Cuatro Corazones (Capítulo 8)

Un capítulo un poco "experimental"...

Capítulo 8

-Puedes estar tranquila, Mimi-me dijo Sora, sentándose a mi lado y alcanzándome la taza de té-Una cana al aire no te convierte en una puta.

Yo asentí, silenciosa, aceptando la bebida que me tendía, pero sin estar segura de estar de acuerdo con lo que decía, aunque lo anhelaba… Lo cierto es que aquella noche debería estar celebrando algunas cosas pero por otro lado no me sentía con ganas…

Pensé en lo que había pasado en los últimos días, en la última tarde. Lo cierto es que los aspectos positivos deberían ganar a los negativos, me dije,…, pero no terminaba de convencer… Por un lado, Takeshi había revisado el contrato que había firmado con Ô… Con el señor Ishikawa, y todo estaba en orden. Había hecho algunas llamadas y pronto todo estuvo confirmado… En algunos días, un par de semanas a lo sumo, estaría trabajando en mi primera película. Y había algo mejor todavía. Mi padre llamó desde Nagasaki y mi abuela había recuperado la consciencia. Parecía que al final todo iría bien. Respiré aliviada al oír su voz por el teléfono…

En esas circunstancias debería haber estado descorchando una botella de champán por lo menos… Pero estaba el otro lado. Izzy seguía sin ponerse en contacto conmigo. ¿Qué estaría pensando…? Al menos debería haberme llamado… Sora me había sugerido ir a hablar con él, pero le pedí que no lo hiciera. Ni tampoco Tai. No lo consideraba apropiado. Para Izzy, pensé, Sora sería la chica con la que su novia se metía en la cama,…, y Tai, el novio de la chica que se metía con la suya en la cama. Y que no se lo habían dicho. Bueno, quizá no, pero en cualquier caso era algo que debíamos arreglar él y yo. Lo de Sora ya no me preocupaba… Se lo había dicho y ya estaba decidida a no renunciar a mi mejor y más fiel apoyo… Si Izzy lo aceptaba, mejor. Si Izzy me abandonaba por eso… Lo asumiría. Pero no dudaba más de que me mantendría fiel a ella…

Pero ahora estaba el asunto de lo que acababa de hacer aquella mañana con el señor Ishikawa… ¿Qué debería hacer al respecto?... Bueno, lo hecho, hecho estaba… Ya no se podía cambiar el pasado… ¿Debería contárselo a Izzy si volvía? ¿Me lo perdonaría? ¿Cómo le afectaría después de lo que le conté? Pensaría que no podría volver a confiar en mí… Y, lo peor, pensé, es que quizá tenía razón. No sabía que pensar… Era ya muy tarde y estaba algo cansada.

-¿Debería decírselo a Izzy si vuelve?-le pregunté a Sora con un hilillo de voz.

-No-fue su respuesta tajante-Mira, Mimi-su brazo derecho pasó tras mi espalda y me abrazó, estrechándome contra ella-Tal y cómo yo lo veo, desde el mismo segundo en que Izzy te pidió un momento para pensar, quedasteis separados. Desde ayer eras una chica libre para meterte en la cama con cualquiera. Y tampoco ha sido para tanto, así que no te comas la cabeza. No eres ni de lejos la única, y me atrevería decir que algunos también lo han hecho, que usan métodos como esos para lograr ascender. El mundo es así… Has conseguido un importante papel que te hará despegar en tu profesión y no has faltado a Izzy. Yo no veo nada malo. Sigue con tu vida.

Yo me limité a volver a asentir, mientras me tomaba el té a pequeños sorbitos… Estaba todavía muy caliente.

-¿Sabes quien si es una,…, de verdad?-me preguntó de repente.

Yo la miré, extrañada del abrupto cambio de tema… Pero lo cierto es que la distracción me vendría bien.

-¿Quién?

-Suzu.

-¿Suzu?

-¿Te acuerdas de que la última noche que salimos los tres te dije que le había dado plantón a Joe?

-Sí.

-Pues resulta que le era infiel desde hacía una semana.

