Cuatro Corazones (Capítulo 6)
La confesión de Mimi
Capítulo 6
La espera en el aeropuerto fue extraordinariamente desesperante.
En parte era culpa mía. Había ido con demasiado tiempo de antelación… Estuve más de media hora dando vueltas en la terminal, bueno, realmente sentándome y andando a ratos… Pensando en como debía decirle a Izzy mi gran secreto. Sora tenía razón, seguir retrasando el momento sólo lo haría peor cuando llegara. Y tarde o temprano debía llegar. Era inevitable…
Desde luego, me dije, un aeropuerto no era el lugar indicado… Necesitaríamos intimidad… La habitación de un hotel de tercera categoría no era el ambiente idóneo… Pero era lo mejor que teníamos a mano…
Y también estaba lo de mi abuela. Mi padre estaba en el hospital. Yo le había acompañado por la mañana. No había habido novedades pero, cuando me marché, mi padre prometió llamarme si algo cambiaba… El teléfono había permanecido en el más absoluto de los silencios.
Hice repaso de todos mis problemas… Sora siempre me recomendaba que fuera de uno en uno, y tenía razón porque, cuando los contemplaba todos juntos parecía un caos irresoluble… Sentía una impotencia terrible. Intenté pensar como ella me decía… Estaba el secreto de mi relación con Sora… Ahora se lo diría a Izzy… ¿Él como reaccionaría? ¿Me dejaría, lo aceptaría? Yo debía respetar su decisión… No podía hacer otra cosa: él tenía derecho a ella. Sora, Tai y yo habíamos decidido ya. Él era el único que faltaba. En cuánto a lo de mi abuela y a lo del mundo digimon… Eran cosas sobre las que, al menos en esos momentos, yo no tenía potestad ninguna. Sólo quedaba esperar. Sora no me había llamado, aun cuando Tai debería, por lo que me dijo, haber vuelto ya.
Y lo de mi carrera. Había borrado doce llamadas perdidas de Takeshi… Lo cierto es que le debía al menos una explicación. En cuánto a lo la prueba para la película… Había sido una gran oportunidad, pero no sé por qué en ese momento me sentía muy tranquila respecto a eso… Y no quería pensar demasiado ahora en ello. No me hacían falta más preocupaciones.
Finalmente, por las voces de la megafonía se anunció la llegada de su vuelo desde Tokio. El momento se acercaba. Ya había decidido que lo mejor era contárselo cuánto antes mejor…
Los pasajeros del avión recién aterrizado empezaron, minutos después, a recorrer la terminal, recogiendo sus equipajes y demás. Y entonces le vi. Llevaba una simple maleta de viaje y vestía con uno de sus típicos trajes verde oliva… Estaba muy guapo, así, tan elegante, pensé.
-¡Izzy!-le llamé mientras me acercaba, para atraer su atención.
Entonces, él se giró y me vio. Sonrió haciéndome un gesto con la mano y dirigiéndose también hacia mí. Al alcanzarnos nos fundimos en un abrazo y en un beso. Profundo pero breve. A él no le gustaba atraer demasiado la atención… Y lo cierto es que yo tampoco. Llevaba unas gafas de sol y uno de mis encantadores sombreros. No es que fuera una gran estrella mundialmente reconocida, pero a veces si me paraban por la calle o en sitios muy concurridos. Hoy no quería llamar la atención de nadie.
-¿Cómo está tu abuela?-me preguntó cuando empezamos a caminar.
-Sigue inconsciente-le respondí-Mi padre está en el hospital.
-¿Vamos allí?
-No. Iremos al hotel… Izzy…Hay una cosa que no puedo retrasar más. Tú y yo tenemos que hablar-la explique. Él me miró, extrañado-Es una cosa importante que tengo que contarte…
-Claro, Mimi, lo que tú digas-asintió.
-Dime, Izzy, ¿hay noticias de Tai?-pregunté al acordarme y para que no se creará un tenso silencio por el camino-Ayer hablé con Sora y me dijo que había ido al mundo digimon y que esperaba que volviera pronto.
