Cuatro Dudas (Capitulo 1)
Mi tercera saga de Digimon tras Cuatro Días y Cuatro Corazones. Tras Izzy y Mimi el relato sigue en otras manos...
Capítulo 1
-¿Os queda mucho, chicas?-se escuchó la voz de Tai a través de la puerta.
-No mucho-le respondí sin dejar de terminar de retocarme el maquillaje frente al espejo.
-Oye, Sora-me dijo Mimi, que estaba a mi lado, mostrándome en sus manos dos pintalabios-¿Cuál crees que me quedaría mejor? ¿Este rojo rosado-alzó la mano derecha-O este otro más intenso?
-El segundo-le respondí después de pensarlo un segundo.
-¿Estás segura de que este vestido me queda bien?-me volvió a preguntar.
Yo, sin dejar de darme el gusto de volver a contemplarla, con ese vestido rojo que, dejando los hombros desnudos descendía señalado muy sensualmente su estilizada y bien formada figura hasta una pequeña falda de impacto y que permitía que luciera sus esbeltas piernas que concluían en dos zapatos igualmente rojos de tacón, le dije:
-Como te he dicho en las ocho millones de veces anteriores, estás perfecta.
-¿Le gustará a Izzy? Lo compré está mañana y lo he tenido escondido para que no lo vea.
-Pues claro que le gustará. Estás deslumbrante. Te lo aseguro.
-Tengo que estarlo para que no se olviden de mí cuando te vean-me dijo sonriendo.
-No exageres-le repliqué, sonriendo también-Mi vestido no es tan llamativo como el tuyo.
Y era cierto, mi vestido, de un tono azul petróleo, era algo más elegante pero menos sensual, más suave a la vista.
-¿Y quién ha dicho que hablo por el vestido?-dijo ella, ya riendo.
-Bueno. Les deslumbraremos entre las dos y ya está-concluí, acompañándola-Por cierto-cambié de tema-¿Qué tal estos días? ¿Ha arrancado bien la cosa con Izzy?
-Mejor que bien. Ayer por la noche, que la pasamos en su casa aprovechando que sus padres habían salido y volverían tarde, me dijo que había estado pensando en lo que le dijiste y que tenías razón.
-Era imposible que no volviera.
-Sí. Como siempre, tenías razón. Y,..., ¿sabes qué?-se acercó a mí, bajando la voz como para hacerme participe de alguna conspiración.
-¿Qué?
-Lo hicimos en la cama de sus padres-dijo apenas conteniendo una risilla nerviosa-No veas que morbo, tía.
-¿De verdad?-Realmente me había sorprendido.
-Sí. Él estuvo un poco nervioso y sólo echamos un polvo rápido, aunque pusimos a Tentomon a vigilar en la puerta del edificio, para si los veía, venir volando rápidamente y avisarnos. Fue tenso pero emocionante.
-Ya me imagino-asentí.
-¿Tai y tú habéis hecho algo así?
-No-admití-Lo más parecido fue un día que, en un arrebato, nos liamos en el salón de mi casa, aprovechando que estábamos solos. Pero como no era probable que mi madre subiera no estábamos para nada nerviosos ni nada... Tendremos que probar algo más... excitante-dije insinuante.
-Te lo recomiendo-asintió ella en igual tono-Por cierto, hace un rato me ha llamado Takeshi.
-¿Y qué te ha dicho?
-Que mañana por la mañana me enviarán la versión definitiva del guión para la película. Quiere que empiece a trabajar con él.
-¿No lo tenías ya?
-Tenía un borrador.
-Ah.
-La verdad es que tendré que dejar del todo las clases...-empezó a decir. Su voz sonaba algo insegura-Ya en las últimas semanas me había desentendido bastante, pero es que no es compatible con el rodaje.
-Claro. Es lógico-asentí.
-¿No te parece mal, verdad?
-¿Cómo me va a parecer mal?
-Como tú insististe tanto para que la empezará...
-Pero eso fue cuando comenzabas a trabajar como actriz y no se veía nada seguro. Pero ahora posibilidades de triunfar y debes de volcarte para ello.
-Eso creo yo.
-¿No me dirás que temías que te regañara?-le pregunte. Lo cierto es que la idea me parecía graciosa.
-Pues la verdad es que un poco sí.