-¡No me digas!-la verdad es que estaba completamente sorprendida… No lo entendía muy bien. Si Joe, aunque algo anticuado en algunas cosas, era bastante encantador y había mejorado mucho en cuanto a su aspecto desde que le conocía. En cualquier caso, solamente pude decir-Que fuerte.

-Sí… Envíe a Biyomon y habló ayer por la noche con Gomamon-me siguió contando-Por lo visto lo ha pasado muy mal, aunque ayer estaba ya algo mejor.

-Vaya… ¿Y se sabe con quién…?-no pude reprimir la curiosidad.

-Sí. Con Takahashi.

-¿Con quién?-no caía en quién decía.

-Es del grupo de Matt. El batería.

-Ah-dije, recordándolo al instante… No entendía la inclinación de Suzu… Era un mero macarrilla, un chulito de tres al cuarto-Pues no veo que tiene ese-dije.

-Ya. También he oído que Ken y Yolei vuelven mañana de su viaje por China y que se van a instalar en Osaka.

-Ah. A ellos dos parece que les va bien…

-Sí.

-¿Y qué tal tú y Tai?

-Bien-respondió ella.

-¿Dónde está él, juega fuera dentro de poco?

-Mañana tiene un partido en Nagano. Hoy está aquí, pero esta noche duerme ha ido a pasarla con sus padres y su hermana. Hace unas semanas que no está con ellos y, claro…

-Ah. Claro-dije yo también, aunque pensé que Sora no lo tenía tan claro a pesar de todo.

-Pero el domingo por la noche vamos a salir, me lo ha prometido-siguió diciendo con tono más animado-Todo saldrá bien… Incluso lo tuyo con Izzy… Ya verás. En breve tiempo todo habrá pasado y esto será una broma. Estarás con él de nuevo e iremos todos al cine a verte por primera vez en la gran pantalla, primera pero no última. Ya lo verás.

-Ojala-apenas pude musitar mientras me tomaba el último sorbo de mi taza y me inclinaba hacia delante para dejarla sobre la mesa. En ese momento tuve que contener un bostezo… La conversación me había hecho olvidar que aquel día había madrugado para tomar el avión.

-Ya lo verás-dijo ella, abrazándome por detrás y, al tirar, haciéndome caer boca arriba sobre ella.

No me resistí, la verdad es que no sé ni si habría tenido fuerzas para hacerlo, y no pude evitar agitarme cuando sus manos, por debajo de mi camiseta, empezaron a hacerme cosquillas.

-¡Para, para!-le pedí mientras me convulsionaba casi como una loca… Siempre había tenido la piel muy sensible para las cosquillas… ¡Dios! Ella, tumbada también boca arriba debajo de mí no paraba, recorría todo mi costado, notaba sus dedos ir de mi cintura hasta mis axilas… No podía parar de reír…-¡De verdad, no puedo más!-ya le dije, casi suplicante…

Finalmente, se detuvo… Menos mal, pensé. Descansando un momento de tanta y sorpresiva agitación. Seguí tumbada sobre ella, que ahora me masajeaba suavemente mi vientre desnudo.

-Mimi… Tú no debes preocuparte por nada-me susurró al oído-Si Izzy es tan listo como parece, regresará pronto a tu lado.

-Pero… ¿Y si no lo hace?-le pregunté yo a mí vez.

-Eso es imposible. Pero si pasara-hizo una pausa que aprovechó para besarme en el cuello-Pues habría demostrado que es gilipollas y que no te merece. Si de verdad te ama debe aceptarte como eres. Eso o que tú estés dispuesta a que nuestra amistad sea más normal.

-¿Qué quieres decir con “más normal”?-le pregunté, aunque ya sabía a que se refería.

-Pues a no compartir más la cama… Al menos para algo que no sea dormir.

-No podría-repetí-Tampoco podría renunciar a Izzy si fueras tú la que me lo pidiera.

-Lo sé-dijo ella. Sus manos subían por mi cuerpo y ya acariciaban mis senos por encima del sujetador-Ni yo a Tai. Ni a ti si él me lo hubiera pedido.

-¿No te lo pidió nunca?-le pregunté, alzándome ligeramente para quitarme la camiseta que llevaba, lo que ella aprovecho para, llevando sus manos a mi espalda, desabrochar y dejar caer mi sujetador.

