amor en su cama mientras sus padres duermen en la habitación de al lado.
-¡Muy bien!-reí-Supongo que realmente no tiene sentido que os escondáis o qué hagáis como si no os hubierais tocado nunca. Sus padres supongo que sabes lo que hacéis, por lo que tampoco les vais a espantar.
-Eso imagino yo, habrá que ver si Izzy se atreve…
-Tú sabes muy bien como estimularle, Mimi.
-¡Sí!-asintió y reímos la dos…-Por cierto: ¿Quién te ha llamado por teléfono?
-Ah. No es nada. Matsuko.
-¡Ah! ¿Tienes reunión hoy?
-Por la tarde. ¿Por qué, quieres venir?-le pregunté, aunque ya sin esperanza, sabía que a Mimi no le interesaba mucho la política.
-La verdad es que no.
-Ya me imaginaba… ¿Te pasarás el día entero en la cama, eh?
-Puede-dijo, sacándome la lengua para burlarse, presumiendo de su ociosidad.
-¿Con Palmon?
-¿Sigues sorprendida, eh?
-Mucho…Aún me estremezco al pensarlo…
-Será mejor que, de momento, quede entre nosotras, ¿no, Sora?
-Sí, Mimi. Pero, cuéntame, ¿cómo lo…-buscaba la palabra apropiada-descubriste?
-Fue hace unos días…Quería saber si habías mandado a Biyomon a casa de Izzy y qué había descubierto…Me encerré con ella y con Palmon en mi cuarto…Y bueno, como ellas tenían curiosidad por nuestras “cositas”…Les ofrecí conocerlas a cambio de que hablaran. Y así pasó por primera vez…Luego, está mañana, me apeteció repetir.
-Ah. Entiendo…Pero…-su explicación me había dejado más sorprendida aún-¿Con Biyomon?
-Bueno…Ella fue menos lanzada que Palmon, pero también probó alguna cosa…
-Vaya, vaya…Eso sí que no me lo hubiera imaginado nunca y casi no te creería si no hubiera probado en mis carnes lo de Palmon.
-¿No te habrá molestado, no? Que lo hiciera con tu compañera…
-Claro que no, Mimi, no te preocupes. Pero ahora sé que tendré que hablar con cierto pájaro.
-No seas dura con ella, es tan inocente.
-Mira, como tú, Mimi-le dije, y lo cierto es que de repente sentí una calentura que me envolvía completamente, observando su bello cuerpo, que se mostraba seductor medio oculto entre las sábanas…-¿Sabes?-dije recordando mi conversación con Tai-Hay una cosa que ahora me parece muy graciosa, aunque es una tontería.
-¿Qué?
-Tai me dijo que esperaba que ahora que tenías novio yo le dedicaría más tiempo a él.
-Ah. ¿Y qué?
-Pues que ahora mismo, lo que siento son precisamente más ganas de ti, y no menos…-le expliqué recostándome a su lado, que se movió un poco para que tuviera espacio.
-¿De verdad? Hace sólo un momento que lo hemos hecho…
-Pero estoy descansada y tengo nuevas fuerzas-le repliqué, yendo directa a coger el borde de la sábana para ir, poco a poco, apartándola.
-Ya veo…-asintió, relamiéndose seductoramente los labios-Y te comprendo, Sora…Yo también, al verte así, tan cerca, no sé cuánto más podre controlar-mientras hablaba su mano derecha había volado hacia mi espalda y ahora se deslizaba sobre mi columna, arriba y abajo, llegando cada vez más hasta mi…-¿Quieres qué llamemos a alguien?
-…-por un momento estuve totalmente pérdida y no entendí a qué se refería, pero pronto reaccioné-¿Hablas de Palmon? Lo cierto es que ahora te quiero saborear bien a gusto-le dije, recordando como ella me lo había comido hacía un rato y pensando que debía devolvérselo.
-En realidad…-pareció dudar un momento, quizá por mi negativa, pero en seguida se repuso-Pensaba en Biyomon.
¿Biyomon? Lo cierto es que ni siquiera en esos momentos de excitación me podía imaginar a mi compañera envuelta en un encuentro sexual, pero al pensarlo…Al fin y al cabo me había resultado morboso aquel día cuando la encontré con Palmon espiándonos a Mimi y a mí…Aunque fuese sólo para que mirara, decidí que sí:
-¿Dónde está?-dije alzándome un momento, buscándola a ella o a Palmon por la habitación.
-No están aquí-me respondió Mimi y, levantándose, con lo que quedó totalmente expuesta a mis deseosas miradas, se dirigió a la puerta, que abrió sólo un momento para gritar-¡Biyomon, ven!-luego, sin más, se volvió y vino hacia mí mientras yo, un tanto absorta, contemplaba su delicado y bello cuerpo-Ya está hecho.