-¡Ah, sí! Casi se me olvida… En efecto, Tai regresó ayer casi a medianoche. Investigó los lugares que Gennai y mi rastreo habían marcado como sospechosos,…, y había algo, en efecto,…, según describió Tai era como una… “brecha” en el espacio,…, como una puerta a otro mundo o dimensión. Ese debe ser el problema que Gennai y yo detectamos.
-¿Y qué puede ser esa “brecha”? ¿Es algo malo?-pregunté.
-Sinceramente no tengo ahora mismo ninguna idea de lo que puede ser eso-contestó-Hacen falta más análisis… Y debería verlo en persona. En cualquier caso, ya se lo hemos dicho a todos los demás. Tai ha considerado que ya era conveniente.
-¿Qué vamos a hacer?
-Todavía no hemos tenido tiempo de pensar un plan… Claro que en realidad no sabemos si realmente hay que hacer algo… Necesitamos información. Este sábado tendré que ir yo también a ver por mí mismo que es esa “brecha”. Entonces quizá puede determinar algo-hubo un breve momento de silencio. Él parecía pensativo-¿Tenemos que tomar un taxi, no?-dijo al salir del aeropuerto.
-Sí, es lo mejor.
Aunque por suerte la distancia no era mucha y en ese momento tuvimos fortuna con el escaso tráfico que había. Apenas cinco minutos tardó el taxi en recorrer la distancia y en dejarnos justo frente al hotel. Bajamos por la calle de enfrente, junto al parque. En ese momento cambié mi idea original y, dirigiéndome hacia éste, le hice una señal a Izzy para que me siguiera. Por suerte, tampoco allí había mucha gente, de hecho, no se veía a nadie…Al internarnos por los caminos, los árboles y las plantas crecían, exuberantes y por todas partes… No me fue difícil encontrar un lugar retirado y con intimidad. Un banco de piedra en un pequeño camino rodeado de altos setos… Allí estaríamos tranquilos…
No sentamos en aquel banco. El lugar era agradable. El sol del mediodía calentaba pero no molestaba y el aroma de las flores llenaba el aire. Permanecimos un momento en silencio… Pero sabía que eso no podía eternizarse. Tarde o temprano tendía que decírselo. Ya le había dicho que había algo importante. No podía echarme atrás ahora.
-Izzy-empecé, estaba nerviosa, buscando las palabras-Hay una cosa muy importante que tienes que saber. Deberías haberla sabido hace días,…, cuando empezamos a salir, en el mismo momento, de hecho, en que nos confesamos nuestros sentimientos… Pero no me atreví a decírtelo entonces… Estos días, de hecho, he tenido muchas dudas…
-Tranquila, Mimi-me cogió las manos-Puedes confiar en mí: Te quiero y nada más me importa ahora mismo. No sé que es eso que tanto te preocupa, pero estoy seguro de que podremos superarlo juntos o vivir con ello.
Su voz sonaba segura. Me sentí un poco mejor, sólo un poco… Pero no sabía cuanto de firmes serían esas palabras cuando escuchasen mi confesión. Me costó una eternidad empezar a hablar,…, miles de fórmulas fueron propuestas en mi mente y desechadas al segundo,…, me encontraba como bloqueada por un muro, intentando en vano empujar para avanzar… ¡Dios! No recordaba haberme enfrentado nunca a una indecisión así…
Sus manos acariciaban las mías. En un momento, subieron y retiraron mis gafas de sol.
-Mimi, mírame-me dijo-A los ojos.
Yo lo hice. Él estaba sereno, tranquilo.
-Venga, dímelo. Vamos, no puede ser tan malo.