-¡Ay, Mimi!-me limité a exclamar, más para mí que para ella. Esa era la inocencia que tan encandilada me tenía.
-Y mañana es el cumpleaños de Matt-comentó de repente.
-Sí. Seguro que hace algo para celebrarlo a lo grande. Podremos divertirnos-dije yo, queriendo evitar más comentarios.
-Sí-asintió ella-¿A ti te hostiga alguna vez?
-No, y a ti te dejará pronto-le respondí-Cuando vea que no tiene nada que hacer. Tú simplemente pasa de él y ten un poco de paciencia. Eso si no tienes suerte y ya está con otra. No le faltan tías que meter en su cama.
-Ya. Pero si se enterará de que los días pasados...
-No se va a enterar de nada.
-Puede saber que he estado mal y...
-Por tu abuela, pero ya está mejor, ¿verdad?
-Sí.
-Pues ya está. No tiene porque enterarse. Y aunque así fuera. Tú simplemente ignórale cuando se acerque con esos propósitos y ya está.
-Sí. Supongo que tienes razón.
-Claro que sí-asentí sin más. Y cambiando de tema:-¿Qué planes tenéis para después de la cena?
-Izzy me ha dicho que ha preparado algo, muy romántico y que según él, me encantaría.
-Seguro que sí.
-¿Y tú?
-Tai me ha dicho que tiene una sorpresa-le contesté-Y no tengo ni idea de lo que puede ser-añadí. Eso era algo que, sinceramente, no me gustaba.
-¿Es verdad que va a cambiar de equipo?
-Bueno. No me lo ha confirmado, pero anteayer, el domingo, recibió una oferta de “Avispa” y podría dejar el “F. C. Tokio”. Sería pasar de un equipo que está en la décimo sexta posición de la segunda división al que es tercero de la primera. O sea que está encantado.
-Ya veo... Yo no sé mucho de fútbol, pero, ¿ese equipo no es de Fukuoka, en Kyûshû?
-Así es-le contesté, sin animo de ahondar más en el tema, esperando que no me hiciera la pregunta que sabía haría.
-¿Y entonces? ¿Tendría que dejar Tokio?
No contesté. La verdad es que en ese momento no quería pensar en eso. Y es que no llevaba pensando en otra cosa desde que él me lo había dicho hacía un par de días, pero en cualquier caso no debía ni quería dejarme llevar por el malestar que la sola idea me causaba. Él estaba, como es normal, completamente ilusionado por la idea de tal promoción que le llegaba inesperadamente..., pero yo..., claro que me alegraba por él, pero,..., estos días había empezado a plantearme algunas cuestiones sobre mi relación con Tai, en especial, a dónde íbamos. Es verdad que somos todavía muy jóvenes, veinteañeros, pero hay preguntas que ya podían plantearse... ¿Se supone que llegaría un momento en que deberíamos casarnos, vivir juntos y tener hijos? ¿Era eso lo que quería para mí? Yo nunca me había visto como una futura ama de casa, esas no eran ni son mis expectativas,..., ¿pero qué es lo que espera Tai? ¿Es eso lo que puede querer de mí, que sea esposa y madre? Si él se va a Fukuoka, si se tiene que ir,..., ¿esperara que lo acompañe?,..., no sería sólo dejar el piso que comparto con Mimi sino también toda la vida que tengo en Tokio: la universidad, el grupo, el periódico... Todo aquello en lo que he trabajado duramente durante los últimos años... Ahora me parecía demasiado.
-¿Sora?-insistió Mimi ante mi silencio.
-Es un asunto que el agente de Tai está tratando de resolver con el equipo y creo que se podrá llegar a un buen acuerdo-respondí, aunque realmente no podía estar segura, pero en cualquier caso debía, por lo menos, aparentar lo contrario.
-Esperemos que sí-se limitó a decir ella, tras lo cuál inundó el baño una ola de silencio mientras ambas terminábamos de arreglarnos. Lo cierto es que podríamos haber acabado antes, pero siempre me gustaba hacerles desesperar un poco con la tardanza... En cualquier caso, el tema que había salido era una espinosa cuestión de la que aquella noche, que debía ser agradable, quería olvidar por completo. Como Mimi no decía nada, finalmente sentencié:-Bien, hora de salir.