Dicho lo cual rodeó la cama y, mientras yo me quedé vigilando la puerta en espera de verla abrirse, ella se acopló detrás de mí y sentí como su cuerpo se pegaba al mío…Su mano derecha agarró la mía y nuestros dedos se cruzaron mientras ella comenzaba a besarme en la nuca.
-Mimi…Me parece notar en ti más iniciativa de que suele ser normal en nuestros encuentros-le comenté.
-¿Es un reproche?
-No, sólo es sorpresa…Tendré que resarcirme de esto con algo especial-le dije, mientras intentaba imaginar que podría ser.
-¿Si? La verdad es que estoy siendo mala…Me merezco que me des unos azotes.
-Pues sí...-ladeé suavemente la cabeza para que viera como sonreía pícaramente-Eres mi muñequita, guapa, no lo olvides.
-Lo seré…Pero déjame una vez más las riendas, pelirroja…Se sumisa una vez más, y de aquí en adelante seré tu esclava cuando quieras.
-¿Estás segura, Mimi? Te voy a tomar la palabra.
-Sí…Y yo quiero tomar otra cosa-me susurró al oído mientras una de sus manos se deslizaba sobre mi vientre, rumbo a mi conejito…Pero antes de que pudiera llegar, la puerta se abrió y mi querida compañera hizo acto de presencia.
Biyomon se quedó quieta al entrar, quizá un poco sorprendida al encontrarnos a las dos desnudas en la cama…Yo en primer lugar, recostada de cara a la puerta, y Mimi detrás de mí, con una de sus manos casi en mi entrepierna…Reconocí claramente una ambigua mezcla de deseos en mi compañera: entre mirar y no mirar…Claramente no esperaba esto y no sabía qué hacer.
-Biyomon-la llamé.
-¿Si, Sora?-respondió con un tono bajo, mirándose las anaranjadas patitas.
-¿Por qué no me miras?-le pregunté-Tú ya me has visto así muchas veces.
-Sí-finalmente alzó los ojos y se quedó contemplándonos-Es que pensaba que en esto los humanos querías intimidad.
-Pues no lo pensabas cuando nos espiaste la última vez, ¿eh?
-…
-Tranquila, no estoy enfadada contigo. No hay ningún problema.
-¿En serio?-preguntó, parecía sinceramente aliviada.
-De verdad-le contesté-A nosotras dos, particularmente, puedes mirarnos siempre que quieras, ¿eh, Mimi?
-Claro que sí-me secundó aquella.
-Vaya-Biyomon parecía sorprendida-Gracias.
-Aunque hay una cosa…
-¿Qué, Sora?-me hacía gracia ver como se tranquilizaba y ponía nerviosa en cuestión de segundos.
-Mimi me ha contado que, de hecho, alguna vez no te has limitado a mirar, ¿es eso cierto?
-Bueno, Sora…
-¿Eso es un sí?
-Sí, Sora. Aunque tampoco hice mucho…
-¿Ah, no?
-No, Sora.
-Qué lástima.
-…-eso sí que no se lo esperaba.
Yo iba a seguir con aquella especie de juego cuando Mimi decidió que era hora de ir pasando a la acción y su mano finalmente alcanzó mi coñito. Sus dedos masajearon durante unos segundos mi clítoris y luego los sentí recorriendo y abriendo mis labios…
-Abre más las piernas, Sora-me susurró Mimi, a lo que respondí elevando mi pierna derecha y acomodándola hacia atrás para que tuviera más movilidad en mi entrepierna-Mira, Biyomon, ven aquí.
Ella no dudó en hacer caso a las palabras de Mimi y en unos pocos segundos ya estaba de pía sobre la cama, a mi lado. Mimi mientras tanto me había introducido dos dedos en mi húmeda conchita y, como un gato sosteniendo un coche al que le van a cambiar una rueda, noté como los separaba para abrírmela, como queriendo enseñarle mi interior.
-Mira el conejito de Sora-le decía-¿Qué te parece el coñito de tu compañera?
Antes de que Biyomon reaccionara, acercándose más a mi interior, no pude evitar dejar escapar un primer gemido de placer…Al tacto y al placer de lo que me hacían los dedos de Mimi hurgando en mi entradita se le añadía el morbo de estar con mi compañera sin perderse detalle y, de hecho, a punto de participar.
-¡Sora!-exclamó ella, preocupada, mostrando que todavía no entendía que en el acto se gemía y gritaba por el placer.
-Tranquila, Biyomon-le dijo Mimi-Es que a tu compañera le gusta tanto cuando le tocan aquí-siguió jugando con sus dedos, en movimientos circulares, dentro de mi coñito-Que no puede evitar estremecerse de placer, ¿verdad, Sora?