-No-contestó volviendo a llevar sus manos a mis ahora desprotegidos pechos, amasándolos, pellizcando mis pezones-Estuvo cuatro horas. Cuatro horas pensando sólo en su cuarto el día en que se lo dije-me contó mientras seguía besando mi nuca. Sus manos en mis tetas y sus besos me estaban calentando… Me encantaba el tacto y la habilidad con la que me acariciaba.

-¿Cuándo se lo dijiste?-le pregunté dándome la vuelta para quedar sobre ella pero boca abajo. Ahora era yo la que pasé a besarle su dulce cuello. Me hubiera gustado más comerle su boquita, pero quería que me respondiera. Ella mientras había llevado sus manos a mi cintura y me desabrochaba la falda.

-Fue un día muy especial-me contestó-Lo recuerdo muy bien. Fue un seis de septiembre, después de una cita y una noche especial en que quedamos y lo hicimos de una forma… Casi salvaje. Toda la noche-la vi sonreír al recordarlo-Al día siguiente, cuando nos despertamos yo se lo tuve que confesar… Básicamente le dije que le amaba, que lo de aquella noche había sido fantástico, pero que también tenía algo contigo. Era algo que había surgido sin que ninguna de las dos lo planeara, pero que ya no quería renunciar a ello… Como he dicho, él estuvo cuatro horas. Se me hicieron lentas como cuatro años, pero salió y me dijo que sí. Que no le importaba que tuviera una amistad especial contigo si al tanto podía amarle como decía que le amaba. Y así fue.

-Izzy lleva más de cuarenta horas…

No pude terminar de hablar, la lengua de Sora apareció repentinamente en mi boca y de pronto me encontré rodeada, apretada contra ella por sus brazos mientras me besaba, me devoraba, me poseía…

-No pienses más en eso ahora-me dijo cuando nuestras bocas se dieron un respiro.

Yo todavía le hubiera replicado si ella no me hubiera sorprendido empujándome de repente… Primero me encontré de rodillas sobre ella y, para cuando quise darme cuenta, estaba tumbada de espaldas contra el otro brazo del sofá. Ahora era ella la que, tras bajarme y quitarme la falda y mis braguitas, apareció sobre mí.

-Mimi, cielo-me dijo-Adivino que estás cansada-tenía razón-Por eso lo voy a hacer rápido-dijo, quitándose de encima, yendo a por algo.

Yo no acerté del todo a saber a qué se refería… Pensaba que aquello simplemente había sido un juego de toqueteo… Pero en cuanto volvió vi que ella aquella noche iba a querer algo más serio que unas pocas cosquillas y besos… Pues se acercaba ajustándose un enorme vibrador en torno a su cintura. Al verlo me quedé sorprendida… Nunca había visto uno así,…, de ese tamaño. Grande y muy gordo.

-Sora, de verdad que no tengo ganas esta noche-le dije. Aquella visión y nuestros juegos me habían calentado ligeramente, pero también era cierto que arrastraba un letal cansancio desde hacía un par de horas.

-Como he dicho, seré rápida-dijo ella, ignorándome y subiéndose encima de mí, comenzando de nuevo a besarme el cuello, las mejillas, la boca…-Mimi,…, ¿qué te parece,…, mi juguete nuevo?-me preguntaba entra lametones.

-Muy grande,…, ¿esa era la sorpresa qué me dijiste? ¿Lo que me animaría?

-Sí, ¿no te gusta?

-Hombre,…, claro que sí, pero…

Y entonces recordé cuales habían sido sus palabras de aquella mañana: “Estaba pensando que podría hacer para ayudaros”. Y también otras suyas me vinieron a la mente: “Envíe a Biyomon y habló ayer por la noche con Gomamon”… Y las dos se cruzaron en mi mente mientras Sora continuaba besándome y su mano aparecía ya acariciándome mis muslos…

-Oye, Sora…

-¿Sí, Mimi?-dijo mientras bajaba, lamiendo mis pechos y mi vientre en dirección a mi entrepierna.