A pesar de todo sonreía… Recordaba muy bien como yo misma había pronunciado esas palabras hacia precisamente una semana… Y fue el día en que él se declaró. El día en que yo tendría que haberle contado lo de mi relación con Sora… En aquella ocasión me entregue a él,…, para luego salir corriendo…
De repente, sus manos acariciaron mis mejillas, suave, dulcemente se fue acercando y me besó. Yo pensé que debería resistirme… Pensé que no podía ser sinceramente suya hasta que él no supiera que también era de Sora… Pensé que en cierta forma estaba siendo injusta… Lo cierto es que, en aquellos pocos segundos en que él comenzó a besarme pensé en muchas cosas. Pensé, pero no hice nada. Solamente sentir sus manos en mis caderas, sus labios contra los míos, su lengua poseyendo mi boca…
-Realmente no sé si es malo-pude musitar cuando dejo de besarme…
-No puede serlo si tiene que ver contigo-respondió él, comenzando a lamerme el cuello mientras sus manos se metían ya por debajo de mi blusa… Acariciaban lentamente mi piel-Ayer me asusté cuando durante un momento no supe que había sido de ti… Y ahora no puedo despegarme… Quisiera estar junto a ti cada segundo de mi vida.
Él se fue posicionando sobre mí mientras yo, sin fuerzas para hacer nada, solamente pude ceder. Cuando me quise dar cuenta, estaba acostada sobre el banco mientras él, colocado sobre mí, me besaba mi cuello mientras los botones de mi blusa fueron cediendo ante la habilidad de sus dedos… Sólo al pensar que nos podía ver cualquiera que pasara por ahí en ese momento me permitió decir:
-Izzy, Izzy,…, aquí no podemos…
-Ya no puedo detenerme-dijo-A mí también me preocupa que nos pillen-me confeso-Pero no tengo tiempo para precauciones… Solamente puedo pensar en que necesito hacerte el amor ya mismo. Me da igual lo que pase.
Oírle terminó de excitarme… Y el hecho de que nos pudieran espiar… No me gustaba en principio, pero conforme fue recorriendo él con su lengua mi vientre desnudo y liberó mis pechos del sujetador para lamerlos y besarlos, el morbo fue poseyéndome y ya no me importaron ni todos los mirones del mundo… Ni siquiera mi confesión me importo ya… Solamente Izzy llenaba mi mente, Izzy desnudándome, Izzy lamiéndome, Izzy follándome…
Él siguió descendiendo y, tras jugar un rato en mi ombligo, pasó a subirme los pliegues de la minifalda rosa que me había puesto y, con mano ágil, me quitó las braguitas que llevaba. Lo hizo lentamente, sabiendo lo morboso y excitante que consideraba notar aquella tela bajar por mis piernas, exponiendo mi interior al asalto de mi amante… Un asalto que deseaba que se produjera muy pronto…
Pero él me hizo esperar…Su lengua, iniciando su viaje casi por mis tobillos, se demoro lenta, demasiado lenta para mis ansias, recorriendo mis piernas, subiendo hasta mis rodillas, por mis muslos… Saboreaba mi piel como un manjar… Pero yo ya me moría de ganas de que fuera a por el plato principal.
Finalmente, llegó a su destino. Yo, abriéndome plenamente de piernas para él, deje claro cual era mi deseo. Él se colocó entre ellas y, acercándose lentamente se introdujo por fin… Primero note sus labios en un suave beso a mi hinchadita vulva, luego los note rodeando mi monte de Venus al tiempo que sus dedos recorrieron mi rajita, suavemente por la superficie… Él solía empezar así muchas veces… Con suavidad antes de entrar con más fuerza. Y en esta ocasión parecía regodearse en cada paso…
Su lengua apareció por fin, al principio en una rápida lamida, como la que se le daría a un helado muy frío. Luego otra y otra y otra… Cada vez recorriendo más lentamente la carne, cada vez profundizando más entre mis pliegues, empezando en las últimas a profundizar en mi cueva con ella… Uno de sus dedos, húmedo, apareció al tiempo en mi culito, entrando en un solo movimiento mientras su boquita no dejaba de trabajar en mi coñito.