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-Ha sido una cena agradable-comentó Mimi, saliendo del restaurante del brazo de Izzy.
-Ya os dije que en este restaurante saben muy bien como se tiene que preparar la ternera-asintió Tai, con quién salía yo.
-Sí-asintió Izzy.
-A mí me ha gustado mucho ese mouse de plátano y vainilla-comenté.
-Bien está lo que bien acaba-sentenció Tai-Y, señores, creo que es el momento de que cada ovejita se vaya con su parejita. Está noche cada uno por su lado.
Yo, con ánimo de bromear, dije:
-Vale. ¡Vamos, Mimi! Dejemos a estos dos, que quieren intimidad.
-¡Ey, no, pelirroja!-saltó Tai inmediatamente-Esta noche eres mía. Mi gacelilla, mi hembra-dijo para picarme, y yo le contesté igualmente:
-Una hembra necesita un macho a la altura.
-Yo lo estoy.
-Bueno...-fingí estar evaluándolo.
-¡Venga ya, pelirroja!-fingió él a su vez enfadarse-Estos dos te podrán decir lo macho que soy, aunque uno de ellos sólo lo experimentó una vez.
-Preferiría no recordarlo-saltó Izzy.
-¡Ja! ¡Pero si sabemos que te gustó!-intervino Mimi-¿O es qué crees que no oímos cuando le dijiste que no parara?
-La cosa es que preferiría no recordarlo-se limitó Izzy a repetir cabizbajo.
-La cosa-siguió Tai a lo suyo-Es que yo soy el macho alfa del grupo-dijo haciendo ademán de golpearse el pecho a lo King Kong, con lo que no pudimos evitar reírnos-Y esta noche, pelirroja, lo vas a comprobar.
-Ya veremos.
-Pues eso.
-Nosotros nos vamos yendo-intervino Izzy-¿No, Mimi?
-Sí-asintió ésta-Sora, Tai, ¡nos vemos!
-Hasta mañana-dijimos Tai y yo, despidiéndonos de los dos mientras se alejaban.
-¿Llego ya la hora de esa sorpresa qué me habías dicho que tenías?-le pregunté.
-Sí-respondió serio. Una respuesta tan seca casi me preocupo, pero me contuve a tiempo. Tampoco había que anticiparse-¿Vamos a mi apartamento?-preguntó.
-Claro-dije, empezando a caminar con él. No estábamos lejos, por suerte.
-Tengo que decirte algo.
-Claro, Tai, lo que sea.
-Ya sabes que el “Fukuoka Avispa” me ha hecho una buena oferta y el club, por el precio que le ofrecen por la rescisión de mi contrato, está bien dispuesto a ello.
-Sí.
-De hecho, me ofrecen bastante, mucho dinero por pasarme al equipo. Es de primera división, sería un salto enorme, una oportunidad de las que sólo pasan una vez en la vida.
-Entiendo-asentí, pensando a dónde iba a llegar.
-Quiero aceptar la oferta.
-Me parece bien.
-Tendría que instalarme en Fukuoka, que es donde el equipo tiene la sede y el estadio.
-Ya.
-Y sé que eso puede ser complicado.
-¿Puede?
-Bueno, sé que es complicado. Porque está lo nuestro, que es un tema también muy importante para mí.
-Y para mí-asentí.
-Sí...-se quedó un momento en blanco. Parecía estar pensando en como continuar y por lo visto no lograba dar con las palabras oportunas... Yo estaba pensativa...
Cuando el domingo se resolvió el problema de la relación entre Izzy y Mimi en una orgiástica reunión yo había pensado que a partir de ahí no habría problemas en el apartado sentimental. Mimi con Izzy, yo con Tai y las dos por nuestra parte. Todos juntos y felices. A Mimi parecía irle bien con su carrera, a Izzy con sus estudios, a Tai con el equipo y a mí con lo mío... Todo parecía marchar perfectamente... Y entonces Tai me reveló la oferta recibida... Fukuoka... No era como la oferta que le habían hecho a Mimi hacía unas semanas, en América, pero seguía siendo lejos... Yo tenía mi vida en Tokio... La Universidad, el grupo de activismo político, mis amigos, Mimi,..., irme a Fukuoka... Pero desde luego entendía que era una oportunidad única para Tai y no quería que la desaprovechara... Por otro lado, no sabía si era hora de dar un paso más en nuestra relación... Debería saberlo, me decía. Se supone que soy yo la responsable, la chica madura del grupo, la que toma decisiones...