-Tú…-tuve que cerrar los labios y apretar los dientes para contener un primer y agudo gemido de placer cuando ella me introdujo la lengua en mi rajita…-Sora…-el placer que me daba, devorando mi coñito con su ágil lengua hacía que me costara pronunciar las palabras…-Oye… ¿Tú no habrás enviado a Biyomon a hablar con Tentomon, no?-tuve pronunciar la pregunta en pocos segundos, si no se habría entendido, ahogadas las palabras ente mis jadeos.

Ella no me respondió durante un breve momento en que siguió devorando mi conchita, succionando mi monte de Venus mientras sus dedos empezaban a explorar y a acariciármela… Mi cansado cuerpo se estremecía levemente de las corrientes de placer que empezaban a anegarme… Pero Sora no siguió mucho más sino que se levantó y volvió a tumbarse sobre mí, su cuerpo casi exactamente sobre el mío… Y ese gran juguete quedo muy cerca de mi coñito…

-¿Te preocupa qué lo haya hecho o lo qué pueda haber averiguado?-me preguntó antes de seguir besándome el cuello y mientras la punta de aquel vibrador estaba justo apretando sobre mi conchita…

-Pues…

Nuevamente mis palabras quedaron ahogadas aunque esta vez no pude reprimir el aullido de placer que me arrancó ese inmenso falo de goma entrando, arrasador, en mi interior, adueñándose de mis entrañas…

Ella me lo fue clavando entero de una sola estocada… Sentí aquella bestia de goma ir abriéndome sin ningún cuidado, haciéndose un camino entre mis carnes…

-¡Ah, Sora! ¡Para!-gemí, lastimera.

Pero ella no paró hasta que, según noté, aquella inmensa mole se me insertó por completo… Palpe con mi mano y sentí el cuerpo de ella justo sobre el mío… Y la punta de aquel vibrador se perdía, la sentía casi en mi ombligo…. Me sentí rota durante unos breves segundos mientras Sora continuo lamiendo mis mejillas y mis labios.

-Mimi-dijo al cabo de un momento antes de volver a besarme-Te quiero.

Y mientras Sora tomaba nuevamente mi boca, comenzó a moverse y sentí aquel tremendo bata entrar y salir, restregándose contra mi interior, llenándome y vaciándome con su presencia… Y al poco ella se levantó y se colocó mis piernas sobre sus rodillas… Me cogía cada vez más rápido, sentía la punta de su polla en mi ombligo… Ya estaba aullando de todo el placer que recibía… Nunca había pensando disfrutar tanto con un juguete…

Y cuando al cabo de un rato de larga y dura cogida, llegué a un delicioso y extraordinario orgasmo… Sólo pude quedarme quita, agotada y sudorosa, jadeante mientras Sora quedaba encima de mí, sin haber sacado aquel consolador de mi interior… Y no recuerdo más… Me quede dormida ahí mismo…

.

.

Unos cosquilleos me despertaron… En un primer momento no recordé dónde estaba… Pero pronto lo recordé. Estaba en el salón de casa, durmiendo, desnuda, en el sofá… Escuche algo de sonido que deduje venía de la cocina… Sería Sora, a la que no percibía cerca, pues Tai no había pasado la noche aquí, además de que hoy tenía un partido y debía haberse ido temprano…

Pero no pude pensar mucho tiempo en el ruido de la cocina… Los cosquilleos se repitieron, no habían sido imaginarios… Y estaban en mi entrepierna. Alcé la cabeza para mirar y, aunque todavía veía algo borrosa, distinguí algo colorido. Cuando me froté los ojos y me quité las legañas puede distinguir… A Biyomon y a Palmon…

-Pero, ¿qué hacéis?-les pregunté.

Ambas se saltaron de la sorpresa al verme despierta, cayendo al suelo.

-Perdona, Mimi-dijeron las dos a coro, haciendo una reverencia.

Su actitud casi me hizo gracia, pero yo quería saber porque habían estado fisgando donde no debían.

-Sí, pero, ¿qué hacíais?-volví a preguntar.

-Perdona, Mimi-respondió Palmon al rato, las dos estaban cabizbajas-Es que teníamos curiosidad por ver de cerca eso que llamáis “almejita”…

Yo, recordando la conversación que había espiado hacía unos días, lo entendía… Aunque tienen demasiada curiosidad, pensé… Pero no me enfadé.