Tuve que taparme la boca con las dos manos para ahogar el sonido de mis incipientes gemidos… Él empezó a succionar fuertemente mi clítoris mientras sus dedos se fueron introduciendo en mi coñito. Por el otro lado, para cuando quise darme cuenta, eran ya tres los dedos que exploraban los inicios de mi recto…
Y entonces noté una gran presión y sentí mis carnes abrirse repentina y bruscamente… Cuando miré, me quede asombrada… ¡Me estaba metiendo la mano por completo! Prácticamente su muñeca aparecía brotando de mi dilatada almejita… Miles eran las sensaciones que me llenaban de repente, llevándome a niveles increíblemente altos de placer… Note sus dedos moviéndose dentro de mí, palpando mis entrañas mientras los de su otra mano entraban y salían cada vez más rápidamente de mi culito.
La escena era del todo excitante y no podía ya con todo el morbo que se acumulaba… Sobre el banco de un parque en donde cualquier podía sorprendernos en cualquier momento, yo estaba tumbada, con la blusa abierta y el sujetador apartado dejando libres mis pechos, mi falda estaba subida y mis braguitas tiradas por el suelo mientras Izzy me metía tres dedos en el culito y toda su mano en mi conchita…
-¡Oh, Mimi!-dijo-Cuanto me faltaste ayer… Que ganas tenía de volver a tenerte…
-Sí, Izzy-asentí… Por un momento fui a añadir “Soy tuya”, pero recordando lo que todavía tenía pendiente decirle no me pareció adecuado, sólo le dije-Hazme lo que quieras, mi amor.
Y no pude decir más… De hecho, tuve que volver a taparme la boca… A fin de contener un aullido de placer cuando finalmente sus manos me hicieron llegar a un tremendo orgasmo…
Quede tendida, rendida un momento, jadeando, mientras él seguía abajo, disfrutando en su lengua de los frutos de su esfuerzo.
Al poco se puso en pie y quedo sobre el banco, con las piernas rodeándolo fue avanzando, pasando sobre mí, hasta quedar sobre mi cuello. El banco era pequeño, pero lo suficiente alto como para que no quedara muy por encima de mí estando tumbada. Mientras el volvía a acariciar mis mejillas yo con las mías le desabroche la cremallera del pantalón y, buscando entre la tela, no tarde en sacar al exterior su endurecido miembro… Estaba muy alto para llegar con la cabeza, pero comencé, primero suavemente, a masturbarle… Él cerró los ojos y, como yo, contuvo sus primeros gemidos de placer al sentir mi mano acariciándole su dura polla. Estuve un rato así, bajando y subiendo aquella fina piel alrededor de aquel tan varonil músculo cuando él se agachó.
Aparte mis manos y dejé que fuera la suya la que hiciera inclinarse aquel terrible mástil. De apuntar hacia arriba paso a dirigir, cual perforadora, la punta abajo, lista para entrar donde hiciera falta. Y mi boquita estaba lista para recibirla…
Sentí su glande, ya con algunas gotas, entrar, carnoso y suave entre mis labios. Mi lengua empezó a darle saliva y a disfrutar de él, pero tuvo que apartarse cuando Izzy siguió bajando, hasta introducirme la mayor parte de su rico pene en la boca… La sentía totalmente llena…
Subiendo y bajando de ese modo me comenzó a coger la boquita… Yo disfrutaba con su táctica, lamiendo ese largo mástil y sobre todo gozando se esa cabecita cuando pasaba por mis labios…
Pero en esa posición no me encontraba lo bastante cómoda. Quería disfrutar de esa pollita al máximo:
-Izzy, déjame comértela bien-le dije en uno de los momentos en que la sacó.
Entonces él fue hacia atrás y se sentó en el banco, con las piernas rodeándolo como si estuviera sentado en una silla de montar y su pene firme, apuntando hacia el cielo, brillando por la saliva que le cubría. Yo me levanté y me tumbe boca abajo, quedando mis piernas colocadas de rodillas en el suelo y mi vientre sobre la piedra. Apollada sobre los antebrazos pude alcanzar con mi mano derecha su falo para dirigirlo a mi hambrienta boquita…
Mis labios rodearon de nuevo su glande, succionándolo durante un buen rato mientras mi lengua jugaba en su punta y se introducía por su agujerito. Luego pase a metérmela toda, hasta la garganta,…, me encantaba esa sensación de que no me cabía nada más. A veces hasta respirar me costaba.