-Sí, Mimi-asentí…Realmente estaba sorprendida, Mimi nunca había sido de las que acostumbraban a decir cosas en la cama…Pero ahora me encantaba y sólo deseaba que dijera cosas más fuertes…Oh…Me mordí suavemente el labio inferior para evitar otro gemido…Había aumentado el rimo de sus dedos en mi coñito…
-Mira, Biyomon: Esta mañana Sora está dispuesta a ser nuestra sumisa muñequita, ¿quieres compartirla conmigo? Yo estoy dispuesta.
-¿Sora es una muñequita?-preguntó Biyomon confusa.
-Será como si lo fuera-respondió Mimi-¿Quieres tocar su almejita o no te interesa?
-Sí me interesa.
-¡Pues vamos!
Biyomon finalmente se adueño de valor y fue directa a mi entrepierna, a la que dirigió su ala derecha. Mimi la sujetó y guió una de sus garritas hacia mi coñito…A mí me preocupo por un momento, pero supuse que si lo hacía es porque estaba seguro de que no pasaba nada. En efecto sujetó con la mano las tres garritas de su ala y, uniéndolas, las introdujo lentamente en mi coñito…Sentí como aquella peculiar y punzante “verga” entraba en mi interior, abriéndose paso entre mis labios… ¡Oh!....Se sentían frías y duras y las puntas avanzaban abriéndose paso con sus afilados extremos entre mis carnes…Me estremecí un momento imaginándome que me pudiera cortar o algo, pero el morbo y el placer que me iban embargando me imposibilitaban el pensar con claridad.
-¡Oh, sí, Biyomon!-exclamé, para animarla-Me gusta mucho…
-¿Lo ves? Tu compañera es toda una putita-le dijo Mimi.
-¡Mimi!-reaccioné, sorprendida.
-¿Qué pasa, pelirroja?
-Ah-reí-¿Estás macarra hoy?
-Tú calla y goza, putita-fue la respuesta que obtuve-Es que está mañana he estado viendo,…, bueno, porno en el ordenador…
-No me digas.
-Sí…Y por eso tuve ganas de hacerlo y llamé a Palmon…Y en el video se decían unas cosas…Guarras y morbosas, como tú.
-¡Ay, que me voy a sonrojar!-bromeé.
-¡Qué te calles, guarra!-me repitió, riendo.
-Ya las he metido enteras-se escuchó la voz de Biyomon… Y sí…Sentía mi coñito abierto al máximo, con los labios estirados para que sus tres garras pudieran entrar en mi interior…La sensación no era de plenitud ni mucho menos, como la que había conocido con Palmon antes, pero sentía sus duros extremos acariciando mi carnosa caverna, bastante largos y firmes…
-Muy bien, Biyomon-le dijo Mimi y, acercándose a ella le cogió del ala y le hizo moverla… ¡Oh! Sentí como aquellas tres varas empezaban a retroceder, frotándose contra las paredes internas de mi coñito como si se resistieran a salir…Y luego volvieron, en un rápido y devastador movimiento, hacia dentro…Lo cierto es que ahí si tuve un puntazo de dolor, pero el placer enseguida lo ahogó…-Así, Biyomon-le indicaba Mimi-Hacia dentro y hacia afuera, adentro y afuera, cada vez más rápidamente. ¿Entendido?
-Sí, Mimi-contestó ella, poniéndolo inmediatamente en práctica…
Yo, mientras gemía de placer por la curiosa pero fascinante “penetración” de mi compañera… ¡Buf! Pensar que era mi inocente compañera la que ahora me hacía retorcerme de placer, la que me tenía desnuda ante ella y a su merced...Me daba un morbo increíble…Creo que pocas veces he estado más cachonda que en ese momento. Y, por eso, cansada un poco de ese rol pasivo al que no estaba acostumbrada, me moví para quedar acostada boca arriba, bien abierta de piernas para Biyomon, y con mi mano derecha busqué el cuerpo de Mimi, que ahora estaba de rodillas a mi lado.
-¿Qué, Sora?-me dijo-¿Quieres algo especial?
-¡Sí, Mimi!-le contesté.
-Tengo lo que necesitas-replicó y, sin más, se movió para colocarse sobre mí, con sus piernas, de rodillas, alrededor de mis hombros y con su entrepierna justo sobre mi cabeza…-Oh…Lo tengo mojadito…-añadió, acariciándoselo.
-Así me gusta más-dije y, sin más dilación y mientras me sujetaba en parte a su blancos muslos, me sumergí directa en su húmeda conchita.
-¡Oh, sí!-le escuché apenas pasé por primera vez la lengua a lo largo de su rajita.