-No creo que puedas enfadarte por eso Mimi-apareció Sora de repente, llevando dos tazas de café. Salvo por un delantal ella tampoco se había vestido-Es que tenemos unas compañeras muy curiosas-me tendió una taza, que yo acepté.

Quedé sentada y ella, quitándose el delantal se sentó también a mi lado… Era extraño estar así… Desayunando una taza de café, las dos desnuditas, y con nuestras compañeras digitales tan atentas como si esperasen que les diéramos algo…

-Y vosotras, curiosas, ¿habéis desayunado?-les pregunté. Lo cierto es que, aunque la idea de haber tenido a las dos observando, olfateando, tocando… No imaginaba realmente haciendo qué con mi coñito me daba cierta cosa… Sora tenía razón: No podía enfadarme.

-Les he hecho ya unas buenas tostadas para que coman-respondió Sora por ella-Pero no nos miran por eso si te lo estás preguntando, Mimi.

-¿No?

Las dos estaban algo cabizbajas.

-Es que ayer fuimos sin cuidado y nos vieron… Y por lo visto, les gusta mucho mirar. Están ahí por si lo volvemos a hacer.

No pude evitar reírme, sobre todo al recordar nuevamente la conversación.

-Pero tengo que hacer limpieza-dijo Sora levantándose y poniéndose de nuevo el delantal-Y luego tengo otros trabajos y que estudiar un poco-hizo una pausa y vació su taza de un único sorbo-Así que me temo que está mañana… No tendréis nada-dijo desapareciendo nuevamente en la cocina.

-Ya veis, lo siento, amigas-les dije. Lo cierto es que no me molestaba que mirasen… Pero la actitud de Sora si me causaba cierta curiosidad… Iba muy campante así, casi sin ropa, por la casa-Supongo que no esperamos a nadie-le dije, alzando la voz para que me escuchara y, al caer en la cuenta, comenzando yo misma a vestirme… Mi ropa todavía estaba allí.

-Pues no-me respondió ella desde la cocina-No creo que nadie nos visité esta mañana-volvió a entrar-¿Te has tomando el café?-me vio-¡Ah! Veo que tú por si acaso te vistes… Bueno, quizá Izzy podría venir, sí, pero no creo que necesites vestirte para recibirle… De hecho, puede que fuera mejor que no te vistieses en caso de que viniera.

-¿Por qué ver mis encantos le haría cambiar de idea si viniera a decirme que me deja?

-Pues algo así dice la leyenda de Helena de Troya, que cuando su marido legítimo, Menelao, ocupó la ciudad e iba a matarla, ella le enseñó las tetas y él la perdonó. Y eso tras diez años de larga guerra.

Eso me recordó algo… ¡La comida del sábado!

-Sora…

-¿Qué pasa Mimi?-de repente me miró preocupada por el tono en que la había llamado… Y es que al recordarlo me había quedado de piedra, sobresaltada…

-Le dije a mi madre que hoy, sábado, Izzy y yo cenaríamos con ella y con papá… Se me había olvidado… Y no va a ser posible.

-Bueno, Mimi,…, tú no te preocupes. Relájate y deja que las cosas sucedan. ¿De acuerdo?

-Sí, Sora…

Éste volvió a entrar en la cocina y pronto la oí trajinar… En ese momento, me acordé todavía de otra cosa. Biyomon y Palmon, que seguían ahí, habían pasado a murmurar junto a un rincón de la mesa… Hasta que se callaron cuando vieron que las observaba…

-¿De qué hablabais?-les pregunté en voz baja.

-De nada-respondieron ellas.

Pero yo me lo imaginaba… Y también recordaba otra cosa…

-Seguidme las dos un momento y llegaremos a un acuerdo provechoso-les dije, levantándome.

No estaba segura de que me fueran a seguir, pero lo hicieron y yo cerré la puerta detrás de mí. Yo no estaba seguro de la idea que en mi cabeza no acababa de tomar forma, pero mi curiosidad por saber lo que intuía era demasiado grande…

-Dime, Biyomon-comencé diciendo-¿Tú haces muchos viajes para Sora, no? Eso tengo entendido.