Pase a lamer el tronco y a intercalar mis lamidas con besos y con chupadas en que me introducía hasta la mitad de verga en mi boca, jugando con mi lengua alrededor… Él mientras me sujetaba el pelo para que no me estorbase mientras gemía suavemente…
-¡Oh, Mimi!... ¡Dios! Como sabes chuparla…
Yo iba a seguir, pero él me hizo levantarme cogiéndome por los antebrazos, y me atrajo hacia sí de un tirón. Quedamos juntos, yo de pie y él sentado y entonces sus manos me hicieron descender… Yo, sabiendo lo que quería, cogí su pollita cuando estuvo a mi alcance para dirigirla bien hacia mi coñito…
Gracias a su mano mi vagina estaba muy abierta y su verga no tuvo dificultad para entrar en mí a voluntad. Me agaché hasta que tenía su gorda polla toda clavada en mí, con sus testículos chocando contra mis labios vaginales. Estuvimos un rato así, quietos. Yo sintiéndome llena, poseída… Tremendamente excitada de ser follada ahí, sobre aquel duro banco de piedra entre el aroma de las flores, la sombra de los árboles y, quizá, escondida entre los setos u oculta por alguna esquina, la atenta observación de un mirón… La idea ya no sólo no me importaba sino que me excitaba…
Y entonces comencé, apurada por él, a cabalgarle. Saltaba y botaba sobre su erecto miembro, sintiendo su polla salir y entrar en mi coñito, llenando y vaciándome,…, nos besamos, llevados por la pasión y para amortiguar el uno al otro la expresión del placer, los gemidos, jadeos y aullidos que nuestro amor nos amenazaba con arrancarnos de un momento a otro… Sus manos habían ido mientras a mis tetas y las masajeaban suavemente, pellizcándome al tiempo los pezones… Y mientras no dejábamos de besarnos. Pensé que si lo hacíamos, gritaría tan fuerte por el placer que estaba sintiendo que medio Japón nos oiría…
De repente, me note caer y al segundo estaba contra el banco, él encima, sin dejar de besarme, pasó a follarme con tremenda fuerza. Era increíble. Nunca nadie me había follado tan bestialmente, ni Matt en sus momentos más bestias… Su polla salía y entraba rápidamente, devastando mi coñito a su paso, dándome duro, ¡oh!,…, ahora si que gozaba como nunca lo había hecho,…, seguíamos besándonos, nuestras lenguas pugnando en nuestras bocas, notaba sus brazos firmemente agarrados al banco para apoyarse en sus salvajes embestidas… Mis piernas caían, totalmente abiertas alrededor del banco mientras él me poseía… Y así llegué a un nuevo y más demoledor orgasmo…
Y él, entonces, salió de mí y nuevamente paso por encima hasta mi cuello, donde, volviéndose a agachar, me metió su caliente pollita en mi boca. Cuando nuevamente la note, llenándomela, sentí el sabor de mis propios jugos en ella, pero no tuve tiempo de pensar en eso… Al poco de comenzar a chupar, él eyaculó con fuerza, brotando gran cantidad de su rica leche en espesos y gelatinosos borbotones… Tardó poco en llenarme la boca, y aunque yo tragaba todo lo que podía, varios hilillos brotaron de mis labios…
Después, cuando la sacó, terminé de tomarme todo el semen de mi boca antes de limpiarme la barbilla y la de su ya debilitado miembro… Entonces nos recompusimos la ropa lo más rápidamente posible, una vez pasado el calentón y el morbo… Pero por suerte, parecía que no nos había visto nadie.
Y entonces lo recordé. Recordé que tenía que hacer, que tenía que decirle… Decidí que no podía esperar un segundo más.
-Izzy-dije-Lo que tengo que decirte no puede esperar más-afirmé, aunque era más por mí misma que por él.