-Sora...
-¿Sí?
-Si me voy a Fukuoka... ¿Vendrías conmigo?
-Yo querría-dije rápidamente-Pero es complicado, Tai. Yo tengo mi vida aquí.
-¿Hablas de Mimi?-preguntó y me pareció detectar un indicio de resentimiento.
-Noto cierto tono hostil por tu parte-le señalé.
-Bueno. No voy a ocultar que esperaba...
-¿Qué?
-Que ahora que ella tenía novio... Bueno. Que te tendría más para mí.
-¿Es que no me tenías antes?
-No tanto como querría, pelirroja-replicó con un tono más alegre, insinuante, acercándose para rodearme por la cintura... Sentir se brazo en mi cadera, su mano bajando ligeramente hacia...
-En parte hablo de ella, claro-respondí su pregunta-Pero también hablo de mis estudios, de la asociación, de mi madre, de todos nuestros amigos, de todo eso es de lo que estoy hablando. Te quiero Tai, pero una parte muy importante de mi vida está aquí.
-Lo entiendo.
-Tai.
-¿Sí?
-La verdad es que tú y yo nunca hemos hablado del futuro.
-Cierto.
-¿Tú que esperas?
-Espero prosperar en el deporte y ganar mucho dinero jugando al fútbol-respondió con su tono alegre, aunque sonaba algo falso en esas circunstancias-Suficiente dinero para que llevemos los dos una muy buena vida: Tener todo lo que queramos, poder viajar, etc.
-¿Y qué esperas respecto a nosotros?
-Pues que nos casemos, supongo, y si quieres, me gustaría tener hijos.
-Hay un asunto que es muy importante para mí, así que te lo voy a preguntar y espero que des una buena respuesta-hice una pausa, él me miraba, expectante-Supongo que no querrás que me limite a ser esposa, madre y ama de casa, ¿verdad?
-Claro que no, Sora-respondió él rápidamente.
-Entonces no me puedo ir de Tokio. Al menos ahora mismo, en pleno segundo cuatrimestre.
-Lo entiendo...-quedo en silencio un momento-Pero podrías cambiar de universidad.
-Puede, pero ahora estoy en una de las mejores del país-repuse-Debo tener en cuenta eso. No es lo mismo una carrera de una universidad de Kyûshû que en una de las más prestigiosas de la capital. Igual que no es lo mismo jugar en segunda que en primera división.
-Ya. Sí. Tienes razón-otro momento de silencio, que se alargó hasta que llegamos a su piso, resonando nuestros pasos en la soledad del vestíbulo y en el ascensor-Bueno, ya hemos llegado-dijo abriendo la puerta y entrando cuando llegamos frente a su apartamento. Los dos íbamos un poco cabizbajos y callados.
-¿De verdad es necesario que te traslades?-le pregunté, aunque sabía la respuesta de antemano.
-Sí-respondió-¡Pero nos estamos deprimiendo en vano!-saltó de repente con animación-Dejemos esto para otro día y hoy disfrutemos de la noche. Voy a abrir un par de cervezas.
La verdad es que no estaba segura de poder dejar así de golpe la conversación una vez empezada, además de que había sido cosa suya... Pero tenía razón. Era mejor dejarlo por esa noche y pasarlo bien... Un poco de alcohol ayudaría.
-¿Sabes qué me ha contado Mimi?-quise cambiar de tema a uno más...agradable.
-¿Qué?-preguntó trayendo dos botellines ya abiertos y tendiéndome uno.
-Me ha dicho que ella e Izzy se lo montaron en la cama de los padres de él-le dije con un tono suavemente insinuante antes de dar un primer trago.
-¿De verdad?
-Claro.
-¿Es una sugerencia, pelirroja?-dijo acercándoseme por la espalda, notaba su aliento en mi nuca, su mano apareciendo junto a mi muslo...-Aunque ahora no creo que la cama de mis padres esté disponible ni yo llegaría a ella antes de...
-¿Ya estás preparado, macho alfa?-le dije.