Ella me miró, con sus grandes ojos azules, desde los pies de la cama en los que se había sentado junto con Palmon.

-Bueno,…, sí-yo sabía que no mentiría, aunque tampoco querría delatar a su compañera-Algunas veces Sora me envía para dar mensajes… Como sé volar-dijo orgullosa.

-Y para hablar con los otros digimon, ¿no?… Ya que vosotros no usáis el teléfono ni Internet… Para hablar con los otros digimon de sus compañeros de cosas que éstos quizás… No sean muy conversadores-no terminaba de expresarme pero la idea quedaba clara.

-No sé, Mimi,…, yo sólo hago lo que Sora me pide, nunca nada malo-dijo.

-Hace poco fuiste a ver a Gomamon, ¿no? Sora me lo dijo

-Sí, así es-su respuesta fue menos ambigua, quizá porque le dije que Sora me lo había dicho.

En ese momento decidí que era la hora de arriesgar…

-También me dijo que fuiste a ver a Tentomon hace muy poco, ¿no?

Ella dudó un momento, pero finalmente contestó:

-Sí, así es. Ayer.

-¿Y de qué hablasteis?-le pregunté… Estaba ansiosa de saber qué sabía de Izzy.

Ella miró a Palmon un momento antes de volverse de nuevo hacía mí…

-Sora me dijo que no debería decírtelo si te lo preguntaba.

Vaya... Pero no llegué a caer en el desánimo cuando me fije en lo que había dicho con atención:

-Dijo que no “deberías” o que no “debías”.

-Lo primero.

-Entonces podrías…

-No sé…

-Tengo una idea-dije, sentándome en la cama entre ellas, poniéndomelas muy cerquita-¿Y si os hago yo un favor?

-¿Un favor?

-¿Tenéis curiosidad por nuestras “almejitas”, no?-les pregunté… Realmente no estaba segura de lo que iba a hacer, pero si sabía algo de Izzy… Yo necesitaba escucharlo.

-Sí-respondió tras un breve rato.

Yo decidí seguir apostando y, levantando las piernas, deslice mis braguitas y me las quite… Al dejar caer las piernas, las coloqué de manera que ellas quedaran rodeadas. Y entonces me subí las faldas para que mi “almejita” quedara a al vista. Ellas dudaron, pero se acercaron…

-¿Qué os parece? Podéis mirarla bien… y tocarla

-Se ve bonita-dijo Biyomon.

Palmon acercó un tembloroso tentáculo y me acarició la vulva suave, temerosamente…

-Es suave…-comentó.

-Dime, Biyomon-la hice acercarse y ella puso una de las puntas de sus alas en mi conchita-¿De qué hablaste con Tentomon?-yo la sujete para que no se retirase… ¡Oh! Palmon introdujo su tentáculo en mí… Era suave pero duro…

-¿Te he hecho daño?-me preguntó mi compañera.

-No-le contesté-Puedes seguir-le dije… Y vaya si lo hice, poco a poco, pero fue penetrando en mi interior… Biyomon se veía más cortada-¿Tú no metes tu garrita?

-Pues…

Yo se la cogí y me la introduje, con cuidado para no hacerme daño… Sentirlas a las dos, introduciéndose así de esa manera… Era muy morboso… Pero no podía permitirme perder la cabeza… Todo esto lo hacía a cambio de unas respuestas… Bueno, en teoría ese era mi plan.

-¿Qué me dices, Biyomon?-dije, contendiendo los suspiros de placer que ambas me proporcionaban al ir introduciéndose en mí… Sobre todo Palmon… Su tentáculo iba cada vez más adentro, más grueso y largo que cualquier polla y más flexible… Iba adaptándose fabulosamente a mi cavidad y me llenaba… Pero debía concentrarme…

-Sora quería saber cómo estaba Izzy… Ella me contó que por lo que ella y tú hacíais a veces Izzy estaba un poco disgustado… Que no terminaba de asumir que no era el único con el que jugabas…-dejo de hablar… Estaba claro que se sentía cohibida.