-Claro, Mimi-dijo él-Perdona-sonrío con picardía-Te he interrumpido antes.
Pero yo no le devolví la sonrisa. Quería que supiera que era una cosa sería. Él pareció entender mi gesto.
-Te escucho-dijo, ya serio.
-Cuanto te conté las razones por las que me fui aquel jueves, todas las dudas por nuestros sentimientos, el problema de la oferta americana,…, no te conté la razón más importante que hizo dudar. Lo que de verdad me ha provocado dudas y malestar en los últimos días… Es una parte importante de mi vida, una parte que hasta ahora sólo hemos conocido las tres personas implicadas… Pero si de verdad somos pareja, debes saberlo. Es una cosa tan íntima que ninguno de nuestros amigos, ni mis padres siquiera, lo saben.
Él me escuchaba cada vez con mayor atención. Y, aunque deje un momento de silencio, buscando las palabras más adecuadas para revelarle por fin lo de mi relación especial con Sora, él no me interrumpió. Yo casi hubiera deseado que hubiera preguntado: “Bueno, ¿qué?” o “¿Qué es?” Pero se quedó en silencio. Finalmente, pensé, los rodeos no tenían más sentido y lo mejor era ser clara y directa.
-Amo a Sora.
Por fin. Por fin tras varios días pude respirar auténticamente tranquila. Aquellas tres palabras requerían muchos matices, muchas explicaciones y puede que una larga historia. Pero por encima de todo eso era una gran verdad. Una gran verdad que finalmente había logrado decir.
Él se había quedado claramente perplejo.
-¿Qué amas a Sora?... Perdona. No lo entiendo. ¿Qué quieres decir que la amas?
-Verás, Izzy. Tengo que explicártelo bien.
Ahora que por fin se lo había dicho, por fin las palabras, cuando ya no había nada que ocultar, parecían brotar con cristalina claridad de mi mente.
-Empezó esto hace unos años… En un tiempo en que ambas estábamos todavía solteras. Fue el año en que Tai y Sora estuvieron distantes y en que Matt se olvidó también de mí. Durante ese tiempo, al principio, estuvimos en contactos con otros chicos, pero cada vez empezamos a quedarnos solas en casa… A pasar mucho tiempo juntas… Al principio no era más que amistad y diversión. Desde siempre habíamos sido buenas amigas y, sobre todo al irnos a vivir juntas, todo había mejorado. Y no es que seamos lesbianas, pero los sentimientos que empezamos a sentir la una por la otra… Era más que amistad… Y un día, un día hicimos un pacto, el pacto de que ningún chico, por mucho que estuviéramos enamoradas, nos separaría. Esa fue la primera noche en que nuestra “relación especial”, como la solemos llamar, llego a su culmen. Aquella noche fue la primera en que hicimos el amor…
Él me escuchaba, atento a cada una de mis palabras. Sin hacer preguntas pero claramente con muchas dudas. Yo seguí contando la historia.