Él, restregándome ya directamente su erecto miembro contra mis nalgas, lo que me hizo notar como una descarga eléctrica que me subió a lo largo de la espalda,..., empezando a encender el deseo.., me respondió:
-Sólo pensar en ti ya me hace estar preparado, pelirroja-respondió antes de comenzar a lamerme la nuca y besarme el cuello. Sabía muy bien que eso me encantaba hasta el punto de volverme loca... Pero queriendo picarle un poco más, aunque me sentía poco a poco más y más caliente, le dije:
-Pues no sé si yo estoy lista-insinué-Creo que me duele la cabeza...
-Que suerte que yo tengo la cura-dijo antes de besarme desde atrás apasionadamente, metiéndome la lengua hasta la garganta y relamiendo mis labios mientras una de sus manos ya iba directa a mi entrepierna... ¡Oh! Notaba sus dedos, por encima de mi intimidad, que cada vez estaba más húmeda... Sentir su cuerpo, cálido junto a mí, cercándome, y su falo erecto contra mi trasero... ¡Uf! Bebí otro trago de cerveza, que terminó de caldearme, mientras Tai seguía acariciándome, metiendo sus manos por debajo de mi ropa, cada vez más audaz, sin dejar de acariciar mis muslos...-¿Qué me dices?
-Que cada vez me siento más y más caliente... ¡Um!-me mordí los labios mientras dejaba el botellín, ya medio vacío, en una mesita-Estoy que no puedo más...-me di la vuelta para encararlo-¿Ahora que me has dejado así, qué?
-Hallaremos una solución-dijo sonriendo.
-Cállate-le respondí, besándole a mi vez mientras mis manos, sin más preámbulos, como siendo motivadas por un repentino deseo irrefrenable, fueron a su cintura y, no sin algún movimiento torpe por las prisas, desataron su cinturón, su pantalón y bajando su cremallera pugnaron por hacerlo caer...Tenía que llegar ya a ese falo que había sentido, tan duro y rígido contra mi culito...Tenía que tenerlo ya entre mis manos, en mi boca, en mi coñito, en mi culo...¡Uf! Decidí desatarme del todo...Y estaba a punto de bajarle los calzoncillos cuando él, inexplicablemente, se separó de mí...Y antes de que pudiera decir nada me sorprendió ordenando:
-Al baño, pelirroja.
-¿Al baño, macho alfa?-pregunté a su vez.
-A la ducha-puntualizó.
Yo, sin saber que estaría planeando pero dejándome llevar por el morbo y la curiosidad, me dirigí a la ducha mientras iba quitándome la ropa....Moviéndome lo más sensualmente posible, enseñándole cada vez más mis atributos... Mi vestido cayó en la mesa, mi sujetador sobre una maceta del pasillo, mis zapatos junto a la puerta del baño, mis braguitas en el bidé...Y así me encontré desnudita en la ducha mientras él, también ya desnudo y ostentando orgulloso su bien dotado mástil, estaba frente a mí, contemplándome con ojos plenos de lujuria....
-¿Qué, te conformas con mirar, macho alfa?-le pique, deseosa de que la cosa fuera más rápida...Mi húmeda y cálida rajita me parecía que exhalaba fuego, un fuego que debía ser apagado por una gruesa manguera...
-Ya voy, pelirroja-se limitó a decir, acercándose...
Nos juntamos en la ducha y nuestras bocas se volvieron a encontrar, nuestras lenguas jugaban y buscaban entrar en la boca del otro mientras las manos no se cansaban de recorrer nuestros cuerpos, nuestra caliente piel, no podían quedarse quietas...
Agarré con determinación su falo comencé a acariciarlo suavemente... Me gustaba empezar recorriendo suavemente la piel y notar la rosada punta del glande, ya húmedo por unas primeras gotitas a esas alturas...La había tenido ya muchas veces enterrada en los orificios de mi cuerpo y deseaba volver a tenerla...
Pero cuando pensaba dirigirme ya hacia ella, Tai me puso contra la pared y se me adelantó, bajando hasta mis pechos, que, cual un hambriento bebé de los de su madre, buscó ansioso con su boca.... ¡Oh! Notaba su lengua jugando alrededor de mis pezones, sus labios succionando, apretando... Una sensación que me embargaba por completo... Y mientras su mano izquierda descendió por mi vientre, rozando suavemente mi piel, hasta mi secreta abertura, ya bien conocida para él, que recorrió con dedos ágiles, presionando en los puntos ya marcados en su memoria y que sabía me provocaban estremecimientos de placer... En estas ocasiones me dejaba hacer y él sabía dirigir todos mis sentidos hacia un culmen orgiástico de placer... Pero ahora iba a innovar...