Sus primeros juguitos ya caían sobre mi boca. Me empecé centrando en sus carnosos labios, recorriéndolos por fuera y por dentro, mientras fui con mis dedos a jugar con su monte de Venus. Las manos de Mimi rodearon mi cabeza y presionaron, como temiendo que fuera a parar o para demostrar su dominio en esa nueva faceta dominante que, aunque me sorprendía en ella, también me gustaba.
-¡Sí, pelirroja!-el que me llamara “pelirroja”, como hacía Tai, me ponía especialmente caliente-¡Cómeme el coñito, que se que te gusta!
No necesitaba más indicaciones para seguir degustando su almejita, sumergiendo todo lo posible la lengua en su vagina, que se presentaba estrechita ante mí y a la que buscaba penetrar todo lo posible, saboreando su carnoso interior, cada vez más chorreante…Presionaba y masajeaba su colina de Afrodita al tanto mientras con mi otra mano busqué su culito que también empecé a explorar…Se puso firme un momento, por la sorpresa, cuando de repente le introduje de una un dedito en su culito, pero en seguida se adaptó y se relajo, suspirando y gimiendo cada vez más fuerte…
Y mientras a mí misma me costaba más contenerme…Biyomon se movía cada vez con más desenvoltura en mi interior y sus garritas giraban ahora, frotándose contra mis entrañas y haciendo que corrientes de placer inundaran mi cuerpo… Y al poco iba a descubrir que sus garritas no eran lo único que mi querida compañera tenía para ofrecerme.
Como tomando ejemplo de cómo devoraba el coñito de Mimi, ella salió de mi interior y la noté acomodarse entre mis piernas. Sin embargo, al no verla, no me imaginaba lo que estaba planeando hacer…Hasta que sentí el borde de su pico, abierto, envolviendo mi conchita, y, al poco, su lengua contra mi conchita, grande, dura y húmeda… ¡Oh! No dudó en recorrer por encima mi conchita con ella y, finalmente, casi como si fuera un pequeño pene, la sentí entrar entre mis labios, abriéndome y penetrándome más allá de lo que me hubiera parecido posible…
Así estábamos, yo comiéndole el coñito a Mimi y Biyomon a mí…Y ninguna de las dos aguántanos mucho más. Mimi, a quien yo ya tenía bien conocida y sabía cómo conducirla al orgasmo, no tardó mucho más en terminar en mi boquita entre fuertes jadeos que me excitaban tremendamente, y yo misma acabé poco después, con la caliente lengua de mi compañera hundida en mi coñito mientras sus rosadas alas me envolvían los muslos haciéndome cosquillas en las piernas con sus plumas… Sentí como mis jugos envolvían su lengua y como ella los cataba, como ansiosa y sedienta…
Me tomé un momento para limitarme a respirar mientras Mimi se levantaba y se sentaba en la cama, a mi lado, las piernas estiradas…
-¡Uf!-suspiró, como agotada-De verdad, Sora, un polvito rápido contigo sigue siendo mejor que lo que he probado con la mayoría de los tíos con los que me he ido a la cama.
-Pues yo, de verdad, que te note algo diferente últimamente-le contesté-¿Qué película decías que estabas viendo antes?
-¡Oh, no tiene importancia! Sólo quería probar nuevas cosas…Ya sabes.
-Eso está muy bien-comenté-¿Y qué piensa Izzy de la nueva Mimi “salvaje”?
-Digamos que le gusta bastante.
-Me imagino-dije, y reímos las dos.
-¿Y tú? ¿Qué tal con tu compañera?
¡Era verdad! Se me había olvidado, por la costumbre, que Biyomon estaba con nosotras. Ella estaba acomodada al pie de la cama, todavía relamiéndose el pico, que todavía tenía rastros de mis jugos.
-Biyomon-la llamé.
-¿Sí, Sora?
-¿Qué te ha parecido nuestro juego?
-¡Oh! Me ha gustado mucho-asintió, contenta, y al punto, preguntó:-Sora, ¿lo he hecho bien?
-¡Oh! Lo has hecho fenomenal.
-La verdad es que esto no está tan mal-dijo-No me extraña que lo hagáis con tanta frecuencia.
-Ya ves-asintió Mimi-Aunque creo que deberemos seguir investigando tus,…, posibilidades. Tienes mucho que aprender.
Sus palabras me recordaron una cosa: todavía tenía tareas pendientes ese día.
-Bueno-dije, levantándome-Tengo cosas que hacer, Mimi-empecé a recoger mi ropa.
-¿No te quedas ni un poquito?
-No puedo, guapa-le respondí-Probablemente nos veremos ya en la fiesta de Matt.
-De acuerdo-asintió ella-Pues hasta ahora, Sora.
-¡Nos vemos!-me despedí, saliendo de su habitación, rumbo al baño para darme una ducha.