-Y entonces, Sora y Tai se hicieron novios. Yo en ese momento dude de si seguiríamos o no con nuestra “relación especial”. Ella me aseguró que sí. Habló con Tai y, no sé como lo hizo, le contó lo nuestro y, siempre según ella, puesto que yo nunca he hablado con Tai de esto, él lo aceptó. Lo aceptó sencillamente. Tai sabe que Sora tiene esa relación especial conmigo, que somos más que amigas y que lo hacemos…, pero lo aceptó. Me gustaría saber cómo le habló ella… Seguro que mucho mejor que yo a ti… Y es que, cuando empezamos a salir nosotros dos, las mismas dudas que entonces, pero peores, volvieron…
Interrumpí un momento mi relato… No estaba segura de estar explicándome bien. Mi discurso me parecía desordenado, no bien expresado… Y además quería darle la oportunidad de interrumpirme, de preguntar… Contestar a preguntas breves hubiera sido mejor que soltar discursos…
-Izzy… Yo amo a Sora, como te he dicho. Pero también estoy enamorada de ti. Te amo y ocupas un lugar muy importante en mi corazón. Pero Sora también… Te lo he ocultado ya durante lo que me parece demasiado tiempo a pesar de que deberías haberlo sabido antes de nada… Antes de haberme entregado a ti hace ya una semana por primera vez… He sido egoísta y cobarde. Temí perderte si te contaba lo de Sora, pero también temía perderla a ella. No puedo elegir. Os amo a los dos y quiero seguir con los dos… Tú eres mi novio y te amo… Y Sora es mi más especial amiga y la amo también… Quiero que sigamos así… Pero no podía ser a costa de tu ignorancia. Sería engañarte… Y eso me dolía mucho… Sé que ahora podrías dejarme y no te podría culpar… Pero seguir más allá de hoy con esta doble relación oculta, con la mentira… ¿Cómo podría decirme tuya realmente ocultándote algo tan importante de mi corazón? Es imposible. Ahora, es tu turno de decidir. Pero debes saberlo antes que nada: No podría dejar a Sora aunque me lo pidieras, igual que no podría dejarte a ti si ella lo hiciera. Acéptame sabiendo toda la verdad, que me aceptas al tiempo que asumes que Sora es mi amante, o recházame por completo. No hay otra opción. Siento tener que decirlo así, Izzy.
Él quedo cabizbajo. Aquella revelación parecía haberle afectado realmente bastante.
-Izzy-le llamé al cabo de un muy largo rato-Por favor, háblame-le pedí, casi al borde la desesperación por su silencio.
-Sora y tú…-le oí murmurar-Nunca lo habría imaginado…
-¿Izzy?
-Y Tai dices que lo sabe…
-Creo que lo sabe-asentí-Según lo que me contó Sora y yo confío en ella. Yo nunca me he atrevido a preguntarle a él, claro.
-Y… Después de que fuéramos novios… “oficialmente” por decirlo de alguna manera… Tú y ella habéis… ¿Habéis actuado como algo más que amigas?
-Sí-en ese momento mentir era lo último que se me ocurría-El lunes… Antes de que tú llegarás para decirme que no podrías salir… Ella y yo estábamos hablando… Y nos dejamos llevar… Cuando llamaste a la puerta estábamos todavía desnudas en la cama…
-Por eso cuando me abriste la puerta estabas tan desarreglada…
-Sí. Y me sentí un poco mal… Sea por lo que sea, te he engañado… Y me duele porque te quiero…
-¿Alguna vez más?
-No-le dije… Lo del teléfono, con la llamada erótica de Sora la noche anterior, decidí no tenerlo en cuenta… Y en ese momento decidí cambiar de idea e inventar un poco… Pensé que hacerlo sería mejor que perderle-Le dije que hasta que lo supieras sería mejor no seguir… Pero no encontraba las palabras,…, y estaba el estrés por lo de la prueba, lo del mundo digimon, mi abuela internada en el hospital…
Él siguió callado un rato más. Pensando… Me hubiera gustado poder leer las mentes para saber que pasaba por la suya… Finalmente, se levantó y, mirándome, me dijo:
-Mimi-dijo, tragando saliva antes de continuar-Yo te amo. Estoy enamorado de ti, pero…, lo que me has contado,…, no me parece que sea malo. Yo entiendo tus sentimientos,…, pero es que has roto mis esquemas… Sabía que había cosas así pero nunca las había conocido y, de repente, me ha saltado encima… Necesito un momento para asumirlo… Pensar.
Su respuesta me dolió. Pero no podía dejar de comprenderle. Izzy, siempre tan conservador, seguro que nunca se hubiera podido imaginar lo que le había contado. Si le hubiera contado que era con Tai, con Matt o con otro chico mi relación, quizás le habría dejado más perplejo… Que amara a dos chicos quizás podría entenderlo más fácilmente… ¿Pero que le amara a él como novio al tiempo que tenía una amistad especial con Sora? Eso debía ser más difícil para él.
En cualquier caso, no pude ni quise negarme. Simplemente dije:
-Esperaré tu respuesta, Izzy-asentí, triste.