Estaba con los ojos cerrados, disfrutando de las primeras señales que comenzaban a llenarme por completo cuando una fría sensación comenzó a bajar por mi piel como una cascada, desde los hombros hasta mis pies... Pensé en agua, pero no oía el ruido de la ducha ni la sensación la misma... Abrí los ojos para ver que Tai estaba vaciando sobre mí uno de los botellines y lo que me estaba recorriendo con una cosquilleante sensación todo el cuerpo era cerveza... ¡Uf! Veía mis pechos bañados en ella y a Tai bebiéndola con avidez de ellos, lamiendo sediento mi piel... Sentía el liquido frío y su cálida lengua recorriendo mis pechos y mi vientre hasta mi ombligo...Sólo podía desear que bajara un poco más...Sólo un poco más...
-Estoy pensando algo especial, pelirroja-dijo repentinamente-¿Quieres que avance?
-¡Sí!-respondí sin pensarlo ni un segundo.
Finalmente se termino de arrodillar, quedando, como yo deseaba, a la altura de mi entrepierna, que yo, abriéndome, puse a mejor disposición para su intromisión...Para su deseada intromisión... Estaba impaciente por sentir de nuevo su ágil lengua explorando mis intestinas entrañas... Cada décima de segundo era una espera interminable... Deseaba decirle que se diera más prisa pero no sé como pude contener mi impaciencia.
Poco después, mucho para mí, comencé a notar su aliento en la entrada... Su aliento cálido sobre mi monte de Venus fue rápidamente sucedido por la punta de su lengua... ¡Uf, dios! ¡La quería ya! Pero él, quizá adivinándolo y contra lo que era propio, avanzaba lentamente, con movimientos alrededor de mi vulva, recorriendo delicadamente mis labios... Una delicada sensación, un pequeño bocadito de placer... ¡Pero yo quería sumergirme de lleno, llenarme la boca del pastel, no probar el reborde! No puede aguantar, cogí su cabeza con mis manos y la apreté contra mi arco... Él capto mi impaciencia y, como quería, se sometió a mis deseos penetrándome con la lengua y relamiendo rápida e intensamente el cuenco, tomando mis aguas, que fluían cada vez más abundantes mientras un gran estremecimiento me llenaba y mis gemidos comenzaba a sonar, llenando la pequeña ducha.... ¡Sí!
Cuando se ponía y ahora lo había hecho Tai era un experto en la zona,..., cubría cada centímetro de mi conchita y su lengua se adaptaba para llegar a todas las cavidades... La sensación de estar siendo explorada, de estar siendo invadida, de estar siendo...Um... el morbo me llenaba por completo en un éxtasis tal que no podía contenerse...Debía apretarme contra los azulejos de la ducha como si de no mantenerme quieta con todas mis fuerzas un viento de placer, una tormenta, un torbellino surgido de mis propias entrañas me fuera a hacer volar por toda la estancia...
Y entonces fue a más, algo que nunca me habría imaginado... Cuando se retiró de mi entrepierna me sentí defraudada, pero lo que pasó a continuación... ¡Buf! Lo primero que noté fue una fría y sólida sensación donde acababa de estar la blanda y cálida lengua de Tai.... No necesitaba mirar para saber de qué se trabara: el botellín vacío de cerveza... ¿Qué pretendía hacer con él?
-¿Qué haces?-tuve que preguntar.
-Tranquila, pelirroja, déjame hacer a mí-fue su respuesta.
Yo no dije nada más, pero mi silencio confirmó mi asentimiento... Estaba caliente y el morbo me ponía a disposición de todo lo que él quisiera probar... Tenía mucha curiosidad por ver dónde acababa todo aquello, aunque ya me lo imaginaba.