A mi me costaba cada vez más controlarme ante el placer que, sobre todo Palmon, me estaban dando…

-Se siente calentito-comentó entonces ésta-Me gusta mucho.

-Y a mí, Palmon,…, no puedes saber cuánto-le dije, animándola a que siguiera penetrándome-¡Oh, Palmon!-se me escapó.

-¿Te hago daño?-preguntó otra vez, preocupada.

-Al contrario, Palmon-dije, permitiéndome finalmente gemir-¡Oh!... ¡Sí!...

Intentaba mantenerme concentrada, pero cada vez me era más difícil.

-Muy bien, Palmon-le dije-Saca y mételo-le expliqué, cosa que ella puso en práctica de inmediato para mi también pronta satisfacción… ¡Oh! Era como el pene más grueso que pudiera imaginar, saliendo y entrando, llegando a mis más profundas cavidades…-Biyomon…-intentaba poder hablar a pesar del placer que ya me hacía estremecerme-¿Qué te contó Tentomon?-decidí pasar a la pregunta más importante por sí no podía volver a hacer ninguna.

-Pues…-ella dudaba…Yo entonces cogí las otras dos “puntas” de su ala derecha y sin más me los metí en mi coñito-Sólo me dijo que Izzy estaba muy indeciso y que se le veía muy preocupado… Poco más…

Yo no pude oír más… Me caí, tumbada sobre la cama, estremeciéndome de placer ante el juego de movimientos, rápidos y fuertes, con que el tentáculo de Palmon me estaba llevando al séptimo cielo…

-Sí, sí-intentaba no gritar por no alertar a Sora-No pares, Palmon…

-Me gusta mucho-repitió ésta-No me extraña que a los chicos les gusté meter sus tentáculos también en estos hoyitos.

-Sí-asintió Biyomon.

Dijeron algo más pero yo, dominada por un tremendo éxtasis que me dominaba, con vibraciones de placer que brotaban desde mi conchita, que Palmon poseía cada vez con más rapidez, y con el mismo morbo exquisito de que fuera mi compañera digital, en la que nunca había pensando para esto, la que me iba a hacer acabar…

Entonces noté otro tenáculo… Pero entre mis nalgas… Pero no dije nada…

-¡Sí, sí!-decía, excitada a su modo, Biyomon-Por ahí también, Palmon.

Yo no me atreví a intentar detenerla y, al punto, note un segundo tentáculo presionando mi culito… Apreté los dientes para no expresar el dolor que noté cuando entró en mí… Tan grueso y duro como el otro, llenándome por completo, abriéndome a su paso… Me apretaba mis paredes internas con más fuerza que cualquier polla que había sentido… Ahora dos tentáculos me penetraban por el coñito y el culito…

-Y la boquita, Palmon, si quieres hacerlo bien del todo-escuché que le decía Biyomon…

Yo no entendí bien a qué se refería, pero entonces… ¡Un tercer tentáculo! Lo sentí, suave, no pegajoso como habría esperado, pasar deslizándose sobre mi vestido… Y llegar a mi cara… Biyomon vino hacia mi cabeza y guió el tentáculo de Palmon… Sí, hasta mi boquita. Apenas la abrí para decir algo y ella me la introdujo…

Su punta era gorda, casi como un glande muy hinchado… Su sabor no era desagradable… De hecho me recordaba a la lechuga… Era como si le estuviera haciendo una felación a un tío hecho de vegetales… Estaba súper excitada. Tenía tres tentáculos, tres tentáculos como tres grandes pollas, en mis tres agujeritos… Entraban y salían cada vez más deprisa, llenándome y haciéndome gozar…

Y así no pude aguantar mucho y, por suerte silenciada, llegué a uno de los más morbosos orgasmos que podía recordar… Mi cuerpo se estremecía y notaba mis jugos brotar de mi conchita, por las rendijas que le dejaba el gran “falo” particular de Palmon… Ellas mismas, a pesar de su inexperiencia, debían ver que habían terminado, pues Palmon se retiró de todos mis orificios, dejándolos expuestos al aire. Yo quede un rato jadeante sobre la cama…

-¿Estás bien, Mimi?-me preguntó Palmon, acercándose.

-Mejor de lo que he estado nunca-respondí.