El borde de la botella, curvado, frío, se acercó a mis labios vaginales,...., sentí el cristal rozándose suavemente contra ellos, como el viento que acaricia y hace temblar las flores en el campo... Poco a poco lo sentía más cerca, según el cuello de la botella buscó entrar en mi interior... Era muy distinto a un pene o a un consolador... Duro, casi helado... Sentí un pequeño dolor cuando Tai, apretando, abrió mi sagrado templete al vidrio y la botella pugno por introducirse en mí... La sentía avanzar lentamente mientras mis entrañas intentaban detenerla primero y luego se plegaban no sin un poco de dolor a su acceso... Me sentía abrirme, partirme, según la fue metiendo...Y también el morbo crecía y crecía... Tai siguió empujando hasta que introdujo todo lo que pudo... Notaba la entrada totalmente ocupada por el vidrio mientras el largo cuello me penetraba inflexible... Imagine que se estaba llenando de mis jugos, que brotando habían debido de facilitar su acceso...
Y entonces comenzó a moverlo como si fuera un vibrador... Ahora el cristal, ya caliente, salía y entraba en mí... Me dolía ligeramente al penetrarme pero el placer lo suplía por completo mientras estiraba mis piernas y brazos, que notaba tensos mientras eran recorridos como por corrientes de placer que recorrían y estremecían todo mi cuerpo a través del sistema nervioso...
-¡Sí, sí, sí....! ¡Más deprisa!-no pude evitar pedirle, llevada por la emoción.
-Voy-asintió él no sin obedecer, y notaba más rápido el frotamiento del cristal contra mis rosadas entrañas... Y en eso estaba cuando de nuevo volvió a sorprenderme.
Sacó con rapidez la botella de mi interior, pero antes de que pudiera decir algo, quejarme o si quiera pensar en hacerlo, se había levantado y me había penetrado de una sola vez a pesar de que con su caliente y gorda verga llegaba mucho más profundo en mis entrañas, que exclamaron dolorosamente por mi boca por la sorpresa, que la botella.
Apretándome entonces violentamente contra la pared de la ducha me besó apasionadamente, mientras me penetraba cada vez más violenta y rápidamente. Si no me hubiera silenciado su boca habría tenido que gemir de la brusca aceleración que en un momento había experimentado mientras él dirigía su mano a mi culito y con un húmedo dedo inspeccionaba mi otra entrada... Y mientras de ese modo me follaba cada vez más intensamente abrió de repente la ducha y el agua nos cubrió a los dos, combinándose con el sudor que ya nos había estado bañando y con la cerveza que aún quedaba sobre el mío... Todo se combinaba en una multitud de líquidos mientras mis gemidos, libres ya de salir tras separase nuestras bocas llenaban el baño y su pene se introducía más duramente, conquistando y haciéndose dueño de mi interior... La sensación, cada vez más clara, de ser usada, de ser su putita... ¡Dios, me ponía a cien! Me sentía entregada, sometida, sumisa... Estaba tan ensimismada, tan llevada por el placer que sentía, en una atmósfera que predecía el orgasmo, que apenas pude oír:
-Voy a acabar y lo quiero hacer dentro...
-¡¿Qué?!-apenas pude articular... Lo había oído perfectamente y entendía que riesgos suponía eso... Pero como si estuviera drogada o borracha, mi cerebro no operaba con racionalidad... Ahora sólo me sentía una putita sumisa a la que el placer estaba a punto de hacerle reventar... Me sentía estremecerme mientras justo en ese momento se desataba uno de los mejores orgasmos que había tenido nunca... No estaba precisamente para tomar decisiones lógicas... Todo lo que alimentara el morbo, y que se corriera en mis entrañas lo hacía, me parecía bien-¡Adelante, Tai! ¡Lléname!-dije, aunque hablaba mi orgasmo por mi boca y no la razón.
Él no dijo nada, pero siguió acelerando mientras mis miembros se retorcían por los calambres que el éxtasis provocaba en cada célula de mí cuerpo. Y de repente, lo note...Note mi vagina ser inundada por una serie de cálidos borbotones mientras Tai, por sus posturas, con los ojos cerrados y presionando contra mí como si quisiera introducirse por completo en mi interior, evidenciaba su orgasmo... Se estaba corriendo, estaba eyaculando en mi coñito... Adivine que al día siguiente me enfadaría conmigo misma, pero entonces sólo pude cerrar los ojos y disfrutar del morbo de la situación mientras mi cuerpo se relajaba tras el orgasmo y el agua seguía cayendo sobre los dos... Sólo puede decir:
-Tai...